Mi primer novio, parte V

- ¿Vas a dejar que me folle tu novio? - Claro que si, solo vas a ser un agujero. Yo para él soy su novia pero tu solo serás una perrita con unas tetas preciosas a la que hacer de todo. ¿Dejarás que te folle? - Si, lo que queráis.

El lunes fui a trabajar como cualquier día. Después de comer fui un rato al gimnasio y volví a casa, me habían recomendado una serie los compañeros de trabajo y quería verla tranquila. La verdad es que me gustó bastante y me vi 3 episodios casi del tirón. Serían casi las 9 cuando me llamo Cesar.

  • ¿Qué tal guapísima?

  • Hola guapo. Estoy aquí en el sofá viendo la TV.

  • ¿Descansando después del fin de semana?

  • Si, jajaja, casi acabas conmigo.

  • Me alegro que te gustara. Me encanta verte disfrutar peque y sacar la zorrita que llevas dentro. Hace tiempo que no te saco fotos, quiero ampliar mi colección.

  • Puedes sacarme las que quieras, si son para ti me encanta que las tengas.

  • Esta noche si te apetece puedes masturbarte, piensa en que yo también lo estaré haciendo viendo fotos tuyas.

  • Lo haré pensando en como me follas.

  • Ok, ya tengo ganas de que llegue el fin de semana para follarme ese coñito y ese culo que tienes.

  • Te están echando de menos.

  • Me encanta que seas así peque. Te dejo que voy a cenar, un besazo.

  • Otro para ti.

Deje de ver la TV, las chicas ya estaban dando vueltas por el piso. Cenamos y después de hablar un rato con las chicas en el salón, me acosté.

Al rato Cesar me envió unas cuantas fotos de mi cuerpo cubierto por su leche, y otra en la que podía ver su verga en todo su esplendor. Me masturbé viendo esas fotos y recordando el fin de semana que me las hizo, y me dormí relajada y exhausta.

El martes después de currar me preparé para ir a la playa. Me había gustado mucho la serie pero me apetecía relajarme un poco tomando el sol y un buen baño. 3 chicos que se pusieron cerca de mi se presentaron y empezaron a hablarme, ya estaban llegando los primeros grupos de turistas a Gandía.. Sin Cesar cerca no me apetecía tontear con ellos, me gustaba hacerlo sabiendo que Cesar se estaba calentando, si no era así perdía la gracia, así que no les hice mucho caso más allá de no intentar ser desagradable. Después de un rato me despedí y me fui para casa. Había empezado a tener algo de regla, pero al tomar la píldora en un par de día me desapareció.

Me llamó mi madre y me dijo que llevaba mucho sin ir a visitarles. Ella no lo sabía pero el motivo era Cesar, desde que empecé a quedar con él los fines de semana deje de ir al pueblo pero no quería decirles que tenía novio para que no empezaran a enredar y les ponía como disculpa el trabajo y que quedaba con mis amigos. De todas formas tuve que prometerla que el día siguiente iría a verles, así que el miércoles fui a trabajar con mi coche, era muy antiguo e intentaba usarlo lo mínimo, y al salí del trabajo fui directa a casa de mis padres. Pase la tarde con ellos y con mi hermana a la que hacía tiempo que no veía. Me interrogaron por mi vida en Gandía y yo como siempre les daba las mínimas explicaciones posibles. Después de cenar volví a casa, entre el trabajo y el trayecto de coche, estaba bastante cansada..

El jueves por la noche Cesar me volvió a llamar mientras veía la TV con mis compañeras.

  • Hola princesa, ¿qué haces?

  • Viendo la TV con las chicas, espera que voy a la habitación -me despedí de las chicas y fui a la habitación - ¿Qué tal la semana?

  • Cansado, con tanto calor se hace más difícil conducir todo el día.

  • El sábado te prepararé una ducha relajante.

  • Este fin de semana no podré ir - el mundo se me vino abajo.

  • ¿Qué? ¿por qué?

  • Mis padres llegan mañana de pasar unos días con mis tíos y quieren que pasemos el fin de semana juntos. También vendrán mis primos que hace tiempo que no vemos y quieren organizar una cena el sábado todos juntos. No puedo decir que no, y mira que me gustaría.

  • Necesito verte, no puedo estar 2 semanas enteras sin ti.

  • La semana que viene me escaparé un día e iré un día entre semana, pero sábado y domingo es imposible.

  • Me va a dar algo.

  • Yo también te hecho mucho de menos. Mi madre me ha dicho que te invite pero son algo tradicionales y no nos dejarían dormir juntos, y lo iba a pasar todavía peor. Aprovecha para salir con tus amigos, lo siento mucho.

  • ¿Y no te podrás escapar un rato? No voy a aguantar.

  • Es imposible, intentaré ir el lunes, ¿vale?

  • Me va a dar algo, pero bueno.

  • Ya lo sé guapa. Intenta pasarlo bien y tantear a Ana. Un beso peque, descansa.

  • Un beso.

Me moría de ganas de verle y de que me follara, no sabía como iba a aguantar todo el fin de semana sin estar con él. Me acosté y me dormí muy triste y sin saber que haría sábado y domingo, no me apetecía nada volver a ir a ver a mis padres.

El viernes después de salir de trabajar fui a casa a comer y preparar las cosas para ir a la playa. Me encantaba relajarme mientras el sol ponía mi piel tostada. Me sonó el teléfono, era Maika. Esa noche quedamos todos para cenar en una pizzería. Estuvimos hablando de lo bien que lo habíamos pasado la semana pasada en la playa todos juntos, Cesar y Pau les habían caído muy bien.

Ese fin de semana Maika y Rodrigo se iban a ir los 2 solos a una casa en el interior para hacer rutas por el monte, y Lu había quedado el sábado para salir con unos compañeros del trabajo.

  • Vaya rollo de fin de semana que me espera, por uno que no viene Cesar y podíamos quedar todos y resulta que tenéis planes. Estamos tu y yo solas Ana - por lo menos me podía venir bien para ver que impresión había tenido el finde pasado de Pau, hablarle un poco más de él y convencerla de que quedaran.

  • Bien, yo tampoco tengo planes así que nos tocará aguantarnos a las 2.

  • Puedes quedarte mañana a dormir en mi casa, cenamos algo y vemos una película, ¿te parece?

  • Vale, mañana en el curro lo hablamos.

  • Creo que si me da un dolor de estómago y no puedo salir de casa ni sábado ni domingo, mi plan sería mejor que el vuestro - dijo Lu.

  • Que graciosa ella - dijo Ana, y todos nos reímos.

No fui para casa tarde, el sábado tenía que trabajar, y cuando me acosté pensé en como podía hacerle ver a Ana nuestros planes para ella y Pau.

El sábado me levanté y fui a trabajar. Empezaba a haber mucha gente en la ciudad y hubo mucho movimiento en la tienda. Al salir a las 4 de trabajar lo hice con Ana.

  • ¿Al final te quedas a dormir en mi casa?

  • Si, ya avisé a mis padres. ¿Tienes planes para esta tarde?

  • Podemos ir a Benidorm de compras si quieres y tomar algo por allí.

  • ¿En tu coche? No se si llegaremos.

  • Lo uso poco pero para ir a Benidorm y volver no hay problema mujer.

  • Vale, pues pásate a las 6 por mi casa a buscarme y vamos.

  • Ok, nos vemos en un rato.

Cogí el autobús hasta mi casa y subí rápido para que me diera tiempo a comer y prepararme. Me puse un vestido de verano con unas sandalias y a las 6 estaba en casa de Ana a buscarla. La llamé y ella bajo enseguida.

  • Bueno, a ver que encontramos en Benidorm, llevó sin ir de compras más de un mes.

  • Pues igual que yo, a ver si encuentro algo que le guste a Cesar.

Nos pusimos en marcha y me vino a la cabeza jugar un poco con Ana a ver si conseguía calentarla.

  • Bueno, la verdad es que no hace tanto que fui de compras.

  • ¿Si? ¿compraste algo chulo?

  • Si, un par de tangas que a Cesar le encantaron.

  • Jajaja, ya me lo imagino.

  • La verdad es que le encanta cuanto me pongo lencería, se pone super cachondo. El otro día me compró un juego con liguero y todo y me lo envió por paquetería para que cuando viniera a verme yo lo llevara puesto. Cuando llego y me vio con el puesto se puso loco y me hizo de todo, me la metió con el tanga puesto y todo.

  • Azu, ya te pareces a Lu hablando.

  • Bueno, tampoco pasa nada, solo te estoy contando algo de mi relación con Cesar, si te molesta lo dejo.

  • No, no me molesta.

  • ¿Sabes? La primera vez que me follo lo hizo en su coche - yo nunca solía usar esas palabras ni tratar esos temas con mis amigas, Lu era la que más solía hablar así, yo era mucho más tímida, pero me había propuesto calentar a Ana y pensé que con ese lenguaje podía hacerlo - fue la noche que le conocí.

  • ¿La primera noche ya te lo follaste?

  • Si, no fui capaz de resistirme. De camino al coche nos besamos y empezó a sobarme que me puso caliente como una puta. Cuando paró el coche en una zona de descanso y me dijo que se la chupara no pude decirle que no.

  • Ya, es muy atractivo.

  • ¿Te gusta Cesar?

  • No, bueno solo te decía que es muy atractivo y se ve que se cuida.

  • Si, hace bastante deporte y se le nota.

  • Si.

  • Me folló bastante fuerte y me dio un montón de azotes. Cuando acabamos me dijo que me pusiera de rodillas en el asiento que quería verme el culo y me dijo “lo siento, te lo he dejado muy rojo pero es que no me pude resistir, y con ese culo que tienes ya te aviso que lo volveré a hacer”. Ahí supe que quería volver a quedar conmigo y me hizo muy feliz.

  • A veces pienso que solo me lío con niñatos, pero no se si a mi me gustaría que me trataran así.

  • Seguro que si. Yo cada vez que me hace algo nuevo me gusta más. Sabe calentarme y encima con la polla que se gasta...

  • Si, jajaja, eso nos pareció el otro día en la playa.

  • Esa noche si hubieras sido tu la que se acercara a hablar con él, podía ser a ti a la que le hubiera puesto el culo bien rojo, o te hubiera dado un buen repaso a tus tetas - quería que Ana se imaginara en mi situación para calentarla más - ¿Crees que no te hubieras dejado dar unos azotes por él?

  • No se, no se cuanto te calentó. A mi ningún chico me ha llegado a calentar tanto.

  • Ya te digo que me puso a mil. Y Pau aunque sea más joven, creo que sabe lo mismo que el hermano, te pondría bien caliente.

  • No se, ya veremos. Me pareció un chico muy guapo pero algo tímido.

  • Bueno, si te gustó yo creo que deberías darle una oportunidad, ya me dirás si quieres que algún día le diga de quedar.

  • Vale, ya lo pensaré y te digo.

Llegamos a Benidorm y lo primero que hicimos fue beber un refresco en una terraza, hacía bastante calor y ya se veía el paseo lleno de gente. Después empezamos a andar por las tiendas de calle.

En una de las tiendas encontré unos pantalones vaqueros cortos que empezaban a llevarse ese verano. Eran altos, llegaban casi por el ombligo, pero por la parte de atrás dejaba más de medio culo al aire. Cogí la que sabía que era mi talla y una menos que creía que le podía valer a Ana. Se los enseñe y le pregunté:

  • ¿Te gustan?

  • No se si me atrevería a ponérmelos.

  • Bueno, voy a probarlos a ver como me quedan, ven conmigo.

Fuimos al probador y Ana se quedó fuera mientras me ponía los pantalones. Tal y como imaginaba, más de media nalga quedaban al aire. Abrí la puerta del probador y le pedí a Ana su opinión.

  • ¿Qué te parece?

  • Te quedan muy bien, tienes un culazo, pero no se si luego te vas a atrever a llevarlos por la calle.

  • Bueno, ya lo llevan muchas chicas. Eso si, menos mal que he traído tanga, con unas bragas normales no lo puedes llevar.

  • Eso si, jajaja.

  • Bueno, si luego no me atrevo a llevarlo por la calle, lo usaré en casa, seguro que a Cesar si le gusta.

  • Eso seguro.

  • Traje una talla menos por si acaso, pero creo que este me queda bien.

  • Si, esa es tu talla, no hace falta que te pruebes el otro.

  • Venga, pruébate tu este a ver como te queda.

  • Ufff, no se si me lo pondría.

  • Venga, no seas tímida, prueba a ver. Me visto y luego entras tú.

  • Venga, vale.

Me quité el pantalón que estaba seguro que a Cesar le iba a encantar, me puse mi vestido y deje entrar a Ana. Después de un rato abrió para que viera como le quedaba.

  • Tus tetas son lo más, pero tienes un culo muy bonito también. El pantalón te queda de fábula.

  • No se - entré en el probador con ella y le mandé dar una vuelta. Ella giró despacio y quedó de espaldas a mi de nuevo. Me agaché y pasé mi lengua por una de sus nalgas.

  • No seas guarra - supe que ese era el momento de ponerla a prueba así que rápidamente me levanté y la empuje con fuerza contra la pared. Ella puso sus manos en la pared para no que no la hiciera daño pero no se resistió.

  • ¿Qué me has llamado?

  • Nada, perdona - me dijo en voz baja. En ese momento supe que mi amiga tenía una sumisa dentro y que si la sabía llevar bien, podía hacer de ella una buena perrita, tendría tiempo más tarde. En ese momento tomé la decisión de ir esa noche a por todas con Ana, sacar esa sumisa que llevaba dentro para conseguir que quedara con Pau pero antes de eso, disfrutarla Cesar y yo. La besé en la mejilla y la solté alejándome un poco de ella. Le di un fuerte azote.

  • Era broma, jejeje - ella pareció tranquilizarse y sonrió.

  • Bueno, si te gusta como me queda lo compraré - me dijo, y yo sonreí.

  • Perfecto. Si un día salimos las 2 con el puesto, a la mitad de Gandía se le van a salir los ojos.

Compramos los pantalones y alguna cosa más. En una tienda de lencería compré 3 tangas con sujetador a juego y se los iba enseñando a Ana cada vez que me los probaba para que me diera su opinión. Ella siempre me decía que me quedaban bien aunque la veía algo nerviosa, no sabía todavía si incómoda o excitada, aunque por su reacción cuando se probó el pantalón corto yo creía que era más bien la segunda opción. Ana no quería comprar nada pero le insistí y al final también se animó a comprar un tanga y un sujetador, parecía que quería complacerme, aunque no me dejo ver como le quedaba puesto. Después tomamos algo en los bares la zona y nos fuimos a casa, se estaba haciendo tarde y teníamos que preparar la cena, así que o pensamos y compramos algo de cena en un japones para ahorrarnos de tener que cocinar mucho.

Llegamos a Gandía y subimos a mi casa con las cosas que habíamos comprado y una maleta que Ana había preparado.

  • Al final tu coche nos ha podido llevar y traer.

  • Si, jajaja, ya te dije que cumpliría de sobra. Voy a ponerme cómoda y ahora preparo la cena.

  • Vale, voy llevando esto a la cocina.

Me puse un tanga y una camiseta como cuando estaba en casa con Cesar. Cuando entré en la cocina Ana estaba sirviendo la cena en 2 platos y al verme así vestida se quedó muda mirándome.

  • Cuando estoy con Cesar siempre me hace andar así por casa, como te dije antes le gusta mucho la lencería, y yo me he acostumbrado. ¿Te molesta?

  • No, si estás cómoda perfecto.

  • Puedes ponerte cómoda tu también, ven que te dejo algo de ropa que tengo.

  • He traído pijama, no te preocupes.

  • Hace mucho calor para ponerse pijama, ven - le dije en tono autoritario. Ella me siguió a mi habitación - Podemos dormir aquí las 2, la cama es grande, así no tengo que andar cambiando las sábanas de ninguna de las chicas. ¿Te parece?

  • Si, sin problema.

  • Bien - me puse a buscar entre mi ropa y encontré una camiseta que seguro que le quedaría muy apretada. Se la dí y le pregunté - ¿Para abajo prefieres que te deje un tanga o braguita? - ella no sabía muy bien ni que decir pero después de pensarlo un poco contestó.

  • Braguita si no te importa - busqué una braga que fuera lo más sexy posible y se la dí.

  • Toma, aunque igual te queda algo grande. Vete cambiándote mientras acabo de servir la cena.

Estaba yo acabando de llevar la cena al salón cuando apareció Ana. Se le notaba que debajo de la camiseta, que le quedaba muy apretada, llevaba puesto el sujetador. Las bragas que le dejé eran muy finas, casi transparentes y le quedaban bastante bien. Se le podía notar que llevaba el pelo del coño muy recortado, con una fina tira casi igual que yo.

  • Venga, vamos a cenar que tengo hambre le dije.

Cenamos en el salón, la comida japonesa me gusta bastante, después comimos un helado y nos sentamos a ver una película.

  • ¿Te apetece café? - le pregunté.

  • No, por la noche no suelo tomarlo.

  • Vale, voy a preparar un par de copas, que aunque estemos en casa no deja de ser sábado por la noche - quería que bebiera un poco, no estaba segura de cuanto se soltaría pero si bebía algo, ella tendría una disculpa para dejarse hacer.

  • Perfecto.

Pusimos una película a la que no hicimos mucho caso y bebimos las copas mientras hablábamos y nos reíamos. Cuando acabamos la segunda copa me pareció el momento de tentar a Ana y ver hasta donde estaba dispuesta a jugar. Mi imaginación hacía muchas elucubraciones y eso me estaba poniendo cachonda, así que esperaba que Ana me diera juego y consiguiera relajarme con ella y llegar a correrme.

  • Un día Cesar me dijo que había sido mala y que tenía que castigarme, pero que era yo la que tenía que pensar el castigo.

  • ¿Castigarte? ¿qué hiciste?

  • No me acuerdo, jajaja, era por jugar un poco.

  • OK.

  • ¿Sabes lo que se me ocurrió?

  • Ni idea, me estás sorprendiendo mucho hoy.

  • Espera - me levante y fui a la habitación. Cogí las esposa, el antifaz y la fusta y volví al salón - Mira, compré esto en internet. Menos mal que se puede comprar esto en internet, si hubiera tenido que entrar en una tienda me hubiera muerto de vergüenza.

  • Jajaja, ya te digo - dijo Ana con una cara mezcla de sorpresa y morbo al ver los juguetes. Me senté de nuevo y de manera inocente le pregunté.

  • ¿Quieres probarlo?

  • ¿Yo? no se - le alargué la fusta para que la cogiera.

  • Toma, dame unos latigazos en el culo, ya verás. No duele, toma - ella cogió la fusta sin saber muy bien que hacer. Me puse a cuatro patas en el sofá ofreciéndole mi culo. Ella dudo un poco y luego empezó a darme golpecitos muy despacio. Lo hacía bastante mal, nada que ver con como lo hacía Cesar, pero yo gemía con cada latigazo para que ella se excitara. Después de un rato me preguntó tímidamente si me gustaba.

  • Si. Déjame a mi - me incorporé y estiré la mano para que me diera la fusta, cosa que hizo rápido - Prepárate - ella se puso en la misma posición que yo, a cuatro patas con el culo hacia mi - Métete las bragas para que te pueda azotar - le ordené. Ella tiró de las bragas para que se le metieran en el culo como si fuera un tanga y en ese momento supe que ella se dejaría hacer. Le dí un par de latigazos en el culo, más fuerte de como lo había hecho ella - Ufff, no me extraña que a Cesar le guste darme latigazos, es muy excitante.

  • Si - dijo ella con un suspiro.

  • Espera, tengo otra idea. Con esto no solo se puede azotar en el culo, también sirve para estimular las tetas. Ponte de rodillas y quítate el sujetador.

  • Me da mucha vergüenza.

  • Venga, solo estamos jugando un poco. Si quieres no te quites la camiseta - ella asintió y sin quitarse la camiseta, consiguió desabrochar el sujetador y quitárselo. La camiseta parecía que le iba a estallar con esas tetas - Pon las manos en la espalda y ponte de rodillas en el suelo.

Ella obedeció y yo comencé a acariciarle los pezones con la fusta, se le notaban perfectamente a través de la tela, poco a poco quería llevarla al límite.

  • Siéntate en tus talones.

Ella obedecía sin rechistar. Acerqué la fusta a mi boca, la llené de saliva y le volví a frotar los pezones para humedecerlos. Lo hice varias veces, cada vez la camiseta se le trasparentaba más. Yo seguí frotando sus tetas mientras ella comenzaba a gemir con los ojos casi cerrados. De repente le solté un latigazo fuerte en unos de sus pezones. Ella soltó un pequeño grito y yo le solté un latigazo en el otro pezón. Movió sus brazos al frente para taparse las tetas con ellos.

  • Ni se te ocurra- le dije.

  • Me has hecho daño.

  • No me importa, harás lo que yo diga. A tus pezones y a tu coño no parece que les esté doliendo, mira como me has puesto las bragas - se notaba que estaba muy mojada, la humedad se marcaba en la tela de las bragas, oscureciendo la zona alrededor de su coño.

  • Lo siento.

  • Dime, ¿quieres que nos vayamos a la cama a dormir o prefieres que te ayude a correrte?

  • Necesito correrme - dijo sin dudar.

  • Vale. Hasta ahora estábamos jugando, pero si quieres que te ayude a correrte tendré que pedirle permiso a Cesar. Tengo novio y no puedo andar zorreando por ahí sin su permiso.

  • Pero...

  • Calla. ¿Quieres correrte o quieres que nos acostemos a dormir? Te pondré las esposas para que no te toques por la noche sin mi permiso.

  • Quiero correrme por favor.

  • Vale, espera aquí.

Fui por mi móvil y saqué unas cuantas fotos de Ana y de sus tetas, donde se podían ver sus pezones totalmente erectos a punto de atravesar la tela. Llamé a Cesar y me contestó rápido.

  • Hola peque, ¿qué pasa?

  • Nada, quería saber si estabas pendiente del móvil para mandarte unas fotos.

  • Jajaja, que bicho estás hecho. Todavía estoy con la familia pero luego cuando suba a mi habitación me haré una paja con esas fotos - debía pensar que las fotos que le mandaría eran mías.

  • Seguro que si. Te quiero.

Le mandé las fotos y le escribí:

  • Hasta ahora estábamos jugando, pero ahora me pide que le haga correrse. ¿Me das permiso?

  • Joder peque, me acabo de empalmar, eres la mejor. Haz que se corra, pero que le quede bien claro que es tu perra y saca muchas fotos para mandármelas después.

  • Vale, pero no es mi perra, es tuya. Te quiero.

  • Te quiero peque.

Miré a Ana que estaba con la cabeza agachada, totalmente avergonzada aunque más cachonda todavía.

  • Cesar me da permiso para hacer que te corras, pero a cambio quiere que un día le dejes follarte - me lo estaba inventando, pero quería ponerla más caliente todavía.

  • ¿Vas a dejar que me folle tu novio?

  • Claro que si, solo vas a ser un agujero. Yo para él soy su novia pero tu solo serás una perrita con unas tetas preciosas a la que hacer de todo. ¿Dejarás que te folle?

  • Si, lo que queráis.

  • ¿Qué dejaras que te hagamos?

  • Lo que queráis.

  • Muy bien perrita. Quítate la camiseta y vuelve a poner las manos en la espalda - ella hizo lo que le mandé - Vaya tetas tienes, son preciosas.

Me acerqué para chuparle los pezones y morderlos un poco. Se los deje bien llenos de saliva. Le saqué alguna foto más y luego volví a acariciarlos con la fusta y a castigárselos. “Si se te ocurre mover las manos te arrepentirás” le dije mientras seguía azotándola y ella no paraba de gemir.

  • Quítate las bragas - ella se levantó y se quitó las bragas que estaban totalmente empapadas - Ponte a 4 patas encima del sofá, quiero sacar unas buenas fotos de tu culo - ella hacía todo lo que le decía y eso a mi me ponía muy cachonda - Ahora siéntate en el sofá, con el culo en el borde - se colocó como le dije y yo le empecé a frotar el coño con la fusta. Con la otra mano no perdía oportunidad de seguir sacando fotos e inmortalizar el momento. Me agaché un poco para tener varias perspectivas. Después acerqué la fusta a su boca - Chupa, para que sepas a que sabe una puta como tu - ella obedeció y su cara seguía transmitiendo el placer que sentía.

Me agaché entre sus piernas y empecé a chuparle el coño y a meterle los dedos. Era la primera vez que hacía algo así, pero a mi me estaba encantando el morbo de la situación y por lo que veía, no se me daba nada mal ya que Ana no paraba de gemir y morderse los labios.

  • Pellízcate los pezones - ella empezó a hacerlo mientras yo seguía entre sus piernas. Cuando noté que estaba a punto de correrse, metí un tercer dedo y empecé a darle cachetes fuertes en el coño con la otra mano como Cesar me hacía a mi. No tardó en empezar a correrse, temblando en mi sofá y mojando mi mano como si se hubiera meado. La dejé allí descansando mientras seguía sacándole fotos, luego la agarré de la mano y la llevé a mi cama - Ahora vamos a la cama, vas a ser una buena perrita y a hacer que me corra yo.

Ella estaba como en trance y no hablaba ni decía nada, solo obedecía a mis ordenes. Al llegar a la habitación me desnudé, me subí a la cama y me puse a cuatro patas, con las piernas abiertas.

  • Venga, chúpame el coño - ella se acercó a mi y empezó a chupar mi coño y a meter primero un dedo y luego 2 en mi interior. No lo hacía con mucha maestría pero yo estaba a punto de estallar - Chúpame también el culo, quiero que me saborees entera, venga - ella empezó a pasar su lengua por mi agujerito con mucha suavidad, debía de darle asco todavía, y se centraba principalmente en mi coño - Venga, sigue y chúpame bien el culo, lo tengo limpio para ti, no me hagas repetirlo - ella entonces empezó a chuparme con más entusiasmo mi culo mientras seguía con sus dedos en mi coño. Estaba tan caliente que mi culo empezaba a abrirse y su lengua parecía penetrarme. Me giré y quedé sentada en el borde de la cama, agarré su cabeza contra mi coño y le ordené chupar mientras seguía aprovechando cada momento para sacar fotos - Mírame, quiero que se te vea bien en las fotos la cara de perrita que tienes, sigue chupando - ella empezó a follarme con los dedos mientras con su boca buscaba mi clítoris. Cuando lo encontró lo apretó con sus labios consiguiendo que me corriera explotando en su boca. Me tumbe en la cama y le mandé tumbarse a mi lado. Ella lo hizo y nos quedamos dormidas hasta la mañana siguiente.

Serían las 10 cuando me levanté para ir al baño. Al volver Ana estaba despierta pero no se atrevía a mirarme.

  • ¿Qué pasa?

  • Nada, voy a tener que irme - se levantó de la cama y yo acercándome a ella le volví a preguntar.

  • ¿Qué te pasa?

  • Nada, me da mucha vergüenza. Quiero irme.

  • Vale, puedes irte cuando quieras pero creo que tenemos que hablar. Te quiero mucho Ana, eres mi mejor amiga y no quiero verte así.

  • Yo también te quiero mucho, pero estoy muy confundida. Nunca me había fijado en una chica y resulta que ayer tuve contigo la mejor sesión de sexo de mi vida y me corrí como nunca. Lo siento pero ahora no se si me gustan las chicas o que.

  • Jajaja, no seas tonta. A mi no me gustan las chicas, estoy segura, pero ayer disfruté mucho haciendo que te corrieras y disfrute todavía más cuando me comiste el coño. Me gustan los chicos pero eso no quiere decir que no me guste disfrutar con una chica si surge el caso. La verdad es que ayer fue la primera vez que estaba con una chica.

  • No lo parecía, era como si tuvieras mucha experiencia.

  • Que va, me límite a hacer un poco lo que Cesar me hace a mi. El me dijo y ahora veo que tiene razón, que si algo te hace disfrutar y no haces daño a nadie, no hay motivo para no hacerlo. Lo de ayer te gustó y a mi me encantó, pero por eso no somo lesbianas, tranquila.

  • No se, es que disfruté muchísimo contigo.

  • Ya, pero eso no es porque yo fuera una chica. Fue porque te di caña e hice salir la perrita que llevas dentro. Cuando te folle Cesar verás como tengo razón.

  • ¿Pero vas a dejar que me folle tu novio de verdad?

  • Claro, te lo acabo de explicar. Vete preparándote porque vas a disfrutar mucho - ella sonrió - Pero antes tengo que comprobar que eres una buena perrita y que no me vas a hacer quedar mal cuando estés con él.

  • No, haré lo que me digáis.

  • Vale, vamos a verlo. Voy a ducharme, ven conmigo.

Entramos al baño y ella me dijo que tenía ganas de mear.

  • Vale, mea - se quedó pensativa mirándome pero al final se sentó en el baño y orinó.

  • Ven, voy a ducharme y quiero que seas tú la que me limpie.

  • Azu, no se...

  • No me hagas decírtelo 2 veces. Si eres una perrita mala tendré que castigarte.

  • De acuerdo.

Yo entré en la ducha y le dí el jabón para que empezara a frotarme. Ella se echo el gel en las manos y poco a poco y suavemente me limpió las tetas, el ombligo, el coño... Yo mientras me iba echando agua con la ducha y aprovechaba también para mojarla a ella.

  • Chúpame el coño a ver si me lo has dejado limpió - ella se agachó y mirándome a los ojos empezó a chuparme. Después de un rato le pregunté - ¿Está limpió?

  • Si.

  • Bien - me di la vuelta dándole el culo - Sigue - ella me frotó jabón por la espalda y se agachó para frotarme las nalgas. Yo le pasé la alcachofa de la ducha para que ella fuera quien me echara el agua. Apoyé las manos en la pared y saqué el culo - Límpiame el culo bien, así no te dará asco chuparlo - ella empezó a frotarme el agujerito con el dedo y a echarme agua - Pasa la lengua a ver si está limpio.

  • Si está limpio - dijo después de lamer mi culo.

  • Bien, pues sigue chupando y méteme los dedos - ella sin protestar volvió a chuparme el culito mientras metía un dedo poco a poco, y luego un segundo dedo. Empezó a dejarse llevar y a alternar su lengua entre mi coño y mi culo, yo no le decía nada y la dejaba seguir. Después de un rato chupándome la raja y mi ano y de jugar con sus dedos en mis agujeros, consiguió que me corriera. Lo había echo bastante mejor que la noche antes - Uffff, ha estado genial.

  • Me alegro que te haya gustado - se levantó y la bese en la boca con lengua.

  • Ha estado muy bien.

  • ¿Te ha dado Cesar por el culo?

  • Claro, ha sido el primero y ahora no hay fin de semana que no me lo folle. Si eres una buena perrita también te follara el tuyo, te va a encantar.

  • Pero la tiene muy grande.

  • Por eso te va a gustar más, ya verás. Bueno, ahora si quieres ya puedes vestirte e irte a casa.

  • ¿Ahora? Necesito que me hagas correrme.

  • Tu solo eres una perrita, eso no lo decides tú. Vístete, mañana nos vemos en la tienda.

  • Por favor, lo necesito.

  • Jajaja, cuanta razón tiene Cesar, cuando nos calentamos suplicamos por corrernos. Pero ahora no me apetece, te irás para casa y no te tocarás. Intentaré que Cesar venga esta semana a follarte pero hasta que no venga él, no quiero que te corras, así estarás más cachonda, ¿de acuerdo?

  • Por favor, no puedo esperar.

  • Ven - la agarré de la mano y la llevé a la habitación. Llamé a Cesar, puse el manos libres y le pasé el teléfono a Ana.

  • Buenos días peque, ¿qué tal anoche?

  • Buenos días Cesar. Soy Ana.

  • Hola Ana, ¿qué tal estás?

  • Bien.

  • Dile lo que me estabas diciendo a mi - le dije.

  • Estaba pidiendo a Azu que hiciera que me corriera y ella te ha llamado.

  • Vaya, ¿así que quieres correrte?

  • Si.

  • ¿Ayer no te corriste?

  • Si.

  • ¿Pero vuelves a estar cachonda?

  • Azu me ha hecho ducharla, comerle el coño y el culo y masturbarla con mis dedos y me ha puesto muy caliente.

  • Bien, ¿y que harías a cambio de correrte?

  • Lo que me pidierais.

  • ¿Cuando vaya el próximo fin de semana podré romperte el culo?

  • Si, ya lo he hablado con Azu, seré vuestra perrita y podréis hacer conmigo lo que queráis.

  • ¿Y hacerme una cubana con tus tetas?

  • Lo que quieras.

  • Joder, no sabéis como me tenéis de empalmado desde ayer. Peque, ¿me oyes?

  • Si.

  • Dile a esa perrita que se vista y se vaya, y que no se le ocurra tocarse hasta que no vaya yo - yo sonreí, creo que en ese momento todavía quise más a Cesar.

  • Vale amor. Luego hablamos - y colgué.

  • Ya has oído.

  • Por favor, lo necesito.

  • Te vas a correr muchas veces y a disfrutar como la perrita que eres, pero cuando nosotros queramos ¿entendido?

  • Si - contestó agachando la cabeza.

  • Así me gusta, ya verás como la espera merecerá la pena - la besé en la boca, tenía unos labios calientes y muy jugosos, me gustaba besarla - Ahora vístete, si Cesar viene antes del fin de semana que viene y quiere follarte, ya te avisaré.

  • De acuerdo.

Ana se vistió y preparó sus cosas para irse. Yo me vestí y la besé por última vez antes de llevarla a su casa. Cuando llegamos nos despedimos.

  • Mañana nos vemos.

  • Vale, hasta mañana.

  • Y no te olvides que no puedes correrte.

  • Vale, como digas.

Se bajo del coche y yo volví a casa donde recogí un poco y me puse a ver la TV. Comí temprano y después me tumbé en mi cama, me puse mis gafas de lectura y seguí con un libro que últimamente tenía algo abandonado pero que en vista de que tenía toda la tarde libre, me propuse volver un poco a él. Después de un par de horas leyendo pusé mis gafas en la mesita y me quedé un rato dormida hasta que de repente me despertó el telefonillo. Miré el reloj y eran las 5 de la tarde.

  • ¿Si? - no esperaba a nadie.

  • Soy yo, abre peque - era Cesar. Yo abrí emocionada.

Al poco rato estaba entrando por la puerta de mi casa y empezamos a comernos la boca.

  • ¿No dijiste que no podías venir?

  • Después de las fotos de ayer no podía esperar para follarte. En cuanto comimos tomé el café y me despedí de mis primos y mis tíos.

  • ¿Lo has pasado bien?

  • No tanto como tú putita - se separó de mi y se bajo los pantalones - Desnúdate y ponte de rodillas - yo sonreí e hice lo que decía. Después de todo, el fin de semana iba a acabar por todo lo alto. Cuando acabe de desnudarme me arrodillé y empecé a besarle la verga.

  • Cuanto te he echado de menos - dije dirigiéndome a su polla, no a él.

  • No tanto, las tetas de Ana y sus dedos parece que te han tenido entretenida ayer, ahora te daré tu merecido - me agarró la cabeza con sus manos e hizo que metiera en mi boca casi todo su miembro. Después empezó un mete y saca bastante fuerte sin casi dejarme respirar. No estuvo mucho tiempo así, me hizo levantarme y me hizo andar hacia la habitación. En cuanto le dí la espalda me dio un fuerte azote.

Entramos en la habitación y me hizo ponerme de rodillas en el suelo con el torso y mi cabeza apoyada en la cama. Sin ningún preámbulo se puso detrás de mi y me clavo de golpe casi toda su polla. Empezó un rápido mete y saca mientras que sus manos no dejaban de sobar mi culo, apretándolo, separando mis nalgas y dándome azotes sin parar, parecía que estaba fuera de si.

  • Ahora me doy cuenta de lo que le pasaba a Pau la semana pasada, lo ponías tan cachondo que no podía pensar en darte placer, solo quería follarte con fuerza. Me está pasando lo mismo, desde que vi las fotos ayer solo pensaba en llenarte el coño con mi leche putita.

  • Si por favor, lléname de tu leche - le suplicaba mientras mi primer orgasmo llegaba y apretaba su polla con fuerza en mi vagina. Entonces me apretó las nalgas con más fuerza todavía y se corrió en mi coñito. En menos de 10 minutos había descargado llenándome de semen que corría por mis piernas.

  • Que ganas tenía putita.

  • Pues yo ni te imaginas.

  • Límpiala bien, que te vea esmerarte - yo acerqué mi boca a su verga y la fui chupando poco a poco, a veces solo con mi lengua y otras veces metiéndola casi entera en mi boca. Estuve más de 5 minutos oyendo sus gemidos mientras me acariciaba la cabeza. Sentía como su polla estaba otra vez casi a tope - Vete a lavarte un poco y ven rápido, quiero que me enseñes todas las fotos que sacaste ayer.

Me levanté e hice lo que me dijo pese a las ganas que tenía de seguir chupándole y de que me volviera a follar. Después de lavarme volví a la habitación y le vi recostado en la cama contra el cabecero.

  • ¿Qué es eso? - dijo señalando mis gafas.

  • Mis gafas de leer.

  • Nunca te las había visto.

  • Solo las uso para leer, para no cansar la vista.

  • Ponlas - me acerqué a la mesita y me las puse - Hoy además de leer con ellas puestas también vas a follar con ellas - yo sonreí.

  • ¿Te gustan?

  • Me pones mucho con ellas puestas. Luego me voy a correr en tu cara y te las pienso llenar de leche. Hazte una coleta.

Hice lo que me decía y luego cogí mi móvil y me senté a su lado.

  • Vamos a ver las fotos - yo le pase el teléfono, él entro en la galería y fue a la primera foto que le había sacado a Ana y luego despacio las empezó a pasar - Vaya tetas se gasta tu amiga, esta muy buena. ¿Te gustó jugar con sus tetas?

  • Si, cuando jugaba con la fusta me puse muy cachonda, sentí lo que sientes tú cuando juegas conmigo.

  • Acaríciame la polla - yo empecé a masturbarle - Más despacio, todavía tengo que follarte el culo - yo baje el ritmo mientras el seguía pasando las fotos. Llego a la que Ana estaba a 4 patas - Tiene un buen culo también. ¿Seguro que dejará que se lo folle?

  • Seguro que si. Si no se echa atrás y conseguimos que venga a casa, cuando se ponga cachonda te dejaré que le hagas lo que quieras. ¿Vas a venir con Pau el fin de semana?

  • No, primero quiero que tu y yo le hagamos de todo, asegurarme que es una buena puta, cuando me la haya follado bien haremos que quede con Pau. El se ha follado a mi novia, así que ahora me toca a mi follarme a la suya.

  • Vale - en la siguiente foto el coño de Ana se veía totalmente empapado.

  • Hiciste un buen trabajo, se la ve muy caliente - Cesar no paraba de hablar mientras miraba las fotos, su polla en mi mano estaba dura y caliente como una brasa - Vaya tetas, le voy a morder los pezones hasta arrancárselos, fuiste demasiado buena con ella, le tenías que haber puesto las tetas más rojas.

  • Si, tienes razón.

  • Hiciste un buen trabajo pero todavía tienes cosas que aprender - se levantó de la cama y me miró - Ahora ponte a 4 patas, voy a follar ese culazo que tienes - Yo me puse de rodillas en la cama y luego me apoyé en los brazos. El acercó uno de sus dedos a mi culo y empezó a meterlo - Te lo ha dejado algo abierto, te follaré sin echarte aceite ni nada, para que aprendas que a veces hay que ser duro y la próxima vez esas tetas reciban su castigo - note como escupía en mi agujerito y empezaba a meter un dedo y luego otro. De repente paro, volvió a escupirme en las nalgas y en mi ano y empezó a darme azotes sin parar. Yo gemía y me mordía el labio para no gritar. Cuando se cansó, acercó su polla a mi culo y enterró más de la mitad de golpe. Agaché la cabeza y mordí las sábanas para no gritar. El me agarró de la coleta y tiro de mi - Empieza a pasar las fotos del móvil y cuéntame lo que le hiciste a esa puta.

  • Le azote los pezones con la fusta - yo pasaba las fotos con mucho trabajo, me costaba hasta hablar. El no paraba de azotarme y follarme muy duro - Le comí el coño y conseguí que se corriera. Luego la obligué a chuparme el culo, ella no quería pero le hice chupármelo. Luego le agarré la cabeza y me la froté contra el clítoris hasta que me corrí en su cara - entre palabra y palabra tenía que coger aire, el no paraba el ritmo y tenía mi culo ardiendo. Después de un buen rato, no sabría decir cuanto pero no entendía que estuviera durando tanto, sacó su polla de mi culo, se puso de pie en la cama y me tiró de la coleta. Empezó a pajearse y de repente se corrió en mi cara como había dicho, llenándome las gafas de leche. Se corrió muchísimo, llenándome toda de semen. Luego empezó a frotar su polla contra mi cara para limpiarla.

  • Ufff, me tenías a tope princesa, que buen culo tienes, aguanta muy bien. No te muevas - se levantó y volvió rápido con su móvil y empezó a sacarme fotos - Estás más guapa que nunca, preciosa. Voy a follarte más veces con las gafas puestas, me encantas.

  • Gracias - le contesté mientras me limpiaba con las manos algo el semen de la cara.

  • Pásame luego las fotos de tu amiga, quiero tenerlas también.

  • Claro, las saqué para ti.

  • Bien - se fue y al rato oí el agua de la ducha. Yo me acerqué al baño y entre en la ducha con él y empezamos a limpiarnos el uno al otro - A merecido la pena venir, eres la bomba peque, tienes un cuerpo para el pecado y cada día eres más guarra.

  • Solo hago lo que a ti te gusta.

  • Ya lo creo que me gusta. Esta semana tenemos que pensar un buen plan para el finde que viene, a tu amiga la tenemos que educar bien.

  • Claro.

Salimos de la ducha y el empezó a vestirse, eran casi las 8. Nos despedimos y después de cenar me senté un rato a ver la serie que tenía pendiente, estaba demasiado cansada para leer. El fin de semana había resultado mucho mejor y con más acción de lo que habría pensado el viernes por la mañana. A eso de las 12 me acosté y dormí del tirón hasta por la mañana, sin tener ni siquiera sueños esa noche.