Mi primer novio, parte II

Me puse a navegar por internet buscando que tipos de látigos había, y eso me llevo a la página web de un sex-shop donde vendían varios artículos. Estuve un rato mirando los artículos y empecé a ponerme muy cachonda imaginando como Cesar disfrutaría de mi con muchos de ellos. Al final me lancé y comp

El lunes por la mañana me levante tarde, serían más de las 10. Tenía el culo bastante dolorido pero me gustaba la sensación de saber que Cesar me lo había desflorado. Desayuné y me puse a pensar en mi castigo para el fin de semana. Lo primero que me vino a la cabeza fue un látigo, pero me daba un poco de miedo y también mucha vergüenza entrar en una tienda a comprarlo.

Me puse a navegar por internet buscando que tipos de látigos había, y eso me llevo a la página web de un sex-shop donde vendían varios artículos. Estuve un rato mirando los artículos y empecé a ponerme muy cachonda imaginando como Cesar disfrutaría de mi con muchos de ellos. Al final me lancé y compré un fusta, me gustó mucho más que la idea del látigo, y 3 cosas más. Ponía que el tiempo de envío era de 3 días. Deseaba con todas mis fuerzas que llegaran antes del viernes. Me preparé y me fui al gimnasio, si me quedaba en casa volvería a masturbarme y no sabía si tenía el permiso de Cesar.

El resto del día transcurrió de lo más normal. Trabajo, casa, cena con mis compañeras y a dormir.

El martes por la mañana había conseguido vez en el ginecólogo para que me recetara la píldora. Cesar todavía no podía llenarme el coño con su leche pero ya quedaba menos y me encantaba la idea. El resto del día pasó como siempre, mi rutina se volvía a repetir, y sobre las 12 de la noche me sonó el teléfono.

  • Buenas noches culazo.

  • Buenas noches - hoy no se mostraba tan cariñoso, parecía más bien excitado. Escuchar su voz siempre me ponía contenta y también algo caliente.

  • ¿Ya estabas dormida?

  • No, mañana no madrugo. Ya pensaba que hoy no me llamarías, son casi las 12.

  • Ya lo sé. Te llamo solo para decirte que me he puesto a pensar en ti y para recordarte mejor he ojeado las fotos del fin de semana y no he podido evitar hacerme una paja, son muy morbosas - escuchar eso hizo que me pusiera colorada - Pero en lo que queda de semana no me voy a masturbar más. Si las miro será para tener todavía más ganas de follarte el sábado cuando te vea.

  • Me alegro que te gusten y que te masturbes pensando en mi.

  • Claro princesa, no pienso en otra persona en todo el día - yo sonreía como una colegiala.

  • Me encanta. Al final yo no tengo ninguna de esas fotos.

  • ¿Las quieres?

  • Bueno, si. A fin de cuentas salimos tu y yo.

  • Claro. ¿Cual te gustaría que te mandara? Hay una muy buena que se ve toda mi polla dentro de tu coño. Otra en la que se ve salir mi leche de tu culo y otra en la que tienes las tetas llenas de babas y de mi semen. ¿Cual prefieres que te mande?

  • Puedes mandarme todas.

  • Jajaja, no, todavía eres una niña muy pequeña para tener esas fotos en el móvil.

  • Pero para ser la modelo de las fotos, ¿no soy pequeña? - le dije haciendo pucheros.

  • No, para eso eres perfecta. Este fin de semana te sacaré más fotos, pero me apetece tener también alguna más erótica tuya, luciendo para mi en ropa interior - eso hizo que me acordara de lo que compré el lunes.

  • Como quieras. Ya he pensado en mi castigo.

  • ¿Si? ¿y qué has pensado?

  • Hasta el sábado no te lo puedo decir, porque es algo que también tengo que enseñarte. Hasta que no lleguemos a casa no lo podrás ver.

  • Uffff, no sabes como me pones. El sábado nos vemos guapa, voy a dormir.

  • Un beso.

  • Un beso para ti también.

Colgó y me dormí muy contenta por saber que pensaba tanto en mi y que incluso se masturbaba con mis fotos.

El miércoles fue un día rutinario. La semana se estaba haciendo muy larga y encima trabajar en el turno de tarde no me gustaba nada.

El jueves después de un día normal Cesar me volvió a llamar a la misma hora que el otro día.

  • Buenas noches guapa.

  • Buenas noches guapo.

  • ¿Te molesta que te llame tan tarde?

  • No, ya sabes que esta semana no madrugo.

  • Si, ya se que trabajas de tarde. El sábado sales a las 10 también, ¿verdad?

  • Si, y con las ganas que tengo de verte...

  • Bueno, aprovecharemos lo que podamos.

  • Puedes venir el viernes si quieres a dormir, las chicas ya no están. Pasaríamos la noche juntos y el sábado por la mañana. Por la tarde te quedarías solo con la casa toda para ti.

  • No quiero la casa para mi si tu no estás.

  • Ya, te lo decía para estar más tiempo juntos.

  • Me apetece, pero el viernes por la noche quedaré con los amigos para tomar algo. Si me voy, al final les vas a acabar cayendo mal por no dejarme verles - me puse un poco triste porque no viniera, me había parecido buena idea.

  • No amor, puedes quedarte con ellos. No quiero caerles mal.

  • Era una broma, tu no puedes caer mal a nadie.

  • A propósito de tus amigos. Ana me comentó un día que podías presentarle a alguno, para ver que tal era estar con uno de 30, jajaja.

  • ¿Ana es la de las tetas grandes?

  • Oye....

  • Bueno, ¿tiene unas buenas tetas o no?

  • Si, tiene unas buenas tetas y muy bonitas - la verdad es que las tetas de Ana para ser naturales eran una pasada, me encantaría tenerlas como ella. Alguna vez se las había visto en los vestuarios del trabajo.

  • Bueno, le puedo presentar a alguno de mis amigos, seguro que se la follarían encantados, pero no le iban a dar a esas tetas el trato que se merecen - me puse un poco celosa al oír eso, pero también algo excitada, era imposible no excitarme cuando él hablaba así.

  • Ya, ¿y tu qué sabes?

  • ¿De mis amigos? Casi todo. Ellos cuentan todas sus aventuras, y aunque todo lo que dicen fuera verdad, esas tetas no recibirían el trato que merecen, y encima se que la mitad es mentira, mis amigos suelen exagerar mucho. En el fondo se que no son como yo, son más cortados. Si te follara alguno de ellos o a tu amiga, os gustaría, no digo que no, pero no lo disfrutarías como conmigo, ¿me entiendes? - yo tenía claro a que se refería.

  • Si, creo que te entiendo. ¿Y tú que les cuentas a ellos?

  • ¿Yo?, nada desde hace muchos años.

  • ¿Por qué?

  • Verás, cuando tenía pocos más años que tú, 22 o 23, una noche en Denia ligué con una alemana cuarentona. Tenía más de 40 años pero estaba de bastante buen ver. Me llevó a un apartamento que tenía alquilado, ella estaba algo bebida pero tampoco mucho y empezamos a besarnos. Cuando me desnudé y me vio la polla se emocionó, quería que le follara el culo como una desesperada “fuck my ass, fuck my ass” me decía como loca mientras se ponía de rodillas y empezó a llenarme la polla de babas. Ese fue la primera vez que le rompía el culo a una chica - uff, la historia me había puesto más caliente todavía aunque también algo celosa sin saber porque, era algo que había pasado hace mucho tiempo. Empecé a tocarme por debajo de las bragas.

  • Seguro que le pusiste el culo bien rojo también.

  • No, de aquella no sabía que a muchas mujeres les gusta que las traten duro, como a una perrita. Eso tarde todavía un tiempo en descubrirlo, algo que creo que mis amigos todavía no saben. Puede que al tener la polla así de grande, las chicas conmigo pierdan más el control.

  • Si, como me pasa a mi cada vez que te veo.

  • Jajaja, si. Lo que te puedo asegurar es que le dejé el culo bien abierto para todas las vacaciones - yo seguía tocando mi coño, a ese ritmo en nada me correría.

  • Al día siguiente se lo conté a mis amigos y no me creyeron. Me decían que era un fantasma y que ninguna chica iba a querer meterse mi polla por el culo, así que desde ese días no les he vuelto a contar nada más.

  • Seguro que tienes muchas historias.

  • Si, pero prefiero hacerlo que contarlo, aunque si tu quieres a ti te contaré alguna, pero no te pongas celosa.

  • No se, será difícil.

  • Deja de masturbarte - me quedé helada, no supe como lo podía saber, pero paré automáticamente.

  • Perdona - le contesté casi sin voz.

  • De ahora en adelante no podrás masturbarte sin mi permiso, y si te entran muchas ganas, me mandas un mensaje para decírmelo y pedirme permiso y esperas que te conteste.

  • Vale, lo que tu digas.

  • Bien, ese coño desde ahora es mio y tienes que pedirme permiso para sobarlo - yo me quedé callada y el cambio de conversación - Con quien haría buena pareja tu amiga la tetona sería con mi hermano - Cesar tenía un hermano llamado Pau al que quería mucho, me había hablado bastante de él. Era más joven, de unos 25 años y decía que se parecían. Yo todavía no le conocía - Tampoco se la iba a follar como se merece ni sabría sobar bien esas tetazas, pero es muy buen chaval.

  • Ana también es muy buena chica.

  • Bueno, de todas formas Pau necesita todavía una buena puta que le enseñe para poder follar bien a una tetuda así.

  • Si, ella lo decía más que nada para montárselo con un chico de más de 30 años, que tenga experiencia.

  • Ya, tu amiga lo que quiere es que le den caña, lo que yo decía antes, estará cansada de niñatos y de borrachos.

  • Si, jajaja.

  • Bueno princesa, te voy a dejar que ya es tarde, el sábado a las 10 estoy esperándote.

  • Vale, te echaré de menos. Un beso.

Al rato de colgar, Cesar me mando 5 fotos de nuestro fin de semana, una buena selección, cada cual más guarra y morbosa y debajo escribió “esta noche puedes masturbarte viendo como te llena mi polla y lo guapa que estás cubierta con mi leche” y eso hice. Después de la conversación y con esas fotos, en 5 minutos me había corrido.

El viernes por la mañana por fin me llegó mi pedido de internet. Lo abría para verlo y me encantó, seguro que a Cesar se le iban a salir los ojos.

Llegó el sábado por la noche. Por fin eran las 10 y salí del trabajo. Allí estaba Cesar, paseando cerca de su coche. Cuando me vió se acercó y nos besamos.

  • Estás muy guapa - llevaba unos pantalones cortos bastante ajustados y una camiseta de tirantes que dejaba mi ombligo al aire.

  • Gracias.

  • Vamos primero a cenar y a tomar algo y luego vamos a casa.

  • Vale, como quieras.

Monté en el coche y fuimos a la zona de bares. Nos gustaba cenar picando alguna ración y tomando un par de cervezas.

En la cervecería que estábamos había 3 chicos de unos 25 años que no paraban de mirarme.

  • Esos 3 no te quitan el ojo de encima. ¿Les conoces?

  • No me suenan.

  • ¿Seguro?.

  • No - le estaba diciendo la verdad - Ya sabes que no soy de Gandía y no llevo tanto tiempo aquí. Conozco a mis amigos, a la gente del trabajo y poco más.

  • Puede que ellos a ti si te conozcan, del gimnasio o del trabajo.

  • Si, eso puede ser.

Acabamos de cenar y no fuimos para casa. No era tarde pero los 2 teníamos ganas de llegar. Como siempre me hizo subir delante y no dejó de sobarme hasta que entramos en casa. Soltó la maleta y me llevó en brazos hasta la habitación. Me besaba sin parar y me quitó la camiseta cuando le hice parar.

  • Espera.

  • ¿Qué pasa?

  • ¿No quieres que te enseñe lo que he pensado para mi castigo?

  • Claro, no se como me había olvidado. Me pones tan cachondo...

  • Vale - fui hacia mi cómoda.

  • ¿Te masturbaste el jueves con las fotos que te mande? - me preguntó sonriendo. Yo no le conteste pero me puse roja como un tomate.

Cogí lo que había comprado y se lo enseñé. Era una fusta negra, un juego de esposas de pelo, un antifaz y una bola con una correa para meterme en la boca e impedirme gritar. Todo del mismo color.

Miré para Cesar y su cara expresaba lo mucho que le había gustado.

  • Espero que con esto me puedas castigar.

  • Me encantas putita.

  • Gracias - el no hizo más preámbulos.

  • Desnúdate - yo hice lo que me mandaba, despacio.

  • Más rápido puta - obedecí. Me quite la ropa rápido y la tire a un lado de la cama.

  • ¿Quieres que busque un tanga a juego?

  • Quiero que te calles. No quiero oírte una palabra más. Se me acercó, cogió la bola, la metió en mi boca y la apretó. La situación me estaba dando mucho morbo - Cuando te la quite será para que me chupes la polla, no quiero oírte hablar - yo asentí con la cabeza.

Después de eso se puso detrás de mi. Me dio un azote fuerte, me cogió las manos hacia atrás y me puso las esposas.

  • De rodillas - yo como siempre hacía lo que me ordenaba - No apoyes el culo en los pies, ponte recta - estuve un rato en esa posición, sentía como el se desnudaba. Seguro que tenía su pene completamente tieso. Al notar como con la fusta acariciaba mis nalgas, mis pezones se pusieron duros como piedras. Empezó a darme latigazos con la fusta. No dolían mucho, pero me estaba excitando una barbaridad. Empezó suave y cada vez iba aumentando la fuerza - Se te está poniendo el culo rojo, de un color precioso, me gusta esta fusta - siguió con el castigo, despacio otra vez, fustigándome las 2 nalgas. Hubo un momento que paró, note que se movía a mi alrededor,y de repente noté otro latigazo, perfecto, sin error, en uno de mis pezones. Toda mi piel se erizó, una descarga recorrió mi cuerpo desde mi pezón hasta mi clítoris. No sabía que también podía usarse la fusta para eso, ni tampoco sabía hace un mes que mi coño podía llegar a estar tan mojado. Otro latigazo en el otro pezón, perfecto de puntería. Yo gemía con la mordaza en mi boca, notaba como la saliva empezaba a escaparse y caía sobre mis tetas castigadas. Siguió golpeando mis tetas, no solo los pezones, esparciendo la saliva, y después de un buen rato volvió a mi culo.

  • Ahora apoya en culo en los talones. Perfecto - sentí que se ponía frente a mi y comenzó a golpearme la cara con algo muy duro, supe enseguida que era su polla - Ni una palabra - me desabrochó la mordaza y me sacó la bola de la boca. Llevaba un buen rato con ella dentro, así que cuando la sacó hice algún gesto con la boca para relajar mi mandíbula. En un momento que la estaba abriendo el aprovechó y metió un buen trozo de su polla dentro. Yo tenía los ojos vendados así que me pilló desprevenida y casi me quedo sin aire. A él no pareció importarle y comenzó a follarme la boca como un loco, yo no paraba de soltar saliva mientras me concentraba en poder respirar. Por suerte la primera vez no solía aguantar mucho tiempo y encima el juego le había excitado mucho, así que pronto agarró mi cabeza y mi pelo con sus manos, clavó su polla en mi boca lo más que pudo y se corrió. Me entraron arcadas y mis ojos se llenaron de lagrimas pero el seguía sin sacarme su polla, quería que me tragara hasta la última gota. Después de un rato que pareció un año, saco su polla por fin, yo tosí y escupí en el suelo - Abre la boca y acaba de limpiarla - yo saboreé la punta de su polla con mi lengua y se la deja limpia de saliva y de semen, me la imaginé brillante y reluciente - A merecido la pena esperar tanto tiempo para darte este castigo. Me quitó el antifaz y las esposas y me ayudó a levantarme.

  • Ya puedes hablar. ¿Te ha gustado?

  • Si.

  • Me ha encantado tu sorpresa. Además, cada vez la chupas mejor - yo sonreí muy contenta por oír eso - Vamos al baño a que me laves la polla.

Fuimos al baño y como otras veces, le limpié la polla en la ducha, volviéndose a poner tiesa. Me llevo a la habitación, se tumbo en la cama boca arriba y me ordenó limpiar el suelo de la habitación que había dejado lleno de babas. Fui a la cocina por un trapo y lo sequé “más rápido, tengo la polla dura esperando”. Acabé de limpiar el suelo, fui a la cocina a dejar el trapo y volví.

  • Hazte una coleta, siempre te he visto con el pelo suelto - busqué una goma en un cajón y me hice la coleta como el me dijo. No solía llevar el pelo así, me gustaba más llevarlo suelto aunque la coleta me resultara más cómoda. Me las solía poner hace tiempo para estudiar o ir al gimnasio y a mi me parecían poco sexys.

  • ¿Te gusta?

  • Si, estás sexy.

  • Yo siempre pensé lo contrario, que la coletas no me quedaban bien y menos todavía que me quedaran sexys.

  • Me da igual lo que pienses. Cállate - se levantó y volvió a coger la mordaza, por lo visto le había gustado - Abre la boca, no queremos que despiertes a todos los vecinos y que sepan la puta que vive aquí (por suerte no vivía nadie en el piso de abajo y la ventana daba a la calle y no a un patio interior) Seguro que sus mujeres se morirán de celos sin te oyen chillar, igual con suerte sus maridos se ponen cachondos y les follan, pero no será hoy. Hoy no te van a oír. Ponte de rodillas - yo me volví a arrodillar - Bien, gatea hasta la cama y apoya los brazos en la cama - yo me puse como decía, levantando bien el culo - No me puedo creer que con el culo que tienes y lo buena que estás no te haya follado todavía a lo perrito - se situó detrás mio y comenzó a meter su polla poco a poco - Estás empapada so puta. Esta mordaza nos va a venir bien para cuando vuelva a romperte el culo, que nadie llame a la policía.

Empezó poco a poco a meter y sacar su polla, la notaba cada vez más en mi interior. De repente con unas de sus manos me agarró del pelo, tirando de mi coleta hacia atrás y haciendo que levantara la cabeza “buena yegua, así me gusta” y me soltó un azote. Empezó a acelerar el ritmo, tirándome de la coleta y sin parar de azotarme. A veces me la clavaba hasta el fondo y casi se sentaba encima de mi, apoyando su cuerpo en mi culo. Así siguió, durante casi media hora hasta que sacó su polla, presionó contra mi ano y sin llegar a meter su pene, empezó a correrse, llenándome el agujero de semen que empezó a resbalar por mis labios y mi coño.

Se enderezó estirando las piernas, estaba muy en forma porque había estado media hora con las piernas dobladas, el no se había puesto de rodillas. Ayudó a que me levantara, me quitó la mordaza y me besó.

  • Eres la mejor.

  • Gracias.

  • Vamos a dormir y descansar, mañana tenemos que aprovechar el día.

Nos tumbamos en la cama, yo con su semen humedeciendo mi entrepierna, y nos dormimos hasta las 10.

Me desperté a la mañana siguiente, me giré y le abracé. Al rato el comenzó a acariciarme la espalda.

  • Peque, siento ser tan brusco, pero cuando empiezo a follarte me descontrolo. Me ciega tu cuerpo.

  • No te preocupes, me gusta lo que me haces.

  • Si, imagino que si por ejemplo te molestara que te mandara callar, no hubieras comprado una mordaza.

  • Imagino que tienes razón - el subconsciente por lo visto volvía a actuar por mi. Muchas de las cosas que compré no eran para que me castigara, sino porque mi parte sumisa quería probarlas - Creo que lo que dijiste el otro día es verdad y a muchas mujeres nos gusta sentirnos un poco putas. Saber que excitamos a los hombres y que nos demuestren lo calientes que les ponemos.

  • Yo si lo creo. ¿Crees que a tu amiga la de las tetas grandes también le gustaría que la follaran duro?

  • Bueno, no se. Yo creo que si, y si quería que le presentaras a alguno de tus amigos sería por eso, para ver si la follaban diferente de un chaval de 22.

  • Seguramente. Voy a hablar con mi hermano, darle unas pequeñas instrucciones de como tratar un buen par de tetas y si quieres los presentamos.

  • Vale - me encantaba la idea. Quería mucho a Ana y me gustaría que la follaran y disfrutar como lo hacía yo.

  • De todas formas no le digas nada todavía. Mi hermano es muy cortado e igual se echa atrás. Ahora dúchate y vamos a desayunar. Y quítate esa coleta, me ha gustado, pero ahora quiero que te hagas 2, una a cada lado.

  • ¿Como una colegiala?

  • Si, como mi peque.

Fui al baño, me duche rápido y me hice las coletas como el quería. En el espejo me gustó el resultado. Una coleta me parecía muy de sport, pero 2 coletas tenían su morbo. Cuando entre en la habitación el seguía tumbado en la cama, boca arriba, con su polla relajada. Me vio y sonrió.

  • Ya sabía que estarías guapísima.

  • ¿Te gusta?

  • Mucho. No tendrás por ahí una falda de cuadros ¿verdad? - dijo guiñando el ojo. Yo rápido me di cuenta de sus intenciones.

  • Cierra los ojos, yo te aviso.

El cerró los ojos y se los tapo con un brazo. Empecé a buscar en mi armario y encontré una falda de cuadros con vuelo, como las que llevan las chicas a los institutos. Me vestí con ella y para ponerme arriba encontré una blusa blanca. Me la puse sin sujetador y atando la parte de abajo de la camisa en forma de nudo, para que dejara mi ombligo al aire. Quería completar mi atuendo con unos calcetines blancos, pero no sabía muy bien donde los tenía.

  • ¿Por qué tardas tanto?

  • Lo siento, esta ropa no la pongo mucho, me está costando encontrarla - le miré y vi como su polla había crecido, por eso le estaban entrando las prisas. Me empecé a poner cachonda yo también viendo eso y pensando en lo que haría conmigo si le gustaba el resultado. Al final encontré los calcetines que buscaba. Eran muy finos, blancos y justo me llegaban hasta debajo de las rodillas - Ya estoy - él se quitó el brazo de la cara y me miró.

  • Estás preciosa, mejor de lo que imaginaba. Igualita a Britney Spears

  • ¿A quién? - en aquel momento no sabía quien era.

  • A nadie, jajaja - se incorporó y se sentó apoyando su espalda en el cabecero de la cama. Yo estaba a los pies, en medio entre la cama y el armario, en un espacio de unos 2 metros - Gírate - yo sabía lo que quería así que para hacerle un poco de rabiar, me giré pero muy despacio, dando una vuelta de 360 grados - Bien. Vuelve a girarte, pero más rápido - justo lo que yo imaginaba. Le obedecí y al girar la falda se levantó y el pudo verme perfectamente el coño y el culo - No te has puesto bragas.

  • No me ha dado tiempo, no te quería hacer esperar.

  • Ya. Date otra vuelta - yo volví a girar para que me volviera a ver a su antojo. Se levantó y se puso a mi lado para besarme, ya tenía la polla completamente tiesa - Ven, ponte de rodillas encima de la cama.

Hice lo que me decía. Me fue colocando, las rodillas en el borde de la cama, los pies colgando y apoyada en mis manos. Me cogió la falda y me la levantó, ahora tenía una vista perfecta de mi culo. Me separó las piernas con las manos y de pronto noté su lengua en mi raja, subiendo y bajando por todo mi coño. No podía aguantarme los gemidos ni los suspiros. Me vino a la cabeza mi amiga Ana y le dije “esto también tienes que enseñárselo a hacer a tu hermano”. Después de un buen rato así, yo estaba a punto de mi primer orgasmo cuando el se detuvo y me llenó con su polla. Puso sus manos en mis caderas y empezó un mete y saca, suave al principio pero más fuerte cada vez. Yo no tarde nada en correrme y el seguía, cada vez más fuerza. Mis brazos casi no aguantaban sus empujones, cuando su pene entraba por completo dentro de mi y su pelvis chocaba con mi culo. Me iba a caer así que cambié de posición, doblando los brazos y apoyándome en los codos. Agarré con fuerza las sabanas con mis manos “ufff, tu culito se está abriendo pidiendo guerra, tendrá que esperar, a ver si me aguanto” me dio una nalgada y siguió follándome con fuerza.

  • Me voy a correr, ¿ya tomas la píldora?

  • No, todavía no puedes.

El sacó su polla y se corrió en mi espalda, manchándome la falda y la camisa.

  • Has estado increíble peque.

  • Gracias. Fui al ginecólogo esta semana. El finde que viene ya podrás llenarme de leche si quieres.

  • Lo estoy deseando. Vamos a prepararnos y bajamos a desayunar, ¿vale?

  • Ok.

Nos lavamos rápido, nos vestimos y bajamos a desayunar a un bar cerca de mi casa. Después paseamos. Hacía un día muy bueno, y cuando nos acercamos a la playa vimos que había gente tomando el sol.

  • La semana que viene si hace calor, puedo traer ropa de playa y el domingo podemos ir.

  • Perfecto, me encanta la playa, es de mis cosas favoritas. Y con el sol me pongo muy morena.

  • Ya estás morena, pensé que algún día ya habrías venido.

  • No, todavía este año no. Cuando voy a la playa me pongo mucho más morena, ya lo verás.

  • Igual en lugar de quedarnos por aquí podemos ir a otro pueblo, a Cullera o a alguna cala por ahí.

  • ¿No te gusta esta playa? A mi me encanta.

  • Si, es muy grande, pero me gustaría que tomaras el sol haciendo topless para que no te queden marcas en las tetas, y aquí puede verte gente que te conozca. Prefiero ir a algún lugar donde no te conozcan.

  • Vale, como quieras. También me va a quedar la marca blanca en el culo - le dije guiñando un ojo.

  • Eso tiene peor solución, jejeje.

Estuvimos toda la mañana paseando y tomando algo por Gandía. Mientras caminábamos me preguntó por mi vida amorosa.

  • Una chica tan guapa como tu seguro que ha tenido muchos novios.

  • Que va, solo he salido con un chico al que conocí en el gimnasio cuando vine a Gandía.

  • ¿Le sigues viendo cuando vas?

  • Algunas veces, pero no nos hablamos. Le deje y se enfadó conmigo.

  • ¿Follabas mucho con él?

  • No, le gustaba mucho más estar con sus amigos.

  • Cuéntame más.

  • Bueno, se llamaba Roberto. Lo conocí en el gimnasio. Era un chico bastante guapo, algún día hablábamos hasta que se animó a invitarme a tomar algo. Yo le dije que si. Vivía con sus padres en Madrid y tenían un piso aquí don de venían a veranear. El tenía muchos amigos en Gandía así que buscó trabajo aquí y se vino a vivir al piso de sus padres. Cuando quedábamos e íbamos a su casa siempre quería que anduviera desnuda por casa, esa era su fantasía, pero no me hacía mucho más así que yo a veces y como no obtenía mucho resultado a cambio, le decía que no.

Los sábados salía con los amigos y cuando llegaba la hora de irse para casa me llamaba a ver si yo todavía estaba por ahí. Entonces quedamos y follábamos en su casa, solía estar algo bebido, duraba un rato pero siempre hacía la postura del misionero y la del perrito. Algunas veces yo ni me corría. Luego nos dormíamos y por la mañana parecía que solo fuéramos amigos, para él era como si solo se pudiera follar los sábados por la noche, así que le deje después de 4 polvos. Son muy exigente con los chicos y encima no tengo mucha suerte.

  • Pero eso ahora ha cambiado, lo de la suerte - y nos reímos - De todas formas tampoco todas mis relaciones de pareja han sido sexualmente un éxito, lo que a unos les gusta mucho, a otros no les gusta nada.

Antes de las 2 comimos algo ligero en un bar y fuimos a casa.

  • ¿Tienes ganas de echar la siesta? - me dijo sonriendo.

  • Siempre, soy muy dormilona y la siesta me encanta.

  • Vale, pero antes tenemos que hacer alguna foto.

  • ¿Fotos?

  • Si, tenemos pendientes unas fotos con lencería, te voy a convertir en una modelo.

  • Vale, a ver si te gusta como poso.

  • Seguro que si.

Subimos a casa. El se dirigió a la habitación y comenzamos a besarnos. Se separó para tumbarse en la cama.

  • Pruébate ropa interior, vamos a sacar esas fotos.

  • Vale. ¿Por qué no vas al salón y cuando este preparada voy para que me saques las fotos allí? Es más grande.

  • Bien, te espero allí.

Se fue y yo comencé a prepararme para las fotos. Lo primero que me puse fue el disfraz de colegiala de por la mañana, se veía sucio de él. Fui al salón y sonrió al verme. Había movido alguna mesa y un par de adornos para hacer hueco junto a la puerta de la terraza.

  • Posa ahí - fui hacia donde me indicaba - Déjate las coletas toda la sesión - yo asentí- Sonríe, así muy bien - yo obedecía como una auténtica modelo, sin parar de sonreír, poniendo poses lo más sexys posibles e intentando que se excitara. Estuvo un buen rato sacando fotos - Ponte de espaldas y levanta la falda con tus manos - le encantaba mi culo y no iba a perder la oportunidad de sacarle una foto con esa falda - Que putita estás hecha, ahora tampoco te has puesto bragas.

  • Pensé que te gustaría así.

  • Y acertaste - contestó lanzándome un beso - Vete por otro modelo.

Fuí a la habitación y me cambié, poniéndome el tanga rojo que había comprado para él y un sujetador rojo también. Volví al salón y seguimos con el juego.

  • Muy bien, sigue así. Sonríe - estaba resultando muy divertido y excitante. Posaba en todas las posiciones imaginables.

La siguiente vez me puse el tanga negro con un sujetador negro también y aquellas medias que tanto le habían excitado. Cuando volví al salón se le salían los ojos.

  • Ten cuidado con esas medias que luego ya sabes lo que pasa, que el que lo paga es tu culito - yo me encogí de hombros fingiendo que no sabía a que se refería - Para los próximos modelos ponte algún zapato de tacón.

Posé con otro par de modelos diferentes, el último era un tanga rosa muy fino y un sujetador también rosa con flores dibujadas. Llevaba los tacones que el me había dicho. Soltó el móvil, por lo que se intuía debajo de sus pantalones, ya habíamos acabado y le había gustado. Me besó y me cogió en brazos sujentándome con sus 2 manos en mi culo.. Me llevó a la habitación y me soltó encima de la cama. Agarró los laterales del tanga y los sacó con cuidado sin quitarme los zapatos. Me hizo levantarme un poco para quitarme el sujetador y aprovecho para besarme las tetas. Luego empezó a morderme y pellizcarme los pezones.

  • ¿Te gustaría que le mordieran las tetas así a tu amiga?

  • Siiiii.- me cogió el pezón fuerte y tiro de él, luego me lo retorció.

  • ¿Y esto? ¿te gustaría que se lo hicieran?

  • Siiii - me soltó un cachete en la teta.

  • ¿Quién quieres que se lo haga?

  • Tu hermano.

  • Tendré que enseñarle.

  • Seguro que le enseñas muy bien.

  • ¿Te gustaría que se lo hiciera yo? ¿qué le magreara las tetas? - yo estaba muy cachonda.

  • Siiii.

  • ¿Me dejarías?

  • Siiii, puedes hacerle lo que quieras.

  • ¿Te gustaría hacérselo a ti? - estaba que no podía más, mi coño ya tenía que estar chorreando. Me imaginé chupando las grandes tetas de Ana, pellizcándole los pezones y haciéndolo disfrutar, estaba ardiendo.

  • Siii, me gustaría comerle las tetas y magreárselas - el dejó de sobarme, me dio unos cachetes en el coño que casi hacen que me corra y se tumbó encima mio, frotando su polla por mi raja, desde mi agujero hasta el clítoris.

  • Estás muy mojada.

  • Fóllame ya por favor - el me la metió casi entera consiguiendo que me corriera y siguió follándome en la posición del misionero hasta que después de un buen rato ya estaba a punto. Sacó su polla y se corrió encima de mi barriga salpicando también mis tetas. Se movió en la cama y dijo:

  • Lávate un poco y vamos a dormir la siesta.

Fui al baño a limpiarme su leche, aunque me gustaba dormir sucia y oler a él. Cuando volví a la habitación me tumbe a su lado y dormimos un rato. A la hora se despertó y sentí como se duchaba. Al rato volvió a la habitación y me llamó.

  • Despierta dormilona, vamos a ver una película, y se fue al salón.

Me levanté y me vestí con un tanga cómodo y una camiseta corta como a él le gustaba que fuera por casa. Fuí al salón y le vi sentado en el centro del sofá.

  • No, ponte un tanga de hilo, y quítate la camiseta - no se que estaba pensando pero fui a la habitación y me hice lo que me había dicho. Volví y me senté a su lado, apoyando la cabeza en su pecho. El estaba mirando que película ver. Al rato cogió 3 cojines, los colocó a su izquierda y me dijo - Túmbate encima mio, con la cabeza en los cojines y tu culo aquí - y movió las manos unos 10 centímetros por encima de su pene trazando círculos.

Me coloqué como me había dicho, no era muy cómodo, tenía que girar la cabeza para poder ver la TV. En la posición que estaba parecía que iba a empezar a darme azotes por no haber sido buena. Empezó una película que no recuerdo y el puso su mano derecha en mi culo, acariciándolo suavemente, con mucho cariño. Yo estaba concentrada en sus caricias, a veces con los ojos cerrados. Además ver la película me estaba resultando incómodo en esa posición pero no quería decírselo, a él parecía que le gustaba. Después de un buen rato me preguntó:

  • ¿Te está gustando la película?

  • No sé - le contesté y el se rió. Cambió la posición de su mano y ahora acariciaba mi coño por encima de las bragas.

  • ¿Te acuerdas de los 3 chicos de ayer?

  • ¿Qué chicos?

  • Los que no te quitaban ojo ayer por la noche.

  • Si, me acuerdo - apartó un poco mi braga y empezó a frotarme la raja, mi clítoris y a introducir medio dedo en mi coño.

  • Así me gusta, no te hagas la tonta conmigo, se que en el fondo eres una putita. Dime, ¿qué hubieras hecho si te hubiera dicho que le comieras la polla a los 3?

  • No se, no lo hubiera hecho - el retiró el dedo de mi coño.

  • Vale, si no quieres jugar no pasa nada, siéntate y vamos a ver la película.

  • No, perdona. Dime que quieres que conteste.

  • Tú sabes que contestar. Los 2 sabemos que eres una puta, compraste la fusta, la mordaza y las demás cosas sin que yo te dijera nada, así que déjate llevar y contesta lo que sientas - volvió a meter su dedo en mi coño - ¿Qué hubieras hecho si te hubiera dicho que les comieras la polla?

  • Se la habría comido a los 3, haré lo que tu me mandes.

  • ¿Al mismo tiempo?

  • Si, me pondría de rodillas y se la chuparía primero a uno, luego a otro, iría cambiando de polla a cada rato mientras masturbaba a los otros - su mano seguía jugando con mi coño. Estiró de mi tanga hasta colocarlo en mitad de mis labios. Ahora tiraba del hilo frotando mi coño con mis bragas empapadas.

  • ¿Cómo les hubieras convencido?

  • Me hubiera acercado a ellos. Me hubiera puesto a hablar con uno y le hubiera besado. Hubiera estado así hasta que notara que me tocaban el culo. Entonces le hubiera dicho que no podía tocar. Que si quería a él le podía hacer una mamada y a sus amigos que también eran muy guapos, les podía hacer una paja.

  • ¿Y ellos que hubieran hecho?

  • Me hubieran cogido y llevado al baño. Me habrían puesto de rodillas, se bajarían los pantalones y me rodearían con sus pollas.

  • Sigue.

  • Se la empezaría a chupar al chico con el que me enrollé, y a masturbar a los otros 2 - me corrí imaginando la escena y el siguió sobando mi coño sin parar.

  • ¿Tenían las pollas grandes?

  • Me gustan grandes, como la tuya, pero las de ellos eran mucho más pequeñas, me entraban enteras en la boca.

  • ¿No sientes como uno de ellos se pone detrás tuya y te levanta la falda?

  • Si, mientras se la chupo uno empieza a tocarme el culo, yo le dejo.

  • Eres una puta, yo solo te había dado permiso para chupársela.

  • Lo sé, lo siento, pero estoy muy cachonda y le dejo tocarme el culo. Se que luego me castigarás cuando te lo cuente pero no puedo parar. Mueve un dedo por debajo de mi tanga y empieza a meterlo en mi coño como tú ahora. Noto que otro se pone detrás mía y me levanta la falda, se que va a querer follarme y tengo que pararles ahora. Les digo que no “lo siento chicos, pero solo os la voy a chupar. Si sois buenos os dejaré correros en mis tetas” Noto que me deja la falda subida, está un rato mirándome el culo y el que está detrás mío dice que están de acuerdo, pero que se correrán donde quieran. Se que no me has dado permiso pero no tengo otra opción así que les digo que si y se la sigo chupando. Al final uno de ellos se corre en mi boca, otro me llena la cara de leche y el que habló antes, me da la vuelta y se corre en mis nalgas - en ese momento Cesar saca su dedo de mi coño empapado y me lo mete de golpe en el culo haciendo que me corra por segunda vez. Me lo deja dentro, quieto, y yo me voy relajando, aunque noto que el no, su polla presiona contra mi barriga.

  • ¿Te has preparado el culo? - no se muy bien a que se refiere.

  • No.

  • De ahora en adelante siempre que vaya a venir, tendrás el culo preparado para mi, como el otro día te lo limpiarás y te lo abrirás un poco con lo dedos en el baño, así me costará menos follarlo.

  • Vale.

  • Vete a prepararlo - y me dio un azote. Yo me levanté y el lo hizo detrás de mi. Fui hacia el baño y el me siguió hasta que llegó a la puerta de la habitación de Laura - te espero aquí para romperte el culo.

Fui al baño, me senté en el bidet y me preparé el culo como me había explicado la semana pasada. Me lo iba a follar en la habitación de Laura, me daba mucho morbo. Acabé, me sequé, cogí el bote de aceite y una toalla para no manchar mucho y fui con él.

Estaba tumbado boca arriba, su polla miraba al techo.

  • No vamos a necesitar el aceite, eso fue para la primera vez. Ahora quiero que la sientas de verdad. Chúpala y llénala bien de saliva - hice lo que me decía, me esforcé lo máximo que pude. Si no iba a usar aceite, más me valía que estuviera bien mojada o me iba a reventar - Muy bien. Ahora siéntate tu sobre mi polla, te dejo hacerlo a ti.

Me puse de rodillas sobre él, cogí su polla con la mano y me la puse en la agujerito del culo. Poco a poco comencé a bajar. Me costó que me entrara la cabeza, pero cuando lo conseguí paré para tomar aire y suspirar. Se la había chupado a conciencia pero sin aceite me estaba costando bastante que me entrara. El comenzó a acariciarme el clítoris y las tetas sin parar. Yo seguí bajando y subiendo a cada rato, así durante más de 15 minutos en los que no paró de meterme mano. Cuando se iba a correr me cogió los pezones con cada una de sus manos y me los apretó.

  • Has sido muy mala puta, dejar que te revienten el culo en la cama de tu compañera, y lo que es peor, no te has metido toda mi polla en el culo, poco más de la mitad, la semana que viene te vas a enterar - decía mientras no dejaba de tirar de mis tetas. Noté como empezaba a llenarme el culo de leche, entonces me soltó los pezones y empezó a darme cachetes en las tetas consiguiendo que me corriera otra vez..

  • Bueno, este fin de semana me has dejado seco de todo - yo sonreí.

Nos levantamos y nos duchamos otra vez juntos besándonos. Después el se preparó y se fue, ya eran casi las 9 de la tarde, nunca se había quedado hasta tan tarde. Yo recogí la casa e intente dejar la habitación de Laura igual que estaba y abrí la ventana para que ventilara. Después cené un poco y me acosté. Justo en ese momento me llegó un mensaje de Cesar “eres estupenda. La semana que viene lo pasaremos genial en la playa”. Yo estaba encantada y me dormí en una nube.