Mi primer novio, parte I

Estuvimos hablando más de 30 minutos de nuestras cosas. En que trabajábamos, donde vivíamos y tonterías de esas, pero siempre con una mano tocándome: primero el brazo, luego la cintura justo por encima de la falda y después de un rato, metiendo la mano por debajo de la camiseta para tocarme la piel.

Hola, me llamo Azucena y tengo 28 años. La historia que voy a contar trata de como empecé a salir con mi primer novio en serio y todo lo que aprendí de él. Sucedió hará unos 7 años, cuando yo tenía 21. Soy una chica que mide sobre 1,62 de pelo castaño aunque lo tengo teñido de rubio, unos dedos por debajo del hombro, y unos 52 kilos. Mis ojos son marrón claro, color avellana. Desde que tenía unos 18 años siempre me ha gustado cuidarme, ir al gimnasio, comer más o menos bien pero sin obsesionarme y mantenerme lo más atractiva posible. A mi edad eso todavía me resulta fácil. Mis tetas son de un tamaño normal, yo diría que bonitas, aunque por lo que más destacan es por lo sensible que son, me pone muchísimo cuando me las aprietan, me pellizcan los pezones y me las maltratan un poco. Son cosas que no se ven a primera vista y que en este relato os contaré como descubrí. Lo que más destaca de mi físico a simple vista es mi culo, algo más voluminoso que mi pecho, redondo y duro del ejercicio. Todos mis amigos cariñosamente me dicen que tiene un buen cachete, jejeje. Tengo una piel casi siempre bastante morena, mucho más en verano ya que me gusta mucho tomar el sol, sobre todo en la playa, pero por lo general siempre tengo un tono de piel muy bonito.

Soy de un pueblo del interior de Valencia, su nombre no viene al caso, donde me crié y viví con mis padres y mi hermana 3 años menor que yo, hasta los 20. Estudié administrativo y con 20 años pude por fin cumplir mi sueño, irme a vivir sin mis padres y a un lugar con playa. Me salió un trabajo en una gran tienda de deporte que acababan de abrir en Gandía, donde trabajaría como encargada de turno (mi esfuerzo y mis buenas notas habían merecido la pena), un pueblo con playa, muy tranquilo durante el año y con mucho ambiente en verano. Gracias a mi padre pude alquilar un piso muy bonito cerca de la playa para aprovechar al máximo mi tiempo libre en verano, así que allí me mude por el mes de octubre. Era de un amigo de la familia por lo que me lo dejaba a un precio bastante asequible, y como tenía 3 habitaciones, no me ponía problemas en que alquilara las otras 2 y con lo que me pagaban mis compañeras casi cubrir el alquiler. La única pega es que era un tercero sin ascensor, la última planta del edificio, pero eso al final no fue un obstáculo para encontrar compañeras. Para mi era muy importante que el fin de semana, o por lo menos la mayoría de ellos, las chicas se fueran y me dejaran sola, con 20 años quería el piso para disfrutarlo a tope el fin de semana, poder hacer fiestas o relajarme sin tener que aguantar a nadie. Durante la semana me dedicaba principalmente a trabajar, ir al gimnasio, hacer alguna cosa en casa y poco más. Compartir piso con mis compañeras era hasta divertido para no estar todo el día sola, aunque también tenía sus pegas como imaginareis.

Puse varios anuncios y mucha gente se intereso por el piso, como dije estaba muy bien y el precio de las habitaciones era muy interesante. Al final me quede con Laura, una chica bajita y algo regordeta, de unos 27 años que trabajaba en un banco y que tenía a su novio y su familia en Valencia, por lo que el viernes cuando salía de trabajar se marchaba y volvía el lunes directamente para ir al banco. La otra compañera era Carmen, una profesora que tenía la plaza en Gandía, así que llegamos al acuerdo de que en verano me pagaría solo medio mes y le guardaría la habitación. Seria mi compañera durante varios años. Ella tendría unos 52 años y era de Alicante, donde también tenía a su familia y amigos. Carmen no tenía novio y a estas alturas parecía difícil que lo consiguiera. Su rutina era parecida a la de Laura y me permitía relajarme con la casa sola para mi desde el viernes por la tarde.

En Gandía hice un grupo de amigos y amigas, compañeros del trabajo y amigos de amigos. De vez en cuando tenía algún rollete con algún chico y un mes estuve saliendo con un chico que conocí en el gimnasio y con el que lo hicimos 4 veces. Muy pocas para tener 20 años y vivir independizada, pero era lo que conocía y me pareció lo normal. En mi pueblo había tenido también algún rollo y había perdido la virginidad con un chico de clase un fin de semana, pero ninguna de estas historias tienen interés para entrar en detalle, creerme. Como en Gandía durante el año el ambiente no era gran cosa, con mi grupo de amigos algunas veces nos solíamos mover en coche de fiesta por otros pueblos de alrededor, a veces haciendo casi 100 kilómetros para ir de fiesta, otras veces simplemente comprábamos alcohol y nos quedábamos en mi casa bebiendo, viendo alguna película o haciendo alguna pequeña fiesta. Mi grupo de amigos lo formaban Ana, una chica de 23 años compañera del trabajo, su amiga Maika de la misma edad, otro compañero del trabajo llamado Rodrigo que tenía 25 y su prima Lourdes de 22, a la que llamábamos Lu.

Al principio Rodrigo estaba interesado en mi. Es un chico muy mono, guapo, de 1,85 más o menos y cuerpo de deportista, pero al ser yo su superior en el trabajo preferí hacer que no me enteraba, a la larga sabía que sería un error y al final se puede decir que estaba de pareja con Maika. Muchas veces cuando salíamos se liaban con otras personas, pero la mayoría acababan marchándose juntos en el coche de Maika a algún sitio.

Una vez que ya me he descrito y os podéis hacer una idea de mi físicamente, y de como era mi vida en aquel momento, empiezo a contar la historia.

Era el mes de marzo más o menos y el fin de semana en Gandía se presentaba bastante aburrido así que nos fuimos a las fiestas de Denia. Llegamos pronto, sobre las 9 de la tarde, para tomar algo por el pueblo y cenar allí. Estábamos en una cervecería y me fije en un grupo de 4 amigos que se encontraban sentados en una mesa. Eran mayores que nosotros, ninguno bajaría de 30 años, y estaban todo el rato mirándonos. Era normal, 4 chicas bastante guapas, llamativas físicamente  y acompañadas de un solo chico, que puede que incluso pensaran que era gay. Había en especial uno de ellos, moreno y muy guapo que no me quitaba el ojo de encima. Salimos de la cervecería y después de tomar algo en una terraza nos fuimos cenar. La verdad es que lo estábamos pasando bastante bien y había mucha gente de fiesta. Era marzo pero el día era estupendo, no menos de 25 grados, por lo que nos habíamos vestido de verano, falda corta, camiseta de tirantes, sandalias, pero era sábado así que las prendas elegidas eran aparte de frescas y cómodas, también lo más sexys posibles. Después de cenar tomamos algo más y nos dirigimos a ver la orquesta.

Estábamos los 5 bebiendo y bailando cuando vi a los chicos de antes en una barra que había en la calle, cerca de la orquesta. El moreno de antes seguía mirándome continuamente. Yo no era una chica tímida pero tampoco había tenido nunca la necesidad de entrarle a ningún chico, normalmente eran ellos quienes se acercaban a mi, pero por la diferencia de edad, yo tenía 21 años y él no debía tener menos de 30, pensé que no se atrevería a venir a hablar conmigo. Ahora que estaba de pie podía verle “entero”. Mediría 1,85, con un cuerpo bastante atlético, como mucho de los chicos que iban al gimnasio conmigo, moreno y con el pelo corto. Ahora que lo pienso, si no hubiera bebido ese día más de 5 cervezas, nunca me hubiera acercado a él, pero su mirada y el alcohol, hizo que me atreviera. Miré a Maika y le dije:

  • Maika, vengo ahora.

  • ¿Dónde vas?

  • Voy a hablar con aquel chico.

Ana que nos estaba oyendo y todos los demás también se unieron a la conversación.

  • Es el que estaba en la cervecería por la tarde, ¿verdad?

  • Si - dijo Lu- y no para de mirarte.

  • Yo creo que es demasiado mayor para ti - dijo Rodrigo.

  • Todo puede ser, pero esta muy bueno, vete por él - me animó Ana.

Me acabé la cerveza y me dirigí hacia donde estaba el grupo de amigos mientras oía detrás mio el cuchicheo y las risas de Ana, Maika, Lu y Rodrigo. Cuando estaba llegando donde el chico me entro la duda, como dije antes nunca había entrado a un chico, encima era mucho mayor que yo, me dio la sensación de que iba a hacer el ridículo, así que cambié de opinión, me puse en la barra al lado de él y pedí otra cerveza al camarero después de que tardara casi 5 minutos en atenderme. Me apoye en la barra y miré a mis amigos hablar entre ellos. Maika no paraba de reírse, así que les saque la lengua y me volví a girar dándoles la espalda.

  • Muy bonita.

Me giré hacia la voz que acababa de oír. Era el chico que llevaba todo el rato mirándome y del que me había puesto a su lado.

  • Perdona - Le pregunte casi tartamudeando.

  • He dicho que muy bonita.

  • ¿El qué?

  • Tu lengua, pero es de mala educación ir sacándosela a los demás - y sonrió.

  • Bueno, mis amigos son un poco tontos, se lo merecen.

  • Seguro que si. Me llamo Cesar, ¿y tú?

  • Me llamo Azucena - y me acerque para darle 2 besos

  • Hueles muy bien.

  • Gracias - la verdad es que no me salían casi las palabras, por algún motivo estaba muy nerviosa. Su forma de mirarme, con esos ojos mezcla de marrón y verde, no se como lo hacía pero siempre me forzaba a tener que mirar hacia arriba, como sumisa. Junto a su forma de hablarme, su tono, cariñoso pero al mismo tiempo autoritario y el hecho de que fuera unos cuantos años mayor, parecía querer dejar claro quien mandaba.

  • Te vi por la tarde en la cervecería de Ángel. ¿No eres del pueblo verdad?

  • No, vivo en Gandía y hemos venido a las fiestas. La verdad es que hay mucha gente y el ambiente está muy bien.

  • Bueno, la verdad es que como pareces tan joven dudaba que fueras del pueblo y no te hubiera visto antes.

  • Tan joven tampoco soy como para no haber salido nunca de fiesta, tengo 21 años - él volvió a sonreír.

  • Claro, no quería decir eso. Más joven que yo, pero tienes edad para salir y hacer otras muchas cosas. Yo tengo 31 y por eso puede que durante el año vayamos a sitios diferentes y no nos hubiéramos visto, claro que en las fiestas se ve a todo el mundo. Pero le he preguntado a mis amigos y ninguno te conocía - estaba en lo cierto, era a mi a quien no había quitado el ojo de encima en toda la tarde.

Estuvimos hablando más de 30 minutos de nuestras cosas. En que trabajábamos, donde vivíamos y tonterías de esas, pero siempre con una mano tocándome: primero el brazo, luego la cintura justo por encima de la falda y después de un rato, metiendo la mano por debajo de la camiseta para tocarme la piel. El era camionero, y aunque no salía de la provincia, casi todos los días iba por la mañana de su casa (bueno, mejor sería decir de casa de sus padres porque seguía viviendo con ellos) y volvía por la tarde, con el tiempo casi justo para hacer algo de deporte, algo que de cerca se le notaba todavía más, y descansar un poco. Eso si, el fin de semana le gustaba salir lo que podía.

De repente se me acerco Ana y me dijo que los demás se querían ir.

  • ¿Qué ha pasado?

  • Bueno, que a Maika se le ha acercado un chico y se han puesto a bailar, y Rodrigo se ha puesto celoso y quiere que nos vayamos. Se han puesto a discutir y Lu y yo creemos que es mejor que nos vayamos.

  • Todavía no es ni la 1 - dijo Cesar.

  • Ya, lo siento pero para estar aquí enfadados preferimos irnos - contesto Maika

  • Yo soy Cesar - se presento y se dieron 2 besos - Sois chicas muy guapas, es normal que los chicos se acerquen a hablar con vosotras.

  • Bueno, Rodrigo normalmente no es así, pero hoy tiene el día malo por lo visto.

  • Ok, como queráis - se giró mirándome y me dijo - Si quieres quedarte, luego te puedo llevar yo.

  • ¿Hasta Gandía?

  • Me da igual, no he bebido mucho, si no bebo nada más no tengo problema, y para mi conducir de aquí a Gandía es un paseo, estoy muy acostumbrado.

Yo me moría de ganas de quedarme, pero no sabía como decírselo a los chicos y que no les pareciera mal, nunca nos habíamos separado cuando íbamos a algún pueblo, pero en ese momento Ana me leyó la mente y dijo:

  • Bueno, entonces no hay problema, la dejo en tus manos si me prometes que no vas a beber más y que luego la llevas tú a casa.

  • Por supuesto.

  • Y cuídala muy bien y se bueno con ella.

  • A lo primero por supuesto que también, lo de ser bueno con ella, no te lo puedo prometer - y los 2 se rieron. Yo estaba allí callada siendo testigo de como hablaban de mi sin prestarme atención. Ana es una chica de 1,65 pero con más pecho que yo y que llamaría la atención de cualquier hombre. Estaba a punto de empezar a sentirme celosa cuando ella acabo diciendo:

  • Bueno, pues entonces nos vamos. Ya hablo yo con la panda y se lo explico - y nos despedimos dándonos 2 besos.

Maika se acerco al resto, estuvo hablando con ellos y vi como se despedían de mi con la mano y se iban. Rodrigo tenia la mirada encendida, entre el enfado con Maika y eso, seguro que estaría varios días sin hablarnos a ninguna de las 2, a no ser que al llegar a Gandía Maika le quitara el enfado. De todas formas eso me daba igual, ahora había otras cosas más importantes.

Me giré a Cesar y seguimos hablando. Me presento a sus amigos, que a esas alturas todavía no lo había hecho, y me pregunto que quería beber.

  • Una cerveza.

  • ¿Cuántas llevas hoy?

  • 5.

Llamo al camarero y pidió 2 coca-colas. Por lo visto iba a cumplir su promesa de no beber más, pero  a mi me había incluido sin mi autorización.

  • Ahora te vas a comportar como mi padre y no me vas a dejar beber más - le dije poniendo morritos.

  • Bueno, 5 cervezas está bastante bien, no quiero llevarte a casa borracha - me contesto con su sonrisa irresistible - Y no te preocupes que no me voy a comportar como tu padre - dijo justo un segundo antes de besarme y añadir - a mi no vas a desobedecerme - y se volvió a reír.

Estuvimos como una hora más con sus amigos, bailando, bebiendo y besándonos. Sus manos a veces se posaban en mi culo por encima de la falda y lo acariciaba suavemente, tal vez la diferencia de edad estaba haciendo que fuera poco a poco. De repente se separó y dijo que me llevaba a casa.

  • Son todavía las 2 - le contesté.

  • Bueno, hasta Gandía hay un cacho de viaje y cuanto antes salgamos antes llegamos. Tengo el coche cerca, ven.

Nos despedimos de sus amigos, me puso la mano en la espalda y nos alejamos de la fiesta. A unos 5 minutos andando estaba su coche pero tardamos casi 30 minutos en llegar. Cada poco parábamos a besarnos y el aprovechaba para, ahora si, meter su mano por debajo de la falda y tocar mi culo a su gusto. El hecho de que llevara puesto un tanga le permitía sobármelo sin ningún obstáculo, y lo estaba provechando al máximo. Notaba como me apretaba las nalgas con cada una de sus manos, como las abría y las deslizaba hacia bajo, cerca de mi ano, donde volvía a apretar y separaba mis glúteos con fuerza, haciendo que incluso sintiera el fresco de la noche en mi coño. Yo lo estaba disfrutando, estaba claro que tenía mucha más experiencia que mis anteriores rolletes y no me atrevía a decirle nada, únicamente a disfrutar y a gemir.

  • Tienes un culo perfecto, princesa - me susurraba al oído cuando despegaba sus labios de los míos, pero sin dejar de tocarme.

Por fin llegamos a su coche. Montamos y empezó a conducir. Me dijo que pusiera la música que quisiera, que los CD estaban en la guantera. La abrí y vi una caja de condones, y me puse algo nerviosa. Estaba claro que esa noche los iba a necesitar y con un chico bastante mayor que yo. Aparte la caja de preservativos y busque entre los CD para al final poner uno de los Rolling Stone. Me gustaba su gusto musical.

Al rato salimos de Denia y entramos en la autovía. Ahora él ya no necesitaba tanto de las 2 manos para conducir como si necesitaba por la ciudad, así que aprovecho su mano libre para empezar a tocarme, primero las piernas, subiendo su mano despacio por debajo de mi falda hasta casi llegar a mi coño. Luego aparto la mano y empezó a tocarme el abdomen por debajo de mi camiseta, subiendo suavemente hasta mi sostén.

  • Súbete la falda, quiero ver esas piernas tan preciosas - dijo al mismo tiempo que encendía la luz interior del coche.

Yo me subí la falda para que pudiera verme, estaba encantada de gustarle tanto.

  • Así no. Levanta el culo y súbete la falda del todo - me ordenó. Yo hice lo que me decía, levante un poco el culo del asiento y subí mi falda mucho más que antes, dejando mis nalgas directamente sobre el asiento del coche - Enróllala para que pueda verte bien.

La falda que llevaba era de tela muy fina, así que no me fue muy difícil hacer lo que me dijo, y me enrolle la falda quedando en mi cintura como si fuera un cinturón.

  • Eres preciosa, no veas las ganas que tengo de follarte.

  • Verás, tengo una cosa que decirte - era una chica joven pero había alguna cosa que tenía clara, o eso pensaba yo - Tengo una norma y es que nunca follo con un chico la primera vez en mi casa.

El se quedo pensativo, no sabía si había metido la pata hasta que de pronto le vi sonreír.

  • No te preocupes, me parece muy bien - contesto mientras no paraba de tocarme la pierna.

El siguió conduciendo callado, escuchando la música. Yo estaba segura de que le había parecido mal lo que le dije y que después de dejarme en casa se iría o alguna cosa del estilo, cuando de repente note como se desviaba hacia la derecha. En la autovía había una zona de descanso y el se dirigió hacia allí y aparcó. Se quitó el cinturón de seguridad y se acercó para besarme. Notaba como su lengua jugaba con la mía mientras sus manos, ahora ya libres de trabajo, se centraban en mi coño. Recostó mi asiento dejándome casi tumbada. Metió su mano por debajo de mis bragas y empezó a jugar con mi clítoris, frotándolo e intentando pellizcarlo. Luego comenzó a apretarlo con su dedo corazón, y después de un rato note como lo deslizaba hacia abajo, separando mis labios vaginales, frotando mi raja e introduciéndolo poco a poco en mi coño, que ya estaba empapado después del magreo de antes de subir al coche y de lo que me estaba haciendo ahora. Yo estaba en la gloria y ahora era yo quien me comía su lengua. A veces dejaba de meterme el dedo, me agarraba las bragas y tiraba de ellas hacia arriba con fuerza, frotándome el coño con ellas y haciendo que se me metiera entre mis labios. En esos momentos dejaba de besarme para fijar sus ojos en mi coño sin quitar la vista de lo que hacía. Después de unos 10 minutos, cuando estaba justo a punto de correrme, se detuvo. Se coloco en su asiento, se desabrocho el pantalón y se lo bajo junto con sus calzoncillos hasta los tobillos. Su polla estaba ya en su máxima expresión. Me encanto ver aquello, primero porque con su erección me demostraba que de verdad yo le estaba gustando, y segundo porque no había visto nunca una polla así, mediría unos 20 cm. y tenía un buen grosor. Estiré la mano y empecé a acariciársela, como si le estuviera masturbando, y el comenzó a reírse.

  • No pensarás que me vas a hacer una paja y ya está, ¿verdad?

  • No, yo no... - me había dejado muy cortada, no sabia que decirle.

  • Tranquila, es una broma. Chúpala - Yo le miré a los ojos, intente poner la cara más sexy posible y me agache metiendo la punta de su verga en mi boca.

Mi experiencia en esas artes era muy escasa. Solo se la había chupado una vez al novio que tuve en Gandía y no fueron más de 2 minutos. Seguí metiendo la punta de su polla en mi boca mientras con la mano subía y bajaba por el tallo.

  • Para, para, así no. Ya te dije que no quería que me hicieras una paja. Pon las manos en la espalda y sigue chupándomela.

Yo hice lo que me pidió y volví a chupar su polla. El tenía una de sus manos en mi cabeza, acariciándome el pelo, mientras con la otra estirada me tocaba el culo y la espalda. No pasarían más de 2 minutos en esa posición cuando me mando parar. Yo me incorporé y el me beso.

  • Bueno, no se puede decir que seas muy buena chupando pollas.

  • Lo siento - le conteste muerta de vergüenza.

  • No te preocupes, eres muy joven todavía. Casi lo prefiero de esta manera. Prefiero que no sepas mucho así te enseñaré yo a hacerlo como a mi me gusta, ¿qué te parece? - Me pasaron muchas cosas por la cabeza, en tan solo un segundo pensé que si decía eso era porque querría volver a verme, que puede que se convirtiera en mi novio, y eso era algo que en aquel momento deseaba con todas mi fuerzas, por lo que sonreí como una colegiala y le conteste.

  • Como quieras, lo haré como me digas.

  • Muy bien - y me volvió a besar - Coge un condón de la guantera y pónmelo.

El se quedo sentado en el asiento mientras yo cogía un condón, lo abría y se lo colocaba.

-Bueno, haciendo esto eres más hábil.

Yo no conteste nada y después sin saber porque, apagué la luz interior del coche.

  • Vuelve a encenderla, a estas horas nadie nos va a ver aquí, y no quiero perderme detalle de tu cuerpo y tu cara mientras te follo - me mordí, el labio inferior de la excitación - Quítate las bragas y ponte encima mio.

Yo hice lo que me decía, pero he de decir que por mi posición, puede que no me quitara las bragas de la forma más sexy. Esa y otro millar de cosas pasaban por mi cabeza a toda velocidad por los nervios. Pasé una pierna por encima suyo y me apreté sobre él, no quería dejar de besarle y tocar su pecho. Notaba su polla dura contra mis coño y mi abdomen y me estaba poniendo a mil.

  • Cógeme la polla con la mano y métela en el coño.

Yo me despegué un poco de él. Cogí su polla con la mano, la notaba durísima, me levanté y me volví a sentar encima suyo pero esta vez clavándome su verga en mi coño. No me habría metido ni la mitad cuando volví a tirarme sobre el para besarlo. El devolvía mis besos, pero no decía nada más y se limitaba a recorrer con sus manos mi espalda y mis nalgas. Yo estaba empapada y notaba como cada vez su polla me llenaba más. No sabía cuanta tenía dentro, nunca me había metido una tan grande, pero en ese momento me daba igual, solo quería que el estuviera disfrutando lo mismo que yo. Más que saltar encima de ella, en la posición en la que estaba, lo que hacía era restregar mi clítoris contra su cuerpo y moverme en círculos para sentirla lo mejor posible dentro de mi. Después de un rato que no se deciros cuanto, me corrí como nunca antes y me quede recostada encima de él con su polla todavía dura en mi interior.

Pasaron unos pocos segundos en los que me quede relajada cuando note un cachete muy fuerte en mi nalga. Me incorporé y le miré a los ojos. Me soltó otro cachete igual de fuerte en la otra nalga y me dijo:

  • No te he mandado que pares, putita. Tu ya te has corrido pero yo no, así que ahora mueve ese culazo que tienes y haz que me corra.

Me había llamado putita. Nunca nadie me lo había llamado ni siquiera en una situación como esa, todos mis rollos anteriores y los pocos polvos que había echado no se parecían en nada a aquel. Me había llamado putita y a mi me había encantado. Yo me incorporé un poco más, ahora estaba sentada sobre él, no tumbada como antes, y empecé poco a poco a subir y bajar, sin ser capaz todavía de meterme toda su polla. De pronto otra nalgada.

  • Fóllame al ritmo que te marco - y volvió a darme otro cachete más fuerte - Si te doy fuerte acelera, si te doy más despacio, baja el ritmo - nunca había follado en un coche y nunca me habían dado unos cachetes así, pero empecé a hacer lo que me decía y por lo visto lo estaba haciendo bien porque notaba que el aceleraba su respiración. Cada poco me volvía a caer otra nalgada, yo aceleraba y a la siguiente frenaba, sentía ya el culo rojo. Me había dado ya unos cuantos cachetes y alguno bastante fuerte, le notaba super-excitado. De repente poso sus manos en mis nalgas, me las apretó con fuerza y sentí como se corría al mismo tiempo que yo lo hacía por segunda vez.

Volví a quedar otra vez tendida encima suyo, ahora si sentía que tenía toda su polla clavada dentro de mi coño. Descasamos así unos minutos hasta que me mando levantarme.

  • Vamos, no quiero que nos quedemos dormidos aquí.

Me levante de encima de él y me volví a mi asiento. Me puse a buscar las bragas cuando me dijo:

  • Ponte de rodillas en el asiento con la cabeza hacia la ventana - yo le obedecí, no sabía porque pero hacía todo lo que me decía. O si lo sabía, hacía lo que me decía porque me encantaba. Seguía con la falda enrollada en mi cintura. Me beso las 2 nalgas y empezó a acariciármelas - Te he puesto el culo bien rojo. Lo siento pero no va a ser la última vez, con el culo que tienes me va a costar dejar de darte azotes - Note como me lamía y me volvía a besar - Vístete que se está haciendo tarde.

Tiro el condón por la ventanilla, se subió los pantalones, arrancó el coche y volvió a la autovía. Yo estuve un rato vistiéndome y colocándome la ropa, estaba encantada con lo que había pasado y con lo que me había dicho. Estaba segura que quería volver a verme y eso me hacía muy feliz. Cuando notó que estaba vestida, apagó la luz interior del coche y siguió conduciendo sin hablar.

Cuando llegamos a Gandía me dijo que le indicara para llegar a mi casa. Yo le fui dando instrucciones hasta que llegamos. El se volvió a acercar a mi y me besó.

  • Dame tu número de teléfono - saco su móvil de un hueco del coche y grabó mi número - Ahora tengo que marcharme, no pensé que hoy conocería a una chica tan guapa como tú y he quedado para comer mañana con la familia. Esta semana te voy llamando, ¿de acuerdo?

  • Por mi encantada. Yo tampoco pensaba encontrar esta noche un chico como tú.

El se rió y me volvió a besar. Me baje del coche, me acerque hasta su ventanilla y nos besamos por última vez esa noche.

  • Descansa princesa, ya te llamo.

Subí a mi piso, esa noche iba a dormir como nunca en mi vida, me había corrido 2 veces, había disfrutado como una loca y encima creía que me estaba enamorando. Subía por las las escaleras y recordé que me había llamado putita, y si, tenía razón, yo era su putita y haría lo que me dijera. Me volví a excitar al recordarlo así que tuve que ducharme antes de meterme en mi cama y dormir hasta casi las 2 del día siguiente.

Era martes por la tarde.

Desde el domingo no había tenido noticias de Cesar. Había contado a las chicas un pequeño resumen de mi aventura, y todas se habían alegrado por mi. Pesé a resultar una chica muy atractiva, normalmente era muy exigente con los chicos y todas las demás chicas del grupo solían “triunfar” bastante más que yo. Cuando vi a Rodrigo el lunes por la mañana en el trabajo, estaba de buen humor. Ya me había dicho Maika que cuando volvieron de Denia se habían reconciliado haciéndole una buena mamada, algo que no solían hacer, y había hecho que se olvidara por completo de su enfado. Al parecer, no fui la única del grupo que chupe una polla esa noche aunque por lo que contaba Maika, la de Rodrigo no tenía comparación con la de Cesar. Yo era más tímida que las otras y tenía menos experiencias, pero cuando nos juntábamos o por teléfono nos solíamos contar todos nuestros rollos, y Maika y Lu eran muy explicitas cuando lo hacían. A Maika le encantaba comer pollas y decía que lo hacía muy bien, pero a Rodrigo para tenerlo más controlado, solo se la chupaba cuando quería premiarle por algo, eso decía ella, jajaja.

Eran las 7 y acababa de llegar de hacer la compra. Después de ir al gimnasio fui al supermercado y en ese momento estaba colocando todos los suministros cuando me sonó el teléfono.

  • Buenas tardes guapa - reconocí su voz y sentí una mezcla de alegría y excitación.

  • ¿Cesar?

  • Si, perdona que no te llamara antes.

  • No te preocupes. Ahora tengo tu número y también podré llamarte yo a ti.

  • Por supuesto, siempre que quieras. Voy en el camión, hoy ando más tarde que de costumbre y todavía no he llegado a casa. Estaba esperando a saber bien todos mis horarios de esta semana para saber si podía sacar algo de tiempo e ir a verte, pero al final no tengo buenas noticias - cuando dijo eso por un lado me alegro que quisiera venir a verme, pero por otro me fastidiaba que no pudiera hacerlo - ¿Te parece bien que quedemos el fin de semana?

  • Como quieras - conteste yo encantada pero intentando disimularlo - El sábado salgo de trabajar a las 4. Algún sábado libro pero este me toca trabajar.

  • Bueno, si te parece bien yo puedo llegar a eso de las 6. Me enseñas un poco Gandía y podemos cenar el algún sitio que conozcas. Y por la noche si ya he pasado el examen, puedo quedarme a dormir en tu casa.

  • Jajaja, me parece muy bien. Y has pasado el examen con muy buena nota.

  • Me alegro. Tú hay alguna cosa en la que tienes que mejorar, aprobaste raspada, pero ya te daré clases de refuerzo, ¿vale? - yo entendí que se refería a mi forma de chuparle la polla y me avergoncé un poco. Imaginé que el me lo había dicho a propósito para remarcar su autoridad sobre mi.

  • De acuerdo.

Luego seguimos hablando de cosas más triviales y cuando colgué, me puse bastante cachonda imaginando como querría enseñarme a chupar pollas, y tuve que dejar la compra en la cocina, ir a mi habitación y masturbarme. No sabía porque pero Cesar me calentaba aunque solo me lanzara indirectas, imagino que me ponía cachonda su tono y la autoridad que quería transmitir. Me gustaba mucho y me producía mucho morbo su forma de hablarme. A veces con sutileza, con insinuaciones, y otras veces cuando lo hacía de forma mucho más directa.

El resto de la semana transcurrió normal, Cesar me llamo el viernes para confirmar que al final llegaría el sábado a las 7. Después de hablar limpié la casa de arriba abajo, aunque normalmente las chicas y yo la teníamos impecable, y quede con mis amigos para tomar una cerveza ya que el sábado no podría quedar con ellos. Antes de las 12 ya estaba dormida.

Llegó el sábado. Llegué a casa de trabajar, comí algo rápido y me tumbe en la cama después de poner la alarma a las 6. Echar la siesta, aunque fuera una hora, era de mis cosas favoritas. Muchas veces no me dormía, pero me gustaba la sensación de relajarme en la cama, sin prisas. Sabía que esa tarde tampoco seria capaz de dormir. Estaba muy excitada pensando en que haría con Cesar. Dudaba si masturbarme porque me había puesto muy cachonda o guardarme las ganas para cuando llegara él, que seguro que sabría como quitármelas. Mi otro novio y demás polvos que había echado no fueron muy ardientes, pero esperaba que Cesar si lo fuera y no hubiera perdido la pasión que me había demostrado el sábado por la noche. Pensaba en como recibirlo, si tal vez el esperara que le recibiera vestida para salir, con algo sexy, con mi ropa informal de estar por casa o completamente desnuda esperando a que me follara. Estaba pensando todas estas cosas y poniéndome cachondísima, me costo mucho no tocarme esa tarde.

Al final preferí actuar con normalidad, y cuando me levante de la cama me duche y después me vestí con un tanga cómodo y unas mallas como las que usaba para ir al gimnasio y que me hacían un culo espectacular. Cuando me miré en el espejo, pensé que hoy volvería a ponérmelo rojo. Me puse una camiseta con un top de deporte debajo y esperé que sonara el timbre.

A las 7 puntual llegó Cesar. Le abrí la puerta del portal y el subió. Yo le esperaba en la puerta de mi piso. Cuando llego, hizo la broma de no tener aire.

  • No me dijiste que no hubiera ascensor.

  • Jajaja, se me olvidó, lo siento. Si te hubiera avisado igual no hubieras venido.

  • Eso seguro que no.

Entro en el piso, soltó la maleta y se abalanzó sobre mi a besarme.

  • Te recordaba preciosa, pero dudaba que fueras solo producto de mi imaginación, que realmente no fueras tan guapa como te recordaba.

  • ¿Y qué tal la segunda impresión?

  • Igual de buena que la primera - dijo mientras volvía a comerme la boca. Empezó a sobarme el culo sobre las mallas - y tienes el culo que recordaba, el mejor que he visto nunca.

  • ¿Quieres qué te enseñe el piso?

  • De momento enséñame tu habitación, tengo unas ganas increíbles de volver a follarte - bueno, por lo visto fue una buena decisión no masturbarme.

  • Y yo de que me folles.

  • Me encanta oír eso.

Le agarré de la mano y lo llevé por el pasillo, unos 7 metros, hasta mi habitación. El dejo su maleta en la entrada, ni se preocupo de llevarla hasta allí. Cuando entramos en la habitación volvimos a besarnos. El cogió de golpe mi camiseta y me la quito por la cabeza. Luego repitió la operación con mi top.

  • Tienes unas tetas preciosas, el sábado ni siquiera las pude ver, muy bonitas. Imagino que estarán celosas de tu culo, pero no tienen porque - y se agacho y comenzó a chuparme los pezones.

Yo comencé a gemir. Tenía las tetas muy sensibles, era algo que ya sabía porque cuando me masturbaba me gustaba mucho tocármelas, pero los otros chicos no habían jugado prácticamente con ellas, centrados como habían estado en mi culo, y por eso no sabía hasta que punto lo eran.

  • Preciosas y muy sensibles.

  • Si - no se si lo dije o solamente fue un suspiro.

  • Uffff, no sabes lo bien que lo voy a pasar contigo y con todo tu cuerpo. Y tu también - me empujo encima de la cama y siguió chupándome las tetas. Después de un rato se levanto, cogió mis mallas y mis bragas y me las bajo de una vez - Me encanta como llevas el chocho recortado. ¿Lo hacías para algún novio tuyo?

  • No, bueno. A mi me gusta tenerlo así, me gusta - tenía el pelo de mi coño todo afeitado, solo una fila línea vertical y muy recortada lo decoraba. Me gustaba verlo así y desde hacía años lo tenía de esa manera. Me encantaba que a él le gustara.

  • ¿Por si algún sábado triunfas con algún pueblerino?

  • No - dije muy avergonzada - me gusta verlo así.

  • Jajaja, que buena putita que ni siquiera sabe todavía que lo es - cuando dijo esto yo me excite y me mordí el labio inferior, a lo que el sonrió - yo te lo enseñaré.

Se puso de rodillas, todavía vestido, y empezó a comerme el coño, solo con su boca y su lengua, solo usando sus manos para agarrarme las piernas. Buscó mi clítoris y empezó o succionarlo. Yo sentía que me iba a correr y el ni se había quitado la camiseta, y me puse algo nerviosa. El saco su cabeza de entre mis piernas.

  • Córrete tranquila, este fin de semana te vas a correr muchas veces, voy a dejar que te corras siempre que quieras para que veas lo putita que eres, así que aprovecha.

Volvió a meter su cabeza entre mis piernas y siguió chupando y metiendo su lengua en mi rajita. Con lo excitada que llevaba toda la tarde y su maña, me corrí un minuto más tarde mientras agarraba su pelo con mis manos.

El separó su cabeza.

  • Muy bien, ya dije que te podrías correr las veces que quisieras, pero no he dicho que después de correrte te fuera a dar descanso.

Se levantó y se quito la camiseta. Por fin pude verle su pecho, que resulto ser como esperaba, fuerte y fibroso. Después se arrancó las zapatillas y se quito el pantalón y los calzoncillos. Su polla salto como un resorte. Era tan grande como recordaba, y como llevaba todo el pelo muy corto alrededor, parecía todavía más grande.

Cogió mis piernas con sus brazos y las levanto situándolas en sus hombros. Abrió un condón que llevaba en su mano y que hasta entonces no había visto, se lo puso y me penetró muy despacio, introduciendo en mi húmedo coño la mitad de su polla. Estaba muy mojada y solo había metido la mitad de su polla, pero aún así podía notar su tamaño y su grosor. Se detuvo mientras yo cogía y soltaba aire aceleradamente. Cuando me tranquilice se acerco a mi y con sus manos pellizco mis pezones. Mi respiración volvió a subir. Entonces me los soltó y riéndose me dijo “cómo me lo voy a pasar contigo”

Estuvo metiendo la mitad de su polla unos 5 minutos, después comenzó a meterla casi entera. Yo gemía de gusto y también de dolor.

  • Tranquila, ya te irás acostumbrando, dentro de nada gritaras para que te la clave hasta los huevos - yo nunca había gritado cuando follaba ni dicho guarradas, pero sabía que Cesar tenía razón y que con él haría y diría cosas que nunca antes había hecho ni dicho. El hasta ahora tampoco había hablado mucho, pero cada cosa que decía no hacía sino aumentar mi excitación. A mi las palabras no me salían, solo podía gemir. Comenzó un mete y saca rápido y se corrió.

Había durado mucho menos que el otro día, seguro que el al igual que había hecho yo, no se había relajado antes de venir, y por eso aguanto tan poco. A mi no me dio tiempo a correrme una segunda vez y tampoco parecía que a él le importara. Al rato me lo confirmo.

Se incorporo y fue a por su maleta a la entrada. Desnudo tenía una espalda y un culo muy bonitos. Entro en la habitación y dejo su maleta en el suelo.

  • Bueno, esto no cuenta como un polvo. Ha sido como una paja, un desahogo rápido, llevaba desde el sábado sin descargar esperando por ti. Prepárate porque a partir de ahora duraré bastante más.

  • Yo he quedado muy contenta.

  • Eso dímelo dentro de una hora - se volvió a arrodillar entre mis piernas, igual que antes, yo seguía en la misma posición donde el me había dejado, y volvió a chupar mi coño. Ahora si utilizó sus dedos para tocar mi clítoris y pellizcarlo, y para introducir primero uno y luego 2 dedos en mi coño mientras no paraba de chuparme. La verdad es que me follaba con mucha más pasión que ningún otro chico antes, pero sin contar su ataque de azotes que me dejaron el culo rojo, se podía decir que era cuidadoso y amoroso. Siguió masturbándome y llego un momento en el que acelero el ritmo de forma frenética, metió un tercer dedo en mi coño y al mismo tiempo que los metía y los sacaba, parecía tirar de ellos hacia arriba, presionando mi vagina por dentro y mientras con su mano derecha frotaba mi raja sin parar. En el momento justo en el que iba a correrme, saco sus dedos de mi coño y me dio 4 o 5 palmadas fuertes en mi coño, haciendo que me corriera como nunca. No sabía si me había corrido o me había meado, y me puse un brazo en la cara para taparme por la vergüenza que me daba.

El no hizo caso de mi gesto. Me cogió de los pies y me los giro haciendo que ahora si cambiara de posición. Me situó boca abajo y me dio un azote más fuerte de lo que lo había hecho nunca, seguro que poniendo mi culo rojo al instante . Yo grite y mordí las sábanas y el riendo gruño “no todos van ser caricias. A las putas a veces hay que tratarlas con fuerza”. Me dio otra palmada no tan fuerte en la otra nalga y sentí como se estaba poniendo otro condón. “Sube más arriba”. Yo me arrastre hasta colocar mis piernas encima de la cama, que antes estaban colgando. Otro azote “Más arriba”. Me puse a cuatro patas y gateé hasta que mi cabeza salía por una lateral de la cama. Entonces cogió mis pies y tiro de ellos con fuerza haciendo que volviera a quedar tumbada, con mi cabeza asomando por la otra punta del colchón. Después se colocó encima mio, sentándose en mis piernas,, separo mis nalgas con sus dedos e introdujo su polla en mi coño encharcado. Empezó con un mete y saca lento mientras acariciaba y me apretaba el culo. Después de un buen rato en esa posición, cambió para tumbarse encima de mi sin sacar su polla, y volvió a follarme. Parecía que estaba más cachondo todavía que cuando llegó, y ahora si que no paraba de hablar diciéndome guarradas al oído “Estás buenísima. Voy a hacer que descubras la puta que eres. No solo voy a enseñarte a chupar pollas, ya verás. Te voy a domar poco a poco, voy a tardar meses en hacerte todo lo que quiero. Con este culo no puedo parar” En ese rato yo habría tenido otros 2 orgasmos y finalmente después de más de 20 minutos se corrió.

Se giró y se tumbo a mi lado. Estiro su brazo acariciándome la espalda y después de un rato habló..

  • ¿Qué tal estás princesa?

  • Mejor que nunca.

  • Tendrás que aguantar que alguna vez sea más duro, pero me cuesta ser siempre suave con un cuerpo como el tuyo. Has nacido para que te follen duro y te exciten todas las partes de tu cuerpo, y lo mejor de todo es que todavía nadie lo había hecho. Vamos a disfrutar mucho.

  • Me encanta todo lo que me haces, aunque alguna vez te pases. El cachete en el culo de antes me dolió bastante - y me acerque para besarlo.

  • Ya lo sé, y seguro que también te dolió cuando te di las palmadas en tu coño, pero te corriste de una manera que casi mojas el espejo, jajaja.

  • Lo siento, no sabía si me había meado.

  • Tranquila, lo repetiremos más veces. Voy a ducharme y saldremos a cenar algo. Ponte guapa pero no demasiado sexy porque sino tendré que traerte a casa y follarte antes de cenar.

  • Lo intentaré, pero si eso pasa, tampoco importa. El baño es la primera puerta de la izquierda. Te dejé tollas limpias.

  • Estás en todo.

Mientras el se duchaba me acerque al baño para ducharme con él. Me fije en su polla y la seguía teniendo dura. Hice el gesto de entrar en la ducha pero me detuvo y mirándome me hizo con la cabeza el gesto de no.

  • Hoy saldrás así, oliendo a sexo.

Nos besamos y volví a la habitación a vestirme. Me puse un tanga de los más sexys que tenía, el sujetador a juego, una falda corta y un top, con unas sandalias de tacón. Cuando entró en la habitación me beso y me dijo que estaba muy guapa. Se vistió y salimos por Gandía. Pasamos un buen rato, cuando no follaba Cesar era un chico muy simpático, amable y hablador. Después de cenar volvimos a casa, ya serían casi las 12. Me hizo subir por las escaleras delante suyo, y todo el rato estuvo subiéndome la falda para verme y tocarme el culo.

Entramos en casa, recogió mi falda como había hecho el otro día en el coche para poder verme el culo perfectamente y la situación se volvió a repetir. Fuimos directos a la habitación, me hizo caminar delante suyo para poder verme el culo mientras no paraba de sobarme.

  • Me encanta como te quedan los tangas, no hace falta nada más que verte solo con un tanga vestida para que todas las pollas del mundo se pongan firmes.

  • Este culo solo te la pone firme a ti.

  • Jajaja, no, seguro que esta noche más de uno que te haya visto esta tarde, se hace una paja a tu salud o se folla a la novia pensando que eres tú, y eso que no ha visto lo que yo estoy viendo.

Yo me reí pero al mismo tiempo lo que había dicho se me había grabado en la cabeza y me había excitado aun más. Sabía que algunos hombres se podían excitar conmigo, pero pensar que se masturbaban imaginando como me follarían o que se follarían a sus parejas pensando que sería yo, me había puesto al borde del orgasmo.

En la habitación me desnude al mismo tiempo que lo hacía el y mientras no parábamos de besarnos y tocarnos. Creo que era la primera vez que veía su polla sin estar erecta, y seguía siendo muy apetitosa. Puso su mano en mi cabeza e hizo que me agachara. Empecé a chupársela mientras el tenía sus manos en mi cabeza. Me marcaba el ritmo pero era muy suave y no debió acabar de gustarle porque me levantó y me puso de pie.

  • Lo siento.

  • No te preocupes, tengo muchas cosas que enseñarte pero todo en su momento. Aunque no lo creas, ya lo haces bastante mejor que el sábado pasado - eso hizo que me pusiera muy contenta. Fue a la cama y se tumbo boca arriba - chúpala un poco más, usa las manos si quieres y cuando la notes a tope, pon el condón. Los tengo en la maleta.

Me levante, busqué en su maleta y encontré lo que me había dicho. Volví a la cama y empecé a masturbarle mientras metía la punta de su polla en mi boca. Tardo poco en ponerse como una piedra. Le puse el condón y me senté encima de él introduciéndome su polla. Cada vez entraba más cacho y más fácilmente. Comencé a cabalgarle mientras el no paraba de frotarme el clítoris. De vez en cuando me tocaba las tetas y me acariciaba los pezones y sonreía al ver lo cachonda que eso me ponía. Ahora me estaba follando mucho más suavemente, y estaba callado, se limitaba a mirarme y ver mis reacciones. Acariciaba mis piernas pero no me decía guarradas, ni me azotaba el culo. Después de correrme 2 veces y estar un buen rato follando, el se corrió. Se quito el preservativo y cerro los ojos. Yo me abracé a él y nos dormimos.

Durante las noche note como mientras dormía me acariciaba, como a veces se juntaba a mi apretando su polla contra mi culo y a veces me tocaba las tetas. Cuando me desperté volvía a estar cachonda. Me aparte de él y le giré haciendo que se pusiera boca arriba. Comencé a chupársela y cuando la tenía bien dura oí su voz.

  • Me encanta que me despierten así. La primera noche que dormimos juntos y ya me despiertas con una mamada. Eres una putita de primera.

Yo no conteste y seguí chupándosela mientras le miraba directamente a los ojos.

  • Siéntate encima de mi y sácame la leche que me quede. Coge otro condón da la maleta.

Me levante a por ellos, en la caja quedaban otros 4, mi coño se mojo imaginando que ese día los acabáramos todos. Le puse uno y volví a montarle como la noche antes. Después de un buen rato cabalgando sobre él, me mando parar.

  • Espera, quiero que sigas encima pero quiero verte el culo. Date la vuelta y ponte de espaldas a mi, pero como se te salga la polla te vas a arrepentir. Te voy a dejar el culo que no podrás sentarte en toda la semana - no tenía mucha experiencia así que para que no se me saliera, intente clavármela hasta el fondo. Le veía sonreír. Luego me puse de cuclillas y giré poco a poco. Sentía esa polla dentro de mi y me estaba matando de placer - Muy buena putita, muy bien hecho. Sigue follándome.

Cambie de posición, de cuclillas sentía su polla demasiado dentro y me hacía algo de daño. Puse mis rodillas sobre la cama sin que su polla se saliera y volví con el mete y saca suave que me estaba volviendo loca. Estaba echada hacia adelante e imaginaba que el estaba teniendo una visión inmejorable de mi trasero. Al poco rato note como empezaba a jugar con uno de sus dedos en mi ano, solo acariciándolo y presionando, sin llegar a introducirlo. Yo seguía sin decir nada, me estaba convirtiendo en su puta, totalmente sumisa a sus deseos sin que ni siquiera esa palabra viniera a mi cabeza, sin siquiera yo saberlo.

Tiro de mi hacia él, agarrándome de los pechos, y me hizo tumbarme de lado, el detrás mía, y en esa posición me penetró mientras no paraba de tocarme el clítoris y de hablarme al oído “ha sido un gran fin de semana, pero te quedan muchas cosas por aprender. Voy a dedicar un fin de semana entero a enseñarte a chupar bien una polla. Vas a conseguir que me corra solo chupándomela, y te voy a llenar la boca de mi leche. Te voy a apretar los pezones hasta que chilles de dolor y te mees encima. Voy a meter mi polla entera en tu culo y vas a disfrutar como nunca en tu vida. Te voy a convertir en el mejor zorrón del mundo”.

Yo no sabía si la mitad de las cosas que decía las decía en serio, no sabía si sería capaz de hacerme todo eso y si yo le dejaría, pero mientras me follaba y me las decía, imaginando solo como me hacía  alguna de esas cosas y con su polla entera clavada en mi coño, me corrí y el me siguió follando mientras yo estaba casi desmallada.

Después de correrse dormitamos hasta casi las 12. El se duchó y cuando volvió a la habitación me miró y sonriendo me dijo que ahora podía ir yo a la ducha. Cuando volví el ya estaba vestido.

  • Si quieres te invito a desayunar a algún bar y luego seguramente me tenga que ir.

  • ¿Tan pronto?

  • Si. Quiero hacerte muchas cosas pero poco a poco, y si me quedo hoy no se si me aguantaría.

Así que me vestí, baje con el a desayunar y después de besarnos un buen rato se fue.

Hasta casi las 7 de la tarde no tuve fuerzas de llamar a Lu para quedar a tomar algo con ella y contarle mi fin de semana.


Esa semana trabajaba en el turno de tarde. Era lo peor de mi trabajo, llegaba a casa casi a las 10 y media de la noche y bastante cansada después de colocar toda la tienda. En esa época del año todavía había poco personal, en verano eramos muchos más, y a los que estábamos fijos en plantilla nos tocaba trabajar bastante.

El martes al llegar a casa vi que Cesar me había llamado. Le llamé y me contestó bastante rápido.

  • ¿Qué tal princesa? - cuando no follábamos siempre era muy tierno y me encantaba.

  • Bien. Cuando me llamaste todavía estaba en el trabajo, perdona - no sabía porque pero muchas veces me disculpaba con el y le pedía perdón sin motivo aparente.

  • No te preocupes. Es increíble que todavía estemos a martes y te eche tanto de menos.

  • Lo mismo pienso yo.

  • Pienso en ti y me pongo muy cachondo. La próxima vez que estemos juntos te sacaré alguna foto, así cuando piense en ti podré mirar el móvil y recordarte.

  • Es verdad, jajaja, todavía no nos hemos sacado ninguna foto juntos. Este fin de semana iremos al paseo marítimo y nos sacaremos una foto juntos, ¿qué te parece?

  • Perfecto, aunque yo no me refería solo a una foto de esas.

  • ¿Entonces? - me gustaba mucho el sexo, siempre me ha gustado pero lo que descubrí con Cesar mucho más, aún así y pese a lo que me habían contando las chicas, que eran muy explicitas con los detalles de sus relaciones sexuales, seguía siendo muy inocente para muchas cosas.

  • No se, me imagino que tu estás tumbada boca abajo, yo sentado encima tuyo con mi polla en tu coño. Sacarte una foto en esa posición desde arriba sería muy excitante.

  • Estás loco.

  • Lo digo en serio, sería muy excitante. O sacarte fotos mientras posas para mi con ropa interior, con esos tangas que te quedan tan bien. ¿No te gustaría?

  • No se.

  • Ahora mismo tengo la polla dura. Miraría las fotos en el móvil y me masturbaría viéndote y pensando que estoy contigo. Es muy excitante.

  • Si, yo también me estoy excitando un poco.

  • Un poco, que pena. Si estuviera allí contigo haría que te excitaras más - oí como había unas voces de fondo, le estaban llamando - Tengo que dejarte Azu, mi madre me está llamando para cenar y yo con este calentón.

  • Bueno, mañana hablamos. Un beso.

  • Un beso princesa.

La conversación me había dejado super cachonda así que me desnude y tuve que masturbarme yo sola imaginándome posando para Cesar y el sacando esas fotos.Que me fotografiaba con lencería puesta, posando para él que no paraba de fotografiarme mientras yo me la quitaba. Luego seguía sacando fotos mientras yo me acercaba gateando hasta su polla y empezaba a chupársela mientras le miraba y seguía posando. Nunca antes había tenido fantasías así, tan completas, pero con él mi imaginación volaba al ritmo de sus palabras.

Volvió a llamarme el jueves. Esperó que fuera más tarde, ya eran casi las 11, para asegurarse que estaría en casa.

  • Buenas noches guapísima - siempre era muy cariñoso.

  • Buenas noches - yo no me encontraba nada bien. Tenía un principio de gripe o algo y estaba muy cansada.

  • ¿Qué te pasa?, ¿estás enfadada?

  • No, perdona que te hable así pero hoy no me encuentro nada bien y ya estaba casi dormida.

  • ¿Has ido al médico?

  • No, seguro que mañana estoy mejor. He tomado una pastilla y cuando me despierte estaré como nueva.

  • Bueno, cuida mucho de mi chica - estaba muy cansada pero eso me hizo mejorar bastante - ¿El sábado a que hora sales de trabajar?

  • Como hoy. Este turno es un rollo, no llegaré a casa antes de las 10 y media.

  • Vale, no te preocupes. Puedo llegar a esa hora si quieres.

  • Claro que quiero, te echo mucho de menos.

  • Y yo a ti. Este fin de semana podemos dar alguna clase y enseñarte a mamar bien una polla. Bueno, una polla cualquiera no, a mamar la mía.

  • Por supuesto, jajaja.

  • Un fin de semana loco. ¿Conseguirías que me corriera 4 o 5 veces con tu boca? - ahora me estaba retando.

  • Haré lo que me digas. Tu enséñame y conseguiré que te corras siempre que quieras - estaba molida pero siempre conseguía excitarme, y me mandara lo que fuera, mi respuesta siempre era que si.

  • Claro que si. Te dejo descansar, un besazo.

  • Un beso, hasta mañana.

Estaba tan cansada que ni me masturbe, y me quede dormida hasta el día siguiente.

El viernes por la noche volvió a llamarme.

  • Buenas noches preciosa, ¿qué tal estás hoy?

  • Buenas noches - la verdad es que seguía bastante cansada y dolorida, pero me hubiera encantado que estuviera conmigo y me tocara como el sabía hacerlo.

  • ¿Estás de fiesta con tus amigas poniendo calientes a todos los chicos de Gandía?

  • No, estoy todavía con los dolores de cabeza y me he quedado en casa. Además, mañana todavía trabajo.

  • Ya lo sé. Verás, te llamaba porque este fin de semana viene a Denia un amigo que hace bastante que no veo. Me ha llamado y ha insistido en que quedáramos y no he podido decirle que no. Además, como estás tan cansada te vendrá bien que no vaya el fin de semana para que quedes con tus amigas y poder relajarte - parecía que el hecho de que estuviera algo mala le había quitado las ganas de venir a verme.

  • Es que yo quiero que vengas. Te echo mucho de menos y quiero chuparte la polla 4, 5 o las veces que me digas.

  • Claro princesa, no me he olvidado que tenemos un fin de semana pendiente a ver cuantas veces consigues que me corra usando solo tu boca, pero no podrá ser este, lo siento. La semana que viene me escapo un día de semana y voy a verte, vale.

  • Necesito que vengas.

  • Déjalo ya, no te portes como una cría, ¿de acuerdo? - se estaba enfadando y eso era lo último que yo quería.

  • Vale, perdona, es solo que me apetecía mucho estar contigo - note a través del teléfono como sonreía. Su nuevo tono de voz me lo confirmaba.

  • Y a mi princesa. La próxima vez que nos veamos será todavía mejor.

  • Vale. Pásalo bien con tu amigo.

  • Y tu también. Si sales de fiesta, no bebas más de 5 cervezas, ¿de acuerdo?

  • Lo que tu digas. Un beso.

  • Un beso guapa..

Me fui a la cama muy triste y me quede dormida rápido.

El sábado fue un día normal. Después de trabajar fui a casa a cambiarme y salí con mi grupo. A eso de las 3 estaba muy cansada. Rodrigo y Maika empezaron a besarse, parecía que lo suyo cada vez era más serio y más exclusivo, Lu empezó a ligar con un chico y Ana, viendo que yo no era una compañía muy divertida, decidió que nos fuéramos a casa.

  • Estás amuermada. Me parece que ninguna de las 2 va a echar un polvo esta noche.

  • He tenido toda la semana un virus o algo, todavía no he acabado de recuperarme y estoy molida, no me apetece mucho la verdad - le contesté.

  • Claro, por eso tu Romeo no ha venido.

  • No, había quedado con un amigo que hacía tiempo que no se veían. Y además así yo aprovechaba para salir con vosotros, que el finde pasado no os vi.

  • Si, pues vaya planazo. Vamos a casa a ver si te recuperas del todo durmiendo 12 horas.

Mientras caminábamos me pregunto que tal con Cesar. Yo le dije que muy bien y le conté una parte de la relación. Que era una sumisa cuando estaba con él y muchas de las cosas que me hacía y me decía me daban vergüenza y no le dije nada.

  • Me das envidia. Seguro que un tío de 31 años sabe follar de miedo, no como la mayoría de críos que hay por Gandía.

  • Bueno, a mi me gusta mucho hacerlo con el.

  • Un día podíais presentarme a uno de sus amigos, a ver que tal con uno de treinta.

  • Bueno, no todos los de 30 serán iguales - estaba convencida de que no todos lo eran, pero como no le había contado muchas de las cosas que hacía con Cesar, no me quise alargar más dando explicaciones.

  • Que discreta eres. Dime, ¿tiene buena polla?

  • La mejor - le conteste, haciendo con las manos el gesto de que la tenía enorme, y comenzamos a reírnos a carcajadas.

El domingo transcurrió normal. Por la tarde Ana, Lu y yo quedamos y Lu nos contó su encuentro amoroso de la noche anterior. En resumen, pude concluir que había sido un polvo normal, sin nada de morbo y con una pasión de poco minutos, como los que había echado yo antes de estar con Cesar, pero Lu lo describía como una maestra de la literatura erótica (ya me gustaría hacerlo a mi como lo hacía ella) y consiguió que cuando llegué a mi casa tuviera que masturbarme. Llevaba 2 semanas que me ponía cachonda con mucha frecuencia.

El lunes según salí de trabajar me estaba sonando el teléfono. Eran las 4 y 5 cuando Cesar me llamó.

  • Hola princesa, ¿qué tal estás?

  • Bien, acabo de salir del trabajo -intente que en mi voz no se notara lo molesta que estaba con él porque no hubiera venido el fin de semana ni me había llamado.

  • Me alegro. La semana pasada te notaba muy cansada.

  • Si, no se muy bien si cogí algo o que, pero ya me encuentro mucho mejor.

  • Vale. Tengo una buena noticia que darte.

  • ¿Si? ¿Cuál es?

  • He conseguido librar mañana por la tarde. Si quieres puedo llegar a las 4 a buscarte - me puse super-contenta, me estaban entrando ganas de dar saltos de alegría - Hoy haré algo más de trabajo y mañana a las 4 estaré allí, ¿de acuerdo?

  • Por supuesto, me encanta.

  • Pues hasta mañana entonces. No podré quedarme mucho tiempo, pero conseguiré que te corras un par de veces por lo menos, ¿te gusta el plan?

  • Me encanta.

  • Hasta mañana entonces.

  • Hasta mañana.

La verdad es que la noticia me había encantado y pensé que yo también quería darle una sorpresa a él y agradecerle que viniera a verme. De camino a casa entre en una tienda de lencería y compré 2 tangas, uno de ellos era de color rojo y por detrás solo era un hilo, que al unirse a la tira de arriba que agarraba la cintura tenía un lazo. El otro era negro y también de hilo, pero por los laterales tenía como 3 tiras, no solo una, que se ajustaban a la cintura. Me parecieron los 2 más sexys de la tienda. Los compré sin probarlos, quería que la primera vez que me los pusiera fuera con Cesar delante. Estaba deseando verle.

El miércoles cuando salí de trabajar vi a Cesar en la puerta. Siempre era muy puntual. Cuando me vio se bajo del coche y vino a besarme. La gente que nos viera debía estar flipando de ver a 2 chicos besarse así un miércoles a las 4 de la tarde.

Montamos en el coche y me llevó a casa mientras me iba contando lo que había hecho el fin de semana con su amigo y cuanto me había echado de menos. Me creí todo lo que me contaba, que había sido bueno y que hubiera querido estar conmigo. Me lo creí porque era lo que quería que hubiera pasado.

Subimos a mi casa y como era costumbre ya, el dejo que yo fuera delante para no parar de tocarme el culo mientras llegábamos arriba por encima de mis mallas.

  • Tengo que estar en el gimnasio en 10 minutos - le dije antes de abrir la puerta de casa. El se quedo mirándome sin saber que decir. Luego sonrió y contestó:

  • Ya me voy a encargar yo de que dentro de 10 minutos estés sudando - y los 2 no pusimos a reír.

Entramos en casa y empezamos a besarnos. El casi me llevaba en brazos a mi habitación. Eso y el baño eran las únicas partes de la casa que conocía. Pese a que tenía yo más ganas que el le tuve que parar.

  • Espera, no se si alguna de mis compañeras están en casa - el se detuvo, intentando distinguir algún ruido.

  • Parece que no hay nadie.

  • Voy a ver - el se quedó el la puerta de mi habitación y yo recorrí la casa. Tenía razón, estábamos solos - No hay nadie. Ven, que te quiero enseñar una cosa - le cogí de la mano y entramos en mi habitación. Abrí un cajón y saqué los 2 tangas que había comprado el día antes. Se los enseñe, estirándolos bien de uno en uno - ¿qué te parece? Es una sorpresa para ti. Como dices que te gusta mucho verme en tanga, he comprado estos, que me parecían los más sexys de la tienda, para ponerlos solo contigo. ¿Quieres qué me los pruebe? - dije intentando que mi voz sonara lo más inocente posible.

  • Por favor. Tengo la polla que me va a explotar.

  • Vale. Ven conmigo.

  • ¿Dónde vamos?

  • Ven - el me siguió. La puerta siguiente a la de mi habitación era el salón. Entramos en el - siéntate y espera aquí a que te llame - me estaba gustando llevar a mi la iniciativa. Esperaba que a él también le estuviera gustando.

Entre en mi habitación y a los 30 segundos oí como se abría la puerta de casa. Me puse la camiseta rápido y salí de la habitación.

  • Hola - me saludo Laura cuando me vio salir de la habitación.

  • Hola, ¿qué tal?

  • Bien, cansada. Hoy teníamos muchas cosas pendientes en el banco.

  • Pues has llegado algo pronto, ¿no?

  • Si, pero es que ni siquiera he comido. Voy a comer algo, descanso un rato y tengo que volver a la oficina.

  • Ok. Ven, quiero presentarte a mi novio - mi novio, todavía nunca lo había llamado así.

  • Entramos al salón y Cesar se levanto del sofá.

Les presente y nos pusimos a hablar los 3. Laura dijo que iba a hacerse un sandwich para comer, si podía comerlo allí con nosotros.

  • Claro, estás en tu casa - respondió Cesar - y a nosotros no nos molestas - dijo mientras me echaba una mirada que yo no sabía como calificar pero que me arranco una sonrisa.

Eran casi las 5 y media cuando Laura dijo que tenía que volver a la oficina una hora para acabar una cosa sin falta, así que se despidió y nos dejo solo.

Cesar se acerco hacia mi con los ojos encendidos en lujuria.

  • Espera, deja que voy a probarme los tangas.

  • Date prisa que no me aguanto.

  • 3 minutos.

  • Que sean 2.

  • Vale - dije sonriendo. Estaba muy cachonda pero me gustaba verlo así a él, mucho más necesitado de mi que yo de él.

Entre en la habitación y la puerta del piso volvió a abrirse. Me asome y esta vez era Carmen.

  • Hola.

  • Buenas tardes, ¿que tal el día? - me preguntó. Entre las 3 nos llevábamos bastante bien.

  • Bien. Laura acaba de irse.

  • Si, la vi en el portal y me dijo que estaba tu novio.

  • Si, ven que te lo presento -entramos en el salón, Cesar que nos había oído ya nos estaba esperando.

Les presente y estuvimos un buen rato hablando. Cesar era encantador aunque cada vez que me miraba me suplicaba con los ojos que le ayudara a aliviarse. Carmen nos dijo que tenía que ir a comprar y eso hacía que las esperanzas de Cesar de follarme aquella tarde todavía no se hubieran esfumado, pero serían casi las 7 y la paciencia empezaba a poder con él.

Oímos como la puerta volvía a abrirse y al rato Laura entro en el salón.

  • Hola.

  • Hola Laura - dijo Carmen.

Laura se sentó con nosotros y seguimos hablando. La expresión de Cesar estaba cambiando, estaba desesperado y ahora tenía claro que se iría a su casa sin follar, cuando de repente media hora más tarde Carmen dijo que se estaba haciendo tarde y que tenía que ir a comprar. Laura dijo que ella también tenía que ir, que la acompañaba y así iban en un solo coche. La cara de Cesar cambió de repente y a mi casi se me escapa una carcajada al verle.

Se despidieron y Cesar casi salto encima mio.

  • Espera, deja que vaya a probarme los tangas.

  • Ahora no, es tarde y voy a tener que irme. Y estas 2 vuelven en cualquier momento.

  • Por favor, tardo solo 2 minutos - le dije con la cara más tierna que pude.

  • Vale, pero date prisa.

Fui a mi habitación y me desnude todo lo rápido que pude. Me puse el tanga rojo y un sujetador del mismo color que tenía. Me miré al espejo y pensé que el resultado le iba a gustar. Entre en el salón y casi se le salen los ojos.

  • ¿Te gusta?

  • Estás preciosa, pareces una auténtica putita.

  • Gracias - le contesté intentado poner voz de eso, voz de puta.

  • Date la vuelta despacio - era una orden que ya sabía que me daría así que lo hice despacio, como lo había imaginado y ensayado para que pudiera verme lo mejor posible y excitarle todavía más. Cuando acabe de girarme vi que venía hacia mi y le detuve estirando la mano e indicándole que parara.

  • Espera, voy a probarme el otro, a ver cual te gusta más.

  • Vale, pero date prisa. Y no te pongas sujetador.

Fui a la habitación e hice lo que mi dijo. El resultado me parecía igual de sexy. Volví al salón, donde Cesar estaba en el mismo lugar donde le había dejado.

  • Da una vuelta - me volvió a ordenar. Yo lo hice, otra vez despacio para que pudiera verme bien.

  • ¿Qué te parece?

  • Impresionante - yo sonreí.

  • ¿Cuál te gusta más?

  • Los 2 te quedan espectacular. Vete a la habitación, tienes un minuto para elegir que tanga vas a tener puesto cuando entre. Me da igual que sea uno de estos o uno viejo que tengas, porque voy a follarte con el puesto - si yo llevaba toda la tarde caliente, cuando me dijo eso hizo que me pusiera casi ardiendo, a punto de correrme. Fui a la habitación, me puse el primer tanga de hilo viejo que vi y al momento llego él.

  • Acércate - yo fui y comenzarnos a besarnos mientras me apretaba el culo con rabia. Me soltó y yo me tumbe en la cama - ¿Te ha resultado muy divertido tenerme toda la tarde cachondo? - me dijo muy serio. Su tono me asustó un poco.

  • Lo siento, no fue culpa mía que las chicas estuvieran en casa, no controlo sus horarios.

  • Levántate. Si te follo en la cama puede que la rompa - yo hice lo que me decía - Pon las manos en la pared y saca el culo - yo seguía obedeciendo a todo lo que me ordenaba - Las manos un poco más abajo y saca el culo más.

Note un azote fuerte y como empezaba a desnudarse. Se situó detrás de mi, apartó el hilo del tanga a un lado y sin ningún preámbulo clavo casi todo su miembro en mi interior. Por suerte estaba muy mojada y su brusquedad no me provocó dolor, sino un placer enorme. Empezó a follarme con saña, un mete y saca continuo a toda velocidad. Yo tenía que hacer mucha fuerza con los brazos para que no me aplastara contra la pared. Mis gritos los tenía que estar oyendo el vecino del primero, y puede que incluso Carmen y Laura en el supermercado. Tenía razón en que si me hubiera follado con tanta fuerza en la cama la hubiéramos roto. Al rato note que no se había puesto condón y se lo dije.

  • No te preocupes, controlo, me correré fuera - yo como siempre hacía, me callé y le dejé que siguiera follándome y frotándome el clítoris con una de sus manos. La otra la tenía en la cuerda del tanga para apartarlo, hasta que lo rompió. Note como al poco rato sacaba su polla y comenzaba a correrse en mi espalda y en mi culo. Era la primera vez que sentía su semen caliente, hasta ahora siempre se había corrido en un preservativo. Sentir su leche caliente sobre mi me estaba encantando. Mis brazos no aguantaron más y al final acabe aplastada entre el y la pared. Tenía su dura polla atrapada entre mis nalgas mientras notaba como su polla se tensaba espasmódicamente hasta que termino de correrse. Se separó de mi y me dio otro azote. Me cogió del brazo y me tiró en la cama. Caí boca arriba con el cuerpo en el colchón y con las piernas fuera. Me incorporé apoyándome en mis brazos para poder verle mientras se acercaba. Se agacho, me abrió las piernas y empezó a darme con la palma abierta en mi coño hasta que exploté en un orgasmo mezcla del placer que me proporcionaba y del morbo de ver en su cara tanto deseo.

  • Bueno, al final has sido una buena puta - dijo cuando se levantó. A mi me temblaban las piernas. - tienes que empezar a tomar la píldora, me gusta mucho más follarte sin condón.

  • Vale.

  • Pienso correrme en todo tu cuerpo, te voy a llenar de mi leche, ¿de acuerdo?

  • Si.

  • Si, ¿qué?

  • Si estoy de acuerdo.

  • ¿De acuerdo con qué? - me estaba empezando a poner nerviosa con sus preguntas y no sabía muy bien que quería oír.

  • Con que puedes correrte en todo mi cuerpo.

  • ¿En dónde?

  • ¿En mi culo? - respondí temblando y esperando haber dicho lo que quería escuchar. El asintió.

  • ¿Y dónde más?

  • En mis tetas.

  • ¿Y dónde más? - insistió con tono autoritario.

  • En mi cara - el guardo silencio y me miraba. Yo continué - en mi boca, en mi coño - seguía mirándome - puedes llenarme de leche y correrte donde quieras de mi cuerpo.

  • Muy bien. Me lo has hecho pasar muy mal, tenía los huevos a punto del explotar pero al final lo has arreglado un poco. Te voy a perdonar que me hayas torturado toda la tarde, el sábado llegaré a buscarte a las 4 y solo te pondré un pequeño castigo por haberme torturado, ¿entendido?

  • Si - el siguió mirándome - el sábado tendrás que castigar a tu puta porque se ha portado mal contigo hoy.

  • Bueno, te dejaré que elijas tu el castigo, piensa algo.

El sonrió, se acerco y me besó.

  • Tengo que irme, me voy con ganas de follarte de verdad, llevaba más de una semana y no me ha dado tiempo más que a descargar, no he disfrutado de ti todo lo que tenía pensado. Recuerda también eso cuando pienses en tu castigo. Despídeme de tus compañeras - y me beso metiéndome la lengua hasta la garganta. Luego se vistió y se fue.

Yo me quedé encima de la cama temblando, por el polvo que me había echado, por la forma en que había conseguido que me corriera, por todo lo que le había dicho y por el fin de semana que me esperaba.

Me levante y me duche antes de que llegaran las chicas.

Esa noche pensé en posibles castigos para que Cesar me pusiera, me venían a la cabeza todo lo que me había hecho, su forma de follarme, las cosas que me había dicho que haría, y tuve que masturbarme hasta correrme por segunda vez ese día. Después dormí de un tirón.

El miércoles me levante relajada.

Fui a trabajar muy contenta por el fin de semana que esperaba tener. Fue un día rutinario, trabajo, gimnasio y casa. A eso de las 8 Cesar me llamó.

  • Hola guapa.

  • Hola. ¿Ya acabaste de trabajar?

  • Si, acabo de llegar a casa.

  • ¿Hoy no vienes a verme? - le pregunté poniendo voz de niña triste.

  • Si me dices que tus compañeras no estarán en casa, voy ahora mismo - yo me reí.

  • Bueno, si quieres las puedo echar.

  • Tendremos que dejarlo para el fin de semana.

  • Claro. No sabes las ganas que tengo.

  • ¿Cuándo sales a las 4 comes en el trabajo?

  • Si, ¿por?

  • Por nada, así comeré yo también antes de ir a buscarte.

  • Vale.

  • ¿Has pensado en el castigo que quieres que te ponga? -me puse colorada y le respondí.

  • He pensado cosas, pero todavía no he encontrado el idóneo.

  • ¿Y cuándo piensas esas “cosas” te pones cachonda? - ufff, no sabía que tenía que contestarle.

  • La verdad es que si. Igual es que porque cuando pienso en esos castigos, siempre sales tú.

  • Muy buena respuesta. ¿y te masturbas? - hice un largo silencio.

  • Algunas veces.

  • Bien, me gusta que siempre me digas la verdad. Quiero que sigas pensando en esos castigos, si quieres puedes buscar en internet, relatos que te den ideas. No quiero que veas vídeos, y hasta el sábado, no quiero que vuelvas a masturbarte, ¿de acuerdo?

  • Vale.

  • Lo estoy diciendo en serio. Lo primero que te voy a preguntar el sábado es que no hayas visto vídeos ni te hayas masturbado. Recuerda que no me puedes mentir y si no has hecho lo que te he mandado, no pienso castigarte. Me iré y no nos veremos en todo el fin de semana.

  • No, por favor, te necesito.

  • Y yo a ti, pero necesito que seas obediente. ¿OK?

  • Si. No veré ningún vídeo para buscar ideas, como mucho miraré algún relato. No me masturbaré

  • Vale. ¿Has visto alguna vez películas porno? - la verdad es que nuca lo había pensado y la pregunta me sorprendió.

  • No, la verdad es que nunca he visto ninguna.

  • Vale. Mañana te llamo, y se buena. Un beso guapísima.

  • Un beso. Hasta mañana.

Siempre pensaba mucho en lo que me decía, leer relatos, ver vídeos porno, buscar un castigo para que me impusiera... todas esas cosas ya me estaban empezando a poner cachonda, y no podría masturbarme en lo que quedaba de semana, así que sería mejor ir al salón con mis compañeras e intentar alejar todo eso de mi mente. Así pasé el resto del día y me fui a la cama. No pasé muy buena noche y el jueves por la mañana en el trabaja note como me bajaba la regla.

Esa misma noche, sobre las 9 Cesar volvió a llamar. Normalmente siempre dejaba que fuera el quien me llamara, por muchas ganas que tuviera de hablar con él, no quería molestarle.

  • Hola pequeña - casi cada día inventaba una forma de llamarme.

  • Hola.

  • ¿Qué tal tu día?

  • Regular, tengo una mala noticia que darte - le dije muy triste.

  • ¿Qué ha pasado?

  • Me ha bajado la regla esta mañana, por eso he tenido el día con algo de dolores.

  • Bueno, tomate una pastilla y descansa, seguro que mañana estás mejor. ¿Por eso te noto triste?

  • Es que tengo muchas ganas de que vengas a verme y de estar contigo, pero tengo miedo que si tengo la regla no te apetezca venir - hoy como se reía a través del teléfono.

  • No te preocupes pequeña, me gusta mucho estar contigo. Y además, aunque tengas la regla y no te pueda follar, podemos hacer otras muchas cosas, tienes un cuerpo que despierta mi imaginación.

  • Gracias - me alegro oírle decir eso, porque de verdad pensaba que si tenía la regla no querría venir a verme.

  • Este fin de semana lo dedicaremos entero a enseñarte a chupar bien mi polla. Tenías un reto pendiente.

  • Claro, voy a conseguir que te corras sin parar.

  • Jajaja, vale, eso me encanta. Descansa. Mañana no se si podré llamarte, es el cumpleaños de un amigo y hemos quedado unos cuantos para cenar. El sábado a las 4 estaré a buscarte.

  • Como quieras. Un beso.

  • Un besazo guapa. Hasta el sábado.

Ese día me acosté pronto para descansar por la mala noche que había pasado el día antes. El viernes fue un día normal, trabajo, gimnasio y un poco de terraceo con los amigos por la noche, era viernes y eso me ponía de buen humor. A eso de la 1 me fui a a acostar deseosa de que llegaran pronto las 4 para ver a Cesar.

El sábado al salir de trabajar, allí estaba, puntual como siempre. Se bajo del coche como solía hacer para besarme, y montamos.

  • ¿Que tal estás?

  • Bien - le conteste - muy contenta.

  • Yo estoy algo cansado. Ayer nos liamos más de la cuenta, no bebí pero llegué a casa casi a las 6. Hoy podemos dormir algo de siesta, ¿te parece?

  • Jajaja, me encanta. No te lo había dicho pero la siesta es de mis momentos preferidos cuando puedo dormirla sin agobios de despertador.

  • Eres perfecta princesa - eso me sacó una sonrisa de oreja a oreja.

Tardábamos unos 10 minutos desde mi trabajo a casa en el coche. Al llegar hicimos la rutina de costumbre. Yo subí las escaleras delante de mientras él iba detrás. Hoy llevaba un pantalón de lino corto y prefirió subir unos peldaños detrás mio para observar mejor mi culo. Otras veces le gustaba más subir pegado a mi y no parar de sobarme.

  • ¿Te gusta mi pantalón?

  • Si, pero mucho más tu culo.

Entramos en casa y nos besamos como siempre. Fuimos a mi habitación, soltó su maleta y seguimos besándonos.

  • Quiero verte desnuda - yo me quité toda mi ropa despacio, resultando lo más sexy posible, hasta quedar solo con un tanga puesto. Tenía la regla y me daba algo de corte quitármelo - gírate - yo hice lo que decía. El tanga que llevaba no era el más sexy que tenía, pero aún así parece que a el le gusto - Tienes un culo increíble. Ponte de rodillas - yo obedecía sin rechistar, intentado expresar con mi cara todo lo cachonda que estaba para que el se calentara también - ¿Pensaste el castigo?

  • Perdona, pero estos días con la regla se me ha olvidado.

  • Bueno, no pasa nada, algo se me puede ocurrir a mi. ¿Te has masturbado?

  • No, desde que hablamos no me he tocado, y estoy muy cachonda - el sonrió.

  • Bien. Tendrás que pensar en ese castigo para la semana que viene, este fin de semana lo vamos a sustituir por un par de juegos, ¿qué te parece?

  • Genial, ¿qué juegos son?

  • A ver que se me ocurra - quedó pensativo 5 segundos y añadió - Hoy, siempre que vaya a mear, tú vendrás conmigo y me sujetarás la polla mientras lo hago - yo me reí.

  • Vale, no se si sabré hacerlo.

  • Seguro que si. Nunca nadie me la ha agarrado mientras meo, será gracioso.

  • Jajaja, vale.

  • El segundo juego es que hoy no voy a dejar que te corras.

  • ¿Cómo?

  • Pues eso. Yo me correré las veces que quiera, pero tú cuando vayas a correrte tendrás que avisarme, y no dejaré que lo hagas.

  • Nooooo, no puedes hacerme eso.

  • Puedo hacerte lo que quiera, ¿de acuerdo? - dijo poniéndose serio.

  • Si, perdona, no quería decir eso.

  • Acércate gateando y bájame el pantalón - yo hice lo que decía - así, buena putita. Quítame las zapatillas. Bien, hora sácame el pantalón y los calzoncillos - iba siguiendo sus órdenes sin rechistar - Muy bien. Vamos a empezar con tus clases.

Yo sin que él dijera nada empecé a sobarle la polla que estaba empezando a crecer.

  • No, haz solo lo que te diga - asentí con la cabeza - Pon las manos en la espalda hasta que yo te diga. Vas a aprender a chuparla, no a hacer una paja, a eso igual te enseño otro día. Si mueves las manos te las ataré, ¿de acuerdo? - yo asentí - Bien. Empieza a pasar tu lengua por mi polla, desde la base hasta la punta - yo iba siguiendo sus instrucciones - cuando llegues a la punta métela en la boca. Así, aprieta con tus labios y vete sacándola. Besa la punta, muy bien. Vuelve a repetirlo, pero ahora mirándome a la cara, quiero ver tu cara mientras me la chupas, y que tu veas la mía - yo hice lo que decía. En esa posición me sentía una sumisa total y estaba empezando a empaparme.

  • ¿Puedo correrme mientras te la chupo?

  • No, y no vuelvas a hablar. Solo podrás avisarme cuando te vayas a correr, para el resto callada - yo asentí - sigue chupando, repite los pasos - yo volví a hacer lo que me había ordenado - chúpame los huevos, así, con la lengua. Bien, intenta metértelos en la boca, con cuidado - Yo lo intentaba, los tenía duros, pero sin usar las manos me resultaba difícil - bien, sigue con mi polla - volví a llegar a la punta y me la volví a introducir - intenta meterla más -yo lo intente, pero en cuanto veía que me molestaba, me retiraba.

Cuando saque la polla de la boca me dijo:

  • Lo estás haciendo bien, pero es muy importante que haya más saliva, resulta más placentero y morboso - yo asentí aunque no sabía como hacerlo - vuelve a meterla en la boca - yo lo hice como antes pero ahora el puso sus manos en mi cabeza y poco a poco fue apretando para que su polla entrara mas.

Llego un momento en el que pensaba que ya no podía, estaba empezando a retirarme cuando note muchas más presión con sus manos, no dejaba que me apartara.

  • Aguanta - notaba como me costaba respirar e intente concentrarme - sigue mirándome a los ojos - yo levante la mirada, creo que con alguna lágrima - lo estás haciendo muy bien - dijo mientras me soltaba y por fin pude sacarme su polla de mi boca y respirar. La saliva escurría por mi barbilla - ¿te gusta?

  • Si.

  • Muy bien. Vuelve a chuparme los huevos - hice lo que decía y note como gemía - muy bien, aprendes rápido. Con la saliva ahora me está encantando - me ponía muy contenta oír eso así que me volví a lanzar a por su polla, intentando meterla hasta el fondo. El volvió a apretar mi cabeza con una mano y con la otra de repente me tapó la nariz, sin dejarme respirar. Comenzó a follarme la boca durante lo que para mi fue eterno hasta que por fin sacó su polla, la agarró con la mano y empezó a correrse sobre mis tetas.

Yo estaba intentando coger aire mientras notaba su leche en mi pecho. Tenía los ojos llorosos y estaba triste por no poder ver como su polla se corría. Después de unos segundos me dijo que no me moviera y le oí moverse, seguía casi sin poder ver por las lagrimas y no se si el quería que me limpiara los ojos. Tardo muy poco en volver y oí un ruido.

  • Hay que inmortalizar este momento

La curiosidad me pudo, me limpié las lagrimas con la mano y vi que había ido por su móvil para sacarme fotos.

  • No te muevas, estás increíble con mi leche encima - me dijo - saca la lengua. El quería que posara y yo quería hacer lo que a él le gustara así que obedecí - súbete las tetas con las manos, que se vean bien - y siguió sacando fotos - Con esto ya tengo para hacerme una paja cuando te eche de menos. Estás preciosa, luego te las enseño - yo sonreí al oírle decir eso. Hizo que me olvidara de lo mal que me lo había hecho pasar antes - ¿te ha gustado?

  • Si.

  • Te he dicho que no me mientas.

  • Bueno, lo he pasado un poco mal pero me gusta hacerte disfrutar.

  • Así me gusta, cuando lo sigas haciendo, aprenderás tu también a disfrutar, y conseguirás meterte todo mi polla en la boca, ya verás. Eres muy buena puta - yo sonreí.

Se desnudo del todo y me dijo:

  • Vamos a la ducha - me hizo pasar delante de él hasta el baño y allí se metió en la ducha - límpiala bien.

Yo encendí el agua caliente y empecé a mojarle la polla, a frotársela con la mano. Iba a coger el jabón y me dijo que no, que se la limpiara solo con agua.

  • Has tenido suerte, ya sabes que la primera vez no tardo mucho en correrme, sino te hubiera dejado la boca dolorida.

  • Bueno, aún así me duele un poco.

  • Se te quita rápido, ya verás. Tienes que aprender tu a meterte la polla lo máximo posible, y a producir mucha saliva, es mucho más placentero.

  • De acuerdo - notaba como su polla se volvía a poner morcillona.

  • Para ya, tengo que dejarte descansar antes de volver a follarte lo boca. Vamos a la cama a echar esa siesta.

-Perfecto - dije sonriendo sin comentar el hecho de que yo todavía no me había corrido.

Nos dormimos abrazados, el completamente desnudo y yo con el tanga todavía puesto. Seguro que estaba empapado.

A eso de las 7 me despertó con un azote en el culo.

  • Despierta dormilona - yo me giré a mirarle. Sonreí y le bese - Vete a ducharte y vuelve rápido.

Yo hice lo que me dijo y aproveche para cambiarme de tampón y de bragas. Al entrar en la habitación vi que seguí tumbado desnudo en la cama.

  • Trae una toalla grande del baño.

  • ¿Una toalla?

  • Si, vamos.

Fui a por la toalla y volví.

  • Quítate las bragas.

  • Tengo la regla todavía.

  • Ya lo sé, para eso es la toalla, para no manchar mucho la cama. Dame la toalla - yo se la lancé - y ahora quítate las bragas - hice lo que me decía.

  • Busca en mi maleta, hay un bote de aceite - mire en su maleta y allí encontré un bote de aceite Jhonson sin estrenar.

  • ¿Esto?

  • Si, tráelo.

  • ¿Para qué has traído esto?, tengo yo aquí. Lo uso en verano para darme después de tomar el sol, y a veces durante el año me lo doy después de ducharme para hidratar el cuerpo.

  • No sabía que tenías. Guarda ese bote y trae el tuyo si está empezado.

Fui corriendo al baño, guarde el bote nuevo y volví con el empezado.

  • ¿Para que lo quieres?

  • Luego te lo digo - se levantó y me dio un azote en el culo - vamos al baño que me estoy meando, tu delante - añadió al ver que no me movía y cuando me giré volvió a darme otro cachete.

Llegamos al baño y me ordenó:

  • Levanta la tapa - hice lo que decía al mismo tiempo que recordaba su juego para ese fin de semana - ahora agárrame la polla. Es la primera vez que lo hacemos y me meo mucho, así que vamos a hacerlo con cuidado para que no tengas mucho que fregar después.

  • Vale.

  • Bien, agárrala que va - yo se la sujete y el empezó a mear. Yo se la iba moviendo para apuntar y que el chorro fuera dentro de la taza. El estuvo meando bastante rato. Para ser la primera vez no salió muy mal - Estupendo. Ahora sacúdela despacio para que no queden gotas - yo hice lo que decía mientras notaba como le iba creciendo - Bien, pero un poco más fuerte, después de sacudírmela me la tendrás que limpiar con la boca, mejor que no queden gotas - me dijo sonriendo. Yo se la sacudí fuerte hasta que me dijo que parara - Muy bien, ha sido muy divertido, ahora acaba de limpiármela con la boca - Yo me puse de cuclillas y me metí su punta en la boca limpiándosela con la lengua.

Puso su mano en la cabeza y me mandó parar.

  • Muy bien, estupendo. Me ha gustado este juego. Vamos a la cama.

Fuimos a la habitación, como siempre yo delante para que pudiera verme el culo. Estiró la toalla en la cama y se tumbó al lado. Yo cogí el bote de aceite y le pregunté:

  • ¿Para qué es esto?

  • Voy a hacerme una paja con tu culo, así mi polla resbalará mejor.

  • ¿Una paja con mi culo? - dije extrañada. En realidad pensaba que quería follármelo.

-Si, una paja, De momento no te lo voy a reventar, si me aguanto las ganas. Dame el bote y túmbate boca abajo - yo hice lo que decía, a lo largo de la cama - mejor ponte a lo ancho, saca la cabeza por un lado - ya sabía a que posición se refería, ya me había follado así alguna vez. Yo me coloqué y el luego puso una almohada debajo de mi vientre - Así mejor. Vaya esfuerzo me a va suponer no romperte el culo ahora mismo, en fin, a ver si lo aguanto.

Se sentó en mi culo y note como empezó a echarme aceite por la espalda y a frotarla. Yo estaba en la gloria, solo un poco nerviosa por mi culo. No sabía muy bien a que se refería con eso de la paja, y se añadía el miedo a que me lo quisiera follar con esa polla enorme, no se si le dejaría aunque nunca me había atrevido a decirle que no a nada. Pensé que llegado el momento intentaría convencerle de que no lo hiciera porque estaba segura que me dolería mucho.

El siguió masajeando mi espalda hasta llegar a mi cintura. Entonces se levantó y se volvió a sentar algo más atrás, sobre mis piernas. Notaba su polla ahora ya durísima entre mis nalgas. Comenzó a esparcir el aceite por mi culo, a magrearlo, apretaba mis nalgas y las separaba. A veces notaba como soplaba en mi ano y como me lo acariciaba con sus dedos. Apretaba pero sin llagar a penetrarlo. Me estaba dando mucho gusto al tiempo que me ponía muy nerviosa. Siguió un buen rato hasta que note como situaba su polla entre mis nalgas. Con sus manos apretaba mis nalgas aprisionando su polla entre ellas. Empezó a moverse, deslizando su polla entre mis glúteos, frotándose con mucha facilidad gracias al aceite. Tenía razón, eso se parecía mucho a una paja o a una cubana, solo que en lugar de usar las manos o mis tetas, usaba mi culo.

Note como empezaba a bufar y comenzó a decirme guarradas, se estaba poniendo muy caliente “Ufff, que culazo tienes. No se si me aguantaré este fin de semana sin follármelo. Te voy a reventar el culo. Cuando te meta mi polla te la voy a meter hasta el fondo, te voy a reventar. No me creo que este culo no se lo haya follado nadie antes. Eres una puta, tener este culo... te voy a enseñar” al tiempo que decía todas estas cosas no paraba de suspirar y darme cachetes. Después de un rato largo note como se corría en mi espalda- Me encantaba sentir su semen caliente encima, me hacía sentir sexy, excitante y muy puta. Espero un rato apretando mi culo con las manos y su polla en el centro. De repente se levanto de un salto. Volvió rápido, se situó en la misma posición y empezó a sacar fotos

-Vaya pasada, ni te imaginas las de pajas que me voy a hacer con estas fotos. Tenía que haberme corrido en tu culo y no en tu espalda, las fotos hubieran quedado mucho mejor.

  • La próxima vez - le dije.

  • Así me gusta puta - me dijo. Se levantó de encima mio - date la vuelta.

Me giré limpiando su semen en la toalla.

Se acerco a mi cabeza y metió su polla en mi boca “límpiala bien”. Yo se la chupaba con pasión mientras él seguí haciendo fotos.

  • Uffff. Ha sido una pasada princesa. He hecho un gran esfuerzo para no follarte el culo, lo dejaremos para otro fin de semana.

  • Como quieras - cuando llegue el momento ya te intentaré quitar esa idea de la cabeza, pensé.

  • Dúchate tu primero.

Fui a ducharme, cuando volví había colocado su maleta.

  • Voy a ducharme yo, vete vistiéndote para salir a tomar algo y cenar.

  • Vale. Le conteste al tiempo que nos besábamos.

Me puse unas medias de rejilla que llegaban hasta lo alto del muslo, remarcando mi culo y realzandolo todavía más. Por encima me puse un vestido amarillo por medio muslo y unas sandalias con tacón. Cuando entró en la habitación me miro y me dijo que estaba imponente, que el amarillo al estar tan morena me quedaba estupendo. Yo sonreí.

Salimos, y fuimos a una cervecería. Estábamos en la barra tomando algo cunado me dijo que se estaba meando.

  • Vale, te espero aquí.

  • ¿Te has olvidado del juego?

  • ¿Qué?

  • Vamos - me ordenó.

  • Nooo, no puedo.

  • ¿Qué has dicho? - me preguntó enfadado - me dijiste que lo harías, todo el día, ese era el juego. ¿Me estabas engañando?

  • No, perdona - y me levanté humillada.

  • Vamos - me agarro de la mano y me llevo al servicio, que estaba vacío. Imagino que el ya lo habría estando controlando. Sacó su polla y me dijo - Agárramela - yo lo hice y el comenzó a mear. No se cuanto duro, a mi me pareció una hora - ahora sacúdela  - yo lo hice como me había enseñado - Venga, límpiala con la boca.

  • ¿Qué?

  • Vamos, date prisa, Al final te va acabar viendo alguien, tu verás. Hasta que no me la limpies con la boca no nos vamos a ir.

Me agaché y se la limpié con la lengua. Estaba super-cachonda. Me la metí en la boca y luego me levanté. El sonrió y me besó. Al salir por la puerta del baño entró un chico que se quedo mirándonos.

Salimos de la cervecería y el se empezó a reír.

  • Eres un capullo.

  • Y tu una puta, jajaja, te ha gustado más que a mi - me puse colorada y no le contesté - ¿Verdad putita? - y asentí con la cabeza- Jajaja, lo sabía. Pensé que cuando me la limpiaras con la boca, por lo menos me meterías en un servicio, pero me la has chupado en medio del baño, cualquiera que entrara te hubiera visto de cuclillas chupando mi polla. Tu subconsciente de puta te ha podido - la verdad es que no se me había ocurrido escondernos antes de limpiarsela, puede que tuviera razón con mi lado oculto.

Bebimos un par de cervezas más mientras cenábamos tomando raciones en algún bar y a eso de las 12 volvimos a casa.

Subimos las escaleras como siempre, el detrás de mi sobándome el culo.

  • ¿Qué llevas puesto?, arriba lo veré.

Entramos en el piso y fuimos a la habitación abrazados como siempre y sin soltarnos. Cuando llegamos me dijo:

  • Quítate el vestido y el sujetador, ahora quiero jugar un poco con tus tetas, a ver como las tienes de sensibles. Hacerme una cubana con ellas y acabar en tu boca, este fin de semana voy a disfrutar con todo tu cuerpo, ¿de acuerdo?

  • Lo que tu quieras.

  • Bien, desnúdate - yo me quite el vestido por la cabeza y me quité el sujetador - date la vuelta - me giré despacio como siempre y cuando le volví a ver la cara los ojos se le salían de las órbitas - ¿Qué llevas puesto?

  • ¿Estas medias?

  • Si, te quedan increíbles.

  • Gracias.

  • Acaba de haber un cambio de planes.

  • ¿Por?

  • Lo de jugar con tu tetas se pospone para mañana. Ha llegado el momento de que te reviente el culo.

  • No, el otro plan me parece genial.

  • Cállate, si no querías que te reventara el culo no te hubieras puesto esas medias -puede que tuviera razón y mi subconsciente me hubiera vuelto a traicionar.

  • Me va a doler.

  • Tranquila, puede que al principio, pero al final te encantará. Te voy a follar el culo y voy a dejar que te corras, que ya son más de las 12 y seguro que te apetece - en eso también tenía razón - Vamos al baño, quédate con las medias y las sandalias, quítate las bragas - hice lo que decía. Fuimos al baño, yo delante y el detrás sin quitarme ojo del culo - Siéntate en el bidet y abre el agua caliente. Bien, límpiate bien el coño y el culo con agua - vi que cogía un bote de gel y se acercaba - Échate gel - yo seguía sus ordenes sin rechistar pensando en que dentro de un rato iba a tener su polla en mi culo - Bien, ahora introduce un dedo en tu culo, despacio. Úntalo bien de jabón - yo fui haciendo lo que decía. Con el agua caliente y el jabón el dedo fue entrando poco a poco. Al llevar los tacones y sentada como estaba, mi ano también se abría con más facilidad - Mete y sácalo poco a poco, muévelo y limpia bien el culo, date más agua. Bien, sigue pero ahora mete 2 dedos.

Yo lo hacía despacio y notaba que estaba empezando a relajarme y a disfrutarlo.

  • Vamos a la habitación - y me dio la toalla de por la tarde. Me sequé y caminé a la habitación.

Cuando llegamos estiró la toalla y me ordenó tumbarme como por la tarde, y no se olvidó de poner la almohada debajo de mi vientre. Se sentó sobre mis piernas y empezó a untarme de aceite, la parte baja de la espalda y las nalgas. Al poco tiempo empezó a meterme un dedo, lo sacaba, abría mi ano con sus dedos, separando mis nalgas, y me lo llenaba de aceite. Luego volvía a meter el dedo mientras no paraba de sobarme. Luego continuó con 2 dedos.

  • Me voy a correr - le dije.

  • Adelante, ya sabía que te gustaría y además tendrías muchas ganas - gemí y me corrí pero seguí caliente. El no paraba de meterme sus dedos.

  • Prepárate - me dijo mientras se sentaba en mis piernas. Acerco su punta a mi culo y lo perforó, metiendo su punta dentro. Yo empecé a suspirar - Tranquila, vamos a esperar - decía mientras siguió echando aceite en mi culo. Empezó a espacir el aceite y de repente me soltó un azote bastante fuerte - Vaya culazo - yo di un pequeño grito sin que la punta de su polla saliera de mi culo - Callaté o los vecinos van a llamar a la policía - sentí como buscaba algo con la mano, le estaba quitando la funda a la otra almohada, y me la metió en la boca - Para que no oigan tus gritos de puta. Vamos a seguir.

Comenzó a empujar y a meter su polla más adentro. Yo me revolvía, temblaba y gemía, pero él me agarraba con fuerza y seguía empujando. Paraba y dejaba que mi culo se acostumbrara. Cuando dejaba de temblar, la retiraba y empezaba un suave mete y saca. Yo me volví a correr “relaja el culo, no lo aprietes o te voy a hacer daño” yo lo intentaba y el volví a empujar metiendo más su polla, luego lo repetía, se estaba quieto hasta que mi culo se acostumbraba y empezaba el mete y saca. Después de mas de 30 minutos y de volver a meter más su polla, dijo “está toda dentro, eres increíble putita. Tienes el mejor culo del mundo y has conseguido que toda mi polla te entre y además la primera vez, estoy orgulloso” Yo también lo estaba, orgullosa por lo que me decía, derretida después de 3 orgasmos y con el culo abierto como un pozo.

Volvió con su mete y saca suave, solo que ahora cada vez que estaba dentro apretaba y yo sentía sus huevos en mi coño, yo estaba en el cielo.”me voy a correr, te voy a echar mi leche dentro, no te muevas porque después quiero ir a por el móvil y sacar fotos, este momento hay que inmortalizarlo”. Apretó una vez más la polla hasta el fondo y soltó toda su leche caliente. Me encantaba sentir su leche, pero ya dentro de mi era lo máximo. Sacó su polla y derramo las últimas gotas de leche en mi culo.

Al rato se levanto, volvió con el móvil y empezó a sacar fotos “haz fuerza con el culo, quiero ver como sale la leche y sacar una foto” yo hice lo que me mandaba mientras el seguía sacando fotos. Notaba con su esperma salía de mi culo y resbalaba por mi coño hasta caer en la toalla “increíble”.

Posó el móvil, me beso en las nalgas y luego tiro de mi hasta hacer que me tumbara a su lado.

  • ¿Te ha gustado?

  • Te quiero - le respondí.

Y así abrazados y sonrientes nos quedamos los 2 dormidos.

Me desperté a la mañana siguiente, en el reloj ponía las 11. Puse mi cabeza en su pecho y comencé a acariciarle la polla. Rápidamente comenzó a ponerse morcillona. El se despertó y me besó. Luego me miro y dijo:

  • Será mejor que te quites esas medias, sino volveré a follarte el culo ahora mismo e imagino que lo tendrás dolorido.

  • No, por favor. No me folles el culo otra vez, me duele muchísimo.

  • Quítate esas medías y guardalas, las vamos a usar bastante - Yo me levante de la cama, me las quite y me volví a acostar con él - ¿Cuándo las compraste?

-Hará unos 3 años - contesté rápido.

  • Veo que te acuerdas muy bien. ¿Por qué las compraste? - yo sabía que no podía mentirle, así que le dije la verdad, o una parte al menos.

  • Había una fiesta de primavera en mi instituto y me las compré para llevarlas esa noche.

  • Cuéntame toda la historia, venga - me conocía mejor de lo que yo pensaba, así que le tuve que contar todos los detalles.

  • Era la fiesta de primavera y había un chico que me gustaba mucho, iba un curso delante de mi.

  • Siempre te han gustado mayores.

  • Puede ser. Fui a una tienda y las vi, pensé que con ellas parecería mayor y las compré.

  • Lo que parecías con ellas puesta es una fulana, y lo sabías.

  • Puede ser, quería estar sexy.

  • ¿Conseguiste al chico esa noche?

  • Si, me enrollé con él.

  • ¿Qué significa eso de que te enrollaste con él?

  • Nos besamos.

  • ¿Nada más?

  • Bueno, nos besamos, me tocó un poco el culo...

  • ¿No te folló?

  • No

  • ¿Ni se las chupaste?

  • No.

  • No me extraña que estés tan necesitada de polla. Siempre te ha gustado pero solo has conocido niñatos. ¿Qué fue lo que hicisteis?

  • Nos besamos. Me toco un poco el culo por encima del vestido, y al final de la noche nos apartamos un poco y empezó a tocarmelo por debajo, me lo empezó a sobar y de pronto se corrió.

  • Jajaja, vaya. ¿No os volvisteis a enrollar?

  • No, a él le dio mucha vergüenza, por lo que se nunca se lo contó a nadie y conmigo casi no volvió ni a hablar. No me las había vuelto a poner hasta ayer - mientras le iba contando no dejaba de tocarle la polla, que ya le había crecido casi hasta el máximo.

  • Buena chica. Deja de tocarme la polla. Vamos a ducharnos y a desayunar, y luego me haré una cubana con tus tetas, ¿vale?

  • Como quieras.

  • Este fin de semana iba a usar solo tu boca, pero es que tienes un cuerpo para pecar, no me puedo resistir. Te diría que la próxima vez que tuvieras la regla podíamos intentar que solo con tu boca me hicieras correr 4 o 5 veces, pero sería mentira pensar que no me iba a acabar follando tu culo. Vamos a ducharnos.

Nos levantamos, él se fue a duchar mientras yo recogía un poco la habitación. Volvió pronto, entonces me duché yo mientras el acababa de recoger.

  • Vístete solo con un tanga y una camiseta corta, que se te vea el ombligo. ¿Tienes algo así?

  • Si, tengo varias cortitas.

  • Ya, me lo podía imaginar. Enséñame el piso. He venido unas cuantas veces y todavía no lo conozco.

  • Claro, ven.

Le enseñe el piso desde la puerta de entrada. Al principio había un recibidor en el que estaba la puerta del baño. De allí salía un pasillo largo, a la izquierda la primera puerta era la habitación de Carmen. A su altura a la derecha la habitación de Laura. Después de la habitación de Laura estaba la mía, que era la más grande y la única con cama de matrimonio. Después de mi habitación estaba el salón que era bastante grande y tenía una terraza de unos 25 metros cuadrados. Todavía no le había sacado mucho provecho, pero imaginaba que a partir de abril pasaría algunas tardes allí tomando el sol. En frente de el salón, estaba la cocina.

  • Tendremos que follar algún día en la cama de tus compañeras. Luego ellas se acostarán donde nosotros hemos follado antes - me hizo gracia y sonreí, pero seguro que lo decía en serio y no de broma.

  • Vale.

  • ¿Desayunamos?

  • Claro - le conteste - Preparo yo el desayuno, espérame en el salón si quieres.

  • Prefiero estar aquí viéndote.

  • Me encanta - estuve un rato cocinando y casi al final, cuando estaba terminando de prepararlo, me besó y fue al salón.

Sentí como encendía la TV.

Lleve todo al salón en 2 bandejas y desayunamos en la mesa del comedor.

  • De ahora en adelante cuando este en casa contigo, llevarás la ropa que llevas ahora, solo un tanga y una camiseta corta, ¿de acuerdo? - me preguntó mientras desayunaba.

  • Vale.

  • Si quieres ponerte algún pantalón corto de deporte que tengas y que te queda amplio, también puedes.

  • OK.

Estuvimos hablando mientras desayunábamos, contándonos cosas de nuestra vida, historias del trabajo y de nuestros amigos. Cuando acabamos de desayunar recogí el salón y al volver el estaba sentado en el sofá. Me senté a su lado y empecé a tocar su pecho.

  • ¿Qué tienes en ese aparato al lado de la TV?

  • Tengo películas y series guardadas. Las descargo y las puedo ver cuando quiera.

  • Si, yo tengo un aparato igual. También tienes para ver DVD.

  • Si. En invierno hay muchas tardes que me aburro y vemos bastante la TV. En verano me gusta más ir a la playa.

  • Claro - cogió el mando y empezó a buscar películas. Cuando vio una que le llamo la atención, me pregunto - ¿esta la has visto?

  • No, todavía no.

  • Bueno. Vamos a dar una vuelta por la playa y a sacarnos alguna foto. Después de comer podemos subir a ver una película y a dormir la siesta.

  • Perfecto - le conteste encantada. Me gustaba mucho follar con él pero también me gustaba que quisiera hacer otras cosas conmigo.

Nos preparamos para ir a comer. Yo me puse un vestido con unas sandalias. Paseamos cerca de la playa y sacamos muchas fotos, yo estaba encantada. Después comimos una paella y un restaurante muy conocido de Gandía sobre el mar. Después de comer paseamos un poco mientras hablábamos y nos fuimos a casa a dormir la siesta. A los 2 nos encantaba eso, era algo que teníamos en común y que lo disfrutábamos.

Entramos en casa, después de subir las escaleras siguiendo la rutina de siempre. Fuimos a mi habitación y nos besamos mientras el se desnudó. Luego me cogió de la mano y me dijo que fuéramos al salón, prefería echar la siesta en el sofá.

Al llegar al salón el se sentó y me hizo ponerme enfrente de él. Me levanto poco a poco el vestido mientras me tocaba y me besaba las piernas. Me lo quito por arriba y luego me mandó quitarme le sujetador. Empezó a besarme el abdomen, y fue subiendo mientras se levantaba para chuparme los pezones. Yo lo estaba gozando mucho. El me los chupaba, los apretaba con los labios y os mordía suavemente mientras yo me ponía ardiendo. Le agarraba el pelo con las manos y le apretaba contra mi.

  • Intento ser suave contigo, pero no puedo. Me vence la lascivia y este cuerpo de zorra que tienes.

Me agarró los pezones con las manos y empezó a apretarlos. Yo cerraba los ojos y gemía, intentando no gritar de placer. Me amasaba las tetas y las besaba. Me tiraba de ellos para arriba con fuerza, y cuando me los soltaba, mis tetas rebotaban y podía sentir como el sonreía. Repitió lo mismo 3 o 4 veces, mis pezones estaban duros como la piedra, hasta que de repente, una vez soltó mis pezones y mis tetas rebotaron, el empezó a darme cachetes en mis tetas sin parar, en mis pezones y en la parte inferior de mis tetas haciéndolas botar. A mi se me escaparon gritos y gemidos entre la sorpresa. Volvió a pellizcarme los pezones y tiro de ellos con fuerza durante más de 10 segundos, yo intentaba aguantar la respiración. Me los soltó de golpe y empezó de nuevo a darme cachetes.

  • De rodillas - yo hice lo que decía. Agarro su polla tiesa y empezó a darme en la cara con ella. Yo abría la boca con ganas de chupársela cuando el me agarró la cabeza y de golpe me metió más de la mitad de la polla dentro - Más adentro, quiero ver como te la comes entera - empezó con el mete y saca, follándome la garganta como a él le gustaba, hasta que volvió a taparme la nariz. Yo empecé a babear, a abrir la boca lo máximo que podía para respirar llenando todo mi cara y mis tetas de baba - Escúpeme en la polla - saco su polla de mi boca e hice lo que me pidió, llenando su polla entera de babas que luego froto por toda mi cara. Me la volvíó a meter en la boca hasta que no podía más - Vuelve a escupir - le volví a llenar la polla de babas para que ahora me las frotara en el pecho.

Me agarró de los pezones y me levantó tirando de ellos. Me sentó en el sofá y puso su polla en mis empapadas tetas, apretándolas con sus manos empezó a hacerse una cubana. Sus manos aprovechaban donde estaban para estrujarme los pezones y empecé a correrme. El siguió frotándose con mis tetas hasta que se corrió sin avisar llenando mi cara de leche de leche. Agarró su polla con la mano y me la restregó por toda la cara, no quedaba un centímetro de mi piel que no estuviera cubierta de su leche y de mi saliva.

  • Espera aquí, vamos a añadir estas fotos a la colección. Fue por el móvil y me fotografió en todos los ángulos posibles, mandándome sonreír, sacar la lengua y posar para él - Vamos a dormir un rato a la cama, pero no te limpies, quiero saber que tienes mi leche encima.

Fuimos a la cama y nos acostamos. Dormiríamos una hora, pero yo no podía dejar de sentir su olor encima mio, tenía la cara llena de leche.

Cuando nos despertamos me miró y sonrió. Cogió su móvil de la mesita y dijo que íbamos a ver las fotos del fin de semana. Empezó a enseñarme fotos de mi chupándole la polla, de mi culo lleno de leche, de mis tetas llenas de babas, mi coño estaba empapado y su polla a punto de reventar.

  • ¿Qué pareces en esas fotos?

  • Una puta.

  • Claro que si. Como verás cumplo con lo que digo. ¿Dónde te dije que me iba a correr?

  • En mi culo.

  • ¿Y lo he hecho?

  • Si.

  • ¿Y dónde más?

  • En mis tetas, en mi cara.

  • ¿Y te he reventado el culo?

  • Si, y me encantó.

  • ¿Y te has corrido mientras te magreaba las tetas?

  • Si, me he corrido mientras me magreabas las tetas y me las azotabas.

  • ¿Y me he corrido en tu boca? - me quedé pensativa y le respondí.

  • Todavía no.

  • Pues no me gas quedar como un mentiroso, chúpamela y cuando me corra, no quiero que se salga ni una gota. No creo que me corra mucho después del fin de semana que llevamos - yo me abalance sobre su polla y empecé a chupársela y a masturbarle con la mano - Bien, usa la mano - dijo al mismo tiempo que metía un dedo en mi culo, bastante irritado del día antes.

Estuve más de 15 minutos con esa polla enorme en mi boca y su dedo en mi culo hasta que por fin, sentí que se corría y me llenaba la boca de semen.

  • Trágalo todo, ya hemos tirado mucho este fin de semana - lo tragué intentando saborearlo, me pareció que me gustaba, me gustaba todo de él - Estupendo, este fin de semana has sido una putita muy buena. Recuerda que el fin de semana que viene tienes que pensar un castigo para que te imponga. Y alguna cosa que todavía nos falta por hacer, tengo que llenarte ese coñito tan precios de mi leche, ¿de acuerdo?

  • Si, lo que tú quieras.

Se levantó y empezó a vestirse y a preparar la maleta. Me mandó a lavarme y antes de irse, me besó con pasión.

  • Ha estado muy bien el fin de semana.

  • Ha estado perfecto - y le volví a besar.

  • Tengo que irme preciosa. Ya te llamo esta semana y se fue dejándome reventada después de un fin de semana loco en el que había perdido la cuenta de mis orgasmos el domingo, ya que el sábado no me había dejado correrme. Y yo preocupada por tener la regla.