Mi primer gran amor Rosa
Una infancia fantástica con mis dos primas y mi hermana.
Mi niñez fue muy divertida vivíamos en un piso de una ciudad africana y mis vecinos de al lado eran mis tíos y mis dos primas, en casa estábamos mi hermana y yo, desde crios nos gustaba vernos desnudos, tocarnos, pero nunca llegábamos a nada más, un día me dijo mi hermana que había estado tocándose con mi prima chica (yo tendría unos 10 años, mi hermana nueve, y mis primas 9 y 8 ), por lo que comencé a masturbarme todos los días pensando como sería estar con mis primas, no pasó mucho tiempo hasta que llegó la ocasión, mis padres y tíos a veces cenaban juntos y nos dejaban en una de las casas, para nosotros era fantástico nos permitía jugar hasta altas horas de la noche sin que nadie nos molestase, uno de esos días decidimos jugar al escondite pero sin luz, mi hermana contaba hasta treinta y posteriormente tenía que buscarnos, aproveché para meterme en mi mejor sitio (en mi habitación, mi cama tenía un supletorio que se sacaba cuando venían primos de afuera, levantando el sumier quedabas en la cama del supletorio), pero mi sorpresa fue grande cuando pasados unos segundos entro mi prima chica (Ana)
Prima sal de aquí estoy yo
No Carmen ya ha empezado a buscar
Me importa una mierda, te vas o
En ese momento entró mi hermana y nos callamos los dos, cuando salió mi prima me dio las gracias por no haber dicho nada (el que perdía era azotado con una zapatillas por el resto, dos golpes por persona y el castigado acababa siempre llorando)
Es verdad que tu y mi hermana habéis estado jugando a eso le dije-
Si replicó Ana-
Y te ha gustado
Si
Lo hacemos pregunté
y sin decir nada se bajó los pantalones y bragas y se abrió de piernas, fue fantástico, lo más maravilloso que me había pasado nunca, jugué con aquello durante los quince o veinte minutos que tardó Carmen mi hermana- en encontrar a mi otra prima, mientras soplaba, tocaba, besaba, miraba, movía mis caderas rozando mi pene con el colchón gozando como nunca.
Durante los años que fuimos vecinos seguíamos manteniendo relaciones que nunca pasaban de aquellos roces, de vez en cuando metíamos a mi hermana, o alguna otra prima que venía a visitarnos, fueron años felices, hasta que cumplí los 15, que me mandaron a España a estudiar en el instituto, no hacía más que pensar en mi prima y preguntarme por que no había llegado a más, ahora se me hacía eterno esperar hasta las navidades de aquel curso, era interminable y lo fue aún más, no volví hasta el verano y cuando lo hice mis dos primas no eran ya niñas, la pequeña tenía un cuerpo estructural a pesar de su corta edad, mientras que la mayor parecía que no había pasado por sus pechos aquel curso, pero se notaba que sus caderas y anchuras no eran ya de una niña chica, nada más vernos empezaron a preguntarme que había hecho, si tenía novia, en aquella época dábamos largos paseos por la playa (son muy solitarias) y durante uno de nuestros largos paseos con mis primas y hermana, me quité la ropa y desnudo me lancé al agua, no sé porqué lo hice pero al momento y sin mediar palabra estaba rodeado por las tres, todas desnudas incluyendo mi prima rosa (la mayor), y mi sorpresa fue increíble tenía unos pechos redondos parecían pequeños pero realmente eran grandes con unos pezones muy levantados, y con un terciopelo negro azabache que contrastaba con lo blanco de su piel, mediría ella un metro sesenta y cinco, fue grandioso verla, le pedí salir a la arena y me dijo que sí, acostada sobre su espalda me recliné hacia ella y le toque los pechos, suavemente, poco a poco se abrió de piernas y comencé a comerle el coño tal y como había visto en una o dos películas porno en el internado, le metí un dedo, después el otro, ella no decía nada solo movía la cabeza de un lado a otro, entonces mi prima chica me dijo que le mordiera el botoncito, y así lo hice, y comenzó a gemir como nunca había escuchado yo a nadie, hasta que me pidió que lo hiciéramos, mi hermana se acercó a nosotros y viendo que estaba un poco nervioso me susurró que no me preocupara me acarició el pene y con mucha decisión se lo introdujo a mi prima, creía que hasta yo me iba a meter dentro, mientras mi otra prima besaba sus pechos, mi hermana comenzó a retirar piel y pelos de su pubis y cuando vio su clítoris lo comenzó a lamer durante todo el tiempo que duró la penetración, me corrí en su barriga manchando a mi hermana
Lo siento
No te preocupes creo que terminará gustándome
Así seguimos, manteniendo ese tipo de relaciones hasta que me casé, con una de las amigas de mi hermana, a la que estoy intentando convencer para continuar los juegos de nuestra niñez