Mi primer gran amor

Mi primera experiencia gay con mi compañero de universidad hace tantos años que parece un sueño de hace muchos años.

Bueno muchos me habéis pedido que diga si mis historias son ciertas o no, o que cambie de tema, siempre un maduro que se lo monta con un joven. Es cierto, pero escribo sobre mi situación actual. Pero hoy voy a escribiros una historia diferente, posiblemente la más real de todas, solo voy a cambiar los nombres y la cuento con el permiso de mi compañero de aventuras que después de muchos años nos hemos vuelto a encontrar y está deseando que escriba sobre esto. Allá voy, espero que lo disfrutéis:

Esto ocurrió el año 1993, yo tenía 20 años y estaba en la universidad de Valencia, en el campus de Burjasot. Compartía piso con 3 compañeros más de mi pueblo, a unos 90 km de allí. En mi casa no había mucho dinero, así que no volvía casi ningún fin de semana a casa. El primer año de universidad fue asqueroso, duro y me dieron por todos los lados, además me dejó la novia, bueno primero me puso los cuernos y luego me dejó la muy hija de… luego quiso volver y me volvió a poner los cuernos, jajaja era un poco pardillo.

Pero bueno, el año se acabó y uno de los compañeros no aguantó la presión y se lo dejó, con lo que nos quedó una cama libre. Teníamos 3 habitaciones en nuestro piso y cuatro camas, así que dos compartían cama. Pero solo durante 4 meses, luego cambiábamos y los que estaban solos compartían la habitación y los otros disfrutaban de dormir solos. El piso tenía una distribución rara, directamente de la entrada había un largo pasillo, la primera puerta a derecha una habitación, luego el aseo, la cocina y el pasillo acababa en el comedor, todo interior. Y de él dos puertas de las habitaciones, una grande de matrimonio y otra muy pequeña.

Pusimos anuncios y contestaros varios, al final elegimos a uno porque era el que primero se dispuso a pagar fianza e historias sin problemas y no tenía problemas en compartir durante 4 meses habitación. Era un chaval de primero, café con leche, venezolano, estudiante de intercambio, muy flaco, flaquísimo, no pesaría ni 40 kilos, perlo rizado y labios carnosos, tenía una mirada seria, pero un trato exquisito.

Antes de irnos de vacaciones los tres veteranos sorteamos las habitaciones, para ver a quien le tocaba dormir acompañado. Fui el primero en escoger y pensé que para adaptar al nuevo lo mejor era compartir habitación el primer cuatrimestre dos veteranos y escogí la de matrimonio, pensando, inocentemente de mí, que los cabrones de mis compañeros harían lo mismo. Los cabrones escogieron cada uno las habitaciones individuales.

En septiembre el curso empezó y Jacky y yo, ese era su nombre, hicimos buenas migas. Él estaba en primero de la misma carrera que yo y me venía a buscar diciendo: —Conradito regálame un tiempito —o —papi me permites —he de confesar que su trato cariñoso y respetuoso al mismo tiempo al principio me chocó un poco, pero pronto me acostumbre. Al principio lo compañeros se burlaban de que me llamara Conradito, de Conrado, claro que como lo hacía con todos, las coñas cesaron rápido.

Una noche estaba de un cachondo que lo flipas, la tienda de campaña no se bajaba y no había forma de bajarla, necesitaba hacerme una paja a cualquier precio, pero hacía frio y no tenía ganas de ir al aseo a pasar frio y meneármela aprisa y corriendo, quería una buena paja. Así que le dije: —este Jacky, perdona, sabes que soy discreto con esto, pero hoy no puedo aguantar, te molesta si me hago una paja, es que… bueno ya sabes, hace frio y no tengo ganas de ir al aseo y…

—Vale papi, disfruta.

Y dicho y hecho cogí un calcetín que hacía nada que había tirado al suelo y empecé a disfrutar de mi paja debajo de las mantas. No sé cuanto tiempo llevaba, pero como a la mitad Jacky me dijo: —Conradito te molesta que yo también me haga una.

—No, ¡qué va!

Pero él hizo algo extraño, puso la almohada en el centro de la cama a lo largo, se subió a horcajadas sobre ella, estando de rodillas y empezó a hacer movimientos de bombeo sobre ella, dándome a mí la espalda. Lo extraño no era que se zumbase a su almohada lo había visto otras veces y hasta lo había hecho alguna que otra; lo verdaderamente extraño era su movimiento de pelvis. Estaba completamente desnudo y se estaba follando su almohada, pero movía de forma extraña su culo, era como muy femenino. Yo seguí a lo mío y en poco tiempo acabé dentro del calcetín una enorme corrida. Y cuando saqué la mano para dejarlo otra vez en el suelo, me dijo: —Conradito me permites el calcetín y así no ensuciamos tanto.

No le hice mucho caso y se lo tiré. Él lo cogió al vuelo. Me apreció ver que se llevaba el calcetín a la boca o algo, no sé, se me estaban cerrando los ojos y me quedé dormido antes de que él acabase. Aquella fue la primera vez de muchas otras, siempre me pedía el calcetín que yo había usado y algunos de mis calcetines nunca volvieron a aparecer. Pensamos que había sido el agujero negro de la lavadora.

El cuatrimestre acabó y por fin cada uno tuvo su ansiada habitación individual. O al menos era ansiada por mí. Jacky no me molestaba en absoluto, pero eso de estar a tus anchas y pasearte en bolas por tu habitación no tiene precio.

Un viernes de abril de esos tranquilos antes de los agobios de mayo y de los exámenes de junio, nos fuimos de marcha, los compis se habían ido al pueblo. Volvimos a las tantas, medio borrachos y solos. Casi ligamos con dos chavalas, pero al final una de ellas se echó para atrás y se cayó todo el plan. Nos metimos entre risas y tonterías cada uno en su habitación y ahí quedó todo. A las dos horas o así, me desperté con ardor de estómago y con ganas de mear. Fui a la cocina y bebí algo de coca, luego al aseo. Me fijé en que la puerta de Jacky estaba abierta y la luz encendida, no le hice mucho caso. Pero al salir de mear, me pareció que me llamaba, escuché su famoso “Conradito” y su “papi”, solo a mí me llamaba papi. No me calenté mucho la cabeza y fui a ver que quería.

Al asomar por la puerta me quedé congelado. Él estaba de espaldas a la puerta, cabalgando la almohada como tantas otras veces lo había visto, pero en una mano tenía un calcetín que sujetaba con fuerza contra su boca y nariz y la otra mano la tenía en su culo, su dedo corazón estaba totalmente metido en su ano, y su culo estaba más en pompa que nunca. Y medio gimiendo seguía diciendo —papi, Conradito, mételo todo papi, sigue así, papi, uff —quise irme, pero no pude tenía los pies clavados en el suelo. Deseé que no se girase. Pero lo hizo, su expresión fue de absoluto estupor cuando me vio allí plantado.

Quería decir algo o moverme o lo que fuese, pero no podía. De repente Jacky se sonrió con malicia se giró y siguió con lo que estaba como si yo no estuviese allí. Y yo allí tieso, no sabía que se suponía que debía hacer. Me fijé en que tenía la polla muy dura y ya estaba manchando el calzoncillo de precum. Y por alguna razón quise ver qué tan larga tenía la polla o como la rozaba con la almohada o qué se yo. El caso es que me moví hasta ponerme al lado de la cama para ver mejor.

El me miró fijamente y empezó a decir: —umm papi sácatela y métela aquí papi, verás que rico, dale polla a tu bebé —y diciendo esto abría la boca con la lengua fuera esperando que yo hiciera algún movimiento. Todo parecía borroso o cómo en una película, y él volvía a la carga: —vamos papi, dale a tu nene bibe —yo no entendía la situación, pero mi polla sí que ya estaba fuera del calzoncillo y chorreando precum por todos los lados. —papi mira que rico chorrea métela aquí verás que calentito papi.

Por fin tiré de los gayumbos hacia abajo cogí mi polla que ya estaba totalmente erecta con todos sus 17 cm, gorda y cabezona y la puse encima de su lengua y empujé con la cadera hacia su boca que, la recibió con deleite y gusto cerrando los labios a su alrededor mientras su lengua jugueteaba con mi glande. Con 20 años era mi primera mamada y la primera vez con un tío. No tenía experiencias previas pero aquella boca me hizo ver el cielo. Se me hizo corta y antes de lo que hubiese querido empecé a llenarle la boca de leche. Fue una corrida espectacular y él se la tragó toda y limpió mi polla de todo resto con aquella lengua prodigiosa. Todavía estaba limpiando cuando empezó a correrse él también sobre la almohada.

Me entró heteropánico y salí corriendo de la habitación y me metí en mi cama. A la mañana siguiente casi no nos hablamos. Hice la comida y luego me tumbé en el sofá a ver algo en la tele. Él se sentó a mi lado, estaba en gayumbos como tantas otras veces, y yo también, pero se me empezó a poner morcillona al pensar en lo del día anterior, me dio vergüenza y me fui a mi habitación corriendo. Al poco rato Jacky llamó a la puerta, le dije que pasase, se sentó en la cama, yo no me giré, la tenía muy dura y me daba vergüenza. No sé por qué, pero era lo que sentía.

—Papi, por favor mírame, ¿sí? Regálame una miradita Conradito.

Giré como pude el cuello para mirarlo y ocultar así lo dura que la tenía. No pareció gustarle mucho y creo que lo interpretó mal.

—Papi, lo de ayer, si va a ser para mal mejor lo dejamos en eso, una cosa de borrachos.

—A ver Jacky no es eso, no pasa nada.

—Sí pasa papi, mira te doy asco, ni me miras, no es mi culpa si me gustas y lo de ayer me encantó, pero prefiero tu amistad a que me mires así.

—No me das asco Jacky, es solo que…

—¿Que qué? Ni te dignas a mirarme a la cara, ¿sabes cómo me siento? Parece que haya hecho algo mal y no es así.

—No es eso, es que… —no sabía como decirle y encima estaba a punto de llorar o de irse y no quería ninguna de las dos. Así que me di la vuela y me quedé tumbado boca arriba. Mi polla ya volvía a estar fuera del calzoncillo y estaba otra vez chorreando precum. Al verla a Jacky se le iluminaron los ojos.

—¡Ay Papi! ¿Esto es por mí? Que rica que salió a saludar a su bebé

—Jacky yo no soy gay

—¡Ay! Papi no diga pendejadas, tu polla sabe lo que le gusta y este cuerpo café con leche se muere por sacarle todo —y dicho esto me la cogió con una mano y empezó a manosearla. Recogió el precum con los dedos y levantando un poco el culo introdujo su mano y se tocó el ano, y suspiró con deseo.

Cuando dejó de restregarse el dedo por el culo se tumbó a mi lado y me puso los labios a escasos centímetros de los míos y me dijo: —Papi, hazme tuyo, quiero sentirte dentro, quiero ser tuyo, venga papi, dame macho. Me volvió a coger la polla mientras me decía esto.

Me humedecí los labios y trague saliva y me deje llevar. Acercando mis labios a los suyos le di un profundo y húmedo beso. Nuestras lenguas empezaron a jugar y la mía exploró toda su boca, mientras el gemía se separaba decía “umm papi que bien besa” y volvía a besarme con pasión. Después de la boca, poco a poco fue bajando los besos por mi pecho, abdomen (en aquel entonces era plano) y con estirón bajó los gayumbos y los tiró lejos. Acto seguido me volvió ha hacer una mamada, ayudándose de la mano. Esta vez aguanté y no me corrí. Cuando ya le dolía la boca, subió y nos volvimos a fundir en un gran beso.

Mientras nuestros cuerpos giraban y se acariciaban intenté tirar de sus gayumbos hacia abajo, pero era difícil y él no se estaba quieto. Así que a la que enganché la costura les di un buen tirón y se rajaron enteros, aquello pareció excitarle mucho —¡Ay! Papi que mancho, pártame entero.

Jugué un poco con su polla, nunca había tocado una, era más pequeña, suave y estaba circuncidada. Aquello le hizo poner los ojos en blanco, así que inclinándome me la introduje toda en la boca, no serían más de 13 centímetros, me cabía entera. No me gustó mucho el sabor, pero a parte de eso era divertido jugar con ella.

No aguantó mucho y se separó de mí con una mirada encendida de deseo. Se puso como cuando se hacia las pajas y me ofreció todo su culo en pompa con su ano en todo su esplendor, parecía una flor. Empezó a coger saliva y a untársela por su culito, mi polla palpitaba de lo dura que estaba, me puse detrás de él y puse la punta de mi polla en su agujero. Era evidente que no iba a entrar la diferencia de tamaños era muy grande. Él no paraba de decir “despacio papi”. Entre su saliva y la mía y mi precum pronto aquello estuvo húmedo del todo, pero mi polla estaba ardiendo y la saliva se secaba rápido, así que hice un poco de fuerza. Su agujero empezó a abrirse, le cogí bien las caderas, hacía tanta fuerza que tenía los dedos blancos y se le marcaban también a él en su cuerpecito y, por fin, entre gritos y con mucho dolor, entró, después de la cabeza no frené y se la metí hasta los huevos.

No sé cuanto tiempo estuvimos así quietos, mi polla seguía palpitando y a él le caían unos lagrimones enormes por su dulce cara. Despacio y con cuidado empezamos a besarnos, sin mover las caderas. Empecé a tocarle la polla nuevamente. Al excitarse todo aquello se relajó bastante y empecé a bombear suavemente, de vez en cuando echaba un salivajo para lubricar. Al poco rato su culo estaba comiendo polla a base de bien. Cambiamos de posición, se tumbó boca arriba y me coloqué entre sus piernas. Sus besos me llevaban a la locura y mi polla lo penetraba hasta el fondo. En un momento dado empecé a bombear con frenesí animal y mientras él me daba besos y mordiscos en las orejas y en el cuello, mientras me decía: —dámelo todo papi… toda la lechita para el culo de tu nene… Conradito hazme tu putita… así, así dale duro a la colita de tu bebé papi.

Mi polla explotó dentro de él en lo que fue un orgasmo épico, largo intenso y saliendo leche a borbotones. Noté algo húmedo en mi barriga que luego supe que era su corrida, pero había dejado de oírlo. Perdí todas las fuerzas y con un esfuerzo titánico me tumbé a su lado respirando sonoramente. Al poco tiempo se tumbó de lado sobre mí y siguió besándome. Nos quedamos dormidos. Al despertar nos fuimos a duchar, su agujero estaba muy dolorido, pero entre la limpieza y el agua caliente acabamos otra vez en la cama. Fue un fin de semana intenso. Mucho follar. Recuerdo que esa semana casi no se sentó. Tampoco es que yo ayudara mucho, por las noches cuando me empalmaba me iba a su habitación y le reventaba el culo. Nunca dijo que no, siempre lo ponía en pompa y recibía solícito mis pollazos. Fueron tres años maravillosos. Luego perdimos el contacto, el volvió a su país y las relaciones a distancia no molan. Pero hace unos días nos volvimos a encontrar y sigo siendo su papi Conradito y su culo vuelve a estar disponible y solícito.

Gracias

Saludos a todos