Mi primer encuentro por internet
La historia que les voy a contar, como dice el título, es acerca de la primera vez que me encontré con un hombre totalmente desconocido que saqué de internet.
La historia que les voy a contar, como dice el título, es acerca de la primera vez que me encontré con un hombre totalmente desconocido que saqué de internet. No sé si es una historia que va a deslumbrar a alguien, pero al menos en mi vida fue algo que vale la pena recordar en lo que a sexo refiere, y me gustaría contarlo.
Sé que es común describirse en los relatos así que les comento un poco: me llamo Camila y vivo en Buenos Aires (Argentina), hoy en día (febrero de 2016) tengo 25 años. Soy supuestamente “alta” para ser mujer, mido 1,73 m. y peso 55 Kg., en otras palabras, soy bastante delgada para mi altura aunque no es porque no coma, de hecho cuido mucho mi cuerpo sin comer comida chatarra y hago mucho ejercicio todos los días. Tengo el pelo largo y de color castaño, ni muy oscuro ni muy claro, simplemente castaño, y soy de tez más bien blanca aunque generalmente como me gusta mucho ir a la playa en el verano y soy de quemarme fácil, estoy gran parte del año con un cierto bronceado. Tengo ojos de color celeste, aunque la verdad es que a veces se ven oscuros, depende mucho de la luz, por lo general se nota bien el tono celeste. Respecto a mi cuerpo, ¡creo que tengo que agradecerles mucho a mis viejos! Tengo tetas grandes, no exageradamente grandes pero si de un tamaño con el cual estoy muy feliz, y buena cintura que hace que mis caderas se vean muy bien, del ancho perfecto creo yo. Como voy al gimnasio regularmente tengo buena cola en general. No tengo tatuajes ni piercings aunque ahora estoy pensando en un tatuaje para la parte baja de la espalda.
Esto pasó cuando tenía 23 años, en ese entonces estaba sola, es decir, no tenía novio ni hombre alguno en mi vida para salir y/o tener sexo... y un gran desperdicio ya que hacía poco me había ido a vivir sola a un departamento que estaba alquilando. De hecho hasta el día de hoy sigo sin novio, solo tuve dos novios en mi vida: uno cuando tenía 15 años, con el cual estuve cerca de un año, y tuve un novio a los 20 pero que duramos muy poquito, aunque ese fue el que me desvirgó. El sexo es algo que estaba muy escaso en mi vida por ese entonces, a pesar de que llevaba 3 años sin novio tenía sexo cada tanto con algún chico que conocía en la facultad o en un boliche pero por esa época no estaba con mucha suerte, creo recordar que eran alrededor de 8 o 9 meses sin sexo.
Fue un jueves de agosto, hacía mucho frío y todavía me estaba acostumbrando al departamento nuevo en el que vivía, y a su falta de calefacción central. Fuera de eso había sido un día normal, no había pasado nada particularmente interesante y me fui a acostar temprano, después de un rato de mirar tele empecé a masturbarme como suelo hacer antes de dormirme, generalmente empiezo sobre la ropa y después me saco el pantalón y la bombacha para poder hacerlo bien. No soy de usar consoladores ni ningún tipo de juguete, simplemente me froto el clítoris con la yema de los dedos hasta acabar y quedarme dormida, en ocasiones me froto contra la almohada que era lo que estaba haciendo esta vez. Cuando estoy por acabar siempre intento contener los gemidos por si las dudas alguien más escucha en el edificio, aunque alguna que otra vez se me habrá filtrado algún gritito un poco fuerte, hasta el día de hoy tengo la duda de si en algún departamento vecino del edificio de me escuchó alguna vez.
Pero ese día no podía acabar, no importaba cuan frenéticamente me frotaba el clítoris contra la almohada, no podía llegar al orgasmo, así que agarré el celular y busqué algún video porno para mirarlo mientras seguía. Me es muy difícil encontrar videos que me calienten bien, la mayoría del porno está hecho para los hombres, centrándose mucho en la imagen desnuda de las actrices y no tanto en el acto sexual general. Frustrada porque no encontraba lo que quería me terminé topando con una página de encuentros sexuales que no voy a nombrar acá por las dudas no se pueda. Me pareció interesante así que me hice un perfil y empecé a buscar gente cerca a ver que había, me sorprendió mucho que no había alcanzado a poner ningún tipo de foto todavía, ¡y ya tenía más de 50 mensajes! Me dio un vuelco el corazón y empecé a ver quienes me querían contactar, a lo cual me decepcioné… la mayoría se notaba que eran mensajes genéricos que les enviaban a todas las mujeres de la página y solo le cambiaban el nombre, y todos tenían de foto de perfil su pija, cosa que contrariamente a lo que uno pensaría, me deserotizó, no sé por qué, supongo que era el hecho de que se presentaran así. Me llamó la atención uno que tenía de foto de perfil su torso desnudo y parte de su cara sonriendo, aunque no se notaban sus rasgos faciales, tenía unos pocos años más que yo y era también de Buenos Aires, solo decía “hola”. Le contesté y luego entré a su perfil para encontrarme con que sí tenía fotos de su pija, muchas fotos, aunque no eran la foto principal, por algún motivo en este caso sí me gustó que fuera así.
Terminamos hablando mucho, y hablando de cosas triviales, no fue una charla de sexo. Nos agregamos al Facebook y seguimos hablando por ahí, llegó un punto que me había olvidado de que estaba masturbándome. Sin embargo al final de la charla cuando ya me estaba por ir a dormir en serio, el sueño me había invadido notoriamente, me hizo la primera pregunta sexual, y no fue nada sutil: “tenemos que arreglar un día para vernos y coger”. Me tomó de verdad por sorpresa, no me esperaba que fuera tan al grano después de cerca de 3 horas de charla trivial, y a pesar de eso, me re calentó (en el sentido sexual), había empezado a tocarme otra vez pero no sabía que contestarle. Cuando se me ocurrió que contestarle, ya había dejado de importarme que al otro día tenía que ir a la facultad, y le pregunté si podía ser ahora en mi departamento. Pensé en un momento que era un capricho mío y que me iba a decir que no, después de todo él también me había dicho que tenía que despertarse temprano, sin embargo casi al mismo tiempo que le pregunté si podía ser en el momento, me dijo que sí y me preguntó mi dirección.
La verdad tenía miedo, hice lo que se supone que no hay que hacer, encontrarme sola con un extraño que acababa de conocer por internet, y a las 3 y pico de la mañana. Aunque lo que más tenía era pánico escénico cuando abriera la puerta, no sabía que le iba a decir… o si lo invitaba primero a tomar algo, y lo peor de todo, no se me había ocurrido que tenía que bajar a abrirle la puerta y subir 8 incómodos pisos en el ascensor con él, seguramente iba a ser en silencio. En cualquier caso, no iba a bajar a abrirle con el short que usaba para dormir, ni con la remera ridículamente grande que tenía puesta, me puse una calza negra que me marcaba bien la cola y una remera común sin corpiño, la verdad ni me maquillé, lo esperé lo más simple que pude. E hice bien en no maquillarme, en menos de 15 minutos estaba tocando el portero eléctrico, me hubiera quedado maquillada a medias. Bajé toda temblorosa, en parte por los nervios y por el frío ya que no me puse casi nada, pero cuando abrí la puerta del edificio me encontré con un chico, que además de ser hermoso físicamente, tenía una sonrisa que invitaba a hablar sin miedo, dejé de temblar inmediatamente. Lo saludé con un beso en el cachete (lo cual me pareció bizarro sabiendo lo que se suponía que venía a hacer) y fuimos al ascensor hablando de como había llegado tan rápido, mientras subíamos quedé de espaldas a él en un momento y me empezó a tocar el culo sin disimulo. Cuando me fijé por el espejo del ascensor, no me estaba tocando con las manos solamente, me estaba apoyando y refregando el bulto de su jean contra mi cola a través de la calza negra. Me di vuelta y le comí la boca de una, me sentía muy acelerada, me daba cuenta que el corazón me latía fuerte en serio, no paraba de pensar, realmente estaba cayendo en la cuenta de que iba a coger esa noche después de meses sin que una pija tocara alguna parte de mi cuerpo. En el momento que justo se detuvo el ascensor me había empezado a tocar las tetas debajo de la remera.
Cuando entramos al departamento no lo invité a tomar nada, ni lo invité a sentarse, no hubo charla incómoda, simplemente entramos casi sacándonos la ropa como en las películas y lo llevé de la mano directamente a mi cama. Yo estaba en tetas cuando entramos a mi habitación, ya me había sacado la remera en el camino, él sin embargo solo se había sacado el abrigo que había quedado tirado por ahí.
Sé que esta es la parte más importante pero la secuencia de eventos se me vuelve un poco confusa de recordar, lo siguiente que recuerdo es que ya estábamos completamente desnudos en mi cama y yo estaba retorciéndome de placer boca arriba mientras él me chupaba la concha. No era la primera vez que me lo hacían para ser honesta, pero este pibe lo hacía muy muy bien, no me pasaba la lengua por el clítoris, lo succionaba mientras me metía los dedos. Si fuera un chico que ya conociera de antes, me habría dado vergüenza hacer todo eso de una, pero al no conocerlo y hacer todo eso el primer día que hablamos, no tenía ni una pizca de vergüenza y me animaba a todo esa noche. Recuerdo que yo misma le pedí hacer un 69, se puso boca arriba y yo me subí arriba poniéndole la concha y la cola en la cara para que siguiera haciendo lo que él sabía hacer. Mientras tanto empecé a chuparle la pija a mucha velocidad, la tenía igual que en las fotos, tamaño normal y muy recta. Me pidió en un momento que bajara la velocidad porque le dolía un poco así y empecé a chupársela más suave, en realidad me costaba un poco ya que él seguía haciendo lo propio con mi clítoris y por momentos yo me sobre excitaba y sentía la necesidad de chupársela con más voracidad, pero me contenía.
La siguiente parte que recuerdo es que ya estábamos cogiendo, yo arriba de él cabalgándolo mientras usaba de apoyo su pecho. Él me atraía contra él de a ratos y me chupaba las tetas muy cuidadosamente, de a ratos mordiéndome un pezón, él no lo sabía pero me encantaba que me hicieran eso, de hecho prefería que lo hiciera no tan suavemente y que mordiera de verdad. Cuando yo estaba más erguida él me agarraba del culo y me metía a veces un dedo en el ano, sabía que lo que seguía era él preguntándome si me podía dar por ahí. Ya no me contenía de gemir un carajo, ahora sí estaba gimiendo fuerte y si me escuchaban los vecinos ya fue, que se escuchara. Seguimos cogiendo un rato así hasta que no pude más y acabé… acabé fuerte a decir verdad, tal vez fue que me había estado pajeando mucho antes de esto, pero no suele pasar que yo me contenga para no acabar rápido, siempre trato de acabar rápido por si el chico con el que estoy acaba antes de tiempo, pero este pibe no acababa más y seguía y seguía, a lo cual yo estaba más que feliz y me contenía para disfrutar más yo también.
Cuando acabé yo me dio vuelta en seguida y me puso en cuatro, yo estaba como en un trance todavía por el orgasmo tan fuerte que había tenido, pero me llamó la atención que no me la metía a pesar de que yo estaba entregada en cuatro y con los muslos bastante abiertos… no, lo que estaba haciendo era pasarme la punta de su pija por la cola y la concha suavemente, como yo todavía me estaba “recuperando” se sentía muy bien, muy relajante. Hasta que llegó la pregunta esperada, aunque en realidad no vino en forma de pregunta: “te quiero coger esa colita”. No sabía si decirle que sí o que no, ya había tenido sexo anal antes pero siempre me gustó más el sexo vaginal convencional. Aunque a él no le iba a decir que no después de que me hizo tener uno de los mejores orgasmos de mi vida, si alguien se lo había ganado era él. Todavía arrodillada y en cuatro, me llevé las dos manos a la cola y me abrí las nalgas para dejarle expuesto mi ano, sin embargo me pidió que me diera vuelta, no entendí bien en ese momento por qué, ya que era él quien me había puesto en cuatro para empezar pero bueno, yo me di vuelta… y ahí entendí bien por qué. Me empezó a poner saliva y flujo vaginal en la cola, los dedos de él entraban sin dificultad ya, sin embargo cuando puso la punta de su pene y comenzó a hacer presión, dolía un poco. Después de un poco de forcejeo entró, le pedí que fuera despacio, muy despacio, y él de a poquito la iba metiendo un poco más.
Cuando ya había alcanzado más velocidad, me empezó a frotar el clítoris con su dedo pulgar y la verdad es que se estaba sintiendo muy bien, me estaba gustando mucho, aunque dolía y de a poco iba doliendo más. Llegó un punto que me estaba cogiendo a una velocidad considerable, yo creía que él ya estaba por acabar porque había sacado la mano de mi concha y se estaba concentrando en darme duro, lo cual no me molestó, seguí masturbándome la concha yo, pero me estaba doliendo igual y creo que se notaba en mi cara porque paró en seco y sin ningún aviso me la sacó de la cola y la puso otra vez en mi concha. Fue algo que no me esperaba, y me hiper calentó una vez más, me siguió dando por la concha con toda la velocidad posible mientras yo no dejaba de gemir a los gritos y de frotarme el clítoris hasta que cuando me quise acordar, y sin esperarlo la verdad, acabé por segunda vez. No sé en qué momento acabó él pero en medio de las réplicas de mi segundo orgasmo, mientras mi cuerpo todavía temblaba un poco, me la sacó y vi que tenía el forro lleno de semen. Me acuerdo que me dio un beso muy tierno, creo que lo primero tierno de la noche porque todo lo anterior había sido sexo sin la menor pizca de amor ni ternura, en otras palabras, lo que buscaba yo, pero el beso estuvo lindo, me gustó y no arruinó el momento. Lo dejé dormir en mi cama conmigo, nos quedamos planchados así desnudos aunque con muchas frazadas arriba por el frío. Yo ya tenía decidido no ir a la facultad al otro día, pero él sí se tenía que levantar temprano sin falta y a la mañana bajé a abrirle quedando en vernos una vez más.
Hasta el día de hoy seguimos viéndonos para coger y alguna que otra vez a tomar algo, nos hicimos buenos amigos, pero sin ser novios. Aun así, él no es el único chico con el que me encontré mediante esa página de encuentros, luego hubo más y hasta el día de hoy a veces conozco a alguien nuevo. Me suena un poco ridículo decirlo pero internet salvó mi vida sexual, no sé por qué nunca antes había considerado encontrarme con gente de esa forma, en otra ocasión les contaré otras experiencias no tan comunes que tuve con esa página, es decir, sexo no tan convencional como las veces que me encontré para hacer un trío o con un grupo sexual de mucha gente, pero bueno, lo contaré otra vez. ¡Besos a todos!