Mi primer contacto con un gigolo- Ultima parte

Cuando ya creí tocar fondo sus fuertes brazos me volvieron a rodear por última vez sacándome de dentro del coche. -Alan- No podía irme sin mirar esos enormes ojos una vez más.

Lo primero es decir que este relato es cien por cien real, lo único que he cambiado son los nombres de algunas personas y los lugares de los sucesos como mi trabajo  o mi casa por privacidad

Hola está es la sextaparte del relato encuentro con un gigoló, para entender este relato tendréis que leer los cinco anteriores.

Nos mantuvimos pegados el uno al otro un buen rato limpie las lagrimas que resbalaban por mi mejilla, con cuidado le indique a Alan que me dejara salir y él se aparto hacia un lado, dejando mi cuerpo desolado y temblando de frío sobre la arena de la playa.

-Yo- Alan tengo frío donde esta mi ropa.

Me entrego mi ropa y nos vestimos, al igual que había hecho al llegar me cogió en brazos y me llevo hasta el empezar del camino, allí se encontraban mis tacones y mis medias ya con una buena carrera, una cosa que había aprendido en el fin de semana es que no ganaba para medias con Alan a mi lado, me puse los tacones y cogí las medias para votarlas en el contenedor más cercano, durante el trayecto a casa mi humor no mejoro mucho, hubo un momento que mi corazón quiso romperse en trocitos imposibles de volver a unir, Alan inquieto jugueteaba con el estéreo del coche hasta que llego a una canción que le gustaba, no hubiera sido tan malo si no fuera una mis canciones favoritas, es más era la que escuchaba cada vez que el corazón me dolía un poco ( http://www.youtube.com/watch?v=fyhqKAScLNc&feature=fvwrel ) es de Bruno Mars mi preferida, mientras la escuchaba notaba como mis ojos ardían, Alan coloco su mano en mi rodilla y apretó un poco, lo mire y vi que mis ojos no eran los únicos que brillaban por las lagrimas.

-Alan- ¿Esta noche me dejaras amarte a mi manera?

-Yo- No lo has estado haciendo todo el tiempo ¿?

  • Alan- Te he follado como tú has querido, ¿me dejaras amarte?

Llegamos a casa, yo me dirigí al baño a hacerme un poco mientras Alan se fue directo al cuarto, cuando fui ala habitación lo que vi me dejo asombrada, había colocado velas aromáticas por todo el cuarto y la luz era tenue, la canción que sonaba en el coche la había puesto en su móvil y el sonido abarcaba toda la habitación, Alan se encontraba acostado en la cama totalmente desnudo, se levando y se reunió conmigo en la puerta cubrió mis ojos con alguna prenda y poco a poco me despojo de las mías, beso mi cuello y el camino que este marcaba hasta mi hombro, se coloco delante de mí y rodeo mi estrecha cintura con sus fuertes brazos y me hiso girar al ritmo lento de la música hasta llegar a la cama, me deposito sobre ella cual muñeca de porcelana teniendo un cuidado extremó con que estuviera totalmente cómoda, con suavidad empezó acariciando mi cara, sus manos  bailaban una hermosa danza desde mi cara pasando por mi cuello y recorriendo mis hombros y mis brazos hasta llegar a la punta de los dedos, su ritmo lento y contante me embriagaba y relajaba, mi cuerpo se dejaba llevar mi mente no quería pensar, como una persona podía demostrarme fiereza y brutalidad en la playa y amarme de esa manera en mi casa, mi piel se erizaba por donde él pasaba, sus manos recorrían mi estomago y subían hasta mis pechos sus pulgares abrasaban con suavidad la punta de mis ya notables pezones, en poco tiempo sus manos fueron sustituidas por sus labios que me acariciaban tan suave como pétalos de rosa, en algún que otro momento sus dientes se posaron en el hueso de mi cadera y su mejilla se froto contra mi pelvis, su nariz  captaba mi esencia desde mi ingle pasando por mi vientre hasta mis pechos donde reposaba su cabeza entre ello, con delicadeza separo mis piernas y como el mismo pudo notar ya estaba mojada y preparada, con cuidado se deslizo dentro de mí como cuchillo caliente en mantequilla, de mis labios se escapo un gemido de total placer, mi boca rápidamente fue aplacada por sus labios, me besaba el cuello los hombros y otra vez volvía a mis labios era un ciclo incansable de beso caricias y débil embestidas, yo me encontraba perdida en algún lugar cerca del cielo donde ya no existía más placer ni más amor del que Alan me podía dar, poco a poco se hiso más intenso con cada vaivén se enterraba en lo más profundo de mi cuerpo hasta que alcance el orgasmo, enterró su cara en mi pelo y con una última clavada se unió a mí en el paraíso, los dos descansamos el tumbado sobre mí sin salir de mi interior, se notaba que él no quería separarse ni yo que lo hiciera, rodee su cintura con mis piernas y pegue mi mejilla a la de él.

-Yo- Alan nunca me abandones.

-Alan- Si fuera por mí nunca saldría de tú calor.

Claramente ninguno de los dos nos referíamos a lo mismo, yo quería que siempre estuviera a mi lado, quería levantarme y ver el brillo de sus enorme ojos verdes, quería ver como sus labios se deslizaban una y otra vez desde mi cuello hasta mis hombros, sentir como sus fuertes brazos rodeaban mi cintura y me obligaban a bailar, lo quería todo, lo quería a él. En cambio el quería obtener dinero de descargar unas cuantas veces en mi interior, un dolor tan grande invadió mi pecho que no pude hacer otra cosa que no fuera sollozar contra su cuello, al escucharme él me abraso más fuerte y no se separo de mi hasta que caí rendida del agotamiento y los sueños me hicieron volar a un sitio mejor. Desperté con una gran angustia en el pecho hoy era el día hoy Alan se separaría de mí hoy sería el ultimo día que lo iba haber, no sé si seria por que Alan pensaba lo mismo que se había dormido pegado a mi espalda, sus brazos rodeaban mis pechos, su cara estaba enredada dentro de mis inacabables risos, nuestras respiraciones se acoplaban en perfecta sintonía, con cuidado me separe de él y  bese sus labios una y otra vez, poco a poco con pereza fue abriendo sus enormes ojos y sus labios formaron una mueca de felicidad.

-Alan- Hola preciosa, anoche te perdí en el mundo de los sueños.

-Yo- Me perdí en ese mundo desde que pisaste la isla.

-Alan- Sabes que yo tampoco quiero despertar.

  • Yo- No lo ágamos, quedémonos metidos dentro de la cama los dos juntos.

-Alan- Y cuando llegue tú pareja que le decimos?

-Yo- Que nos deje soñar un rato más.

-Alan- Algunos sueños son imposibles.

-Yo- El que tú estés a mi lado lo es ¿?

Con cuidado cerró mis parpados con sus dedos.

-Alan- Cada vez que cierres los ojos y pienses en mí yo haré lo mismo, da igual en qué lado del mundo me encuentre, yo también pensare en ti.

Como siempre pasa, el poco tiempo que me quedaba con Alan transcurrió a una velocidad abismal, yo le pedía a dios  detenerlo o hacer que fuera más despacio pero como a todas mis suplicas esta también la ignoró, tuvimos un desayuno tranquilo no comimos ni hablamos mucho, nos pasamos casi todo el tiempo mirándonos el uno al otro, preparamos las cosas y lo lleve a el aeropuerto al igual que el día anterior aparque en el parking.

-Alan- Nos tenemos que despedir aquí verdad?

-Yo- Si. (Yo no levantaba la cabeza no era capaz de mirarlo a la cara).

-Alan-  Ya no nos queda más tiempo.

-Yo- No, aquí termina todo.

-Alan- Volveremos hablar?

-Yo – Solo si tú quieres.

-Alan- Seguramente me iré a Londres en tres semanas, durante una larga temporada todavía no sé cuando volveré.

-Yo- Llámame cuando vuelvas vale, Alan te voy a echar de menos.

Él me miro con sus grandes ojos verdes y acaricio mi mejilla, yo metí la mano en mi bolsillo y saque el sobre con su dinero, dándole un casto beso en la frete se lo entregue.

-Yo- Aquí tienes lo tuyo amor.

-Alan- Nunca creí que fuera tan duro despedirme de ti.

Y diciendo esto Alan cogió sus cosas y salió del coche, durante unos segundos seguí mirando el volante mientras mis ojos se llenaban de lagrimas, apoye mi cabeza contra él y deje que el peso de lo que había pasado en el fin de semana callera sobre mí, de mi boca de escapo un gemido de amargura plena, como había supuesto ya todo había acabado, se acabo el disco y ya no suenan las canciones.

Cuando ya creí tocar fondo sus fuertes brazos me volvieron a rodear por última vez sacándome de dentro del coche.

-Alan- No podía irme sin mirar esos enormes ojos una vez más.

-Yo- Alan Te Quiero.                –Alan- Yo no te quiero, yo Te Amo Jéssica.

Espero que os allá gustado mi relato, desgraciadamente este es el ultimo, durante cerca de 5 meses no tuve ninguna clase de contacto con Alan, él se fue a Londres y estuvo trabajando de modelo allí, no sé qué fue de su vida durante esta temporada, solo sé que se puso en contacto conmigo otra vez hace un poco y fue lo que me dio fuerzas para escribir mi historia, actualmente hablamos casi todos los días y nuestra relación a cambiado bastante para bien la verdad, no sé que pasara de aquí en adelante solo sé que yo aun lo amo y lo amare siempre.

Un beso muy grande y gracias por haber leído mi historia.