Mi primer contacto con un gigolo- Quinta parte

Con cuidado me coloque debajo de él, cogí su miembro entre mis manos y rápidamente este empezó a ganar forma, en poco tiempo tenía toda su plena longitud y esta dura como una roca, al principio lo empecé a tocar con calma y suave pero poco a poco empecé a ganar fuerza quería más de él.

Lo primero es decir que este relato es cien por cien real, lo único que he cambiado son los nombres de algunas personas y los lugares de los sucesos como mi trabajo  o mi casa por privacidad

Hola está es la quintaparte del relato encuentro con un gigoló, para entender este relato tendréis que leer los cuatro anteriores.

Era impresionante ver las miradas indiscretas que le lanzaban a Alan  las mujeres del restaurante, hasta cuando la camarera vino a traernos las cartas se paso más tiempo del necesario observándolo yo simplemente parecía un bulto al lado de él, pero ese detalle no hiso que me sintiera mal, al contrario todas lo miraban a él y en cambio él no separo la vista de mis ojos en ningún momento. La cena transcurrió con tranquilidad había pequeños detalles que hacían que para mí se detuviera el tiempo como verlo juguetear con mis risos entre sus dedos.

-Alan- Quiero enseñarte algo, se que a lo mejor no debería haberlo hecho pero  estabas muy bonita.

Veo que saca su móvil del bolsillo, se pone a buscar algo y me lo enseña, mi cara cambio del normal al blanco y después al rojo en unos segundo, en la pantalla esta yo totalmente desnuda y claramente dormida, le dio a una tecla y empezó a pasar las fotos donde se me ve a mí en varios ángulos, después las fotos se centraban en sitios específicos de mi cuerpo, mi cara, mis labios, mis pestañas, mi pecho, mi vientre  y por ultimo mi conejito también de varios ángulos donde se veía más abierto más cerrado el pequeño clítoris rosa.

-Yo- Para que quieres esas fotos ¿?

-Alan- No quiero que te cabrees vale, pero como te he dicho me pareces preciosas y podría asegurarte que eres la clienta más bella que he tenido, no sé cuando nos vamos a volver a ver o si querrás volver a tener mis servicios y seguramente dentro de unos meses me vaya a Londres por asunto de trabajo, quería tener un recuerdo tuyo.

Cuando nombro el tema del viaje a Londres todo lo que había dicho se esfumo de mi cabeza, se iba a ir y yo me quedaría aquí, una amargura que pocas veces he sentido invadió mi cuerpo, de mi boca salieron pocas palabras, las únicas que pronuncie en la cena fueron.

-Yo- No pasa nada, no estoy cabreada, todo está bien.

Terminamos de cenar  y me dirigí a la barra a pagar mientras Alan recogía las cosas, nos metimos en el coche todavía sin mediar palabra.

-Alan- Estas muy cabreada¡¡¡

  • Yo- No lo estoy vámonos a casa.

-Alan- No, llévame algún sitio que te guste, todo el mundo tenemos un sitio especial, déjame conocer algo más de ti.

Recapacite durante unos segundos,  Alan ya había invadido literalmente mi intimidad, porque no dejarlo entrar un poco más, lo mire a los ojos esperando aclarar las dudas de mi cabeza, pero solo vi el brillo curiosos de su fondo verde, asentí  y me dispuse a llevarlo a un sitio que pocas personas puede apreciar su belleza en pleno invierno, durante el largo trayecto ninguno de los dos hablo, Alan de vez en cuando posaba su mano en mi pierna o me acariciaba el brazo, como veía que no reaccionaba dejaba caer y miraba por la ventanilla, cuando llegamos aparque en el descampado.

-Alan-Donde estamos ¿?

-Yo- Todavía no hemos llegado vamos a tener que seguir a pie, está muy cerca.

Caminamos durante unos 5 minutos por un pequeño sendero.

-Alan- Lo que oigo es el mar ¿?

-Yo- Si estamos a punto de llegar.

Como había dicho pasaron pocos segundos nos encontramos con una pequeña cala de no más de cincuenta metros de playa, de piedras en su totalidad, la playa nueva no era muy famosa en invierno por eso, cada año el mar se llevaba casi toda la arena dejando muchísimas piedras, nunca iba nadie por ahí aparte de un par de surfistas ya que siempre habían muy buenas olas, yo en mis momentos de soledad venia y me sentaba en una roca haber la puesta de sol, ese era mí sitio, el lugar en el que me podía esconder del mundo cuando se me caía encima, gracias a que faltaban uno o dos días para luna llena y el cielo estaba despejado el firmamento nos daba la luz suficiente para ver la playa.

-Yo- Bienvenido a mi pequeño rincón en el planeta. (Alan se quedo un buen rato quieto mirando el ir y venir de las olas).

-Alan- Es increíble igual que tú, ambos sois bellos y puros, normal que sea tú rincón en el mundo.

-Yo- Me alegra que te guste, vámonos.

  • Alan-No te apetece sentarte un rato a ver el mar ¿?

-Yo-Llevo tacones no puedo caminar sobre las piedras.

Alan se puso delante de mí y se agacho, acaricio mis piernas y subió las manos hasta mi cadera y cogiendo la media poco a poco la bajo hasta tenerla en mis tobillos, me dio un casto beso en una de las rodillas, me quito los tacones y bajo lo que quedaba de media hasta sacármela, rodeo mi cadera con sus grandes brazos y me levanto en el aire depositándome sobre uno de sus anchos hombros, como mucho cuidado sorteo las piedra hasta llegar a un pequeño montículo de arena, con dulzura me bajo hasta dejarme en el suelo, yo lo mire a los ojos y el acaricio mis labios con los suyos, baje la cabeza y la hundí en su pecho, mis manos se colaron por debajo de su camisa para acariciar su suave y firme vientre, de mi boca apenas salió un susurro.

-Yo- Quítate la camisa por favor.

De forma bastante erótica Alan se quito de toda su ropa quedando expuesto ante mi dura mirada, pero yo no podía ser dura ni fría con él, no podía juzgarlo por no quererme demasiado como para quedarse conmigo y con la poca fuerza que me quedaba me acerque a él y me deje caer a sus pies, Alan se alerto un poco hasta que vio mis intenciones , con cuidado me coloque debajo de él, cogí su miembro entre mis manos y rápidamente este empezó a ganar forma, en  poco tiempo tenía toda su plena longitud y estaba dura como una roca, al principio lo empecé a tocar con calma y suave pero poco a poco empecé a ganar fuerza quería más de él, acerque mi boca a la punta para probar su sabor salado pero delicioso, chupaba y lamia toda su polla, Alan me agarra del pelo y acompañaba los vaivenes de mi boca con su cadera, de su boca salían gemidos que resonaban por toda la playa, con un empujón me tumbo sobre la arena sacando toda su longitud de mi boca, se puso de rodillas me ayudo a desvestirme y me dio la vuelta quedando yo a cuatro patas sobre la arena, hundió su cabeza entre mis nalgas y empezó a chuparme, hiso que agachara más la espalda hasta tener el pecho pegado a la arena, para poner tener mejor aseso a mi conejito, de una sola lamida abarcaba todos mis agujeritos y me estaba volviendo loca, estimulaba mi clítoris con una de sus manos, se alejo un poco y uno de sus largos dedos empezó a jugar con la entrada de mi culo, poco a poco fue metiendo el dedo de dolía un poco de pero agradaba.

-Alan- Cariño quiero que estés tranquila, al principio de dolerá mucho pero se irá pasando.

-Yo- Alan que vas hacer ¿?

-Alan- Relájate confía en mí.

Lubrico bien su pene y lo posiciono en la entrada de mi ano, fue `presionando con cuidado, yo intentaba relajar mi cuerpo, pero me estaba partiendo, me dolía demasiado me ardían las entrañas y no podía hacer otra cosa que no fuera gritar y llorar, Alan no aflojaba agarraba mis caderas con fuerza hasta que llego a meterla completa, apoyo su pecho en mi espalda y me susurro en el oído.

-Alan- Estas fue una de las cosas que me pediste, quieres que sigamos con ello.

Yo no podía ni contestar me dolía muchísimo y como dice un gran dicho el que calla otorga, se retiro de mi espalda sin sacarla y me dio un fuerte azote, sin mucho esfuerzo empezó a coger un movimiento suave y  constante al principio me ardía pero como todo lo que hacia él me acabo gustando, y ya no gritaba si no que gemía como una perra, lo agarraba por los muslos y lo incitaba a que fuera más rápido y más fuerte, con cada embiste me trasladaba al cielo,  subí la espalda hasta colocarla contra su pecho y él la saco y sin previo aviso me la estaco hasta el fondo de mi conejito, con una mano me agarraba las tetas y con la otra me rosaba el clítoris, en pocos segundos ya está sumida en una cadena inacabable de orgasmos, con cada oleada nueva de espasmos Alan me agarraba más fuerte y aumentaba la velocidad haciéndome volar hasta las estrellas, después de unos siete orgasmos me deje caer, Alan me dio la vuelta y se acostó encima mía dejándonos en la típica posición del misionero, paso una de sus manos por mi cabeza y me agarro la nuca, me beso con ansia y volvió a enterrarse dentro de mí con brutalidad, en su forma de embestirme no había amor ni ternura ya estaba buscando su propio desahogo, me beso el cuello y cuando le vino su ansiado orgasmo clavo sus dientes en el, mientras yo sentía como se  corría en lo más profundo de mi ser .

Descanso un rato sobre mí y sin mediar palabra la saco y bajo, coloco su cabeza entre mis piernas y empezó a chupar lleno su boca con su propio semen y subió deposito sus labios sobre los míos y me paso una cantidad abismal de su esencia, espero a que me la tragara y comenzó a besarme.

Podía ver el cielo estrellado escuchar el ir y venir del mar pero en lo único que pensaba era en lo poco que me quedaba para estar con el hombre que tenia entre mis piernas y del que seguramente me estaba enamorando, en ese momento una lágrima recorrió mi mejilla hasta fundirse entre nuestros labios.

Aquí acaba esta parte del relato, al igual que en el anterior lo retomare desde el punto final para que no se quede ningún detalle en el aire.Espero que os haya gustado esta parte de la historia.

Un Beso y un saludo