Mi primer conejo a la crema

.El deseo de encuentro con ese viejo amigo que ahora llega bien acompañado me hace aflorar deseos ocultos que me sorprenden gratamente

Me estaba recuperando de esa orgia descomunal que Pablo me había preparado y llevaba varios días en dique seco racionando a Paco a alguna chupada para contener su acrecentada ansia sexual que le había despertado nuestras ultimas aventuras, cuando Raúl, nuestro vecino nos llamó para presentarnos a su pareja, aquella que había conocido en las clases de baile y que afín a sus gustos hacían buen completo, pues nos dijo que era como él y que adoraba el sexo liberal, comentando que sería bonito tener una cena desenfadada.

Yo ya sabía que esas cenas acababan en cama, pero como era un tema que me encantaba no puse inconvenientes y además quería paladear nuevamente su rabo cerrando los ojos para intentar reconocer sí estuvo en la fiesta sorpresa que me habían dado, bueno para ser sincera también por su tremendo grosor  y como lo movía aquel viejo.

Acordamos al día siguiente y allí se presentaron con una botella de cava  y otra de vino para la ocasión, nos presentó a Elena, que era su compañera, les diré que era de estatura media de unos cincuenta y tantos pero muy bien llevados, con pelo tintado de rubio pero muy buena figura, resaltando unos buenos pechos, pues el vestido que llevaba ceñido los hacia más pronunciados, y Raúl elegante como siempre con una sonrisa picarona y unas manos largas que rápidamente tocaron mi trasero cariñosamente, para no aburrirles la cena transcurrió amena y acabamos tomando café y contando chistes picantes que rápidamente nos hizo entrar en materia de cama.

Ella parecía haber estado ya con nosotros pues se desenvolvía con naturalidad ante los acosos de las manos y los  morreos de Raúl, masajeando a este sus partes que ya sobresalían con nota alta de su pantalón. Paco que como les dije andaba un  poco recortado últimamente, se me lanzo viendo aquel magreo y comenzó sin miramientos a meterme mano en mi sexo que ya andaba mojado pensando en el rabo de Raúl, a la vez soltó su pantalón para que yo pudiera dar cuenta oral de su aparato que estaba ya duro como una roca.

Yo no hice ascos al rabo de mi esposo pegándole rápidamente una chupada al estilo  piruleta , como intentado dar celos a Raúl y a Elena, cuando me sorprendió que ella también le lanzo la mano para acariciar los huevos, diciéndole a Paco que tenía también buen paquete.

Raúl le subió el vestido mostrando rápidamente las braguitas negras que llevaba ella, a la vez que metía los dedos por los lados para introducirlos en su conejo, sorprendentemente la escena me estaba calentando bien, ella seguía acariciando los huevos de paco y echándose para atrás comenzó a gemir levemente por el acosos de Raúl, que ya le había metido dos dedos dentro, las bragas rápidamente fueron quitadas mostrando un sexo semi afeitado con unos pocos de vello por la parte de arriba que lo hacían graciosos pero sexual. Paco rápidamente se desvistió al igual que me quito mi ropa para mostrarnos ante ellos ya totalmente desnudos, ella me piropeo diciendo que tenía buen cuerpo y que Paco tenia buena herramienta también.

Se separó de Raúl un momento para quitarse el vestido al mismo tiempo este no tardo nada en soltar su pantalón y camisa y mostrar ese falo ancho gordo y venoso que añoraba y ansiaba tener rápidamente dentro de mí, pero me temía que hoy había que compartirlo con aquella compañera que hoy compartiría conmigo las  faenas de esos dos machos que teníamos en el salón para nosotras.

Comenzamos cada uno con su pareja con los primeros juegos pero juntos a los otros, rozando los cuerpos de vez en cuando y cruzando miradas perversas y provocativas llenas de lujuria y sexo, cuando Raúl la tomo sentándola sobre el  pero con el cuerpo al frente mostrando como su falo entraba en aquel conejito arreglado que  me causaba inquietud y no dejaba de mirar, este, le dijo a Paco deja un segundo a Tere que coma aquí con nosotros y dale tu rabo a Elena que está ansiosa de comer e igual yo aprovecho y te pego también alguna chupadita con ella.

MI esposo no tardo ni un segundo y levantarse y ofrecérselo a ella que ya chupaba como si un caramelo se tratase haciendo un ruido con los lametones y chupadas que nos encendía  a los demás, Raúl me dijo que comiera abajo indicándome con la mano a su rabo y ese conejo, yo inexperta en comer conejo dude un poco como hacerlo, y lo primero que hice fue sobar esas enormes pelotas que colgaban y que yo adoraba, con mi mano y mi lengua lamia lo que sobresalía de su rabo que entraba y salía lentamente por aquella abertura que parecía diminuta ante el tremendo tamaño de aquel mástil.

Pero en pocos minutos ya mi lengua jugaba también con los lados y parte alta de ese bello chochito que me gustaba ver y más como estaba ensartado, yo sacaba de vez en cuando ese rabo y lo golpeaba con fuera con sus labios, al sacarlo veía la grandeza de aquel aparato que estaba duro como roca, marcando las venas de tal forma que parecían iban a explotar, la cabeza rosada estaba lubrificada por sus jugos y brillaba como si estuviese bañada en aceite, yo la devoraba y la volvía a meter con mi mano en ese conejo que estaba a punto de explotar, cuando en una de esas que yo comía y Raúl clavaba soltó un grito fino Elena, poniéndose tersa sobre Raúl y con unos pequeños espasmos nos regaló su primer orgasmo.

Mi esposo retiro un segundo su polla de su boca pues está casi se la muerde por la excitación, riéndose Raúl fuertemente, por la situación tan cómica, y aprovechando el para darle una chupada también a Paco, yo  seguía comiendo a la vez que miraba hacia arriba para no perder el espectáculo, Mi marido pellizcaba los pezones de Elena con una maestría que ella insistía en  continuar así, mientras Raúl seguía comiendo rabo y yo conejo y mástil, note que este estaba caliente y los huevos veía que se contraían lentamente como avisando de la descarga de su preciado líquido en esa cueva pequeña que ahora estaba ensanchada  para acoger aquel falo.

Y como no me solía equivocar, en pocos segundos Raúl comenzó a gemir y soltar su preciado néctar en aquella flor abierta  que necesita de riego, acogía a este con agrado, mientras mi lengua recorría aquel falo de abajo arriba a la vez que mis manos no paraban de sobar sus enormes pelotas que estaban ardiendo de tanto placer, duro la corrida unos treinta segundos más o menos, cuando retire con mi mano aquel monstruo soltando sus últimas gotas ya en mi boca, y dando cuenta bien de ellas, y tras limpiarla bien, la deje caer con su peso sobre sus bolas e instintivamente me lance a comer aquel conejo con crema de leche , con tanta ansia que yo misma estaba sorprendida de cómo estaba devorando aquel manjar.

Y como se imaginan aquella mujer agradecía aquel agasajo tan esplendido después de una follada tan colosal y tras unos minutos gloriosos de lujuria, me regalo un orgasmo en mi boca, dejando medio sorprendida pues nunca había lamido ni comido de aquella forma un conejo, y aunque no es tema que me guste pues lo mío son los hombres, aquella situación morbosa se desenfreno de tal forma que ni yo misma me reconocía.

Retiro Raúl con cuidado a Elena dejándola a un lado del Sofá recuperándose de aquellos orgasmos  y mirando a mi esposo, le dijo, tenemos desatendida a la reina de la casa, y ese conejito lindo que tiene necesita de nuestras atenciones, diciéndole, móntala tu primero que aun la tienes dura mientras yo me recupero y te ayudare comiéndole un poco que goce como se merece.

Dicho esto Raúl me tomo y me sentó sobre paco clavándome su dura estaca  en mi conejo mojado y empapado en jugos sedientos de sexo, a la vez me echo hacia atrás dejando mi conejo al frente que ya con su gran lengua lamia y taladraba a la vez que la polla de mi esposo, yo encendida que estaba me corrí en breves segundos, pero no fue motivo para que ellos no dejaran de perforarme y comerme.

Mire a Elena que estaba disfrutando como me follaban los dos, uno con su rabo y el otro con la lengua,  a la vez ella se acariciaba los pechos, yo estaba loca de placer otra vez gimiendo ante aquello, y pensé me correría rápidamente otra vez, Raúl se puso de rodillas y comenzó a restregar su morcillón rabo sobre mi conejo y la polla de Paco, que seguía entrando y saliendo con lentos movimientos, el rabo de Raúl fue creciendo ante aquel roce y ya estaba otra vez casi duro, aprovechando esta dureza para meter la cabeza junto al rabo de mi esposo, esto me hizo gritar primero por la dilatación pero rápidamente empujo y sentí los dos dentro de mí, ya se había echado sobre mi cuerpo poniendo las manos en el lateral del sofá, con paco aprisionado debajo y comenzando a moverse lentamente clavando aquello que ya estaba duro como un mástil.

Mis gritos se transformaron en gemidos de goce y placer y me corrí otra vez rápidamente ante el acosos de esas dos estacas, Paco fue el primero en soltar su leche que yo agradecí pues lubrificaba más el gordo aparato de Raúl,  y cuando pensé que se correría, la saco y  mirando a Elena  le dijo, mira como no hace daño por el otro agujero, con el miedo que tú tienes, ya verás cómo se goza también.

Y sin pedir permiso me volteo sobre paco, a la vez que me introdujo un dejo mojado en saliva por mi agujero trasero para dilatarlo, a la vez que acerco rápidamente su enorme pollon metiéndolo de un golpe, no sin hacerme un pequeño daño que acompañe con un quejido, pero era tanta la ansia de  ese rabo, que silencie mi dolor, sabiendo que en segundo  seria goce.

Y como no estaba equivocada tras las primeras embestidas comencé a gozar como una loca hambrienta de sexo, mientras Raúl me follaba con una energía que paco tenía que hacer fuerzas para contenerme sobre él y no chafarlo, ella estaba embobada viendo aquel polvo salvaje pues cuando podía miraba y la veía absorta por aquellas embestidas, yo goce durante diez interminables minutos de placer y les juro que no se si fueron dos o tres los pequeños órganos que tuve ante el acoso de aquel monstruo marino que andaba investigando  por mis profundidades, cuando de golpe comenzó a soltar fuego con una intensidad que me dejo asombrada, pues era su segunda corrida en poco tiempo y era impresionante el líquido que derramo dentro de mí.

Quedamos los cuatro rendidos y relajados durante unos minutos que aprovecho Paco para abrir  el cava y refrescarnos un poco y tomar aliento, a la vez Elena y yo fuimos al baño y nos lavamos nuestros castigados agujero, ella me comento que se había excitado mucho con mi penetración anal  pero que tenía miedo del rabo de Raúl, pues era muy grande y gordo y le haría mucho daño, yo le dije que tranquila que a mí me había pasado lo mismo, pero que si quería primero lo dilatarían un poco con los dedos  y vaselina y luego si paco que la tenía un poco más pequeñas podía intentar penetrarla y si le molestaba lo dejaba.

Ella acepto cuando se recupera y al salir se lo conté a Paco y Raúl, este entre bromas dijo, me gustaría ser yo el primero en desflorarla por ese agujero pero reconozco que se asuste ante este aparato, a la vez lo movía con su mano como una morcilla gigante de un lado a otro, que a todos nos hizo por reír.  Paco por supuesto estaba encantado y pidiendo un pequeño descanso para recuperar aliento estaba dispuesto a ofrecer sus servicios.

No paso ni media hora cuando ya Raúl  la puso de rodillas inclinada hacia adelante a la vez que untando sus dedos en vaselina comenzó a jugar con su ano, este poco a poco fue dilatándose a la vez que ella perdía el miedo y uno de sus dedos ya estaba dentro por completo, sacándolo y metiéndolo lentamente, paco que andaba meneándose su rabo para ponerlo duro, se acercó y untando este en un buen pegote de crema, lo acerco a esa abertura a la vez que Raúl retiraba el dedo y lo metió con sumo cuidado, ella lo primero que hizo fue dar un pequeño grito pero este se fue transformando en gemidos ante ya el acoso de mi esposo, que con una maestría sorprendente estaba follandola por atrás, había levantado su culo hacia arria y Paco con las piernas medio flexionadas le estaba dando cuenta bien.

Estuvieron así unos minutos cuando los dos casi al unísono se corrieron, primero fue ella y en segundos después mi esposo como disfrutando de aquel triunfo, regándole también  con una buena corrida, pues tras retirar su rabo, por aquel agujero afloro buena parte la abundante leche que le había derramado dentro.

Esto me encendió y aunque ya estaba saciada y Raúl con su polla morcillona, no me impidió darle una soberana comida que duro el tiempo necesario hasta ponerla dura para que  me soltara en mi boca su preciado jugo que trague como una sedienta sin dejar gota que se desperdiciara, agradeciendo este semental aquel regalo con unos gemidos y unos espasmos con su cuerpo  que lo dejaron cao ya toda la noche.

Ya la noche no dio para más pues no había fuerza ni tiempo para recuperar y tras unas copas, se vistieron y se fueron agradeciendo la acogida tan placentera, emplazando para otro día,  otro encuentro, aunque Raúl quería que fuese en un sitio más romántico, y que ya se encargaría el de buscar, por supuesto más adelante ya les contare si se llevó a cabo o no..