Mi primer anal

Esto aún no ha pasado pero así podría pasar y así me imagino que pase.

Hoy sé que nos vemos y pienso todo el día en ti. Recuerdo tu olor y lo cachondos que nos pusimos la anterior vez (otra vez). Nada más verte te miro el cuello y las manos. Las quiero en mi cuello.

Quiero devorarte y sé que tú a mi también. Aunque hoy es diferente. Hoy quiero que me la metas donde nadie nunca antes me la ha metido. Soy tuya.

Llegamos a casa y no perdemos tiempo para devorarnos. Me pegas a ti mientras juegas con tu lengua dentro de mi boca. Por fin tengo tu cuello a disposición y tú ronroneas cuando acerco mis labios. Te muerdo y me coges del cuello. “Aquí mando yo”- me dices.

Te miro la boca sumisa y sólo por ver tu reacción intento provocarte mordiéndote el labio. Me miras con esos ojitos. “Voy a tener que castigarte”

Te sientas en la cama y te das palmaditas en las piernas. Quieres que me ponga encima de ti. Te miro a los ojos mientras me quito la ropa y me sonríes con lujuria mirándome el cuerpo. No creo que hubiera aguantado mucho más sin besarte y me siento encima de ti y lo hago, y me lo permites. Pero no te olvidas de mi castigo.

Me sientas en tus rodillas y me acaricias muy lento el culo mientras yo espero en tensión y arqueo la espalda al ritmo de tu mano. Noto tu polla debajo de mis piernas. Cuando me relajo un poco llega el primer azote. Y me encanta. Me muerdo el labio para que no sepas que me ha gustado pero tú ya sabes que me ha gustado. Continúas con mi castigo, el que yo me he buscado y que no debería estar disfrutando. Te digo que mi culo es tuyo. Todo lo es realmente.

Decides que ya es suficiente y me levanto. No sin antes obtener una recompensa por haberme portado bien. Me besas el culo y lo acaricias, calmando el ardor que siento. De vez en cuando se te escapa un mordisco juguetón que no hace me hace más que desear tenerte dentro ya.

Desde esa posición te terminas de desnudar y te vuelves a sentar. Yo no puedo parar de mirarte la polla porque sabes que me encanta y tú ya la tienes durísima desde el primer beso que nos hemos dado. Te pido permiso para poder metérmela en la boca y a modo de respuesta me coges del pelo y guías mi cabeza.Jugueteo en la punta porque sé que te encanta, pero nada como sentirla entera dentro de mi boca. A veces se me hace difícil tragármela entera pero me esfuerzo para que te guste mientras me follas la boca. Me pides que escupa y te miro a los ojos mientras lo hago. Te juro que te comería la polla toda mi vida.

Mientras estoy con las defensas bajas has aprovechado para echarme el tanga a un lado y empezar a masajear mi único agujero virgen. Haces que te chupe un dedo y me lo metes. Yo no me quejo.

En algún momento me paras. “Yo también quiero probarte”

Me dices que me siente en tu cara y no se me ocurre sitio mejor para sentarme. Yo ya estoy empapada y tú me haces sufrir un rato antes de pasar tu lengua por todo mi coño y empezar a absorber mi clítoris, que en ese momento está tan sensible que me retuerzo en tu lengua como una gatita. Se me escapan los gemidos y te miro mientras lo haces. Tú me miras a mí y creo que me podría correr ya. Empiezas a pasar tu lengua también por mi culo, que está abierto para ti y yo me dejo hacer. Mientras, me masajeas el clítoris y confundo esa sensación rara y acaba gustándome.

“Ya estás preparada para los juguetitos”

Me estremezco sólo de pensar lo que me tienes preparado y me restriego contra tu lengua queriendo más.

Me quito de encima y espero que vuelvas. Creo que me haces esperar aposta para encontrarme masturbándome sin haber podido aguantar tu ausencia. Me pongo a cuatro patas, abiertas para ti. Vuelves a introducirme los dedos, esta vez con lubricante y vuelves a usar la técnica con mi clítoris para que no me duela. Me enseñas un plug anal con una joyita al final, como yo quería, y me dices que lo chupe. Te encanta verme así.

No sin esfuerzo, consigues que mi apretado culo se abra para introducir el juguete. Mucho lubricante y saliva. Yo me siento empapada, algo molesta pero igualmente cachonda ante la idea de darte mi culo.

En esa posición me la metes por mi mojado coño y yo suspiro. Por fin.

Primero te mueves lento y me pides que arquee la espalda. Dices cuanto te pone follarme viendo el plug anal en mi culo. No aguanto más y te pido más fuerte. Y en esta ocasión me lo concedes.

Empiezas a follarme y yo me noto como en el cielo, estoy tan cachonda que te pido permiso para correrme pero no me dejas y vuelves al ritmo lento. Me vuelve loca y te suplico, te lo pido, te lo imploro.

Te gusta verme suplicar, me llamas zorra y vuelves al ritmo salvaje. Yo me corro como una puta cerda en tu polla mientras tú luchas por no hacerlo también. Quieres correrte dentro de mi culo.

Así, temblorosa y después de haber tenido un orgasmo, me quitas el juguetito, me tumbas de lado e intentas metérmela por el culo.

Al principio duele, pero las sensaciones anteriores aún perduran e intento relajarme para que pueda entrar. Me susurras palabras tranquilizadoras al oido y me comes el cuello, haciendo que relaje aún más mis defensas.

De repente está dentro entera. “Tienes mi polla en el culo” me susurras. Me da un escalofrío sólo al oír tu voz desde atrás directamente en mi oreja.

Empiezas a follarme muy lento, mientras me repites cómo de apretado está y cómo te encanta follarme el culo. Eso a mí me vuelve a poner tontita y empiezo a disfrutar. Por la posición, puedes tocar mi clítoris de vez en cuando. Me vuelvo loca al pensar cuánto me gusta que me folles por todos mis agujeros.

Empiezas a embestirme más fuerte y me duele, pero no aguantas mucho y me dices que te vas a correr. Te digo que digas mi nombre y lo gritas mientras me llenas todo el culo de tu leche.

Nos reímos eufóricamente aún con tu polla dentro. Quiero que me folles siempre, mi amor. La próxima vez, átame.