Mi primer Amo

En cuanto le vi por primera vez, pensé "este hombre es para mi", pero me equivoque, la verdad era que yo era para el.

MI PRIMER AMO

En cuanto le vi por primera vez, pensé este hombre es para mi, pero me equivoque, la verdad era que yo era para el.

No podía apartar mi vista de sus ojos, aquellos ojos verdes, profundos, que me hacían sentir totalmente indefensa, en aquel momento fue cuando me di cuenta que aquel hombre tenia un gran poder sobre mi… y todavía no sabía ni su nombre.

Aquella noche habíamos salido de copas como tantas otras noches, era nuestro primer año en la universidad y todavía no nos lo habíamos tomado en serio. Mi amiga Laura nos había dicho que tenía una cena familiar y que vendría mas tarde. Añadió también que probablemente viniese con ella su tío que era muy "fiestero". A mi lo cierto es que no me hizo mucha gracia porque por muy fiestero que fuese no entendía que pintaba un hombre de 40 años con nosotros. Poco después me arrepentiría de haber pensado eso.

Sobre las 12 de la noche Laura nos llamó y nos preguntó donde estábamos, y al poco rato apareció. Él venía con ella, y no era ni por asomo la persona que me había imaginado. Era guapísimo, alto, con los ojos azules, bastante delgado, pero fuerte no esmirriado, como me gustan a mi. A pesar de su edad tenía cara de chico malo y duro, me encantaba. Me quedé mirándole muy sorprendida y casi con la boca abierta, hasta que de repente me di cuenta de que el también me miraba a mi, me miraba fijamente, desnudándome con la mirada, me hizo estremecer. Me miró de arriba abajo parándose en cada detalle de mi cuerpo, yo me quedé bloqueada no sabia donde mirar ni que hacer, notaba como gran parte de mi sangre se iba a mi cara. El silencio lo rompió mi amiga Laura cuando me le presentó, le di dos besos sin mirarle, agaché la cabeza y me fui. Puede que fuese una actitud cobarde, pero soy muy tímida y no sabia como afrontar aquella situación.

Toda la noche la pasó mirándome, creo que lo hacia para intimidarme, y hacerme sentir incomoda. A eso de las cinco de la mañana me dolían demasiado los pies y decidí abandonar a mis compañeros y marcharme a casa. Mi amiga Laura entonces tubo la idea de decirle a su tío que porque no me llevaba el que le pillaba de camino a su casa. El dijo que por supuesto y me sonrió con malicia. Salimos hacia el coche, y yo solo pensar que me iba con él, sentí un escalofrío subiendo por mi muslo y al segundo un poco de humedad en entrepierna.

Al principio del trayecto la única conversación que hubo parecía un interrogatorio, el preguntaba y yo respondía. Después empecé a soltarme y la conversación fluía con más naturalidad. Finalmente no se como, no se si fue el alcohol o que el supo engañarme quedé con él para tomar algo al día siguiente. Al ir a bajarme del coche fui a despedirme con dos besos entonces el me besó en la boca y me dijo "hasta mañana".

A la mañana siguiente me desperté con una resaca horrible y sin poder creer todo lo que había pasado. Me levanté y me puse a comer, ya que era tarde. Después de comer me di una ducha y empecé a arreglarme para mi cita. Después de casi una hora probándome ropa, me quedé con unos vaqueros ajustados y una camiseta rosa, de tirantes ajustada.

A la hora señalada bajé a la calle y miré a mi alrededor, de repente oí un claxon me giré y allí estaba él esperándome en su coche. Estaba muy nerviosa, tenia un nudo en el estomago y apenas podía respirar. Después del saludo de rigor fuimos a un bar que el decidió. Estuvimos allí un par de horas hablando de cosas intrascendentes y cuando salimos el me dijo que porque no íbamos a su casa. Yo que soy muy inocente le dije que si sin pensar que en ello podía haber algo mas que tomar un refresco.

Llegamos a su casa y nos sentamos en el sofá a tomar una cerveza. No había pasado ni media hora desde que llegamos cuando él alargó un dedo lo pasó por mi mejilla tomando un mechón de mi pelo y lo colocó detrás de mi oreja. A continuación fue deslizando aquel dedo por mi cuello y yo me estremecí, fue bajando el dedo por mi escote hasta llegar a mis pechos allí se detuvo haciendo círculos, yo noté como mi pezón se iba poniendo durito y mi entrepierna empezaba a emanar flujos. Entonces paró me miró y me preguntó si estaba segura de querer quedarme allí. Yo contesté que si, aunque en realidad no estaba nada segura.

Entonces me dijo que me levantase y me desnudase. Yo me quedé paralizada no me atrevía, me daba muchísima vergüenza. Y él lo volvió a repetir pero esta vez en un tono más fuerte. Me levanté dudé un momento y solo acerté a decir: "yooooo, es queee…" y antes de ser capaz de decir algo, él aun más enfadado me dijo que si no quería no tenia que hacerlo pero que entonces me fuese, y añadió: "tu has venido hasta aquí solita, si quieres algo conmigo tendrá que ser a mi manera, aquí mando yo, y tu solo tienes que satisfacerme, si aceptas las condiciones desnúdate, sino vete". Supongo que el hecho de estar tan excitada es lo que me hizo quedarme.

Primero me quité la camiseta y me quedé con el sujetador mientras me quitaba las botas y los calcetines para poder sacar el pantalón, debajo del cual llevaba un tanguita azul bastante minúsculo. Después le miré el me estaba mirando muy serio, y me dijo: "todo". Esa palabra me puso aun mas cachonda, y desabroché mi sujetador para luego quitarme el tanga. Entonces el me dijo que me arrodillase y me acercase como una perrita. Yo lo hice, el se bajó la cremallera del pantalón y saco su miembro, me miró me acarició la cara y me sujetó la cabeza para indicarme que le la mamase, yo nunca había hecho eso, pero empecé a lamerla poco a poco, desde la base hasta la punta y cuando estuvo bien húmeda me la metí entera en la boca. Estaba asustada, y me sentía bastante humillada pero eso de una manera extraña me hacía sentir una especie de excitación.

Mientras yo seguía chupando, lamiendo y succionando, el comenzó a acariciar mis pechos amasándolos, primero mas suave y luego un poco mas fuerte, después empezó a acariciar mis pezones primero hacia círculos alrededor de cada uno y cuando estos ya estaban bien duritos comenzó a pellizcarlos suavemente, para pasar a pellizcos mas fuertes y a estirarlos, eso me empezó a doler, pero al ir a separarme él tiró mas fuerte hacia abajo, para que no dejase mi labor. La verdad es que aunque me estaba haciendo daño de forma inexplicable a mi me estaba gustando. De repente soltó mis pechos y puso una mano sobre mi cabeza, entonces se empezó a correr sujetando mi cabeza para que no me separase, y advirtiéndome que no dejase caer ni una sola gota sobre la alfombra. Por supuesto yo no pude cumplir la exigencia y no solo derramé toda su leche sino que estuve a punto de vomitar. Entonces me dio un fuerte azote en el culo y me dijo que recibiría un castigo por eso. Después se levantó y fue hacia el pasillo, antes de salir me dijo, "límpialo con la lengua".

El se fue y yo empecé a lamer el suelo, me daba mucho asco, y lo estaba pasando mal, pero sin embargo, no era capaz de coger las cosas y marcharme de allí. Estaba demasiado excitada, y quería seguir pasase lo que pasase. En seguida volvió y me estuvo mirando mientras yo seguía limpiando su suelo con los ojos llenos de lágrimas. Después me ordenó que le siguiese, pero sin ponerme de pie. Gatee detrás de él por el pasillo hasta llegar a una especie de comedor. Me mandó tumbarme en la mesa donde él había colocado una toalla, y poner mis pies sobre dos sillas, él se sentó entre mis piernas en un taburete, me cogió del culo y me acercó hacia su cara mientras me decía: eres una putita muy guarra, antes de nada vamos a librarnos de ese bosque que tienes ahí", a oír esto yo me levanté como un resorte, y le expliqué que los sexos depilados no me gustaban porqué así parecería una niña. Su respuesta fue un sonoro bofetón que me hizo caer otra vez sobre la mesa. Dos lágrimas cayeron por mi rostro, él mientras, cogió una especie de tiras de tela y empezó a atarme mis brazos a las patas de la mesa, para después atar mis pies y mis rodillas a las sillas donde estaba apoyada. Mientras me decía que si no sabía estarme quieta le obligaba a atarme. Después empezó a esparcir espuma por mi pubis y mis ingles y después por los labios, al pasar por la vagina se dio cuenta de lo mojada que estaba y me dijo: "no haces mas que quejarte, y mírate estas empapada, como una puta que es lo que eres, mi puta" ese comentario no me sorprendió, porque yo ya sabía que estaba muy húmeda. Lo que si que me sorprendió, porque no me lo esperaba es que siguiese bajando con la brocha y esparciese también espuma de afeitar por los alrededores de mi ano. Mientras el me depilaba iban cayendo lagrimas por mis mejillas. Yo pensé que cuando terminase me soltaría pero no fue así, terminó me limpió y se marchó.

Estuve allí sola atada y sin poder moverme como unos 20 minutos, pero a mi se me hizo como 3 horas. Me fastidiaba estar atada, sobre todo porque estaba tan excitada, que solo podía pensar en que acariciasen mi clítoris. Por otra parte cada vez que veía mi sexo sin ningún pelo como el de un bebé volvía a llorar, era un conjunto de sensaciones muy diferentes que me hacían estar muy confundida. Como he dicho a los 20 minutos él volvió. Venía completamente desnudo, se acercó a mi, limpió mis lagrimas, y me empezó a desatar, fuimos al dormitorio. Una vez allí me recordó que tenía que castigarme, se sentó encima de la cama y me señaló sus rodillas, yo me acerqué sin saber muy bien lo que quería, me agarró del brazo, y me colocó con el vientre bajo sobre sus piernas, de esta forma mis piernas quedaban en el aire, y mi trasero completamente expuesto. Esta situación me resultaba extremadamente humillante, él empezó a golpear mis nalgas con la palma de la mano yo instantáneamente comencé a llorar y a chillar, que me estaba haciendo daño, que parase por favor, mientras pataleaba. El paró, me puso de rodillas en el suelo y buscó algo en el cajón, después cogió una bola roja que me metió a la fuerza en la boca y que ató alrededor de mi cabeza, después ató mis manos, y mis tobillos, yo no quería que me volviese a atar y me revolví, ganándome una bofetada, y la advertencia de que el castigo iba a ser más fuerte por eso. Volvió a colocarme sobre sus rodillas y empezó a darme azotes de nuevo, de golpeaba el culo y también los muslos. Perdí la cuenta a los 20 azotes, yo lloraba sin parar. Cuando paró me ardían todos aquellos sitios donde había recibido golpes, y fue en ese momento cuando me di cuenta de que seguía muy excitada, incluso más que antes.

Continuará

Agradecería sus opiniones. Espero sus comentarios.