Mi primer amante

Una excompañera me lanza una frase que hace volar mi imaginación.

Para ti.

Esta es la primera vez que escribo un relato y me atrevo a realizarlo porque he encontrado la motivación necesaria después de años leyendo esta página. Espero que os guste.

Soy hombre casado y con una vida sexual bastante buena, aunque a uno siempre le gustaría hacer realidad alguna que otra fantasía que ronda por mi cabeza.

Todo comenzó cuando una excompañera de trabajo después de cruzarnos muchos whatssapp me lanzó una frase que no me esperaba. Algo así como, “si las circunstancias fueran diferentes, me habría lanzado a tu cuello”. Esa frase cambió mi forma de verla y sobre todo mis ganas de intentar y tener una aventura sexual con ella.

A partir de ahí la cosa se precipitó; todos los días los mensajes eran continuos y las conversaciones siempre iban derivando alrededor de nuestras relaciones sexuales y de alguna que otra fantasia o deseo de hacer juntos. Ella siempre se notaba cortante en cuanto la conversación era más profunda, pero tampoco evitaba que la misma pudiera llegar a eso. Vamos, lo que podría pensarse una “calientapollas”, pero a mi esa situación me ponia cachondo. Ella no aceptaba un beso furtivo en algún reencuetro fugaz que tuvimos, una cogida de culo y tan siquiera llegar a algo más a través del cibersexo.

Pero el destino nos tenia una jugada preparada.

A primeros de febrero me desplazaba a un pueblo para realizar un curso durante cuatro días (cosa que ella desconocía), por lo que me alojaba  en un hotel cercano al lugar donde recibía la formación.  Cual fue nuestra sorpresa que al entrar en la sala para iniciar el curso, la primera persona que vi fue a ella…

-       ¿Qué haces tú aquí?

-       Y ¿tú?

Imagiaros la situación tan morbosa que se me presentó. La mujer que deseaba follarme desde hacia más de un mes estaba conmigo en un curso a 150 km de casa y sin nadie que nos conociera. La mañana se hizo muy larga y el rato del desayuno muy corto. En ese momento recibí una mala noticia, ella no se quedaba a dormir en el pueblo, sino que regresaba todos los días a casa con su familia. Aún así, nuestras miradas de complicidad y las pocas conversaciones que tuvimos los dos primeros días no dejaban de estar en torno al sexo y nuestros deseos.

El tercer día de curso a la hora del desayuno yo no podía más y le pregunté si le apetecía y podía quedarse comigo a comer para después tirar tranquilamente de vuelta a casa, lo que me devolvió una respuesta inesperada:

-       Menos mal que me lo pides.

-       ¡coño! Llevas un mes dandome largas, así que pensé que ni siquiera querrías comer juntos.

-       Pues claro que quiero, estar unas horas alejadas de casa me vendrá bien para mi cabeza de mujer casada.

-       Perfecto, si te parece comemos en un restaurante que está cerca y después nos tomamos un cafelito o una copa.

En cuanto terminó la sesión salimos hacia el restaurante pero al llegar al mismo decidí dar un paso más y con disimulo pero de forma segura me acerqué a ella por detrás y le cogí el culo de una manera muy obsena. Ella se sobresaltó y se puso a reir, pero al mismo tiempo me dijo:

-       Anda hijo, se nota que tenías ganas, me has dejado el tanga bien metido por el culo.

A mí ese comentario me puso más caliente de lo que ya estaba, pero como ella seguía en esa actitud pasiva me limite a sonreirle y a sentarme en la mesa dispuesto a comer. Mi cabeza no sabia que pensar y tampoco sabía que hacer para poder entrarle sin que ella se sintiera ofendida y a la misma vez sin recibir una respuesta nuevamente negativa.

La comida transcurrió de una manera muy agradable pero sobre todo sin parar de comentar aspectos morbosos de la situación, de nuestras relaciones de pareja y sobre todo de aquellas cosas, posturas y fantasias que haciamos con nuestras respectivas parejas. Sin darnos cuenta ya eran las cinco de la tarde y decidimos ir a tomarnos algo en alguna cafetería, que por suerte no encontramos.

-       Claro, con esto de la pandemia todo cierra a las seis y siendo jueves habrá pocas abiertas cuando quedan tan sólo 20 minutos para el cierre.

-       ¿Qué te parece que compremos algo y nos lo llevemos a mi apartamento? Por cierto, ¿que le has dicho a tu marido para quedarte tanto tiempo aquí?

-       El martes al llegar a casa le comenté que algún día tendría que quedarme por la tarde porque se hacia sesión doble en el curso.

-       Lo tenias todo preparado pero no sabías si yo te diría de comer juntos.

-       Imaginaba que más tarde o más temprano saldría la conversación, peo sino lo hunieras hecho tú, lo habría planteado yo.

-       Y yo pensando que preguntarte podría hasta molestarte.

-       Tú pregunta lo que quieras, que yo te contestaré también lo que me apetezca, jejeje.

-       Entonces, compramos algo y vamos para el apartamento, -dije con firmeza.

-       Vale, seguro que allí estamos más transquilos que paseando por este pueblo desierto.

Después de comprar unas botellitas pequeñas de licores, unos frutos secos y alguna que otra chuchería nos fuimos a mi apartamento. Al llegar no sabía que hacer. Debía lanzarme, esperar a que lo hiciera ella, seguir sacando coversaciones picantes …como era de esperar me decidí por esta tercera opción. Pero claro, ahora jugaba con el alcohol como factor a mi favor por lo que al rato me lancé:

-       Juguemos al “yo nunca”.

-       ¿Eso qué es?.

-       Iremos diciendo alternativamente frases que empiecen con “yo nunca” y si el otro no la cumple tomará un chupito.

-       Ponme un ejemplo.

-       Vale…yo nunca he besado a otra mujer que no sea mi esposa…si tú has besado a otro que no sea tu marido debes tomarte un chupito.

-       Estupendo, empieza tú.

-       Yo nunca le he sido infiel a mi mujer.

-       Yo tampoco. – yo nunca he deseado a un compañero.

-       Me toca chupito…- yo nunca me he tocado pensando en ti.

-       Chupito para mi…- yo nunca me lanzaría a tu cuello.

-       Otro más….-yo nunca te comería el chocho.

-       Yo tampoco, no practico el sexo oral con mi pareja, excepto cuando estoy muy perra.

Todo este juego y esta última cofesión hizo que el ambiente se pusiera mas caldeado que nunca entre nosotros y la conversación se encaminó hacia esas cosas que nos gusta más hacer y que nos hagan. A ella le encanta y le pone muy cachonda que le den por el culo, que se den situaciones prohibidas como hacerlo en la calle o en un sitio público. Sin embargo a mi me encanta que me la chupen, comer coño y culo, pero sobre todo crear situaciones morbosas siendo algo dominante de la misma.

-       No aguanto más, voy a comerte la boca.

-       Ya sabes que no voy a dejarme y eso hará que me vaya.

-       Asumo ese riesgo, porque te deseo tanto, que prefiero pedirte perdón a quedarme con las ganas de hacerlo.

Me levanté de mi silla, me acerqué a ella y me lancé a su boca. Ella hizo un pequeño gesto de esquivar la mia, le besé suavemente en la cara y pasé levemente mi lengua por su cuello. Me miró, me cogió del cuello y me besó de una manera muy deseperada, a lo que mi cuerpo respondió y mi polla se pusó a mil en pocos segundos.

La levanté mientras seguía besándola, mis manos no sabian donde ir, a su espalda, su culo, sus tetas, su culo de nuevo….hasta que finalmente metí la mano por dentro de su pantalon y toque la carne de ese culo que tantas ganas le  tenía. Ella no se quedo atrás y mientras yo me agarraba a ese culo, ella no dudó y bajo por mi pecho con su mano hasta llevarla a mi paquete, que estaba deseando liberarse de calzoncillos y pantalón. Ya no habia marcha atrás, así que levanté su blusa y desbroché su sujetador, dejando al aire sus dos tetas que tantas ganas tenia de comerme, lo que hice de inmediato mientras desabrochaba su pantalón y lo dejaba caer.

-       Te recuerdo que me da vergüenza que me veas desnuda.

-       Vale, nos vamos al cuarto y apago a luz, porque ya no te dejo ir sin follarte.

Pero no hubo tiempo de ir al cuarto, sobre todo porque le aparte el tanga hacia un lado y le introduje dos dedos en el coño, el cual ya estaba empapado. Comencé a mover mis dedos en su interior y sus flujos resbalaban por mi mano, que a la misma vez refregaba por su clitoris de manera deseperada lo cual provocó los primeros gemidos de mi compañera.

-       Dios, que me estás haciendo, que ganas de chillar tengo.

-       Sientate en la mesa.

La subí de un empujón en la mesa, le quité el pantalón, el tanga y desde sus muslos fui pasándole la lengua hasta llegar a su clítoris. Ahí me entretuve un rato con mi lengua, dando mil pasadas, pequeños bocados, abriendo bien sus piernas para que las apoyara en el filo de la mesa y bajando hasta llegar a su culo con mi lengua y sentir que estaba muy receptivo.

-       Para o me voy a correr en tu boca.

-       Estoy deseando que lo hagas, pero despues vas a tener que dejar que te folle el coño, la boca y el culo.

-       Uff, follarme la boca. Te he dicho hace media hora que no la chupo nunca.

-       Por eso no te he dicho que la chupes, seré yo quien te la folle.

-       De momento, sigue comiendo y meteme algún dedo en el culo y el coño que me encanta como lo haces.

A todo esto yo seguía con  camisa y pantalón como al principio de la tarde pero con un bulto que no aguantaba más en tan poco espacio. Por lo que dejé de chupar, me desabroché la camisa y me quité toda la ropa. Al acercarme de nuevo, mi polla tocó su coño lo que provocó que su cuerpo se arqueara para recibir mi miembro. Eso me hizo cambiar de opinión, así que empujé y le meti toda la polla de una vez.

Las vistas eran maravillosas, tenía a mi primera amante abierta a mi encima de una mesa, muy mojada y deseando ser follada. Lo que aproveche para realizar movimientos bruscos de entrada y salida a la vez que con las manos abria su coño y tocaba su clitoris. Después de unas buenas penetraciones saqué mi polla que estaba empapada de sus flujos, rodee la mesa y fui hasta su boca para comérsela desesperadamente mientras le tocaba el coño y le daba unos cuantos azotes en su clítoris con mi mano.

-       No puedo más, me tienes muy caliente, ahora si quiero que me folles la boca.

-       Pues ahora voy a ser malo, me voy a tocar en tu cara pero no dejaré que la toques con tu boca.

Dicho y echo, comencé a pajearme junto a su cara mientras con la otra mano refregaba sus flujos por todo su cuerpo, le metia los dedos en el coño, de ahí a su boca y de su boca a sus tetas. Me puse detrás de su cabeza, la acerqué al filo con la cabeza semicolgando y finalmente le meti la polla en la boca y comencé a meterle y sacarle a la vez q le comía las tetas y le tocaba el coño con las dos manos.

Ya estaba yo apunto de explotar, pero por mi cabeza seguían pasando deseos y posturas que realizar y en no desaprovechar lo que hasta el momento podría ser la única vez en follar con ella.

-       Quiero que este rato seas mi puta. Bájate de la mesa, ponte en pompa apoyada en ella, dejame que te coma el culo y despues te la meta por detrás mientas que tu te tocas el coño.

-       Coño como te pasas y como me llevas a tu terreno. Hazme y pídeme todo lo que quieras que estas haciendo que mi lado maruja se aparte de mi.

-       Llevo un mes pensando en darte un beso y cogerte el culo, pero ahora quiero follarte sin dejarte descansar hasta que decidas que quieres follarme otra vez.

-       Venga follame, correte donde quieras, haz que me corra y te prometo que la proxima vez que me toque en casa me grabaré para que veas todo lo que voy a recordar este polvo.

Ella se bajó de la mesa pero no me obedeció, se agachó, cogió mi polla y empezó a realizarme la mejor mamada de todas. Pasaba mi lengua desde los huevos hasta el glande, deteniendose en este y paseandola por todo su filo, me miraba con cara satira, me la cogía con las dos manos y se la tragaba entera hasta hacerla desaparecer en su boca, después me sobaba los huevos con una mano y con la otra golpeaba mi miembro contra su cara. Me estaba poniendo malo, sobre todo cuando de mi punta abareció una gota de semen que decidió esparcir por todo el tronco de mi falo para después limpiarlo entero mientras con la otra mano comenzó a mansturbarse.

-       Uff, creo que voy a durar muy poco ya.

-       No vayas a correrte en mi boca, ya sabes que eso no me gusta.

-       No lo haré hasta que un día desees que me corra dentro de ella y lo pidas, aunque ese día además de tu boca también llenaré tu cara.

-       Que guarro eres, lo peor es que escucharte esas cosas me ponen muy perra.

-       Eres tu la fría, así que mientras no me frenes mi imaginación no para de pensar en hacerte todo lo que creo que puede darte el mayor de los placeres.

-       Pues venga, fóllame ya que estoy deseando que llenes mi culo.

Dicho y eso, la cogí del brazo, la llevé a mi cama, le puse el culo en pompa y comencé a rozar la punta de mi erecto pene apunto de explotar por su ojete. Ella no paraba de tocarse el coño pero en cuanto sintió que le entraba, comenzó a meterse dos dedos en su vagina, los cuales notaba entre la fina capa de piel que separaba mi polla de estos.

-       Cabrona, te falta otra polla para la boca y tienes todos los agujeros tapados.

-       Ya quisiera yo tener otra dentro de mi boca ahora mismo.

-       Bueno tu imaginatelo de momento y si algún día quieres cumplir esa fantasía, haré por hacertela cumplir.

-       Juanma, como sigas diciéndome esas cosas voy a tener que borrar tu número para no estar enganchada al sexo y a las fantasias.

-       Oye, voy a correrme, hazlo conmigo que quiero sentir tus contracciones en mi polla.

-       Vale, pero antes dejame decirte que voy hacer lo imposible por pasar esta noche aquí para poder repetir una vez más hoy mismo.

-       Me corrooooo.

-       Y yooo.

Mis dos primeros chorreones calleron dentro de su culo, pero después, saqué mi polla de su culo y le lancé otros cuantos en ese culo tan deseado por mis manos y en la parte de abajo de su espalda. Ella gemía mientras terminaba de correrse hasta poco a poco ir aflojándose y terminar exausta boca abajo con toda mi leche saliendo de su culo y bajando por su rajita hasta terminar cayendo en la sábana. Subí a su cuello, lo besé y terminé dándole un beso en la boca más cercano al amor que al sexo salvaje que acabamos de practicar.

En menos de cinco minustos mi compañera estaba dormida, pero en una hora salía por la puerta de mi habiación camino a su realidad y dejando mi cama con un olor que todavía no he olvidado. Desde ese día hemos hablado muchas veces y hemos recordado esa tarde, aunque un nuevo encuentro sigue sin concretarse.

Espero comentarios.