Mi prima Silvia (3)
Un maravilloso fin de semana sexual.
Llegamos al apartamento el viernes noche. Era una urbanizacion tranquila que yo conocia desde hace muchos años. Pasamos por el supermercado y compramos comida para dos dias: unos refrescos, unas hambuerguesas, mucha fruta y un par de cervezas.
El apartamento estaba bastante limpio, pero algo desordenado. En cuanto dejamos los viveres en la cocina le abri la camisa, le quite el sujetador y le di un buen repaso a sus firmes pechos. Contra su voluntad, Silvia suspiro de placer y vi como sus pezones se erguian, pidiendo caricias.
Poco despues, tomamos un poco de fruta y nos acostamos juntos. Mi prima pensaba que le haria el amor, pero para su sorpresa no fue asi. Nos acostamos totalmente desnudos y nos dormimos.
Nos levantamos hacia la hora del almuerzo. Silvia izo ademan de vestirse, pero solo le permiti el sujetador, las bragas y unas zapatillas. Ademas, le dije, despues de almorzar lo vamos a hacer, que para eso hemos venido. Mi prima me miro con amargura pero accedio y se fue a preparar el almuerzo.
Fue un almuerzo frugal. Yo disfrute de el, pero ella no. Era consciente del polvazo que nos ibamos a dar y no le hacia ninguna gracia. Silvia intento retrasar lo inevitable alargando el almuerzo hasta que me decidi. Le cogi la mano y le dije:
- Venga, vamos a la cama.
Vi la resignacion en sus ojos. Nos levantamos y fuimos hasta el colchon.
Durante la noche anterior, mientras ella dormia, habia pensado en como disfrutar al maximo de esos dos dias dedicados al sexo. Queria hacer esto de una forma un poco distinta a las demas, haciendola gozar de tal forma que no se atreviera a reconocer.
Primero le quite el sujetador acariciando sus pechos. Se le escapo un suspiro. Luego, sin dejar de acariciar su cuerpo, baje lentamente sus bragas, acariciando sus muslos. Pude ver que sus pezones se ponian orgullosamente erectos. A continuacion, con un dedo fui acariciando de forma muy suave los labios de su vagina, de arriba a abajo, una y otra vez, poniendo buen cuidado en evitar el clitoris. Poco a poco, el temblor de la excitacion fue haciendose patente en mi prima. Un comienzo de humedad en sus labios vaginales me confirmo que iba por buen camino. Segui acariciando los labios de su sexo, untandolos con su propio flujo, poco a poco aquel sexo comenzo a palpitar mientras abria su fruto a las caricias. Pude ver claramente su clitoris, completamente erecto, desafiante. Silvia ya jadeaba, incapaz de disimular el placer. Me coloque en posicion, y le acaricie el clitoris con ganas.
Fue como si le hubiera alcanzado un rayo. Arqueo la espalda y lanzo un grito de placer. Ahora Silvia era una hembra en celo completamente a mi disposicion. Le fallaron las piernas y se callo encima de mi. Yo habia calculado la posicion y, cuando cayo se penetro ella misma con mi dura ereccion, hasta el fondo de su vagina. Abrio los ojos de par en par y pude ver en ellos el maremoto de placer que la inundaba. Casi no podia soportarlo. No le di tregua y comence a hacerle el amor con energia mientras nuestras lenguas se acariciaban. Su cuerpo estaba tan caliente que parecia tener fiebre. Cuando me di cuenta, Silvia habia tenido dos orgasmos. Inconsicentemente, mi prima me abrazaba con sus piernas como si por nada del mundo quisiera que mi ereccion abandonara su vagina.
Cambie de posicion y la tumbe de espaldas a la cama, le abri las piernas un poco y segui embistiendola. Silvia tenia los brazos extendidos, jadeando y arqueandose de placer cada vez que mi verga alcabzaba el punto mas profundo de su vagina y empujaba en la entrada de su utero. Notando la cercania de mi orgasmo, arremeti varias veces mas y, cuando me rendi, mantuve mi verga en la entrada de su utero. Vi que mi prima notaba con total claridad los largos chorros de esperma entrar en su utero, estremeciendose como con sacudidas electricas.
Me mantuve dentro de ella varios minutos, mientras ambos nos recuperabamos del polvo. Agotados, nos dejamos caer en la cama y nos dormimos.
Desperte a media tarde, hambriento y despejado. Prepare la comida y la desperte para comer. Nuevamente le permiti ponerse solo el sujetador, las bragas y las zapatillas. Le informe de cual era el "plan" para la tarde. Queria que hablara por telefono con alguna amiga suya mientras lo haciamos, por supuesto su amiga no debia de sospechar nada durante el polvo y tenia que hablar con ella continuamente. Mi prima puso cara de susto, no tenia ni idea de como conseguirlo.
Es tu problema .- le dije, totalmente indiferente.- Aunque si quieres podemos practicar antes de la llamada... - añadi maliciosamente.
No, gracias .- me contesto friamente.
Bueno, tienes quince minutos para decidir a quien llamar y como hacer para que no se de cuenta de nada.
-¿Y que pasa si no consigo que no se de cuenta?.- me pregunto.
- Pues improvisa para que no sospeche nada, por la cuenta que te trae .- dije con el mismo tono frio que habia empleado antes conmigo. Se me ocurrio, de repente, una idea -. Ademas, si lo logras el te ahorras el ultimo polvo del fin de semana.
Al oir esto, se callo unos minutos y, me pregunto:
-¿Cuantas veces?.
Cuantas veces, ¿que? .- inquiri.
Cuantas veces mas vas a hacerme el amor este fin de semana .- murmuro.
Me acerque a ella y le acaricie la mejilla unos momentos, luego baje la mano y acaricie su pecho izquierdo. Notaba el palpitar de su corazon, y el como su cuerpo temblaba de rabia contenida. Deposite un suave beso en sus labios.
- Si tienes suerte, solo una vez mas .- le dije.
Silvia se sento en un sofa durante el rato que tarde en decidirme. Estaba tratando de decidir a cual de sus amigas llamar. Habia pensado en darle quince minutos y termine dandole el doble de tiempo. Comprendia su problema, pero era cosa suya. Al rato, fui a donde estaba y le pregunte:
Que,¿ya sabes a quien llamar? .- le dije con cierta sorna.
Si .- me contesto con un tono glacial.
Me alegro .- le dije .- vamos a la cama.
Aparte las sabanas y que dije que se quitara el sujetador y bragas. Me acoste mirando al techo. Situe a Silvia justo encima de mis piernas, sentada, y le dije que llamara ya. Mientras contestaban al telefono, comence a amasarle a conciencia los pechos, unas pocas caricias y los pezones se le ponian erectos. Entonces mi prima hablo al telefono.
- Hola,¿esta Sandra?. Si, que se ponga, por favor.
En esa pausa, abandone sus pechos y comence a acariciarle los muslos. La tan Sandra tardo casi medio minuto en ponerse, y entonces Silvia inicio la conversacion. No me fui por las ramas, con un gesto le indique que se levantara unos centimetros. En cuanto lo hizo, la empuje y se cayo directamente sobre mi ereccion, que entro de golpe en su humeda vagina. Mi prima abrio los ojos de par en par ante la brusca penetracion y casi no consiguio disimular la exclamacion de placer. Silvia no tardo en darse cuenta de que no iba ni a besarla ni a acariciarla, pero que el polvo iba a ser a conciencia. Yo me limitaba a usarla y ella a intentar aguantar el tipo.
Comenzaron a hablar de no se que coche; y yo segui embistiendola.
Siguieron hablando de una profe que habian tenido; mi verga seguia atravesandola a conciencia.
Luego hablaron de una amiga de una amiga; continue hundiendo mi deseo en ella hasta lo mas profundo de su vagina.
Siguieron conmentando las vacaciones que habian tenido hacia algunos años; yo continue llevando mi ereccion hasta la misma entrada de su utero.
A los treinta y siete minutos casi se le habian acabado los temas de conversacion con la tal Sandra. Silvia estaba aguantando a el tipo a duras penas, despues de tres orgasmos, y me suplicaba con la mirada que terminara ya. Le dije en tono muy bajo que si se rendia habria perdido. En un susurro, mi prima dijo que preferia perder.
Le permiti colgar el telefono, pero no di por terminado el polvo. Muy al contrario, continue como hasta ahora. Silvia, libre de la carga del telefono, jadeaba abiertamente ante cada embestida de mi miembro. No le di tregua y continue sin parar hasta que, derrotada, me suplico que terminara.
- Ppor favor... para...- susurro.
La ignore, queria saborear mas su derrota.
- Para... por... favor... no... puedo... mas....- me suplico Silvia.
Acepte su derrota. Unos pocos embates mas y mantuve mi glande hasta lo mas hondo de su vagina, ante la entrada de su utero. Use brazos y piernas para abrazarla e inmobilizarla a la ves, y me corri.
Pocas veces he tenido una corrida tan abundante como aquella, y tan satisfactoria. No se cuantos chorros solte, pero fueron bastantes. Todos y cada uno acabaron dentro de su utero, y Silvia daba un pequeño respingo al notar cada uno.
La deje a mi lado, acariciando sus pechos. Mi prima casi ni noto mis caricias, de lo agotada que estaba. Al poco se durmio. Yo tambien estaba cansado, muy cansado, pero por encima de todo estaba muy satisfecho del fin de semana que me estaba dando.
Quedaba un polvo mas, puesto que ella no habia aguantado. Y este, estaba seguro, Silvia lo iba a disfrutar ella mucho mas que yo.
Despertamos avanzada la mañana del domingo. Desayunamos bien y le dije que en un par de horas comenzariamos la ultima sesion de sexo del fin de semana. Arregle la cama y cambie las sabanas, que estaban hechas un autentico desastre.
Cuando llego el momento, le indique que se recostara sobre mi. Para su desconcierto, la amordaze diciendole que mas adelante lo agradeceria. Abri sus piernas y acaricie la parte interna de sus muslos. Y entonces lo hize.
Comence a acariciar toda su vulva, concentrando las caricias en los labios. Barria lentamente su obertura, que no tardo en comenzar a palpitar y a humedecerse. Poco a poco, su clitoris comenzo a izarse como un barco que iza sus velas. Los muslos de Silvia se estremecian espasmodicamente y comenzo a jadear abiertamente. Y entonces comence a frotarle el clitoris. Silvia tuvo un espasmo violento, y, de no haber sido por la morzada el apagado gemido habria sido un grito increible. Sus piernas se abrian y cerraban con fuerza mientras se retorcia, medio loca de placer, en mis brazos. Tampoco esta vez le concedi ninguna tregua.
Desde la base del clitoris hasta la cabeza, lo frote meticulosamente. Mi prima parecia una hembra en celo completamente desbocada, que habia perdido el control sobre su propio cuerpo. Su cuerpo parecia tener mil grados de calor, se estremecia con una violencia increible, su sexo destilaba una cantidad de flujo sorprendente. Silvia parecia una de esas chicas que viven el sexo de una forma tan intensa que se diria han nacido para follar y ser folladas. Termino experimentando una serie de orgasmos tan violentos como no creia capaz en ella. Tuve que sujetarla a causa de sus convulsiones. Su clitoris estaba rojo como la sangre. Suerte que le habia puesto la mordaza, porque si no habria dado alaridos de placer.
Se quedo completamente quieta, aturdida. Sabia que habia gozado como nunca y estaba profundamente turbada. Mi prima no habia encajado aun esta ultima experiencia. Acaricie por ultima vez sus muslos y la deje dormir.
Cogimos un taxi para volver a casa. Normalmente le habria pedido un buen beso con lengua antes de despedirnos, pero dado lo vivido en las ultimas 48 horas tenia suficiente.