Mi prima Paula. (Parte 1)

Ésta es la historia de cómo me tuve que ir a vivir con mis tíos y mi prima a Madrid, y de cómo desde el primer momento empecé a desear algo que, se suponía, no podía tener...

Hola a todos, me llamo Alex y tengo 20 años. Voy a contaros una historia, mi historia. Unos pensaréis que es mentira, otros que es verdad, y a otros muchos ni si quiera os importara una cosa u otra.

Voy a contaros la historia de como acabé enamorándome de mi prima Paula. Supongo que lo mejor es empezar por el principio:

Vivo en Madrid desde hace 3 años. Nunca conocí a mis padres, que murieron cuando yo era apenas un bebé en un accidente de tráfico. Desde entonces he vivido con mis abuelos, los cuáles han sido como unos padres para mi. Sin embargo ya eran bastante mayores cuando yo nací, así que, primero mi abuelo, y después mi abuela, también me dejaron.

Así que ahí estaba yo, con 18 años y como única familia unos tíos en Madrid que había visto solamente dos o tres veces en toda mi vida. Después del funeral de mi abuela me ofrecieron irme a vivir con ellos. Acepté. ¿Qué otra cosa podía hacer sino?

Un par de semanas más tarde llegué a Madrid. Fue un viaje en coche largo y aburrido, marcado por el silencio entre mis tíos y yo, ya que nada nos unía más que la familia que ellos abandonaron hacía ya muchos años. Mi tío se llama Juan y mi tía Isabel. Juan es un cuarentón cerca de la cincuentena, con barriga cervecera, aunque he de confesar que me resultó bastante agradable. Isabel...Isabel estaba buena. Dado que apenas la había visto era capaz de verla como mi tía, la veía como una mujer. Era alta, morena, con buenas tetas y un culo que desafía las leyes de la física. Eso sí, era una borde. No le debía agradar lo más mínimo meterme en su casa, ya que mi tío carnal era Juan (hermano de mi padre) y no ella.

Por lo que me contaron mis tíos tenían una hija de mi edad. Se llamaba Paula y yo no la había visto en mi vida, ya que las pocas veces que sus padres se desplazaron a mi ciudad ella prefirió quedarse en casa con sus otros abuelos y ahorrarse el viaje.

+Bueno Alex, ésta es tu nueva casa- dijo mi tío mientras abría la puerta del piso.

A primera vista me pareció muy luminoso. Era un séptimo piso sin ningún edificio delante. Tres dormitorios (el de mis tíos, el de mi prima y uno de invitados, que ahora era mío.), salón, cocina y dos baños, uno en la habitación de mis tíos y otro común en el pasillo.

Juan me ayudó a llevar todo mi equipaje hasta mi habitación.

-Considera ésta habitación completamente tuya. La semana que viene si quieres nos acercamos a Ikea y compramos un par de estanterías y una mesa de escritorio para que tengas dónde estudiar. Y decórala como quieras. Tú solo pídeme el dinero y sin problemas. Quiero que te sientas como en casa.

-Vale, gracias.-respondí. La verdad que he de reconocer que soy hombre de pocas palabras, bastante cerrado en mi mismo. Supongo que la vida me hizo así a base de todas las ostias que me ha dado.

-No tienes por qué darlas-me sonrió.- Tú prima está en clase, llegará a la hora de comer. No te preocupes por nada, ya verás como os lleváis bien.

Y sin más, cerró la puerta y me dejó sólo en mi nueva habitación. Mi nuevo mundo.

Pasé lo que quedaba de mañana deshaciendo el equipaje y pensando en mis cosas. Mis tíos se fueron a hacer la compra dejándome solo en casa. Me puse el ipod y me tumbé en la cama mirando al techo, tratando de entender la magnitud de mi cambio de vida. Debí dormirme al tener los ojos cerrados, porque casi me muero del susto al abrirlos y ver a una chica apoyada en el marco de la puerta de mi habitación.

-Perdona. No quería despertarte. Es que la puerta estaba abierta y...al verte ahí...no se, me entró la curiosidad.

No respondí. Estaba demasiado ensimismado observándola. Supongo que sería mi prima, quién iba a ser si no. Era una versión de mi tía Isabel, pero en joven. Alta, morena, con una cara bastante guapa y...unos ojazos preciosos. Tan bonitos eran que ni siquiera me fijé en su cuerpo en ese momento. Aún así más adelante sí que lo hice. Llevaba una camiseta rosa larga y debajo unos leggins negros. La camiseta se pegaba a su cuerpo, marcando un par de pecho que, aunque no eran muy grandes, sí parecía estar muy bien puestos. Y el culo...era perfecto. No necesita más descripciones. Era, simplemente, perfecto.

-Bueno vale, ya te dejo en paz. Sigue durmiendo y ya luego hablamos.

Se dio la vuelta dispuesta a marcharse.

-No, no. Espera. Perdona, es que me has sorprendido.

Se giró de nuevo con una sonrisa en los labios y se acercó hasta la cama.

-Bueno...así que eres mi primo...

Me estaba haciendo un repaso de arriba a abajo. He de decir que soy un chico bastante atlético, con brazos fuertes y músculos bastante bien definidos. Soy morenos y de pelo un poco largo. Ojos marrones y mi punto fuerte...mi sonrisa. Aunque no sonrío mucho, las veces que lo hago siempre me lo han dicho.

-Oye...siento lo de tú abuela, sé que es una putada...

-Gracias, no te preocupes-respondí tratando de cortar ese tema.

-Ya me han dicho mis padres que de ahora en adelante vivirás con nosotros. Quiero que sepas que aunque a mi madre no le haga mucha gracia, mi padre y yo somos distintos. Además, seguro que nos llevamos bien tú y yo. Después de todo, somos de la misma edad, ¿no?

-Sí, eso me han dicho.

Seguíamos estudiándonos con las miradas. Preguntándonos qué pensaría el otro, haciéndonos ideas de personalidad,físico...

-Bueno, pues si quieres hoy de tarde, que no tengo nada que hacer, te enseño un poco la ciudad para que te vayas haciendo a ella.

-Vale, por mi perfecto.

Se levantó y se dispuso a salir. Pero se detuvo a medio camino, se giró, y caminó hasta mi. Me plantó un par de suaves besos en cada mejilla.

-Encantada de conocerte primito.-Y me sonrió...Si antes hablaba de mi sonrisa, ahora me siento tonto al recordar la suya. Sus ojazos clavados en los míos y una hilera perfecta de blancos dientes se dibujó en su cara. Mi corazón se aceleró hasta límites insospechados. Creo que hasta se me cortó la respiración.

Debió notarlo, porque mi cara debía ser un poema... Y sin más salió de la habitación, dejándome con el corazón a mil y su aroma inundando la habitación.

Mis tíos llegaron poco después y se encontraron con que ya nos habíamos presentado. Pronto estaba la comida hecha y nos sentamos los cuatro a la mesa. Hablamos de cosas triviales, como acerca de cuando me iba a incorporar a clase y si necesitaba comprar ropa y otras cosas. Paula les contó que de tarde iba a enseñarme la ciudad y les propuso que si nos daban dinero ella me llevaría encantada de compras.

Y así pasó la comida, con mi tío y Paula tratando de amenizarla y mi tía tratando de hacerse a la idea de que yo iba a estar ahí con ellos de ahora en adelante. Yo por mi parte hablé poco, como siempre, y cuando acabé me retiré educadamente a mi habitación. Paula me dijo que estuviera listo para las cuatro, y así lo hice. A las cuatro estaba preparado pero no había ni rastro de Paula. Me acerqué al baño y pude escuchar el sonido del secador del pelo. Que raro, pensé...siempre tan puntuales...

Piqué y como no respondía, abrí la puerta. Me la encontré en leggins y en sujetador.

-¡Ui! Meca, lo siento mucho, pensé que solo te estabas peinando.

Me puse rojísimo.

-Jajaja no seas tonto, ni que estuviera desnuda. Ya acabo, me pongo una camiseta y nos vamos, ¿vale?

Yo estaba ensimismado mirandole...me gustaría decir que los ojos, pero no podía dejar de mirarle las tetas. Estaban apretadas y sobresalían peligrosamente por encima del sujetador. Tenía una tripita plana, preciosa, con un piercing brillante en el ombligo.

-Alex...- me llamó con tono de burla- Que si vale! jajaja

Ahora sí que me puse rojo.

-Sí, sí, sin prisa tranquila.

Y salí corriendo del baño.

Poco después ya estábamos en la calle, caminando juntos por Madrid mientras ella me enseñaba las cosas más conocidas. Me enseñaba plazas y parques una detrás de otra, mientras hablábamos de cosas sin importancia. Me preguntaba acerca de mi otra ciudad, de los estudios, de mis abuelos, incluso de mis padres. Me contó que ella estaba también en segundo de bachiller, que su mejor amiga se llamaba Claudia, que tenía un novio que era un gilipollas y que cortó con él la semana pasada.

Me contó tantas cosas que no me acuerdo ni de la mitad. Acabamos en un centro comercial. Mi tío me había dado 100 euros para que me comprara unas cuantas cosas que necesitara ahora mismo, con la promesa de que más adelante me compraría todo lo demás.

Lo primero que miré fue un par de camisetas. Mi prima me llevó hasta una tienda en que tenían camisetas bastante chulas, muy de mi estilo. Como los probadores estaban llenos, y yo de vergonzoso tengo poco, me quité la camiseta que llevaba puesta y me probé las que estaba mirando allí mismo. Noté la mirada sorprendida de Paula y vi como sus ojos se clavaban en mi abdomen.

-Vaya vaya...así que mi primito está bueno eh..jajaja

Casi se me cae el alma a los pies al oír esto. Me sonrojé un poco y le dediqué una sonrisa. Pude ver como eso la desarmaba. Seguro que no se esperaba que mi sonrisa estuviese a la altura de la suya. Trató de recomponerse como pudo.

-Bueno, mejor será que no le enseñes esos abdominales a Claudia que luego no soy capaz de controlarla..

-Está bien, lo intentaré, pero no te prometo nada.

Acabamos las compras sin muchas novedades y pusimos rumbo a casa. Cuando llegamos la cena ya estaba hecha, así que nos sentamos y cenamos, y después me retiré a mi habitación dispuesto a dormir. Me metí en la cama y empecé a pensar en todo lo que había ocurrido en ese día. Pensé mucho en mi prima y acabé con un empalme de caballo. Y solamente había una forma de bajar aquello. Así que sin hacer mucho ruido me dirigí al baño. No quería manchar las sabanas ni nada de la habitación de semen en mi primera noche allí...

Entré en el baño y me senté en la tapa del wáter con los pantalones ya por los tobillos. Tengo una buena polla la verdad, sin ser muy gorda mide unos 18 cm, y yo estaba bastante orgulloso de ella. Me la agarré y empecé un lento sube y baja imaginando las escenas que hoy había vivido con mi prima. La imaginé en leggins y sujetador, delante de mi, mirándome cómo me la cascaba pensando en ella. Abrí los ojos un segundo y...mi polla dio un pálpito al ver el cesto de la ropa sucia. Tuve una corazonada, y al abrirlo allí, encima de todo, hecho una bola, estaban dos tangas. Uno de encaje de mi tía, y otro rosa con unos dibujitos muy monos que supuse sería el de Paula.

Lo cogí y lo abrí. Aún se podía apreciar una marquita de humedad en la zona donde estaba el coño. Me lo acerqué a la nariz y...mmmmmmm....que bien olía ¡dios!

Me volví a sentar en el wáter y seguí con mi paja mientras olía ese tanga de Paula. Solo de pensar que esa tela había tocado su coñito hacía que prácticamente estuviera a punto de correrme. Y así ocurrió. Cuando noté que me iba a correr, puse el tanga sobre mi polla y empecé a descargar todo el semen acumulado en él. Chorro tras chorro fue empapando la tela, volviéndola de un rosa oscuro mientras parte de la corrida caía también al suelo.

Yo respiraba agitadamente, no sabía si se me habría escapado algún gemido que alguien hubiese podido oir. Miré el tanga en mis manos y me arrepentí al instante. Estaba lleno de corrida. No sabía que hacer ahora con él. Así que decidí que lo mejor sería llevármelo a mi habitación y esconderlo por el momento en el fondo de mi armario.

Abrí sigilosamente la puerta del baño, y al dar el primer paso por el pasillo, alcancé a escuchar el sonido de una puerta cerrándose. Era la puerta de mi prima. ¿Qué significaba aquello? ¿Que me había escuchado masturbarme? ¿O que simplemente se había levantado de la cama para cerrarla?

No tenía forma de saberlo. Así que entré en mi habitación, cerré bien la puerta, y guardé en tanga, que aún seguía en mi mano, en lo más profundo del armario.

Me metí en la cama y traté de dormir, nervioso por no saber qué es lo que había escuchado mi prima. ¿Se lo diría a mis tíos? ¿Se daría cuenta de que faltaba el tanga?


Bueno, primero quiero agradecerles que hayan llegado hasta aquí. Es todo un honor. Si les ha gustado el relato, comenten y puntúen!!

He de decir que sé que la historia, de momento, va un poco lenta. Pero tengan en cuenta que acabo de conocer a mi prima y que éste es solo el primer capítulo de una serie completa. Aún no sé cuantos capítulos haré, trataré de que no sean demasiados y de que la historia avance rápido hasta llegar al momento actual.

Cualquier cosa, no duden en ponérmela en un comentario.

Muchas gracias, pronto volveré con la segunda parte.

Alex.