Mi prima Marilú

La encontré de casualidad en la facultad y termino siendo mi amante desde hace 5 años.

Mi prima Marilú es una hermosa mujer de 23 años, fue el destino el que me la puso delante, recién habían empezado las clases en la facultad y yo estaba a cargo del taller de fotografía.

Cuando termino con la clase que estaba dictando se me acerca Marilú y se presenta como mi prima, la hija de un primo de mi madre.

Nos pusimos a conversar y me llamo la atención un enorme bolso que llevaba le pregunte porque traía un bolso tan grande a las clases y ella me contó que como había llegado a la ciudad una hora antes del inicio de las clases no había tenido tiempo para buscar donde alojarse.

Gentilmente me ofrecí a acompañarla ella acepto encantada porque no conocía nada de la ciudad.

Me pidió si no podíamos pasar por mi casa para que ella se duchara y poder andar mas cómoda. Así fue como llegamos a mi casa para que Marilú se higienizara antes de salir a buscar departamento para ella.

No sé si fue intencionalmente o por un descuido Marilú dejo la puerta de la habitación abierta por lo que pude ver como se iba desnudando.

Ella se estaba contemplando en el espejo cuando giro la cabeza hacia donde estaba la puerta y me sorprendió mientras la espiaba. Puso cara de disgusto y justo cuando estaba por decirme algo su celular sonó dentro de su bolso por lo que Marilú se puso a hablar por el celular y yo aproveche para seguir mirándola.

Marilú hablo con su madre por teléfono mientras me miraba y seguía desnudándose ante mi atenta mirada, cuando colgó me miro fijamente y me dijo que su madre le había aconsejado que se dirigiera a mí para que la ayudara a instalarse.

Luego sonriéndome me pregunto hasta que punto estaba yo dispuesto a ayudarla.

Hasta donde vos me dejes prima le conteste.

Ella se baja el corpiño y por primera vez tenia una visión completa de sus tetas.

Ella me dijo que desde la ultima vez que nos habíamos visto los dos habíamos cambiado mucho y tenia razón porque la ultima vez que la había visto ella tenia 10 años y nada hacia prever que se iba convertir en la hembra que ahora se estaba desnudando para mi.

Marilú era toda una diosa y como tal iba yo a tratarla me acerque hasta donde ella estaba y nos fundimos en un apasionado beso que casi nos dejo sin aire a los dos, con mis manos recorría su exquisito cuerpo y ella tampoco se quedaba atrás, me fue desvistiendo mientras nuestras lenguas también jugaban su batalla.

Cuando los dos estuvimos desnudos nos conectamos en un 69 delicioso, era una experta mamadora de pijas, sus labios hacían presión sobre la cabeza de mi pija y luego iba bajando por toda la pija hasta llegar a los huevos. Ese movimiento lo repetía rítmicamente mientras yo jugueteaba con su hinchado clítoris.

Estuvimos unos minutos explorándonos con nuestras bocas mientras yo con mis manos le sobaba las tetas y con la otra mano le estimulaba el culo.

Cuando note que estaba por explotar le avise pero ella siguió con su trabajo mientras tensaba su cuerpo en señal de que ella también iba a acabar.

Cuando los dos acabamos Marilú se sentó en mi pija y se la trago por completo tenía las paredes de su concha bien estrechas por lo que el placer que me daba era indescriptible.

Se movía muy bien subía hasta casi sacarse mi pija de su interior para después bajar de golpe y clavarse de nuevo toda.

Así estuvimos durante un largo rato lleno de lujuria hasta que me dijo al oído mientras le chupaba sus tetas que la llenara de leche. Esas palabras fueron mas que suficientes para que acabara en su interior, ella apenas sintió el primer chorro de semen también exploto en una sonora acabada.

Cuando nos repusimos comencé a jugar con mis dedos en su culo y ella se retorcía y me decía que nunca lo había hecho por ahí, y como siempre hay una primera vez comencé a dilatarle el orto con la lengua y los dedos hasta que su culo toma una dimensión como para alojar a mi pija que estaba pidiendo acción. Era verdad que era virgen del culo porque me costo bastante que entrara mi pija pero cuando entro luego de acostumbrarse se sentía muy bien. La verdad que fue unos de las mejores cogidas que recuerdo.

Cuando nos despertamos a la mañana siguiente le dije a Marilú que desempacara el bolso que desde ahora viviría aquí conmigo.

Desde ese día han pasado cinco años y este año Marilú se recibe pero ya me dijo que se va a quedar a trabajar en la ciudad por lo que vamos a seguir conviviendo.