Mi prima maría josé
No por favor, dentro del coño no que estoy casada!
La volví a ver después de muchos años en un evento familiar, María José, es una de mis primas, para mí la más sexi de todas y que solo al verla se me pasaron por la cabeza una buena cantidad de recuerdos de la infancia y de la adolescencia.
María José es una mujer de esas que han mejorado con la edad, de jovencita era mas bien flacucha pero con buen cuerpo y muy guapa, morena pelo liso negro, con flequillo recto ojos achinados, de niña parecía vietnamita. De mayor, al llenarse su cuerpo se ha convertido en una mujer muy bella, exótica, con un tipazo a pesar de tener hijos y grandecitos.
El día que coincidimos en la boda de un familiar, nos besamos y me presentó a su marido y yo a mi mujer, me dijo que venía a vivir a la ciudad a la casa de su madre, y que a partir de ahora nos veríamos más a menudo.
De golpe me vinieron a la cabeza los años de juventud, casi éramos unos niños, recuerdo en casa de mis padres, un sábado por la tarde viendo la película, ella estaba sentada en el sofá y yo enfrente, mis padres habían salido de compras y yo jugaba con en el suelo con mis coches de carrera mientras ella leía un TBO, de repente abrió las pierna sin dejar de leer, inocentemente, despreocupada de si la miraba. Está fue mi primera erección consciente de que aquello me excitaba. La braguita era blanca y la tenía metida dentro de su rajita levemente, la miré durante un buen rato, mientras ella tenía agarrado con las dos manos el cómic yo dejé de jugar y miré,.. miré, intentando imaginar lo que había debajo de aquella braguita, aunque ya se dibujaba perfectamente la forma del coñito de mi prima que es un poco mayor que yo.
Después de aquello y cuando se fue a su casa me metí en el baño, me bajé los pantalones y me acaricié aquel pene crecido inusualmente, lo moví con la mano hasta que empezó a darme un gusto desconocido y empezó a salir de la punta una gota de líquido transparente seguido de un chorrito de leche dos o tres calambres de gusto y varias gotas blancas. Fue mi primer orgasmo a la salud de mi prima. Pero fueron muchas las pajas que me hice pensando en ella a partir de entonces.
Cuando crecimos un poco más, casi adolescentes, durante otro sábado por la tarde también nos quedamos solos en casa, y como siempre nos pusimos a leer cómic los dos, al cabo de unos minutos ya estaba ella otra vez con la piernas abiertas, la falda subida y los pies encima del sofá, de forma que se abrían las piernas más si cabe. Aquello ya me pareció que no era casualidad y que ella quería que la mirase, y la miré,.. Al cabo de unos minutos soltó la una mano del tebeo y la puso sobre la rajita, hizo como si le picara y se la rascó metiendo mas la tela dentro de la raja. Yo ya estaba muy caliente mirando, ella siguió rascando con un dedo a lo largo de la raja, luego puso el dedo por la orilla de la braguita y lo pasó por debajo, sobre el coñito abierto y lo tocó de arriba abajo, y así un ratito, yo disimulaba como si mirara el tebeo pero no quitaba el ojo de su coñito.
En eso ella bajó el tebeo y me miró a los ojos, me vio como yo no apartaba los míos de su chochito y se sonrió, subiendo rápidamente el comic y cerró las piernas de golpe. Entonces seguí leyendo el tebeo, o mejor dicho mirando, porque solo pensaba en aquel coño de mí prima. Al cabo de unos minutos ella volvió a abrir las piernas y mostrarme la braga, pero ahora se le veía una mancha mojada a lo largo del la rajita que ella volvió a tocar, pero ahora con el dedo apartó la tela y dejó lentamente la rajita de su coño al aire, como si le molestara la tela mojada, para que la mirara mejor, era un coñito sin vello, aún de niña, rosado, calentito y muy mojado, y que ella sigue tocando con el dedo sobre la raja, de arriba abajo, como extendiendo aquellos flujos por todo el coñito.
Ella se percató que me tenía pendiente de su chochito y descarada me dijo
- ¿Quieres tocarlo tú?
- Vale!
Contesté sin mucha determinación como avergonzado, entonces mi prima dijo:
- Ven, siéntate aquí a mi lado!
Me acerqué, con el bulto en el pantalón y me senté a su lado, ella me agarró la mano y me la puso sobre su coño abierto, lo toqué, estaba calentito y mojado, acaricié con el dedo la raja de arriba abajo y metí el dedo en su interior, o se me lo tragó, no sabría decir, se hundió entre los flujos, dentro de aquel apretadísimo coñito, agujero a dentro, cuando y estaba un ratito tocando con el dedo, ella dijo
- Aquí, en el bultito
Señalando el clítoris, era un pequeño granito del tamaño de un grano de maíz, lo acaricié con los dedos y lo froté, acompañado por su mano que me guiaba por los lugares por los que le daba más gusto.
Ella tenía la cara acalorada como yo, que parecía que iba a estallarme las mejillas por el calor, además de mi pene que se ahogaba dentro del bañador, entonces mi prima soltó el tebeo de la otra mano y la colocó sobre el bulto de mi bañador, tocando mi pene por encima de la tela, insistentemente, pero despacito, recorriendo el tronco, los testículos hasta llegar a la cabeza de mi polla, aquello me producía un placer enorme, tanto que tuve que apartar su mano para no correrme. Seguí tocando su coño, y ella estuvo quieta un ratito esperando mi recuperación, disfrutando de mi masaje, pero se cansó de ser pasiva y me puso la mano por la orilla del bañador y agarrando el pene me lo sacó fuera, y empezó a moverlo con la mano. En esa temporada fue durante la que me creció el pene, casi como un pene de hombre, aunque éramos unos niñatos aún.
Cuando lo tuvo en la mano y empezó a moverlo, hizo su efecto el masaje de clítoris y empezó a gemir, despacito, intentando disimular pero no pudo, le vino el orgasmo y temblaban sus rodillas, en ese momento introduje mis dos dedos en el interior de su vagina prieta pero engrasada y pude notar como los apretaba rítmicamente e involuntariamente con su coño, mientras que con la mano masturbaba rápidamente mi pene, lo que hizo que me llegara también la corrida, los dos temblando mientras de mi pene brotaron unos chorros de esperma, aún sin mucha consistencia pero que me daban un gusto enorme.
Éramos muy jovencitos aún, pero recuerdo que nos pasamos muchas tardes de sábado tocándonos y dándonos gusto el uno al otro. Poco a poco ya no esperábamos a que se fueran mis padres o los suyos, buscábamos la soledad escondiéndonos de ellos, en la escalera que subía a la terraza, en el garaje o en el sitio más escondido del jardín, buscando donde poder tocarnos y masturbarnos mutuamente. Recuerdo especialmente el día que estábamos escondidos en el jardín detrás de unas plantas altas al lado de la piscina, donde no nos podían ver desde la casa, sobre el césped, una tarde de verano mientras mis tíos hacían la siesta, dije a mi prima
- ¿Me dejas que te mire el chochito de cerca?
- Vale, pero si me dejas que te mire yo el pene también
Siempre nos habíamos tocado sentados una al lado del otro sin mirar nuestros sexos, solo pensando en el placer de los tocamientos y masturbación
Ella se quitó la braguita y se levantó la falda hasta las cintura, sentada en el suelo, se recostó con las piernas abiertas y me ofreció su coño, me puse delante de él y lo miré de cerca, era una raja limpia, una vulva de piel blanca con pelo rizado y negro, con los labios entreabiertos sonrosados, le acerque las manos y con los dedos abrí aquella fruta joven, como una almeja jugosa. El agujero era más oscuro , rosado y muy mojado, exploré el clítoris, lo toqué con los dedos, estaba hinchado, inflamado, lo froté, untándolo con los jugos de la vagina, entonces ella abrió mas y levantó las piernas hasta agarrarse las rodillas con las manos, dejando todo el sexo expuesto y abierto, apareciendo ante mis ojos el agujero de su ano, marrón, como una estrella, lo unté con sus jugos y se apretó instintivamente, cerrando la puerta, pero lo unté mas y se metió el dedo un poquito dentro, lo saqué y volvía al clítoris, entonces mi prima me dijo:
- Ahora yo a ti
Me quedé con la miel en la boca, con ganas de chupar y sorber aquellos frutos, entonces me quité el bañador soltando el pene y me coloque sobre ella en posición del 69 y le dije
- Lo ves bien así?
Y la contestación fue que me agarró el pene con la mano, y lo movió varias veces subiendo y bajando la mano, lo lamió un poquito y se puso el glande dentro de la boca, ¡uf, menudo gusto que me dio¡. No había tenido un gusto tan grande nunca en mi vida, me subía al cielo con el movimiento de su lengua sobre mi capullo, entonces abrí bien su coño y apliqué mi lengua sobre la raja, subiendo y bajando, metiéndola en el agujero hasta lo más profundo y llevándola al botón de su clítoris para insistir con ella, chupando y masajeando, bajé hasta el agujerito del culo y lo lamí, ella apretó como huyendo de mi lengua, insistí y metí la punta de la lengua en su interior, entonces se relajó el esfínter y la metí más adentro, follando con la lengua su culo, la saqué y volví a insistir en su pepitilla, aquello estaba todo empapado, le subía el orgasmo mientras levantaba las caderas para tener más contacto con mi boca.
Mi prima chupaba mi pene con velocidad, mientras movía la lengua y sorbía el glande. Ya no podía durar más tiempo, mi esperma me apretaba para salir, entonces ella soltó un quejido sordo, con la boca llena.
- Mmmmm,….. mmmmm!.
Entonces le puse la punta del dedo en la entrada del ano y le metí dentro, follándolo, metiéndolo y sacándolo, adentro y a fuera despacito, mientras nos venía a los dos el orgasmo. Entonces mi prima hizo lo mismo, me metió la punta del dedo en el agujero de mi culo, aquello me molestó un poco, retrasándome la corrida, pero pronto me relajé y me aumentó el gusto de la mamada.
En ese inoportuno momento mi tía llamó por la ventana
- ¡María José,…. Venid a merendar!
- Ya va, mamá!
Contestó mi prima, volviendo a meterse el pene en la boca y nos corrimos, los dos a la vez, ella levantó el culo y me apretó el dedo con el esfínter, rítmicamente mientras dejó de respirar unos segundos saboreando aquel placer y yo empecé a soltar mi leche en su boca mientras mi culo apretaba también su dedo. Esto duro unos segundos, pero fueron larguísimos. Fue el primer chorro largo de leche, abundante, en varias pulsaciones del pene que ella se bebió totalmente, mientras se corría también. Entramos a merendar, con cara sospechosa, tanto que mis tíos ya no nos dejaron estar solos ya fácilmente.
Pasó el tiempo y dejamos de jugar, nos hicimos mayores y cada uno salía con sus amigos y amigas. Aunque durante la adolescencia aún tuvimos algún tórrido encuentro que narraré en otra ocasión. Un día ella se fue del pueblo con sus padres por motivos de trabajo de estos y pasó mucho tiempo hasta ahora en este día de boda que nos volvió a juntar.
Como he mencionado al principio ha venido para quedarse en el pueblo, por los mismos motivos que se fueron sus padres, por trabajo de su marido. El tiempo pasó para ella pero para mejor, se ha hecho una mujer muy atractiva con los labios carnosos y boca grande culo respingón y pechos pequeños. En cambio su marido se ha puesto gordo y mayor, le dije que se conservaba muy joven y me dijo que era porque hacía mucho deporte, que salía a correr, igual que yo. Nos despedimos y quedamos para cenar otro día las dos parejas.
Al cabo de unos días salí a correr por una urbanización de esas que se han quedado vacías sin edificar, aprovechando que tiene iluminación, cuando llevaba unas vueltas me encontré a mi prima corriendo también,
- Qué casualidad primo, encontrarnos, así podemos correr juntos porque de noche todo vacio de gente, me daba un poco de miedo
Se puso a mi lado a correr, lo hacía rápido, me costaba seguirla, charlamos de los viejos tiempos sin mencionar ni una palabra de nuestro encuentro eróticos, hasta que ella se detuvo y dijo
- ¿Dónde puedo mear, que no me aguanto?
- En ese solar, dije
Era un solar oscuro y más hondo que la calle, con una pequeña rampa que resguardaba de la visión de la calle iluminada, nos paramos y ella se encaminó hacia la rampa, y dijo
- Cuida que no venga nadie primo
- Descuida le dije
Bajó unos metros y al final de la rampa se bajó las mallas y la braguita y se agachó, no pude dejar de mirar, aunque estaba oscuro había unas luces a lo lejos detrás de ella y se dibujaba su silueta a contraluz, tanto que la figura era una sombra perfecta, con las piernas abiertas se dibujaba las nalgas en cuclillas, los labios de la vagina entreabiertos y los vellos que la coronaban, por el tajo de su coño empezó a salir un fuerte chorro de orina que golpeó tan fuertemente contra el suelo que hacía saltar la arenilla del suelo de la rampa, ruidosamente.
- ¡me estas mirando,.. tonto¡
- Pues claro, no me pude aguantar
Entonces ella se levantó se secó con un clínex que llevaba en el bolsillo y se quedó de pié sin subirse las mallas.
- Porque no me ayudas a subirme las mallas?
Sorprendido, me acerque hasta ella y en vez de subirle las mallas, la rodeé con las manos, me agarré a sus glúteos y me la acerqué contra mí, el bulto de mi pantalón se acopló a su coño desnudo, ella me abrazó también y estuvimos así unos segundo. Entonces dijo
- Ya basta, creo que esto no está bien, somos dos adultos y estamos casados
- Yo también lo pienso
Entonces ella me soltó, yo me aparté pero me coloque lateralmente, con el bulto contra su cadera derecha y la abracé, ella se dejó, bajé mi mano derecha hasta alcanzar su vulva y la agarré con la mano. Ese coño ya no era el de una niña, cubierto de vello rizado pero cortito, rasurado y la mano izquierda la baje por su espalda hasta la raja de culo, con la mano abierta deslicé mi dedo del medio por el interior de la raja hasta llegar al culo, estaba húmedo de sudor a causa del ejercicio, mientras que con la derecha hice lo mismo con la raja de su chochito, también húmedo pero de los flujos que segregaba por la excitación.
Entonces ella bajó su mano y apartando levemente la cadera buscó mi bulto sobre el pantalón de deporte, lo tocó y apretó el pene con la mano, subió buscando la goma del pantalón y metió la mano dentro y lo agarró con la mano.
- Espera (dijo mi prima)
Se apartó y me bajó el pantalón hasta las rodillas igual que los llevaba ella, me susurró al oído
- Ahora estamos iguales
Nos volvimos a acoplar y le agarré el coño con la mano, me la ocupaba toda entera, ya no era el chochito de aquella niña madurando a adolescente, le metí el dedo en la raja y se me mojaron totalmente los dedos mientras por detrás le hurgaba entre las nalgas buscando también el coño por detrás, lo encontré, le metí dos dedos en el agujero por detrás mientras con la los de delante me dedique a buscar su clítoris y acariciarlo. Es un clítoris grande del tamaño de una aceituna pequeña, lo froté y ella se estremeció. Mientras tanto empezó a mover mi pene desde el capullo hacia abajo, bombeándolo lentamente aumento la velocidad poco a poco. Así, apretados y masturbándonos estuvimos un buen rato, como ausentes a lo que pudiera pasar alrededor, mientras se acercaba el clímax poco a poco, ella empezó gemir, jadeando mientras los espasmos de su vagina apretaban mis dedos que tenia metidos en su coño por detrás, apreté un poco más el clítoris frotándolo con más fuerza y soltó un quejido.
- ¡Dios mío,… me corro,.. sigue, sigue un poco… mas!
Mis manos se empaparon de flujo vaginal mientras ella se corría, como hacía tiempo que no vía correrse a una mujer, en una orgasmo largo, con pulsaciones que apretaban y soltaban mis dedos metidos en su vagina.
Sin esperar el final de su corrida me aparté y me puse detrás de ella y la abracé, la abrí las piernas un poquito y metí el pene entre ellas, intentando follarla, pero ella dijo
- No por favor,… dentro del coño no que estoy casada
Le hice caso y dejé el pene justo en el hueco triangular que queda entre el coño y las piernas, sin meterlo, aunque aquello estaba tan mojado que tenía la sensación de estar dentro, y empecé a mover las caderas, abrazado a ella empujando contra ese culo tan excitante que tiene mi prima, el glande se acercaba peligrosamente a la raja en las embestidas, frotándola se abría un poquito, pero la sensación de estar follándola no me la quita nadie, tanto que me subió el esperma hasta la punta del pene y empujé, hasta que el glande salió por delante entre sus piernas, asomándose al aire, y empecé a eyacular, un chorro largo y fuerte salió disparado unos metros sobre el suelo de la rampa, tan largo que ella dijo
- Uy, …menudo chorro de leche, primo¡
Y entonces cubrió el glande con la mano al tiempo que salía la segunda descarga de esperma, ella apretó el glande como intentando parar aquel manantial, pero los chorros a presión le dejaron la mano totalmente mojada, retiré el pene hacia atrás para sacarlo y dejarlo todo pringado y fue peor, a mitad de camino salió otra descarga que le untó toda la raja y chorreaba por las piernas hacia abajo, me aparté y le dije
- Menudo desastre hemos hecho, todo pringado
Pero ella no contestó, solemnemente, sacó otro clínex y con lentitud, mirándome a la cara, se limpió entre las piernas y luego se agacho, me agarró el pene, se lo puso en la boca y lo chupo hasta dejarlo totalmente limpio y seco.
Ya no continuamos corriendo, teníamos bastante con la acalorada corrida y volvimos cada uno a su casa a por una buena ducha.
No había pasado 24 horas, por la mañana a las 10h, salto un wasapp, era mi prima
- Si quieres venir ahora estoy sola
Contesté al cabo de unos minutos,
- Ok
Y me fui rápidamente, cuando llegue a la puerta del zaguán de un edificio de viviendas donde vive, miré hacia todas partes, como un sospechoso de hacer algo mal, me armé de valor y apreté el timbre, se abrió la puerta inmediatamente, cogí el ascensor y subí al piso, la puerta estaba abierta, con poca luz, solo una media luz en la entrada y me metí dentro. Mi prima estaba detrás de la puerta esperándome en la penumbra
- Pasa, no hagas ruido, que los vecinos son muy cotillas
La seguí hasta la sala de estar, estaba muy iluminada por la luz del día, mientras caminaba hacia el salón la miré de arriba abajo, llevaba un batín blanco de esos de tela fina
- Pasa y siéntate, pero no te rías
Le hice caso y me senté en el sofá, mientras ella de pié se quitó el batín y lo dejó caer al suelo, me miró sonriendo. Lleva puesto el mismo vestido de cuando era todavía una niña, de cuando jugábamos a tocarnos en casa de nuestros padres, una batita ajustada a la cintura y de vuelo plisada de colegiala, y una camisa blanca, a punto de ir al cole. Solo de verla, se me puso el pene como un mango de martillo, la venía muy cortito y apretado, se había hecho el pelo con dos coletas una a cada lado de la cabeza, pero llevaba zapatos de tacón. Como un espejismo o mejor dicho como un sueño erótico.
Como me iba a reír, si estaba excitadísimo, en cambio ella sí que sonreía. Se sentó en el sofá de enfrente, agarró un cómic con las dos manos e hizo como si lo leyera, levantó los pies y los puso sobre el sofá con las rodillas juntas, la falda cortísima, dejaba ver por entre las piernas las braguitas, diminutas, blancas. Eso también lo había cambiado, las bragas que llevaba entonces eran grandes y blancas, estas eran tanga de un hilo que se metía en la hendidura de su coño rodeado de pelitos rizados y muy negros. Hizo lo mismo que cuando éramos niños, abrió las piernas sin dejar de leer el comic y empezó a tocarse la rajita de arriba abajo, metiendo el dedo en la hendidura de arriba abajo, se inclinó un poco más en el sofá para levantar el culo y exponerse mejor al tiempo que tiró el cómic en el suelo, se abrió el coño con los dedos de las dos manos mostrándome el agujero oscuro, de boca rosada, precioso.
Me levanté con la intención de ir a comerme aquel higo maduro, pero ella reaccionó
- No, siéntate, quítate la ropa y mira desde ahí!
Lo hice rápidamente, me quedé desnudo mirándola y moviendo el mango con una mano mientras con la otra me acariciaba los testículos, mientras ella se abría bien abierto el agujero de la vagina y tocaba la entrada del ano con un dedito, para seguí haciéndose un masaje en el clítoris que ya estaba muy abultado. Con un dedo acariciando el ano y el otro la pepitilla, empezó a transformarse su cara, pasó de sonreír a jadear de gusto, la boca semiabierta y los ojos medio entornados, como de sufrimiento.
No pude aguantarme más, me levanté y me acerqué a ella, me agache hasta tener mi cara a unos centímetros de su sexo. Entonces ella no dijo nada, siguió con su masaje, aquel coño olía a fluidos sexuales, la visión era muy muy caliente, acerqué mi boca a aquel clítoris y lo lamí, después pasé la lengua a lo largo de la raja mojada, me arrodillé delante del sofá para hacer más cómoda mi postura y metí la lengua en aquel hornillo caliente, muy mojado, le aparté sus manos y puse las mías, abrí al máximo aquella almeja y empecé a lamer el clítoris mientras a ella le temblaban las piernas, por la cercanía del orgasmo. Cuando noté que estaba cerca la corrida me levanté, ella tenía las rodillas rodeadas con los brazos y apretadas contra el pecho, muy abierta, expuesta totalmente a mí, entonces moví el pene con la mano, masturbándolo al tiempo que lo acerqué a su raja, lo bajé hasta recorrer la raja de su coño y lo apliqué al botón, empecé a moverlo contra el clítoris, masajeando con el glande, cada vez más aprisa, ella empezó a quejarse de gusto, a jadear. No me aguanté y bajé instintivamente el pene, lo apliqué a la entrada del agujero de su coño, lo metí un poquito, solo la punta , ella paró de respirar pero no dijo nada, entonces apreté y lo ensarté hasta el fondo de la vagina, golpeó contra la el útero y me quedé quieto, apretando. Mi prima se quedó quieta también callados los dos, saboreando el contacto del pene con las paredes vaginales, sedosas, mojadas, calientes, mi pubis contra el suyo, palpitaba la vagina, se notaban pequeñas contracciones de su coño contra mi polla, rítmicas, mientras cerraba los ojos y abría la boca, sin respirar apenas marcando el inicio del orgasmo, pero de golpe ella tiró el culo atrás y se desclavó
- No, sácala porfa! no quiero que follemos, tengo marido e hijos, …. Si quieres me la metes por el otro agujerito
Me dejó descolocado, con la miel en la boca, me moría de ganas de tirar el semen por la punta dentro de aquella sabrosa vagina de mi prima, pero obedecí, apliqué el pene en la entrada del ano, apreté un poco y se quejo, me hice atrás, entonces ella se abrió mas para facilitar la entrada mientras que con dos dedos sacó fluido del interior de su vagina y lo aplicó en la entrada del ano engrasándolo perfectamente
- Prueba ahora
Dijo con la cara acalorada, lo volvía intentar, entró si resistencia, se lo tragó como so lo absorbiera, lo metí hasta el fondo y empecé a bombear el culo mientras le hacía masaje al clítoris con los dedos, muy pronto empezó a palpitar otra vez, notaba como contraía los esfínteres que me apretaba rítmicamente el tronco del pene mientras se corría
- Oh, dios mío,…. Me viene,… me corro, … lléname de leche el culo!
Sus palabras encendieron la mecha, empecé a correrme al unísono con ella, mi glande empezó a soltar chorros de leche que entraban dentro de su culo, como una manguera que intentaba apagar el fuego del orgasmo de mi prima con mi leche. Al cabo de varias sacudidas de mi polla y mucha leche derramada se apagó su corrida, saqué despacito el pene aún armado, chorreando de esperma y de su culo brotó un chorrito de leche como si quisiera acompañar a pene en su huida.
Me senté a su lado y estuvimos callados, descansando en el sofá, untados de esperma durante un rato, yo desnudo y ella vestida con el traje de niña y el tanga puesto pero mojado totalmente de leche, nos duchamos y cuando nos despedimos le dije.
- Nos volvemos a ver otro día?
- Mientras no follemos, sí, podemos jugar como hoy, pero nada más, que no quiero engañar a mi marido
Pasaron los días intentando quitármela de la cabeza, pero era imposible, mi prima me había despertado el apetito sexual desmesuradamente, hasta mi mujer me notó que tenía siempre ganas de follar. Lo de mi prima no era enamoramiento, era erotismo, solo sexo, lo que no quiere decir que no la quiera, a mi prima la quiero muchísimos pero como una prima solamente.
Un domingo tuvimos una comida familiar, mi prima, los hijos, mis hijos mi mujer y los abuelos, comimos y después de comer, en verano, la siesta, unos en las hamacas de la piscina como mi mujer y los abuelos en el sofá del comedor, el marido de mi prima se fue a dormir a una habitación, mientras los niños jugaban por el jardín. Mi prima, iba de ahí para allá, paseándose por alrededor de la piscina, se sentaba y se levantaba de la hamaca llevaba un biquini fucsia, tan segado que dejaba ver las nalgas casi en su totalidad, de verla como movía el cuerpo como insinuándome lo que me estaba perdiendo, me puse como un borrico, con el pene tieso, decidí darme un baño y me tiré a la piscina, mi mujer que dormía en la hamaca se levantó y dijo
- Cariño voy a dar una cabezadita en la cama, que no aguanto tanta luz
Inmediatamente mi prima se tiró al agua también, nadaba por la parte opuesta a donde lo hacía yo, yo disimulaba nadando también, se zambulló bajo el agua y de golpe apareció a mi lado salpicando el agua contra mi cabeza, se reía a carcajadas, tenía ganas de jugar, de repente se me subió a la espalda, haciendo el caballito, la levanté y la tiré al agua, la deje a un lado y me arrimé a la orilla de la piscina, ella se me acercó mirando que no había nadie y me metió la mano sobre el bulto del bañador.
- Uuum!,.. ¿qué te ha pasado? ¿te ha salido un bulto,… a ver?
Y me metió la mano dentro del pantalón sacándome el pene de dentro manejándolo mientras se reía juguetona chapoteando, la agarré de las caderas y la arrinconé contra el borde de la piscina allí donde el agua nos viene a los hombros, le metí el pene entre las piernas y con una mano le aparté la parte de abajo de braguita del biquini a un lado para poder meter el pene y agachando un poquito las caderas apunté a la entrada y empujé. Ella no opuso resistencia y mi polla entró dentro de su vagina hasta el fondo, empuje un poco mas y la levanté un palmo del agua, ella dejó de reír y se estremeció agarrándome de las caderas.
Estábamos solos en la piscina, los niños jugaban por el césped del jardín, entonces empecé a bombear el pene en el coño de mi prima, ella se abrazó a mi cuerpo para apretar y concentrarse más en la follada, de repente los niños echaron una carrera y se tiraron ruidosamente al agua, a nuestro lado, me desclavé rápidamente echando el culo hacia atrás mientras que mi prima se resistió un poco a desclavarse, pero soltó y con los niños por allí tuvimos que salir de la piscina, mi prima me dijo despacito al oído
- Me voy al aseo, que tengo ganas de mear,… al del piso de abajo
Salió del agua y contoneando la figura y se metió en la vivienda, yo esperé unos segundos a que me bajara la erección un poco, salí del agua y agarré una toalla apara taparme un poco el bulto, me sequé y me metí en el chalet, pasé por el salón donde los abuelos dormían en los sofás y me fui al baño, abrí la puerta sin llamar, despacito para evitar el chirriado de las bisagras y me metí dentro, mi prima estaba sentada en el inodoro con las piernas abiertas orinando mientras esperaba, un chorro fuerte, me miró a lo ojos con cara cachonda, se limpió con papel higiénico y se levantó dejando caer las bragas en el suelo, me dijo
- Siéntate aquí, en el inodoro,
Me quité el bañador y me senté en váter con el pene tieso, ella se acercó de cara a mí y con las piernas abiertas se encaró y acercando su coño abierto con la mano lo acopló a mi glande, flexionó las piernas para meterse la punta y se sentó clavándoselo todo en fondo de la vagina, me abrazó del cuello y me puso las manos en la nuca mientas empezó a cabalgar, lentamente, moviendo las caderas y levantando y apretando el culo, follando con ganas. La sensación de tener a mi prima ensartada en mi pene era indescriptible, la vagina caliente y empapada rodeando el tronco de mi polla, en su sube baja buenísimo, un gran placer que se acrecentaba con la posibilidad de que nos pillaran allí dentro del baño follando, mientras el marido de ella y mi mujer hacían la siesta en dormitorios contiguos.
La máquina que fabrica el esperma estaba trabajando a tope, notaba como subía el semen hasta la compuerta que lo deja salir de mis testículos, al mismo ritmo del machaqueo de mi prima con sus movimientos. Antes de eyacular la hice que se levantara y le dije al oído
- Levanta y ponte al revés
Me hizo caso inmediatamente, se puso de culo y abriéndolo con las dos manos mostrándome aquel higo maduro y sabroso, rojo intenso en el interior, para poder alojar mejor el pene en su vagina y se sentó, sin oposición, el chochito mojado hizo que el pene resbalara hasta el fondo, la rodeé con las manos buscando su clítoris con los dedos y lo encontré, empecé a masajearlo mientas ella movía el culo follando mi polla, no tardó mucho en dar muestras de ir a correrse, empezó a jadear
- Dios mío!,.. me vengo!,… que bueno, ..córrete tu también!…..dentro de mí ¡
Pero sonó la puerta y nos quedamos quietos, callados, apretados, el dedo en su clítoris, el pene hincado hasta el fondo, sentada sobre mí. Se podía escuchar nuestros latidos de nuestros corazones, asustados, excitados
- Hay alguien ahí?
Era su marido, mi prima dudó un segundo y yo contesté
- Si, estoy yo!
Pensé que si contestaba ella igual quería entrar, de esa forma no insistió. Al oír la voz de su marido su vagina empezó a palpitar, aquello la excitó mas, moví un poquito las caderas para acelerarla y se contrajo apretando mi pene, una y otra vez mientras ella respiraba como si fuera a llorar, corriéndose largamente, al tiempo que mi pene soltaba un chorro largo de leche que golpeaba su útero, los dos sexos se contraían en pulsaciones de orgasmo mientras soltaba un segundo chorro de esperma en lo más profundo del coño de mi prima mientras que su marido, dijo
- Iré al otro baño, ¿no has visto a María José?
- No!, debe estar en …..la … piscina
Mientras inyectaba varios chorros de semen dentro de su mujer y ella apretaba fuerte para tragárselos hacia el interior de su vagina
Su marido se fue, y nosotros seguimos palpitando hasta que nos relajamos chorreantes de leche, en cuanto recuperamos la respiración ella se levantó y se lavó en el bidé, se puso el bañador y después de sacar la cabeza y mirar a los dos lados del pasillo, salió del baño sin hacer ruido, al cabo de unos minutos salí yo, pasamos una tarde en familia con los sexos inflamados y después cada uno a su casa con sus recuerdos.