Mi prima Lola
Despues de casi 30 años, sigo soñando con volvermela a follar...
Esto que voy a contar ocurrió hace ya casi 30 años, pero lo recuerdo como si fuera ayer.
Yo tenía 18 años y mi prima Lola 24, yo soy el mayor de los varones y ella es la mayor de las hembras de la familia. Al ser la mayor de mis primas siempre me había atraído. Pero ella andaba en otro nivel. Se quedó embarazada bastante joven. A sus 24 años ya tenía un crío de 3 y estaba separada. Me había quedado varias veces en su casa y aunque estaba seguro que se me había estado insinuando nunca me atreví a hacer nada, por miedo más que nada. Además a mis 18 años, yo seguía siendo virgen.
En el verano de mis 18 coincidimos varios primos, otra prima con su novio, Lola y otra prima más. Somos todos de un pueblo de la sierra de Huelva y aprovechando que los padres de una de mis primas no estaban en la casa que tenían en el pueblo, nos dejaron que nos fuéramos a pasar un fin de semana. Nos acomodamos y todo fue bastante bien, en esas fechas todavía no había mucha gente en el pueblo y al caer la noche nos recogimos en la casa. Cenamos y anduvimos jugando a las cartas. A nosotros se había acoplado otra prima que vivía en el pueblo. En principio íbamos a dormir repartidos por toda la casa, había muchos cuartos, pero el novio de mi prima metió miedo a las niñas y decidieron que iban a dormir las tres juntas en una cama grande que había en un cuarto en la planta baja. Pero aun así seguían con miedo y me hicieron dormir en un cuarto junto al de ellas. Era un cuarto dentro del otro, sin puerta. Eran cuartos sin apenas muebles, solo con camas, se usaban cuando había mucha gente en la casa y tenían que quedarse a dormir.
Es una casa antigua, de techos de maderas y suele hacer ruidos, además ese dormitorio al no tener ninguna ventana cuando cierras la puerta se queda totalmente oscuro, no entra luz por ningún lugar, además de los ruidos de la casa, yo les metía miedo, tanto fue así que mi prima la más pequeña terminó por tener miedo de verdad y queriendo que me fuera con ellas a la cama. Me negué varias veces, pero viendo que era verdad que sentía miedo terminé por irme con ellas. Un lado de la cama estaba pegado a la pared, solo quedaba un lado al aire, que fue el que yo ocupé, a mi lado tenía a mi prima Lola, a su lado a mi prima más pequeña y pegada a la pared, mi prima que vivía allí. Aunque la cama era bastante grande, no daba para cuatro y además como no dejaban de moverse tanto yo como mi prima Lola estábamos de lado, ella dándome la espalda. Lola era la única que llevaba un camisón por pijama, yo dormía en calzoncillo, las otras dos eran pijamas de dos piezas. Lola es morena, en esos entonces llevaba media melena, no tiene grandes pechos, pero sus pezones llamaban la atención, cuando se le ponían grandes, de pequeñas aureolas y pezones oscuros. Cuando no llevaba sujetador siempre se le notaban debajo de cualquier tejido, cintura estrecha y ancha de caderas, buenos muslos de carnes algo flácidas, y un culo de nalgas respingonas, grande y blandito. Siempre me gustó el trasero de mi prima.
Al principio intenté no pegarme demasiado a ella, yo ya estaba con una media erección de solo pensar que iba a estar junto a ella. Pero las niñas estuvieron jugando un rato y sin dejar de moverse en la cama lo que provocaba que mi prima se pegara a mi y yo a ella para no caerme de la cama, yo estaba con mi brazo izquierdo debajo de mi cabeza para subir un poco la cabeza por encima de la de mi prima y mi brazo derecho muchas veces tenía que pasarlo por encima del cuerpo de mi prima para agarrarme a ella, aunque yo intentaba no pegar mi polla a su culo, sentía que era quien no dejaba de meter miedo a las demás y cuando se movían, sentía como se pegaba a mí. Así que cuando sentí varias veces que buscaba mi polla con su culo dejé de apartarme y me pegué a ella. Me daba perfecta cuenta que era ella quien provocaba a las demás, y que aprovechaba para refregar su trasero por mi dura polla, además yo ya corría con mi mano ya con menos disimulo por su vientre, e incluso ella me hacía subir la mano hasta sus tetas, dejando que mis dedos tocaran sus duros pezones, en varias ocasiones me dejó que apretara claramente sus tetas con mis manos, poco a poco el sueño fue rindiendo a las pequeñas y nos fuimos quedando en silencio. Yo me había quedado pegado a ella, hacía palpitar mi polla entre sus nalgas y mi mano descansaba sobre su vientre a veces se movía y dejaba que mi mano rozara sus pechos por la parte de abajo, aunque no me atrevía a cogerlas claramente. También sentía como apretaba las nalgas poniéndolas duras cuando notaba que yo me quedaba demasiado tiempo quieto. Pasó un rato cuando sentí que su mano tiraba de su camisón, la dejé hacer y no tardó en subir su camisón hasta su cintura, me separé de ella un poco y tiró de la parte de atrás, al pegarme pude sentir sus muslos y su trasero pegados a mi, ella misma me colocó la mano sobre su vientre, la invitación era demasiado clara, subí mi mano y la llevé hasta una de sus tetas, la que quedaba arriba, la apreté entera y no dijo nada, sentía su pezón duro como una piedra. Se movía suave, hacía que mi polla quedara entre sus nalgas y las apretaba para sentir mi polla, mi mano recorría todo su vientre hasta aventurarme de vez en cuando en llegar a meter mis dedos por el filo de su braguita, llegando a rozar sus vellos, subía hasta su teta y bajaba hasta su braga, no se cuanto tiempo estuvimos así, la tenía totalmente pegada a mí, sentía su respiración y como alguna que otra vez se atrevía a llevar la mano que tenía encima hacía atrás y acariciarme el costado. Una de las veces me atreví a meter mis dedos por el filo de la braga por su costado y tirar un poco hacía abajo, no tardé en sentir como con su mano se bajaba la braga y dejar aunque solo fuera una de sus nalgas al aire, no podía levantar el cuerpo y bajársela completamente pero ahora podía acariciar esa nalga por fuera y llegar a tocar todos sus vellos, sus piernas estaban cerradas al estar una sobre la otra. Ya me había cogido la polla por encima de los calzoncillos varias veces. Y creo que los dos estábamos ya demasiados calientes. Terminó por girar la cabeza hacía mi y medio en un susurro me dijo que me fuera a mi cama. Me saqué la polla y se la roce por las nalgas, pensaba que ese iba a ser el final, y no quería que acabara así, apreté mi mano por su teta y bajé hasta sus vellos atreviéndome a intentar meter mis dedos entre sus piernas, abrió y me dejó que llegara hasta sus labios, estaba completamente mojada, volvió a decirme que me fuera a la cama, desistí, me levanté y me marché oliéndome los dedos. Olía a sexo, a su sexo, me acosté y apenas unos minutos después sentí como se levantaba de la cama, las pequeñas dormían sin lugar a duda. No había nada de luz en el cuarto, estábamos completamente a oscuras. Sabía que alguien se había levantado y sentía sus pies arrastrándose, no tardé en sentir que alguien me tocaba el brazo, era ella, le cogí la mano e hice el intento de traerla hacía ami, paró y sentí como se sacaba el camisón, y al momento sentí como se sacaba la única prenda que llevaba puesta, la braguita. Sabía que se los había quitado porque me dejó las dos prendas en las manos, sentía la humedad que desprendía su braga, estaba totalmente mojada. Le hice sitio en la cama y se montó encima mía, buscó con su mano mi polla, la sacó de los calzoncillos, la palpó un instante, como queriendo medir mis dimensiones y se sentó a horcajadas sobre mi, se la metió de una sola vez. Acababa de perder mi virginidad de una sola estacada. Se la metió hasta los huevos y se dejó caer algo sobre mí, se movió varias veces de arriba abajo y me corrí sin decirle nada, aunque estaba seguro que se había dado cuenta, aceleró sus movimientos y sentí como se contraía justo cuando yo acababa. Fue mi primera corrida dentro de una mujer. Descansó unos instantes, pero viendo que mi polla seguía igual de dura, volvió a comenzar a moverse. Esta vez más deprisa y haciendo sonar de vez en cuando nuestras carnes al chocar el uno contra el otro, yo jugaba con sus tetas, las apretaba, amasaba e intentaba llevármelas a la boca, aunque ella seguía erguida. Sentí como volvió a contraerse varias veces y sus movimientos se hicieron más rápidos y sonoros. Esta vez yo no me corrí solo lo hizo ella. Cayó sobre mí, y dejó que la besara en los labios. Me dijo que la dejara que ella se echara.
La dejé en la cama, abrió las piernas y dejó que me colocara sobre ella, volví a metérsela y ahora fui yo quien comenzó a moverse dentro de ella, era una pasada, nunca había metido mi polla dentro de una mujer. Sentía su calor, sentía como me mojaba toda la polla, sentía como salía su flujo y mojaba hasta mis huevos, y sobre todo me dejaba que la sacara y metiera rápido y fuerte. Aunque intentaba que no hiciera ruido al hacerlo. No tardé en sentir ganas de correrme de nuevo y aunque recuerdo que le pregunté que si podía correrme dentro y que ella me respondió que no, no la saqué ni ella me lo impidió, sentí como me vaciaba por segunda vez en lo más hondo de su cueva. Esta vez si la saqué y me tendí a su lado. Comenzamos a besarnos, primero de manera suave, nos acariciábamos suavemente, bajé hasta sus pechos, relamí sus duros pezones, los mordisqueé, acariciaba con mis manos su mojado coño, y al cabo de diez o quince minutos estaba de nuevo encima suya metiendo y sacando mi polla de su caliente agujero.
Con los movimientos de los dos, ya que ella no dejaba de mover las caderas, no me había dado casi cuenta de lo que me estaba haciendo mi prima. Cuando paraba y la dejaba dentro, sentía como apretaba los labios, era como si me succionara hacia dentro, nunca he vuelto a sentirlo con tanta fuerza y tanta claridad en una mujer. Era como si todo su conducto se contrajera y apretara mi polla dentro, era una verdadera pasada, no hacía falta que me moviera, me estaba llevando de nuevo al límite con su movimiento. No se cuento tiempo había pasado desde la anterior corrida, pero no pude aguantar mucho más y volví a correrme y ella conmigo, y solo con su movimiento. Ahora si descansamos.
Nos abrazamos y nos quedamos dormidos. Ya entraba algo de luz por debajo de la puerta. Solo daba para ver el contorno del cuerpo, estaba a su espalda y sentía sus flácidas nalgas aprisionando mi polla, que ya volvía a estar dura de nuevo. Ella también había despertado, volvimos a besarnos y a acariciarnos, me dediqué a besar sus hombros y su espalda mientras bajaba por ella, mordí y relamí sus dos nalgas, la tenía en pompa, me dejó que metiera mi cara entre ellas y alcanzara su agujero, llegué hasta su coño, podía sentir mi lefa y sus labios grandes, desde atrás me dediqué a saborear su clítoris e intentar pillarlos con mis labios, se giró y me dejó que relamiera todos sus vellos y sus labios, estuve un buen rato hasta que hice el intento de volver a metérsela, me dijo que necesitaba hacer pipi.
Nos levantamos sin hacer ruido y salimos del cuarto, ya se veía un poco, fuimos al cuarto de baño y se sentó en la taza, la podía ver desnuda, sentí su orina y cuando terminó intenté metérsela de pie, era difícil, cogió una toalla grande y la estiró en el suelo, se tendió y me invitó a colocarme entre sus piernas, me arrodillé y la metí entera, subió sus piernas hasta mis hombros y me dejó que la embistiera mirándonos a la cara, era una pasada, me dejaba darle fuerte, me miraba con cara de lujuria, era mi prima mayor y me la estaba follando como siempre había deseado. A veces se salía y recorría todo el canal de sus nalgas, me producía un tremendo placer sentir el calor de su agujero trasero en la punta de mi capullo pero no me atreví a pedirle que me dejara metérsela por detrás, terminé con una nueva corrida en su interior.
Se asustó, parecía que alguien había encendido la luz en el pasillo, pero no era así, había amanecido, volvimos a la cama se colocó el camisón y se acostó a mi lado, sentía dolor en mi polla, pero me era imposible hacer que no palpitara, en apenas unos minutos volvía a sentirla dura.
Tenía a mi prima dándome la espalda, mi brazo derecho por debajo de su cabeza y mi brazo izquierdo por encima de su cuerpo acariciándola. Mi polla apretada entre sus nalgas, giró la cabeza, me dio un beso en los labios y me dijo que durmiera un poco, pero como iba a dormir si mi polla estaba entre sus nalgas y sentía como ella las apretaba sobre ella, era imposible. Fue ella misma quien con su mano se abrió las nalgas, y dejó que toda mi polla se colara entre ellas, sentía el calor de su agujero en la punta de mi capullo, lo sentía palpitar lo mismo que había sentido su coño antes. No pensaba que pudiera meterla, pero con pasar mi capullo por ahí y sentir su calor me estaba llevando al límite de nuevo.
Me agarré la polla para intentar apretar con más fuerza en la entrada, volvió a girar la cabeza, entendía lo que deseaba, pero ya había luz y podían vernos, nos tapamos con la sábanas y se abrió las nalga con su mano, sentí mi capullo recorrer la entrada, sentía cuando apretaba como palpitaba su agujero, pero no llegaba a entrar, me iba a dar igual, sabía que me iba a volver a correr de un momento a otro. Arqueo más su cuerpo y una de las veces que apreté sentí como mi capullo se abría paso, se había colado todo mi capullo en su culo. Sentía como palpitaba y apretaba con fuerza la base de mi prepucio. Era alucinante, comencé a moverme despacio, giró la cabeza, tenía los ojos abiertos y la cara de puro placer, le gustaba, se soltó la nalga y sentí su mano en su coño, se estaba contrayendo, la sentí gemir suave, se estaba corriendo, me moví sin llegar a sacarla, se había colado un poco más, lo suficiente para inundarla de nuevo de leche y esta vez en su culito. Los dos quedamos rendidos, mi polla dentro de su culo, me hizo señas para que no la sacara, así nos quedamos dormidos.
Cuando desperté ya no estaba en la cama, solo quedaban restos de mis corridas y su braga debajo de la almohada, olía a ella, ese día volvimos a casa, ella no me hizo ningún comentario de lo que había sucedido, nunca más volvió a ocurrir, una sola noche, me desvirgó y me hizo sentir lo que ninguna mujer ha vuelto a conseguir. Han pasado casi 30 años, y me sigo haciendo pajas recordando esa noche, y soñando con volver a follarmela.