Mi Prima Leticia II

Después de dejar embarazada a mi tía, continuamos con nuestras vidas con normalidad, hasta que un desgraciado suceso, volvió a cambiar todo de nuevo...

Capítulo II, Leticia

Nueve meses después de llegar de Salamanca, mi tia dio a luz a una preciosa niña a la que llamó Leticia. Ese año muchas niñas fueron bautizadas con ese nombre, pues coincidia con el de una chica que fue portada en las revistas del corazón, al ser la protagonista de la boda del año del país, y la gente empatizó mucho con esa chica y su particular cuento de hadas.

En el bautizo de mi prima Leticia, mi tia Begoña quiso que yo fuera el padrino de la niña. Puso la excusa de que me haría ilusión, pero creo que fue para que tuviera un vínculo aún mayor con mi propia hija. Nuestras vidas fueron transcurriendo con normalidad. Cinco años depués yo me casé con Elena y tres años mas tarde llegó a la familia Andrés, la empresa familiar cada vez iba mejor, nuestras vidas iban sobre ruedas. Pero dos años después un desgraciado suceso, provocó un efecto dominó que hizo que nuestras vidas volvieran a cambiar para siempre.

Una noche mi tio Alejandro falleció en un accidente de tráfico. Además del dolor y la tristeza que le suponía a mi tia enviudar con una niña de solo diez años, el dolor fue mas profunfo cuando descubrió que Alejandro no era el padre de familia bueno y santurrón por el que todos le teníamos. El accidente lo tuvo cuando volvia muy borracho de pasar una noche con su amante en el pueblo de al lado. Esto a mi tía le sentó fatal, primero al descubrir que Alejandro la engañaba y después por pensar que ella lo había engañado a el al ocultarle que el padre de Leticia no era el, si no yo. Especialmente le dolia el no haberle contado la verdad antes de morir. Sin embargo sus dudas se disiparon cuando unos meses después de la muerte de su esposo, mientras un dia recogía sus pertenencias para desprenderse de ellas, descubrió unos papeles en la caja fuerte de Alejandro. Entre ellos se encontraban unos informes médicos en los que se demostraba su esterilidad. Esos informes tenían cinco años, por lo que Alejandro se pasó los últimos años de su vida sabiendo que Leticia no era su hija. Quizás ese fue el motivo de buscarse una amante, vengarse de mi tia. Y como las desgracias nunca vienen, solas ese mismo año mi abuelo fallece de un infarto y a mi abuela la diagnostican un cancer.

Habían pasado ya dos años desde aquel fatídico año donde murieron mi tio y mi abuelo, y mi tia Begoña seguia igual de triste y sin levantar cabeza. Para mas dolor, mi abuela no pudo con su enfermedad y también falleció unos meses antes, por lo que aprovechando que era el cumpleaños de Begoña, la invité a salir a cenar una noche con Elena y conmigo para ver si asi podía conseguir que se distrajera un poco y levantarla el ánimo. Sin embargo no quiso. En lugar de eso, me dijo que mejor preparaba una cena en su casa y nos invitaba a cenar allí. A mi me encantó la idea, porque por lo menos hacía algo. En los dos últimos años solo salía de casa para ir al trabajo y a hacer la compra. De hecho solo celebraba los cumpleaños de Leticia, pero mas por no hacerle un feo a la niña que por ganas de hacerlo.

Era viernes, y nos íbamos a marchar a cenar a casa de mi tia, pero a última hora hubo un contratiempo. El pequeño Andrés llevaba toda la tarde con fiebre, por lo que Elena dijo que no iba a cenar, pero que yo si que fuera para no hacerle el feo a mi tia. Que buena era Elena, mujer de gran corazón, en que hora tuvo esa genial idea. Llegué a casa de mi tia, allí ya habían llegado mis padres, me preguntaron por mi mujer y mi hijo, y les expliqué que el niño estaba malito. Cenamos, la cena fue amena y entretenida. A pesar de estar pocos charlamos de forma distendida y creo que por fin vi a mi tia entretenida después de mucho tiempo. Después de cenar y tomar café, mi tia puso unas copas. Mi madre la ayudó a recoger y mi padre y yo hablabamos de temas laborales. Cuando mi padre se bebió su whisky, el y mi madre se marcharon. Mi tia puso otras dos copas para ella y para mi y estuvimos hablando, mientras nos fumabamos unos cigarros, no olvideis que ella fue quien me introdujo en este vicio que no consigo dejar, Leticia se quedó dormida en el sofá.

-Mira, ya se ha dormido.

-Si, voy a llevarla a la cama.

-,¿Puedo hacerlo yo?

-Si claro, no veo por que no.

-Venga, la cojo en brazos y tu me abres la cama.

-¿Vas a poder con ella por las escaleras?

-Pues claro.

-Que ya no es una niña...

-No, ya son catorce los que va a cumplir...

-Es ciero, como se pasa el tiempo.

Cogí a Leticia en brazos, la subí hasta su habitación, la acosté, la arropé y la besé en la frente como tantas noches hacía con mi hijo Andrés. La sensación era extraña, hasta ese día siempre había mirado a Leticia como mi prima, aún sabiendo que era mi hija, pero en ese instante la ví como lo que realmente era. Apagué la luz y bajamos a la planta de abajo a tomarnos las copas.

-Es curioso Bego, es la primera vez que la acuesto.

-¿Y qué tal?

-Raro...

-Entiendo...

-Bego, mirame a los ojos... ¿Estás mejor?

-Pues no sabría que decirte.

-No te martirices mas.

-Ya, pero es que me duele en el alma que se maechara sin al menos hablarlo. (Comenzó a llorar)

-Ven anda, dame un abrazo.

En ese instanté abracé a mi tia, la sequé sus lágrimas con mis dedos, y sin saber por que, tuve un "deja vu" de aquella noche en casa de mis abuelos en que lo hicimos por primera vez, no se como ni por que, la besé en los labios, ella se quedó inmovil, sin reaccionar.

-Mierda, lo siento tia, de verdad, no se que me ha pasado, perdoname.

-No te preocupes no tienes por que pedir perdón. (Entonces ella me devolvió el beso.

Sin apenas darme cuenta mi tia estaba en el sofá, sentada a orcajadas encima de mi, besándonos como dos adolescentes, nuestras lenguas se buscaban y no podían evitar encontrarse. Abri su vestido y comencé a amasar y a sobar sus tetas, ella gemía mientras agarraba mi pelo y me besaba en los labios, en el cuello, lamía mis orejas. Cachondo perdido desabroché su sujetador, liberando sus preciosas tetitas y me lancé como loco a mamarlas. Como las añoraba después de catorce años, pero creo que mi tía añoraba mas que se lo hicieran, llevaba sin estar con un hombre desde que enviudó. Sin dejar de besarme, se subió y arremangó el vestdo y se quitó unas bragas negras que llevaba, se volvió a sentar sobre mi, y se metió la polla de golpe. Entonces comenzó una cabalgada salvaje, como un hambriento devora un plato con un manjar, o un sediento agarra una botella de agua fresca. Sus movimientos cada vez eran mas energicos, no parabamos de besarnos y cuando lo hacíamos llevaba mi boca de nuevo a sus pechos. Había follado mucho con mi tia y a pesar de hacer muchos años desde la última vez, su respiración y la forma en que se contoneaba y agarraba mi pelo y mordusqueaba mis orejas, me hacia intuir que se estaba corriendo, entonces la agarré de sus caderas y comencé a ayudarla a subir y a bajar, ensartándose en mi polla, sin poder evitarlo, me corrí en lo mas profundo de su coñito. Nos quedamos besándonos, cuando se retiró de encima de mi, de su coño salieron gran cantidad de fluidos, tanto de su flujo como de mi leche, e hicieron una enorme mancha en el sofá.

Llegué a casa, Elena dormía con el pequeño Andrés, ni siquiera se despertó, me metí en la cama y me dormí plácidamente, lo que quiere decir que no tuve el mas mínimo remordimiento por engañar a mi mujer. Entonces desde aquel dia sucedió algo de lo que no se si me arrepiento, o por el contrario no. Comencé a centrarme en Begoña y Leticia  y comencé a dejar de lado a Elena y Andrés. En la misma proporción que aumentaba la pasión y el deseo por mi tia, disminía con mi mujer. Mi matrimonio entró en una crisis de tal magnitud, que Elena y yo acabamos separándonos. Yo me quedé en mi casa y Elena se marchó a casa se sus padres a su pueblo, y la juez le dio la custodia de Andrés, aunque es cierto que mantuvimos una buena relación  e incluso pasábamos juntos los cumpleaños, alguna Nochebuena y años después la comunión de mi hijo.

Mi relación con Begoña era en secreto, nos veíamos a escondidas y nadie sospechaba de lo nuestro. Un sabado de verano comiendo en su casa ocurrió algo que sería el detonante principal de esta historia. Mientras mi tia Begoña preparaba una ensalada, yo me estaba tomando una cerveza y fumando un cigarro en el jardin. Entonces Leticia salió de la piscina. Estaba preciosa, ya tenía dieciseis años, con un pequeño bikini azul. Se le notaban sus pequeños pechos, y su precioso culito, me recordaba a su madre de joven. Jamás habia mirado a mi propia hija con esos ojos, me estaba sintiendo atraido por ella. Mientras comíamos no podia dejar de mirarla, la desnudaba con la mirada, la deseaba. Esa noche me hice una paja pensando en ella, e incluso cuando follaba con su madre me imaginaba que me la estaba follando a ella. Por un lado me sentía mal, por sentirme atraido por mi propia hija,  pero por otro lado la deseaba. Así que un dia, me armé de valor y se lo expluqué a mi tia. Y le propuse acostarme con Leticia y desvirgarla como ella hizo conmigo. Pensaba que a Begoña no le iba a gustar, pero por el contrario no puso impedimentos.

Asi que comenzamos a maquinar un plan para hacerlo, y esto nos lleva de vuelta al principio del capítulo del primer relato, donde mi tia y yo estabamos en el sofá de su casa esperando a que Leticia llegara del instituto el dia de su decimo octavo cumpleaños. Estaba especialmente nervioso.

-Hoy es el gran dia Bego.

-Si hoy tu prima cumple 18 años.

-¿Mi prima?

-Si Sergio si, tu prima.

-Jajaja... ¿Y se lo vas a contar todo?

-Si cielo, se lo diremos en cuanto llegue del instituto.

-¿Y no serán demasiadas emociones para un mismo dia?

-Tal vez Sergio pero creo que será el mejor regalo por su mayoria de edad.

-No sabes cuanto tiempo llevo esperando este momento.

-Mas vale que te portes bien y cumplas.

-No te preocupes tia, llevo una semana a dos velas y tengo los huevos llenos de leche para darsela a Leticia, bueno y a ti también. (la besé)

-Eso espero. (me besó)

-¿Y estás segura de que sigue siendo virgen?

-Si Sergio. He ido manteniendo conversaciones con ella sobre este tema en los últimos años y ella me ha asegurado que si. La última la senana pasada. No creo que lo haya hecho estos dias, sería demasiada casualidad.

-Perfecto, estoy deseando que empiece la fiesta.

-Paciencia mi amor, ya queda menos.

El plan lo llevabamos ideando mi tia y yo durante unos meses. Ese dia estabamos los tres solos. Mis padres que ya estaban jubilados se habían marchado de vacaciones. Ese dia mi tia y yo salimos antes de la oficina para preparar la sorpresa a mi prima, bueno a mi hija.

-Tarda mucho.

-No te impacientes, se habrá entretenido con sus amigas.

-Eso espero.

-Mira ya está aquí. (En ese instante se abrió la puerta de la calle)

-Ya estoy en casa... ¿Hola?...¿Mamá?...

-¡Felicidades cielo!

-¡Felicidades Leticia!

-Gracias mamá, gracias Sergio

-Ya eres mayor de edad. Anda ven y dame un beso.

-Si mamá.

-Anda ve a tu cuarto, deja la mochila y ponte mas cómoda. El primo y yo te hemos preparado una sorpresa.

-Bueno yo diría unas cuantas.

-¿Ah si? ¿Y que sorpresas son? Vamos decirmelo.

-Todo a su tiempo cielo, ahora ve a tu cuarto, deja tus cosas y ponte cómoda.

-Jooo mamá...

-Haz caso a tu madre anda.

-Está bien....

Leticia obedeció a su madre, cuando bajó de su habitación, se me caía la baba mirandola. Se puso unos pantaloncitos muy cortos de deporte y una camisetita de hombreras rosas. Nos sentamos a comer, su madre la había preparado su plato favorito, lasaña de carne y verduras. Yo por mi parte descorché una botella de vino tinto.

-Uyyy Sergio no se, yo no estoy acostumbrada a beber.

-No te preocupes cariño, ya eres mayor de edad.

-Sergio tiene razón mi vida, hoy es un dia especial.

-Si mamá, salud.

Después de comer sacamos una tarta, Leticia sopló las velas con los dos números uno y ocho. Tambíen sacamos una botella de champán.

-Demasiado alcohol va a ser ya, creo que me estoy chispando y todo. (Cuando dijo esto todos nos reimos)

-Nada hija, no te preocupes, recuerda que Sergio y yo queremos que este dia sea muy especial.

-Gracias mamá, gracias primo Sergio.

-De nada cielo, anda propón tu el brindis.

-Está bien, alla voy... Brindo por vosotros que sois la mejor familia que se puede tener. También por los tios que están de viaje, por los abuelos que ya no están, y también por mi papá que le habría hecho mucha ilusión estar aquí hoy y está en el cielo. (Leticia comenzó a llorar)

-No hija, no estés triste, hoy es un dia de felicidad.

-Si mamá.

-Además tengo la sensación de que papá está mas ceeca de lo que piensas.

-Si mi vida creo que papá está aquí.

-No Sergio aquí estamos nosotros tres, papá no está.

-Anda mi vida, vamos al baño te prepararé un baño relajante de los que te preparo a veces. Mientras Sergio recoge la mesa.

-Si Leticia ve a bañarte, yo recojo.

La chica obedeció. De vez en cuando su madre se bañaba con ella en su enorme bañera de hidromasaje. Leticia se lo tomaba como algo normal, pero la verdad es que Begoña tenía tantas ganas como yo de acostarse con su hija y aprovechaba para meterla mano mientras la enjabonaba. Lo cierto es que cuando se bañaban Leticia se calentaba tanto como su madre y después se iba a su habitación y allí se masturbaba mientras su madre la espiaba. Todo estaba preparado, yo me fui a la enorne cama de mi tia y las esperé allí tumbado y desnudo.

Mientras se enjabonaban, Begoña acariciaba a Leticia y la susurraba al oido que tenia una sorpresa para ella, la chica se iba calentando mas y mas. Salieron del agua, Begoña secó el cuerpecito desnudo de Leticia y  la puso una toalla rodeada a su cuerpo. También le puso una venda en los ojos y la acompañó de la mano hasta su habitación donde yo las esperaba con mi polla ya morcillona pensando en lo que estaba por venir. Entonces hicieron acto de presencia en la habitación.

-Ten cuidadp hija no te caigas.

-Mamá... ¿Me puedo quitar ya la venda?

-No mi vida falta la sorpresa.

-Me estoy empezando a poner nerviosa.

-No mi niña, tumbaté aquí y relajaté.

En ese instante Begoña quitó la toalla a Leticia, la ayudó a tumbarse en la cama. La tumbó junto a mi, pero a una distancia que no notara mi presencia. Y comenzó a aplicarle crema hidratante por su menudo cuerpo mientras la masajeaba. Después de un buen rato magreandola, Leticia estaba cachonda perdida y gemía de placer. Su madre pasó sus manos por cada centimetro de su cuerpo, incluyendo su rajita, estaba muy arrrgladita, su madre se lo había depilado un poco la última vez que se bañaron para que estuviera preparada para hoy. Sus pequeños pezones se endurecieron.

-Mama.. ¿Que haces?

-Vamos mi niña, disfruta, se que lo estás deseando tanto como yo

-Pero... ¿Y Sergio?

-Está abajo viendo la tele.

Estando la niña ya mas camada, mi tia comenzó a lamer sus tetitas. El vientre de Leticia subía y bajaba y yo lo veia, la punta desnuda de mi polla apuntaba al techo de la habitación. Poco a poco mi tia fue bajando por el cuerpo desnudo de su hija hasta que llegó a su chochito. Metió la cabeza entre sus muslos y comenzó a lamerlo. Leticia se retorcia de placer. Tras un buen rato lamiendo el chocho de Leticia, mi tia se retiro y me hizo una seña para que yo ocupara su lugar.

Comencé a lamer el coño de mi hija, estaba extasiado, por fin tras varios años reprimiendome, conseguía lamer ese rico chochito, lamí su clítoris y lo acaricie con mis dedos, también metí mis manos por debajo de sus muslos, los levanté y dejé su culito a la vista para lamerlo también. Entonces Begoña le quitó la venda de los ojos a Leticia que se llevó una terrible sorpresa cuando vio que la lengua que recorría sus partes íntimas era la mia y no la de su madre.

-Pero... ¡Primo Sergio!

-No te preocupes mi niña hoy te vamos a dar muchas sorpresas.

-Pero es mi primo

-Y yo soy tu madre... ¿Acaso no te estaba gustando?

-La verdad es qur me estaba encantando.

-Pues relajaté y disfruta la sorpresa que te hemos preparado.

Mas tranquila ya Leticia, su madre y yo seguimos dandole placer con nuestras lenguas cada uno lamiendole una teta, con mis dedos acariciaba su clítotis. En un momento dado, me tumbé boca arriba, Leticia se sentó sobre mi cara y yo lamía su coño y su culo, mientras Begoña empezo a mamarmela. Despues de un rato, Bego le hizo un gesto a Leticia para que me la chupara. Ella al principio puso cara de asco. Con cierto temor lamió mi glande, seguía poniendo cara de asco. Al final se decidió y haciendo caso a las indicaciones de su madre se la metió en la boca. No llegó ni a meterse la mitad y comenzó a tener arcadas. Mientras su madre lamía su coño, su culo y su perineo desde detrás.

Begoña indicó a su hija que se tumbara boca arriba, había llegado el momento. La chica obedeció, la abri las piernas y me arrodillé frente a ella agarrando mi rabo con mi mano derecha. Begoña separó los labios de la vagina de Leticia. Yo acerqué la punta del glande hasta ellos. Lo froté y rocé en el clítoris de Leticia que ahora tenía la cara mezcla de placer y también de miedo. Su madre la relajó y tranquilizó, cuando la vi mas relajada acerqué el glande a la entrada de la vagina, hice fuerza y lo enterré entre sus labios. Noté algo que oponía un poco de resistencia y me detuve. Entonces empujé un poco mas y rompí su himen. Leticia dio un fuerte gemido de dolor. Le di unos pocos mete sacas no muy profundos y se la saqué. Cuando lo hice mi glande salió manchado de sangre, Begoña se agachó y lo lamió. Cuando estaba limpio, me volvi a acomodar entre los muslos de mi hija y se la volví a meter muy suavemente, poco a poco fui ganando velocidad. Ahora Leticia gemía de placer, no de dolor. Begoña besaba en los labios a la chica.

Tras un buen rato follandome a mi hija y disfrutando los dos, se la meti a mi tia para que tambien dusfrutara. La puse a cuatro y la daba fuerte por detras, Leticia nos miraba sentada en la cama  abierta de piernas y acariciando su chochito con los dedos. Entonces Leticia dijo que tambien queria probar esa postura, así que la puse a cuatro, acerque mi polla a su chochito y se la metí. Begoña se abrió de piernas frente a su hija y esta comenzo a comerle el coño a su madre. La sensación de follar el estrecho coño de mi hija, mas el morbazo de la situación, con la visión de su perfecto culito y ver como le comía el coño a su madre, hicieron que no tardara en correrme, aceleré mis embestidas y noté como inundaba el coño de Leticia con enormes cantidades de leche caliente. Cuando se la saqué enormes cantidades de semen y algun que otro resto de sangre, cayeron por la fuerza de la gravedad desde su chochito a la cama, mi tia se apresuro a lamerlo. Despues la besó en los labios y finalmente nos besamos los tres.

-¿Te ha gustado la sorpresa cielo?

-Si mamá

-Pues aún queda otra sorpresa.

-¿Ah si?

-Si la mas importante.

-Decirme estoy en ascuas.

-Veras mi niña presta mucha atención

-Si mama.

-Verás hace muchos años yo desvirgué a Sergio y el te ha querido desvirgar a ti.

-¿Para que?¿Para vengarte?

-No Leticia no por dios.

-Tranquilo bobo es broma. ¿Teneis alguna sorpresa mas?

-Pues si mi vida.

-¿Mas?

-Si cielo, comiendo te he dicho que tu padre estaba mas cerca de lo que te imaginabas, y es verdad, aquí lo tienes.

-¡Sergio!... ¿Pero como es posible?

-Veras amor yo no le fui infiel a tu padre, el  no podia tener hijos y Sergio digamos que nos ayudó y gracias a ello tu estas hoy aquí.

-Visto así

-¿Y los tios lo saben?

-No mi vida solo lo sabemos los tres y asi debe seguir siendo.

-Esta bien pero quiero que sigamos haciendo lo de hoy los tres, si no me chivo.

-Pues por mi encantada cielo... ¿Que te parece Sergio?

-¿Vosotras que creeis? (Todos nos reimos)

-¿Te puedo llamar papa?

-Pues claro que si mi niña, ven dame un beso

-Te quiero papa

-Y yo a ti mi amor.

-Os quiero a los dos.

Esa noche me quedé a dormir con ellas, Leticia no celebraria el cumpleaños con sus amigos hasta el sabado por lo que pasamos la noche juntos. Follamos durante toda la noche. Al dia siguiente Begoña le dio a Leticia la pildora del dia despues, y continuamos con nuestras vidas como siempre, bueno como siempre no.