Mi prima juega a varias bandas

Me empecé a follar a mi prima a los 30 y me la follé durante años.

Me follaba a mi prima.  Aquello no tendría no tendría mucha importancia si nadie salvo ella y yo lo supiesen.

Yolanda es la hija de la hermana de mi padre, le llevo un año, por lo que ella tiene 42.  Crecimos juntos, casi como hermanos.  La verdad es que no la vi como mujer hasta hace aproximadamente 12 años en el que toda la familia nos fuimos de crucero por el mediterráneo.  Yo iba soltero, como estoy ahora, pero Yolanda acababa de tener un desengaño amoroso y hasta el último minuto pensamos que no venía.

Como básicamente toda la gente era madura salvo nosotros, Yolanda por decirlo de alguna manera se colgó de mi brazo, además de por la cercanía de edad por que nos habían puesto juntos en el camarote.

La verdad es que nos dedicamos a beber todo el crucero.  Mi duda de que iba a hacer en caso de conocer a una turista se disipó cuando me di cuenta de que iba a tener a Yolanda encima las 24 horas.

Habíamos dejando Malta y acabamos de cenar, me propuso ir al casino y para allí nos fuimos a darlo todo.

Del casino pasamos a una discoteca y de la discoteca al llamado bar golfo, el que no cerraba en 24 horas.  Nos cogimos una grandiosa melopea en unión de un grupo de italianos.  Llegamos los dos tambaleándonos como pudimos.  La verdad es que la historia de llegar borracho cada noche hace que se pierda el pudor al cambiarte de ropa sin el cuidado que tendrías por la mañana.  Yolanda estaba muy buena.

Yolanda una vez en la habitación se cambió de espaldas a mi, me mostró todo su culo. Yo me puse un pantalón de deporte y una camiseta.  Le ofrecí una ultima copa de una botella de ron que contra las reglas del barco teníamos en escondida en una maleta.

Empezamos a hablar de cosas intrascendentes hasta que entramos a hablar de sexo.

-       Pues Luis, si te soy sincera, gracias a ti no estoy echando nada de menos de Antonio, bueno salvo cuando llego “chuza” a casa que era cuando me empotraba y te aseguro que mis orgasmos borracha son lo más.

-       Hija por mi que no quedé – le dije riéndome

-       Si, tu ríete pero no sabes como añoró como me daba y como me dejaba ir hasta llegar al orgasmo.

La verdad es que se me puso el rabo como el hormigón armado, seguimos hablando, Yolanda se notaba que estaba tajada por que me contó detalles que un primo no quiere saber.  Me contó como la enculaba, como se la chupaba, como el idiota de Antonio le comía la almeja e incluso como la ataba y la sodomizaba con un vibrador mientras con la polla le reventaba el coño.

Estaba sudando no se si por que el aire estaba bajo o por que la tía me estaba poniendo cardiaco.

-       Me voy a dar un baño – le dije

-       ¿A la piscina?

-       No boba, a la bañera.

Me levanté intentando disimular mi erección y pasé al baño.  Puse el agua después de poner el tapón y me fui desnudando.

Cuando la bañera estuvo llena, cogí mi libro electrónico y me metí.  No había leído una hoja cuando la puerta se abrió.

-       No puedo dormir, ¿te importa que me bañe contigo.

Y sin esperar respuesta dio la vuelta, y volvió con la braga del bikini puesta y una camiseta blanca.  Se metió con su cabeza a mis pies.

El agua mojó su camiseta y dejó a la vista sus grandes aureolas.  Yolanda cogió mi pie y empezó a masajeármelo.  La chica estaba incomoda y se movió dejando su pie entre mis huevo.  Me sonrió.

-       Yolanda, ja ja ja, que uno tampoco esta para estas cosas – y le puse mi pie en sus entrepierna, ella dio un suspiro.

Yolanda empezó a jugar con mis huevo con su pie por lo que yo empecé a hacerle lo mismo.

Estuvimos así un rato, Yolanda echó su cabeza para atrás y empezó a suspirar, yo viendo que aquello se iba de las manos paré.

-       Sigue – me dijo – no me dejes así.

No lo pensé, simplemente con el pie aparté su braga y empecé a masturbarla con el dedo gordo de mi pie y así estuve hasta que su cuerpo se tensó y se corrió.

Pensé que ahí acababa la cosa, pero ante mi sorpresa Yolanda se incorporó.

-       ¿Me vas a dejar así? – me dijo - ¿no me vas a follar?, pero antes déjame que te la chupe

Y echándose sobre a mi cogió con su mano mi rabo y se lo metió en la boca lamiendo como si lo fuesen a prohibir.  La paré cuando estuve a punto de correrme, me daba nosequé correrme en la boca de mi propia prima.  Yolanda me miró, se levantó y salió mojada como estaba del baño.

Cuando la seguí me la encontré desnuda en su cama, a cuatro patas, con las grandes tetas colgado.  Su camiseta mojada estaba tirada sobre la mesita de noche dejándola perdida de agua.  Ni lo pensé, la penetré de un solo estocazo.  Le di de lo lindo durante más de una hora hasta que, ahora si, la saqué de su mojadísimo coño y se la metí en la boca para derramarme en todo su interior.

Cada uno durmió en su cama por la mañana parecía que no había pasado nada por lo que pensé que aquello había sido una locura, idea que desapareció cuando tras tomar dos copas aquella noche me dijo:

-       Bueno, ¿nos vamos a follar al camarote?

Me la estuve follando el resto de viaje.  Agradecí que las habitaciones de nuestros padres estuviesen en el otro lado del pasillo.

Llegado a Madrid yo lo hubiera dejado ahí, pero Yolanda apareció por casa dos días después con una botella de ron y ganas de ser embarillada.

Me la follé con dureza, la verdad es que la tía follaba como los ángeles.

-       Luis – me dijo mientras le estaba dando – ayer me llamó Antonio.  Me lo tiré, no pares por favor, y me dejó poco satisfecha, le mandé a la mierdas, quiero que me folles tu – después de confesar aquello se puso como loca y fue intercalando orgasmo tras orgasmo.

Yolanda y yo decidimos que no podíamos ser pareja por que el escandalo sería soberano pero si follar, y así llevamos 12 años.

La cosa aunque no del todo hablada más o menos consistía en que follábamos toda la semana, en épocas menos, en épocas más.  Si teníamos pareja alguno de los dos compaginábamos, si no la teníamos follábamos más.

Yolanda tenía llaves de mi piso y en ocasiones, avisándome antes me esperaba masturbándose en mi cama.  Aquel día cuando llegué la encontré a cuatro patas con un vibrador metido en su ojete.  Como era habitual me quedé viéndola un rato.  Generalmente follábamos los jueves, pero a mi el martes me había apetecido mojar el churro por lo que le llamé y a pesar de sus escusas la tenía en esos momento en mi cama y mi disposición.

Yolanda tenía una serie de marcas, como rayas, unas cuantas en horizontal de su culo.  Me llamarón mucho la atención.  No dije nada, simplemente me la tiré.

La fui cambiando las fechas de quedada y era automático, cada vez que eso pasaba, Yolanda tenía unas curiosas marcas en el culo.  En alguna ocasión le hice alguna foto.

Un día viendo porno en el ordenador acabé en un video de BDSM, una chica era azotada con una vara.  La chica se retorcía de placer a cada golpe, la verdad es que me estaba poniendo como una moto verla.  Ante mi sorpresa al acabar las nalgas de la chica tenían unas marcas que me recordaban a las de Yolanda.

Soy curioso por naturaleza y no pude más que investigar sobre aquello. Me metí en una web de BDSM donde poco a poco fui conociendo gente. Logré hablar con una sumisa a la búsqueda de Amo con la que cogí un poco de confianza.  Le mandé las fotos de Yolanda y me fijó que esas marcas o tenían tres días, otras dos días, otras cuatro y mas o menos.  Con esa información y una cuanta información más que fui cogiendo de aquí y allá deduje que mi prima era sumisa y los domingos tenía sesión.  Me hizo mucha gracia y me picó aun más la curiosidad.

Un domingo tonto me armé de paciencia y a las 10 de la mañana aparqué mi coche cerca de la casa de mi prima.  No tuve que esperar mucho, a las 11:30 salió de su casa y cogió un taxi.  La seguí con mi coche hasta la calle Juan Bravo y vi como entraba en un portal.  Miré en google maps y me vi que en ese portal había una mazmorra de BDSM, no se si me chocó más que mi prima la visitase, que hubiese una mazmorra en medio de Madrid o que se anunciasen con tanta alegría.

Me documenté un poco más con mi amiga la sumisa y me contó como funcionaba aquello.  Un local lleno de aparatos de tortura que la gente contrataba por horas y ahí se daban de lo lindo.

Pensé que mataría por ver como azotaban a mi prima pero salvo que enloqueciese no me iba a dejar, obviamente.

Un día yendo en la moto se me encendió la bombilla.

Le pedí a mi amigo Jonás, investigador privado que me dejase un juego de mini cámaras con gran capacidad de memoria y autonomía y que se ponían en marcha el movimiento.

Contraté el local a las ocho de la mañana y allí fui como mi amigo Jonás, el encargado debió de pensar que éramos dos gays que íbamos a darnos.

Ambos nos sorprendimos de lo que allí había, pero bueno seguramente debía de ser lo que teníamos que encontrarnos.

Jonás y yo plantamos las cámaras por toda la salda.  Aun sabiendo que estaba allí era imposible verlas.  Salimos a nuestra hora y nos fuimos a tomar un aperitivo.

Volvimos al día siguiente cogiendo otras dos horas se local, el encargado debió de pensar que éramos unos enfermos.  Recogimos las cámaras e hicimos tiempo hasta salir de allí.

Las memorias eran oro pulido.  La verdad es que grabó la sesión de Yolanda, pero también grabó la sesión de las 10, donde una gorda azotaba a un hombre entrado en años, la de las 15:00 donde una pareja de críos tenían una sesión basada en las cuerdas y donde la chica acabó colgando de un pedazo de bambú, la de las 17:00 donde una chica sometió a otra chica dejándole el culo al rojo vivo, la de las 21:00 donde dos hombre sometieron a la limón a una chica jovencita y la de la una de la mañana del día siguiente donde una chica con cara de inocente sometía a un musculoso al que mientras daba por el culo con un arnés cuando se acabó la batería y las cámaras dejaron de grabar.

En la pantalla se veía como Yolanda llegaba, se desnudaba, se ponía un antifaz y una bola en su boca, se veía como se arrodillaba y esperaba en esa posición a que un hombre de pinta muy normal recién llegado, se acercó y le puso unas pinzas en sus pezones, tobilleras en sus tobillos, muñequeras en sus muñecas y haciéndola levantar le ató los tobillos con una barra de metal que enganchó a sus tobilleras, ató entre si las muñequeras a su espalda y pasando una cuerda entre ellas elevó sus brazos dejando su culo en pompa.

El hombre cogió una vara de un recipiente y acercándose a mi prima empezó a azotarle las nalgas durante media hora.  Después de eso, desató a la chica, le metió su polla en la boca y ella empezó a mamar.  Acabó la mamada con una bofetada que le cruzó la cara.

El hombre la siguió azotando durante el resto del tiempo.  La verdad es que conociendo incluso lo altiva que era mi prima era mucho más morboso ser como ella se humillaba.

Mi prima era sumisa, definitivamente me descojonaba.

Pensé en decírselo, pero no le dije nada.  Desde luego desde ese video mis polvos con Yolanda era mucho más duros y definitivamente satisfactorios.

Mi prima y yo seguimos follando durante dos años más.

Cosas de la vida y totalmente ajenos a nosotros, nuestras familiares se distanciaron, cosa de herencias.  Nosotros procuramos que eso no interfiriesen en nuestra relación, en nuestros polvos, pero claro, el dinero saca lo peor de cada uno y al final aun sin quererlo uno acaba defendiendo a los suyos.  Un día me puso a caldo, a mi y los míos.  En realidad nos pusimos finos ambos.  Si fuese una novia la hubiese mandado a la mierda, pero Yolanda en el fondo era una follaamiga, una muy buena follaamigas

Sabia que Yolanda tenía novio, desde luego no era el de la sesión.  Por las marcas Yolanda también seguía con sus sesiones de BDSM.

Habíamos quedado a follar el jueves antes de follar, como en muchas ocasiones le esperé desnudo y empalmado en mi cuarto.

Yolanda entró en la casa y directamente vino a mi habitación, algo raro por que generalmente se desnudaba antes de entrar.

-       Luis, esto se ha acabado.

-       ¿Perdona?

-       Ha ido demasiado lejos.  Tengo pareja, nos vamos a casar y creo que debemos ordenar nuestras vidas, por lo menos yo la mía y no puedo seguir follando conmigo.

-       Ni ahora el ultimo – le dije casi sin pensar.

-       ¿Cómo?, eres patético macho, te estoy dejando y me pides sexo.  Pues no, te dejo las llaves en la mesa y nos veremos si tus padres entran en razón.

Me quedé de piedra, me quedé de piedra y chafado.  Esa noche me di cuenta que me gustaba follarme a mi prima y que aunque lo superaría la iba a echar de menos.

Pasaron unos meses y de repente la abuela se murió.  Aunque la relación era tirante todos acudimos al funeral.  Fueron una palabras de mi primo en la misa la que hicieron estallar a mi padre quien no se pudo callar y corrigió a su sobrino delante de todos, mi tía contestó, su marido también y acabó toda la iglesia a gritos reprochándose cosas.  Yo intenté calmar la cosa cuando mi prima levantó la voz.

-       Y tu cállate Luis que lo único que buscas es recibir tu parte de la herencia para pagar todo lo que debes -  Yolanda sabía de mi más que el resto de mi familia, incluso sabía sobre el dinero que debía al banco por un negocio fallido.

-       Si, parasito, no eres el adecuado para hablar – me dijo su futuro marido con el que no había cruzado palabra.

Ardí en furia. Simplemente ardí en furia.

Esa noche busqué en mi ordenador una foto desnuda de Yolanda, la verdad es que no le había hecho muchas, pero desde luego en 12 años pocas son muchas.

Se la mande por mail con un mensaje escueto “si las quieres ven a casa mañana a las diez de la noche”.  “Eres un hijo de puta” – me contestó como única respuesta.  No dijo si vendría o no.

Vivo en una calle apartada y estrecha.  Recocí en ruido de su coche al llegar.  Conecté el ordenador a la tele y esperé.

Abri la puerta cuando sonó el timbre y allí estaba mi prima con los brazos en jarra.

-       Eres un hijo de puta, siempre lo ha dicho mi padre, siempre lo ha dicho mi madre y no has hecho más que demostrármelo.  Mi novio me lo dice constantemente y no sabes lo que me alegro de no volver a verte – me dijo aun en las escaleras.

-       Bueno, pienso lo mismo de ti, pero pasa, quiero enseñarte algo.

-       Lo único que quiero es que borres estas fotos.

-       Lo haré, pero antes te quiero enseñar algo.

Y entró y pasó al salón.  Encendí la tele y en la pantalla apareció la mazmorra.  Ella se quedó con la boca abierta.

Aguantó cinco minutos viendo la pantalla antes de empezarme a gritar lo hijo de puta que era.

-       Mira perra, se que te gusta ser una sumisa, se que te pone que te den, y eso es lo que voy a hacer si no quieres que destruya tu vida.  A partir de hoy vas a follar donde y como quiera, y si no lo haces prepárate.

-       ¿Qué quieres que hagas?

-       Para empezar quiero que te desnudes, vayas a mi habitación y te pongas a cuatro patas por que te voy a dar por el culo.

Y le di por el culo sobre esas nalgas marcadas por varazos recientes.  Yolanda no dijo ni mu, solo se puso para que yo le diese y descargase sobre ella.

Llevo follándomela cada vez que me apetece correrme.  Le mando un mensaje con instrucciones clara.  Ella viene, sigue mis ordenes y yo la tomo.  Al principio protestaba y me insultaba, después callaba y finalmente se corría como una posesa.

Yolanda se casó y nuestras familias siguen sin hablarse, yo me la sigo tirando y no creo que paré, ella no lo reconoce, pero se que esta cada semana esperando mi llamada.