Mi prima Irene
Este relato acaeció hace bastantes años, cuando yo tenía alrededor de 18 años, en un verano que nos fuimos toda la familia de camping a la sierra de Huelva. Íbamos mi familia y la de mis tíos, bien preparados, con unas caravanas.
Este relato acaeció hace bastantes años, cuando yo tenía 18 años, en un verano que nos fuimos toda la familia de camping a la sierra de Huelva. Íbamos mi familia y la de mis tíos, bien preparados, con unas caravanas. Yo tenía una prima con la que tenía bastante confianza, se llamaba Irene, y siempre, por la edad similar de ambos(3 años menos), estábamos jugando juntos. Ella era morena, mediría por aquellos entonces sobre 1,60, era delgada, castaña, las tetas le estaban saliendo, aunque ya gozaba de bastante. Una tarde, estábamos viendo la televisión en el toldo entre las caravanas, yo estaba sentado al lado de Irene, estábamos viendo una película, la cual era algo fuertecita y yo veía que a mi prima le cambiaba la cara cada vez que salía una escena de estas, cuando terminó la escena le dije que si le pasaba algo, y ella respondió que no, cuando terminó la película le hice la misma pregunta, y ella esta vez no dijo nada y me hizo un gesto con la cabeza como indicándome que la siguiera, ya había oscurecido un poco. Se levantó, yo hice lo mismo, y ella dijo que íbamos a dar una vuelta por el camping, así que nos fuimos a dar la vuelta. Ella emprendió el camino, guiándome hacia donde quería ir, por el camino me empezó a decir que quería aprender una cosa, le pregunté por lo que era, y ella no dijo nada, así varias veces, hasta que llegamos al final del camping, había unos bancos, y nadie por los alrededores, nos sentamos, y me dijo que quería verme la polla, que nunca había visto ninguno, que las demás chicas amigas suyas hablaban de eso, y que ella no podía decir nada, esto me dejó muy cortado, y rápidamente le dije que no, ella insistió, pero yo me reafirmé en mi decisión. Tras varios intentos, ella cambió de táctica, y me propuso un trato, me dijo que si yo le enseñaba mi aparato ella me mostraría sus tetas, yo igualmente le dije que no, que estaba loca, ella insistió varias veces, pero yo me reafirmé. Pasados unos minutos, me dijo que me iba a hacer la última proposición, quedé expectante, que si yo le enseñaba mi cosita, ella me enseñaría sus tetas y su coñito, hay me había tocado, ya la duda me embargó, y las ganas se apoderaron de mí, así que antes de aceptar, le dije que al revés, que ella primero, Irene se lo pensó un rato, y tras este me dijo que sí. Se puso de pie, delante de mío, dándole la espalda a donde estaba la gente acampada, aunque en verdad estas ni nos veían, porque estábamos bastante lejos, y tras esto, se quitó la camiseta blanca que llevaba, quedando con el sujetador blanco que portaba, a continuación se desabrochó este, y sus senos quedaron al aire, pude observar aquellas tetas, eran hermosas y redonditas, alcé una mano y acaricié una de ellas, Irene no dijo nada, pero al momento se puso nuevamente el sujetador y la camisa. A continuación, se bajó los pantalones cortos rosa que llevaba, y seguidamente sus blancas braguitas, y pude ver ante mi cara su coñito, con unos escasos pelos que aparecían sobre él, llevé la mano hacia donde estaba su monte de Venus, y lo acaricié un poco, e igualmente que antes, pasados unos minutos se puso nuevamente las braguitas y a continuación los pantalones. Tras esto, ella me dijo que era mi turno, yo estaba muy cortado, Irene lo notó enseguida y me dijo que me iba a ayudar, yo continuaba sentado, ella delante de mí. Me puso de pie, y me desabrochó la cremallera, y me quitó los pantalones cortos que llevaba, dejándome en calzoncillos, los cuales me duraron poco, pues enseguida me los eliminó, dejándome sin nada de la cintura para abajo. Tras esto yo puse los pantalones en el banco, y me senté en ellos, mientras ella continuaba mirándome mi miembro. Después de mirar un poco, ella se arrodilló delante mía y me agarró mi pene con su mano, explorándolo, mi polla estaba flácida antes de cogerla, pero inmediatamente se puso muy dura, ella al verlo se rió, y me preguntó por lo que le pasó, yo no dije nada, y ella me preguntó que si le gustó, yo le dije que sí, ella sonrió. Tomó mi pene con su mano y sin pensarlo mucho, se lo metió en su boca, le pregunte por lo que hacia, y ella me dijo que lo había visto hacer, yo me quedé callado y sorprendido, ella quería practicar conmigo, aunque por su cara no le gustó al principio, pero luego se acostumbró al sabor y comenzó a chuparlo mientras movía su mano hacia arriba y hacia abajo. Por esos entonces yo estaba bastante excitado, no podía creer lo que estaba pasando, incluso animaba a mi prima, le decía que no me podía creer lo bien que me la chupaba. Ella seguía con una mano apretando la base de mi pene, y trataba de meterse mi aparato lo más profundo posible, mientras tanto yo seguía gozando. Cuando ya cogí confianza con la situación, me atreví a agarrarle la cabeza y empujarla hacia mí, imponiendo yo el ritmo, presionándola con fuerza, y animándola verbalmente, diciéndole que se la tragara toda, que le llegase a la garganta, que estaba muy caliente. Hasta que llegó el momento en el que no aguanté más, en ese momento le solté la cabeza para que pudiera apartarse, pero ella no lo hizo, seguramente porque no sabía lo que iba a pasar, y de pronto solté mi caudal de semen, ella al recibir el primer envite apartó la cabeza, y dio una arcada, mientras el segundo chorro golpeó contra sus labios, al tener la boca cerrada, su boca estaba inundada, y sus labios chorreaban semen, cuando solté el tercer golpe, cayó en su mejillas, y después el último que fue a los labios, tras esto abrió un poco la boca y derramó el semen que tenía dentro de la cavidad bucal por la comisura de sus labios. Había goteado bastante semen sobre su camisa, la cual estaba mojada de él, y media cara suya estaba llena, mi pene estaba lleno también de semen, por lo que ya desbocado que estaba le dije que tenía que limpiarme mi polla, pues ella había echo que se ensuciase, ella con una mano se limpió la cara de leche, y se metió mi verga en su boca, continuó chupando y moviendo su mano, hasta que se quedó sin restos de semen. Entonces Irene soltó mi pene, levantó la cabeza y pude verla con una expresión de completa satisfacción, sonreí y le dijo que estuvo genial, que había sido una magnifica mamada, ella sonrió de placer. A continuación fuimos a los servicios, donde lavamos como pudimos la ropa de ella, y se puso asear un poco, cuando lo logramos retornamos a la caravana.