Mi prima Grethel
Gretita quería jugar conmigo pero pronto le daría una lección y sería mi amante sumisa.
Mi prima Grethel
Después de disfrutar de unos maravillosos meses en el campo, estaba de regreso a la ciudad para mezclarme con el smog que expelen los vehículos, los ruidos de la ciudad, las agitadas calles y el ir y venir de las personas por avenidas, las bellas luces artificiales de las noches frías y de los lugares acogedores parea divertirse.
Mi vida empezaba a ser una rutina, las clases en la Universidad, los chicos guapos, las nenas maravillosas y apetecibles. Estando en esos días de empezar a asimilarme a la vida universitaria, llegó a mi casa de visita formal la hermana de mi madre, mi tía Gisella con su hija Grethel, una nena lindísima, que estaba culminando sus estudios escolares, hermosa nena de pechos medianos, cachetoncita, una boca pequeña, que se contoneaba con un culo paradito y redondito. Aprovechando su estadía en casa y mi experiencia universitaria me ofrecí de orientadora a la nena. Mi prima era una chica coquetona y no era ajena a mis insinuaciones y miradas lascivas. Creo que las cosas empezaban a ponerse buenas.
El fin de semana llegó y nos quedamos solas mi prima Grethel y yo. Nos pusimos a conversar sobre la ciudad, lugares para divertirse, su música favorita. Gretita era una nena que disfrutaba bailar. Me percaté de ello y puse una música que tenía algo de movimiento, un reggaetón; ella se puso al centro de la sala y se empezó a mover al compás de la música con un ritmo que invitaba al deseo prohibido. Vestía una minifalda no muy ajustada al cuerpo con una blusita pegada a su cuerpo bien formado y en cada vaivén de su baile su minifaldita se le subía un poco mostrando ante mí sus sabrosos muslos y el inicio de su culo. Mi prima era una nena traviesa, me estaba dedicando un baile sensual y me sonreía pícaramente, mostrándose ante mi tan llena de deseo que me fue calentando de a pocos. No fue sino hasta el término del baile que me acerqué a ella y le di un beso en esa boca pequeña, Gretita estaba deseosa porque correspondió a mi beso con la misma pasión con que se lo di. Mientas la besaba mis manos buscaron afanosas sus nalgas para sobarlas a mi placer y apretarlas con mi mano derecha y con la otra acariciaba su cuello. Ya estábamos a mil y de la mano la conduje a mi habitación y nos quitamos todo hasta quedar totalmente desnudas, hice que pusiera de pie en mi cama y me regalara otro espectacular baile como el que me dio en la sala de la casa. Se movía de una maravillosa forma, de derecha a izquierda suavemente, tocando su cuerpo por los costados, acariciando sus pequeñas tetas, acariciando sus dos nalgas con sus manos, frotándose con la palma de su mano el coño para luego meterse un dedito y chupárselo sensualmente. Gretita me estaba haciendo arder de deseo. Después del baile sensual se echó al filo de la cama con las piernas bien abiertas, las abrió para mí, metí dos dedos a su coño y le lamí su clítoris, con mis manos levanté sus piernas y las puse sobre mis hombros acariciándole los muslos y el culo mientras degustaba su coño. Me subí en ella luego para mamar sus ricas tetitas y con los dedos de mi mano jugueteaba con su coño, ella me abría sus piernas al máximo para que mis dedos la penetraran hasta lo más hondo de su coño y ella se daba gusto metiendo sus dedos en el mío. No quería dejar de probar su hermoso culo bien levantadito que lo tenía pues no había entrado ninguna verga por ahí, ni lo pensaba hacer, así que la volteé y la abrí de piernas para meter mi lengua y lamerle la raja del culo de abajo hacia arriba y deteniéndome en su ano para meterla por ahí.
Estábamos que disfrutamos Gretita y yo y al tener ese culo rico, un par de masitas bien formadas, gorditas, paraditas le di unos buenos azotes en las nalgas para luego mimar ese rico culo con tiernos besitos y lametones. Y mi calentura aumentaba exponencialmente, me puse de pie con las piernas abiertas a centímetros de la cama para que Gretita se ponga de rodillas y me comiera el coño, era lo que más me gustaba que me hagan mis amantes pero mi prima se me hizo la difícil y sólo me tocaba los bordes de mi coño con uno de sus dedos haciendo suaves contornos ahí, estaba exasperada por la falta de aprecio a mi coño y con mi mano izquierda la jalé de su cabello, medio ondulado y largo, unos centímetros hacia atrás de mi coño y con la otra le estampé dos fuertes cachetadas en la cara. Sentí como mi mano me ardía por la fuerza del golpe mientras Gretita me miraba absorta por mi reacción y pude observar como unas lágrimas corrían por sus mejillas pero la nena no decía nada sólo se dejaba hacer, así que sentada ella en el piso de la habitación la hice retroceder hasta el filo de la cama de modo que su cabeza golpeara con ella para aprisionar su cara contra mi coño. Me abrí de piernas lo más que pude y refregué mi coño en su cara, violé su cara con mi coño, refregándome de arriba hacia abajo y de lado a lado, sujetándome con la cama. Estaba tan excitada que me regué encima de ella, sobre su cara y se derramó a sus tetas, los últimos segundos después de esa corrida espléndida seguía moviéndome pero ahora suave y lentamente rescatando las últimas energías que me quedaban y de pronto me detuve aprisionando la cara de Gretita contra el filo de la cama y mi coño, que se hallaba aún sentada al piso de la habitación. Ahí me quedé quietita durante un minuto sostenida a la cama cuando sentí salir de mi coño un líquido transparente, me estaba orinando encima de mi prima y no tenía la intención de moverme de ahí hasta terminar de hacerlo. Le di una lluvia ácida a mi prima por todo su cuerpo.
Después de ello, la levanté y la conduje al baño para refrescarnos un poco, Gretita estaba hecha una niña obediente. Nos metimos las dos a la ducha y empecé a masajear su cuerpo mezclado mis manos con el agua y su cuerpo mirándonos a los ojos y ella lo intentaba en mis tetas sobándolas a placer, luego le di media vuelta y sus tetas quedaron pegadas a la pared del baño quedando su cara de costado con una de sus mejillas tocando la pared misma, seguí acariciando su espalda, mis manos subían y bajaban desde su espalda hasta su rico culo en un masaje relajador y hasta excitante. Me acerqué así a ella y puse mi boca en su cuello con la clara intención de mordérselo y lo hice arrancándole grititos de dolor al tiempo que uno de mis dedos se le metía en el culo con una torpeza salvaje que provocó el llanto contenido de la nena. Así con mi brazo sujetaba su espalda mientras con mi dedo taladraba su culo con una rapidez impresionante, se lo metía y se lo sacaba. Creo que en menos de sesenta segundos mi dedo entró y salió de su ano por lo menos unas doscientas veces. Tenía a Gretita que sollozaba ante a mi y decidí que su lección del día había terminado, así que le di media vuelta pegué mis pechos hacia ella, atraje su cara hacia mi con mis manos y le di un tierno, apasionado y cariñoso beso rodeando su espalda con mis brazos mientras que las suyas se agarraron a mi cuello correspondiéndome el beso, sus lágrimas mojaban mi cara y sus sollozos se convirtieron en gemidos de placer. El beso duró varios minutos, era el perdón que nos estábamos dando por aquel desencuentro en la habitación. Estando de pie, Gretita se arrodilló me abrió las piernas metiendo su lengua en mi coño, mojándome aún más las paredes de mi conchita y con su dedo pulgar frotaba mi clítoris haciéndome tiritar del gusto para luego meter sus dedos en mi coño y juguetear su lengua en mi clítoris puso sus dos manos en mis caderas y así se fue subiendo hasta que sus manos tocaron mis tetas para empezar a besarlas, lamerlas y morderla, jalándome los pezones con las yemas de sus dedos provocándome más placer. Abrí las piernas para que su coño quedara pegado al mío, ella refregó su coño al mío como si me lo quisiera deshacer. Así llegamos al éxtasis del placer y ella me abrazó fuertemente poniendo su cabeza sobre mis hombros, cerrando sus ojos media adormilada mientras el agua caía sobre nosotros. Entre el ruido del caer del agua se oía el susurro de Grethel:
- Te amo Angie, te amo.