Mi Prima Gemma VII
Sigue contando por favor le gimió Gemma mientras mirándola a los ojos llevaba su mano a la vagina de Pirsa que ya era de nuevo un mar de flujos al que se unía su mano junto con la mía.
Sigue contando por favor – le gimió Gemma mientras mirándola a los ojos llevaba su mano a la vagina de Pirsa que ya era de nuevo un mar de flujos al que se unía su mano junto con la mía.
– Pues nada – gimió entre cortaba ella que en ese momento mientras retomaba la historia sentía el placer que le estaba empezando a provocar Gemma con su mano y yo con la mía entre sus piernas.
Pirsa por un momento gimió de placer ante los embates de Gemma y míos en su coñito. – Tiene que ser algo muy bueno porque estas super mojadita, putita – le susurro Gemma. – Vamos cuéntanoslo – le susurro de nuevo Gemma.
En ese momento Pirsa incorporándose sobre mí, sin soltar mi miembro empezó a hablar. – Pues sí, que un dia en la playa os vi, como en el agua la mano de él – dijo refiriéndose a mi – estaba dentro de la braguita de tu bikini y tú con los ojos medio cerrados disfrutabas del dedo que te estaba haciendo él – confeso Pirsa. – Yo la verdad es que en un primer momento me sentí contrariada pero luego debo reconocer que me empecé a poner cachonda, muy muy cachonda de pensar que él te estaba tocando y me dediqué a observaros a una distancia prudencial – nos siguió relatando ella mientras no soltaba mi polla que masturbaba muy, muy, muy suavemente mientras con su mirada nos miraba todos.
– Tu debiste tardar en correrte unos quince minutos – susurro Pirsa. – Y luego vi como tu mano palpaba por encima del bañador la enorme polla del primo. – Esta enorme – oí como le susurrabas mientras veía como tu mano recorría todo el tronco de la polla del primo y disfrutabas de su tacto duro. En ese momento por suerte para mi estabais tan ciegos por follaros que no os disteis cuenta de que yo desde la colchoneta hinchable estaba como unos cinco metros por delante por vosotros y os observaba – nos siguió contando de nuevo ella.
Pirsa en ese momento miraba a Gemma algo intimidada por lo que esta nos estaba confesando. – Salisteis los dos del agua y en ese momento girando la colchoneta me dedique a observar cómo os mirabais mientras salíais del agua y como él colocándose detrás de ti era cubierto por tu cuerpo para que no se viese demasiado la empalmada que llevaba aunque yo la vi perfectamente y fui testigo en primera línea de la enorme polla que ya gastaba el primo en ese momento – continuo ella su relato mientras se deshacía de placer por el placer que le estaba dando Gemma que ya había metido dos dedos dentro del coño de Pirsa. – Sigue contando por favor – le pidió Gemma ahora en el tono más sensual que pudo.
– Salisteis del agua al percataros de que nadie de la familia estaba donde teníamos puestas las sombrillas y en ese momento Gemma trasteando en los bolsos de la playa saco dos toallas que os pusisteis por los hombros tapándoos hasta algo más por debajo de la cintura. Y os colocasteis detrás de las sombrillas – continuó relatando Pirsa. – Yo desde el agua gracias a que la marea estaba alta os veía desde la colchoneta entre las sombrillas y en ese momento vi como desatabas el nudo del bañador de Montero y como mientras su mano tiraba hacia abajo del elástico del bañador tu mano se metía dentro del bañador y agarraba firmemente su polla – gimió ella mirando en ese momento a Gemma aludiendo a que se refería a lo que ella me hacía a mí. – Vi como tu mano empezaba a pajear rápido su polla mientras nerviosa mirabas a todos lados y te mordías el labio susurrándole una vez más lo enorme que estaba mientras le gesticulabas y disfrutabais los dos de la maravillosa paja de la que yo estaba siendo testigo – gimió Pirsa.
–Me acuerdo de ese dia – le confesé yo. – En la playa del faro – le respondí a continuación mientras ella asentía con la cabeza. – Te juro que lo pensé, pero la paja que me estaba haciendo Gemma era tan buena que no quise parar – les confesé yo a todas.
– Os tengo que reconocer que en ese momento me quede paralizada viendo como la mano de Gemma agarraba esta polla y la pajeaba sin parar hasta que vi como él apoyaba su cabeza en el hombro de Gemma y como tu polla reventaba de placer manchando la mano de ella hasta el antebrazo con tu corrida. Te juro que ver como ella lamia el envés de su mano manchada con tu corrida me hizo correrme hasta dejarme sin aire sin tocarme para nada. Fue la mejor corrida que tuve hasta que me follaste bien follada hace un par de semanas – me confeso Pirsa clavando su mirada en la mía.
Gemma en ese momento sintió al igual que yo como Pirsa se orinaba de placer en nuestras manos. – Pero ahí no acabo la cosa, ¿verdad? – le susurro Gemma en ese momento mientras mordiendo su lóbulo la hacía disfrutar lo máximo posible de su corrida. – Eres adivina – respondió Pirsa. – Cuéntanoslo por favor – le pidió esta mientras besaba a Pirsa delante de todos.
Pirsa en ese momento retomo la historia. – Pues nada ese dia como estábamos al lado de casa de la abuela nos fuimos allí todos a comer – nos confeso ella. – Yo como os había visto disfrutar en la playa pensaba que era seguro que a medio dia, a la hora de la siesta, hicieseis algo más – nos continuó relatando. – Así que después de comer intenté no perderos de vista mientras todos recogíamos la mesa y poco después te oí como decías que te ibas a tu habitación – susurro Pirsa de nuevo mirando a Gemma. – Claro como tu, eras la prima mayor y todos te respetábamos nadie se atrevió a decirte nada – confeso Pirsa. – Y aparte también al ser la mas guapa de todas bebíamos todos los primos los vientos por ti, por lo que si aun haber recogido todo nadie dijo nada cuando nos dijiste que te ibas – susurro Gemma de nuevo.
– No me puedo creer que nos vieses follar – confeso Gemma. – Pues créetelo – le respondió Pirsa que en ese momento ya reaccionando llevo su mano a la vagina de Gemma empezando a masturbarla. – Vi como este coñito era taladrado por la enorme polla de él – susurro ella mientras suavemente retomaba mi polla. – Pues cuéntanosloooooo – le pedí yo que en ese momento sentía como me corría en la mano de Pirsa que continuando suavemente la paja dejo que me deslechase sobre su mano dejándola completamente pringada de mi.
Pirsa después de lamerse la mano delante de todos continuo la historia mientras Gemma amorrándose en mi polla la limpiaba de los restos de mi corrida oyendo, como de nuevo Pirsa retomaba la historia. – Mientras todos los padres, tíos y demás mayores se disponían a dormir la siesta yo espere lo que me parecieron horas para poder escabullirme sin que ninguno de los primos se diera cuenta – gimió ella que seguía siendo follada por Gemma mientras en su boca mi polla era limpiada por su lengua y ahora Raquel sentada al lado de su madre llevando su mano al coñito de su progenitora la empezaba a masturbar mientras su madre escuchando la historia empezaba a disfrutar de las caricias de su hija.
- El caso es que cuando pude me escapé mientras todos estaban viendo la televisión o se estaban empezando a dormir también – aulló Pirsa en ese momento que sentía un nuevo latigazo de placer. – El caso es que subí por la galería y al llegar al altillo me subí por el falso techo en el que me había escondido mil veces de pequeña cuando jugábamos al escondite y llegué a través de la cámara a tu habitación. Menos mal que el techo en casa de la abuela es de caña y pude ver entre las cañas como los dos tal y como había imaginado estabais juntos en tu habitación – confeso Pirsa antes de lanzarse a besar a Gemma y de nuevo correrse en nuestras manos.
Una vez que Pirsa termino de correrse de nuevo retomo la historia. – Como te digo, como pude rompí un par de cañas, con mucha paciencia y el mayor de los silencios ahogados entre vuestros gemidos y tumbada en el suelo pude veros como estabais. Ese dia él estaba de rodillas delante de ti mientras tu al borde de la cama con las piernas separadas dejabas que él se comiese tu coño. Te vi correrte dos veces antes de ni siquiera desnudaros – nos confeso de nuevo Pirsa. – Me encanto oírte gemir y ver como la cabeza de él desde arriba de vosotros yo veía como se movía mientras tú, dijo refiriéndose a Gemma le decía como te lo tenia que hacer. – Prima me duele la polla – le dijiste tu en ese momento a Gemma. – Vamos eso es que la tienes muy dura primito – le susurraste tu haciendo que se levantase y quedase de pie entre tus piernas mientras tu desabrochabas esta vez su bañador y lo dejabas caer al suelo – nos volvió a contar ella mientras un nuevo latigazo de placer recorría su espalda y yo sentía como de nuevo mi polla por el morboso relato de mi prima se volvía a poner dura.
Pirsa me miro y en ese momento me dijo – Me encanta como estáis haciendo que me corra – nos confeso mientras retomaba la historia. – Bueno el caso es que yo desde el falso techo os veía y en ese momento vi como la enorme polla dura que ahora tengo a mi lado aparecía al bajarse el bañador pegada a tu delgado cuerpo primo. Se veía espectacular enorme y dura preparada para ser atendida. – ¿Así que te duele la polla? – le preguntaste tu mientras tu mano se anillaba a su miembro. – Como no te va a doler si es que se pone enorme – le respondiste tu. – Es que mírala la cojo con mis dos manos y aún quedan espacio para que haya aquí una mano más – le respondiste. – Si prima, siempre que estas cerca, se me pone así – le respondiste tu. – Pues el tratamiento de estas dos te libérala de ese dolor – le dijiste tu mientras en ese momento quitándote la camiseta que llevabas dejabas a la vista tus preciosas tetas – nos continuó contando Pirsa. – Por un momento debo reconocer que tan solo de pensar que ese espacio que quedaba libre en tu polla podía ser ocupado por mi mano me corrí de nuevo sin tocarmeeeeeeeeee – gruño mi prima sintiendo en ese momento como una nueva corrida de ella empapaba mi mano.
– Así córrete prima – le susurre yo mientras en ese momento en frente de nosotros a menos de un metro mi prima Raquel hacia en su mano su madre de igual manera se corriese escuchando el erótico relato que Pirsa nos estaba narrando a todos.
Pirsa por un segundo espero a recuperar la compostura mientras la calentura de todos no hacia mas que aumentar y nos llevase a todos a masturbarnos y a seguir escuchando la historia de Pirsa. – Bueno el caso es que allí estaba Montero delante de ti entre tus piernas mientras tu sentada al borde la cama agarrabas su enorme polla con las dos manos y yo desde arriba oculta observaba como en ese momento tus manos empezaban a moverse por la polla de él. – No prima, me gusta mas con la boca – le dijiste tu en un tono apenas audible. Y en ese momento yo desde arriba observaba como tu boca prima empezaba a engullir el miembro de él mientras te tocaba las tetas. – Primito ya sabes que, si sigues tocándome así, me acabaras follando – le dijiste tu. Y entonces él te respondió – sabes que eso es lo que quiero – al tiempo que tu de nuevo volvías a meterte la mitad de la polla de él en la boca. – Prima me gustaría ver como te la tragas entera – le gruñiste tu en ese momento de nuevo susurrando. – Es demasiado grande – le dijiste tu en ese momento sacando la mitad de su miembro babeando saliva de tu boca y esta caía sobre tus hermosas tetas. – De nuevo ahí me volví a correr, aunque esta vez si que estaba haciendo un dedito mientras os miraba y caliente como no os imagináis de pensar que os iba a ver follar – nos confesó de nuevo Pirsa.
Jooooooooooooder que buenoooooooooooooo – aulló Raquel que en ese momento se corría gracias a la paja que le estaba haciendo su madre mientras todos escuchábamos cada vez más expectantes la historia de Pirsa.
El caso es que en ese instante cuando Gemma ví como la saliva de ella que rebosaba de la polla de él en su escote resbalaba por su pezón vi como os mirabais y como vuestras miradas hablaban de como os ibais a follar en ese momento. – Primo deja que me prepare – le dijiste tu mientras en ese momento te colocabas de rodillas en la cama. Él en ese momento demostrando que ya sabia de lo que iba la cosa se dejo caer boca arriba en la cama dejándome la mejor visión que pude tener de tu polla en ese momento.
– Desee en ese momento que el techo cediese y caer encima de ti – me confeso Pirsa.
– Y así vi como mientras tu te tocabas tu coñito con tu otra mano agarrabas de la base su polla y se la empezabas a chupar mientras yo desde arriba veía como tu cabeza subía y bajaba por el miembro de él. – Prima para que me voy a correr y quiero estar dentro de ti – le suplicaste tu. Y en ese momento ella dejando de chupártela ascendiendo por tu cuerpo empezó a besarte para dejarse caer a continuación a tu lado. – Mira – le susurraste tu. – Me tengo que meter bien, bien cuatro dedos para poder recibir tu enorme polla en mi coñito primo – le confesaste. – Si no me desgarraras mi vaginita – le confesaste mientras yo desde arriba tenía la mejor visión de vosotros dooooooooooooss – aulló mi prima junto con Gemma haciéndonos ver a los demás que se estaban corriendo.
Esta vez Pirsa continuo su historia sin demora. – Veros allí a los dos tumbados boca arriba mientras tu no perdías detalle de como ella se metía los cuatro dedos dentro de su coñito era super morboso y ver como tu polla se balanceaba al incorporarte para tener mejor visión de cómo ella se metía los dedos me hizo correrme de nuevo con la manita dentro de mi pantaloncito y desearte aún más. En ese momento tu te pusiste de rodillas y te colocaste entre las piernas de ella de nuevo mientras te acercabas lo mas posible a ella. – Prima quiero metértela, ¿puedo? – le susurraste tu en ese momento de nuevo enfilando tu polla al coño de ella. Gemma en ese momento sacando su mano llena de flujos de su coño los esparció por el comienzo de tu polla y mientras tu tirabas suavemente de él hacia ti vi como llevabas tu mano a tu entre pierna y como al encajar el glande, supongo, dejaste su polla libre que empezase a mover él su cadera y a clavarse lo mas dentro de ti. Oía como tu respiración se entrecortaba mientras te morías de placer al sentir como él se iba clavando dentro de ti centímetro a centímetro y le decías si debía continuar o retroceder y como hacer para clavarse hasta el fondo de ti. – Ves ese tope que notas ese es el que me hace morirme de placer cuando lo abres – le dijiste tu y en ese momento de un suave movimiento de cadera vi como el culo del primo se apretaba y juntando sus nalgas me dejaba entender como se clavaba por completo en lo mas profundo de ti.
– Me abres, me abres, me abres todaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa – aullaste tu mientras intentabas sisear y no gritar como una loca. Quédate, quédate, quédate – le susurraste tu mientras ponías tu mano en su culo y lo inmovilizabas mientras, ahora te corrías sin parar en la polla de él – susurro Pirsa mientras ahora tanto Raquel, como la propia Pirsa, Gemma y mi tía se corrían de nuevo.
En ese momento Gemma mirándome confeso – Esa fue la segunda o tercera vez que follamos y habíamos descubierto que cuando Montero se clavaba en mi útero era capaz de abrirlo y ese orgasmo era algo que me hacia mearme de placer sobre su polla y que de igual manera cada vez que se clavaba en mí, me hacía repetir ese mismo orgasmo con la misma intensidad una y otra vez – aulló Gemma mientras en ese momento no podía resistirse a besar a Pirsa y a continuación besarme a mí.
Pirsa retomo el relato mientras ya todos saciados salvo yo que seguía con mi polla dura como una estaca escuchando como Pirsa nos contaba cómo nos había visto follar a Gemma y a mi.
- Me encanto ver como en ese momento tu te corriste con la polla de él por lo menos cinco o seis veces más. Yo me corría con vosotros mientras os observaba desde el falso techo e imaginaba como seria de placentero sentirte clavarte en mi mientras te follaba mi chochito y os veía como os amabais – nos confeso Pirsa. – En ese momento llego lo mejor y mientras mi cuerpo sufría los estragos de las ocho corridas que llevaba mientras os miraba y a esto se unía en calor que hacía teniendo mi cuerpo bañado en sudor vi como él sacaba su polla de tu interior y haciendo girarte te follaba, pensaba yo, a cuatro patas – Joder como me vas a dejar el culo primo – le susurraste tu mientras yo en ese momento observaba ya no tan bien como el se clavaba en tu culo y llegaba hasta lo mas profundo de ti. – Es que me encanta follarte el culo prima – te susurro él mientras se clavaba en lo mas profundo de ti y tú le respondías – y a mí me encantas que lo hagas por que me haces correrme como si me jodieses el coño –.
Aquello si que me asombro ya que yo nunca me había planteado ya no ver si no ni siquiera presenciar el sexo anal. Pero allí estaba y veía perfectamente como toda la enorme polla de él entraba por completo dentro de tu culo. De tu precioso y redondo culo y lo follaba hasta el fondo mientras a ti te veía disfrutar y me daba cuenta de lo placentero que era para ti cuando yo pensaba que aquello debía ser de lo más doloroso y más con el tamaño que tenía el primo – gimió Pirsa que ahora era invitada por Gemma a sentarse sobre sus rodillas al tiempo que ella poniéndose por su espalda a la altura de su culo empezaba a preparar su culo. – Me lo vas a follar ahora primo? – me pregunto ahora a mi Pirsa. – Todo parece indicar que si – le respondí yo. – No vas a ser tu la que se lo folle cariño – le susurro Gemma mientras empezaba a comerle el culo a Pirsa.
En aquel momento Gemma lamia todo el culo de Pirsa y esta se deshacía de placer mientras mi tía y Raquel observaban la escena. – Va a ser una maravillosa penitencia por mirona – le dijo mi tía a su hija en ese momento. – Ya la tienes primo – me dijo Gemma después de dos orgasmos de Pirsa y sacando sus dedos empapados del ano de Pirsa que había dejado completamente abierto y lubricado.
Gemma me ayudo a colocarme en el hueco que quedaba cuando Pirsa elevo su cadera sobre sus rodillas y colocándome detrás de ella de igual manera, de rodillas, coloque mi polla en la posición perfecta para clavarme en su culo mientras Gemma enfrentando mi glande al culo de Pirsa espero a que esta empezase a bajar y su culo me fuese acogiendo para soltar mi polla. – Vamos putita empieza a bajar y termina de contar la historia – le pidió Gemma.
En ese momento Gemma bajando su cadera sintió como mi polla hacia la presión justo en el centro de su ano y continuando bajando su cuerpo empezó a provocar que suavemente su ano se abriese y empezase a acoger mi polla dentro de ella. – Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuf siento como me abre el culo – susurro Pirsa mientras continuaba moviéndose hacia abajo y clavándose mi polla en lo más profundo de ella mientras apoyando sus manos en el suelo delante de ella se apoyaba en las mismas para no perder el equilibrio.
– Sigue así mirona – le susurro Gemma. – ¿No es lo que deseabas? – le pregunto mientras lamiendo las tetas de Pirsa aumentaba su placer. – Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii – aulló Pirsa cuando sintió como mi polla hacia tope entre los cachetes de su culo. – Ya estas plenamente ensartada por el rabo del primo – le susurro Gemma ahora puedes continuar la historia mucho mejor le susurro Gemma. – Vamos sobrina sigue contándonos lo que viste – le susurro en ese momento mi tía que incorporándose hacia delante se quedaba a la altura de los pechos de Pirsa y empezaba a estimular sus pezones. – Si prima sigue contando que no veas como estoy de cachonda – le dijo de igual manera mi prima Raquel que incorporándose al otro pezón empezó también a chuparlo mientras su mano rodeando su pecho lo ensalzaba hacia arriba y su otra mano en busca de su clítoris lo estimulaba y preparaba su coño para dedearlo. – Fóllame con tres dedos primaaaaa – le pidió Pirsa en ese momento.
Raquel comenzó a follar a Pirsa como esta le había pedido y ella continuó relatando la historia mientras ella misma se empezaba a sodomizar con mi polla. – El caso es que me coloque mejor en el falso echo y quedando ahora en otro hueco por encima de vosotros veía perfectamente como la polla del primo entraba y salía de tu culo mientras eras tú, Gemma, la que se clavaba aquel enorme miembro de carne dura en lo mas profundo de tu culo mientras hacías círculos en tu clítoris con la mano y cuando finalmente te corriste y disfrutaste de tu tercer orgasmo anal te quedaste delante de él con la polla fuera. – ¿Te has jodido bien a la Tía Laura? – le dijiste tu en ese momento. – No sabes como he imaginado que era su culo prima – le respondiste tu primo. – ¿Has visto el culo que le hacia hoy el bikini que llevaba en la playa? – te pregunto Gemma a ti. – Me dan ganas de ir ahora mismo a su habitación a follarmelo – le respondiese tu. – Creo que esta durmiendo la siesta con la prima Raquel – le contesto Gemma. – Uuuf no me digas eso que ya sabes como me ponen las dos – le respondiste tu.
Por un momento entre vosotros se hizo el silencio.
Tu Gemma por un momento mas lo miraste y mientras de costado te ponías en frente de él empezando a mamar su glande a ratos le continuaste hablando. – ¿A quién más te gustaría follarte a parte de a ellas dos? – le preguntaste. – Antes de que me digas nada – le dijiste tu de nuevo. – Imagínate que vas a la habitación y ellas dos te reciben dispuestas a follarte – le susurraste tu mientras se la volvías a chupar de nuevo. – Imagínalo – le dijiste mientras tu mano recorría su nabo. – ¿Hay alguien mas con quien te gustaría estar? – le susurraste mientras él en ese momento temblaba de placer. – ¿Alguna de las tías?, ¿alguna de las primas?, ¿alguna de tus hermanas?, ¿alguna de tus amigas? – le fuiste susurrando tranquilamente mientras no parabas de castigar el borde de su glande haciendo que él en ese, ese, ese momento se corrieseeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee – chillo Pirsa en ese momento de igual manera explotando en un maravilloso orgasmo que la hizo alcanzar el máximo del placer haciendo que Pirsa tuviese un enorme orgasmo vaginal junto con un orgasmo anal al mismo tiempo que la llevaron al máximo del placer en ese momento haciendo que el mundo se parase para todos mientras la observábamos.
Por un momento todos nos quedamos parados observando como Pirsa disfrutaba de su demoledor doble orgasmo. Gemma se acerco a ella y tanto mi tía como mi prima Raquel volvieron a su posición. – Cuéntalo prima – le dijo en ese momento Gemma acercándose a ella. – Se que te has corrido por la respuesta que me dio él y quiero que tanto Raquel como la tía lo sepan – le susurro Gemma a Pirsa.
Esta en ese momento se giro para mirarme y yo asentí con la cabeza. – No debe haber secretos entre nosotros – le respondí yo.
– Esta bien – respondió ella que en ese momento poniéndose en horizontal a mi tía y a mi prima que estaban sentadas enfrente de nosotros la una al lado de la otra me invito a ponerme a horcajadas entre sus tetas y atrapando mi polla en su canalillo continuo la historia.
– Pues como os contaba Montero estaba enfrente de la cabeza de Gemma, de rodillas, mientras tan solo clavaba su glande en la boca de ella mientras esta a ratos le hablaba y ella en ese momento le masturbaba suavemente. – Dime, ¿te gustaría que estuviese alguien más? – le pregunto Gemma. – Si primaaaaa – gimió él al borde correrse ya. – Dímelo – le pidió ella antes de volver a mamársela de nuevo. – Dímelo que quiero oírlo antes de que te corras en mi carita primo – le susurraste antes de volver a mamársela una vez más. – Dime en la cara de quien te quieres correr – le gemiste tu de nuevo. – A quien quieres pringarle la cara con tu corrida – le susurraste de nuevo. – Sobre quien quieres descargar estos cojones llenos de lefa – le susurraste tu de nuevo. – Sobre la cara – susurraste en un primer momento. – Sobre la cara – y vi como todo tu temblaba lleno de placer. – Sobre la cara de la prima Isabeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeel – aullaste tú en ese momento empezando a soltar ríos y ríos de semen sobre la cara de Gemma – susurro Pirsa que en ese momento yo recordando la historia y viendo cómo se hacían realidad ahora mis sueños de juventud pajillera me corría escandalosamente sobre la cara de Pirsa llenando todo su rostro de semen tal y como había imaginado en el momento en el que Pirsa contaba la historia.
Mi prima aguanto imperturbable sintiendo como decoraba su cara con los latigazos de semen que arrojaba mi polla sobre su rostro y la dejaba completamente llena de mi semilla y a la vez se sentía liberada de un secreto que había aguantado por años.
Deje de correrme y aun por un momento más me quede rodeado de las tetas de Pirsa en mi polla viendo como los últimos goterones de semen se escurrían por en canalillo de mi prima que con una mirada brillante y llena de felicidad me miraba y me veía como yo delante de ella había disfrutado enormemente de la historia que nos había recordado. – No me puedo creer que no le contases nada a nadie – le susurre yo en ese momento cruzando mi mirada con la suya.
Ella me miro por un segundo mas y alegando que ya no podía correrse más nos confesó a todos – Lo que no sabes es que al escuchar que yo era tu objeto de deseo me corrí una vez mas; de una manera, tan intensa, que me hizo perder el conocimiento durante un buen rato. Y de igual manera lo que no sabes es que esa noche por primera vez en mi vida encerrada en mi habitación provista de dos pepinos, aceite y un bote de leche condensada me folle a mi misma por mi coño y por mi culo a la vez pensando en que entrabas en mi habitación y sin piedad ninguna me follabas sin descanso abriendo todos mis agujeros para finalmente correrte en mi cara después de follarme bien follada mi boca – me confeso ella mientras nos mirábamos y para nosotros en ese momento no existía nadie más .
Aquel dia, me corrí mas de veinte veces pensando en ti y desde ese dia te zorreé todo lo que pude, pero por desgracia no surtió efecto en ti y a pesar de que me rozaba contigo todo lo que podía, te enseñaba mi escote a cada oportunidad y te abrazaba para excitarte con mis tetas y te intentaba tocar la polla a cada ocasión no conseguí atraer tu atención ni ese verano ni ninguno de los siguientes – me confeso Pirsa.
– Yo lo siento, en ningún momento me di cuenta – le confesé a ella. – Primo en ese momento los ocho años que tenemos de diferencia se notan mucho – me confeso ella mientras yo veía como los hilos de semen de mi corrida se colaban dentro de su boca. – Ahora por fin te puedo sentir – me susurro ella mientras su lengua a continuación recogía los restos de uno de los trallazos de semen que había dejando lleno de mi semen su labio superior. – Y ahora por fin haberme venido a Madrid a vivir han dado sus frutos – me confeso ella. – Quiero que sepas que desde aquella noche supe que antes o después sería tuya – me continuó diciendo Pirsa. – Lo que nunca pude llegar a imaginar es lo feliz que seria de compartirme con todas vosotras – me confeso en ese momento ella mirando de igual manera a las otras tres participantes que se encontraban con nosotros. – Como te confesé se que no seré tan sexual como ellas – me susurro de nuevo mirándolas a todas. – Pero de igual manera se que puedo aprender a ser tan zorra y caliente como ellas y si llegas a satisfacerte como creo que lo he hecho ahora me sentiré satisfecha – nos confesó a todos Pirsa.
En aquel momento todos nos quedamos mirando a Pirsa. Aquella confesión de ella nos dejo a todos impactados. – Prima no tienes que ser ni más ni menos que nadie – le dije yo. – Ya te he dicho varias veces que me encantas como eres y no quiero que cambies por nadie – le susurre yo. – Lo mejor que nos pudo pasar fue que me pillases con Carmina en el restaurante hace unas semanas – le confesé yo. – Y quiero que sepas que estoy encantado de que vivas justo debajo de mi y poder contar contigo en mi vida – le dije antes de besarla.
Después de separarnos de aquel beso me quede mirándola mientras ya tenía mi cadera elevada para no aplastar a mi prima. – Ahora creo que ya sabes lo que toca para culminar, ¿no? – le dije mientras acercaba mi polla a su cara. – Tráela aquí que la limpie – me susurro ella mientras acercando mi polla a su boca Pirsa se dedicaba a limpiármela y a dejarla reluciente sin el menor rastro de corrida. – Me encanta como tu boca limpia mi polla – le susurre mientras veía como ella engullía mi polla y su lengua la recorría por completo recogiendo todos los rastros de mi corrida. – Me encanta mamar tu sable primo – me susurro ella al terminar.
– Y vosotras ya sabéis lo que toca – les dije mirando a las chicas. Ellas en aquel momento se lanzaron a besar a mi prima llenas de deseo y morbo con el que sus lenguas recogieron los restos de mi corrida en la cara de mi prima y de igual manera los restos de mi corrida que habían resbalado desde la cara de mi prima a sus pechos. – Eres preciosa – le susurro Gemma. – Y no debes sentirte jamás menos que nadie – le respondió mi prima Raquel. – Todas te queremos – le dijo mi Tía mientras las lenguas de las tres dejaban impoluto el cuerpo de Pirsa.
Tras terminar de disfrutarnos todos nos quedamos de igual manera desnudos como habíamos estado desde que hicimos cumbre y estuvimos hablando de lo divino y de lo humano. – Ahora, ¿Cómo bajamos? – me pregunto mi tía. – Podemos bajar haciendo rappel o podemos bajar por el sendero que tardamos como una hora y media – les respondí yo dejando a su elección lo que querían hacer.
Finalmente, ellas cuatro decidieron que preferían hacer el camino andando y además ya que estábamos así, decidieron que lo haríamos desnudos. Así fue como al rato de tomar la decisión y siendo ya las seis de la tarde decidimos emprender el camino de vuelta. – Menudo desfile – dije al ver como las cuatro desfilaban delante de mí. En ese momento yo empecé a caminar detrás de ellas. Pirsa iba justo delante de mi y en ese momento empezamos a hablar. – Espero que no te haya molestado nada de lo que he dicho ni he contado – me susurro ella. – ¡Que dices! – le respondí. – ¡Me ha encantado! – le respondí. – La verdad es que no me imaginaba que nos hubieses podido ver – le respondí. – Y la verdad es que me hubiese encantado haberme dado cuenta de lo que sentías y haber actuado de otro modo – le confesé. – A mi me hubiese encantado tener más valor y habértelo dicho todo – me confeso ella. – Sobre todo al año siguiente de estar con Gemma, te vi muy decaído y sabia porque era – me confeso ella mientras se paraba a mi lado y me abrazaba.
Nos quedamos allí abrazados un momento y de nuevo retomamos el camino esta vez cogidos de la mano. – La verdad es que ojalá me hubieses dicho algo – le susurre yo. – Lo que no sabes es que al verano siguiente tu fuiste la inspiración de todas mis pajas – le confesé. – ¿En serio? – me pregunto ella. – Si – le respondí yo. – La verdad es que tengo que confesarte que te espiaba mientras te duchabas y me pajeaba mientras te veía masturbarte en la ducha – le confesé yo. – Joder no me digas eso – me riño ella. – Yo lo siento, pero era así – le confesé yo a modo de disculpa. – No lo digo porque me moleste – me dijo ella haciendo que de nuevo me parase en seco. – Es que yo me pajeaba en la ducha pensando en ti – me confeso ahora ella a mí. – No me jodas – le respondí saliéndome del alma aquella respuesta. – Si – me respondió ella sonriéndome. – Que tontos hemos sido los dos – me dijo ella mientras seguíamos caminando. – Si menos mal que al final todo se ha resuelto para bien – le respondí yo. – Desde luego que si – me respondió ella. – Y además que sepas que la realidad ha superado cualquier sueño que pudiese tener contigo – me confeso mientras de nuevo me volvía a abrazar.
Por un segundo más me quede allí abrazado a ella y en ese momento no pude evitar susurrarle al oído – Quiero que sepas que para mí eres tan importante como las tres mujeres que caminan delante de nosotros ahora mismo – le susurre. – No quiero que nunca te sientas menos que ellas ni que sientas que eres menos sexual que ellas para mi eres tan diosa como ellas y disfruto tanto follando contigo como con ellas, ¿vale? – le susurre. – Me encanta que me lo digas – me susurro ella mientras veía como mi polla empezaba a reaccionar. – ¿Lo ves? – le susurre mientras los dos mirando hacia abajo veíamos como mi polla se empezaba a poner dura. – Es todo un halago – me respondió ella mientras sentía como su mano se posaba en mi miembro.
Seguimos caminando hasta el comienzo del sendero y una vez que nos aproximamos paramos a vestirnos. Me encanto ver como aquellas cuatro mujeres se vestían de nuevo y como entre ellas se ayudaban ahora a vestirse y a ponerse visibles.
Llegamos al coche cuando ya el sol se iba poniendo.