Mi Prima Gemma III
Por fin llega Gemma a pasar el día conmigo y no podemos evitar empezar a disfrutarnos. Solo tenemos 48 horas y saboreamos cada instante para ponernos al día. Espero vuestros comentarios y como siempre vuestros correos a laocultacion@gmail.com
Nada más llegar a la puerta de la señorial entrada de la oficina en pleno centro de Madrid vi a Gemma y me percaté de que hay personas que se vistan como se vistan y hagan lo que hagan desprenden un erotismo propio del que no se pueden despojar, aunque se pongan un saco.
Justo en frente de la puerta vi a Gemma que apoyada sobre uno de los coches que estaba aparcado en la calle. Estaba para comérsela allí mismo ella con su largo pelo negro, su piel blanca y una figura exquisita de la que era toda una señora y una mujer con todas las letras. Venia vestida en ese momento con una falda de tubo de color gris, medias negras y una camisa blanca con chaqueta juego que llevaba por los hombros, sin meter los brazos, con la falda y unos preciosos y elegantes zapatos de tacón.
Nada más verme salir por la puerta vi como su mirada al igual que la mía se iluminaba y viniendo en mi búsqueda los dos nos fundíamos en un abrazo ansiando para sentir el cuerpo del otro, al tacto, su olor y esa sensación olvidada de sentirnos. Nos quedamos, así como estábamos por lo menos un par de minutos mientras sentía en aquel momento como por fin sentía y ya no tenía que recordar en mis sueños a Gemma. – Por fin estas aquí conmigo – le susurre mientras ella me decía – hasta el domingo a mediodía nada nos separará – me susurro mientras sentía como sus labios rozaban suavemente mi cuello mientras ella se acomodaba en frente de mí.
Sentir sus labios me provoco un escalofrió de recuerdos que desemboco en la trampera de mi polla dentro de mi pantalón que hábilmente deje que se colase por debajo mi pantalón y llegase como siempre a mi ombligo tapado por mi camisa de vestir, que, no obstante, no pudo disimular el contorno de mi polla ascendiendo casi hasta el segundo botón de la elegante camisa de vestir que llevaba.
Ella mientras aun permanecíamos unidos y gracias a que ella llevaba la chaqueta abierta haciendo que esta me tapase a la altura de mi cintura y por lo tanto ocultase mi erección, aun abrazados a la altura de la cintura noto en su cadera hasta su esternón la dureza de mi miembro. – No sabes las ganas que tiene de saludarte – le susurre cuando ella me miro hablándome con la mirada que sentía mi miembro contra ella. – Y no sabes las ganas que tengo yo de saladura – me susurro ella mientras muy cerca de mí, sus labios terminaban de recorrer el espacio que nos separaba y los posaba de nuevo en mi mejilla mientras oculta por sus labios su lengua jugueteaba por mi piel al mismo tiempo que sentía como sus dedos corazón e índice ocultos por la chaqueta que nos tapaba a ambos colándose por los huecos que había entre botón y botón entrando levemente por mi camisa de vestir hacían contacto con mi miembro y recorrían suavemente arriba y abajo mi glande haciéndome quedar al borde de la eyaculación. – Chupa tus dedos y notaras el sabor de Pirsa, Raquel y Laura – le susurre yo mientras ella ahora separándose de mi se llevaba sus dedos a la boca y me mostraba como nos saboreaba a todos. – Uuuuuuuum me encanta – susurro ella.
Por un segundo más nos miramos y ella me susurro – Vámonos de aquí o me pierdo – mientras empezábamos a andar. Decidimos dar un paseo y por las calles del barrio de Salamanca comenzamos nuestro camino. Íbamos andando el uno al otro y a pesar de que mi prima me iba poniendo al dia de su vida apenas lograba escucharla. Tan solo con sentir como de manera descuida su mano rozaba con la mía o como al invitarla a pasar entre dos personas o salvando un obstáculo tocaba su cadera o como parados en un paso de peatones su mirada se clavaba en la mía sentía una excitación como nunca antes había sentido.
– No estás conmigo – me susurro mi prima divertida en mi oído. – La verdad es que no – le confesé. – No puedo evitar estar más cachondo de un mandril al tenerte a mi lado – le susurre en el oído. – Solo puedo notar lo dura que tengo la polla ahora mismo – le confesé de nuevo a ella que me respondió – Acabas de hacerme mojar las bragas – me susurro dejando sus labios a dos centímetros de los míos mientras me percataba como pasábamos desapercibidos entre el gentío que caminaba como siempre con prisa por el centro de Madrid.
En ese momento sentí como su cadera se pegaba a la mía haciendo presión y como ella era consciente de la dureza de mi polla. – Joder como estas – me dijo sintiendo como mi miembro se clavaba contra ella duro a mas no poder provocando que ella se mordiera con excitación su labio inferior mientras clavaba su mirada en la mía. – Estamos más necesitados de lo que pensaba yo de follarnos ya – me susurro ella. – Lo mas sencillo seria irnos a un hotel – me susurro ella mientras yo en ese momento pensaba ya a que hotel podríamos ir a follarnos. – Pero no seriamos nosotros – me respondió ella.
En ese momento la poca sangre que tenía en mi cerebro me hizo percatarme de que estábamos al lado del Corte Ingles de Serrano. – Vamos – me dijo agarrándome de la mano e internándonos en el edificio demostrándome como siempre que era ella la que llevaba la voz cantante.
– O nos desquitamos o no podremos ni hablar – me dijo Gemma mientras subíamos por las escaleras mecánicas. Llegamos a la planta de ropa de hombre en la tercera planta y buscando los baños públicos entramos en el de hombres también. – Quiero que me folles – me dijo Gemma que en ese momento ciega de lujuria entro al baño sin comprobar si había alguien o no.
Directamente nos encaminamos a uno de los cubículos y cuando en ese momento por fin estuvimos solos Gemma me beso dándome muestra clavando su lengua en mi boca lo cachonda que estaba. – Vamos fóllame – me dijo mientras apenas separaba su boca de la mía a la vez que desabrochaba mis vaqueros y su mano se introducía dentro de mi pantalón. – Joder que ganas tengo de esta polla – susurraba mientras sus manos manipulaban mi pantalón y haciéndome sentarme sobre la tapa del wáter ella se sentaba sobre mí y apartando sus braguitas tras subirse la falda y se clavaba mi polla en su coño. – Joooooooooooooooooder que gustazo primo – gimió mi prima en mi oído mientras de una estocada se clavaba algo más de la mitad de mi polla dentro de ella.
Ahora pasando sus manos entorno a mi cuello mi prima continúo moviendo su cadera mientras mi polla cada vez se enterraba más y más dentro de ella. – Joder que gustazo – seguía gimiendo ella mientras se movía como una serpiente sobre mí. – No sabes cómo te he echado de menos – susurraba Gemma mientras por fin mi polla empezaba a entrar y a salir de ella.
Sentía como Gemma clavada sobre mi ahora se separaba y mirándome con la boca medio abierta y la mirada perdida me demostraba que estaba tanto o más deseosa que yo de sentirme. – Me encanta volver a tenerte dentro de mi – me susurro ella mientras mirándome no dejaba de moverse. – Joderrrrrrrrrrrrrrrrrr – me dijo mientras sentía como por primera vez se corría para mí. – Necesito que me folles – me gimió Gemma demostrándome que aquello no era más que el comienzo. – Quiero sentirme tuya – me susurro mientras desencajándonos ella ahora se apoyaba contra la pared y separando las piernas me invitaba a clavarme en ella mientras manteniendo la falda elevada con sus manos dejaba a mi vista su precioso culo esperando a que ahora fuese yo el que hundiese mi polla dentro de ella sintiendo como al tenerla por completo enterrada en ella mi cadera se apoyaría en su culo apretándolo contra ella. Si, era algo que a los dos nos encantaba y nos ponía cachondos a mas no poder.
Yo no dude un segundo y levantándome me puse de pie detrás de ella y empecé a clavarme en el interior de Gemma acuchillando su coño con mi polla mientras mi mano derecha castigaba su clítoris y mi mano izquierda manoseaba sus pezones al tiempo que girando ella su cabeza nos besábamos. – Joder esta polla está hecha para mi coñoooooooooooooooooooooo – gimió Gemma que se volvía a correr por segunda vez para mi mientras yo esta vez no paraba de follarla. – No sabes como mi polla anhelaba tu conejo – le susurre sin dejar de poseerla.
– Joder que bueno – decía ella ahora mientras su mano acompañaba a la mía en la masturbación a su clítoris y mi prima me regalaba su tercer orgasmo. – Joder que enorme y dura polla tiene mi primo pequeño – susurraba Gemma mientras se colocaba en la mejor posición que nos permitía aquel cubículo a fin de que mi polla entrase lo más profundo posible dentro de ella. – Vaya pedazo de polla dura tienes primo – gemía Gemma justo en el momento en el oímos como la puerta de los aseos se abría. – Así me la pones tu – le susurre yo en ese momento sin pararme. Pero no penséis que aquello nos detuvo. Los dos estábamos tan deseosos del otro que la presencia de otra persona tan solo hizo acrecentar nuestro morbo y clavándome aun con más fuerza en el coño de Gemma sentí como mientras aquel desconocido en el cubículo de al lado orinaba mi prima se corría para mí de nuevo dejando que sus flujos testigos del gran orgasmo que acababa de tener le corriesen pierna abajo.
– Mas fuerte sigueeeeeee – gimió mi prima en mi oreja mientras ahora se ponía a cuatro patas sobre la taza del wáter. – Se una buena prima y sube la cadera – le susurre al sentir que tenía que encorvarme demasiado para poder follarla de nuevo.
Me coloque detrás de ella para retomar la follada mientras tiraba de su cadera hacia arriba, me prima quería que ordenase yo en ella, y en ese momento Gemma al sentir la punta de mi polla a la entrada de su vagina bajando una pierna de la tapa de la taza al suelo obtuvo la suficiente fuerza para ser ella ahora la que empezase a clavarse mi miembro dentro de ella mientras sentía como la alojaba de nuevo por completo en su interior y yo de nuevo me agarraba a sus tetas para sentirla lo más posible y ella llevando su mano a su coño se masturbaba para tener un nuevo orgasmo. – Me encanta como nos follamos – me susurro Gemma mientras parando por un segundo, era yo el que la empotraba sin piedad dentro de ella viendo como su cuerpo cimbreaba para mí por mis acometidas.
Seguí allí mientras sentía como el sexto orgasmo de Gemma se apoderaba de su cuerpo y mi polla estaba tan dura que me dolía. – Cariño necesitas correrte – me susurro Gemma mientras sentía como no paraba de follarla y mi polla estaba cada vez más dura. – Dámela – me susurro mientras me invitaba a parar y saliéndome de ella se sentaba en la tapa del wáter para empezar a chupármela.
Allí de pie en unos baños de un Corte Ingles del centro de Madrid estaba yo aquel viernes mientras empezaba a sentir como la boca de mi prima que era casi veinte años mayor que yo empezaba a mamar mi polla después de habérmela follado y provocarle siete orgasmos.
– Te la voy a chupar como la mejor puta que hayas conocido – me susurro mi prima mientras su dedo pulgar recorría con gran placer mi glande. – La puta, de tu prima mayor te va a comer la polla – me susurro Gemma mientras yo llevando mis manos a su cabeza la hacía acercarse a mi polla a fin de empezar a comérsela. – Vamos deja de hablar y cómeme la polla, coño – le dije lleno de deseo, placer y lujuria acumulado de tantos años.
Ella, entendiéndome perfectamente lo que necesitaba en ese momento, muy sumisamente se dejó llevar mientras sentía como sus labios hacían contacto con mi glande y al igual que follarme su coño sentía como la boca de mi prima era capaz de alojar por completo toda mi polla dentro de su boca y su garganta mientras sentía con gran placer como su lengua ensalivaba todo el tronco de mi polla. – Joder nunca he ido de putas, pero a zorra no hay ninguna como tu – le susurré cuando sentí como mi glande traspasaba su campanilla y su nariz se apoyaba en mi pubis. – Eres la mejor de todas – le susurre mientras dejaba allí toda la extensión de mi polla alojada dentro de su boca. – Uuuuuuuum – gimió ella mientras sentía como su lengua jugaba con la base de mi polla y veía como la punta de su lengua asomaba para puntear mis huevos.
Poco a poco fui sacando mi polla de su garganta y de nuevo volvía a clavarme dentro de ella mientras mi prima mirándome mantenía estoica su posición y a la vez que recibía mis acometidas en su boca veía como se hacía un dedo para mí.
Ahora la miraba a los ojos y le decía – Desde luego a nadie mejor que a ti pude entregarle mi virginidad prima – le susurre mientras estaba allí de pie delante de ella y ella a su vez permanecía sentada delante de mí con más de quince centímetros de dura polla dentro de su boca. – Y no hubo nadie mejor para entregar la virginidad de mi culo, mi boca y mis tetas, que tú, primo – me respondió ella que en ese momento sentía como un demoledor orgasmo se apoderaba de ella.
En aquel momento mientras Gemma se clavaba tres dedos dentro de su coño y castigaba su clítoris al mismo tiempo sintió como se meaba de gusto mientras se corría al mismo tiempo para sí misma presa del placer y del morbo que nos unía cada vez que estábamos juntos. – Quiero tu lefa en mi boca yaaaaaa – gruño mi prima mientras de nuevo retomaba la mamada que me estaba haciendo y ahora en una sincronización perfecta al mismo tiempo que me pajeaba mamaba mi polla llevándome por fin al deseado momento de correrme para ella.
Mi prima era toda una experta en hacerme llegar a correr como a mí me gustaba y que habíamos aprendido a llevarnos a complacernos aquel verano en el que follamos todos los días por lo menos tres veces cada dia. – Vamos primo quiero que me des toda tu corrida – me susurraba Gemma que ahora ya solo estaba dedicada a darme placer. – Vamos primito dale a la puta de tu prima todo lo que llevas en tus huevos – me susurraba mientras me pajeaba. – Tengo hambre de ti – me gimió mientras ya viendo que mi corrida estaba cerca se lanzó a mamarme la polla esperando a que me corriese dentro de su boca. – Vamos desde los catorce años sin probarte – me susurraba ella mientras me pajeaba. – Ahora con veinte que vas a cumplir anda que no tendrás lefa en estos huevos para mí – me continúo susurrando ella. – Para tu zorra, la zorrita de tu prima – me susurro. – Si quieres lefa, lefa tendrás – le susurre.
Cosa que ocurrió poco después desencadenando una gran corrida que exploto en su boca y que ella estoica como sabía hacerlo recogió por completo no dejando escapar nada. – Desde luego nos teníamos ganas – me susurro mi prima después de tragarse dos cargamentos de semen que llenaron su boca por completo sintiendo yo como me vaciaba por completo dentro de la boca de mi prima, mirándome a los ojos, la descarga de semen que acaba de depositar en su boca.
- Jooooooooooooooooooooooooooooooooooder gracias – dije cuando por fin después de correrme y sentir como a continuación la lengua de Gemma había estado lengüeteando toda mi polla hasta dejarla relajada y limpia como una patena Gemma me dejo escapar de su boca. – Gracias a ti por satisfacerme siempre primo – me susurro ella mientras poniéndose de pie se recolocaba las braguitas que llevaba y acomodándose la falda y quedándose sin sujetador lo guardaba en el bolso para prepararnos para salir del baño.
Mi prima por un momento hizo amago de salir del baño. – ¿Donde te crees que vas? Puta – le susurre mientras ella me miraba con una sonrisa maliciosa llena de morbo. – Como bien has dicho te folle todos los días durante el verano en el que tenía catorce años tres veces cada dia – le continúe hablando mientras de nuevo desabrochaba su elegante camisa. – Y llevo esperando a que reaparezcas en mi vida cuatro, casi cinco años – le continúe diciendo mientras llevaba su mano a mi polla. – Si crees que con un simple “polvillo” me vas a desquitar es que no estas lo suficientemente jodida – le susurre mientras su mano que ya empezaba a masturbar de nuevo mi polla me empezaba a colmar de placer. – Solo son las doce de la mañana – le dije mientras mi dedo corazón e índice empezaban a follarla de nuevo. – Así que ya puedes ir demostrando lo buena puta que eres y continuar – le susurre mientras ya de nuevo mi polla estaba dura.
En aquel momento mi prima me miro con cara inocente. – Primo me has estado follando estoicamente duramente durante cuarenta y cinco minutos – me gimió ella mientras su coño que era un océano de flujos se deshacía en mis manos. – Llevo sin sentir un hombre casi dos años – me susurro ella en ese momento con un brillo de morbo en sus ojos que me indicaba que era real lo que me acababa de decir. – Pues prepárate que de aquí sales bien follada – le susurre mientras agarrándola del brazo fingía obligarla a internarse aún más en el cubículo de aquel baño para continuar follándola. – Como tú digas – me susurro ella dejándose llevar mientras yo la hacia ponerse de nuevo apoyada en la cisterna y levantando su falda guiaba mi polla haciéndome el torpe entre sus piernas llevando la punta de mi pene a su perineo fingiendo no saber como clavarme en ella. – Déjame que te ayude – gimoteo ella en una mezcla de teatro que estaba haciendo y excitación que estaba sintiendo al rememorar aquel verano.
Aquello fue glorioso, sentí que aquel momento, era uno de los mas morbosos de mi vida al sentir como la mano de Gemma se enroscaba en mi polla y guiándola a su vagina se la colocaba para, ayudada de su cadera, empujar hacia mi y provocar que mi miembro empezase a hundirse de nuevo en el interior de mi prima. – Joder como me gusta estar dentro de ti – le susurre. – No sabes como me encanta a mi sentir como mi coño se abre para ti – gimoteo tartajeando ahora Gemma para mi dejándome notar como de nuevo se corría para mí. – No se lo que tiene esta polla que me vuelve locaaaaaaaaaaaa – gruño de nuevo ella llena de placer mientras sentía como sus líquidos bañaban mi polla mientras mi prima dejaba tan solo mi glande dentro de ella sintiendo como su vagina se contraía para mi rodeando y estrujando con gran placer la parte de mí que estaba dentro de ella.
De nuevo empecé clavarme en mi prima mientras sentía como mi polla estaba a cada momento mas y mas dura. – Joder – gemí cuando sentí como de nuevo todo aquel “mare magnum” de recuerdos y sensaciones de aquel verano se hacían reales para mi de nuevo. Aquellas sensaciones que ya solo recordaba en mi mente cuando me pajeaba las tenía allí de nuevo y las sentía a través de mi miembro en el interior de mi prima, de igual manera en el culo de mi prima cuando me apoyaba por completo dentro de ella, ver como su pelo caía por sus hombros o como su cadera cimbreaba para mi o sentir su mano en mi cadera que según se ponía en una posición u otra me indicaban si ella quería que aumentase el ritmo o lo bajase.
En aquel momento sentí como mi prima giraba su cara y mirándome me decía – Deja de recordar y vívelo que estas aquí follándome – gemía ella entre los embates que sentía en su interior mientras mi miembro se alojaba y salía por completo de ella. – Tienes razón – le respondí – pero no puedo evitarlo – le respondí. – Entonces será mejor que yo te folle – me respondió ella siendo yo ahora el que se sentaba en el wáter y ella colocándose sobre mi se empezaba a clavar mi polla sin parar dentro de ella.
Yo me deje caer sobre la taza del wáter dejando en ese momento que el hueco que quedaba entre nosotros me permitiese ver su cuerpo desnudo. – Pajéate para mí – le susurre mientras veía como ella sobre mi cabalgaba mi polla. Ella en ese momento obediente se empezó a acariciar su clítoris para mí. – Así, ¿te gusta? – me pregunto ella sumisa. – Date más placer – le susurre mientras ella empezaba a mover más rápido su mano y de igual manera acariciaba con la yema de sus dedos mi tripa. – Te voy a tener que follar yo – le susurre. – Tú mandas – me respondió ella. – Soy tuya – me susurro mientras acercando su cuerpo al mío de nuevo nos empezábamos a besar. – Solo quiero tu perdón – me susurro ella mientras no paraba de cabalgarme y ahora inclinados como estábamos hacia atrás sentía como mi glande rozaba por completo todo el interior de su canal vaginal y de igual manera castigaba su punto g. – Venga se una buena zorra y sigue – le susurre. Ella espoleada por mis palabras aumento el ritmo y en ese momento entre temblores sentía como mi prima llegando a su límite se corría para mí.
Ella reanudo la follada ahora completamente recta sobre mi y con mi polla clavada por completo dentro de ella Gemma solo se movía ahora adelante y atrás mientras de nuevo sentía como mi miembro castigaba sin piedad su punto g haciendo que de nuevo mi prima con mi polla clavada dentro de ella se corriese de nuevo agarrada a mis hombros. – Once corridas llevo ya primooooooooooooo – me aulló ella ahora mientras sentía como el coño de mi prima tenía unas contracciones bestiales en las que succionaba por completo mi polla. – Tu coñito tiene hambre de polla – le susurre a mi prima mientras ella sobre mi se dejaba llevar por su maravilloso orgasmo. – No primo, no te equivoques – me dijo ella. – Mi coño nunca ha dejado de tener hambre de ti – me gimió ella sin dejar que mi miembro saliese de ella. – Ninguna polla me ha dado tanto placer como la tuya – me susurro de nuevo ella mientras era consciente de nuevo que estábamos en unos baños públicos en los que llevábamos mas de una hora y cuarto follando sin parar.
– No pienses por llegar a tu undécima corrida voy a parar – le susurre en ese momento en el que levantándome mientras ella aun disfrutaba de su orgasmo sentía como la elevaba del suelo y apoyándola contra la pared continuaba clavándome dentro de ella y así prolongaba su orgasmo. – Jodeeeeeeeeeeeeeer me vas a matar de placer – me gimió ella que ahora apoyando su cabeza en mi hombro y enroscando sus piernas a mi cadera se dejaba por completo poseer por mí. – Te quiero matar a polvos puta – le susurraba yo de nuevo mientras no paraba de fundirme con ella. – Sigueeeeeeeeeeeee – gimió ella que ya abandonada completamente al placer se dejaba llevar poseída por el placer y el morbo de nuestro reencuentro.
Gemma disfrutaba de mi miembro dentro de ella mientras yo la taladraba sin parar y ella agarrándose a la parte de arriba de los cubículos y a mis hombros alternando entre un sitio y otro se apoyaba para ser ella la que de igual manera me follaba o realmente intentaba follarme a mí. Me encantaba tener allí sujeta a mi prima por las piernas mientras en volandas ayudados por la pared del cubículo sin piedad mi prima y yo nos follábamos. – Vamos primito dale tu premio a mi coño – me susurro ella. – Quiero que me llenes con tu corrida – me susurraba ella. Quiero sentir como mi coño rezuma tu semen – me susurraba ella. – Así ahora mientras vayamos a donde sea podre meter mi manita en mis bragas disimuladamente y seguir llevando tu corrida a mis labios – me susurraba ella cuando en ese momento le hice sentir como clavándome en lo mas profundo de ella me derramaba por segunda vez en dos horas de sexo desenfrenado dentro de ella. – Joooooooooooooder estoy sintiendo como me llenas de semennnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn – gimió ella mientras sentía como los espasmos de mi polla la llenaban sin parar una eyaculación tras otra.
Supongo que mas por instinto que otra cosa cuando termine de correrme dentro de ella algo me impulso a clavarme una vez mas en lo mas profundo de su ser y a continuación ella poniendo un pie en el suelo obtuvo la suficiente sujeción para bajarse de mi viendo como en ese momento una parte de mi corrida salía de ella. – Uuuum ahora veras lo guarra que soy para ti – me dijo ella mientras recogiendo los pegotes de semen que salían de ella los repartía por sus pezones y sus pechos y lo que no se quedaba pegados a ellos los llevaba a su boca. Por un segundo más Gemma se aseo para mi y luego dejando mis restos por su cuerpo se puso de nuevo toda su ropa interior en su lugar y a continuación su falda de tubo y su camisa y su chaqueta.
- Gracias por follarme, joderme y poseerme como nadie más que tú, sabe hacer – me susurro mi prima en ese momento indicándome con un beso en los labios lo agradecida que estaba y lo que lo había disfrutado.
Asegurándome de que no había nadie que nos pudiese ver, salimos del baño público y de nuevo nos incorporamos a la vida pública por decirlo de alguna manera mientras sentía que por fin era capaz de mantener una conversación con Gemma.
En ese momento mi móvil vibro y vi que era un mensaje de Bea. – Si quieres esta noche nos hacemos un cine – me ponía. – Podemos ir con Gemma – me decía a continuación en otro mensaje. – Me parece una idea perfecta – le respondí yo. – Nos podemos ver en el cine de Gran Vía a las ocho de la tarde yo ahora me voy a acostar un rato – me ponía en otro mensaje acompañado de corazones y besos. – Ok, a las ocho nos vemos – le respondí yo mientras Gemma apoyada en mi hombro me susurraba que se moría de ganas de conocerla.
Así fue como en ese momento Gemma y yo nos dimos cuenta de que era la una y media de la tarde y estábamos en el Corte Ingles de Serrano donde la verdad a ninguno de los dos nos apetecía estar. – Si quieres podemos ir a la oficina recojo el coche y nos vamos a Gran Vía a comer en el área Gourmet. – Si que tengo ganas de sentirme urbanita – me susurro ella dándome a entender que estaba harta de campo.
Salimos del centro comercial y nos encaminamos de nuevo calle arriba hacia la oficina y esta vez era capaz de escuchar lo que me comentaba Gemma. – Ahora si me escuchas, ¿no? – me susurro ella jocosa viendo que ahora sí que era capaz de seguir la conversación. – Pues más o menos, que no te creas que no me distraen esas tetas llenas de mi corrida que llevas debajo de esta hermosa camisa que me muero de ganas de arrancarte – le respondí haciendo que ella se riese y se pusiese cachonda a partes iguales en ese momento. – No me hagas reírme que tengo el estómago lleno de ti primito – me respondió ella mientras en ese momento llegábamos a la puerta de la oficina.
Justo en ese momento nos cruzamos con mi Tía Laura que acompañada por Magda salían de la oficina. – Hombre que bueno verte – me dijo esta mientras se acercaba a darme un beso y yo le presentaba a mi prima Gemma. Poco después de una conversación amena Magda se despidió de nosotros mientras dándome dos besos me susurraba – No sabes lo que me ha gustado chupar tu corrida del coño y las tetas de tu tía, aunque lo que añoro es tu polla clavada en mi coño, llámame – sentencio rápida en el tiempo que tardaba en fingir un beso en mi mejilla.
Tras despedirse de nosotros ni un segundo más tardo mi prima Raquel en aparecer al lado nuestra mientras se acercaba a saludarnos. – Mi nueva oficina esta solo dos calles más arriba – nos confesó Raquel mientras dándole dos besos Gemma, esta la felicitaba por su nuevo ascenso. – Oye si no tenéis prisa nos tomamos algo los cuatro – les dijo Gemma a ambas mientras estás accedían y los cuatro nos encaminábamos al bar que había al lado de la oficina.
Nada más entrar nos sentamos en una de las mesas que había en la terraza y mi tía disculpándose fue un momento al baño acompañada por Gemma. Mientras Raquel y yo nos quedábamos solos en la mesa después de pedir. – ¿Que tal con Gemma? – me pregunto Raquel mientras yo le contaba como habíamos sido incapaces de cruzar palabra mientras habíamos llegado al Corte Ingles de Serrano por pura inercia y nos habíamos follado en los baños de la tercera planta. – Es normal que con la primera mujer que estuviste y siendo tan cercana te desarmes por completo primo – me susurro ella. – A mi contigo me pasa también – me confeso ella. – Y eso que tú y yo solo nos hacíamos pajas con dieciséis años – me confeso ella. – Y al igual que mi madre contigo – me confeso ella. – Ya has visto que puedes hacer lo que quieras con ella – me confeso de igual manera mi prima mientras probaba el refresco que le habían puesto.
En ese momento no pude más que darle la razón mientras le confesaba lo afortunado que era de tenerlas a ambas para mí y mientras mi prima y yo estábamos sentados tuve la sensación de que aquellas dos mujeres tardaban demasiado en volver. – Espera que voy a ver qué pasa – me susurro Raquel levantándose y desapareciendo en el interior del local.
Paso un rato hasta que vi como mi tía Laura aparecía por la puerta del restaurante viniendo a sentarse a mi lado. Vi como la mirada de mi tía estaba perdida y su respiración aún se estaba normalizando. – Menuda lengua y dedos tiene esa muchacha – me susurro mi tía mientras aún se recomponía. – ¿Habéis follado? – le pregunte. – No, ella me ha follado y ahora se está jodiendo a tu prima – me confeso mi tía mientras vertiendo el contenido del refresco se refrescaba. – Tita tienes los pezones en punta – le susurre a mi tía al oído mientras pinzándolos con los dedos de mi mano derecha los sentía aun duros. – Desde luego sois dos demonios, tal para cual – me susurro mi tía riéndose. – Menos mal que esta del puerto solo sale cada dos semanas – me confeso mi tía. – Ha hecho que tenga los mismos orgasmos que tengo contigo por el culo y el coño al mismo tiempo sobri – me dijo ella. – Aunque me encante su lengua siempre preferiré tu polla sobrino – me confeso ella ya empezando a recuperar la compostura.
Ese fin de semana desde luego se planteaba morboso y excitante, aunque la verdad con Gemma a mi lado no esperaba nada diferente. – Luego hemos quedado para ir al cine con Bea – le dije a mi tía por si quería apuntarse. – Te lo agradezco, pero quiero descansar que mañana nos vamos todos a la sierra a pasar el dia – me dijo mi tía. – Recuerda que yo estoy más cerca ya de los cincuenta que otra cosa y después de anoche y esta mañana y lo de ahora mismo necesito recuperarme – me confeso mi tía mientras divertida apoyaba su cabeza en mi hombro. – Ya les gustaría a muchas de veinte joder como tu tita – le dije yo a ella mientras ella me miraba orgullosa y deseosa de tenerme de nuevo. – La verdad es que anoche fue fantástico – le confesé a ella mientras habiendo desabrochado uno de los botones de su camisa y echado suavemente sobre ella metía mi mano por debajo del sujetador y tocaba su pecho. – A mí me encanto sobri, la verdad es que para mí fue nuestro mejor “encuentro” – me respondió ella. – Siempre sabes cómo superarte sobri – me susurro ella ruborizada. – Por cierto, de tu huella de esta mañana no queda nada, Magda se ha comido todo y lo poco que ha quedado ahora se lo ha comido tu prima Gemma – me susurro ella mientras disfrutaba de mi magreo. – Tu prima lo ha lamido todo de mi igual que yo de ella – me confeso mi tía refiriéndose a mi corrida de esta mañana en el parking y de la que le había dejado a Gemma hacia un rato en sus tetas.
Por un rato más seguimos allí hablando de lo que podíamos hacer mañana y mi tía me surgió ir a la loma blanca en la Pedriza y escalar “la moneda” que era una pared de piedra plana de unos quinientos metros fácil de escalar y de pasar el dia arriba de la montaña. Yo le dije que me parecía una idea estupenda.
No sé deciros en tiempo lo que tardaron en salir mi prima Raquel y mi prima Gemma del baño, pero cuando salieron los hielos de sus consumiciones estaban ya derretidos por completo. Se sentaron de nuevo con nosotros y mientras Gemma tenía una sonrisa de plena satisfacción Raquel parecía agotada. – Siete veces – me susurro Raquel mientras la miraba esperando a saber que le había pasado. – Yo nueve – me respondió Gemma muerta de risa. – Yo siete también – confeso mi tía que desde luego ya estaba más recompuesta que cuando había salido del baño. – Joder me has dejado agotada – le dijo Raquel a Gemma. – Desde luego no pareces hija de mi hermana – le confeso mi Tía Laura a mi prima Gemma. – Por cierto, tita que te manda recuerdos – le susurro está muerta de risa.
Por un momento más estuvimos allí sentados disfrutando de la bebida y a las tres de la tarde Gemma y yo nos despedimos de ellas quedando en mi casa al dia siguiente a las ocho de la mañana preparados para irnos a la sierra todos juntos. – Decidle a la prima Isabel que mañana me la como a ella que es la que me falta – le susurro Gemma acercándose a ambas. – Que no hago nada con nadie que no seáis vosotros – dijo mi prima refiriéndose a mi tía Laura a mis primas Raquel, Isabel y a mí – y vengo con más hambre que el perro de un ciego – susurro Gemma. – Pues desde luego de aquí te vas saciada – le dijo mi prima Raquel. – Si entre los doce orgasmos que he tenido con él y los nueve que he tenido con vosotras, por ahora, me voy poniendo al dia – le dijo Gemma mientras mirándome a mi metía su mano por el escote de la camisa de Raquel y amasaba su teta sin dejar de mirarme a mi tanto Raquel como Gemma. – Ahora a Isabel la llamamos Pirsa – le dijo mi Tía Laura. – Me parece un nombre precioso por la unión de Prima e Isabel, ¿no? – le susurro Gemma justo antes de besar a mi tía en la boca. – Puta – le dijo mi tía cuando los labios de mi prima Gemma abandonaron la boca de mi tía. – Con vosotros siempre – le respondió Gemma mientras nos encaminábamos al parking a recoger el coche.
Nada más bajar al aparcamiento Gemma me confeso que se había lanzado a follarse a mi tía porque esta mientras hacía pis le había empezado a contar a ella como anoche mi tía y yo nos habíamos pegado un polvo estupendo de tres horas mientras le contaba como había sido mi primera vez con ella.
Y Luego cuando había aparecido Raquel había estado de espectadora viendo como ella se follaba a su madre. – ¿Entre ellas se lían sin ti? – me pregunto Gemma en ese momento llena de morbo. – Yo he follado con ellas al mismo tiempo – le confesé – y sé que Raquel y Pirsa se lían – le susurre mientras subíamos al coche. – Y yo sé que todas las mañanas pasan por tu polla todas las que pueden – me confeso Gemma mientras tocando mi polla por encima del pantalón me miraba llena de deseo. – Me ha encantado follármelas a las dos – me confeso Gemma. – Y me ha encantado las dos folladas que me has dado primero tu – me dijo Gemma quien en ese momento me enseño en el móvil como Raquel la acababa de incluir en el grupo de WhatsApp que teníamos.
Yo en ese momento la mire y le susurre – ya eres una de mis “esposas” –. – Es todo un honor, aunque prefiero ser una de tus zorras – me susurro ella mientras aun sin apartar la mano de mi polla sentía como esta se empezaba a poner dura de nuevo.
En ese momento arranque el coche y saliendo por la rampa del garaje Gemma me confeso como hacía unos meses viendo que volvía a España desde Alemania había empezado a hablar con la Tía Laura y que de las conversaciones vía WhatsApp habían pasado a las llamadas de teléfono y de ahí a las video llamadas.
Me confeso Gemma que había ido tomando mucha confianza con nuestra tía y que esta la había apoyado mucho cuando le empezó a contar las sospechas de los cuernos de su marido y luego como lo había corroborado. Y como a pesar de que lo había corroborado había tenido una gran discusión con parte de la familia ya que le aconsejaban que lo mejor por el bien de los tres niños que Gemma tenía, era no divorciarse. – Así que ahí me tienes a mi – me confiesa ella. – Con tres niños, muy, muy, muy mal follada, muerta de frio en Alemania y viendo como el cabrón de mi marido se follaba a su secretaria escuchando como la familia me pedía que no me separase – me confesaba ella empezando a llorar. – La tía Laura fue de las pocas que me apoyo y me ayudo – me confeso ella. – Me tenias que haber llamado – le respondí yo. – No – dijo ella en ese momento. – No después de como me porte contigo – me confeso ella. – Me moría de vergüenza por cómo me comporte – sentencio mientras se acercaba a besarme.
- Aquellas semanas de amargas llamadas y lágrimas pasaron finalmente a llamadas llenas de cariño y recuerdos en la playa donde todo era tan fácil cuando pasábamos allí los veranos y después de varias llamadas de ese tipo pasaron poco a poco a hablar de mi hasta que finalmente en una de aquellas largas conversaciones – me contaba ella. Gemma le confeso a mi tía que los rumores de que ella y yo habíamos estado muy unidos eran verdad y que llegados a una confianza máxima mi prima y yo nos habíamos convertido en las habladurías de todos al estar todo el dia juntos a pesar de la diferencia de edad que teníamos.
Gemma le confeso a mi tía que era verdad que durante aquel verano además de estar muy unidos como primos que éramos, habíamos sido amantes y ella me había enseñado a hacer de todo. – Aquello dejaría a la tía sin palabras – le dije yo. Gemma por un momento se quedo callada mientras era consciente como su mente recreaba para ella aquel momento.
– Primo no te creas que la respuesta de la tía fue ruborizarse – me confeso ella. – La tía Laura me confeso que yo había hecho realidad su sueño y que estaba cachonda – me confeso Gemma mientras sentía como su mano ascendía de mi rodilla hacia mi cadera. – Me confeso que se fijaba en ti en la playa y veía como el bañador marcaba tu polla – me susurraba Gemma quien en ese momento me miraba excitada recordando aquella conversación. – Desde luego somos de la parte caliente de la familia – me respondió ella.
– ¿Es tan grande como parece? – le preguntaba mi tía. – Y más – le respondía Gemma. – No sabes cómo me gustaría verla – le gemía mi tía Laura que en ese momento no podía evitar mientras oía hablar a Gemma tocarse su coño por encima de sus bragas. – Me estoy poniendo cachonda solo de pensarlo sobrina – le confesaba mi tía Laura. – Enséñamelo – le susurro ella por última vez mientras Laura veía como en su teléfono aparecía una video llamada. – Tita déjame ver tu coño encharcado y te cuento más cosas del enorme rabo que tiene el primo – me seguía contando Gemma. – No te imaginas como estaba en aquel momento – me susurraba Gemma si la tita estaba cachonda yo en ese momento creía que me iba a morir si no veía el coñito de la tía y clavaba algo en el mío – me confesaba Gemma en ese momento.
– No, con eso ya no me puedo conformar – le gemía ella – quiero que me ayudes a tenerlo en mi cama – le confesaba la tía a Gemma. – Fóllate para mí con algo grande que tengas en casa y vemos cómo podemos hacer realidad tu caliente sueño tita – le confesaba Gemma mientras le decía de igual manera que luego ella debía ayudarla a que entrase de nuevo en mi vida. – Esta bien putaaaaaaaaaaaaaa – se rendía mi tía mientras para Gemma a través de una video llamada mi tía se corría mientras sus cuatro dedos chapoteaban en su coño y mi tía le confesaba a Gemma que era la primera vez que se corría para una mujer y que era de igual manera la primera vez que lo hacía a través de una video llamada.
Gemma por un segundo retiro su mano cuando fue consciente de que estábamos llegando a la puerta del parking de El Corte Ingles de Gran Vía.
Y una vez que nos introducimos en el parking siguió contándome la historia. – Primo no pasaron más de un par de semanas para que la tía subiese a Berlín a verme. Estuvimos casi tres días encerradas en una habitación de un hotelito en el campo en la que lo único que hicimos era que yo le contaba cómo me follabas aquel verano y ella mientras le daba caña a mi coño y al mismo tiempo al suyo. Primo no sabes cómo nos follamos ese fin de semana con todo tipo de artilugios y dedos y cuando salimos de esa habitación hicimos la firme promesa de que las dos te tendríamos en nuestra cama – me susurro Gemma mientras había sacado mi polla del pantalón y había empezado una maravillosa paja.
Por un segundo, no pude más que mirarla, allí a mi lado en el asiento del copiloto y al verla allí pajeándome no pude más que decirle – Chúpamela – viendo en ese momento como su boca se inclinaba sobre mí y acercando sus labios a los míos Gemma empezaba a besarme llena de pasión. – No sabes cómo te he añorado estos años – gimió Gemma entre nuestras bocas. – Solo quiero ser tuya – me susurro mientras en ese momento su boca iba en busca de mi miembro y empezaba a engullirlo. – Jooooooooder que gusto – le susurre mientras sentía como mi polla entraba por completo dentro de ella. – Zorra, no lo olvides – me susurro ella diciéndome como tenía que llamarla sacando mi polla de su boca mientras volvía a retomar la mamada. – Sigue puta no me digas como tengo que hablar – le gruñí mientras ahora era yo el que me clavaba en su garganta mientras empujaba su boca hacia abajo a fin de estampar todo mi rabo dentro de su caliente boca.
Por un rato más seguimos dentro del coche, me encantaba sentir como la boca de Gemma engullía toda mi extensión a la vez que yo me dedicaba a follarme con mis dedos su coñito y sentía como mi polla estampada en su campanilla ahogaba sus gemidos.
Pero cuando oímos como el guarda de seguridad se acercaba en una motillo de esas pequeñas a nosotros nos vestimos lo más rápido que pudimos y nos bajamos del coche. – Como me gusta estar contigo primo – me dijo Gemma encaminándonos al ascensor mientras pasando su mano por mi cadera y mi abdomen Gemma sentía la mitad de mi polla por encima del pantalón. – De verdad, que no sabes lo que me gusta – me susurro con su mirada encendida de lujuria.
– Que ganas tengo de follarte – le susurre mientras ya subidos en el ascensor la abrazaba por la espalda y apoyaba toda mi erección en su culo. – ¿Tienes ganas de follarte mi culo? – me susurro ella mientras lo apretaba contra mí. – Claro que si recuerda que fue lo primero que me jodí de ti – le susurré. – Fuiste quien me lo desvirgo – me susurro ella poniéndome aún más cachondo de lo que estaba. – Que antes de aquel verano apenas había hecho nada, pero tú no sabes lo que despertaste en mi – me susurro ella.
En ese momento se giró y mirándome me confeso – Creo por lo que me cuenta la Tía Laura yo antes de aquel maravilloso verano contigo era morbosa como Pirsa, pero contigo me desate por completo por el morbo de acostarme con un primo hermano al que le doblaba más que la edad – me confeso Gemma. – Tu para mí al igual que yo para ti fuiste el primero y el que desvirgo muchas partes de mi cuerpo como mi culo, mi boca, mis tetas, mi cara y con el que me abrí a nuevas experiencias de tríos, sexo en público, en las playas y demás – me confeso ella.
Por un segundo nos quedamos callados mientras la puerta del ascensor se abría y salíamos a la planta ático en la que se encontraba la sección gourmet. Tan solo poner mi mano entorno a la cintura de Gemma sentí de nuevo un pinchazo de excitación que se reflejó en mi pene. – Es solo tocar tu cintura y no puedo evitar imaginarte a cuatro patas mientras te follo el coño y el culo a mi antojo – le susurre a Gemma en el oído. – Uuuum me encanta la idea – me susurro ella de igual manera mientras llegábamos a uno de los restaurantes en los que nos podíamos sentar a comer.
– A mi contigo me pasa lo mismo – me confeso Gemma mientras nos sentábamos y gracias a que la mesa de al lado estaba vacía gozábamos de cierta intimidad. – Solo con sentir tu mano en mi cadera imagino que la siento entre mis piernas, profanando mi culo mientras tu miembro taladra mi boca y me muero de gusto – me susurro ella. – Y lo que ya tengo claro es que solo quiero hacerlo con vosotros – dijo refiriéndose a mí y a mi tía y mis primas.
Por un segundo más paramos para mirar la carta y decidimos que comer. – Y cómo te planteas la vida ahora – le pregunte a mi prima. – Pues la verdad es que ahora mismo ya con los cuarenta encima he cambiado más de lo que puedas imaginar – me susurro ella. – La verdad es que me gusta vivir en Cádiz tener allí a los niños con mis padres que pueden ayudarme mucho y venir a ser tuya cada dos semanas de la manera más primitiva y sexual que quieras tu – me susurro ella.
– ¿Y tú? – me pregunto ella a mí. – Pues la verdad es que aún me quedan cosas por hacer – le susurre. – ¿Sabes que me he matriculado en la carrera de turismo?, Quiero complementarla con la de empresariales, la de derecho, la de Económicas y la de Publicidad que ya tengo – le dije. – Me lo paso genial trabajando con la tía y además me acaba de hacer socio de la empresa – le continúe contando.
En ese momento ella me sonrió porque ya sabía dónde quería ir. – Como sabes acabo de comenzar una relación de pareja con Bea – le susurre. – Si ya me ha contado la tía como la conocieron en tu casa y se presentó a todas – me confeso Gemma mientras su mano jugueteaba con la mía y yo recordaba la orgia que nos habíamos montado en casa empezaba a notar como su pie empezaba a subir rozando mi pierna. – La verdad es que tengo ganas de conocerla – me confeso Gemma. – Y yooooo – le respondí sintiendo como su empeine hacia contacto con mi miembro por debajo de la mesa. – Sois más parecidas lo que puedas imaginar – le confesé mientras ella a mi respuesta arqueaba la ceja. – La duda entonces es si podrás con dos lobas – me susurro ella. – Llámame loco – le susurre mientras acariciaba su mano y de igual manera llevaba el dedo gordo de mi pie derecho a la altura de su clítoris donde empezaba a moverlo a la vez que ella se agarraba a la mesa. – Pero me muero de ganas de intentarlo – le confesé.
Ella en ese momento agarrada a la mesa me miraba con los ojos abiertos y sentí como su excitación aumento exponencialmente cuando la camarera nos trajo los platos y yo no deje de masturbarla. Ella sutilmente levantando su falda con un movimiento muy rápido tapo mi pie dejándolo pegado directamente a su braguita y tapado por la tela de su falda.
Empezamos a comer después de regalarle a mi prima un nuevo orgasmo que mientras se corría para mi veía como frente a mí a menos de medio metro sentía ganas de aullar y confesar como a todos los presentes como éramos incapaces de estar diez minutos sin meternos mano.
- En breve vendré más de seguido a Madrid, ¿sabes? – me susurro ella mientras comía la pasta que había pedido. Ver como Gemma se comía sus macarrones no solo era ver como comía, si no, sentir su pie masturbando grácilmente mi polla a la vez que me enseñaba como chupaba y lamia cada macarrón. – Eres una zorra – le dije cuando sentí como un nuevo espasmo de placer invadía mi cuerpo. – Que va nene – me dijo ella sonriente. – Ya te he dicho que no soy una zorra, soy tu zorra – me susurro ella mientras sentía como yo de nuevo volvía al ataque de masturbarla con mi pie. – Y desde luego me encanta ver como sabes cuidar de tu puta – me susurro ella mientras de nuevo sentía como ella se dejaba llevar por el placer que yo le daba.
Por un segundo más Gemma me miro y de nuevo dirigió su mirada al espacio que nos rodeaba. – Solo veo sitios en los que podemos follarnos – me susurro ella mientras de nuevo su pie recorría mi glande. – Para – le pedí mientras dejaba su pie quieto entre mis piernas. – Me muero de ganas de clavarte mi polla – le susurre. – Y yo de que lo hagas – me susurro ella mientras pidiendo la cuenta a la camarera dejábamos dinero de sobra en la mesa y salíamos corriendo de allí.