Mi Prima Ciega 01

Hace unos meses mi prima quedó temporalmente ciega, por lo que aprovecho la situación para espiarla y verla desnuda, pero ella al darse cuenta lejos de ofenderse me pide hacerla mía.

Hace algunos meses mi prima Paula sufrió un accidente que la dejó temporalmente ciega, desde entonces todos hemos tratado de adaptarnos a dicha situación. Paula es más que mi prima mi mejor amiga, desde que éramos niños jugábamos juntos ya que los dos somos hijos únicos y prácticamente de la misma edad, yo soy mayor solo seis meses y por la cercanía de nuestros padres siempre convivimos juntos y a pesar que vamos a universidades diferentes eso no impide que usualmente compartamos tiempo juntos, claro una relación normal entre primos o amigos, sin nunca ir más allá.

Ella siempre ha sido muy alegre y extrovertida, pero su actitud cambió drásticamente desde hace unos cinco meses, cuando al tratar de tinturarse su larga cabellera negra, parte de los químicos cayeron en sus ojos provocándole graves daños. Aunque los doctores dijeron que pudo ser peor y que no perdería la vista, si tendría que llevar los ojos vendados durante mínimo seis meses para que estos se recuperarán y que bajo ninguna circunstancia podría quitarse los vendajes.

Esto provocó que mi prima se aislara de todo el mundo, y no solo físicamente sino también emocionalmente, pues de aquella chica divertida, alegre y jocosa ya no quedaba nada, ahora su actitud era triste e introvertida, pues a sus veinte años esto era como si le cortaran las alas para realizar todos sus sueños. Rara vez salía de su casa y cuando lo hacía era con su mamá o con alguna de sus dos únicas amigas que se quedaron a su lado. Por mi lado, la visitaba usualmente para tratar de alegrarla y distraerla, pero cada día sentía más que a Paula le disgustaba mi presencia y que no quería sentirme a su lado, pero aún así me negaba a abandonarla.

Una tarde que fui a visitarla me encontré solo con su mamá, que aunque iba de salida me invitó a pasar. Mi tía me dijo que Paula había salido con Fernanda, su mejor amiga y que no tardaría en regresar, y cómo yo era de completa confianza mi tía me dijo que me podía quedar a esperarla, que sería bueno que acompañará a Paula durante la tarde ya que ella llegaría hasta cerca de media noche al igual que su marido y que no le gustaba que Paula se quedará sola. No me negué a la petición de mi tía, así que me senté en el sofá de la sala a esperar a que Paula llegará, mientras mi tía se iba dejándome solo.

Después de estar varios minutos sentado esperando a mi prima me quedé completamente dormido y solo me desperté cuando escuché ruidos en la habitación de Paula. Me levanté del sofá y caminé hacia donde supuse estaba Paula, lo hice en completo silencio con la intención de sorprenderla, ya que imaginaba no se había percatado de mi presencia. Pero al llegar a la puerta de su habitación yo fui el que se llevó una gran sorpresa. Mi prima estaba de espaldas a mi, prácticamente desnuda, solo permanecía con un sujetador negro y unas braguitas blancas tipo cachetero, prendas que no tardó en quitarse. Después de dejar toda su ropa sobre la cama se giró dejando su hermoso cuerpo desnudo por primera vez ante mi vista, yo estaba excitado a más no poder e incapaz de emitir algún sonido, me deleitaba con la visión que me estaba dando mi prima bajo el amparo que me daba su ceguera temporal.

Era la primera vez que veía a mi prima desnuda, y aunque solo fueron escasos segundos, pude detallar cada centímetro de su anatomía, mi prima es alta y de cuerpo delgado, cabello largo color negro natural que resalta el blanco de su piel, con unas tetas aunque medianas muy redondas y firmes, con unos pezones cafés claros del tamaño de la yema de un meñique, pero lo que más resalta es su culito, un culito redondito y respingón que junto a sus largas piernas deja embelesado a cualquiera. Al verla así, algo dentro de mi cambio, era la primera vez que la veía como mujer y no como mi prima. Mis bajos instintos me impulsaban a deleitarme y hacer mío ese coño peludo que exhibía mi prima ante mi sin siquiera darse cuenta.

No pude evitar seguirla mientras se dirigía al baño ubicado en su habitación, con el mismo sigilo que un ninja caminé detrás de ella sin apartar mi vista de su hermoso trasero. Creyéndose sola y bajó la intimidad que su casa le ofrecía, Paula no sintió necesidad de cerrar tanto la puerta del baño como la mampara de la ducha, por lo que el espectáculo que estaba a punto de ofrecerme sería inimaginable. Tras colocarse unas gafas de buceo que utilizaba al bañarse para proteger las vendas de sus ojos, abrió la ducha y comenzó a mojar todo su cuerpo, ver cómo el agua caía y recorría todo su cuerpo centímetro a centímetro me hizo excitar aún más, al enjabonarse no pudo evitar tocarse su coño, que exhibía una prominente mata de pelo negro y rizado, dándose el placer que necesitaba y yo quería ofrecerle en ese momento, una de sus manos apretaba uno de sus pechos mientras la otra seguía en su coño, pero ahora metiéndose un par de dedos dentro de su vagina ya encharcada, yo no pude aguantar más y sacándome la verga de mis pantalones comencé a pajearme viendo el espectáculo que me daba mi prima. El morbo de la situación y los gemidos de mi prima que iban en aumento junto al chapoteo de sus dedos dentro de su coño provocaron que me corriera en pocos minutos.

Fue ese el momento en que recobre la cordura y fui consciente de lo que estaba haciendo, de lo mal que estaba al espiar a mi prima aprovechándome de su discapacidad, así que salí de su habitación y dirigiéndome a la puerta principal hice el ademán que acababa de llegar, he de aclarar que mis tíos me habían dado una copia de la llave por si en algún momento necesitaba entrar a su casa y aunque nunca la había utilizado está sería supuestamente la ocasión de hacerlo.

  • Paula, estás aquí?...- Grité desde la sala con la intención que mi prima notara mi presencia.

  • Estoy en el baño, dame un minuto ya salgo… - Me contestó ella desde su habitación.

Me senté en el sofá a esperar que Paula regresará, pero mi nerviosismo era evidente y si no lograba tranquilizarme hasta Paula se daría cuenta. Pero no podía evitar pensar y recordar las imágenes de mi prima desnuda, bañándose y masturbándose, y de nuevo tenía una erección considerable bajo mis pantalones.

  • Hola Pipe, cómo estás? … - Dijo Paula al llegar a la sala. Se había puesto un short negro que dejaba sus largas piernas a la vista y una blusa blanca sin mangas del mismo color, y su cabello lo había recogido en una cola de caballo, haciéndola ver aún más alta.

  • Hola Pau… Estoy aquí… - Le dije tratando de ubicarla.

  • Si lo sé, percibo el olor de tu perfume…- En ese momento no supe si fue mi imaginación o mi prima dió a entender que se había dado cuenta de mi presencia desde mucho antes, pero en todo caso mi nerviosismo aumentó… - Y que haces aquí?

  • Vine a visitarte, pero me encontré solo a mi tía y me dijo que tú habías salido, pero que me recomendaba que te cuidara, así que decidí ir a dar una vuelta mientras regresabas y acabé de llegar… - Yo no paraba de hablar tratando de justificarme y tejer una excusa perfecta, y evitar que mi prima sospechara.

Nos sentamos a hablar en la sala, pero de nuevo notaba la actitud fría de mi prima, como si quisiera que yo me fuera, solo que ahora no sabía si era porque se había dado cuenta que la había estado espiando. Sin embargo, el destino nos tenía preparada otra sorpresa, después de unos minutos de estar platicando, Paula se ofreció a preparar algunos bocadillos, y al levantarse y dirigirse a la cocina tropezó con mis pies cayendo sentada en mi regazo, sintiendo inevitablemente mi erección que no había menguado.

  • Lo siento - Le dije al notar que ella se había percatado de mi erección

  • Disculpame tu a mi, aún no termino de acostumbrarme y sigo tropezando en todo lado, soy una tonta. - Me respondió poniéndose en pie

  • No digas eso, al contrario te has adaptado muy bien. Yo fui el culpable por atravesarme

  • Por suerte está vez tuve algo grande y duro para agarrarme… - Me dijo soltando una sonora carcajada

Lo siento… - Volver a disculparme tartamudeando

  • Que tanto me espiaste?... - Me dijo tras unos segundos de silencio

  • Cómo?... - Le dije simulando no entender a qué se refería

  • No te hagas el tonto, sabes de qué te hablo, ya te dije que puedo reconocer tu perfume en cualquier lado, después de todo yo fui quien te lo regalo. Cuando llegue a casa sentí el aroma pero tras no escuchar contestación cuando te hablé supuse que te habías ido.

Yo estaba sin palabras, mi prima me había descubierto, me sentía como la peor escoria, y no sabía cómo salir bien librado de esa situación, si mi prima le decía algo a mi tía o a mi mamá me vendría un problema monumental.

  • Cómo llegué cansada, me fui a mi habitación a darme una ducha… - Continuó ella hablando, mientras yo seguía pensando en que hacer…- Y como supuse que estaba sola en casa no ví necesidad de cerrar las puertas. Y solo fue cuando estaba bajo la ducha que volví a percibir tu aroma…

  • Lo siento Pau. No debí… - En ese momento me interrumpió y no me dejó seguir hablando.

  • Espera, déjame terminar… Y en ese momento no lo pude evitar pero comencé a masturbarme pensando que tú me estabas viendo mientras lo hacía. Fue el mejor orgasmo de mi vida. Cuando logré recuperarme ya no estabas y fue cuando escuché que cerrabas la puerta y me llamabas desde la sala…

  • Perdóname, por favor no le digas nada a mi tía… - Le dije sin comprender lo que ella me quería decir…

  • No estás entendiendo. El saber que estabas mirándome fue lo que me excitó. Pero me sentí rechazada y usada cuando noté que te habías ido del baño sin decir nada.

  • Que me quieres decir?... - Debí parecer un idiota en ese momento, mi prima me confesaba que yo la excitaba y que quería que yo diera el próximo paso pero lo único que yo hacía era pedir que guardara silencio.

  • Eres tonto o te haces… - Me dijo medio en broma medio enojada… - Te estoy confesando que me excitas, y que me gustas y no solo por lo de ahora sino desde hace mucho tiempo y tú me sales con que no le cuente a mi mamá que me estabas espiando… - En ese momento noté que la cara de mi prima se había puesto roja como un tomate, tras su confesión.

  • Me estás hablando en serio?.. - Yo seguía sin creer lo que estaba escuchando

  • Me gustas, he estado enamorada de ti desde que éramos adolescentes. Pero tú nunca te has dado cuenta. Es más, empiezo a creer que ni siquiera te parezco atractiva.

  • No digas eso, claro que me pareces hermosa, es solo que eres mi prima y nunca te había visto con otros ojos, hasta hoy que pude ver todo tu maravilloso cuerpo… - Después de la confesión de amor de mi prima lo único que podía hacer era sincerarme yo también…- Pero desde que tuviste tu accidente note que tu actitud conmigo había cambiado y pensé que ya no te gustaba pasar tiempo junto a mi.

  • Es solo que… que me sentía horrible y no quería que me vieras así… Me quedé ciega y no me sentía bien conmigo misma… - Me decía haciendo pausas para tranquilizarse y evitar llorar- No quería ser una carga para ti y que sintieras pena por mí, ni que me visitaras por lástima.

  • Claro que no es así. Yo lo hago porque me gusta pasar tiempo contigo, y ahora entiendo el por qué, tu también me gustas solo que me negaba a aceptarlo. Además sigue siendo muy hermosa, y ya pronto te van a quitar los vendajes. En un mes volverás a ser la misma de antes.

En ese momento me levanté del sofá en el que permanecía sentado y abrazándola fuertemente le di un beso apasionado que no tardó en corresponderme. La sujete de su cintura pegando su cuerpo contra el mío mientras seguíamos besándonos, mi lengua se abría paso entre su boca para jugar con la de ella, solo nos detuvimos un segundo para recobrar la respiración y una serie de besos recorrían cada milímetro de la boca del otro. Mientras mi mano acariciaba su tierna y delicada cara, la bese en el cuello y en su oído, susurrándole lo hermosa que era, ella me correspondía con suaves gemidos mientras me abrazaba por el cuello.

  • Vamos a mi habitación… - Me dijo llevada por su excitación.

Alzandola en mis brazos la lleve cargada hasta su cama, la recosté con cuidado y continuamos besándonos, mientras Paula me quitaba mi camiseta yo hacía lo mismo con su top blanco, dejando a mi vista un sujetador beige normalito. Comencé a magrearle una de sus tetas por encima del sujetador, mientras con la otra mano me iba quitando mis pantalones liberando mi verga de su encierro, las manos de mi prima recorrían mi espalda y mi cuello.

En ese momento sentia que mi verga iba a estallar y me pedía más, así que sacándole las tetas por encima del brassier comencé a recorrer sus pezones con mi lengua, que se pusieron aún más duros de lo que ya estaban. Mientras con mi boca me encargaba de su pecho derecho, lamiendolo y dándole pequeños mordiscos, con mi mano derecha me encargaba del otro, comprobando que mi mano abarcada la totalidad de este, lo amasaba con delicadeza para después pellizcarle con saña su pezón haciéndo que mi prima gritara de placer.

Después de jugar varios minutos con sus pechos haciéndola jadear como nunca pensé verla, me dirigí a su coño, estaba loco por volver a ver ese chocho peludo que tanto me había excitado hacía unos minutos cuando la espíe mientras se bañaba. Lentamente le quite su short gris de algodón dejándola con tan solo unas bragas de color lima, que denotaban una pequeña mancha de húmedad en la entrada de su vagina.

  • Pipe, espera, por favor… - Me dijo cuando intenté quitarle sus bragas.

  • Sucede algo?.

  • Nada, sigue, sigue… - Me dijo luego de un par de segundos, la calentura que tenía mi prima no le permitía detener aquella situación, le exigía más y más igual que a mí.

Lentamente le quite sus braguitas dejándola totalmente desnuda, me quedé quieto en silencio contemplando el hermoso cuerpo de mi prima, nunca había notado lo perfecta que era. De su entrepierna salían una gran cantidad de jugos que quedaban impregnados en su pelambrera, que mostraban lo excitada que estaba. Quería llenarle su coño con mi verga, quería hacerla mía, eternamente mía.

  • Espera, Pipe… No lo hagas... - Me dijo cuando sintió que estaba a punto de clavar mi verga en el fondo de su vagina… - Soy virgen y todavía no estoy preparada para que lo hagamos…

  • Está bien, como quieras… - Le dije completamente cabreado, pues no quería quedarme con las ganas de follarmela y menos ahora que me confesaba que era virgen…

  • No te enojes, te prometo que tú serás mi primer hombre, pero no hoy… - Sus palabras me tranquilizaron un poco, es más me volvieron a calentar, Paula me confesaba que quería que fuera yo quien la desvirgara… - Pero por ahora puedo hacerte una mamada para que no te quedes con las ganas…

  • Me estás hablando en serio?... - Le pregunté asombrado, pues si nunca me había imaginado tener a mi prima desnuda ante mi, mucho menos lo había hecho haciéndome una mamada…

  • Pero tienes que enseñarme a hacerlo, nunca he hecho una antes…

Y sin esperar respuesta, Paula se levantó de la cama y colocándose de rodillas mientras se guiaba con sus manos tomo mi verga y la llevó hasta su boca, primero dándole pequeños besos a la punta, lamiendo con algo de inseguridad todo el tronco para finalmente meterla en su boca. Aunque al inicio solo se metió la mitad de mi verga, estaba seguro que no era la primera vez que lo hacía, pues su destreza no era la de una novata, su lengua recorría todo el glande mientras iba metiendo y sacando su boca, haciéndome sentir sensaciones que nunca antes había imaginado. Estaba a punto de estallar, si mi prima seguía con ese ritmo le iba a llenar toda la boca con mi leche.

  • Eres una experta con tu boca, ahhgggg… No creo que sea la primera vez que haces una mamada… ahhggg… - Le dije entre jadeos mientras la sujetaba por su larga cabellera indicándole la velocidad con que siguiera sus movimientos

  • Es la primera vez que le hago sexo oral a un hombre… - Me dijo deteniendo su espectacular mamada, esbozando a la vez una sonrisa pícara…

Tras unos minutos en los que perdí la noción del tiempo con la mejor mamada que me habían hecho en la vida estaba a punto de estallar, y así se lo hice saber a mi prima. Pero ella no hizo ningún intento por retirarse ante mi inminente corrida, soportó cada chorro que golpeaba con fuerza en su garganta, hasta llenarle la boca. Al terminar de correrme y sacar mi verga de su boca llena de mi leche, un pequeño hilo de saliva mezclada con mi esencia salió de su boca, el cual ella apresuró a limpiar con su mano evitando que cayera a la cama. Paula se levantó inmediatamente de la cama y se dirigió hacia el baño con las mejillas infladas y la boca aún llena de mi leche, una vez allí escupió toda mi corrida en el inodoro, por mi lado, aún seguía sentado en la cama recuperándome de esa excelente corrida.

  • Lo siento, pero no pude tragarlo… Me dió algo de asco… Nunca había probado el semen… - Me dijo Paula al regresar del baño…

  • No pasa nada, no le des importancia a eso… Solo cuenta que fue la mejor mamada que me han hecho, dime la verdad, ya habías chupado una alguna vez?...

  • Ya te dije que... - Mientras mi prima hablaba yo me acerque a ella y volví a besarla haciendo que inevitablemente se callará.

Y mientras permanecíamos de pie junto a la cama, nuevamente nos fundimos en un sin número de besos con el que ella me demostraba su amor y yo confirmaba que también la amaba. Mis manos recorrían todo el cuerpo de Paula, no había un rincón de su cuerpo al alcance de mis manos que no le acariciara, desde su larga cabellera, su cuello delgado, su suave espalda, sus hermosos senos, su fina cintura, su espléndido culito hasta llegar a ese coñito peludo que era el detonante inicial de mi pasión. La excitación de los dos estaba en la cúspide, era el momento de más calentura en el cual nuestros cuerpos pedían más y más, sin importar lo que la razón y lo moral y socialmente correcto demandarán, estábamos dispuestos a traspasar la barrera final, así que volví a revostarla suavemente y antes que diera el siguiente paso, Paula volvió a detenerme.

  • Espera, ya te dije que todavía no estoy lista…

  • Esta bien no te voy a insistir más. Por hoy me conformo con haberte visto desnuda…

  • Oye!... Al menos tú me puedes ver…

  • Lo siento, no me refería a eso… - No pensaba hacerla enojar haciendo alusión a su temporal ceguera… - Tú me entiendes…

  • Tranquilo, te entiendo, era una broma... Jajaja...

Nos vestimos y fuimos a la cocina a buscar algo de comer, y en ese instante llegó mi tía, de la que nos salvamos, pensé, si hubiéramos seguido con nuestros juegos seguramente nos habrían descubierto. Mientras comíamos mi tía nos preguntaba por nuestro día juntos, pero yo seguía pensando en el momento en que llegara la ocasión de volver a tener a mi prima desnuda ante mi y en poder cogermela, así que la que le contestaba las preguntas casi siempre era Pau.

  • Es hora de irme, gracias por la comida… - Les dije una vez terminamos de cenar.

  • No tienes nada que agradecer, al contrario yo soy quien está agradecida contigo, por cuidar a Paula… - Si mi tía supiera lo que estuvimos haciendo esa tarde...

  • Te acompaño a la puerta… - Me dijo Paula mientas mi tía se quedaba en la cocina levantando los platos

Al llegar a la puerta Pau me abrazo por el cuello y me dio un beso en la boca, a modo de despedida.

  • Gracias por tu compañía y por todo lo de hoy. Te puedo pedir algo? … - Me dijo haciendo pucheros y colocando cara de niña buena y mimada…

  • Si claro, lo que sea…

  • Puedes venir el próximo fin de semana a acompañarme, mis papás se van de viaje y yo no quiero quedarme solita…

  • Aquí estaré sin falta… - No me iba a negar a esa petición, deseaba con todas mis fuerzas volver a estar a solas con mi prima, quien quita que se diera la oportunidad de tener sexo con ella, después de todo ya me había confesado que ella también lo deseaba.

Nos dimos un último beso y yo me marche rumbo a mi casa, esperando con ansias que llegara el fin de semana.

CONTINUARÁ…