Mi prima Carol y otras pacientes

Tuve el placer de atender a Carol junto a su hermana Alicia y Raquel y Eva. Una parejita de transexuales.

Carol es una chica de unos 25 años, casada recientemente, pelirroja, estatura media.

El otro día tuve el placer de recibir una llamada suya. El motivo de la llamada era que necesitaba aplicarse unos inyectables.

Estando conversando por teléfono me dice:

_Antonio, ¿Qué tal estás? Bien primita. ¿Puedes pasarte por casa ahora? Claro nena enseguida voy.

Tenía unas ganas locas de verla ya que hacía algún tiempo no nos veíamos. Sobre las 12 de la mañana me encontraba llamando a su puerta.

Al abrirme la puerta me encontré con una Carol impresionante. Llevaba una bonita bata y debajo un sugestivo camisón. Pasa primito. Nos dimos un fuerte beso y no pude por menos que decirle. Estás guapísima cielo. Y por lo que veo, embarazadita ¿cierto?

Así es querido primo. Estoy de poquito tiempo, con las molestias normales por mi estado, con algunos cambios de humor. Ya te lo dirá Alicia mi hermana. Hace un rato salio al consultorio médico, Amaneció con dolor general y algunas décimas de fiebre, le dije que se quedara en cama y llamaríamos al doctor pero como es tan cabezona no me hizo caso. Espero que regrese pronto y haber que le ha recetado el doctor o doctora.

Estábamos sentados en el salón y me dice: ¿quieres un cafetito? O alguna otra cosa. Como desees Carol. Yo me tomaré un zumito. El café lo tengo recién hecho; yo no suelo abusar. Por supuesto prima. A los pocos minutos portaba la bandeja con el café y su zumo para ella. Lo tomamos tranquilamente y le dije me enseñara las inyecciones que le habían recetado.

Me mostró la caja y me dice:

_Antonio, ¿me dolerán? Hace tiempo que no me he puesto nada y sabes que me dan un poquito de miedo las agujas. Tranquila cielo, sigue al pie de la letra lo que te ha recetado tu doctora.

Me dijo mi doctora que son vitaminas, me debo poner esta caja de 8 ampollas y luego me hará una analítica. Te dolerá un poquitín pero no debes temer Carol, de acuerdo Antonio no hay más remedio.

Bueno Antonio, pasemos al dormitorio por favor. Destapó las ropas de la cama y me dice: voy a echarme Antonio, se despojó de la bata quedándose con la blusita del pijama y unas lindas braguitas de color blanco.

Me dispuse a preparar la inyección. Una vez lista le dije: ¿preparada Carol? Por supuesto Antonio pero ve con cuidado por favor. Optó por colocarse boca abajo y ella misma se bajó la braguita mostrándome su maravilloso culito.

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Desinfecté con alcohol y algodón su nalguita derecha y le introduje la aguja. ¡Ay! Vamos quejita, poco a poco fui administrando el contenido de la jeringa de 4 ml., ¿duele? Un poquito primo. Acabada la inyección le di con el algodón en la zona del pinchazo y me permití subirle la braguita. En ese momento sentimos el timbre de la puerta.

Debe ser Alicia me dijo Carol. Seguramente se le olvidaron las llaves. Quédate un poco acostada Carol, Voy a abrirle.

Me encontré efectivamente con Alicia, ella es morena y algo más alta que su hermana.

_Hola Antonio, vaya sorpresa, ¿qué tal Alicia? Ya ves del médico que vengo y me encuentro algo mareada. Le di un cariñoso beso y pasamos al dormitorio de Carol.

_Hola hermanita, ¿qué tal te encuentras? Voy enseguida a meterme en la cama. He pasado por la farmacia y aquí traigo unas inyecciones que me han recetado.

_Antonio por favor pasemos al dormitorio. Por supuesto Alicia. Iba vestida con un bonito conjunto de cazadora y pantalón. Se despojó de la cazadora y sentada en la cama procedió a bajarse la cremallera de unas bonitas botas. A continuación se sacó los pantalones mostrando unas bonitas bragas de lencería fina.

Se metió entre las sábanas y le toqué la frente. Tenía algo de fiebre. Tomó el termómetro de la mesita de noche y me dijo: tómame la temperatura por favor.

Se lo puse en la axila y esperé unos minutos. En el bolso están las medicinas.

Le alcancé el bolso y me mostró los medicamentos. Unas inyecciones, en concreto 8 ampollas de 5 ml., y unos supositorios para la fiebre.

A los pocos minutos le retiré el termómetro y efectivamente tenía fiebre.

_Antonio, ponme primero el supositorio y luego me inyectas. Como gustes Alicia.

Fui al baño a lavarme las manos y cuando regresé estaba colocada de costado con las braguitas bajadas. Tomé el envase de los supositorios y procedí a ponérselo.

_Relájate Alicia. De acuerdo primito. Separé sus bonitas nalgas y con sumo cuidado lo inserté delicadamente. No empujes Alicia que se saldrá. Perdona.

Alicia, voy a prepararte la inyección. Por supuesto primo, me ha dicho la doctora que son algo dolorosas, así que por favor ve con cuidadito. Claro prima.

A los pocos minutos la tenía dispuesta. ¿Dónde la ponemos? Donde gustes Antonio.

Le di con el algodón mojado en alcohol en la nalguita izquierda y notándola relajada le introduje la aguja. Poco a poco fui administrando el contenido de la jeringa de 5 ml., ¿duele?

Un poquito, bueno ya hemos terminado. Le pasé el algodón en la zona del pinchazo y le subí la braguita.

Ahora descansa tesoro. Gracias primo.

Le di un besito y le dije que pasaría a primeras horas de la noche a inyectarla de nuevo.

Fui a despedirme de Carol y me dirigí a atender otras visitas.

Al pasar por la peluquería de mi amiga Silvia, me hizo señas de que entrara. Así lo hice.

Estaba atendiendo a una bella morena de pelo largo y de piernas esbeltas como por suerte pude comprobar después.

Hola buenos días. Buenos días me contestaron,

_Antonio me dijo Silvia, ahora mismo me comentaba Raquel que necesitaba aplicarse unos inyectables y mira por donde apareciste por la puerta de la peluquería.

Le he dicho que tienes el consultorio cerca y que atiendes perfectamente a toda tu clientela.

Así es me dijo Raquel. Le voy a dar mi dirección y si le viene bien puede pasarse por mi domicilio. Cuando guste señorita.

No obstante le dije yo, tome mi tarjeta y cuando termine de la peluquería me puede llamar; mientras voy un momento al consultorio.

_Antonio, me dijo Silvia no te olvides que te espero luego para mi tratamiento.

Conforme Silvia. Hasta luego.

Encantado de conocerla Raquel. Igualmente Antonio.

Estando en el consultorio repasando fichas de mis pacientes recibo una llamada telefónica. Era Raquel comunicándome si me podía pasar por su domicilio pues acababa de llegar. Le dije que en unos minutos pasaría a atenderla.

A los quince minutos me encontraba llamando a su puerta.

Hola de nuevo Raquel, adelante por favor. Antes quiero consultarle algo Sr. Antonio.

Verá, vivo en compañía de mi amiga Eva la cual se encuentra en cama y necesita unas inyecciones. ¿Cuál es el problema? Resulta que ambas nos dedicamos al mundo del espectáculo y aunque nos sentimos mujer somos transexuales. No debes preocuparte por ello, guardaré total discreción.

Raquel es brasileña y tiene un cuerpo de ensueño como pude comprobar luego. De estatura más bien alta y piernas esbeltas. Le repito Raquel que guardaré absoluta discreción. Hoy en día no debemos asustarnos por ello.

Muchas gracias, pasemos a ver a mi compañera Eva. Al entrar al dormitorio me encuentro con una bella chica rubia, de piel blanca como la leche. Hecha las presentaciones me dio las inyecciones que tenia que ponerle.

Unas ampollas balsámicas, ya que al parecer había cogido un fuerte resfriado.

Me dispuse a prepararle la inyección, mientras Eva le dijo a Raquel que le fuera preparando un enema; al parecer padecía estreñimiento. Como gustes cariño le dijo Raquel enseguida te lo preparo. Salió de la habitación y nos quedamos solos. Ya con la inyección preparada le dije: descúbrete por favor.

Por supuesto señor. Deslizó el cobertor por debajo de sus glúteos, mostrándome su maravilloso cuerpo. Llevaba un diminuto slip y me dijo:

Adelante sr. Antonio. Con sumo cuidado le di con el algodón mojado con el alcohol y le introduje la aguja. Muy despacio administré el contenido de la inyección. ¿Le duele? Un poco señor, puede tutearme le dije. Gracias Antonio.

Terminada la inyección le di con el algodón en la zona del pinchazo. En ese momento entró Raquel con el enema preparado. Eva se sacó el slip comprobando que efectivamente tenía colita. Le dije que se pusiera de rodillas al borde de la cama y que había que lubricarle el lindo agujerito.

Raquel se prestó a hacérselo. Con sumo cuidado le separó sus glúteos y se puso lubricante en el dedo introduciéndolo delicadamente. Yo de ver aquella escenita y el morbo de ser transexual me puse algo caliente, intentando disimular mi erección.

Eva se puso un almohadón bajo su vientre y nos dijo: Cuando queráis pareja estoy preparada.

Raquel me aguantaba el irrigador y yo me dispuse a introducir la cánula en ese delicioso agujerito. Abrí el paso del agua y observaba a través de la goma transparente como iba bajando el líquido elemento, Eva aguantaba perfectamente como iba entrándole el agua en su recto. Era un enema de unos 100 ml., por lo que a punto de terminar dijo Eva: retírame la cánula por favor. La retiré delicadamente y la ayudé a incorporarse de la cama.

Ambas pasaron al cuarto de baño. Salió Raquel y me dijo: bueno Antonio ahora me toca que me inyectes a mí. Por supuesto. A los pocos minutos salía Eva del baño y se había puesto otras braguitas limpias. Se acostó en la cama quedándome agradecida por el servicio prestado.

Ahora descansa le dijo Raquel. No sin antes cubrirla con la ropa de cama. Me despedí de Eva hasta la noche que debería volver de nuevo. Salí en compañía de Raquel de la habitación.