Mi prima Beatriz

La relación casi fraternal que tenía con mi prima cambió hace un año

La relación que he tenido con mi prima Beatriz siempre ha sido muy estrecha y cercana. La culpa de esa relación tan buena se debe a la poca diferencia de edad (ella es apenas un año mayor que yo) y haber vivido gran parte de la infancia juntos. Y aunque ahora vivamos separados, la confianza que ha habido entre nosotros siempre ha permanecido intacta. Pero esa relación casi fraternal cambió hace un año.

Antes de continuar, voy a describir a mi prima. Mide aproximadamente 1,70 y tiene una melena castaña que llega hasta mitad de la espalda y que enmarca un rostro siempre sonriente. Su cuerpo es delgado y esbelto, fruto del ejercicio que practica en el gimnasio un par de días a la semana. Sus pechos tienen un tamaño normal, siendo firmes y redondeados. Pero lo mejor de su cuerpo es su culo: respingón, firme y con unas nalgas perfectas que atraen la mirada de todo hombre (y también de alguna mujer) que se cruce con ella.

Nunca había tenido pensamientos lujuriosos con mi prima. Reconocía que era una mujer atractiva, pero nada más. A fin de cuentas, era como una hermana para mí.

Todo cambió cuando me crée mi cuenta de Instagram. Nunca había tenido cuenta en esa red social y la crée empujado por mis amigos. Un día me llegó su solicitud de amistad, la cual acepté. Me llamó la atención que mi prima, a la que yo tenía por muy celosa de su intimidad, tuviera la cuenta abierta. Llevado por la curiosidad, la seguí y me dispuse a observar sus fotos.

Me quedé impactado cuando vi sus fotos. Había fotos con ropa super ajustada a su cuerpo desde todos los ángulos. También fotos y vídeos en el gimnasio, con tops y leggins que marcaban todas sus formas. Pero las más numerosas eran fotos en las que posaba en bikini en la playa. Había fotos normales pero a veces mostraba que estaba en topless cuidando de que no se viera nada para evitar la censura de la red social. Pero las fotos que más likes y comentarios acumulaban (desde comentarios de amigas hasta algunos bien subidos de tono) eran aquellas en las que tumbada o de espaldas mostraba un tanga minúsculo que se perdía entre sus nalgas.

Descubrir esas fotos fue como un shock para mí y, llevado por la lujuria, no pude evitar masturbarme mirando sus fotos. Desde entonces, mi prima se convirtió en una obsesión para mí. Cuando quería masturbarme, acudía a su Instagram para hacerlo con sus fotos. Cuando hablaba con ella por WhatsApp, me venían sus fotos a la mente y no podía esperar a terminar la conversación y me masturbaba a la vez que hablaba con ella. Ya casi no miraba fotos o vídeos de otras mujeres, mi prima me excitaba como nadie más lo había hecho.

Está situación se prolongó durante un par de meses hasta que llegó el verano. Fue entonces cuando recibí su invitación para pasar unos días con ella en el apartamento que su familia tiene en la playa. Yo accedí con ganas, en parte porque había sido un año complicado y tenía ganas de descansar pasando unos días en la playa. Pero la principal motivación era ver a mi prima con uno de sus minúsculos bikinis y quizás hacerle alguna foto a escondidas.

Sin embargo, los primeros días resultaron ser un chasco. Estaban mis tíos (sus padres) también en el apartamento y mi prima llevaba bikinis muy recatados a la playa. Se veía espectacular pero no era lo que yo esperaba. Afortunadamente, sus padres se fueron a los pocos días y nos dejaron solos los últimos días que teníamos planeados pasar en la playa.

Nada más salir mis tíos por la parte, mi prima me preguntó si me importaba que se pusiera cómoda. Obviamente yo le respondí que no me importaba. Sin ningún atisbo de vergüenza, se quitó unos shorts deportivos que llevaba delante mía, quedándose con una camiseta larga que le tapaba el culo a duras penas y un tanga.

  • Jajajajajajaja ¿Y esa expresión de sorpresa primo? Parece que nunca hubieras visto a una chica vestida así.

Yo rápidamente borré la sorpresa de mi rostro y reí con ella: -Jajajaja bueno prima, es que no me lo esperaba. Y nunca me había pasado con una chica tan guapa como tú.

-Jajajajaja qué zalamero eres.- Y al pasar a mi lado, me dio un cariñoso beso en la mejilla aunque bastante cerca de mis labios.

Ese día no pasó mucho más, ya que sus padres se fueron ya por la tarde. Pero esa noche me costó dormir, ya que continuamente me asaltaban la imagen de mi prima quitándose el short delante de mí y el tanga que había podido verle en algunas ocasiones mientras cenábamos.

El día siguiente ya fue muy diferente a los anteriores. Para ir a la playa mi prima ya se había puesto uno de esos bikinis minúsculos con la parte de abajo tipo tanga. Y nada más llegar a la orilla del mar se despojó de la parte de arriba, haciendo topless aparentemente indiferente a las miradas de todos los que pasaban cerca.

Tener a mi prima tumbada al sol haciendo topless ya era bastante excitante, aunque era muchísimo mejor cuando se tumbaba boca abajo con la tira del tanga perdiéndose entre sus nalgas. Pero mi excitación se disparó cuando me pidió que le echara crema en la espalda. Tuve que hacer un gran esfuerzo para que mis manos no intentaran tocar el lateral de sus pechos que quedaba cerca del alcance de mis dedos. Cuando le eché crema por las piernas y me pidió que también lo hiciera en el culo, me contuve con todas mis fuerzas para que el echarle la crema no se convirtiera en un descarado magreo. Pero la erección que tenía y que intenté ocultarle metiéndome rápidamente en el agua, delataba lo mucho que me había gustado tocarla.

Nada más pasó hasta la noche. Después de cenar, nos quedamos en el apartamento tomando unos cubatas. Debido al calor, ella se encontraba con su camiseta larga y un tanga y yo solo con un pantalón y el torso descubierto. Habíamos tomado ya un par de cubatas y estábamos algo deshinibidos cuando le pregunté:

-Oye prima, una pregunta: ¿no te molesta cuando alguno de tus seguidores te hace un comentario caliente en alguna foto?

-Jajajajajaja la verdad es que no primo. Incluso bueno...

-¿Qué?- la pinché para que siguiera hablando.

-Me da algo de morbo saber que fantasean conmigo y que seguramente se han pajeado pensando en mí jajajajaja- Yo reí con ella y su siguiente pregunta me dejó descolocado: -¿Tú también lo has hecho viendo mis fotos?

El color rojo que adquirió mi cara fue toda la respuesta que necesitó.

-Bueno primo, no te preocupes. Ya me he dado cuenta hoy en la playa, no dejabas de mirarme. ¿Te estabas conteniendo para no tocarme de más en la playa, verdad?

-Sí- murmuré aún avergonzado.

Ella se acercó a mí y me cogió de la barbilla, haciéndome mirarla: -No te avergüences primo, es una reacción natural del cuerpo. Y, sinceramente, me gusta que me veas como una mujer y no como una prima. Yo hace tiempo que dejé de verte como un primo más.

Su última frase me dejó descolocado y ella lo aprovechó para besarme. Al principio no supe cómo reaccionar, aunque pronto fui consciente de lo que pasaba y decidí aprovechar la ocasión. Cuando ella fue a separarse, cogí su cabeza y volvimos a besarnos. Ella gimió suavemente y correspondió al beso, sentándose sobre mí. Nuestras bocas se fundían la una con la otra, mientras nuestras lenguas jugaban entre sí.

Bajé mi mano por su espalda hasta introducirla por debajo de la camisa que llevaba. Acaricié sus nalgas con ganas y la atraje hacia mí. De esa manera ella pudo sentir el bulto que mi erección marcaba en el pantalón, empezando a frotarse contra él. Sin dejar de besarnos, conseguí quitarle la camiseta, debajo de la cual no llevaba nada. Sus pechos quedaron libres y rápidamente me lancé a besar y morder sus pezones. Estos se pusieron duros rápidamente, mientras ella gemía suavemente y me animaba a seguir chupándoselos.

La cogí por sus nalgas y la levanté, llevándola a la habitación. La dejé caer en la cama y me tumbé sobre ella, besándola con una pasión que nunca había sentido. Algo parecido le pasaba a ella, que buscaba mis labios con ansia. Empecé a bajar por su cuerpo, besando su cuello y lamiendo sus pezones. La despojé de su tanga y fui besando sus ingles y piernas, acercándome lentamente a su vagina, la cual se encontraba absolutamente húmeda. Pasé la punta de la lengua por ella, pasando a besar su vientre. La miré travieso y su cara reflejaba una impaciencia tremenda.

-No me hagas esperar más y cómeme el co...ooooohhhh!

Su frase quedó interrumpida cuando mi lengua entró en contacto con su vagina y empezó a recorrerla. No me podía creer la situación en la que estaba. Cuando fui consciente de la persona a la que me estaba comiendo, el morbo me invadió y aceleré el ritmo de mi lengua. Gracias a su humedad, pude meterla bien dentro. Mi prima gemía sin parar, con su cuerpo estremeciéndose de placer y suplicándome que siguiera.

Cuando vi al clítoris hacerse presente, empecé a lamerlo y succionarlo. Esto provocó que mi prima gimiera más alto. "Sigue sigue, no pares por favor" era lo que atinaba a decir entre gemido y gemido. Decidí meter dos dedos dentro de su húmeda vagina y acelerar mi lengua en su clítoris. En cuanto empecé a hacerlo, mi prima gimió más seguido y su mano me presionó contra ella. "No pares ahora jo..." Un grito fuerte y largo salió de su garganta mientras su cuerpo se retorcía entre fuertes temblores. Poco a poco, su cuerpo fue relajándose hasta quedar tumbada sin fuerzas e intentando recuperar la respiración.

Permanecimos un rato tumbados, besándonos suavemente hasta que ella se recuperó totalmente. Entonces se incorporó en la cama mientras se recogía el pelo en una coleta y me miraba pícaramente. "Desnúdate" me dijo con una sonrisa lujuriosa en su cara. La obedecí y me quité los pantalones, dejando mi erección libre ante sus ojos. Mi prima se relamió al verla y se arrodilló cerca de ella, dándole a continuación varios lametones desde la base hasta la punta. "Creo que me voy a divertir" añadió con una voz llena de vicio.

Llegó a la punta y la besó, para acto seguido metérsela toda en la boca mientras me miraba a los ojos. Me estremecí de placer y jadée del gusto que me había provocado. Poco a poco empezó a chupar todo, sacándola y metiéndola de su boca. Pajeaba un rato y volvía a chuparla, cada vez más y más rápido. Yo salí del limbo al que me había llevado cuando cogió una de mis manos y la puso sobre la coleta. Entendí lo que quería y empecé a manejar su cabeza al ritmo que quería. Convertí la mamada en algo frenético, donde ella no paraba de chupar. Ella estaba haciendo un gran esfuerzo por aguantar el ritmo, pero en ningún momento apartaba sus ojos de vicio de los míos. Le cogí de la cabeza y le obligué a tragar toda mi polla, aguantando hasta que solté su cabeza. Ella se apartó cogiendo aire con un hilo de saliva uniendo su polla y mi boca, saliva que cogió con la mano y la extendió por mi erección.

Sin perder la sonrisa, mi prima se situó sobre mí. Metió sólo la punta dentro de ella, jugando con mis ganas de estar totalmente dentro de ella. De golpe, se la metió hasta el fondo. Los dos gemimos de placer. Subió lentamente para volver a clavársela de golpe. Repitió varias veces esa acción antes de empezar a cabalgarme suavemente. Yo dejé de besarla para inclinarme y lamer sus duros pezones, a la vez que agarraba sus nalgas con mis manos. Ella gemía de placer, apretando mi cabeza contra sus tetas y animándome a seguir. Poco a poco fue animándose a moverse más rápido, con unos movimientos que me volvían loco. Me aparté de sus pechos y acerqué su cabeza para besarla, a la vez que la agarré de las nalgas y empecé a moverme rápido. Sus gemidos se ahogaban en mi boca, pero supe que se corría por el fuerte gemido que dio y por los temblores de su cuerpo. "Para un momento, por favor", me pidió con voz temblorosa.

Le hice caso y dejé de moverme. Ella se bajó de mí y se levantó para beber agua de una botella que había en una mesa cercana. Me levanté y me puse tras ella, besando su cuello y acariciando su cuerpo. Llevé mis manos a sus tetas, jugando con sus pezones. Empezó a suspirar de gusto y me pegué a su culo para que notara mi erección. La fui llevando a la cama hasta ponerla a cuatro patas. Entré lentamente en ella pero el gemido que dio al meterla entera me llenó de lujuria y empecé a darle con fuerza. Dejó caer su cabeza sobre el colchón pero la cogí de la coleta y le obligué a levantarla, quería escuchar sus gemidos. Seguí y seguí dándole con fuerza, animado por sus gemidos y la visión de su culo tan cerca de mí. No me pude contener y azoté una de sus nalgas, siguiendo al ver que ella no se quejaba.

-Sí sí, no pares.

-¿Te gusta cómo te follo prima?

-Síiiii, me encanta. Qué morbo me da, sigue.

-Eres una viciosa prima. Te encanta calentar con tus fotos en Instagram y que se toquen pensando en ti.

-Muchoo, me pone muy caliente pensarlo.

-Qué buena estás y qué bien follas.

-Sii, tú también. Dame más por favor.

Le hice caso y empecé a darle aún más duro, entrando y saliendo de su coño a toda velocidad. Con una mano la cogí de su hombro, mientras con la otra azotaba su culazo. Cuando me cansé de esa postura, la tumbé boca arriba y puse sus piernas sobre mis hombros. Se la clavé hasta el fondo, follándola sin parar. Ella abrió mucho sus ojos y gimió más alto. Seguí y seguí sin descanso, cegado por la lujuria y el morbo. De repente, ella puso los ojos en blanco y empezó a temblar sin control. Su boca estaba entreabierta sin articular sonido, hasta que un fuerte gritó salió de ella y su cuerpo se relajó totalmente.

Mi prima jadeaba fruto del placer que acababa de sentir. Me empujó suavemente para que saliera de ella. Me hizo ponerme de pie y se arrodilló frente a mí. Empezó a masturbarme, aunque pronto se la metió en la boca. Mientras chupaba, me miraba agradecida a los ojos. No iba a tardar mucho y se lo hice saber. Ella empezó a masturbarme rápido, abriendo su boca y poniendo una expresión de vicio increíble. Ante esa visión, no pude aguantar más y exploté en varios chorros. El primero cruzó su cara llegando a la frente y los dos siguientes cayeron de lleno en su boca. Y el último cayó en la barbilla antes de gotear sobre sus pechos. Mi prima sonrió y tragó el semen que había caído en su boca, limpiándose a continuación el del pecho con los dedos y lamiéndolos

Agotado, me tumbé en la cama mientras mi prima se limpiaba la cara. Cuando terminó, se tumbó a mi lado y me abrazó. Durante un tiempo estuvimos sin decirnos nada, hasta que le pregunté:

-¿Te arrepientes de lo que ha pasado, prima?

-En absoluto- me contestó, dándome un suave beso a continuación - Es más, espero que descanses que aún nos quedan un par de días por delante aquí.

Yo sonreí ante su respuesta, le di otro beso y rápidamente me quedé dormido.