Mi prima Alejandra 4

Este es el final, dónde Carla encauza su vida gracias a su prima Alejandra

Este es el final de esta especie de aventura. Se me ocurrió de contar un relato de un hombre que quisiera ser mujer, no porque le gusten los hombres, sino porque admire a las mujeres. A alguien le pareció terrible. Me pasa por meterme en lo que no es lo mío. Igual a alguien le gustó. Y yo sigo pensando que no se necesita ser hombre para que nos gusten las mujeres.

  • ¿Vamos a la habitación? Quiero que me hagas mujer, tu mujer. Espérame que ya voy

Volví con la caja de juguetes que usaban ellas

  • ¿Qué traes ahí? – preguntó, aunque estaba segura que conocía la caja y lo que tenía adentro

  • Algo que quiero que uses conmigo, y que me haga sentir tuya – le fui terminando de correr la bata hasta que se cayó al suelo, dejándola en su radiante desnudez. Tomé las correas que había sacado de la caja, y las fui cruzando entre sus muslos y su cintura mientras seguía besando su maravilloso cuerpo.

  • Corazón, para eso tendrías que estar preparada, sería mejor si estuvieras limpia por adentro

  • Estoy limpia por afuera y por adentro, solamente tienes que elegir qué vas a usar – le mostré dildos de diferente tamaño que podía encastrar en el correaje. Yo todavía estaba vestida, me abrazó mientras me iba soltando la camisa, me desprendió la falda que se deslizó al piso. Quedé solamente con las bragas y la faja que usaba para sujetar mi miembro.

  • Carlita, eres tú la que tiene que decirme cual usas – ahora era ella la que me besaba los senos pasándome una calentura que me ponía frenética.

  • Ale, yo nunca usé ninguno

  • Entonces dime el tamaño del chico con quien anduviste

  • Pero si yo no anduve con ningún chico ¿qué te voy a decir?

  • Mi vida, ¿entonces eres virgen? ¡Y con ese culito hermoso! Sabes, vamos a hacerlo con cuidado – me sacó las bragas - ¿cuál quieres que use?

  • Dime tú qué sabes más que yo, supongo que sí están ahí es que los habrán usado

  • ¿Te gusta este rosado? Es el que usó Cristina la primera vez que me penetró por ahí

  • Entonces es el que quiero, si fue tu primero que sea el mío.

  • Ponte a gatas sobre la cama, no sé para qué te dejaste la faja

  • Es que me da vergüenza, hazlo así – me puso bastante lubricante en el ano, me lo fue acariciando y me gustó. Me empezó a pasar el aparato por la entrada para relajarme, empujó y pegué un salto

  • Carla, quédate quieta que sino no puedo

  • Uy sí, perdona, mételo ahora – empujó, pero sin querer yo apretaba el esfínter, trató de hacerlo tres veces más, pero siempre pasaba lo mismo.

  • Carla, si no quieres no pasa nada, lo dejamos y ya está, sigues siendo la misma.

  • Es qué quiero, no importa lo que haga yo, tú empuja, te dije que quiero ser tuya

  • ¡No, no y no! si hago eso te voy a desgarrar y no voy a arruinar una cosa tan bonita, lo que tienes que hacer es no apretar cuando te lo voy a meter.

  • Es qué no soy yo la que aprieta, es el culo que se aprieta solo, tú empuja nada más.

  • Está bien. Lo vamos a hacer diferente. Ponte de rodillas

  • Qué ¿tengo que rezar para que me folles?

  • Reza si quieres, agarra con la mano el aparato, vete pasándolo por tu agujerito, vas a ver que te va a relajar – me agarró de las tetas, haciéndome sentir en la espalda las de ella

  • ¿Cuándo lo vas a meter?

  • Nunca, si lo quieres vas a tener que empujar para atrás, y si no, vas a ser mi novia virgen

  • No seas mala, yo no me animo, hazlo tú – no me dijo nada, me apretaba los pezones, me besaba el cuello, me chupaba el lóbulo de la oreja y me ponía loca, me hizo tirar la cabeza para atrás, me dobló la cara, me dio un beso forzando mis labios.

  • Dame esa lengua rica que me la quiero comer – la saqué un poco y me la aprisionó con sus labios, comenzó a chupar obligándome a sacarla más, parecía una felación, la chupaba y la soltaba y yo cada vez se la quería meter más adentro. Hice fuerza con la lengua para adelante y con el culo para atrás. Apoyé la cabeza sobre su hombro. –Uf… ¡Dolió! Dije

  • Uhm…ahora piensa lo que haces. Si quieres te quedas un poco quieta hasta que se te pase y después sigues, y si no, te sales, no es esto lo que me hace quererte, ya eres mía.

Quedé con la cabeza apoyada en su hombro, seguía besándome, me encantaba sentir como se movía acariciando mi espalda con su piel. Le susurré

  • Dame esa lengua divina que tienes para mí – ahora la que le chupaba era yo, cada vez la tenía más adentro, por arriba y por abajo. Cuándo me quise dar cuenta me había adueñado de todo. Me sentí más mujer que nunca. Me tiré sobre la almohada con Ale pegada a mi espalda - Ale, sigue tú –  Me entendió, empezó a moverse con entusiasmo, me mordía el hombro y no me importaba. Estaba disfrutando cómo nunca, sentía que estaba por llegar al clímax, algo que nunca pensé de esa manera.

  • Ale, me voy a correr, sigue mi amor – no tuve mucho más que decir. Llegué al orgasmo más violento de mi vida – me volvió a besar el cuello mientras me preguntaba.

  • ¿Cómo estás? ¿qué sientes?

  • Estoy bien, bien aplastada, y siento algo en el culo que no es mío

  • Me estás queriendo decir que me salga de arriba tuyo, y yo pensé que te gustaba. Esa cosa que tienes en el culo, supongo que no quieres que lo usemos más.

  • Déjame ir a lavar y después te digo lo que te tienes que suponer. – Me fui al baño, bajo la faja tenía un pastón de semen. Había leído de la próstata, pero no pensé que fuera tan brutal, salí envuelta en la toalla para ir a mi cuarto

  • Carla, adonde vas – me preguntó Alejandra

  • Voy a buscar otra faja, la que tenía está toda sucia

  • Pero no seas boba, ven para aquí que ya sé lo que tienes ahí – Parecía mentira, tantas veces que me disfrazaba y me ayudaba a disimular el rabo, y ahora me daba vergüenza.

  • Bueno, qué quieres, ahora soy tu novia, no sé si me quieres ver así.

  • Ven para aquí tontarrona. No te das cuenta que si me enamoré de ti es con lo que tienes y con lo que te falta.

  • Podía ir a otro pais que me operen y me dejen como a ti. – me la agarró cómo si fuera el mango de una sartén.

  • Tú no te vas a ningún lado. Una porque con esas operaciones no te aseguran que después puedas llegar al orgasmo. Y otra, porque este rabo ya es de las dos, y ni se te ocurra hacer con él lo que te venga en ganas. Ahora me toca usarlo a mí, que bastante calentita me dejaste. Para eso con tanto manoseo ya estaba empalmada de nuevo

  • Ves sin tantas correas ni sujeciones, mira a ti que bien que te anda – se subió arriba mío y se empaló, con sus movimientos, frotaba sus pechos contra los míos mientras me comía a besos. Era incansable, ya mama lo señalaba en el diario. Tuvo dos orgasmos, yo después del que había tenido no me era tan fácil. A ella se le ocurrió que  yo tenía qué tener otro, y a mí no me parecía tan mal. Lo consiguió, fue una pena que no fuera al mismo tiempo que ella, sobre todo porque mi pene se desinfló y la dejó con las ganas - ¿Quieres? mira que es para las dos– le dije que sí se fue trepando hasta llegar a poner su coño en mi boca, y ahí descargó

  • No te lo tomes todo que ahí hay de las dos – había de las dos y me llenó la boca, se salió de arriba y vino a buscar su parte. y a puro beso fue la transfusión, seguimos hasta que todo fue saliva. Quedamos las dos agarradas – Mira lo que me haces hacer y para colmo me dejas caliente – no me lo podía creer

  • Ale, dime cómo, pero esa calentura te la tengo que sacar, sino no duermo

  • Tienes una lengua tan bonita, que si quisieras podías hacer maravillas

  • Ponte arriba mío, que si no hago maravillas es porque no puedo no porque no quiera

  • Vas a ver que las vas a poder hacer – se puso en un 69, yo conseguí hacer maravillas, ella por más que quiso, hasta que nos quedamos dormidas, no pudo sacarle más jugo a mi aparato

A la madrugada se levantó para ir al baño, volvió con un olor a limpia que me hizo levantar para lavarme. Cuando volví estaba de espalda dormida. La abracé, ahora era yo que le hacía notar mis tetas en su espalda. Me empujó con el culo, no sé si para que me apartara, pero el efecto fue el contrario. Me quedé bien agarradita a ella, me encantaba la calidez de su piel que le transmitía el calor a la mía. No pude evitarlo, ese calor también lo sintió mi pene que se puso firme preparado para la batalla. No quise despertarla, debía estar cansada de lo de anoche, mejor dejarla dormir.

Estábamos también acomodadas en posición de cuchara, que por culpa de unos movimientos involuntarios, el carajito se le fue metiendo entre las piernas acariciando el cotorro. Estaba bien ahí, pero no quería ser pesada, me conformaba con que me la tuviera bien calentita.

Me iba meneando despacito para que no se despertar. Pobre, con lo que había pasado y yo molestándola. Se veía que estaba agotada, me tuve que parar para no irme en el magreo. Me quedé quieta aguantando las ganas

  • Oye, ¿qué fue eso? ¿para qué empezaste si no lo ibas a terminar? – me increpó cabreada.

  • Pensé que estabas dormida, no quería despertarte

-Pues si no querías despertarme no me hubieses puesto el despertador ahí, ahora úsalo – me dijo mientras empinaba el culo

  • Ale, ahí te va, - No lo hice a propósito, algo de culpa tuvo ella, porque tuvo que darse cuenta dónde estaba apoyada y no hizo nada. Empujé y lo noté muy apretado

  • Ay cabrona, eso es lo que estabas buscando verdad – recién cuando me dijo eso me di cuenta que me había metido por el lado equivocado.

  • Ay no Ale, fue sin querer, es que todavía me falta aprender, si quieres te la saco

  • A sí claro, soy boba, te falta aprender, mírala pobrecita, ahora sigue, pero otra vez avisa.

No me lo podía creer, ese culito tan hermoso todo para mí. Ahora era yo la que le besaba el cuello, le agarraba las tetas mientras me movía como una poseída. No sé si ella se corrió, lo que es yo, creo que le llene el culo de leche. Madre mía, que polvazo. Me salí y se puso de frente. Le iba a comer la boca, le salía la lujuria por los ojos.

  • Chiquita, no me dejaste dormir ¿No será nada más que para esto?

  • No Ale, pídeme lo que quieras, tu eres la que mandas

  • Me usaste a tu gusto, pues ahora te voy a usar al mío. Pon la cabeza sobre la almohada, usaste lo que te gustó, ahora vas a usar lo que me gusta a mí – se sentó apoyando los pies sobre el colchón para no aplastarme las tetas, me puso el coño en la boca, rezumaba jugos y no tardó nada en correrse, se deslizó para adelante, tuve que sostenerla de las nalgas para poder respirar. Me dejó el culo a mi alcance, también chorreante, pero de lo que le había dejado yo. Me gustó, todavía no se le había cerrado del todo, empujé un poquito y la punta de la lengua se fue para adentro. Soltó un gemido de gusto

  • Sigue así mi amor, no pares es todo tuyo, pero adelante también es todo tuyo. – me sujeto de los pelos y empezó a hacerme pasar la lengua desde el clítoris hasta el ano, hasta que se corrió en mi boca como si no lo hubiese hecho desde hacía dos años.

Tuvimos un día muy ajetreado. Tanto tiempo deseándonos se notaba. Yo era una babosa, era mi primera vez, y sentirme tan mujer me daba unas calenturas que todo era poco. Ale tenía más experiencia que yo, pero cuando se soltaba la melena, había que seguirle el tren.

A la noche, después de comer un poco, sentadas en el sillón nos quedamos abrazadas

  • Vamos a ver lo que dice tu papá.

  • ¿Y por qué se lo tenemos que decir?

  • Mira, es mejor que se lo digamos. Se va a dar cuenta, es muy intuitivo para estas cosas y nos puede hacer mucho daño

  • Ya nos está haciendo daño cuando te usa sin que tú lo quieras.

  • Lo que pasa es que quiere sentirse alguien, tienes que tener en cuenta que aparte de los papeles no existe, yo un poco lo comprendo. Igual en el casamiento quedamos que cada cual hacía de su vida particular lo que le apeteciera.

  • ¡Sí! Pero él hace lo que le apetece, y tú lo tienes que aguantar

  • Carla, a ti te falta dos años para poder disponer de todos tus derechos en la empresa, vale la pena este sacrificio, él no te puede sacar nada, pero te puede meter en problemas legales que van a tener su costo, aparte todos los negocios que tenemos con oriente los maneja el.

  • Bueno, si tú lo dices, seguro que tienes razón. Pero no me gusta tu sacrificio.

Quedamos así. Me prometí estudiar para recibirme lo antes posible y ayudar a Alejandra. Los años para poder hacerme cargo de la empresa, tenía que esperar que pasaran.

Se me ocurrió que si papá, sabía que Ale estuvo de novia con mama, que ahora lo esté conmigo, no tiene por qué parecerle mal, a lo mejor la deja tranquila.

Cuando llegó traté de ser un poco más cariñosa. Después de saludarlo, lo abordé

  • Papá, te tengo que decir una cosa que creo que te va a gustar. Ale y yo somos novias

  • Ya me lo imaginaba. Así que antes tu madre me metía los cuernos con Alejandra, y ahora ella me los mete contigo. Soy el cornudo eterno

  • Pero papá, si tú estás casado en los papeles nada más, es un trámite burocrático.

  • ¡Sí! Soy un cornudo burocrático, por la madre y por la hija. No les voy a prohibir porque igual lo van a hacer, pero no te olvides que soy tu padre, y algo tengo que ver aquí.

Fue contraproducente, siempre se quedaba un día, ahora se quedó dos. No era mucha la diferencia, y al fin, a los pocos días se fueron a Singapur.

Empezamos a vivir cómo pareja, a pensar por las dos, yo aparte de estudiar trataba de aliviarle todo lo de la casa y algunos trámites que pudiera hacerle. Los días de semana nos comportábamos con cierto recato, los fines nos empachábamos. Todo lo que había leído en el diario de mama era cierto. Se reprimía hasta que se soltaba, y cuando lo hacía pasábamos momentos maravillosos.

Cuando mi papá llegaba, para mí era un calvario. Me irritaba, así esos días decidí irme a la sierra. Eran dos días dónde trataba de convencerme que si me empeñaba, no faltaba tanto para liberar a Alejandra

Eso es lo que pensaba yo, pero mi padre no pensaba lo mismo. Una vuelta de viaje mando decir que quería que estuviera yo. No sabía para qué, pero me quedé a escucharlo

  • Carla, o como te llames (empezó para la mierda) tú suplantaste a tu madre haciéndome cornudo, tendrás que suplantarla en lo demás. Tú te follas a mi esposa, tendrás que darte tú a cambio – no me lo podía creer, era mi padre, no podía ser tan hijo de puta

  • Tú estás loco, ni puedo tomarme en serio lo que me pides – me fui y lo dejé plantado. Estaba furiosa, esperé a Ale para comentarle, y ver lo que podíamos hacer

  • Carla, ya me lo dijo, es más, si no aceptas, va a promover una acusación de que estoy manejando el paquete accionario para mi provecho. No va a poder demostrarlo, pero mientras tanto nos pueden intervenir la empresa y vamos a perder los mejores clientes.

  • Qué dices, ¿tengo que dejarme follar para que no nos haga daño?

  • ¡No! ni loca, se me ocurre otra cosa. Tu mama nos dejó el 20% de las acciones a cada uno. Tú tienes el 60%, voy a ofrecerle mi 20% si te deja tranquila. Seguro que va aceptar.

  • ¡Si! El seguro que va aceptar, la qué no va aceptar soy yo. No pretendo formar una familia solamente con tu esfuerzo. Tú llevas la empresa, cuidas mi patrimonio, te aguantas a mi padre, ¿y para qué? Para que el día de mañana me dejes todo servido. ¡No! primita no. Ale, te quiero y quiero que lo que podamos hacer, lo hagamos entre las dos. No quiero que trabajes para mí, quiero que trabajemos para las dos, le voy a decir que sí. Si puedes hacerlo tú, también puedo hacerlo yo, soy tan mujer cómo cualquiera. – me abrazó llorando

  • Mi amor, yo no quiero que pases por esto, no me importan las acciones, me importas tú.

  • A mí tampoco me importan las acciones, me importas tú, y que sepas que estamos juntas.

Esa noche me entregué a él. Lo peor fue darme cuenta que ni siquiera lo hizo por ganas, parecía que se quería vengar de algo. No hubo deseo, no hubo calentura, solo resentimiento. Consiguió tener un orgasmo. Creo que si se hubiera masturbado, la hubiese pasado mejor.

Terminó y se fue, quedé rumiando mi rabia, y queriendo poder entenderlo. Había llorado, me sentía denigrada, tratada como una cosa sin importancia. Sentí un cuerpo arriba mío. Sabía quién era, sentí cómo una manta de consuelo que sosegaba mi rabia.

  • Amor, por favor no llores, ¿ves porque no quería? Hubiese sido mejor darle las acciones

  • Ale, te dije, nuestro futuro lo tenemos que hacer entre las dos. No podría soportar sentirme una niñita de mierda. Si tú lo aguantas yo también lo puedo aguantar. No falta mucho.

Nunca podíamos estar seguras de lo que iba a pretender Arturo. (para mí, ya no era más papá, era Arturo) No es que siempre que llegaba quisiera sodomizarme, pero tenía que estar dispuesta. Mientras tanto seguía estudiando. El cumpleaños que me daría todos mis derechos, también se acercaba. Lo que no iba a tener era el permiso cómo despachante de aduana. Hasta ahora, toda la parte de Oriente estaba en sus manos.

Llegó el día tan esperado. Alejandra había preparado para pasar dos días en una hostería como para nosotras. El día anterior llamó Arturo avisando que llegaba. Nos opacó la fiesta. Si no había fiesta para nosotras, que tampoco lo hubiera para él.

Lo que escribo es porque me lo contó Alejandra.

  • Arturo, es el cumpleaños de Carla, sabes que ahora ya puede disponer de todos sus bienes. Ella no quiere ponerte en problemas, te aprecia y sabe todo lo que haces por la empresa, pero quisiera una atención de tu parte. Desea poder conocerte interiormente como la conoces a ella

  • Pero yo soy el padre ¿cómo me va a pedir eso?

  • Ella es tu hija y se lo pediste ¿qué cambia? Te lo va a hacer con cariño, ella quiere que tú y Sebastián sigan en la empresa. Pero demuéstrale que no le pedías más de lo que estás dispuesto a darle, lo podemos hacer entre los tres, cómo lo hacíamos con Cristina

Cuando me lo contó no entendía que es lo que me teníamos que hacer entre los tres, cuando me lo explicó no lo podía creer.

  • ¿Lo convenciste que dejara que lo follara?

  • ¡Si! Puedes cobrarte un poco de las que te hizo

  • Pero es que yo no tengo ganas de fallármelo

  • Carla, esto no va por ganas, él tampoco tenía ganas de hacerlo contigo, era una forma de demostrar su autoridad. Con esto no es que vayas a dominarlo, pero tiene que saber que ya no tienes que ser la hija obediente, tienes tu carácter, y si te busca te va a encontrar.

Esto era surrealista, yo follando a mi padre. Ni en las películas más bizarras podía pasar esto. Esa noche mi prima fue maestra de ceremonias. Cuando llegó Arturo le preguntó

  • Abras venido bien limpio

  • Claro, o te crees que soy un puerco.

  • Te digo porque a lo mejor vas a tener que ayudar a Carla, es su primera vez haciendo esto

  • ¿Lo vamos a hacer igual que con Cristina?

  • Te dije que sí, pero ayúdala a ponerse en forma, vas a ver que es mejor – estábamos los tres desnudos, yo estaba acojonada. Tenía que follar a mi padre y la polla solo estaba morcillona, me la agarró la miró bien

  • Nunca me había fijado, no está nada mal, siéntate en la cama – y sin decir nada más, me pegó una mamada que aun con mi acojonamiento me la puso como una vara. El aun con la edad que tenía no tuvo problemas. Ale acostada con las piernas abiertas esperando la acometida. No me gustó nada esa parte, pero tan pronto se la metió me dejó el culo regalado. No es que tuviera ganas, pero me agarró un sentimiento vengativo de hacerle pagar parte de las cabronadas que nos había hecho. Se la metí con furia, quería lastimarlo. No se enteró, le daba como si fuera un perro, pero los enviones repercutían más en Alejandra que en él. Le di con más fuerzas y empezó a gemir, el cabrón se estaba por correr. Seguí dándole pollazos como para que se enterara y como una linda parejita nos fuimos los dos. El en el coño de Ale y yo en el culo de él. Quedamos haciendo una pila dónde lo peor lo pasaba mi prima

  • Salgan que me aplastan – exclamó sofocada, me paré pidiendo disculpas, y Arturo también.

  • ¿Te vas a quedar?

  • No, me voy a la otra habitación, mañana tengo que jugar al golf, sigan ustedes – se fue así en pelota, el semen le salía del culo y le corría por las piernas.

  • Ale, yo pensé que le iba a doler, que me iba a costar más. no creo que sea la primera vez

  • ¿La primera vez de qué? Carla, Arturo hace años que es pareja con Sebastián.

  • ¿Y mama lo sabía?

  • Claro que lo sabía, por eso se casó con él, quería un padre para su hija no un marido

  • ¿Pero y entonces porque hacían lo que hacían y porque nos folla a las dos?

  • Mira, a tu mama le gustaban esos juegos, y Arturo debe ser bisexual, porque también le gustaban. Créeme que hoy lo disfrutó, y tú también te corriste, la única que quedó en ayunas fui yo.

  • ¿Puedo solucionarlo?

  • No creo, lo que puedes es acompañarme a bañarnos, me quiero limpiar de todo lo que tenga que ver con esto. – nos fuimos a la ducha juntas, y juntas nos ayudamos a ducharnos.

  • Ale, venimos de una familia un poco rarita ¿te crees que podemos hacer algo mejor?

  • Claro que podemos. Somos diferentes. Tu madre con tu padre no se quería, mi madre a mí, tampoco me quiso. Nosotros nos amamos ¿o no?

  • Claro que nos amamos boba, ahora te demuestro cuanto te amo – se lo demostré en mi mejor versión femenina, lo que había usado con Arturo no lo quiso para nada.

Después de esa vez, Arturo volvió dos veces más, pero yo me fui a la sierra.

Hacía unos días que estaba un poco agobiada, tenía que rendir unas materias, y Alejandra estaba medio difusa. Se sentía cansada, se le había ido las ganas de tener sexo, estaba apática.

Una noche llega contenta, me da un beso de los de antes

  • Te tengo que dar una noticia que te va a gustar. Estoy embarazada – me agarró de sorpresa

  • ¿Voy a tener una hermanita? No me digas.

  • Bueno…va a pasar como hermanita, pero no lo es – me quedé sorprendida

  • Pero ¿cómo no es hermana? ¿no es de Arturo?

  • No, no es de Arturo, pero va a pasar como si lo fuera

  • ¿Y entonces de quién es? ¿no te alcanzaba con papá y conmigo que tenías que ir a revolcarte con otro? – se lo dije con lágrimas en los ojos, lágrimas de rabia, no hubiese pensado que me hiciera eso. Tampoco hubiese pensado que me iba a meter semejante cachetazo que me dio vuelta la cara.

  • Idiota de mierda – dijo furiosa y se metió en la habitación dando un portazo

Me quedé en trance. Me retumbaba la oreja del tortazo que me había dado, no entendía, la que tenía que estar indignada era yo, y se ofendía ella. Aparte con quien podía ser, alguien de la empresa, pero no se me ocurría con quien. Lo peor es que si fuera de Arturo, también llevaba mi sangre, pero así yo que tenía que ver.

Si yo pudiera tener me gustaría que fuera de ella, que fuera de las dos. Lo que me enfurecía era que se hiciera la ofendida. Me podía haber dicho que era de mi padre, yo no iba a saber la verdad. Total, aparte de él, solamente me creía que con la que tenía relaciones era yo.

De golpe como un clic se me ilumino el cerebro. Me dio ganas de darme otro cachetazo yo, tenía razón de pegarme, no podía ser más boba por no entrenarme. Abrí la puerta despacito, estaba acostada mirando para la pared, no se dio vuelta, me acerqué despacio

  • Ale, Ale mi amor, perdóname

  • Te vas de aquí, no quiero saber nada contigo, ni se te ocurra meterte en esta cama

  • Cielo, no seas así, sé que estuve mal, pero yo sé que soy una mujer y me lo dijiste de golpe que no pensé que podía ser mío y que era la noticia más maravillosa.

  • Qué te hace pensar que es tuyo, te lo creíste

  • Me lo creí porque sé que me quieres, y el cachetazo que me diste me dijo que sí

  • Pues todavía no sé si lo voy a tener. Arturo no va a querer, y yo no sé si voy a tener tiempo de cuidarla.

  • La cuido yo, ya voy a terminar con la UNI y voy a hacer tiempo para ayudarte en la empresa y cuidar la beba.

  • Mira Carla, creo que no vale la pena tenerla. Tú piensas que soy una zorra que puedo andar con otras, u otros, y al fin solamente va a ser tu medio hermano o hermana, y cuando me divorcie de tu padre quizá ni siquiera nos tratemos

  • ¿Por qué no nos vamos a tratar? Somos novias y eso no lo va cambiar nadie

  • Eso habría que verlo, tu desconfías de mí, aparte Arturo no creo que quiera que la tenga

  • A mí no me importa si él la quiere, yo la quiero

  • Tendrías que preguntarme si la quiero yo

  • Ale, por favor no me digas eso, sabes que te amo con toda mi alma. Sé que estuve mal, pero piensa si fuera al revés, que yo te dijera que estoy embarazada, no pensarías que era tuyo. Me pasó igual, me olvidé que puedo. ¿me perdonas?

  • Voy a ver, igual me trataste como si fuera una zorra, va tardar en pasárseme, vete a dormir a la otra habitación, no tengo ánimo para tenerte cerca. - Me conformé con eso. Sabía que me iba a perdonar, me quería tanto como yo a ella.

Pasaron cinco días sin que se le pasara el enojo. Ese fin de semana llegaba Arturo de nuevo. Puf…no sabía cómo se iba a tomar la novedad, suponía que mal y algo de razón tenía. Tenía que ganar puntos. Se lo iba a decir yo. tenía que forzar la situación.

  • Papá, a qué no sabes la buena noticia

  • ¿Qué buena noticia?

  • Vas a ser papá otra vez y me vas a regalar un hermanito

  • ¿Qué qué? – me miró como si le dijera que llegaron los marcianos

  • Qué Alejandra está embarazada y voy a tener un hermanito, o hermanita, lo que venga

  • Tú estás loca, bastante tengo contigo. Que se lo vaya a sacar – en eso llegó Ale

  • Qué ¿ya te dieron la noticia?

  • Sí, y ya puedes ir haciéndote un aborto, a mí no me vas a meter en ese compromiso

  • Qué compromiso, acaso alguna vez te ocupaste de mí. Si lo tiene yo lo voy a cuidar, si tiene que esperar algo de ti mejor que no nazca. – le contesté con rabia

  • Bueno basta, - intercedió Ale – si aquí alguien tiene que decir algo soy yo, así que ahora mejor te vas y piénsalo bien, mañana en la oficina vete con Sebastián, y cada cuál dirá lo que tenga que decir – se notaba que estaba enfadada. Quizá ella se lo quería decir de otra manera. Cuando se fue Arturo me lo reprochó

  • Tendrías que haberme preguntado lo que quería hacer, algo tengo que ver en esto. Mañana veremos lo que hacemos, ahora no quiero hablar más.

Cenamos algo de lo que había preparado y se fue a acostar. Me quedé con la incertidumbre de saber cómo le había parecido el que yo me metiera, después de todo yo no figuraba en el reparto. Me fui a la habitación dónde me tenía confinada. Me imaginaba la reunión de mañana de mil maneras. Lo que más me preocupaba es no ir las dos de acuerdo.

A la mañana cuando se levantó tenía el desayuno preparado. Yo estaba nerviosa y las miradas de ella me ponían más. Lo hacía a propósito, eran miradas socarronas, como si estuviera evaluando mi actitud.

Llegamos a la oficina y tuvimos que esperar casi hasta el mediodía antes que llegaran. Seguramente era una forma de ponernos nerviosas. Conmigo lo lograron, a Alejandra no se le notaba nada, hacía sus cosas normalmente. Llegaron, nos saludamos y nos sentamos en el salón de reuniones. El primero que habló moderadamente fue Arturo

  • Mira Alejandra, yo no sé lo que piensas, pero ya no tengo edad para ser padre, no podría serlo, y nuestra relación no ayuda, no puedo meterme en esa responsabilidad

  • ¿Qué responsabilidad? – salté yo – acaso tuviste alguna responsabilidad en mi crianza

  • Mira Carla, o Carlos, lo que mierda seas – no lo dejé seguir hablando

  • Soy Carla, y mucho menos mierda que tú. Yo si lo tiene, no tendrá un padre, pero va a tener una hermana que lo va a cuidar cómo una madre. No cómo tú que no fuiste nada.

  • Paren carajo – gritó Sebastián – no vinimos aquí a hacer una riña de gallinas. A ver tú Ale, estás callada, pero creo que eres la única que sabe que va a hacer.

  • Sé lo que quiero que hagamos, lo podemos hacer de buenas maneras o de malas. No es solamente esto. Carla ya va a tomar el mando de la empresa, no veo que esta forma de relacionarnos sea la mejor.

  • Porque no resolvemos cada cosa por separado. A ver Arturo, dejen de insultarse y hablen como personas maduras, que quieres hacer en cuanto al embarazo.

  • Yo no me quiero hacer cargo, es más, me gustaría divorciarme y poder vivir tranquilos

  • Y bueno Alejandra, si le preguntó a Carla va a ser para discutir, ¿qué vas a hacer?

  • Tengo que pensarlo, yo ahora también me quedo sola, la criatura no va a tener padre, no sé, ya te digo, Carla tomará la conducción y tengo que ver cómo me arreglo.

  • ¿Cómo te vas a arreglar? Ya te dije, lo que no va a hacer él lo voy a hacer yo, y la empresa la vas a seguir llevando tú. – en ese momento Arturo estaba callado, hablaba Sebastián

  • Eso de que no va a tener padre, no tiene por qué ser así. Aunque se divorcien puede reconocer el niño. Ahora que Carla diga cómo vamos a quedar nosotros, si quedamos.

  • Si Alejandra no dice otra cosa, por mí sigan haciendo lo mismo. Arturo tiene acciones, así que hasta que quieran pueden seguir con lo mismo, después verán.

  • ¿Podemos seguir como hasta ahora, sin odio ni resquemores?

  • Mientras me respeten como Carla como yo los respeto a ustedes, no va haber ningún problema, sigue siendo mi padre, y si alguna vez quieren venir a casa a ver a la beba, pueden hacerlo, y eso también va para ti Sebastián.

  • No te apures tanto en invitar a ver a la beba, que Alejandra todavía no dijo si lo va a tener, y si lo tiene hay que ver si es beba o bebe ¿qué vas a hacer Ale?

  • Por favor, déjenmelo pensar, después veremos

La reunión se terminó mejor de lo que había pensado. Tenía que convencer a mi prima de que lo tuviera. Me tenía en vilo y no me decía nada, ya era tarde y no habíamos comido.

  • Termina de arreglar esto, que voy a comprar algo de comer – se fue dejándome con la incertidumbre. Volvió al rato.

  • Deja todo y vamos a comer a casa – llegamos, puso la comida en la mesa y nos sentamos mirándonos de frente. Casi siempre lo hacíamos así, pero sin esa tensión. Cuando estábamos terminando me anime a preguntarle.

  • Y ¿lo vas a tener? – me miró seria

  • Te portaste bien en la reunión, vas a ser una buena directora – eso no era una contestación

  • No me contestaste ¿lo vamos a tener?

  • Vete a arreglar bien que tenemos que festejar, te quiero bien limpia por adentro y por afuera – casi me caigo del salto, fui a darle un beso, pero me echó – anda prepárate mientras me arreglo yo también, y ven que vamos a comer un postre y a brindar.

Salí a las corridas, limpiarme por adentro llevaba su tiempo y quería hacerlo bien, ella también hacía lo mismo. Me bañé, me puse perfume, y unas bragas que me quedaban monísimas, un baby doll insinuante, cuando volví a la sala, Alejandra estaba esplendida, tenía la prima más linda del mundo.

Me esperaba sentada en el sillón, en la mesita unos bombones y dos copas con champagne. Lo mejor era su sonrisa. Hacía cinco días que no se la veía y la quería toda para mí.

Me puso un bombón en la boca y me lo peleó, fue un empate, cada cual comió en la boca ajena, brindamos por el fruto de nuestro amor y me extasié recorriendo a besos, su cuello, su clavícula, llegué a sus senos, los noté más hinchados, más firmes, más mamables. Era una delicia, lo que iban a ser en unos meses. Fui bajando hasta llegar a su incipiente barriguita, la besé emocionada

  • Ale ¿te parece que se da cuenta que también soy la mama?

  • Carla, todavía no se da cuenta de nada, es un embrión

  • Yo pensé que a lo mejor mis besos la emocionaba estando tan cerca

  • A ella no, pero a la otra mama la estas emocionando y mucho, que te parece si vamos a la habitación – recorrí el camino de vuelta hasta su boca, y entre besos la levanté y la llevé aupada hasta la cama, la acosté suavemente y volví hasta esa barriguita a seguir emocionando a la otra mama, le quité las bragas y de ver el sitio por dónde iba a salir mi bebita, me agarró una desesperación por besarlo, chuparlo, Ale se abrió para darme espacio y lo mimé hasta que me sujetó contra esa almeja divina para regalarme el primer orgasmo. Volví a subir a buscar sus labios.

  • Ale ¿y si hacemos un completo?

  • Si quieres sí, pero sabes cómo me pone, y más ahora.

  • Mi amor, yo estoy para todo lo que quieras

  • Bueno, ¿tienes los juguetes? – fui a buscar la caja, había para todos los gustos me desnudé

  • ¿Cuál quieres que use? – mostrándole todos

  • Elíjelo tú, pero sé amable, - elegí el mismo que había sido el primero para las dos - ¿y tú cuál quieres? – me preguntó, le contesté con una sonrisa

  • Elíjelo tú, y no hace falta que seas tan amable – sacó un consolador que no sé si lo habían usado nunca, era un despropósito de enorme, de verlo me daba ganas de llorar, se echó a reír

  • Vieras la cara que pusiste, tonta, ¿a un culito tan lindo te crees que le iba a meter esto? Quiero que festejemos juntas que vamos a ser mamas no ponerte a parir – me abrazó para sacarme el susto, este lo compró Cristina para hacerle un chiste a Arturo, lo llamamos el gran capitán – Tú culo me gusta mucho así como es, así que elije tú el que quieras – lo pensé un poco

  • Ale ¿el bebé lo vas a tener así natural o por cesarea?

  • Si todo va bien, me gustaría tenerlo natural.

  • Pero te va a doler mucho

  • No más que a otras, las mujeres estamos preparadas para aguantar eso

  • Claro, las mujeres estamos preparadas para aguantar eso – lo pensé un instante - usa el gran capitán

  • Qué, tú estás loca, yo no te voy a romper el culo de esa manera, ¿por qué se te ocurre eso?

  • A ti te debe doler más cuando nazca la beba y lo vas a aguantar. Yo soy tan mujer como tú y no quiero que sufras tu sola.

  • Pero primita, yo ya sé que eres tan mujer como cualquiera, pero hay un montón de mujeres que no tienen familia y no se hacen romper el culo por eso

  • No me digas primita, y no seas mala. De verdad si no lo haces me voy a quedar con el complejo que soy poca mujer

  • Y si lo hago, te va a quedar el complejo de que te rompí el culo por nada

  • Para ti será por nada, para mí vale mucho, se buena, después de todo, es hacerme lo mismo que me haces siempre, con algo más grande.

  • Eres una tonta, pero te lo voy a hacer igual. Ponte que te preparo, ¿tú también me vas a preparar? – me puse a gatas y sentí como me lubricaba el ano con la lengua, después se lo iba a hacer a ella. le encantaba, a mí también, era la mejor parte. Se puso, traté de meterle la lengua adentro, pero lo tiene muy cerrado, después sí que iba a poder.

Terminamos de prepararnos, le puso bastante crema al que iba a usar conmigo. Se acostó boca arriba, mi pene después del tratamiento lingual me quedó como una estaca, se lo fui introduciendo, cuando llegué al fondo me crucé, le levanté la pierna para chuparle los dedos, y le fui metiendo el vibrador en ese culito hermoso. Ahora le tocaba a ella, me apoyó el torpedo ese y ya me empezó a doler. No decía nada porque sino no me lo iba a meter. Empezó a empujar y el dolor era terrible. Si así dolía al parir, la humanidad existía por puro milagro.

Alejandra cuando la penetraba por los dos lados le daba un placer enorme. A mí cuando lo hacía con uno a mi medida también, pero es que este me hacía parir de verdad. Aguanté la respiración, me metí su pie en la boca, me moví para llevarla al orgasmo, y la llevé. Cuando se corrió empujó el trasto, y…y…y tuve familia. Joder, como dolía, sudaba lágrimas hasta por las orejas.

Ale estaba en trance, eso es a lo que ella llamaba como se ponía, y se ponía de verdad. No se arreglaba con un polvo. Me lo metía y me lo sacaba haciendo que hiciera lo mismo con ella. tanto va el cántaro a la fuente que mi cántaro se ve que se rompió. Nunca tuve un orgasmo tan copioso, (que no agradable) en medio de mis dolores el trasto ese me debe haber exprimido la próstata porque quedé casi desmayada abrazada a mi prima.

  • Nena, te lo dije, era una locura, espera que te lo saco. Uf…parece una palangana, pobrecita, te duele mucho, verdad – yo solo decía que sí, y es que me dolía, pero ahora que me lo sacó ya no tanto.

Me acariciaba, me arropaba contra sus pechos, me besaba, cada vez me dolía menos y me sentía más cómoda entre sus tetas. Tan cómoda que no pude luchar contra la tentación de meterme ese pezón exquisito en la boca. No dijo nada, me acariciaba el pelo mientras veía como mamaba – Despacito mi cielo, despacito que no se terminan.

  • Es que me calma el dolor, y tengo que aprovechar ahora, después será todo para la beba, tengo miedo que no quede nada para mí.

  • Uhm…no tienes que tener miedo, me parece que voy a tener leche para dos bebas. Más miedo tengo yo, con lo que me excito en este estado, y cuando me veas con esa barrigota, no vas a querer ir a visitarme más por ahí abajo

  • No digas eso, siempre que quieras yo te voy a atender como quieras.

  • ¿De verdad? Sabes que me excitó mucho lo que me hiciste, pero estás dolorida pobre

  • ¡Que dolorida! no me va a doler más por atenderte que esto es una urgencia, creo que me va a ayudar a calmarme – y allí me fui, uf como estaba eso, entre lo de ella y lo mío, tenía todo el pubis, los muslos, el culo hecho una asquerosidad. El tipo de asquerosidad que tanto me gustaba. empecé a higienizarla a lengüetazos, ella se abría para hacerme lugar

  • ¿Qué haces Carla? – me preguntó

  • Te estoy limpiando un poco, vieras cómo estás

  • Límpialo después, porque no te dedicas a lo que fuiste – Sí mi prima cuando se pone es una joya. Me agarró del cabello y empezó a frotarse contra mi lengua. No gritaba, pero sus gemidos me hacían lamerla más, estaba por correrse, encogió las rodillas dejando todo el terreno para mí. Como me gustaba beberla, y a ella darme de beber.

Sabía que no la había conformado y como no había sufrido una invasión como la mía, fueron dos dedos a su culo que me los agradeció con un suspiro de placer. Se puso de costado con las piernas encogidas, seguí haciendo trabajos de limpieza y cuando empezaba a temblar le atendía el conejo o le metía la lengua en el ojalillo de atrás, que ahora si entraba y eso la ponía loca.

Cuando volví a su lado tenía los ojos achinados, me dio unos besos apasionados

  • ¿De verdad que me vas a atender así cada vez que te necesite?

  • Ale mi amor, una vez te dije que quería ser tu muñeca para hacerte gozar, y ahora que me haces madre puedes hacer de mí lo que quieras.

  • Lo que quiero es que seas feliz a mi lado y me ayudes a criar a nuestros hijos

  • ¿A nuestros? Tienes ganas que tengamos más

  • Si esto sale bien y podemos tenerlos, sí. Pero no me vengas más con ese cuento masoquista. El culo si te lo quieres romper te lo rompes tú sola, a mí no me pidas ayuda.

  • Ale con esto me bastó, lo único que necesito para sentirme mujer, es hacerte feliz a ti.

Después de ese día, todo volvió a ser normal. A medida que avanzaba el embarazo de Ale, me iba haciendo cargo de la conducción de la empresa. A los dos meses nos confirmaron que era una niña y que estaba bien. La alegría nuestra fue doble. Decidimos llamarla Cristina, fue la persona que más quisimos.

La ayudé con los ejercicios y tuvo un parto natural y sin problemas, yo le sostenía la mano. Eso no le quitaba el dolor, pero tenía mi apoyo y de alguna manera, sabía que hubiese preferido tenerlo yo para que no sufriera ella. Cuando se la pusieron en los brazos lo primero que hizo fue dármela a mí, ahí cuando sentí a esa criaturita en mis brazos, supe que de verdad también era la madre.

Arturo estaba de viaje. Ya el divorcio se había hecho efectivo. cuando llegó ya estábamos las tres en casa. No se preocupó mucho, casi fue Sebastián el que se entusiasmó más.

No nos importó. Por una cosa o por otra, el trámite para reconocerla quedó para más adelante, y cómo nos habíamos supuesto, ese adelante fue nunca.

Al año, estaba en la alfombra haciendo caminar a Cristi. Se me aproximó Alejandra

  • Te tengo una noticia, no sé si te va a gustar.

  • ¿Pasó algo malo en la empresa? – pregunté preocupada

  • No, en la empresa no pasó nada, pero Cristi va a tener un hermanito

  • ¿Quién es el papá? – puso una cara que no pude aguantar la risa, le devolví la sonrisa a besos – mi amor, que alegría que me das, tendrías que haberte visto la cara, dabas miedo

  • Pues si hubieses sabido lo que pensaba, más miedo tendrías. No iba a ser el gran capitán, iba ser un gran general el que te iba a meter en el culo por una semana.

Después de dormir a Cristi, festejamos. Fue un completo más completo. Un 69 delicioso con el apoyo de tres vibradores, dos para ella y uno para mí. Ninguno exagerado, como siempre los orgasmos de mi prima eran más numerosos, pero el cariño que le demostraba a mi polla se lo devolvía alternando mi lengua con los juguetes. Esas celebraciones nos dejaban de cama. Como estábamos en la cama no había problema.

Al mes nos casamos y cuando nació el niño (esta vez fue un niño) los reconocí a los dos.

Somos una familia normal. La familia tipo de cuatro personas, dos madres y dos hijos, ¿qué más normal se puede pedir?

Bueno, terminó esta historia que no fue del agrado de todos, pero era una situación que me daba ganas de tratar. Tengo que agradecerle a Lord Tyrannus que me animo para seguir. Y sigo pensando que por terrible que parezca puede haber hombres así.