Mi prima (1)
Ella era una prepotente. Ahora está en mis manos.
Mi prima ( capítulo 1)
A mi prima la tenia ganas. Era la típica niña pija que se creía superior al resto de las personas, por tener un buen fajo de billetes de papa para sus caprichos. Era morena de 165 cm y con un cuerpo delgado, equilibrado, pero nada fuera de lo normal. Tenia 19 años, y había conseguido cazar a un rico heredero con el que se iba a casar al acabar los estudios universitarios.
Estando un día de fiesta en una discoteca, la vi con sus dos amigas riendo a carcajadas y bailando entre ellas con claros signos de haber bebido mas de la cuenta.
Yo me encontraba con un amigo de otra ciudad que había venido a arreglar unos papeles de la mili. Jose siempre estaba fantasmeando de lo bueno que era ligando, así que se me ocurrió un plan para putear a mi prima.
Jose ( le dije) ¿A que no eres capaz de enrollarte con esa chica y que te deje meter mano aquí en la disco?. El la miró y aceptó el reto. Bailando se fue acercando a ella y en cinco minutos ya estaban hablando entre risas. A la media hora empezó la música lenta, momento que él aprovechó para agarrarla y empezar a mover la mano por toda la espalda. Ella al principio se resistía, pero cuando él la dio un beso en el cuello, termino su resistencia y se embarcaron en un beso apasionado. Este era el momento que estaba esperando para sacar mi cámara de fotos digital y empezar ha hacer fotos. Con la siguiente canción jose ya mas atrevido comenzó a meter la mano bajo su camiseta y a estrujar sus tetas sin ningún reparo. Yo seguía sacando fotos, pero todo termino cuando sin miramientos, su mano entró dentro de su falda a tocar directamente el coño momento que retraté y momento en que mi prima Carmen se asustó separándole para volver con sus amigas.
Al día siguiente, había sacado por impresora algunas fotos, y esperándola a la puerta de su casa en el coche, la llame para acompañarla a la facultad.
Como casi siempre tenía puesta una falda hasta la rodilla, con una camiseta de tirantes debido al calor que hacía esa primavera. Ella se extrañó al verme, ya que nunca la llevaba, así que dándola un sobre la dije: esto es importante. Ábrelo luego entre las clases, y después de verlo me llamas. Ella mosca bajo del coche y se despidió.
A las dos horas sonó mi teléfono. Muy alterada y amenazante me pidió las fotos, hablándome de abogados y otras historias para amedrentarme. Yo la dejé hablar un buen rato y después la dije: tú no tienes por donde cogerme, pero yo a ti sí. Así que baja esos humos y te espero en la cafetería de la facultad al acabar las clases. Si no apareces mandaré una copia de las fotos a tu novio y otra a su familia. No creo que a sus padres les haga micha gracia.
Sentados en la mesa, no la dejé hablar y la dije: este es mi trato. Si de aquí al final del verano haces todo la que te diga sin rechistar, el primer día de clases del próximo curso te daré el archivo con las fotos. Quiero que seas mi sumisa sexual. Si dentro de un minuto no te has ido, entenderé que aceptas.
En este momento va y me comenta algo que me dejó de piedra. Soy virgen y quiero seguir siéndolo hasta el día que nos casemos. Lo hemos decidido así.
Mira él se casará virgen si quiere, pero tú el día que te cases serás una experta en la cama. Eso te lo aseguro. Tu entrenamiento empieza ahora. Vete al servicio quítate la ropa interior y tráemela en la mano. Ella se levantó pero en vez de ir al servicio se encaminó a la calle. En la puerta se paró y volvió a la mesa. No puedo hacerlo. Me dijo. A lo que respondí: lo vas ha hacer y además el intento de irte tendrá castigo.
Se fue y cuando regresó roja como un tomate, se sentó pasándome la mano bajo la mesa. Con todo el escaro cogí su ropa interior y la puse sobre la mesa. Era bastante discreta de color blanco. La obsevé durante unos segundos y diciéndola que no me gustaba y que tendria que cambiarla, me la guardé en el bolsillo y salimos en dirección a su casa.
En su casa no había nadie. Eso me facilitaba las cosas. Fuimos a su cuarto, y la dije que se desnudara.
En pelotas estaba preciosa. Su pecho era mediano muy tieso, y su pubis era evidente que nunca había sido recortado. ¿Dónde está tu ropa interior? Se acerco a un cajón de la cómoda y me la dio. No tenía nada sexi. Así que con una tijera que traje de la cocina la rompí todas las bragas diciéndola: cómpratelas nuevas pequeñas y la mitad que sean totalmente transparentes.
Ahora ven aquí. Ella se acercó y cogiéndola del brazo la llevé a la cama de sus padres, donde la tumbé y desnudándome se la metí en el coño rompiendo su virgo y corriéndome dentro de ella abundantemente. Lo hice rápido. No quería que disfrutase esa primera vez, para dejarla claro que su placer no me importaba nada. Cuando salí de ella la hice mas fotos sobretodo de su coño del que ya salía el fruto de mi corrida, dejándola con los ojos cristalinos y en silencio.
Me vestí y saliendo la dije: estate preparada para la próxima vez. Puede ser cualquier día a cualquier hora.