Mi posesión más preciada (5)
Un nuevo personaje entra en escena.
MI POSESIÓN MÁS PRECIADA (V)
Joder con el gordito.
Si es que no le quita ojo a mi juguetito.
El gordito en cuestión es un becario que hemos cogido este verano. Bajo, regordete, con principio de alopecia a sus veintipocos ¿su nombre? Ni lo sé ni me interesa. Lleva aquí mes y pico y estoy seguro de que cada noche se mata a pajas con mi juguetito. Quién sabe si habrá conseguido entrever su coñito o sus pezones en algún momento. Tampoco me extrañarían, de tanto mirar tiene que salir algo fijo.
Creo que voy a divertirme un poco.
Cuando le comento a mi juguetito lo del becario regordete se sonroja. Claro que se ha dado cuenta, aunque de inmediato aclara que ella no tiene la culpa, que es él el que se la come con los ojos, que
.Cállate.
De inmediato guarda silencio y baja la mirada. Me gusta verla así, con la minifalda remangada sobre la cintura y sus tetitas al aire, con las marcas del bikini bien definidas. Está sentada en la esquina de mi mesa, estos días he tenido mucho trabajo y me relaja mirarla, juguetear con su clítoris, tirar de sus escasos pelillos de manera distraída mientras trabajo. Hay quien tiene una de esas pelotas antiestrés. Yo tengo algo mejor.
Vamos a divertirnos, juguetito.
Noto que su cuerpo se tensa, pero va aprendiendo y evita mirarme.
A partir de ahora, vas a dedicarte a ponerle como una moto. Quiero que se pase con la polla dura, las siete horas que dura la jornada intensiva. Que, si no lo ha visto ya, pueda ver tu coño con claridad. Que cada vez que vayas a su mesa, y lo harás al menos un par de veces al día, te agaches y te preocupes de que te vea bien las tetas quiero que, si ya se hace pajas contigo, adelgace de tanto cascársela.
Pero
Ni pero, ni nada. Empezarás mañana. Y además, quién te ha pedido que hables, Bájate de la mesa, date la vuelta y ponte como tú sabes, que ese culo está pidiendo a gritos un poco de disciplina.
Mano de santo. Han pasado tres días y el gordito va a reventar. Anda como escocido, ojeroso y tantas veces al baño que cualquiera diría que sufre de diarrea galopante. De hecho ya le he jodido un par de pajas, entrando en el baño y haciendo todo el ruido posible.
Creo que está a punto de caramelo.
Hoy le dirás que se quede por la tarde para ayudarte con la presentación de mañana.
Noto que está a punto de responder pero se lleva una mano al culo y no rechista. Para añadir un poco más de emoción invito al becario a comer en un bar cercano. Está como una moto y no da pié con bola. Entre el calentón, las pajas, y que un jefe le ha invitado a comer después de varias semanas de invisibilidad absoluta intencionadamente prolongo la comida con una charla intrascendente, No sabe cómo decirme que se tiene que marchar. Gotas de sudor caen por su frente pre-alopécica produciéndole escalofríos cuando entran en contacto con el aire acondicionado del local.
Cuando parece al borde del colapso, le digo que me marcho, que hace un buen día como para currar y que ya habrá quien me saque las castañas del fuego con lo de mañana.
Me mira con rabia y con cierto atisbo de venganza a la vez.
Es lo que tiene ir de príncipe azul por la vida. Aunque estés más bien gordito y a tus veintipocos empieces a quedarte calvo.
Espero un tiempo prudencial mientras me tomo una Heineken bien fría en una terraza.
Sus instrucciones son claras. Quiero que cuando yo entre, el gordito tenga le esté metiendo la lengua hasta el fondo de la garganta. No voy a pedir que se la esté follando, no tiene cojones para eso.
Ni tampoco se lo merece.
Subo en el ascensor tras saludar al portero. El edificio está vació. Antes de abrir la puerta me paro unos segundos anticipando el placer que me esperaba de puertas adentro.
¿Qué está pasando aquí?
El gordito salta como un resorte con una mueca de dolor. Su polla prisionera reclama lo que es suyo. Según mis cálculos deberían de llevar como diez minutos dándose el lote. Y eso pasa factura, para empezar en esa manchita de líquidos preseminales que traspasa sus chinos.
Bueno, bueno, bueno
El becario no sabe dónde meterse. Juguetito tiene un brillo especial en sus ojos. Expectante. De momento, decido ignorarle.
¿tú no tenías que acabar un trabajo para mañana?
Juguetito calla. Conoce su papel y las consecuencias de no seguirlo. Pero mis cálculos respecto al gordito no eran erróneos.
Eh! Oye, mira, déjame que te explique, ella no
Cállate, que contigo no estoy hablando.
Decide guardar silencio, de momento.
A ver, guapa, yo confío en ti, pienso que eres una buena profesional y te dejo un trabajo para que puedas lucirte y te pillo dándote el lote con este capullo
El capullo se revuelve pero opta por seguir callado.
No me dejas otra elección. Voy a tener que echarte a la puta calle.
Eh, hombre, tampoco es para ponerse así, que al fin y al cabo.
El caballero andante se viene arriba, seguramente en relación inversamente proporcional al tamaño de su polla, que el acojono habrá reducido a la mínima expresión.
¿Me estás hablando a mí?
Qué ganas tenía de decir esta frase. El becario se achanta durante unos segundos, titubea, mira a juguetito, me mira a mí. Sopesa su sueldo de mierda y su trabajo de mierda contraponiéndolo al lote que se acaba de pegar y, supongo, pensando en un prometedor futuro sexual que acabe con su virginidad endémica.
Sí. Mira (sigue conciliador) la chica tampoco tiene la culpa, he sido yo el que la ha entrado (infeliz).
Ahí te quería yo tener.
Ah ¿sí? , vamos, que se va a ir a la calle por tu culpa.
Bueno, no, hombre
Pues eso me acabas de decir.
Visto así
¿sí o no?
No tiene marcha atrás.
Sí.
No te he oído.
Sí!!
¿Y qué piensas hacer al respecto?
¿ ?
Digo, que qué estarías dispuesto a hacer para que esta chica no se vaya a la calle.
Pues lo que haga falta.
¿Cómo?
Lo que haga falta!!!!
Muy bien machito, pues bájate los pantalones y los calzoncillos.
¿ ?
¿No me has oído? Tienes cinco segundos. O si no, tu princesa se va a la puta calle.
No entiende nada. Me mira, mira a juguetito a los ojos. Ve algo en su mirada. Algo que seguramente malinterpreta. Porque ve deseo, claro. Ve morbo, expectación, excitación lo que no sabe es que todo eso no va dirigido a él. Ni mucho menos.
Uno, dos, tres, cuatro
Resignado ¿excitado? Se baja sus chinos color beige y sus calzoncillos de pata del Mássimo Tutti. Su polla está encogida como un cacahuete. Me acerco despacio y con una regla (la que uso para educar a mi juguetito) la levanto y la dejo caer. Acto seguido, le doy un ligero palmetazo. Se estremece. Le pido a juguetito que coja la Canon y le haga unas cuantas fotos ahí en medio del estudio, con los pantalones bajados y la polla fuera. Es mejor tener todo atado y bien atado.
Una vez terminada esta parte, le agarro del cuello de su impecable camisa de rayas le tumbo sobre la mesa y le doy una fuerte azotaina con la regla. No grita, pero gruesas lágrima caen por sus mejillas. Juguetito contempla excitada la operación, es la primera vez que la ve desde fuera, Se lleva la mano a su entrepierna pero una simple mirada la hace retirarla.
¿Quieres probar?
El gordito intenta girar los ojos (no puede mover la cabeza, le tengo bien sujeto) Juguetito no habla, simplemente se acerca, coge la regla y empieza a azotar ese culo gordo y blanquecino. Primero con miedo, luego con firmeza.
Buena chica.
Mientras, con la mano libre, me bajo los pantalones y los boxer. La situación me ha excitado.
Y ahora me la vas a chupar.
Se revuelve, pero un reglazo de Juguetito le paraliza de inmediato.
No te pongas así. A mí también es la primera vez que me la chupa un tío. Eso sí, no se ocurra ponerme las manos encima.
Mientras, le empujo hasta el suelo obligándole a caer de rodillas frente a mi polla. Sin soltar el cuello de la camisa, le acerco mi polla y la restriego por sus labios cerrados. Un nuevo azote de su princesa y los abre de inmediato.
Chupa bien. Como una putita buena. Pero no quiero correrme en su boca.
- Bueno, cabroncete, ahora vamos a empezar a jugar en serio.