Mi pícara nuera 1
Cuando su hijo y su nuera se separaron, Javier se aproximó a ésta para no perder contacto con su nieto, pero nunca hubiese esperado encontrarse con una mujer tan caliente.
Javier tenía 48 años y era un hombre atractivo y con alto poder adquisitivo, estaba divorciado y apenas tenía relación con su ex esposa y con su hijo Iván, éste acaba de separarse también de su mujer, una chica de 24 años llamada Nuria, y estaba en pleno proceso por la custodia de su hijo. Nuria era una mujer hermosa, tenía el pelo largo y rubio, alta, con piernas largas, caderas torneadas y abundante pecho, hasta la separación era discreta y evitaba la vida social y nocturna, por lo que solo salía de casa para pasear a su hijo o dar un paseo con su marido, a pesar de lo cual cuidaba mucho su cuerpo y para ello iba al gimnasio siempre que podía.
Javier había tenido poca relación con ella, pero la separación de su hijo hizo que intentase aproximarse a Nuria para poder estar más tiempo con su nieto, algo que su hijo no había permitido hasta ese momento. Ella había accedido con agrado, ya que no tenía familia cercana y se sentía en cierto modo arropada por él, más aún en el momento en que se encontraba, con una separación bastante traumática motivada por una infidelidad de su marido, lo que había hecho que ella se sintiese infravalorada y hundida y estuviese en un proceso de cambio en sus costumbres, pasando de ser una mujer hogareña y recatada a otra deseosa de comerse el mundo.
Tras la separación, Nuria había encontrado trabajo en una oficina y dejaba al niño en la guardería. Tres tardes en semana ella iba al gimnasio después del trabajo y era Javier quien recogía a su nieto y lo llevaba a casa de su nuera, allí le bañaba, daba la cena y acostaba, después esperaba hasta que Nuria regresaba del Gym, y entonces se iba a su casa donde vivía solo.
Así habían transcurrido los dos últimos meses, hasta que una de las tardes, cuando Nuria llegó del Gym, el pequeño aún no se había dormido, por lo que ella fue a su habitación a ducharse y Javier se quedó esperando por si el niño lloraba, poco después él tuvo que ir al aseo, y al caminar por el pasillo vio que las puerta de la habitación y baño de su nuera estaban abiertas y dejaban a la vista la figura de Nuria, no pudo resistir la tentación y se quedó mirando fijamente, ella se enjabonaba dentro de la ducha y pasaba sus manos por unos redondos y turgentes pechos, de repente ella giró su cabeza y miró hacia la puerta, Javier intentó esconderse rápidamente pero estaba seguro que ella le había visto, así que volvió de inmediato al salón, no quería que ella se enfadase y pudiese negarle las visitas a su nieto, por lo que empezó a pensar qué excusa podía poner para lo que había ocurrido.
Poco después apareció ella por la puerta, llevaba unas mallas deportivas grises que se ajustaban perfectamente a su cuerpo marcando su perfecta figura, y una camiseta blanca ceñida que resaltaba considerablemente su abundante pecho. Antes de que él pudiera dar cualquier excusa por lo sucedido en el baño ella le preguntó si quería quedarse a cenar. Javier sorprendido respondió que sí, y ella le cogió de la mano y le llevó a la cocina diciendo que tenía que ayudarla a preparar la cena para los dos. Javier se sentó en una silla y Nuria puso la radio y le pidió que fuese pelando patatas mientras ella preparaba una ensalada. Mientras lo hacía, Javier no podía apartar la vista del culo de su nuera que estaba a escasamente un metro, ella estaba de espaldas cortando los ingredientes para la ensalada al tiempo que movía el trasero al ritmo de la música que sonaba en la radio, la malla se metía entre sus glúteos y dejaba ver claramente que no llevaba ropa interior debajo. Sin darle tiempo a reaccionar, Nuria se dio la vuelta quedando de frente a él, por lo que ahora tenía su entrepierna a menos de un metro de sus ojos, su nuera no paraba de bailar de forma sensual y esto hacia que su vulva, que se marcaba perfectamente debajo de la fina malla, se moviese una y otra vez produciendo en él un efecto hipnótico que le impedía retirar la vista. Nuria le miró y vio donde tenía clavados sus ojos, al principio se sorprendió y estuvo a punto de taparse, pero luego le hizo gracia y se sintió halagada, lo cierto era que tenía un cuerpo esplendido que era capaz de atraer la vista de cualquier hombre, al igual que lo hacía su suegro ahora mismo.
N.- ¡Vamos Javier! Que no veo que peles muchas patatas.
Javier salió de su hipnosis y apartó la vista avergonzado, rápidamente se puso a pelar las patatas.
Ella se giro de nuevo y siguió moviendo su trasero, antes en el baño creyó verle observándola cuando se duchaba desnuda, pero no estaba segura, ahora estaba convencida que él la había estado espiando desde la puerta. No paraba de pensar en ello y se daba cuenta que le gustaba esa sensación, se sentía atractiva y pensó que con su cuerpo juvenil y bien formado podía provocar a cualquier hombre maduro, le gustaba la idea de calentar a su suegro. Sí, eso es lo que iba a hacer, iba a excitar a Javier hasta que éste no pudiera más, se iba a vengar de su ex por su infidelidad y para ello iba a utilizar a su suegro. De espaldas a éste se inclinó hacia adelante para sacar la botella de aceite del armario inferior, lo hizo separando las piernas y pegando al máximo su trasero a la cara de él, la música seguía sonando, así que balanceó sus caderas rítmicamente permitiendo que Javier pudiera ver entre ellas el abultamiento de su vulva, el mero hecho de pensarlo provocó en ella algo parecido a una descarga eléctrica y con la excitación sintió como su sexo se humedecía y sus flujos emergían entre sus labios llegando a la malla, al notarlo sintió cierta vergüenza y pensó en quitarse, pero no, quería que él viese su malla húmeda. ¿Cuál sería su reacción?
Javier no podía dar crédito a lo que le estaba pasando, tenía el culo de su nuera a menos de medio metro y ésta, al separar las piernas, le había regalado una visión integra de su entrepierna, los labios vaginales se notaban hinchados bajo la malla deportiva y no paraban de moverse, esto había producido en él una erección que era incapaz de controlar, su pene luchaba por salir del pantalón y él intentaba por todos los medios disimularlo tapándose como podía, a pesar de ello, de vez en cuando se acariciaba apretando la polla con su mano. De repente oyó como Nuria le pedía que lavase las patatas en el fregadero, se incorporó para hacerlo y al instante ella se puso detrás, apoyó la barbilla en su hombro y se apretó contra él, como Nuria no paraba de bailar, notó como las tetas se clavaban en su espalda y se frotaban literalmente contra ella. Lo que se le pasó en ese momento por la cabeza fue ¿Qué talla de pecho tendría? Seguramente una 100, las notaba grandes y duras. Nunca había tenido deseos sexuales relacionados su nuera, pero ahora se la follaría sobre la encimera si pudiese. ¡Que locura! ¿Cómo podía pensar eso? Tenía que tener la mente fría, su nuera solo le demostraba cariño y él malinterpretaba las señales y solo pensaba en follársela.
Nuria le abrazó desde atrás y meció sus caderas al ritmo de la música apretando su pubis contra el culo de Javier. Éste hizo un ligero movimiento hacia atrás, ella, al notarlo, se apretó nuevamente y siguió frotando su pubis y sus tetas contra él, miró sus pezones y vio que estaban erectos y se marcaban perfectamente en su camiseta, instintivamente bajó sus manos por el pecho de Javier descendiendo por el vientre hasta rozar levemente su polla por encima del pantalón, después dio un paso atrás y se separó de él. ¡Joder! La tenía dura y parecía muy grande. Sintió un escalofrío y notó como su sexo volvía a humedecerse, tenía la sensación de que sus flujos estaban resbalando por sus labios vaginales y estaba segura que ahora su malla tenía una buena mancha entre sus piernas. – Estoy loca, pensó, pero ¡Como le gustaría que Javier pudiera ver la mancha de su malla! Tenía que hacer algo para que así fuera.
N.- Deja las patatas, con la ensalada y algo de picar nos vale, vete al salón y abre una botella de vino, yo voy ahora con la comida.
Javier estaba totalmente empalmado, su pantalón tenía un bulto imposible de disimular, por lo que salió rápido de la cocina, abrió la botella de vino y se sentó en el sofá.
Nuria abrió un par de latas de aperitivos, cortó un poco de queso y aderezó la ensalada. Después miró su camiseta y vio que los pezones no estaban como antes, así que se quitó el sujetador y pellizcó los pezones con fuerza, ahora se transparentaba la areola y los pezones pugnaban por salir de la camiseta. ¡Ahora si! Pensó, cogió la comida y salió al salón, cuando se acercaba a la mesa observó sin disimulo el bulto que su suegro tenía en el pantalón, puso sobre la mesa la comida y se sentó en el sofá frente a Javier. Éste ya había servido dos copas de vino, así que ella se inclinó hacia adelante para coger su copa al tiempo que separaba las piernas ofreciendo a su suegro una panorámica completa de su entrepierna, en ella se distinguía claramente su vulva y una gran macha producto de los flujos que habían salido de su sexo poco antes. Miró a Javier y vio como éste no apartaba la vista de su entrepierna, esto la excitó y comenzó a cerrar y abrir sus piernas lentamente de forma reiterada.
Javier no sabía qué hacer, tenía a su nuera delante abierta de piernas, vestida con una malla que era incapaz de tapar su vulva empapada y una camiseta que dejaba ver una areola marrón con dos pezones que sobresalían considerablemente de ella. Pensó en beber un poco y calentar la velada poco a poco para saber cuál era la intención de Nuria –Si eso era lo mejor-. A medida que avanzaba la velada caían las copas y se soltaba la lengua de ambos, la conversación ya había derivado hacia el tema sexual y Nuria le había contado que solo había tenido sexo con su hijo, nunca había hecho nada con otro hombre. Javier la preguntó si no había salido con nadie desde que se separó de su hijo y ella respondió que no, era muy insegura y no quería que nadie le hiciese daño, además, no sabría ni cómo actuar ni cómo vestirse. Javier respondió que ella podría ponerse cualquier cosa porque todo le quedaría bien, pero debería llevar algo provocativo, especialmente la ropa interior.
Nuria vio una oportunidad para calentar más a su suegro, así que le preguntó si él podría asesorarla en eso. Al decirlo vio como él, de forma involuntaria, se llevaba la mano al pantalón y se acariciaba el bulto que tenía en la entrepierna. Esto la hizo insistir, y le preguntó si él, que era de la familia y en quien podía confiar, podría ayudarla a elegir la ropa adecuada, especialmente la lencería. Él apretó las piernas metiendo una mano entre ellas y tocándose la polla disimuladamente respondió.
J.- Claro que sí, ya sabes que me tienes para lo que necesites.
N.- ¡Que bien! Podríamos empezar ya. ¿Te parece? Ayer me compré alguna cosilla.
Y dicho esto se levantó y se dirigió hacia su habitación, por el camino pensó si era fruto del alcohol o de la calentura que la invadía, pero lo cierto era que le daba igual, le gustaba el papel que estaba interpretando, chica mala que provoca a un hombre maduro, eso es lo que era, iba a ser la chica joven y atractiva que calienta a un hombre más mayor, se quitó rápidamente la malla y vio la mancha que se extendía donde antes había estado su vulva, la acercó a su nariz y la olió. – Ummmmm, siiii- Le gustó como olía su sexo, era un olor fuerte, intenso. Como le hubiese gustado que lo oliese su suegro, ver su cara al hacerlo, quizá Javier incluso hubiese pasado su lengua por la tela para probar sus flujos. Pensando en esto no aguantó más y se dejó caer en la cama, abrió sus piernas y llevó la mano a su vulva, separó lentamente los labios vaginales con sus dedos y los exploró hasta que entre sus pliegues encontró el clítoris –Siiii, como deseaba tocarse- Cerró los ojos y comenzó a acariciarse, primero despacio y después más rápido, mientras lo hacía con una mano con la otra apretaba sus pechos y retorcía sus pezones – Dios, que gusto- Hacia tiempo que no estaba tan excitada, su dedo medio se movía a gran velocidad acariciando el clítoris. ¡Era una sensación tan placentera! De repente sintió que se aproximaba el orgasmo, apretó con fuerza las piernas dejando la mano dentro y metiendo tres dedos en el coño, mientras se corría no dejaba de follar su coño con los dedos – Agggg, siiii, que gusto- llevó la mano a la nariz y olio nuevamente su flujo – Ummm, que rico, como me gustaría que lo oliese Javier- Se quedó tirada en la cama sin poder moverse, pero rápidamente se dio cuenta que su suegro estaba esperando, así que se incorporó y abrió el cajón de la lencería, revolvió la ropa y sacó tres prendas que pensó serían del agrado de Javier, después se las fue poniendo despacio mirándose en el espejo –Si, están bien, seguro que le gustan- volvió a mirarse y se dirigió al salón.
Javier se había quedado en el salón cuando ella fue a cambiarse, pero estaba tan excitado que no pudo evitar tocarse, su mano acariciaba una y otra vez la polla por encima del pantalón, necesitaba masturbarse, y para evitar que ella le pillase infraganti decidió levantarse e ir al baño, pero al pasar junto a la puerta de su nuera vio que estaba entreabierta, por un momento dudó, pero al acercar su oído oyó como ella gemía, empujó un poco la puerta y pudo ver como Nuria estaba tumbada de frente en la cama y con las piernas completamente abiertas, se estaba haciendo una paja y él era un espectador privilegiado, sin esperar un segundo sacó la polla del pantalón y comenzó a masturbarse, allí tenía a esa pedazo de hembra con un cuerpo impresionante brindándole un espectáculo por la que muchos hubiesen pagado una fortuna, su coño totalmente expuesto, sus tetas bailando al ritmo de su mano, y sus gemidos. ¡Cómo le excitaba oírla gemir! y ¡Como le gustaría clavarle la verga bien adentro! -Pensó- Estaba tan excitado que tardó poco en correrse, sin darse cuenta salió una descarga de semen y cayó en el suelo, la segundo pudo pararla con su mano, rápidamente salió de allí y volvió al salón para limpiarse con una servilleta – ¡Joder! como vea mi corrida en el suelo va a echarme de esta casa y no va a dejarme entrar nunca más- No sabía qué hacer, pero no tenía opción, decidió esperar que ella regresase para ver que le decía. De repente recapacitó un momento, mientras ella se corría le pareció oír que le nombraba a él ¿Le habría visto? En ese caso no tendría solución, le echaría sin dudarlo, sus nervios no le dejaban vivir, no sabía si levantarse ya y marcharse o enfrentarse a la bronca que ella le iba a echar cuando volviera. ¡Qué vergüenza, hacerse una paja mirando a su nuera! Era imperdonable.
Poco después apareció Nuria en la puerta, vestía un camisón blanco semitransparente que apenas tapaba el sujetador y la braguita que llevaba debajo. Javier no podía apartar la vista de ella, tenía un cuerpo realmente espectacular. Nuria le miró sonriendo y dijo.
N.- ¡Deja de babear! Parece que no has visto nunca una mujer en camisón. Si te sientes incómodo me pongo algo más recatado.
J.- No, por supuesto que no, pero nunca te había visto así y me has sorprendido.
N.- ¿Pero te gusta o no?
J.- ¿Qué si me gusta? ¡Estás esplendida!
Nuria sonrió satisfecha, al ponérselo no se había limpiado el flujo vaginal después de la corrida, la excitaba mucho mostrarse ante él y quería ver si era capaz de notar la humedad de su sexo. Se movió por el salón poniendo diferentes poses para que Javier pudiese valorar si realmente era apropiado para ella.
N.- ¿Cómo lo ves?
J.- Ya te lo he dicho, estás espectacular.
Nuria sonrió y se sentó de nuevo frente a él, al hacerlo separó ligeramente las piernas dejando a la vista la braguita blanca de encaje, cogió la copa y dio otro trago de vino, tenía una sensación de control que le encantaba, podía observar como su suegro era incapaz de apartar la mirada de su entrepierna y tenía la vista fija en su braguita, estaba logrando lo que quería, controlarle y que mirase donde ella deseaba.
Por su parte Javier estaba ahora más tranquilo, su nuera no se había dado cuenta de que se había comportado como un mirón y la había visto como se masturbaba, aunque por otro lado estaba muy nervioso ante la visión que tenía delante, las piernas entreabiertas de Nuria le permitían ver una braguita blanca que apenas tapaba su vulva y mostraba una mancha de humedad que se extendía a lo largo de los labios vaginales, su pene había crecido nuevamente mostrando un bulto que a duras penas podía disimular.
Nuria observó la erección y decidió calentar más la situación, quería poner a prueba a su suegro.
N.- No estoy segura si me queda bien este conjunto. ¿Por qué no me haces algunas fotos con tu móvil y luego me las pasas? Así podré ver si me gusta o no.
Javier se revolvió en su asiento, lo que ella le pedía era un sueño, pero no podía levantarse en el estado que estaba o ella se daría cuenta de su excitación. Por un momento dudó, pero luego pensó en la imagen de ella masturbándose y en la humedad de su braguita y decidió aceptar la propuesta.
J.- Por supuesto, tu posa y yo te las hago.
Nuria se tumbó en el sofá de lado con una pierna extendida y la otra recogida, el camisón se deslizó hacia su cintura y la braguita y las piernas quedaron totalmente a la vista de Javier, quien rápidamente comenzó a disparar fotos con el móvil.
J.- ¿Quieres fotos lejanas de cuerpo entero o puedo hacértelas de cada una de las piezas del conjunto?
N.- Como a ti te guste, dime como me pongo y haz las que necesites, pero quiero que se me vea por todas partes para poder juzgar después si me queda bien.
Javier lanzó una foto de ella de cuerpo entero y a continuación se aproximó al sofá y enfocó la braguita, al estar tan cerca pudo ver que estaba completamente húmeda y casi percibía el olor de su sexo, la mancha se extendía cada vez más y sus labios se distinguían perfectamente a través de la fina braguita. Una esquina del camisón tapaba parte de ésta, así que de forma instintiva alargo su mano y la retiró rozando el pubis de Nuria, ésta sintió un escalofrío y se encogió ligeramente.
J.- Perdona, es que el camisón molestaba para hacer la foto de la braguita. ¿Te ha molestado?
N.- No, no, si molestaba para la foto has hecho bien en quitarlo.
Javier quiso probar hasta donde estaba dispuesta a llegar su nuera, así que acercó el móvil a menos de una cuarta de la braguita y fotografió con toda claridad la humedad que cada vez era más evidente. Nuria se sorprendió por la osadía de su suegro, pero lejos de arredrarse giró sobre su cuerpo quedando tumbada boca arriba con las piernas abiertas y exponiendo su vulva tapada únicamente por una fina y diminuta tela, se encontraba totalmente expuesta a la mirada de Javier y a la cámara del móvil y esa sensación le producía auténtico placer, después miró a su suegro para ver qué cara ponía y se quedó satisfecha al observar como resoplaba y era incapaz de separar la mirada del coño húmedo que ella le estaba ofreciendo. Al ver que él no reaccionaba decidió provocarle un poco más.
N.- ¿No se verá demasiado verdad? A ver si estoy enseñando algo que no debo sin darme cuenta.
Javier se movió de inmediato y dijo que no, a continuación acercó nuevamente el móvil a diez centímetros y enfocó la vulva, el triangulo de la braguita era tan diminuto que los labios vaginales sobresalían por los laterales, hizo una foto y a continuación otra, lo tenía tan cerca que estaba tentado de coger la telilla de la braguita y apartarla con sus dedos para liberar ese sexo hinchado y húmedo que le estaba calentando, literalmente tenía su polla a punto de reventar, pero su sentido común le dijo que no debía forzar la situación, tenía que conformarse con lo que veía, que ya era bastante, o intentar que ella mostrase de forma voluntaria sus encantos. Entonces pensó en hacer una serie de fotos en otra postura.
J.- Ahora túmbate boca abajo.
Nuria así lo hizo, se giró tumbándose boca abajo.
Javier hizo una foto lejana y después fue aproximándose haciendo otras desde diferentes puntos, ella miraba hacia atrás sonriendo a la cámara y cambiando las poses.
J.- Ahora necesito hacer una de la braguita desde atrás, para ello tienes que ponerte en cuatro. Bueno, si quieres.
N.- Claro, como tú me digas, tú eres el fotógrafo.
Nuria se incorporó y se puso apoyada sobra los codos y las rodillas, a continuación tiró del camisón hacia arriba hasta que lo subió encima de la cintura. Miró pícaramente a su suegro y le preguntó si así estaba bien, al mismo tiempo echó un rápido vistazo al paquete de éste y vio complacida como su polla pugnaba por salir del pantalón, su satisfacción era total.
Javier no podía creer lo que le estaba ocurriendo, al igual que la vez anterior, hizo una foto lejana para después aproximarse a escasos centímetros del trasero de su nuera y disparar varias fotos más. En ese momento ella movió el culo pícaramente, lo que hizo que la braguita se metiera entre sus cachetes dejando toda su cola a merced de la mirada de su suegro, éste no lo dudó y se dedicó a tomar fotos desde todos los ángulos posibles, sentándose después en el sofá.
N.- ¿Has acabado? Espero que tengas una buena colección para que yo pueda ver si me gusta este conjunto o no.
J.- Las tengo, no te preocupes.
N.- Pues mándamelas por whatsapp porfa.
Mientras Javier seleccionaba las fotos para enviárselas, ella cogió su móvil e hizo disimuladamente varias fotos del paquete de su suegro, estaba sorprendida, el bulto era enorme y no bajaba, menuda erección tenía su suegro.
Una vez que Javier terminó de enviar las fotos dijo que tenía que irse, ella le acompañó a la puerta y al despedirse se aproximó a su suegro y le dio un abrazo con fuerza apretando sus tetas contra él y diciéndole.
N.- Podríamos repetir la cena el próximo viernes ¿Qué te parece?
J.- Por mi perfecto, el viernes repetimos.
Nuria fue al salón y se sentó en el sofá, cogió el móvil y comenzó a mirar las fotos que su suegro acaba de enviarla, al verlas no podía dar crédito a lo que había hecho, en algunas se veía claramente la mancha de humedad de la braga, en otras había primeros planos de su vulva. ¿Qué iba a pensar Javier de ella? Se sentía avergonzada y al mismo tiempo tremendamente excitada. -¿Qué habrá pensado al hacerlas? ¿Por qué no ha intentado acariciarme cuando me tenía al alcance de su mano? - Bueno, realmente si la tocó una vez. ¡Como la hubiese gustado que acariciase su sexo! Miró las fotos que ella había hecho de Javier e imaginó la tremenda polla que había bajo el bulto del pantalón. Al pensar esto sintió como su sexo se empapaba y su braguita volvía a inundarse con sus flujos, entonces se tumbó en el sofá, abrió completamente las piernas y llevó la mano a su pubis metiéndola bajo la braga y buscando el clítoris, sus dedos comenzaron a masajearlo mientras ella subía y bajaba las caderas ¡Como le gustaría tener esa polla ahora! Si él estuviese allí en ese instante cogería su polla, la acariciaría mirándole fijamente a los ojos y después se la metería en la boca y la chuparía sin parar ¡¡Ummm. Como la gustaría tenerla en la boca y notar su sabor!! Sus dedos se movían sin parar -¡Necesito que me follen! ¡Necesito que me follen! -Pensaba- llevó la otra mano entre sus piernas y metió tres dedos en su coño, los metía y los sacaba con fuerza, necesitaba una penetración profunda, su mano se aceleraba y sus caderas subían y bajaban con un movimiento frenético, finalmente estalló en un orgasmo salvaje apretando sus manos entre las piernas con fuerza y encogiéndose en le sofá. - Siiiii ¡Que bueno por Dios! – No recordaba una corrida así desde hace mucho tiempo.
Javier llegó a su casa, se tumbó en la cama y comenzó a mirar las fotos del móvil, sólo con la primera su pene saltó como un resorte, las siguientes de la serie le ayudaron a masturbarse hasta que de su polla salió una descarga de semen que salpicó su vientre y las sabanas. No paraba de pensar en su nuera, tenía un cuerpo espectacular, sus redondas caderas, esa vulva hinchada que la braguita era incapaz de tapar, sus tetas, sus enormes tetas, no se explicaba como su hijo había podido separarse de una mujer tan explosiva, pero aun se explicaba menos como ella había permitido que le hiciera la sesión de fotos, solo había una razón posible, y era que había bebido demasiado durante la cena y eso la había desinhibido, quizá debería haber aprovechado la oportunidad y haber sido menos cauto, podría haber acariciado su sexo cuando lo rozo al apartar el camisón, en ese caso es posible que ahora estuviese follando con ella, o quizá no, podría haberse enfadado y haberle echado de su casa. No importaba, el viernes próximo iban a volver a cenar juntos, así que tenía que trazar un plan más audaz para esa noche.