Mi perro Lucifer

Yo me asusté al principio, y me dio una pena terrible que papá pudiera hacer eso, por lo que traté de levantarme, pero él me sujetó firmemente por la cintura, obligándome a permanecer en la misma posición.

Hola, soy una chica de 15 años, me encuentro un tanto confundida, ya que tuve hace unos días relaciones con mi mascota, un dobermán que llamamos lucifer. Es un animal precioso, pero muy temperamental, y lo que me pasó me tiene lo mismo que espantada, sumamente excitada. Sucede que estaba con mi papá en casa, mamá había salido a visitar a mis tías, y comenzamos a platicar sobre sexo. (papá es muy abierto conmigo en estos temas, y hemos llegado a situaciones que me dicen si no estaré siendo manipulada por él, ya que hemos hecho cosas que no son precisamente normales entre padre e hija, pero eso es algo para otro relato).

El me preguntaba si había pensado en alguna fantasía que creía nunca iba a llevar a cabo, yo le dije que sí, que era tener relaciones con animales, cosa que había pensado y me llamaba mucho la atención. El me dijo que esto tal vez no era normal, pero que se podía entender por la gran imaginación que puede tener una jovencita sobre el sexo, y sobre todo, teniendo en cuenta que papá me ha despertado esa imaginación de mil maneras.

Estábamos en el jardín de la casa, estamos en primavera y el calor es insoportable por estas regiones (soy del estado de Jalisco, de Guadalajara) así que ese día estaba vestida con la minifalda que uso en el grupo de porristas, blanca, tableada, y una blusa amarilla de tirantes. Llevaba también un par de tenis y tobilleras blancas. Recuerdo bien que papá me estaba viendo los calzones cada vez que podía, cosa que a mí me excita mucho, y disimuladamente, le permito que me fisgonee agachándome o abriéndome de piernas delante de él, no sé, es algo que no puedo evitar no sólo con él, sino con cualquiera que desee hacerlo.

Por esta razón, me estaba poniendo bastante caliente cuando hablamos sobre esa fantasía, y le dije que no me imaginaba llevándola a cabo, porque me daba pena y miedo el hacerlo. Papá me dijo que no me preocupara, que él creía que eso no era malo, mientras tuviera cuidado con la higiene del animal. Estábamos un poco achispados, porque estábamos tomando unas cervezas que él sacó del refri., por el calor tan grande que estaba haciendo. Me dijo que ese día me veía bastante incitante, que mis nalgas se veían más paradas que nunca (papi suele hablarme así cuando quiere que haga algo para complacerlo, lo que no le cuesta trabajo lograr cuando ya me tiene bastante calientita).

Mis nalguitas son bastante grandes, lo sé, y sé también que la mini se me sube por lo mismo, cosa que lo vuelve loco, así que estuve provocándolo en repetidas ocasiones, hasta que sucedió lo que ha ocurrido con papá hasta el momento: me comienza a sobar suavemente el culo cuando estoy de espaldas a él. Abrazándome por detrás y apretándome los pechos. Es algo que solemos hacer en cualquier lugar de la casa, a escondidas de mamá. No hemos llegado a más, sólo a acariciarme y besarme (y qué rico besa!), pero imagino que, después de lo que pasó ese día, papá dará el paso final con su hijita, cosa que aun no sé si deba permitirlo.

Bueno, estába como dije masajeándome las nalgas, apoyándome en el árbol del jardín, con las piernas totalmente abiertas para que me metiera los dedos en la vagina y el culo, cosa que hizo de la manera más deliciosa, ya que estaba totalmente entregada en ese momento, sintiendo cómo me ensartaba hasta cuatro dedos en el culito (él me ha hecho esto desde que tenía 11 años, por lo que ahora lo tengo bastante "blandito"). Recuerdo que me decía que me gustaría verme como una perrita en celo, satisfaciendo mi fantasía de ser cogida por un perro, empinada en cuatro patas con el culo bien parado para recibir a mi macho...dios! sólo de escribirlo, me siento terriblemente excitada!! Yo ya no tenía reparos en seguirle la corriente, así que le dije que sí, que quería ser la perra de un gran macho, que me ensartara cuantas veces quisiera, vaya, estaba cachondísima por las palabras de papá, y sentí que poco a poco, me empujaba para quedar en el suelo en esa posición, como una perrita, siguiendo con su tarea de perforarme el anito con sus dedos, chupándome mientras tanto la vagina con su boca.

Conservaba mi ropa puesta porque a él le gusta cachondearme con todo puesto, dice que le excita más. Deesta manera, me tenía con la mini hasta la cintura, y la panty a un lado, magreándome a su antojo. Yo ya estaba completamente perdida en mi propia calentura, y llegué a pensar si papa no aprovecharía esto para tratar de cogerme allí mismo, cosa que creo no hubiera podido evitar, pero, en vez de eso, escuché que llamaba a lucifer, acercándolo a mi lado.

Yo me asusté al principio, y me dió una pena terrible que papá pudiera hacer eso, por lo que traté de levantarme, pero él me sujetó firmemente por la cintura, obligándome a permanecer en la misma posición. Me comenzó a meter de nuevo los dedos en la vagina y a decirme que todo estaba bien, que me dejara llevar por mis deseos, que él cuidaría de que todo saldría bien. Poco a poco comenzé a relajarme, dejándome llevar por sus palabras y por las caricias que me estaba prodigando, llegando a meter su lengua en mi culito, cosa que nunca había hecho, y que me hizo dar un grito de placer como jamás lo había hecho. Sentía como me taladraba el ano con su lengua, haciendo que yo misma me abriera las nalgas para recibirlo mejor. Mientras tanto, con su otra mano, metía sus dedos en mi panochita, hurgando en mi interior con ansia, sacándome el primer orgasmo que le inundó los dedos con mi semen.

Luego, acercando a lucifer, le restregó mis liquidos en el hocico y la nariz, por lo que el perrito de inmediato buscó la fuente de donde provenía el nectar. Papá lo guió hasta mi hendidura y ni corto no perezoso, lucifer comenzó a lengüetearme profundamente, lo que provocó que gritara sin control, como poseída. papá me tapó la boca con su mano , metiéndome los dedos en la boca, los mismos que acababa de meter en el hocico de lucifer . Probé mis líquidos por primera vez, y el grado de excitación, me hizo chupárselos y lamérselos, haciendo que me los metiera de nuevo en la conchita, para darme a mamárselos de nuevo, impregnados de mis fluidos.

Papá me susurraba si estaba dispuesta a ser penetrada por lucifer en el culo, para que no me lastimara la vagina. Le dije que sí, que hiciera lo que quisiera, pero que no se detuviera, porque yo ya estaba totalmenmte perdida de excitación. pero antes de empezar, hice algo que aún ahora me sorprende, pero que comprendo por el estado en que me encontraba. Yo ya había tenido sexo oral con papá varias veces, y en esta ocasión, al volter mi cara hacia un lado, me encontré con la verga de lucifer casi frente a mis ojos: el espectáculo fué increíble: era enorme, roja, con un bulto en la base que me hipnotizó de sólo verlo. Sin pensarlo demasiado, y mientras mi perrito me lamía la panochita y papi me seguía ensartando la lengua en el culo, yo me decidí y me metí la verga de lucifer en la boca, sin importarme el sabor que tenían sus liquidos, sólo tratando de corresponder con mi mascota el placer que me estaba dando.

Al ver esto, papá me acercó su propia verga, y haciendo a un lado la de lucifer, me la metió hasta hasta el fondo de la garganta, como me ha enseñado, haciendo que me salieran chorros y chorros de saliva por mi boquita. Alternando una y otra, sentía el grosor y el sabor de ambas en cada arremetida que me daban por la boca. Era delicioso, quería quedarme así por más tiempo, pero papá decidió que ya era tiempo de iniciar la función con el desvirgamiento (al menos por un perro) de mi ano, ya completamente abierto por los dedos y la lengua de papá. Papá me llevó a una banca que tenemos junto al árbol, me acostó boca abajo en ella, dejando en la orilla de mi cintura para abajo; estiré mis piernas para quedar de esta forma totalmente empinada, con mis pechos recostados en la banca, y las nalgas abiertas a mi futuro macho.

Soy algo bajita, mido 1.50m, así que con esta postura, mi culo quedaba perfectamente ofrecido a la verga de lucifer, que se levantó para apoyarse en mi espalda, con la ayuda de papá, quien, en un gesto de comprensión, me comenzó a untar la entrada de mi culo y la parte interior de él con aceite bronceador, para hacer más tolerable la arremetida de que iba a ser víctima su hijita. Suavemente, deslizó sus dedos embadurnados, dentro de mi ano, haciendo que me relajara del nerviosismo que comenzaba a invadirme, sobre todo, porque el peso y la fuerza de lucifer me hacían sentir miedo de negarme a los caprichos del animal, que me gruñía si me movía demasiado. Me quedé lo más quieta posible, sintiendo los dedos de papá entrando en mis intestinos y la lengua del perro en mi nuca, con su aliento en mis oídos, mientras mas afianzaba firmemente por las caderas con sus garras.

Papá tomo el miembro de lucifer y lo acomodó en mi culo, tratando de encaminarlo hacia su destino, mientras que el animal gemía y se movía tremendamente, urgido de penetrarme lo más pronto posible. estaba tensa y quieta cuando sentí el primer piquete en la entrada de mi culo al alojar la punta de su miembro. papá procuraba no dejarlo ensartarme de un sólo golpe, para no lastimarme, sujetándolo para que la introducción fuera pausada, cosa que agradecí con ronroneos de placer, al verme poco a poco ensanchada por ese palo delicioso, que se fue deslizando suavemente por mi recto, hasta que sentí más de la mitad de su verga dentro de mí.

Sin embargo, papá ya no pudo contener más a lucifer ó ya no quiso, por lo que dejó que el animal me clavara el resto de un sólo golpe, sin miramientos. Esto me hizo dar un grito de espanto, pero en realidad, yo ya estaba bastante flexible del ano para poder recibir sus acometidas con valor. Lucifer me enterraba su verga, de más de 18 cm de largo (lo juro!!) en el culo, con una velocidad y una fuerza, que en un momento dado, me levantaba del suelo, y tenía que afianzarme de la banca con mis brazos y manos para no caer de bruces.

Papá dijo que esto era lo más sensual que jamás había visto, y claro, cómo no iba a ser así? ver a su pequeña siendo enchufada por su perro profundamente por el culo, levantada literalmente por el animal. Él no quiso quedarse quieto, y acercándose a mí, me comenzo a mamar los pechos, aplastados sobre la banca, chupando las carnes desparramadas de mis senos, besándome y metiéndome la lengua hasta la garganta, para luego meter ahí mismo su verga que ya estaba a punto de explotar, jalando mis cabellos, como si fuera yo un muñeco de trapo, siendo vapuleada por su verga y la de lucifer al mismo tiempo.

Sentí un dolor agudo cuando lucifer trató de meterme su bulto en el culo, cosa que papá solucionó abriéndomelo con los dedos, para que entrara sin problemas, Aún así, senti un dolor tremendo al recibir el grosor de esa monstruosidad en el ano, lo que me hizo lloriquear un poco, pero ya no me importaba, deseaba satisfacer a ambos machos como la perra que era en ese momento.

Después de unos momentos de bombeo con la verga de mi perrito totalmente en mi interior, comencé a sentir como iba creciendo de tamaño, desgarrando mi recto por el grosor que iba adquiriendo. le dije a papá que se iba a venir el animal en mí, lo que él aprovechó para meterme de nuevo su verga en la boca bombeando con furia, jalándome del cabello para clavármela hasta el fondo.Yo me sentía casi sin sentido por el placer que estaba recibiendo y la extraña sensación de ser sometida de esa manera.

Casi al mismo tiempo, sentí como explotaban ambas vergas en mi interior, primero la de lucifer, que me bañó las entrañas con su semen, y luego papá, que me inundó la garganta sin sacármela mientras eyaculaba. Yo perdí la cuenta de los orgasmos que tuve, debieron ser varios, pero no recuerdo bien, encontrándome mareada de tantas sensaciones como había pasado. Lucifer se quedó dentro de mí un buen rato, luego de voltearse para quedar pegado a mí como perritos. papá me decía que así hacen los perros, que me quedara quieta, por lo que sólo me recosté a seguir disfrutando de las palpitaciones que provocaba la verga de lucifer en mi interior.

Papí, mientras tanto, seguía besándome y masajeándome el cuerpo, embadurnando mi panty y la mini con los líquidos de lucifer. Yo estaba todavía calientísima, por lo que, en un arranque de lujuria, me metí los dedos de papá en la boca, saboreándo el semen de lucifer, lo que sorprendió a papá mucho, pero, ni corto ni perezoso, comenzó a recoger todo el semen que salió de mi culo cuando lucifer finalmente se salió de mí, para hacérmelo tragar. Yo lo saboreaba golosa, sacándome yo misma con los dedos, los restos de fluidos que aún tenía en el anito.

Al final, papá me llevó a un rincón del jardín, y allí, con la manguera, comenzó a bañarme por completo, metiendo la manguera en mi culito, para limpiarlo, lo que me volvió loca de excitación. No permití que la cosa quedará allí. Abracé a papá y le pedía que hicieramos alguna de las travesuras que solemos hacer con frecuencia por la casa.

Él sólo se rió y me dijo que era una perrita infatigable. Eso se me quedó grabado, y hasta ahora, al recordarlo, siento que mi vida se transformó definitivamente después de ese encuentro: cómo va a ser mi vida en el futuro? no lo sé , pero quiero por el momento que sea como hasta ahora, con momentos de delicia diaria, al capricho de la lujuria de mi papá, de mis amigos y amigas, y claro, ahora también del de la de mi perro lucifer.