Mi perrito Thor

Buenas! Muchas personitas leyeron ya mi otro relato y he recibido muchos comentarios positivos, pidiendo por más. Por eso, he decidido escribir la primera vez que experimenté con Thor, mi pastor alemán.

En casa vivo con mis padres y mi hermano. Esto pasó hace un año, más o menos. Ellos se fueron de vacaciones, y yo tuve que quedarme en casa para estudiar, ya que tenía exámenes. Cuando mi familia se fue, esa misma noche, quise salir con amigos, y salimos a beber. Volví a casa un poco borracha, y yo reacciono al alcohol poniéndome cachonda, y cuando llegué a casa, por todo el calor que sentía, me quité la ropa nada más llegar y corrí a mi habitación, siendo seguida por Thor, quien venía a saludar. Nunca me había molestado que estuviera presente mientras me masturbaba, ya que no parecía importarle, y esa vez no fue una excepción. Comencé a tocarme con algo de ansias encima de mi cama, buscando el ansiado orgasmo que esperaba desde hacía rato.

Estaba casi llegando al orgasmo, y de hecho, llegué a este, corriéndome y gimiendo sin pena, puesto que no había nadie en casa. Pareció que a Thor le llamaron la atención mis gemidos, y me vi con el éxtasis del momento, tumbada en la cama recuperando en la respiración y con él olfateando mi cadera, yendo hacia mi entrepierna. Podía sentir su hocico húmedo en mi piel desnuda, haciéndome estremecer. A pesar de estar ebria, era consciente de lo que mi perro estaba haciendo, pero el morbo y lo cansada que estaba para moverme, decidí dejarlo hacer lo que quisiera. Thor terminó con su hocico olfateando mi monte de venus, haciendo que se me pusieran los pelos de punta, pero por inercia abrí mis piernas, en busca de más contacto. No sé que estaba pensando en ese momento, pero tampoco esperaba que Thor diera una lamida justo en mi clítoris; siempre fue un chico curioso, le gustaba probar cosas nuevas, y supongo que el coño de su dueña no sería la excepción.

Un gemido salió de mis labios cuando hizo eso, pero tras la lamida parece que se quedó satisfecho, pero siguió olfateando mi cuerpo. Le ofrecí mi mano, sonriendo para mis adentros cuando empezó a lamer con ansias mis fluídos, ya que se habían quedado empapados (siempre mojo mucho jaja). Deje que lamiera los dedos hasta que quedaron limpios de mí, aunque ahora estaban llenos de su saliva. Limpié mis dedos en las sábanas, pero lo guié hasta mi entrepierna de nuevo, estando pendiente de ver su reacción, pero parece que no estaba molesto y gustoso fue directo, propiciando una lamida con su áspera y fuerte lengua, sintiendo como ocupó toda mi rajita, recogiendo mis fluídos con esta. Me costó mucho no correrme en ese mismo momento, notando todas las ansias con las que mi perro lamía, queriendo dejarme sequita y limpia, lo cual no conseguiría fácil por lo mucho que me mojaba la situación.

Yo simplemente estaba tumbada en la cama, dejando que mi mascota lamiera todo lo que quisiera, disfrutando de eso y tratando de no sentirme tan culpable por lo que estaba pasando en este momento. Simplemente dejé que sucediera, y está de más decir que terminé corriéndome varias veces. Tuve miedo de mojar mucho la cama, por ello terminé moviéndome al suelo, recibiendo un gruñido de advertencia por parte de Thor, supuse que eso le había molestado, pero al momento volvió a mi entrepierna, lamiendo sin cesar.

Sin exagerar, estuvimos de esa manera casi quince minutos. Fue increíble sentir como la lengua de mi mascota me hacía sentir en el cielo. Cabe destacar que nunca antes me había sentido de esa manera, a día de hoy tampoco me han hecho un oral, exceptuando por mi lindo Thor, claro.

Esta fue mi segunda experiencia zoo, y la primera que tuve con Thor, mi perrito. Realmente es un buen chico, le encanta hacerme sentir bien y es muy dedicado con lo que hace, como si lo hubieran entrenado así.

Espero que les gustase y que disfrutasen de la lectura tanto como a mí me gusta sentir la lengua de mi mascota jaja. Espero ansiosa también sus comentarios ❤