Mi perdición está en casa (II)

.Me moría de placer, si seguía así un minuto más iba a tener mi primer orgasmo. Y así fue, poco después entre su respiración agitada y sus suspiros en mi oído, las envestidas, su manera de tocarme el clítoris cambiando de ritmo, que era mi nuevo hermano y que estaban nuestros padres en casa...

Una vez salí de su habitación corrí hacia la mía. El pasillo se me hacía interminable, una vez dentro de ella puse el pestillo a toda prisa, puse algo de música y me tiré en la cama.

Estaba demasiado excitada con todo lo que había pasado y necesitaba desahogarme, así que instintivamente empecé a recorrer mi cuerpo con mis manos imaginándome que eran las suyas, comencé por el cuello lentamente hasta llegar a mis pechos, donde me entretuve con los pezones para seguidamente bajar un poco más pero siempre lentamente, estaba demasiado excitada, así que metí mi mano dentro de la bombacha llegando por fin a ese botoncito de placer, y comencé a mover mi dedo en cirulos mientras imaginaba que era su lengua la que me propiciaba tan dulce placer.

Fue entonces cuando me empecé a pellizcar el pezón, me gustaba sentir algo de dolor a la vez que placer. Mis piernas temblaban del gusto, no podría aguantar mucho tiempo más.

Mi concha estaba llena de fluidos y mi imaginación había ido tan lejos que necesitaba que algo me perforase por dentro, así que dejé de pellizcarme el pezón y comencé a meterme los dedos en la concha a la vez que me recorría el clítoris con un dedo de la otra mano. Primero uno, luego dos, tres y por fin el cuarto y último.

Me sentía en la gloria, tanto que no aguante mucho más tiempo hasta tener mi dulce y merecido orgasmo.

Una vez que se me había pasado la excitación comencé a pensar en lo que había pasado.

Me había dicho que se había fijado en mí, sabía dónde me sentaba y que siempre leía, al fin y al cabo no había sido un fantasma para él. Eso me complacía. Llevaba años prendida de él, me encantaba su forma de sonreír, de mirar, sus músculos marcados en cualquier remera, se le veía tan fuerte, sexy... No voy a negar que más de una noche me masturbé en su nombre…

Y ahora, había comenzado a vivir al final del pasillo, tan cerca y a la vez tan lejos… no estaba bien, sería mi nuevo hermano, nuestros papás se iban a casar en unos meses y entonces esta dulce relación pasaría a ser de incesto, y eso, todavía me excitaba más al pensar que sería una relación prohibida.

Y entonces el último recuerdo que tengo es que la música dejó de sonar, se había acabado el CD y el recuerdo más siguiente es a mi madre llamándome a la puerta para que me fuese preparando para la cena ya que esta cena sería especial.

¡Y tanto que sería especial! No sabía que ponerme para sorprender a Fede así que me metí en la ducha mientras pensaba en qué ropa ponerme.

Una vez dentro de la ducha me di cuenta de que se me había olvidado poner el pestillo, pero no estaba dispuesta a salir y llenar todo de agua para después ponerme a limpiar todo, eso me restaría tiempo para poder prepararme y hoy quería estar hermosa para él.

La única en entrar en el bañó fue mi mamá, la cual me regañó por haber dejado la puerta sin el pestillo puesto, ya que Germán o Fede podrían entrar y encontrarme de cualquier manera.

Una vez acabé de ducharme me sequé y me vestí, esta vez decidí ponerme una pollera de color coral con vuelo y una camisa blanca con un escote generoso que dejaba una vista bastante detallada de mis pechos junto con unos zapatos de taco alto de color coral también.

Y justo cuando me iba a empezar a peinar y maquillar…

-Luz, te estamos esperando todos en la puerta, haz el favor de bajar ya.

-Todavía no acabé, mamá.

-Te doy 5 minutos para que estés aquí abajo, si no te apresuras perderemos la reserva.

-¡Sí mamá! – acerté a contestar

Ni siquiera me había dado tiempo a nada, así que decidí  hacerme una trenza de espiga con mis pelos rizos alborotados y me pinté los labios de color coral. Cogí una campera vaquera y bajé.

La verdad es que los tres estaban muy lindos, se habían preparado mucho todos:

Mi mamá llevaba un vestido de color rojo bastante sexy y ceñido, con unos tacos de color negro. Estaba re linda. Mi mamá siempre tuvo un cuerpo perfecto, Era muy morena y alta, de complexión más bien delgada con unos increíbles pechos y unas cuervas bien marcadas. La verdad siempre me dijeron que me parezco a ella en todo, pero si bien yo no me veo tan hermosa como ella y eso que por aquel entonces ella tenía 36 años, justo 18 más que yo, me tuvo demasiado joven.

Germán también iba muy elegante, él había optado por ponerse un traje negro con una camisa de color blanco. También se veía hermoso. Germán era un hombre bien hermoso y atractivo también para su edad, él tenía de aquellas 38 años, dos más que mi mamá. Era todavía más alto que ella con tacos. Él es algo blanquito con el pelo de color castaño claro y con ojos verdes. También está muy musculado, puesto que él va casi todos los días al Gym

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Y por último él, Fede. Llevaba puesta una camiseta de color azul clarita con unos jeans de color negro. Todos sus músculos estaban marcados, parecía que la camisa había sido hecha a medida. Me moría de ganas de quitarle la camiseta y los jeans para ver eso que escondía y que tanto yo necesitaba.

  • ¡Que linda que está mi niña!- Dijo Germán sonriente.

  • ¡Ya no es una niña amor, pero es verdad que está muy hermosa!- Le corrigió mi madre entre risas.

-¡Ustedes dos sí que están hermosos!- Respondí sonriente

Mi nuevo hermanito no opinó nada, simplemente me miró y ya. Sinceramente, me había molestado, yo que me había puesto tan linda por él y casi ni me miró, me sentía algo molesta.

Así que nos fuimos al coche y de ahí a cenar en un restaurant nuevo situado a varias manzanas de mi casa.

El viaje en coche no fue nada del otro mundo, Germán y mamá en los asientos de delante sin parar de hablar y reír, estaban tan enamorados que daban envidia. Y en los asientos de atrás Fede y yo, me había molestado tanto que no me dijese nada que cogí mi celular y me puse a hablar con mis amigas por teléfono y no miré para él en todo el viaje. Estaba enfadada.

Una vez llegamos la cena fue espectacular, estaba todo riquísimo y hablamos un poco de todo para conocernos un poco más todos, era nuestra primera cena en familia y fue genial. Estuvo tan interesante la conversación que acabamos un poco bebidos todos de tanto vino que bebimos, menos Germán, ya que él no tomó porque tenía que conducir de vuelta  a casa.

No llegamos muy tarde a casa, ya que yo había dicho que no me encontraba muy bien. Así que cuando llegamos nos dimos las buenas noches y nos fuimos a dormir.

La noche había sido buena pero no fue tan buena para Fede y para mí, ya que yo seguía enfadada y triste, me podía haber dicho qué hermosa estás o cualquier cosa, pero apenas me miró.

Me tiré encima de la cama, no tenía ganas de quitarme la ropa así que me quedé tal y como vine y me puse mi grupo favorito, me había desvelado, estaba tan triste que empecé a sollozar. Dejé de entender todo. Todas mis ilusiones se rompieron, estaba claro que no todas las cosas buenas iban a ser buenas siempre, y que no estaba a su altura, por lo que no entendía a lo que había venido todo lo de horas antes.

De repente sentí un ruido en el pasillo, estaba convencida de que era él, porque nuestros papás estaban en la planta de abajo hablando y bebiendo vino, su noche no había acabado.

Poco a poco las pisadas eran más cercanas. Si venía a mi habitación no le iba a dejar pasar, estaba más que convencida, pero un ruido chocó con mis pensamientos, era una hoja moviéndose, giré la cabeza y me encontré una hoja en el suelo de mi habitación.

Intrigada, me levanté para recogerla, pero sin hacer ruido no fuera que estuviese en la puerta esperando a ver si la recogía. Me había hecho daño y no quería hablar con él.

Una vez con la hoja en la mano, no sabía si leerla o no, no quería que me hiciese más daño, pero finalmente la curiosidad mató al gato.

Querida Luz

:

Sé que estás enojada conmigo y supongo que es porque te preparaste tanto para sorprenderme y  la que te sorprendiste fuiste tú al no recibir ningún alago por mi parte. Lo noté en el coche, cuando cogiste tu celular, supuse que para no tener que hablar conmigo… Así que aquí te dejo por escrito lo que he pensado, para que puedas leerlo las veces que quieras.

No te dije nada porque me dejaste sin palabras, no podía dejar de mirarte mientras bajabas las escaleras, estabas tan linda con esa sonrisa tan natural que me daban ganas de subir las escaleras a tu encuentro para no parar de besarte y tan sexy con esa camisa, es a falda y esa forma de bajar que tuve que dejar de mirar inmediatamente porque si no tendría un problema cuando mi verga acabase de despertar del todo.

Sos hermosa Luz, la chica más hermosa que he visto en mi vida. Y ahora mismo supongo que estarás triste, pero créeme que más triste estoy yo al saber que estás enojada conmigo.

Si quieres, puedes venir a mi habitación ahora, podemos poner una película, aunque no la veamos, solo por tapadera, y podemos dormir juntos esta noche diciendo mañana que nos dormimos viendo la película. No te haces una pequeña idea de las ganas que tengo de ti.

Te estaré esperando decidas o no venir:

Fede.

No me podía creer lo que ponía, definitivamente sí que quería ir. Así que me desvestí y me puse un conjunto de lencería transparente y busqué mi pijama más sexy y provocador, un short  blanco que no dejaba nada a la imaginación y una camiseta de tirantes escotada amarilla. Escondí la nota en un libro y me fui corriendo a su habitación.

Por el pasillo escuchaba las risas de Mamá y Germán, estaban bastante tomados. Finalmente llegué a su habitación, me armé de valor, y piqué a la puerta suavemente. Al instante la puerta se abrió un poco, así que la empujé hasta estar dentro y antes de mirar ningún sitio la cerré. La luz estaba apagada y la tele estaba encendida con lo que parecía ser una película. No veía a Fede, lo cual me extrañó, así que le di un repaso a la habitación con la mirada cuando de repente me agarró por detrás de la cintura y me atrajo hacia él.

Comenzó a darme besos por el cuello y por lo que asomaba de espalda, no acababa de llegar y ya me estaba excitando brutalmente. Siguió dándome besos y cada vez se pegaba más a mí, hasta que empecé a notar su dura verga apretando mis nalgas, me estaba volviendo loca entre tanto beso y sintiendo su verga tan cerca de mí. No aguanté mucho más de espaldas así que me di la vuelta apresuradamente interrumpiendo su último beso, él rápidamente me apoyó contra la pared y…

-No sabes las ganas que tengo de ti- me dijo de un susurro en el oído

Yo ya no pude aguantarme más, así que le besé, le besé con más ganas que nunca. Y él me devolvió ese beso, fue un beso salvaje, húmedo, lleno de ganas, fue un beso largo y profundo y al final de éste los dos estábamos demasiado excitados, más que esa tarde. Así que se sacó la camiseta y me miró con la intención de que lo aprobase, así que imité su gesto. Nada más me quité la camiseta no me dio tiempo de reaccionar, su boca ya  estaba sobre mi sujetador buscando uno de mis pezones, mientras sus manos amasaban desesperadamente mis pechos, mi respiración comenzó a entrecortarse, no podía estar más excitada. Enseguida él lo notó, así que su mano comenzó a bajar hasta mi short, introdujo la mano por dentro de mi bombacha y llegó a mi concha, yo estaba impaciente por que hiciese algo ya, no aguantaba más esa excitación, dejó de morderme los pezones y volvió a mi cuello, me lo empezó a morder con suavidad mientras me acariciaba mi rajita para posteriormente recorrer con su dedo índice todo mi clítoris, yo ya no podía más, iba a explotar en cualquier momento de tanta excitación.

-¿Y si pasamos de preliminares?- Le dije en un intento desesperado.

No me respondió, simplemente me bajó el short. Se agachó y me dio una lamida por encima de la bombacha, no podía más, necesitaba urgentemente un orgasmo, él me quitó la bombacha y me miró, yo le miré extasiada, fue cuando entendió que no podía aguantar tanta excitación, así que me dio la vuelta y me puso contra la pared.

-No tienes una idea de todo el tiempo que he pasado con ganas de esto contigo – dijo mientras acababa de desnudarse- Me hubiese encantado que hubiese pasado de otra manera, pero venir a mi habitación tan sexy y provocativa- continuó diciendo mientras su glande buscaba mi agujerito- hace que pierda la cabeza y que esté tan extasiado que no lo pueda remediar, y esto no me había pasado antes, siento que tengo la necesidad de meterme dentro de ti constantemente…

-¡Pues hazlo, no aguanto más!- le dije completamente fuera de mí, mientras ponía mis manos en la pared para sostenerme e inclinaba mi cuerpo y abría mis piernas para facilitar la penetración.

Dicho y hecho, de repente sentí una oleada de calor y una verga durísima y gruesa abriendo poco a poco mis labios y entrando dentro de mi agujerito con rapidez. Una vez dentro, comenzó a envestirme salvajemente contra la pared, me moría del gusto. Por el bulto que tenía en sus pantalones podía apreciar que su verga era grande, quizá la más grande que había visto, pero una vez dentro era distinto, pensé que me partía en dos.

Sus envestidas cada vez eran más profundas y rápidas, más salvajes, entonces empecé a gemir a un volumen bastante bajo, mientras con mi mano buscaba algo que me sirviese para morderlo en la estantería más próxima. Alcancé unos calzoncillos, lo que todavía me encendió más y sin dudarlo me los metí en la boca.

Fue cuando Fede me empezó a tocar el clítoris a la vez que me envestía, no lo podía creer. Me moría de placer, si seguía así un minuto más iba a tener mi primer orgasmo. Y así fue, poco después entre su respiración agitada y sus suspiros en mi oído, las envestidas, su manera de tocarme el clítoris cambiando de ritmo, que era mi nuevo hermano y que estaban nuestros padres en casa, llegó mi Orgasmo, el mejor orgasmo que había tenido en mi vida y Fede no duró muchas envestidas más, hasta que finalmente la sacó de mí se corrió en mis nalgas.

Cuando fuimos capaces de recuperar la respiración nos miramos satisfechos y nos fundimos en un tierno beso. Me cogió de la mano y me llevó a la cama donde se tumbó indicándome que yo también lo hiciera, así que me tumbé a su lado y me apoyé sobre su pecho. Nunca me había sentido tan satisfecha.

No tardé mucho en dormirme, a la mañana  siguiente al despertar estaba completamente vestida y la mano de Fede me acariciaba el pelo tiernamente.

-¡Buenos días princesa!- me dijo mientras me daba un beso en la frente-todavía no puedo creer que te tenga en mi cama-sonrió.

-¡Buenos días!- Sonreí ruborizada.

-¡Creo que ya es hora de desayunar, nos espera un día bastante largo!- dijo mientras me sonreía.

-¿Nos?, ¿A ti y a mí?- dije extrañada.

-Vamos a desayunar, es una sorpresa- Me dijo mientras se levantaba de la cama. Me dio un beso y me dio la mano para que me levantase, una vez levantada me dio la mano hasta llegar a la puerta donde me dio un beso de lo más tierno.- ¿Preparada para fingir que no pasa nada entre nosotros?

Espero no haberos decepcionado aunque la duración siga siendo un poco corta, no estoy teniendo mucho tiempo estes días de escribir.

Muchos besos: Luz.