Mi perdición está en casa

Abrí la puerta y allí estaba él, con una sonrisa mirándome tiernamente. Llevaba una remera bastante linda era de color azul, pero definitivamente me quedé perdida en su mirada. -¡Che, nena! Realmente estás relinda fuera del colegio, cambias mucho de verte con uniforme.- Me dijo mientras me daba dos besos-Mi papá solo me dijo tu nombre pero yo te conozco del colegio, siempre tomas el almuerzo en la primera mesa de la cafetería mientras lees un libro. Yo simplemente me limité a sonreír sonrojada. Realmente no podía parar de pensar en que se había fijado en mí en el colegio -Estoy encantado de instalarme acá con vos y tu madre –prosiguió- mi papá me ha hablado re-bien de vos y nos vamos a llevar demasiado bien-Dijo mientras me guiñaba un ojo- Y bueno ¿dónde está mi nuevo cuarto?

Antes que nada quisiese presentarme, mi nombre es Luz. Tengo 20 años y soy de origen Argentino. Soy una chica bastante alta con unas curvas bien marcadas, soy morena de ojos marrones grandes y profundos, hay quien dice que desnudan. Mis pechos son bastante grandes y tengo una linda sonrisa.

También quisiese presentaros a mi Hermanastro Fede. Tiene 21 años y es algo más alto que yo. Él también es moreno y tiene unos ojos verdes que invitan a la tentación. Al contrario que yo él está muy musculado pues practica Básquet 3 días a la semana y el resto va al Gym.

Esta historia comenzó hace unos añitos, cuando él y su padre se mudaron a mi casa. Mi papá y mi mamá se divorciaron cuando yo era pequeñita y fue cuando empezó a salir con Germán, mi padrastro.

Aún recuerdo los nervios de ese día aunque yo ya conocía a Fede del patio del colegio, él era un chico muy popular ya que era el capitán del equipo de básquet de mi colegio. Siempre tenía a chicas a su alrededor y pues la verdad siempre me había gustado aunque yo era completamente invisible para él.

La tarde en la que se mudaron estaba impaciente, tenía ganas de recibir a mi nuevo hermano en casa y poder llamar su atención. Así que me pasé más de dos horas probándome ropa hasta que al final decidí ponerme un vestido negro con algo de escote y unas sandalias a juego. Hasta que al final sonó el timbre y era él. Muy nerviosa bajé las escaleras de dos en dos y me paré frente al espejo del recibidor comprobando si estaba todo en orden en mi cuerpo.

Abrí la puerta y allí estaba él, con una sonrisa mirándome tiernamente. Llevaba una remera bastante linda era de color azul, pero definitivamente me quedé perdida en su mirada.

-¡Che, nena! Realmente estás relinda fuera del colegio, cambias mucho de verte con uniforme.- Me dijo mientras me daba dos besos-Mi papá solo me dijo tu nombre pero yo te conozco del colegio, siempre tomas el almuerzo en la primera mesa de la cafetería mientras lees un libro.

Yo simplemente me limité a sonreír sonrojada. Realmente no podía parar de pensar en que se había fijado en mí en el colegio

-Estoy encantado de instalarme acá con vos y tu madre –prosiguió- mi papá me ha hablado re-bien de vos y nos vamos a llevar demasiado bien-Dijo mientras me guiñaba un ojo- Y bueno ¿dónde está mi nuevo cuarto?

-Tu cuarto está arriba, Luz te llevará hasta él- dijo mi mamá. Se había puesto tan contenta de que nos llevásemos bien…

-Ven, sígueme- Le dije mientras le agarraba de la mano y corrí hacia las escaleras. Me sentía tan bien agarrándole de la mano… Una vez llegamos a su habitación le abrí la puerta con una sonrisa, estaba muy impaciente.

-Esta es tu nueva habitación, espero que te guste. Antes era un cuarto lleno de libros y trastos viejos aunque parezca sorprendente-Le dije entre risas- Mi labor ha terminado aquí si me necesitas te ayudaré encantada a vaciar las valijas- Le dije mientras me acercaba a la puerta.

-¡Espera, no te vayas todavía! -me dijo agarrándome de la mano- Por fin nos conocemos y ya te estás escapando de mí- me dijo sonriente.

-Yo no me escapo de nadie tarado-reí- ¿Qué querés?-dije dedicándole la mejor de mis sonrisas.

-Pues la verdad no lo sé, me he quedado colgado en tu sonrisa. Creo que es una de las más bonitas que vi jamás. Eso es por lo que me fijé en ti el primer día que te vi en la cafetería.-Me dijo sin quitarme la mirada. Mientras me ponía más roja que su valija-La verdad, yo no sabía que la chica de la cafetería sería mi nueva hermana, creo que no está bien sentir cosas por alguien que va a empezar a formar parte de mi familia.

La verdad es que su confesión me estaba dejando atónita y me moría de ganas por besarle, nada nuevo para mí, pero algo entre mis piernas se estaba despertando sólo con la idea de tener algo con mi nuevo hermano y eso no era muy buena señal. ¿Qué me pasaba?

-Creo que si realmente buscabas algo este es el momento, si te soy sincera yo también me había fijado en ti desde el día que…..-No pude decir más, mi boca se vió interrumpida por la suya, quizás no fuese el beso más tierno del mundo, pero me gustaba. Era un beso salvaje, retenido, un beso apasionado. De pronto algo rozaba mis labios pidiendo permiso para entrar y permiso concedido. Ahí estaba su lengua, intranquila y deseada…Había deseado tanto este momento…

De repente sus manos empezaron a recorrer cada milímetro de mi espalda y fueron poco a poco recorriendo mis nalgas. La temperatura estaba subiendo poco a poco, estaba perdiendo el control de mi cuerpo, podía notar como me humedecía cada vez más y de repente mis manos comenzaron a acariciar sus pectorales y fueron bajando lentamente hasta que...

-Espera, Luz. Llevo tanto tiempo soñando este momento que no quiero que sea igual a cualquier otro con cualquier otra chica. Y además ahora están nuestros padres aquí, podrían encontrarnos y…

-No te preocupes- le dije tras haberle interrumpido- Creo que tú y yo nos vamos a llevar demasiado bien- dije mientras le guiñaba un ojo a la vez que me alejaba de la habitación.

Este es mi primer relato, no seáis muy duros con vuestras críticas. Si os ha gustado el relato seguiré haciendo una miniserie de ella. Gracias por vuestro tiempo :)