Mi perdición
Me fascina, ¿qué puedo decir? Un sólo roce basta, no voy a negar que el roce casi siempre es deliberado...
Me fascina, ¿qué puedo decir? Es una mezcla de todas las emociones posibles que un hombre puede producir en una mujer. Es tan hermoso y varonil, su voz, su cara, su cuerpo, su manera de decir las cosas, esa encantadora timidez me seducen sus ojos me traspasan, me mira y me hace estremecer, nadie nunca me ha mirado así, ni nadie nunca me ha hecho sentir así, me tiene atrapada.
Además lo amo y lo deseo tanto que me duele la piel, lo necesito en todos los sentidos, es tan dulce y tan excitante a la vez, ese hombre es mi perdición las cosas más inocentes me encienden. Si conversamos y suelta una risotada, basta para que se me escape un suspiro que va cargado de deseo Si está serio, la voluptuosidad se apodera de mí, dejo de concentrarme en lo que dice, me hipnotizan sus labios y sólo consigo verme perdida en él, metiéndome en su cuerpo, aspirando su olor ¡qué locura! invariablemente termino agitada, excitada y en vilo Es un constante ataque a los nervios que felizmente no padezco sola, yo sé que me desea, lo sé, lo siento, lo noto cuando me mira, se le nota en la manera en que mueve las cejas cuando estamos juntos y se tropieza con mis ojos, en su sonrisa, en la forma en que su mirada se escapa hacia mi escote, en el interés que muestra en todo lo que digo . Y en el evidente bulto que se le hace en el pantalón a la menor provocación.
Un sólo roce basta, no voy a negar que el roce casi siempre es deliberado, me cuesta esperar, me cuesta no propiciar, me da vueltas la cabeza, se apodera de mi la lujuria, se produce la chispa, sus ojos lo dicen todo y su cara es de tortuoso placer, ahí me tiene .
Lo beso ¿o él a mí? No estoy segura, me mueve el instinto, la necesidad de sentirlo dentro, me subo a horcajadas sobre él, siento su lengua, lo oigo gemir suave, susurrar mi nombre, algo en mi interior se mueve bufff. Siento sus manos ansiosas por todas partes, buscando un resquicio de piel para hacerme arder aún más, siento su lengua, el sabor de su saliva, el contacto de sus dientes, me muerde los labios ¿o yo a él? Mis manos se deslizan por su cuerpo, urgidas de abarcarlo todo, de darle placer y de dármelo yo, porque acariciarlo, sentirlo tan mío es eléctrico.
Su piel es como un imán, no puedo dejar de tocarlo, recorro con mi lengua su palpitante yugular, exhalo mi aliento sobre él y lo siento estremecerse, hace un intento por tomar el control, pero hoy no, hoy soy su dueña. Mi lengua adivinando su sabor, escudriñando mi mano siempre adelantada buscando más piel, con un único fin, llegar a su sexo pero todavía falta abro su camisa y siento como da un respingo al sentir mis dedos haciendo caminos serpenteantes por su pecho a la vez que me deleito en su cuello y me embeleso al sentir sus manos tan ansiosas por mi piel, es tan sensible a mis caricias y yo a las suyas, es química, es física pura, no lo sé jadea, se agita, lamo, chupo, muerdo, su pecho, su abdomen, vientre bajo, bajo, es caída libre mi mano ya llegó al destino que me mueve, siento su erección, lo acaricio por encima del pantalón, lo miro a los ojos como anunciando lo que viene con una mirada cargada de lujuria.
Mis manos por fin liberan al cautivo de su prisión él se revuelve, la expectativa lo está torturando, miro su pene con apetito, me relamo, suspiro. Sus movimientos gritan que me de prisa aún así me doy el lujo de acariciarlo con deliberada suavidad, paso los labios apenas rozándolo, el gime, se sacude, me apiado y ejerzo más presión en la caricia y por fin, por fin lo empiezo a saborear paseo mi lengua por el glande, siento el sabor de su humedad mmmmm, no puedo evitar gemir, siento su calor y me derrito con mis manos empiezo a subir y a bajar simulando no sé ¿las pajas que se ha hecho pensando en mi? ¿La manera en que me va penetrar cuando me apiade de su desesperación? Estoy tan excitada que siento como mi sexo pide a gritos el suyo, siento mi humedad, estoy consciente de mis pezones, de mi vagina, de cada milímetro de piel, es un ejercicio de autocontrol el no subirme sobre él, hacerlo entrar en mi y abandonarme al placer de sentir como me acaricia por dentro jadeo, lo miro desde mi perspectiva y verle con esa cara de estar en su centro, los ojos entrecerrados, mordiéndose los labios es la locura y cuando por fin me dedica una mirada es peor, me caliento aún más su mano en mi cabeza, como guiando sin guiar lo desaparezco en mi boca por completo y mis manos se van a acariciar sus testículos, me hace una seña de que no va aguantar mucho más, pero en mi perversión de torturarlo, no le hago caso y sigo con la felación que lo está enloqueciendo Mala cosa, me mira raro ¡el perverso ahora es él!
Se sobrepone a la mamada, aún cuando se que está a punto de correrse, me mira con severidad, pero hay un brillo en su mirada que le delata y se quita, lo oigo murmurar algo así como que no me saldré con la mía en un movimiento rápido termina de despojarse de su ropa, me domina, me sube de los hombros, acerca su cara a la mía y me dice Eres perversa, ¿Sabías? y sin piedad me besa a fondo con lengua y dientes, ferozmente, ¿Ahora, quién es la victima? Me trata de desnudar lo más rápido que puede, es brusco, pero no me hace daño, sólo establece quien manda, logra abrir mi blusa, bajarla a duras penas y con ella el sostén hasta lograr liberar uno de mis senos para amasarlo a placer y para luego hacerse del pezón con su boca, tiemblo de placer, lo chupa con fruición, lo lame y me hace bufar mientras ataca mi otro seno con su otra mano, está frenético y yo con él, me manosea, me aprieta . Busca el final de mi falda para encontrar piel, subir por mis mulsos, llegar hasta mi ropa interior y seguramente quitármela con la urgencia de sus ardores, pero sorpresa ¡no llevo nada debajo! No sé si fue un gemido lo que salió de su garganta cuando sintió la humedad de mi sexo sin que nada se interpusiera, suelta el pezón que le apacigua la boca y se va de nuevo en busca que de la mía a la vez que su dedo acaricia mi clítoris hinchado me quema, que necesidad tan grande de tener un orgasmo me arqueo, me abro, me abre, me penetra con un dedo primero, luego con dos . Susurro su nombre y eso le pone peor. Amor, amor se me va a salir el corazón, se va a salir el suyo, YAAA, le suplico, le exijo, me muero . Se sitúa entre mis piernas, veo en su cara el sufrimiento de necesitarme tanto como yo a él, y con una mirada cómplice, mirada del que sabe que el placer se acerca, por fin, por fiiin, entra en mí. No es suave, no es delicado, es un acto desesperado de dos que se desean tanto que les duele me tiene, soy suya, lo sabe se mueve en un vaivén, sale un poco y entra de nuevo Ganó, siempre gana, que placer más enorme amarlo así, ansiarlo tanto . tiene que ser pecado tanto goce.
Lo acaricio tanto como puedo con las manos, con las piernas, amo su piel; lo huelo, amo su olor. Aprieto la vagina para intentar devolverle el placer que me da y para que no escape pero aumentar así la presión sólo consigue que estemos más al borde y sinceramente, por más que desearía quedarme así para siempre, la tentación de caer, la tentación de ceder al placer del orgasmo, se hace más fuerte que cualquier otro instinto y comienzo a abandonarme me invade, me agito más, lo agarro con mayor fuerza, me voy a correr y él me conoce tan bien, me siente me espera, sabe que aumenta mi placer si durante los espasmos acelera el ritmo de su vaivén y cuando se me escapa un grito ahogado, sabe que es la señal que esperaba acelera y se resiste tanto como puede hasta que es imposible aguantar más y se abandona conmigo, siento como eyacula en mi interior, siento su latir . Yo primero, él después me quedo inmóvil, exhausta, lo siento respirar calmado, el peso de su cuerpo aplastándome y soy tan suya, me besa con suavidad el mismo que hace nada me estaba devorando sin piedad . Podría quedarme así, pero al quitarse me devuelve a la realidad, lo veo de pie, desnudo, sonríe, aaaamo esos dientes de conejito, esa cara de niño travieso, esos ojos de color indefinido ¡Qué poder tiene sobre mi! Ese hombre es mi perdición .