Mi pequeña zorrita

Conocí a una mujer sumisa y me la follé todas las veces que quise en mi casa. Al día siguiente le tenía reservada una sorpresa.

Tere había pasado su primera noche como mi esclava, después de habérmela follado por todas partes y de que se tragara todo mi semen al hacerme la mamada, le dí una manta para que se quedara a dormir en el sofá. Le dije que al día siguiente tenía que despertarme con una mamada, por supuesto tenía que estar hecho el café.

Llegó el día siguiente, eran las 9 de la mañana de un soleado sábado. La agradable sensación de una mamada me despertó, efectivamente Tere estaba haciendo su acometido, estaba succionando mi polla a la vez que me pajeaba. Su lengua acariciaba mi prepucio, lo saboreaba y luego se lo volvía a meter en la boca. Qué placer más grande es que te despierten con una buena mamada.

Terminó de hacerme la mamada y por supuesto se tragó toda la leche que salió de mi polla, bajé a la cocina y ya tenía el café hecho con unas tostadas y algo de fruta pelada y cortada. La miré y le di un azote en el culo.

-         Eres una zorra muy buena, me gustas mucho y espero que estés mas tiempo conmigo.

-         Me gusta el sexo y ser esclava, estoy disfrutando

-         Pues me alegro que te guste porque esta noche viene un grupo de amigos a casa a jugar una partida de póker así que hay que preparar la casa y tú te pondrás un atuendo adecuado.

Los ojos de Tere se agrandaron de la sorpresa, ella no lo sabía pero yo había invitado a un grupo de amigos a jugar al póker en mi casa, aprovechando que tengo una esclava para que nos haga de sirvienta. Lo que ella no sabía es que iba a ser sirvienta en todos los sentidos. Así que si algún amigo quería echar algo más que una partida también puede contar con la sirvienta.

Llegó la hora a la que había quedado con mis amigos, Tere ya tenía montada la mesa donde iba a ser la partida con unos aperitivos. La barra del minibar estaba llena y la cubitera hasta arriba de hielos. A mi esclava la mandé a la ducha y le dejé preparado el que iba a ser su uniforme de sirvienta esta noche, un pequeño delantal y la típica cofia de sirvienta. Ni camisa ni pantalón ni tan siquiera ropa interior, sólo unas zapatillas de andar por casa.

Empezamos nuestra partida y les ofrecí tomar algo a mis amigos. Todos aceptaron la invitación, así que llamé de un grito a mi esclava, que ya estaba vestida con su uniforme.

Un silbido general seguido de un silencio reinó en el salón al ver aparecer a aquella sirvienta. Tere tenía los pechos por encima del delantal, andaba moviendo las caderas y cuando estuvo al lado de los jugadores dio un giro completo para que todos pudiéramos ver su cuerpo entero. Las miraban se cruzaban entre mis amigos para volver a clavarse en el cuerpo de mi esclava. Sonreían y se daban con el codo entre ellos.

-         Caballeros, tengo el honor de  presentaros a Tere, va a ser nuestra sirvienta particular para todo lo que queramos y cuando digo todo me refiero a todo.

Tere hizo una reverencia y empezó a servirles a mis amigos lo que le pedían. Cada vez que le servía una copa o una cerveza a uno le rozaba con sus pechos para provocarles. Cuando me puso el vaso con el zumo de naranja natural le di un azote en el culo que hizo que mis compañeros de partida se sobresaltaran. Ella respondió con una sonrisa y mis amigos captaron la idea. A aquella zorra le gusta que la azoten.

La partida siguió como cualquier partida de póker, las fichas corrían de un lado a otro de la mesa entre alegrías y decepciones de los participantes. Hugo fue el primero en perder, ya se había tomado unos cuantos gin-tonic y estaba animado, el haber perdido todas sus fichas le sentó bastante mal. Llamé a la sirvienta y le dije que mi amigo estaba triste, que necesitaba que alguien le animara. Tere lo comprendió, a partir de ese momento y conforme fueran abandonando la mesa los jugadores pasarían a jugar con ella. De momento sólo era uno pero en la mesa aún quedábamos siete mas.

Agarró a Hugo por el pantalón y lo llevó hasta el sofá, ahí lo sentó y ella se sentó a su lado. Empezó a besarle la oreja, luego el cuello y después le bajó la cremallera del pantalón. Le invitó a ponerse cómodo y que disfrutase. La sirvienta metió su mano dentro de la cremallera del pantalón y bajo los calzoncillos de mi amigo encontró lo que estaba buscando, una polla con ganas de fiesta. La sacó y empezó a lamerla poco a poco mientras los que quedaban jugando miraban con cara de envidia. Hugo estaba disfrutando de una paja y miraba sonriendo a nosotros, que aúne estábamos jugando al póker.

El espectáculo hizo que el resto de jugadores aumentara sus apuestas, todos querían una mamada y sus ganas de perder hacían que las apuestas fueran exageradas. Mientras tanto nuestro amigo Hugo, que ya tenía los pantalones bajados, seguía sentado en el sofá. Tere había dejado de mamar la polla de mi amigo para darse media vuelta y sentarse encima de su miembro. Aquello hizo que Hugo explotara en una gran sonrisa de placer. Mi esclava empezó a meterse aquella polla por su coño mientras nos miraba a los demás, sonriendo a la vez que salaba encima de mi amigo metiéndose y sacándose su polla.

En la mesa todos estábamos empalmados, Marcos apostó todas sus fichas, un all in que se llama. Cuando enseñaron las cartas el chaval tenía un cinco y un siete, estaba claro que aquel espectáculo le llamaba más que la partida. Se levantó sonriendo y miró para Tere, que seguía saltando encima de la polla de Hugo. Le dije a Marcos que no esperase su turno a que se la chuparan, Marcos me miró sonriendo y se fue para el sofá, Tere le estaba haciendo gestos para que se acercase y se uniese a la fiesta.

Esa nueva imagen volvió a atraer la atención de los jugadores, teníamos a dos amigos follando con una sirvienta, uno de ellos la estaba penetrando mientras ella le hacía una mamada al otro. Las manos de mis dos amigos no dejaban de tocarla, las tetas, el culo, el coño… su cuerpo entero estaba siendo amasado como una masa de pan. De vez en cuando se cambiaban los puestos y las posturas. Marcos la puso a cuatro patas en el sofá mientras se la follaba por detrás, mientras tanto Hugo le puso de nuevo su verga en la boca para que le siguiera haciendo la mamada. Tere parecía que disfrutaba, pero eso sólo era el entrante a lo que esa noche le esperaba.

En la siguiente ronda perdieron otros dos amigos a la vez, tuve suerte y un trío de jotas se convirtió en un full de jotas y damas, las fichas de mi amigos pasaron a mi lado de la mesa. Los dos compañeros que acababan de perder ya sabían lo que les esperaba, Tere ya los había visto así que empezó a hacerles gestos de que se aproximaran también. Mientras tanto, Hugo que no podía aguantar más empezó a correrse dentro de la boca de aquella zorra, que no dejó que se escapase ni una gota. Después de haberse quedado a gusto se retiró y se sentó en un butacón a terminar el gin-tonic viendo el espectáculo.

A Tere el trabajo se le acumulaba, se había retirado uno pero otros dos acababan de entrar, tenía a Marcos zumbándole por detrás aún, así que empezó a comerle la polla a uno y a pajear a otro. Mi esclava se movía al ritmo de los pollazos de Marcos, que estaba a punto de correrse dentro de ella. Menos mal que todos mis amigos tenían preservativo porque si no mi esclava se convertiría en un pozo de semen.

Mientras tanto en la partida otro de mis amigos cayó, tenía una pareja de ases de mano pero las demás cartas no estaban a su favor, así que todas las fichas que había apostado se fueron al montón de Antonio, que ya entonces tenía el mayor número de fichas de la mesa. No pareció haberle importado mucho el haber perdido pues ya sabía que era lo que le tocaba. Se levantó y se acercó al sofá mientras veía a Marcos acelerando sus penetraciones, se estaba corriendo mientras su polla no dejaba de entrar y salir del coño de la esclava. La pobre mujer no podía ni gemir de gusto, cada vez que una polla salía de su boca le entraba otra. Marcos terminó de correse mirando al que acababa de perder, le dedicó una sonrisa haciéndole el gesto de que le relevase, se retiró a fumar un cigarro mientras veía cómo su relevo ya estaba empezando a penetrarla.

Yo seguía en la mesa, me vino una pareja de jotas de mano y esa jugada prometía, subí la apuesta, Antonio me miraba y dobló mi apuesta yo no podía dejarme atrás porque la jugada que tenia era bastante buena así que volví a doblar la apuesta. Aquello se convirtió en algo serio y a fuerza de doblar y doblar puse todas mis fichas en la mesa. Antonio aún conservaba bastantes mas así que no tuvo problemas a la hora de igualar mi apuesta. Pusimos nuestras cartas descubiertas en la mesa, yo tenía pareja de jotas y Antonio tenía un diez y un rey, podía ganar cualquiera. En las tres primeras cartas salió un as un siete y una jota. Tenía un trío de jotas eso era casi insuperable. La siguiente carta fue un cinco, prácticamente tenía la partida ganada, la última carta fue un caballo, aquello me derrumbó porque esa carta le daba la partida a Antonio, que tenía una escalera al as.

Me levanté un poco enfadado de la mesa de póker, a fin de cuentas era un juego y sólo apostábamos cinco euros cada uno, no nos gusta apostar mucho porque el juego se convertiría en una enfermedad.  Me dirigí hacia el sofá a donde estaba Tere comiendo pollas sin parar mientras se la follaban una y otra vez. El enfado que tenía lo iba a descargar sobre aquella zorra. Con un gesto le dije a mis amigos que parasen su orgía, me puse detrás de aquella zorra que estaba a cuatro patas esperando que le dijera algo. Le di un azote que sonó en todo el salón, incluso los dos que quedaban jugando se pararon para mirar qué pasaba.

-         Ya has hecho el precalentamiento, ahora te toca follar de verdad, vete a la habitación grande y espéranos ahí de pie.

Tere agachó la cabeza  y tras pedirme permiso se marchó a la habitación, mis amigos me miraron con cara de asustados y yo empecé a reírme. Les dije que no se asustasen que ahora iba a empezar lo bueno, había que poner al límite a esa zorra. Terminamos de beber cada uno lo que tenía y tras recargarnos de preservativos fuimos subiendo a la habitación grande, le llamo así porque es la mas grande que hay en mi casa, no es mi habitación ni la que tengo para invitados, es un proyecto que tengo de una habitación para mis fantasías. Ahí cuento con una gran cama de dos metros por dos, un par de arcones con juguetes eróticos y más cosas que poco a poco voy poniendo. Tere nos esperaba de pie, cuando entré le hice un gesto para que se pusiera al lado de la cama.

El plato fuerte comenzaba, me acosté boca arriba con mi polla empalmada, ordené a mi sierva que se arrodillara entre mis piernas y me comiera la polla ofreciéndoles el culo a mis amigos. Empezaron a meterles sus pollas una a una, cada cinco minutos se iban cambiando para poder disfrutar todos de aquel culo. La cara de aquella zorra era todo un poema, mientras me comía la polla me miraba de reojo sonriendo, estaba disfrutando mientras la embestían por su culo.

Había que dar una vuelta de tuerca, cuando no pude aguantar mas vacié toda la leche de mi polla en su boca, como siempre se lo tragó todo, es una mujer que le gusta tragarse el semen. Le dije que se pusiera de pie y la agarré pos sus caderas, ahora me tocaba a mí ser el dueño de su culo. Yo seguía acostado en la cama, ordené a aquella zorra que se sentase encima de mi polla y que se la metiera entera por su culo. Aquella idea pareció gustarle y no dudó en hacerlo. Se puso en cuclillas encima de mi polla y cuando la tuvo toda dentro de mi culo pegué su espalda contra mi pecho y con mis piernas abrí las suyas. De esta manera mi esclava tenía toda mi polla dentro de su culo pero tenía el coño libre, pero no sólo me preocupaba llenar su coño, también su boca y sus manos.

Mis amigos no se hicieron esperar, fueron ocupando los puestos según su gusto, uno empezó a meterle su polla por el coño, otro se acercó con la polla en la mano para llevársela a su boca, los otros dos se tuvieron que conformar con que les hiciera una paja, pero había para todos. Cada cinco minutos fueron cambiando, todos menos yo que era el dueño de su culo. Esa zorra estaba totalmente penetrada, gemía y gritaba entre una mezcla de placer y odio, en mi polla notaba como cerraba su esfínter de vez en cuando y eso me daba un gustazo enorme. Sus tetas eran el centro de atención de todas las manos, su coño no dejaba de ser penetrado, sus manos ya no sabían cuantas pajas habían hecho y en su boca nunca dejaba de haber una polla. Estuvimos así un buen rato, yo no podía mas con mi polla dentro de su culo y tras correrme pedí que me relevasen.

El culo de Tere no tardó en encontrar un nuevo dueño, esa pobre zorra no encontraba descanso, su coño estaba siendo follado una y otra vez mientras en su culo había una polla alojada, su boca no dejaba de hacer mamadas y con sus manos no paraba de hacer pajas.

Estuvimos por lo menos una hora dando relevos para follarla, ella ya no sabía si gritar de placer o de dolor, estaba reventada así que decidimos dejarla descansar un rato para cuando volvieran los dos restantes que aún seguían jugando. Nos sentamos en los sofás que hay en la habitación y vimos como la sirvienta, cansada por la follada que había recibido, nos miraba sonriente.

A los diez minutos subieron los dos que restaban entre aplausos de los que ahí estábamos, era su hora. Tere se puso de pie y empezó a comerle la polla a uno, el otro empezó a meterle su polla por su coño dándole fuertes embestidas, nosotros desde el sofá no perdíamos detalle, también estábamos cansados de follar. Tere se volvió a tragar el semen fruto de la mamada que estaba haciendo y cambiaron posición, aquel que se la follaba por el coño empezó a recibir su mamada mientras que su compañero decidió follársela por detrás, aunque en vez de su coño decidió metérsela por el culo. También con duras embestidas.

Aquello me la estaba poniendo muy dura así que cuando Tere se tragó la leche de la polla que le quedaba me acerqué a ella para darle un par de azotes en los cachetes del culo. La esposé a la cama de pies y manos y la dejé en la cama un rato para que descansase. Nosotros nos fuimos a tomar una última copa.

Cuando volvimos empezamos a meterle los dedos por todo el cuerpo, boca, culo, coño, empezamos a tocarle todo lo que nos dio la gana. Le solté las esposas y la ordené sentarse en el suelo, nosotros la rodeamos y empezamos a pajearnos, ella nos ayudaba con sus manos y su boca, aquello era el broche final y esa zorra iba a recibir un baño de semen.

Las corridas tardaron en llegar, esta vez no se tenía que tragar nada, sólo ser bañada con nuestro semen. Nuestras pollas una a una fueron sucumbiendo a sus pajas y mamadas, aquello era un espectáculo seminal, chorros de semen salían disparados de nuestras pollas para acabar sobre aquella zorra que estaba sentada entre los ocho hombres. La pusimos hasta arriba de nuestra leche. Cuando acabamos nos fuimos abajo y la dejamos ahí. Antes de retirarme le ordene que se duchara y que limpiara todo. Bajé a despedir a mis amigos que no pararon de agradecerme aquella partida de póker, entre risas me dijeron que a ver si lo repetíamos mas a menudo. Se vistieron y se fueron todos. Me quedé solo en casa, solo no, tenía una esclava arriba que ya estaría saliendo de la ducha.

Subí para ver como estaba todo por ahí arriba y la encontré en el cuarto de baño secándose de la ducha.

-         Me dijiste que te gustaba el sexo y ser tratada como una esclava. Supongo que hoy habrás disfrutado

-         Ha sido algo nuevo para mí, nunca lo hice con tantos hombres, estoy cansada y dolorida pero me ha gustado mucho. Muchas gracias por esta noche, lo he pasado bien.

-         Tranquila la noche no ha terminado, yo sigo aquí.

Sus ojos se abrieron como platos, la noche no había terminado para ella ni para mi.