Mi pequeña Venecia 2

"...ella tomó mi mano, para no resbalarme...Dios sentí una descarga en mi de 120 mil voltios…pensé en si ella también la habría sentido..."

Finalmente llegamos al apartamento, Kate era mi roomate. Es muy común rentar apartamentos allá con otra persona para colaborar con los gastos. La verdad, ella era una excelente compañera de trabajo y de residencia por lo cual no había considerado mudarme todavía.

-Oye...necesito que me digas algo, llevamos todo el camino sin hablar…-dijo Kate en un murmuro temiendo mi reacción cuando llegamos a la pequeña sala del apartamento-.

-Lo sé, lo siento...solo trato de asimilarlo todo…es increíble habérmela encontrado aquí… -decía con una sonrisa de incredulidad, sentándome en el sofá o más bien lanzándome-.

-Yo puedo imaginarme… -Kate encendió la calefacción para luego sentarse a mi lado- yo estaba tan emocionada por Gaby…pero cierto, jamás imaginé que esto pasaría…me has contado tanto sobre ella..

-Sí, aún verla hoy de pronto produjo millones de cosas en mí…simplemente no salgo de mi asombro. Tengo tanto tiempo viéndola en fotos o escazas conversaciones de Skype…y ahora está aquí en mi misma ciudad y tenía esa filipina y… creo que enloqueceré, gracias a dios que es viernes! –dije haciendo un soplido al final -.

-Sí, lo sé…la verdad es loco –dijo riendo Kate-. Pero...es más linda de lo que me mostraste en la foto –dijo animada y sonriente-.

-Gracias! Supongo! Y sí, ella es…-suspiré sin terminar la oración- Debería irme a dormir, demasiadas emociones para un día -.

-Totalmente de acuerdo! Mañana será otro día y podremos hablar sin tanto impacto –dijo Kate levantándose del sofá -.

Esa noche no pude dormir, me pregunté si ella, Alex, lo hubiese podido hacer…finalmente el sueño apareció muy adentrada la noche. A la mañana siguiente tenía a Kate encima de mío, tal vez les parecerá extraño que siendo inglesa, ella sea tan afectiva, pues creo que Kate es de esas pocas excepciones de personalidades cálidas cuando uno está en Europa, además debo admitir que algo de mi calidez latina tuvo que habérsele pegado.  Debíamos hacer mercado, con urgencia, nuestra nevera daba risa….Hacer compras nos dio hambre, mucha y por ser fin de semana comíamos comida chatarra, así que fuimos a un lugar donde vendían Buffalo Wings.

-¿Que pedirás? – pregunto Kate como si no supiera mi respuesta mientras esperábamos nuestro turno para ser atendidas -.

-Pues….alas bañadas en salsa picante, y rodajas de papas fritas picantes también y agua con bastante hielo – dije viendo el menú y sonriendo -.

-Eres tan masoquista –reía Kate-  ¿sabías que el agua no calmará el ardor del picante en tu boca? Usualmente creemos que es así, pero cuando bebemos agua…nos damos cuenta que se intensifica -.

-Lo sé, lo sé…llámame masoquista pero amo el picante, debo tener una mexicana interna –bromeé -.

Hicimos nuestros pedidos y mientras comíamos, Kate recibió un mensaje de texto en su celular.

-Es Gaby, recuerdas? Mi amiga, del restaurante… -Kate comentó, con cautela tratando de ver mi reacción por traer ese recuerdo a nuestro almuerzo -.

-Sí, claro…cómo no acordarme de eso –dije con una amplia sonrisa tratando de omitir el pequeño vacío que se hizo en mi estómago…nervios…? No lo sé… -.

-Bueno –siguió hablándome con el mismo cuidado como si estuviera diciéndome algo sumamente serio y grave – ella nos está invitando…a salir esta noche...y pues es sábado, no veo ningún problema en que nos acostemos tarde –sonrió Kate temerosa ante una negativa de mi parte -.

-¿Nos invitó? O tu lo estás haciendo…? –pregunté remojando una de mis papitas fritas en la salsa con toda la calma del mundo -.

-No, oye…yo no quería incomodarte, lo siento. Pensé que teníamos un buen tiempo sin ir a divertirnos de verdad y pues podemos pasarla bien con Gaby y ella te caerá genial –terminó alzando la voz como queriendo animarme y una sonrisa gigante en su rostro -.

-Pues…ella mencionó si otra persona iría….?–pregunté lo más natural posible con esa inquietud en mi estómago… -.

-No, no dijo nada al respecto….Prometo que si te llegas a sentir incómoda nos devolvemos a casa ¿sí? – Kate lo dijo de una manera amable, solidaria como si supiera sobre mis…nervios?...

-Está bien… - asentí y Kate empezó a buscarme ciertos temas para tratar de romper la tensión del momento -.

Después del almuerzo, llegamos a casa y bromeábamos, mi tensión y eso, lo que fuera que sentía en mi estómago, casi se me olvida. Kate y yo hablábamos mucho sobre todo. Yo estaba sola en aquel país y Kate era como mi único familiar. Era casi la hora de encontrarnos con Gabriela y yo aún no sabía que ponerme, recordé que tenía una camisa con la bandera de Inglaterra, efecto envejecida y tejida como una malla en la espalda, lo que hacía que se me viera uno de los mejores atributos que tenía, sin abusar de mi ego, mi espalda…Y sinceramente no me pregunten por qué me la puse, no lo sé tal vez…era por la razón de mis nervios…Les sigo diciendo, me puse converse marrones, tengo esa mala maña de querer estar siempre combinada, y unos jeans azules ajustados. Si les soy sincera y no es que mi segundo nombre sea “ gran autoestima”, no me veía para nada mal.

Así que después de esperar por Kate a que terminara de arreglarse, nos fuimos al local. Dejamos el carro cerca y caminamos unos metros hasta la entrada….No veíamos a Gabriela, así que Kate decidió llamarla, contestó y escuche algo como: “en un minuto” y justo la vimos doblando la esquina. Nos sonrió.

-Disculpen, entremos y les cuento –dijo riendo con voz entrecortada.

Al entrar, la música estaba tan alta, que mis oídos sufrieron un poco con el brusco cambio de la tranquilidad nocturna de la calle y los decibeles tan altos del local, no les mentiré era una excelente música para bailar y el lugar se veía lleno, como pudimos nos acercamos a la barra y pedimos unos tragos. Pedí una cuba libre, allá no se llama así pero le dije al bartender los ingredientes: refresco de cola, ron y una rodaja de limón.

-Entonces…-procedió a explicar Gabriela – siento haberme tardado, es que hoy nos llegaba un pedido a Mi pequeña Venecia y tuve que recibirlo…-

-¿Mi pequeña Venecia? –pregunté con curiosidad después de un sorbo de mi trago -.

-Sí! –dijo Gabriela con una carcajada – ese es el nombre del restaurante…es extraño no? Lo puso Alex, mi jefa…recuerdan? –pregunto con naturalidad -.

-Por supuesto…sí, es un nombre…curioso –sonreí y volví a tomar de mi trago, ignorando esa tonta sensación en mi estómago de nuevo sintiendo la mirada de Kate -.

-Disculpen, contestaré esta llamada –dijo Gabriela mientras se alejaba saliendo del lugar -.

-¿Todo bien? -Me preguntó Kate -.

-Sí...– sonreí asintiendo a su pregunta -.

-Lo siento – se excusó la joven chef al regresar - era Alex para preguntarme sobre si todo estaba bien con el pedido que recibí hoy . Escuchó un poco el ajetreo y me preguntó que dónde estaba, le dije que aquí en Ice Cube y pues…vendrá para acá. No les importa ¿verdad? –preguntó inocentemente Gabriela -.

-No claro que no – sonrió Kate mientras yo me ahogaba con mi cuba libre y ella me daba palmadas en la espalda -.

Creía en Kate, en que si algo no se sentía bien, sabía que podríamos irnos a casa y no se molestaría…Estuve algunos minutos ausentes de la conversación entre ella y su amiga del colegio. Hasta que…

-Hey! Chicas! – gritó una voz mientas se nos acercaba y yo sentí que no quería más cuba libre, que ni un trago de agua me pasaría en ese momento por la garganta, me reproché internamente por esa actitud -.

-Alex! – se abalanzó Gabriela sobre ella, y ella correspondiendo el abrazo -.

-Hola! – le dijo amablemente Kate con una sonrisa– que bueno verte de nuevo.

-Sí, totalmente de acuerdo… -murmuró Alex mientras me miraba, una de esas miradas intensas, que hizo que mi corazón fuer a mil….o más bien a millón por hora -.

-Hola.. –yo apenas pude balbucear eso con una ligera sonrisa -.

-¿Y qué haremos? –pronunció Alex entusiasmada, me pregunté si era yo la que habría causado ese efecto en ella -.

-Pues hace rato que la música está buena y yo quiero bailar! –gritó emocionada Gabriela -.

-Yo…las esperaré aquí creo –otra vez sintiendo esa mirada intensa que me traspasaba el alma, todos los vellos de mi cuerpo se erizaron completamente – Yo…de verdad nunca he sido buena para el baile… -sonreí tímidamente queriendo escapar de los ojos de Alex porque ya me estaba faltando la respiración por su insistente mirada -.

-Vamos Jess! –dijo Kate, haciendo que desviara mi mirada hacia ella – Esto está abarrotado de gente, todos bailan entre sí, y bailaremos en grupo sólo por pasarla bien –tomó mi mano para jalarme al centro del local, en donde tuvimos que buscar un pequeño espacio para las cuatro.

Gabriela y Kate bailaban, bueno se movían graciosamente al compas de la música, y Alex también lo hacía, y lo hacía tan bien…que a mí me parecía absolutamente sensual. En un momento, por la cantidad de gente, un hombre pasó y me empujó hacia adelante, ella tomó mi mano, para no resbalarme...Dios sentí una descarga en mi de 120 mil voltios…pensé en si ella también la habría sentido.

Decidí que debía alejarme un momento de todo eso, porque la gente y el ruido estaban turbando un poco mi cabeza, pedí disculpas y dije que iría al baño un momento, tal vez a enjuagar mi cara…Fui al baño y una chica que evidentemente estaba ebria, me tomó del brazo de una manera fuerte y me dijo “Oye bonita espalda…” quiso besarme pero le huí, me acorraló y traté de decirle que por favor me soltara que no estaba interesada….

-¿Qué no escuchaste que la Srta. dijo que no está interesada? –esa voz sonó y sentí un alivio tremendo -.

-Bueno tranquila nena! ¿Es tu novia? –preguntó con ese tono de embriaguez aquella chica -.

-Dejémoslo en que será mi futura esposa –dijo Alex, ácidamente. No pude evitar sonreír hacia su comentario, lo que no sabía es que si mi sonrisa se veía como de que su comentario me había agradado al límite de decirle un “sí, acepto aquí mismo” o un “gracias, no tenias que hacerlo”. La chica se terminó alejando.

-¿Estás bien? – me preguntó Alex visiblemente nerviosa, era prácticamente la primera vez que se dirigía a mí en voz y en persona -.

-Sí, yo…gracias… -tartamudeé y me sonrojé -.

-Tranquila… - y vi esa sonrisa cálida y achinada que me encantaba de ella -. Yo…puedo esperarte aquí afuera, solo para asegurarme de que no vuelvas a tener una incomodidad como esa…. – a esa mirada era imposible decirle: no… -.

-Gracias… - asentí tímidamente y entré al baño-.

Me eché tanta agua como pude en la cara, sólo para bajar mi sonrojo, para calmar mi corazón, para despejar mi mente….Resultó, solo un poco. Salí y ahí estaba ella, me sonrió y me dio su mano para que no me perdiera entre el mar de gente…nuestras manos encajaban perfectamente la una en la otra y ella me tomaba con tanta seguridad, no pude evitar sonreír nuevamente. Llegamos a donde las chicas…

-Hey…y ustedes…que les pasó? –preguntó Gabriela, a manera de que insinuaba algo. Kate me taladró con la mirada como si ella también lo preguntara -.

-Pues…hubo un pequeño incidente en el baño… -empecé a explicar-.

-Pero, creo que logramos resolverlo, ¿cierto? –me interrumpió Alex, con una sonrisa de esas que me calentaban el alma…que sólo ella podía hacerlo -.

-Sí, exactamente –sonreí inmensamente asintiendo con mi cabeza -.

Se quedó a mi lado el resto del tiempo que estuvimos en el local, a veces me rozaba la espalda y sentía su mano en las partes donde el tejido no cubría con la excusa de apartarme si alguien iba pasando. Y les confesaré que me encantaba, simplemente yo no decía nada, me encantaba su tacto y lo disfrutaba, así fuera de esa manera tan sutil.

Eran las tres de la mañana y ya bostezaba demasiado, Kate se acercó a mi oído y me pregunto si quería irme. La respuesta se debatió en mi mente entre un “sí” y un “no” porque ciertamente me encantaba esos roces que Alex me daba y yo no le rechazaba en absoluto, pero también sabía que deseaba estar en un lugar más tranquilo con ella…Teníamos tanto de que hablar…demasiado, prácticamente no nos habíamos dirigido la palabra desde que la vi en persona por primera vez, esa noche en el restaurante pero nuestra química y atracción era tan intensa que dejaríamos a toda la ciudad sin luz…Al final, decidí que sí, era momento de irnos. Las chicas nos acompañaron afuera del local y nos despedimos, besos normales de despedidas entre amigas, Alex se me acercó tan lentamente que pareció una eternidad y…Dios ese olor a frutas….que me sacó mi conciencia por unas milésimas de segundo y rozó sus labios contra mi mejilla y yo sentí que morí y volví a nacer en ese momento.

Kate y yo llegamos a casa y se que ella quería preguntarme sobre que incidente había pasado en el local para que Alex y yo tardáramos un tiempo. Pero no preguntó y yo tampoco respondí a su pregunta tácita.

-Estoy muerta, mañana dormiré todo el día! – dije en un bostezo -.

-¿No quieres hacer nada mañana? – preguntó Kate, restregando sus ojos debido al cansancio -.

-Seguramente, siempre improvisamos planes los fines de semana ¿no? –sonreí. En ese momento mi teléfono se encendió y sonó avisándome que tenía un mensaje. Me pareció extraño…pero aún así a pesar del cansancio, lo revisé-.

-Hey! Respira! – dijo Kate alzando la voz – qué dice el mensaje que te pone así…

El mensaje decía “Estabas tan hermosa esta noche…Que tengas buenas noches. Alex”…Y quiero que sepan que si yo pensé que había muerto y vuelto la vida con el roce de labios en mi mejilla durante la despedida minutos antes…lo que sentí al leer ese mensaje fue mil veces más intenso, mi corazón dio tal brinco en mi pecho que hasta dolió y yo tenía una sonrisa tan grande en mi rostro desde hace un rato que se me habían acalambrado las mejillas -.

-Nada…solo…Buenas noches! – le grite a Kate entrando a mi habitación aún con esa sonrisa en el rostro-.

-Hey! No irás a ningún lado, Jess! Me tienes que decir a que se debe esa sonrisa! – escuché chillar a Kate como una niña curiosa que quería enterarse de algo a como diera lugar -.

-Hasta mañana Kate! –reí y grité ya con la puerta cerrada -.

-Me lo dirás! – dijo Kate en tono de advertencia pero rindiéndose en ese momento. Y la sentí irse a su cuarto y cerrar la puerta -.

Y  yo…respiré y exhalé todo el aire de mi habitación en un suspiro enorme, me tiré a la cama y me quedé totalmente dormida con esa gran sonrisa en mi rostro y con ese “hermosa” repitiéndose en mi mente….