Mi pequeña Venecia

Mi pequeña Venecia...bienvenidos y espero les guste :)

Manchester es una ciudad hermosa, con el clima perfecto para mí…aunque no sea originaria de estas temperaturas. Mi nombre es Jessica, aunque detesto que me llamen así prefiero cualquier otro diminutivo, no sé mañas supongo…soy de Venezuela, tengo 24 años, mido 1.57, cabello rizado, ojos marrones…y eso es todo por ahora.

Tal vez se pregunten por qué vivo tan lejos de donde nací, digamos que no podía encontrar un futuro en mi país, y decidí venir a buscarlo aquí…

Llevo meses aquí, empecé estudiando inglés pero ahora trabajo en una empresa de comunicaciones digitales, no muy grande, algo pequeño pero donde se aprende mucho. Realmente me gusta, tengo bueno compañeros de trabajo y una a la que considero mi amiga, su nombre es Kate….Ella es británica, pura, no hay duda de que quien la ve y sobretodo la escuche, sabrá que tiene la bandera del Inglaterra por todo su alrededor…

Kate es la que más sabe sobre mí, toda mi historia desde que llegué…y a partir de ahora ustedes también…

-Epale! Jess  -dijo Kate, en tono gracioso, se podrán imaginar cómo suena ese saludo 100% venezolano en la boca de una británica-.

-Hey Kate! ¿Día difícil no? Gracias a Dios que es viernes. Estoy muerta.. –dije sonriendo y agarrando mi cuello tan tenso como una roca -.

-Los chicos irán bailar esta noche, nos invitaron –Kate sonrió, recostándose en mi escritorio mientras, terminaba de recoger mis cosas -.

-No lo sé Kate, siento que una aplanadora me pasó por encima….además muero de hambre –dije dándole algunas palmaditas a mi estómago, que llevaba rato regañándome con sus típicos quejidos de hambruna -.

-Bueno, podríamos ir a cenar…hay un nuevo restaurante a unas cuadras, he escuchado buenos comentarios. ¿Vamos? –me animó Kate-.

-Seguro! Enserio muero de hambre! –dije casi llorando mientras salíamos de la oficina -.

Fuimos caminando, hablábamos del día, nuevos trabajos, nuevos clientes…hasta que llegamos al restaurante, era pequeño pero lindo…estaba hecho al estilo de una cabaña por dentro, tenía fogatas y toda la mueblería era de madera, gracias a Dios que tenía buena calefacción porque afuera hacía, lo que aún para mí era bastante frío, 10°.

Pedí un plato de pasta a la marinera, esperando que en ese lugar los platos fueran bastante generosos, no como en los habituales donde sirven comida gourmet que te dejan con más hambre de la que llegaste….Kate pidió unas plumitas en salsa Alfredo…Cuando estábamos cenando, salió una muchacha, se veía un poco más joven que nosotras, salió de la cocina a decir algo que no logré escuchar a aquellos que estaban tomando pedidos en la barra. Kate la vio y sonrió enormemente

-No puede ser dijo –entre impactada y sonriente -.

-¿Qué? ¿Qué pasa? – pregunté un tanto asustada -.

-Es Gabriela, una amiga que conocí hace muchos años, fue alumna de intercambio en mi colegio, después de la graduación, ella volvió a su país y yo estudie la universidad… -me explicaba debatiéndose en si ir o no a saludar a aquella chica-.

-Pues…tal vez deberías ir a saludarla no crees? –haciéndole una ademán con la mano a manera de empuje-.

-Gaby? –dijo con una gran sonrisa Kate al acercarse a la barra donde la chica todavía parecía estar dando instrucciones-.

-Dios! Kate! –dijo la chica visiblemente emocionada al volver a ver a Kate -.

-Pero mujer! ¿Cómo estás? – chilló Kate lanzándose encima de la pobre chica, que al tener una filipina asumí que era chef -.

-Pues! No puedo creer que nos encontremos...han pasado años! – decía con una gran sonrisa la joven chef-.

-Sí lo sé. Me encantaría poder vernos en algún otro momento, y pues ponernos al día, veo que estas ocupada…Oh! Por cierto ella es mi amiga, Jess  - Kate gritaba debido al ruido de la gente, vasos, cubiertos, platos y la cocina.-.

-Hola! Mucho gusto! –sonreí amablemente a Gabriela -.

-Genial! Entonces, anota mi número para ponernos en contacto ¿sí? – dijo Gabriela, también subiendo la voz debido al ruido – Pues ya debo irme, mi jefa me matará si me ve tan entretenida hablando – Gabriela hizo una seña graciosa al decir esto.

-Sí seguro, entiendo! –gritó Kate -.

-Gabriela! Te necesito aquí! Se puede saber por qué tardas tanto? –se escuchó una voz que gritaba mientras se acercaba a donde estábamos nosotras…abrió la puerta giratoria que llevaba a la cocina y…

-Oh lo siento! Juro que lo siento! Es solo un reencuentro de años! –miró sonriente Gabriela a la chef que acababa de salir de la cocina -.

Y en ese lugar tan lleno de ruido y sonrisas hace un momento, pareció haberse detenido el tiempo…

-Chicas, ella es Alex, mi jefa – presentó Gabriela-.

-Oh! Un placer! Siento haberla entretenido, ya nos íbamos… -sonrió Kate -.

-Es imposible… -balbuceé- yo…sí ya nos íbamos. Kate tal vez debas pagar la cuenta…yo esperaré afuera -. Decía, fuera de mi misma…

-Yo… -empezó a decir Alex en un estado de asombro similar al de Jess-.

-No, discúlpanos el haber distraído a Gabriela…Nosotras nos vamos… -seguí insistiendo, sentí  como si empezará a hiperventilar-.

-Jess…¿Qué pasa? –preguntó Kate alarmada -.

-Nada…solo tal vez la comida no me cayó del todo bien…lo siento –Jess salió del local y respiró ese aire frío que le congelaba los pulmones, estaba pasmada, cerré los ojos diciéndome a mi misma que era imposible, que no encontraba explicación, como podía haber tal casualidad….

-Jess…¿estás…bien? –sentí la mano de Kate sobre mi espalda y me sobresalté -.

-Lo siento, sé que te deje mal con tu amiga, no fue mi intención, debí haber parecido una loca….yo… -empecé a tropezar mis mismas palabras tratando de excusar mi actitud de congelamiento hace un rato dentro del restaurante -.

-Hey! No pasa nada! Solo necesito que te calmes… -Kate me abrazaba -.

-Debió haber sido la comida… -dije abrazándola al mismo tiempo y cerrando mis ojos fuertemente porque todavía no salía del impacto -.

-¿La comida…o la chef…? –dijo sonriendo de lado, y yo capté perfectamente lo que estaba diciéndome -. …¿Es ella cierto…? – preguntó con cierta cautela-.

Y ella tenía razón era la chef, Alex…parece que esa noche había sido de reencuentros. Asentí con mi cabeza aún aturdida y empecé a caminar, Kate a mi lado…no hablamos durante el trayecto a casa. Yo tratando de asimilarlo y ella por solidaridad.