Mi pequeña Martha

La conocí por medio de un amigo y nos convertimos en amantes, es la más caliente TV que he conocido.

MARTHA LA PEQUEÑA

Un día estaba departiendo en un bar con mi amigo Alberto y me comentó que tenía poco de haber conocido una TV, dijo que era muy accesible y además tenía buen cuerpo, como él ya sabe que a mi me encantan las persona así, le dije que si me la podía presentar, sin dudarlo me dijo:

-¡Claro que sí! Nada más me dices cuando tienes tiempo libre y ya está.

-Pues que te parece si la contactamos hoy y así sabremos si tiene el viernes disponible.-Contesté dándole mi celular para que llamara en ese momento.

-Cómo no, permíteme,-dijo tomando mi teléfono y marcando el número- déjame llamar a su casa.

Los momentos se me hicieron largos, hacía mucho que no conocía nuevas TV y eso empezó a dar vueltas en mi mente, "ojalá pueda ya que el viernes no tengo ninguna cita" pensé.

Escuché a Alberto saludar a alguien al otro lado de la línea y poniendo más atención escuché:

-Es un buen amigo, tal vez te gustaría conocerlo…, si por supuesto que sabe, le acabo de comentar… dice que está dispuesto a verte el viernes… ¿no puedes?, entonces ¿hoy?... en tu casa está perfecto, ¿a que hora nos vemos?..., de acuerdo, al rato nos vemos- finalizó colgando.

-¿Qué te dijo? –pregunté si disimular mi impaciencia.

-Dice que prefiere conocerte primero y después… ¿quién sabe?- respondió con una sonrisa pícara en la cara.

-¿A qué hora quedaste de verla? –seguía yo preguntando con impaciencia

-Nos vamos dentro de ½ hora, ¿te parece?, así tendrá tiempo de terminar sus asuntos.

-Perfecto – respondí rápidamente – pedimos otra copa y nos vamos.

Así lo hicimos y pagando la cuenta salimos rumbo a su casa, en el trayecto mi cerebro iba trabajando a mil por hora y me imaginaba como podría ser, como si adivinara mis pensamientos Alberto me dijo:

-No esperes nada del otro mundo, es bajito y algo tímido pero es una persona agradable, ya lo verás.

-No te preocupes, ya sé lo que espero, nunca hay que confiar en las descripciones por otra persona o medio, lo mejor es juzgar uno mismo.

-Tienes razón, ten paciencia y tú mismo sabrás si te animas o no. –concluyó.

Al llegar a la casa, me puse algo nervioso, no podía creer que estuviera a punto de conocer una TV y que probablemente me la llevara a la cama, escuché la voz de Alberto diciendo:

-Llegamos, espero que no te decepciones o, mejor aún, que te guste tanto que te la quieras coger ahora mismo.

-No soy tan loco como para perder la posibilidad de tener en mis brazos una nueva TV.- respondí con algo de pena porque parecía que me adivinara nuevamente los pensamientos.

Nos bajamos del carro y él llamó a la puerta, salió un muchacho bajito, de unos 28 o 30 años, blanco, guapo, se notaba que se había operado el busto ya que se adivinaban unas lindas a la vez que pequeñas tetas bajo su camisa.

Alberto nos presentó:

-Este es mi amigo M… - y señalando hacia quién nos abrió dijo – este es Ricardo.

-Mucho gusto – le dije- es un placer conocerte.

-El gusto es mío – respondió con una sonrisa – pasen por favor.

Entramos a una pequeña sala pero adornada con muy buen gusto, la iluminación estaba a media luz, muy sugestivamente preparada.

-¿Gustan tomar algo? – preguntó Ricardo.

-Solamente un refresco, gracias – respondí.

-No gracias - dijo Alberto- al rato me tengo que ir, te lo agradezco.

-Con permiso- dijo Ricardo saliendo por mi refresco – no tardo.

Al quedarnos solos comenté:

-Si me gusta, está guapo y con maquillaje debe verse mucho mejor.

-Qué bueno que te gusta, al rato voy a irme y los dejaré para que tengan tiempo para platicar y conocerse mejor, ¿estas de acuerdo?

-Me parece excelente tu plan, ya te platicaré lo que pase esta noche – le respondí.

Ricardo regresó con las bebidas para él y para mí y se sentó frente a nosotros:

-De modo que estaban tomándose una copa, ¿verdad?

-Sí, pero ya sabes que somos de unas cuantas, nada de propasarse porque luego no se sabe ni lo que pasa. – dijo Alberto soltando una sonora risa.

-Estoy de acuerdo con él, solo es para olvidarnos un poco de las tensiones de la oficina – comenté yo.

Así continuó la plática por unos minutos hasta que nuestro mutuo amigo decidió retirarse:

_M..,- me dijo - quedas en buenas manos, igualmente tú Ricardo, - comentó volteando hacia él -me tengo que retirar.

Lo despedimos y regresamos a nuestra plática, la cuál pronto se dirigió hacia las preferencias sexuales de cada quién:

-Supongo que ya sabes que prefiero – me preguntó Ricardo- creo que ya te lo dijeron, ¿no es así?

-Lo se, esa es la causa de la que me encuentre aquí- respondí- espero que no te moleste mi presencia.

-No es ninguna molestia, lo que pasa es que tengo poco de conocer a Alberto y me da algo de pena que ande contando mis preferencias.

-No tienes nada de qué apenarte, él y yo tenemos mucha confianza y somos totalmente discretos, ningún comentario hecho entre nosotros sale de ahí, somos como tumbas.- comenté para que no se sintiera mal.

-Pues que bueno porque hay pocas persona así, y las que no lo son lo primero que hacen es contarlo entre todas sus amistades, tanto hombre como mujeres, no me gustaría que alguien más supiera de mi.

-Puedes tener la seguridad que nadie lo sabrá, a menos de que me autorices a decirlo, ¿satisfecho?

Solamente acertó a sonreír y acercándose a mí dijo:

-Eres muy agradable, y me caes bien, cuéntame más de ti por favor.

Pensando en que íbamos a terminar en la cama, le respondí:

-Pues yo voy más allá, la verdad me gustaste mucho, me gustaría poder abrazarte y besarte con ganas y pasión.

-Tú también me gustas, solo quiero dejar en claro como soy en la intimidad, y si después de eso aceptas seguir adelante, me tendrás en tus brazos.

Con la mente girando en torno a lo que me dijo, le respondí:

-Si me dices como eres, también te lo confesaré yo, así estamos parejos, ¿no te parece?

-De acuerdo– dijo -, soy bisexual, la mayoría de las veces soy pasivo, y algunas veces prefiero hacerle de activo, solo la hago cuando me excitan lo suficiente para tener erección, aún así ¿me aceptas?

-Claro que si, yo también soy bi solo que soy más activo que pasivo, solo cuando me calientan lo suficiente es cuando dejo que me penetren, ¡somos el uno para el otro!

Sin decir nada se levantó y fue hacia la recámara, yo pensé que me llamaría para allá pero me equivoqué, unos instantes después escuche que me decía:

-Ya voy, me estoy cambiando para agradarte más, no tardo.

Cuando regresó me quedé asombrado por la transformación, llevaba vestido corto muy ajustado, peluca castaño claro que le sentaba bien por su tono de piel, perfectamente maquillada, medias con liguero, y como ya se operó las tetas, llevaba también brassiere, sacándome de la sorpresa me dijo:

-Mi nombre de mujer es Martha y el otro ya lo sabes, prefiero que en la intimidad solamente me digas el nombre de mujer.

Contesté casi en automático:

-Lo que digas preciosa Martha, tú mandas.

Caminó hacia el centro de la sala y girando para que la viera por todas partes preguntó:

-¿Que tal luzco?

-Luces perfecta, te ves muy sensual y apetecible- acerté a decir.

-Voy a poner unas películas para que suba el calor. –musitó.

Se dirigió al televisor y puso unas películas de sexo entre hombres, yo estaba poniéndome súper caliente y sin más le pedí una copa de tequila, Martha me la trajo inmediatamente y me susurró al oído:

-Es para que tengas motivación y nos entreguemos totalmente amorcito.

No pude soportar más, las películas, los tragos, Martha, la situación

Se abalanzó sobre mí y me comenzó a besar todo el cuerpo por adelante y atrás mientras yo la acariciaba por todos lados, nos empezamos a desnudar hasta que toda la ropa quedó regada por el piso del cuarto, comenzaron los besos por todos lados hasta que llegó a mamarme la reata, soltándola por un momento de dijo:

-¿Así te gusta que te la chupe?

Mi mente estaba disfrutando al máximo, era una experta mamadora y volteando a la televisión, le dije:

-Quiero que lo hagas como en la película.

En ese momento uno de los participantes estaba metiéndose hasta el fondo la reata del otro, Martha lo vio y empezó a meterla hasta el fondo de su garganta, cuando se me paró totalmente, le dije que hiciéramos el 69, cosa a la que accedió, tiene una verga de tamaño normal, nada del otro mundo (igual que yo), y así estuvimos hasta que la calentura nos hizo cambiar de posición, me preguntó:

-¿Que posición es la que más te gusta?

Yo le contesté: -"De perrito", así puedo ver como estoy cogiendo y me encanta porque la puedo clavar hasta el fondo.

Sacó un frasco de lubricante y embarró el lubricante sobre su culo, luego me puso un condón "sexo seguro" me dijo y también le puso lubricante, se hincó en la orilla del sillón y abrió las nalgas para que invadiera su culo con mi ardiente reata, la puse en la entrada y de di un leve empujón para meterle la cabecita, Martha dio un leve gemido y me dijo, -no pares, métela poco a poco para disfrutar más-, así lo hice y a cada embestida ella gemía y jadeaba de placer.

Estuvimos un rato así y luego me pidió que la dejara montarse arriba de mi, me acosté sobre la alfombra y al estar listo para metérsela despacio nuevamente, de un sentón se la metió hasta dentro, pegó un grito de placer y comenzó a moverse muy rápido, yo le acariciaba sus pequeñas chiches y me deleitaba con su meneo sobre mi miembro, un momento después me pidió que la masturbara, su caramelo ya estaba grande y caliente, la agarré y comencé a hacerla la chaqueta, seguimos gozando otro rato y volvimos a cambiar de posición, ahora la puse de patitas al hombro y se la dejé ir de un solo empujón, respondió con otro grito de placer y mientras estaba en el mete-saca ella me pidió que le agarrara su miembro, se la seguí meneando para que se viniera y cuando yo estaba a punto de estallar se sacó mi verga, dijo que ya no aguantaba tanto placer y deseaba venirse en mi agujero, por lo caliente acepté, se puso un condón y lubricó mi ano, me la clavó despacio y me hizo estremecer de gozo, tenía mucho que no me cogían por atrás, tardó muy poco en venirse, se salió de mi culito y me dijo que le hiciera lo que quisiera, que me podía venir en donde mejor me pareciera, la puse otra vez de patitas al hombro y me la volví a coger con la calentura hasta arriba, mi verga aguantó muy poco dentro del delicioso agujero, a punto de venirme me salí, me quité el condón y se la clavé en la boca, exploté dentro de su húmeda cueva y ella no dejó que se escapara ni la más pequeña gota de leche, se la tomó toda y continuó chapándomela hasta que se me bajó la excitación.

Cuando se nos bajó el cansancio nos metimos a bañar y cuando nos enjabonábamos… eso se los platicaré en mi próximo relato.

Don Pato

Espero sus comentarios en mi correo.

fotografo7@yahoo.com.mx