Mi peluquer@ - dinal

Dedicado a Tania, mi peluquer@ favorita, quien me enseñó los placeres de sentirse mujer y putita. Quisiera encontrar a alguien como ella por estos lares.

Quiero agradecer a quienes han leído mi historia y a quienes lo han comentado al final del relato y a quienes me han escrito al correo. Besos 💋💋💋 para tod@s.

Así terminó la primera parte… Pedimos algo para comer y al llegar el mensajero, le recibió tal como estaba, solo con la tanga que me había cambiado y le hizo entrar para que me viera acostada en el sofá con mi culo levantado un poco. Que vergüenza que me vieran así, pero que caliente me puso.

Luego de comer y fumarnos un par de cigarrillos más me invitó a que nos ducharamos. Yo acepté encantada. Entramos y nos quitamos la única prenda que teníamos, ella entró primero a la ducha y yo me disponía a vaciar mi vejiga. Cuando vio que iba a mear me dice que lo haga en la ducha para ella. Se puso de rodillas y me pidió que lo hiciera encima de ella. Dirigi mi pequeña polla a sus tetas y empecé a regarla. Puso su cara y abrió la boca para recibir mi meada. Le di una buena ducha. Cuando terminé me la chupó hasta dejarla bien limpia, se puso de pie y me dijo que era mi turno. Me negué al principio y empezó a mearse dirigiendo su chorro a mi polla. Se sentía caliente y no se porqué, me agaché para recibir su meada en mi boca con esa hermosa polla en mis labios (no lo tragaba, solo dejaba que entrara y resbalara por mi cuerpo). Quedé totalmente bañado. Me puse de pie, abrió la llave del agua y besándonos dejamos que el agua nos fuera lavando. Luego enjabobonó mi cuerpo, haciendo énfasis en mi culo, y yo le devolví la cortesía. Al terminar la ducha nos secamos la una a la otra y nos dirigimos al cuarto.  Sacó un hilo dental amarillo para que me lo pusiera. Mmmm como me gusta sentir ese hilo rozando mi culo. Ella tomó uno negro acompañado de una especie de body y se lo puso y a mi me pasó un baby doll a juego con mi hilo y puso un poco de labial en mi boca. Me miré al espejo y veía a un hombre en lencería de mujer y se lo comenté. No te preocupes, me dijo. No es lo que ves, sino lo que sientes ser, y ahora te sientes una putica que desea ser follada. Y así me sentía.

Salimos nuevamente al salón, se sentó en la silla en que acostumbraba cortarme el cabello, yo me acomodé en frente y doblando un poco mi cuerpo empecé a lamer, chupar, comer, tragar y masturbar esa rica polla. Eso putica, me decía, traga todo lo que desees. Luego de un rato me detuvo y cambiamos de posición. Levantó un poco la silla para que mi culo quedara a la altura adecuada, la reclinó quedando casi acostada, puso mis piernas en sus hombros y me la clavó de un solo envión toda. Grité de dolor y la sacó y la volvió a meter de la misma forma. Otro grito de dolor, y repitió la acción un par de veces hasta que el dolor fue desapareciendo y empecé a disfrutar de la follada. Disfrutaba la culeada que me estaba dando, me besaba, mordía mis pezones, mientras mi culo se gozaba con esa vergota.   Cambiamos de posición, ella se sentó en la silla y yo me fui clavando la polla, dándole la espalda a ella y mirando en el espejo como la putica Juana subía y bajaba. Estaba a punto de correrme nuevamente y cuando ella explotó dentro de mí, yo también lo hice. Me abrazo por detrás diciéndome lo mucho que le había gustado. Yo sin sacar aún su verga de mí, le dije que me sentía dichosa de ser su putica. Nuevamente al salir me dio su leche que salía de mi culo para que me la comiera y luego se la mamé un poco más para dejarla bien limpia. Nos fumamos otro cigarrillo (siempre me habia gustado fumar después de tener sexo con mi ex mujer y ahora después de ser follada se sentía mejor) y me decía que, de los pocos heteros con que había estado, ninguno se dejaba poner lencería y se hacía tratar como mujer, menos como putica. Le confesé mi gusto por usar lencería y que, aunque me veía como un hombre, me había sentido como una mujer mientras me follaba y me encantaba. Se levantó de la silla y me hizo sentar a mi. La acomodó en su posición normal y me dijo que me haría mujer por un rato. Procedió a afeitar mi cara para que no hubiese pelitos y me puso maquillaje. Veía como transformaba mi rostro de hombre al de una mujer (no muy guapa he de decirlo). Fue a su cuarto y trajo unas medias blancas, un liguero a juego con las medias. Cambió el baby doll por un blusón blanco que me quedaba como un pequeño vestido. Ahora eres Juana mi putita, me dijo. Jajaja como me veía, pero mejor aún, cuán bien me sentía y cuanto deseaba que me follara de nuevo.

Eran cerca de las 2 am y en un par de horas, me habían follado un par de veces, había mamado la polla más grande y hermosa, y me había dejado vestir como una putita. Un cigarrillo más, y desde el móvil pidió nos llevarán unas cervezas (no sabía que a esa hora se consiguieran domicilios). Me dijo que yo recibiría el pedido y tendría que provocar a quien lo traería, a ver si nos salía gratis. Era hora de que la putita Juana se comportara como tal. Estaba nerviosa y ansiosa, pero deseosa.   Mientras esperamos la llegada del pedido aproveché para lamer y meter en mi boca esa polla que tanto placer me había dado hasta ahora. Aproveché también para lamer ese culo grande que Tania poseía y meter hasta tres dedos. Tania disfrutaba y gemía de gusto, pero el timbre nos interrumpió. Le dije que una vez recibiéramos nuestro pedido metería mi pollita en ese culote, a lo que me dijo que me lo había ganado. Me levanté y acomodé mi pollita para que no se viera mucho y abrí la puerta.

La cara de quien llevaba el pedido fue un poco de sorpresa, aunque me dijo: “Vaya, esperaba ver a Tania, pero veo que está muy bien acompañada. Soy Frank preciosa y acá está lo que han pedido". “Gracias Frank, soy Juana, un placer. Cuánto te debo?” Tania lo saludó desde donde se encontraba sentada, con su polla fuera como la había dejado yo un momento atrás mientras se la mamaba. Frank me dijo cuánto era y mientras yo me agachaba a buscar el dinero (mostrando un poco el hilo que llevaba, tal como Tania me había dicho que hiciera), ésta le preguntó si le gustaba lo que veía. Frank contestó que me veía muy buena. Me levanté sonrojada por el comentario y antes de que entregara el dinero Tania le dice: “Si es muy buena, sobretodo mamando una buena polla. Podríamos pagar las cervezas de esa forma si tu quieres". En ese momento me arrodillé y él sacó una polla (no tan grande como la de Tania, pero apetitosa) y me puse en la labor. La lamia desde la punta bajando y subiendo, luego metí la punta en mi boca y la saboreaba como si fuera un helado y poco a poco me la fui tragando toda. De pronto Frank me toma la cabeza y empieza a follar mi boca. Que delicioso se sentía. Quería que se corriera pronto y que lo hiciera en mi boca. Tania se me unió y entré las dos compartíamos esa polla. Cuando ella se la metía, yo me comía sus bolas peludas e íbamos cambiando. Se corrió sin avisar, haciéndolo en la boca de Tania y en mi cara. Había perdido mi oportunidad de recibir la leche en mi boca. Tania me besó compartiendo la leche rica, pero no era lo mismo. Me la volví a meter en la boca para dejarla bien limpia y se la guardé en el pantalón. Así despedimos a Frank, que se fue sin leche y tratando de que le diera el número de mi móvil, pero Tania le dijo que no estaba disponible.   Abrimos un par de cervezas y Tania se reía de mi y me decía que realmente me comportaba como una putita, mamandola a un desconocido por unas cervezas. Le dije que estando sola no creía poder hacerlo. Un cigarrillo más, mientras Tania se desnudaba completamente y  me quitaba el maquillaje y toda la ropa que llevaba. Extrañada le pregunté por esto último y me dijo que si le iba a meter mi pollita no lo haría en el rol de Juana y se dirigió al cuarto.  Apagué mi cigarrillo y me dirigí al cuarto.

Ella me esperaba en su cama, acostada boca arriba y con su polla bien parada. Me acerqué y me fui derecho a besar y lamer ese apetitoso culo. Metí hasta tres dedos que fácilmente entraban y salían. Luego de varios minutos puse una almohada en su espalda baja, y mi pollita bien parada se fue en busca del anhelado culo. Un culo muy tragón, que no opuso resistencia a mi pollita. Empecé un mete y saca lento y Tania me pedía que lo hiciera más fuerte. Le hice caso y aprovechaba para apretar y azotar con la palma de mi mano esos grandes cachetes. Poco a poco me acercaba al clímax. Ella se dio cuenta y me pidió que me corriese dentro. Al poco tiempo exploté mientras ella hacía movimientos con su culo para exprimir bien mi pollita. Pronto mi polla salió y me agaché a tomar mi leche que salía del culo. Luego mamé un poco su polla y me senté en ella para cabalgarla hasta que se corrió dentro de mí nuevamente. Sin sacarla completamente, me recosté y entre besos nos quedamos dormidas. Había sido una larga noche, llena de grandes sensaciones para mí.

Me desperté sobre las 5 am (no había dormido mucho) y mi Tania dormía plácidamente. Me di un baño y al salir ella estaba desnuda en el sofá rojo, en el mismo que me había enculado por primera vez. Le di los buenos días acompañado de un beso tierno que fue creciendo en intensidad. Teníamos ganas de más, pero no había tiempo. Me regaló la lencería y el blusón que había usado al convertirme en Juana la putita. Una última mamada a esa bella polla, corta, sin hacerla correr y nos despedimos.   Yo tenía un par de horas para terminar de arreglar mi equipaje y dirigirme al aeropuerto para un largo vuelo a España, en donde hoy resido.

Dedicado a Tania, mi peluquer@ favorita, quien me enseñó los placeres de sentirse mujer y putita. Quisiera encontrar a alguien como ella por estos lares. Y una mención especial a Frank, quien se convirtió en el primer y único cliente de Juana la putita, al permitirme pagar las cervezas con una mamada.  Perdón si ha salido muy extenso, pero no quería escribir una tercera parte.

Espero sus comentarios y si lo desean, escriban directamente a mi correo.

Besos 💋💋💋