Mi Pecado Favorito

Se me hace imposible dejar de mirarla. Aunque tiene los ojos puestos en los nuevos estudiantes, me doy cuenta que sus pensamientos vagan fuera del instituto. Y me sorprende darme cuenta que una parte de mi se muere por saber lo que pasa por su cabeza en ese momento.

Genial, ya me perdí.

Reviso el horario de nuevo, se supone que debo estar en el tercer piso y es justo donde estoy, el problema es que no sé si me encuentro en el edificio correcto. Para mi tranquilidad todos a mi alrededor lucen igual de desorientados.

Si, supongo que estoy en el lugar correcto, entre los sosos de primer grado. Camino despacio mirando las placas de las puertas, hasta donde entiendo, por mi horario, debo encontrar la puerta con la placa E235P3, el asunto es que todas las puertas tienen placas como “Música”, o “Lectura y redacción”.

No tengo la mínima pista de que me quieren indicar esos números, quizá es una contraseña y le tengo que hablar a uno de los cuadros en las paredes para que me muestre un salón secreto o qué sé yo.

Fuera del aula con la placa “Artes plásticas” está la única profesora que he visto en el edificio desde que llegué. Puedo decir que tiene entre 30 o 35 años, es pelirroja y una infinidad de pecas cubren su rostro, tiene los labios ligeramente abiertos mientras contempla el desorden de los estudiantes en el pasillo.

Se me hace imposible dejar de mirarla. Aunque tiene los ojos puestos en los nuevos estudiantes, me doy cuenta que sus pensamientos vagan fuera del instituto. Y me sorprende darme cuenta que una parte de mi se muere por saber lo que pasa por su cabeza en ese momento.

No tarda en darse cuenta de que la miro y sus increíbles ojos almendrados se posan en mí, parece que alguien la ha devuelto de golpe a la realidad y yo soy un jitomate gigante en medio del pasillo.

―Es un lío encontrar mi salón ―trato de aparentar que esa es la razón por la que la contemplaba y le entrego mi horario.

Ella sonríe y yo tragó saliva convertida en un manojo ambulante de nervios.

―Estas exactamente en el lado contrario ―asegura sin ver mi horario y señala a la derecha― las materias curriculares están por allá.

Que tenga sus ojos clavados en mi no ayuda mucho, tardo en comprender la información que me acaba de proporcionar, y apenas me doy cuenta que me he quedado un rato como tonta me despido de la forma más cortés que puedo y camino en dirección opuesta lo más rápido que me es posible, a fin de desaparecer rápido de su alcance visual.

Enseguida me doy cuenta que he sido una idiota por no encontrar mi salón, una vez del lado derecho descubro que es la segunda puerta. Ahí está E235P3 “Cálculo Vectorial”

Ingreso rápido, aliviada de por fin estar donde debería, hay muy pocos alumnos, supongo que la mayoría luchan por descifrar su horario. Hago un análisis rápido de mis nuevos compañeros, todos con expresión de “ya mátenme”, a excepción de una chica tiene los audífonos puestos y golpea su escritorio con los dedos, como si fueran baquetas. Es la única que no parece al borde del suicidio así que me siento a su lado.

El salón de clases es tan impecable que asusta. Hay un color blanco inquietante cubriendo las paredes de las cuales cuelgan algunas pinturas.

Me quedo un buen rato contemplado las curiosas creaciones sin que ninguna obra en particular llame mi atención, eran creaciones hermosas, pero vacías. Trabajos que solo hablaban de la superficialidad del artista.

Puedo decir que, a pesar de estar rodeada de cuadros lo único artístico que había en el salón se paro frente al escritorio, de frente a los estudiantes de nuevo ingreso.

El primer segundo que vi, mil cosas me golpearon directo. Recuerdos, vivencias, miedos, pasado… sueños. Entendí por que no quise ser Julieta en la obra de la escuela cuando tenía 9 años, entendí porque había detestado mi primer beso a pesar del cariño que le tenía a Cesar, entendí porque había rechazado sistemáticamente salir con cada chico que se fijaba en mi desde que tenía 15 y entendí a Cortázar.

"Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio”


Nenas si les encantó este comienzo tanto como a mi escribirlo hagánmelo saber en los comentarios.

*Hagamos algo genial de esta historia juntas

❤*