Mi Pecado Favorito 2
Obsesionada con mi profesora
Se llama Elena Vasco.
No parecía intimidada, podía adivinar fácilmente sus 15 o más años de experiencia parada frente a grupos numerosos de adolescentes impertinentes. No se deja perturbar cuando se da cuenta que alguno no le presta atención o cuando escucha cuchicheos. Aunque a decir verdad hay poco de eso, algo en su voz nos advierte que no será de esas profesoras flexibles. Y algo en su mirada asegura que no es tampoco de esos profesores que amenazan mucho, pero al final terminan por echarte la mano.
Si la tengo que definir con una palabra elijo “Peligrosa”, sin duda hasta respirar me asusta mientras transcurren los minutos dentro de su salón de clases. Generalmente soy buena en cálculo vectorial, pero no me atrevo a levantar la mano cuando ella pregunta algo, a pesar de saber la respuesta me intimida verme estúpida.
Es la hora más larga y al mismo tiempo mas corta que he pasado dentro de un salón de clases, no me pierdo ninguna palabra de lo que dice, pero apenas puedo entender algo un mechón de su pelo rubio acaba posado cerca de su escote y se me olvida el tema.
Elena Vasco.
Es rubia, tiene unos ojos negros inmensos y sabe cálculo.
Solo tengo tres datos de ella y ya me cuesta sacarla de mi cabeza.
Me siento culpable al acosarla insistentemente con la mirada cuando se supone que debo estar resolviendo un ejercicio. Me parece una invasión a su privacidad. Pero no puedo evitarlo, quisiera una foto, pero ya sería el colmo de mi obsesión así que me prohíbo terminantemente tocar el móvil durante las clases con Elena.
Al finalizar la hora pasa lista, tras pronunciar cada nombre levanta los ojos para irnos identificando.
No estoy emocionada por salir del aula, e imaginar que me espera un largo día sin verla me hace decaer por completo.
Busco en mis cosas el horario, antes de salir, para saber a donde rayos tengo que ir ahora, y entonces algo saca a Elena por completo de mis pensamientos.
No está.
Casi la mayoría de mis compañeros se han marchado. Intuyo que la clase y la profesora han sido una pesadilla para ellos. Salen con prisa, como temiendo que de un momento a otro Elena ponga examen sorpresa.
Yo pongo mis cosas de nuevo sobre el escritorio y saco algunos libros, tratando de recordar donde diablos estaba mi horario, sin él no podría saber a que clase tengo que presentarme. E ir a pedir uno nuevo el primer día sería demasiado vergonzoso.
Trato de hacer memoria, estoy segura que cuándo estaba en el pasillo tenía el horario en las manos. Levanto la vista y mis ojos van a dar a las pinturas que están en las paredes.
Entonces logro recordarlo.
Diablos. El horario se lo dejé a la maestra pelirroja de Artes.