Mi paso por la Universidad particular
Decidida a estudiar mucho en la universidad, hasta que decidí dejar la carrera y otra vez pensé, ¿si me salgo de aquí quién va a reconocerme después? igual podía hacerlo que quisiera, al menos un parcito de meses, o más....
De suerte al inicio no hubo alguien que me gustase tanto como Daniel, Armando o Roberto, así que la lleve tranquila. Empecé a tener pretendientes, uno de ellos Esteban medio engreído y medio feo que no me gustaba mucho, y otro Eduardo que era guapo pero medio bobo. Eduardo tenía una hermana que era mi compañera, Marta con la que me empecé a llevar bien, y una hermana mayor que igual iba en la universidad, Liliana, que era muy muy bonita, cuerpo perfecto, pero al contrario que Gaby de la prepa no era coqueta, era como tímida. Tenía un pretendiente guapo sin exagerar pero alto y con buen cuerpo, la iba a buscar y yo le decía a Marta que porque no le hacía caso. Ellos Vivian en una unidad habitacional donde la casa era otorgada por la empresa donde trabajaban todos y empecé a ir a su casa por las tareas y trabajos. Era medio fresa el ambiente ahí porque todos eran de buen nivel, pero sus papas siempre me trataron muy bien al contrario que lo que sentía de los vecinos cuando me miraban como diciendo –que hace aquí esta?- en la unidad aquella había canchas de tenis y alberca, por lo que después Marta me invito a pasar el fin de semana allá. Ahí tuve otro pretendiente que era un niño que estudiaba la prepa aun, feíto y tierno, el tipo de hombre que no me atraía. Ese año en la uni tenia media beca por mi promedio pero tenía que ayudar a algún profesor a calificar exámenes o revisar tareas, el 1er semestre estuve con una profesora y el segundo con un profesor de prepa, Tomas que si me parecía algo atractivo, alto, muy moreno, delgado del tipo de delgado que se ve que son puro musculo, los antebrazos se le veían duros, tenía entonces 29 años. Pero estaba decidida a portarme bien. Pero todo pasa, fui al depto. De uno de los compañeros por unos apuntes, en ese depto. Vivian varios estudiantes de varios lugares del país, y salió uno que me dijo que no estaba, era un tipo alto, con melena, robusto igual aunque no tan guapo, pero desde que lo vi se me encendió la chispa otra vez. Me fui del depto y me quede pensando que mejor esperase a mi compañero, a la mejor me invitaba a pasar y así nos conocíamos, luego pensé que sería rico hacérselo oral, pero que iba a decir? –mientras llega me gustaría mamártela, quieres?- ahí estaba pensando si ir o no, en eso llegaron más estudiantes que entraron al depto y definitivamente me fui.
Después de clases iba en ocasiones con Marta y Liliana a los centros comerciales a ver ropa, Liliana llamaba toda la atención, y quienes recuerden 1998 fue muy caluroso y con pocas lluvias, así que empecé a usar minifaldas chiquititas, y al menos en los centros comerciales llamábamos la atención Liliana y yo, y aquello empezó a ser rico, paseando, mirando ropa despreocupadamente sin presiones, tomando café o refresco cruzando mis piernas, sintiendo como varios hombres me las miraban, las deseaban. Y con lo del tipo del depto en mente quise reactivar mis fantasías los sábados, pero no era lo mismo ya, después de meterse en la boca un pene de verdad, meterme uno de plastilina era nada, era absurdo ya.
Esteban me pretendía tan insistentemente que termine aceptándolo, aunque no con muchas ganas, ni con intenciones de acostarme con él. Fue un noviazgo medio soso, casi nada más para decir que tenia novio, siempre andaba en su pose de galán de segunda que como que me cansaba. No tenía coche así que medio nos besábamos nada más en el patio o cuando nos despedíamos. No me prendía, ni sentía quererlo aunque él me decía que me quería, pero tan seco que era difícil creérselo. En el 2º semestre las clases empezaron a ser irregulares, faltaban los profesores y empecé a pensar en cambiarme de escuela, no me parecía justo que mis papas pagasen para tener una clase al día o algo así. Y empecé a pensar que igual que en la prepa, si me cambiaba y ya nadie de ahí me iba a ver, no importaba lo que hiciera, quizás podría tener unos meses desenfrenados como en la prepa, solo que no había nadie que me gustase lo suficiente. Había unos tipos que habían estado en el colegio militar y los dieron de baja, y se ve que eran tremendos, y otro grupo de semestres más avanzados que igual andaban en pose casi siempre, pero uno de ellos me resultaba algo atractivo. Y otro tipo de semestre avanzado que según me dijeron su papa tenía muchísimo dinero, siempre traía camionetas de lujo, no era muy guapo, rubio de ojos claros, siempre bien vestido, igual siempre en pose, pero no guapo, aunque se veía fresisima, Erick se llama.
En semana santa pase unos días en casa de Marta, conocí a su vecina que era una niña gorda que estudiaba la prepa, como de carácter fuerte, Cintia, que casi todo el tiempo se quejaba de su papa, que no le dejaba hacer esto o lo otro o que la reganaba o no le compraba lo que quería, además que decía que era un cabron porque sospechaban que tenía una amante y que no era justo lo que le hacía a su mama. Era el jefe de todos ahí, y tan solo mencionarlo como que les inspiraba terror, el ingeniero López. Estuvimos en su casa y bueno, su mama igual estaba muy gorda por lo que pensé que tal vez no era tan injusto que su papa tuviese una amante. Según querían broncearse y me prestaron un traje de baño, y nos pusimos en el jardín trasero a tomar el sol, sentí que alguien corría las cortinas continuamente y Cintia se enojo, dijo que seguro era su papa que quería mirarnos a Martha y a mí en traje de baño. Nos fuimos y ella se quedo, al llegar la mama de Martha al decirle lo que habíamos estado haciendo la regano muy feo, diciéndole que porque nos exponíamos en casa de ese señor. No entendí, hasta que después Martha me dijo que en alguna ocasión el papa de Cintia intento abrazar y besar a Liliana, pero ella no se dejo, y que por supuesto el papa de Martha y Liliana no sabía porque le iba a reclamar seguro. Me quede pensando si el papa de Cintia se asomaba para mirarme a mi o a Martha. La verdad Martha no era muy bonita, y su piel tan blanca no me parecía linda, así que pensé que me estaba mirando a mí. Ya habían pasado meses desde que no tenía relaciones, y mi cuerpo ya me lo pedía, y yo sabía que no iba a controlarme mucho más tiempo.
Para eso llego el primo de Cintia igual a pasar unos días, venía desde Guadalajara, y desde que lo vi por la ventana cuando Martha me dijo –mira ese es el primo de Cintia- se me entibiaron las piernas, un tipo perfecto, guapísimo, alto, moreno de ese moreno como bronceado, con mucha personalidad. Ya estaba trabajando, había terminado su carrera ya, y de inmediato sentí que mis pezones despertaban y mi imaginación empezó a delinear como seria su pene, seguramente lo suficientemente excitante como para metérmelo a la boca. Pero me saque un poquito de onda cuando Martha me dijo que moría por Liliana, que casi se quería casar con ella. Y Liliana como que no le hacía mucho caso. Era viernes y con el pretexto del calor le pedí a Martha un short prestado, para el siguiente día. Pensando que quizás pudiera atraer las miradas de Jaime, el primo de Cintia.
Al siguiente día me decepcione totalmente, Jaime solo tenía ojos para Liliana, jugamos tenis pero Liliana y Jaime nada mas medio jugaron porque se la pasaron platicando, y Jaime si acaso cuando me miro fue con desinterés y de nuevo con toda su atención hacia Liliana. Liliana igual estaba en short y se veía perfecta, su trasero, sus piernas largas y bien torneaditas, era casi una modelo. Pasó una camioneta y finalmente conocía al papa de Cintia, un señor como de 50 anos, con su cigarro, de lo que Cintia también se quejaba porque siempre andaba fumando y su casa olía terrible siempre, con rostro severo, bigote y mirada despreciativa. Medio se estaciono y le dijo algo a Cintia, que le dio la espalda y lo dejo, dejando a su papa visiblemente irritado. Lo que alcance a ver fue que sus antebrazos eran muy velludos y se veían bien, fuertes.
Estuvimos un rato en casa de Cintia en la tarde, sentados en la sala, yo haciendo esfuerzos por ensenar mas pierna porque lo que Martha me había prestado era como una bermuda, pero Jaime casi ni me miraba. Incluso cuando Liliana no estaba se ponía a jugar con su celular, sin hacernos plática a mi o a Martha, en aquel entonces pocos tenían celular. Incluso le llamaron por teléfono y como que le preguntaron que quien estaba, y lanzando una mirada medio despreciativa a Martha y a mi dijo –nadie!- y se rio un poco. Yo me sentí mal, como que sabía que para llamar la atención de un tipo como el tenía que estar tan bonita como Liliana o Gaby de la prepa. Luego llego el papa de Cintia, nos saludo a secas y si me miro las piernas, no tan detenidamente porque luego empezó a reprender a Cintia, que dijo que mejor nos fuésemos. Fuimos a casa de Martha, me cambie porque íbamos a ir a la iglesia porque su mama es como muy religiosa y en la noche veíamos en la ventana a Jaime y a varios de los que vivían ahí, habían encendido una fogata y estaban tomando. A Martha le gustaba un tipo medio guapo, y yo solo les dije que el primo de Cintia estaba guapísimo. Liliana me dio la razón, pero había algo que no le gustaba de él. Nos acostamos y yo pensaba e imaginaba que tenía unas ganas tremendas de hacérselo oral, de que me hiciera el amor, en 4, sobre mí, besando mis pezones, estaba mojada y me movía y cambiaba de posición. Martha me dijo que ya me durmiese. Pero como podía dormir si a unos cuantos metros estaba ese hombre realmente hermoso? pero a la vez estaba enojada y frustrada porque prácticamente ni siquiera me volteo a mirar. Luego empecé a preguntarme si el papa de Cintia querría hacerme lo mismo que intento hacer con Liliana, porque pensé que le habían gustado mis piernas.
Al siguiente día fuimos a jugar tenis otra vez, Jaime y Liliana fueron a la ciudad donde estudiaba porque la había invitado a comer y al cine, para eso en la mañana tome uno de los pantalones de mezclilla que lleve y los recorte haciéndolos short, me quedaba apretados y se me paso la mano, los deje bien cortitos y al saber que no estaba Jaime pensé que había sacrificado los pantalones en vano. La mama de Martha me miro y como que me quiso regañar porque los tenía tan cortos, pero le dije que hacia muchísimo calor y era cierto, nada mas dijo –eso sí- y me recomendó que no los usara fuera de la unidad.
Otra vez veía al papa de Cintia correr las cortinas y pensaba que era para mirarme a mí. No fue pretexto, pero si tuve ganas de ir al tocador y Cintia me dijo que fuera a su casa, y es que era la más próxima a las canchas de tenis. Fui con el gusanito de la curiosidad, sabía que el señor estaba ahí y otra vez, quería pensar que si no le gustaba a Jaime, posiblemente a este señor si le gustaba. Entre y fui al baño y no lo encontré, pero por el olor a cigarro supe que seguía por ahí, al ir bajando escuche ruido en la cocina y al dar la vuelta ahí estaba en la escalera como esperándome, con su mirada severa que me intimido, con camisa de manga corta que dejaban ver sus antebrazos velludos y un reloj grande en la muñeca que se ve que era carísimo, trate de sonreírle pero no cambio su expresión, pero al notar que sus ojos se desviaban a mis senos y a mis muslos sentí otra vez que mi cuerpo despertaba, fui bajando como esperando que se hiciera a un lado para que me dejase pasar pero no se movía, todavía estaba en el 2º escalón casi a su misma altura cuando me tomo suavemente por la cintura y me dijo –eres una jovencita lindísima.....- sus ojos cambiaron de expresión y sentí que lo decía sinceramente, porque como que ahora su mirada era de admiración, sus manos grandes y fuertes me hicieron estremecer como cuando Roberto u Oscar me acariciaron, al estar más cerca me dijo –tienes un aroma delicioso.....y una piel tan suave.....- mientras sus manos tomaban mis brazos y los acariciaban apenas tocándolos, me sentía nerviosa, excitada, era el tipo de cosas que quería escuchar después de que Jaime me había ignorado, pero el papa de Cintia tenía una personalidad tan imponente que me hacía sentir insegura, medio le sonreí, medio le di las gracias, y me fue acercando hacia él, sabía que era un hombre poderoso y de recursos económicos, por lo que sentí que no podía ni tenía la fuerza para negarme, me dijo al oído –regálame un beso muñequita, solo un beso...- y se dirigió a mi boca, su bigote era tupido, y deje que me besara, primero muy suave, como muy romántico, luego ya me tenia rodeada en sus brazos, metiendo su lengua en mi boca, con un sabor a cigarro que no me agrado, pero lo disfrute al sentir el contacto de su cuerpo contra el mío, igual era robusto, solo que con algo de panza. Al estar sobre las escaleras aun, sentí su erección casi entre mis muslos, después sus besos en el cuello, y sus dos manos bajando por mis muslos me hicieron sentir totalmente mojada y excitada, sus manos apenas rozaban la piel de mis piernas, como dudando en tocarlas completamente, pero era suficiente para sentir delicioso, sus caricias y sus besos, sentí ganas casi incontrolables de que acariciase mis nalgas. A diferencia de lo que imagine que habría hecho con Liliana, que quizás la había intentado besar por la fuerza, conmigo se estaba portando dócil, con caricias suaves y besos delicados aunque apasionados, me hizo sentir sexy y linda. Escuchamos voces afuera de Martha y Cintia y de inmediato se fue sin decir nada, solo cerrándome un ojo y sonriendo coquetamente. Yo me metí al baño otra vez arriba y espere un momento, su bigote me había dejado rojo el cuello, y mi respiración estaba un poco agitada. Salí y le dije a Cintia y Martha que me había puesto mala del estomago y estoy casi segura que me creyeron. Aquello no había durado más de 1 minuto quizás, pero ya estaba a mil yo, no sabía cómo estar con él otra vez, y estaba segura que él quería estar conmigo. Me tuve que ir ese domingo pero yo estaba bien caliente, incluso en el transporte se sentó junto a mi lo vi atractivo, pero no me atreví a hacer nada, aun no llegaba al punto desesperado de querer tener algo con cualquiera.
Pasaron unas semanas y no tuve contacto con el papa de Cintia, ni sabia como contactar con él, aunque si estaba tentada en llamarlo por teléfono, pero no me atrevía porque me sentía nerviosa y no sabría que decirle. Para eso de parte de la universidad se organizo una visita a la casa de bolsa en el de, se supone que nos iban a dar una plática e iban los que quisieran ir, de cualquier semestre. Me pareció interesante y me apunte para ir, vestida formalmente con una falda apenas arriba de la rodilla. Mi novio prefirió quedarse así que fui sola prácticamente. En la casa de bolsa nos dieron una plática de quizás media hora y nos enviaron de regreso, y en el camión empezaron a tomar, el chavo fresa aquel Erick se sentó conmigo y me ofreció vodka, que me supo a puro jugo y tome varios hasta que me di cuenta que ya estaba bien mareada. Para eso Erick intentaba hacerse el simpático conmigo, y me agrado que se fijase en mí. Me miraba continuamente las rodillas y me decía que me vería mejor con una falda más corta, empecé a jugar y coquetear con él, preguntándole que tan corta? y el con su mano subió mi falda hasta muy arriba diciéndome –así de cortita- y luego en lugar de retirar la mano la puso sobre mi muslo, tan solo eso me hizo mojarme, se acerco a mí y empezamos a besarnos en la boca, intensamente, apasionadamente, aunque no me gustaba mucho, pero lo deje acariciar mis piernas, la falda ya la tenía hasta arriba y los compañeros atrás medio murmuraban, medio se reían por lo que estaba pasando, claro se daban cuenta, por supuesto mi novio se iba a enterar pero con el vodka no le di importancia. Una profesora fue con los que tenían las botellas diciéndoles que no estuvieran tomando, e igual cuando paso frente a nosotros me miro con ojos de pistola porque igual me tenían los profesores con imagen de estudiosa y seria. El camión paro en rio frio para comer, y Erick y yo nos adentramos caminando en el bosque, y otros de los tipos con sus novias también, bueno quizás solo 2 parejas. Yo iba mareada y me iba deteniendo de Erick, ya cuando pensamos que nadie nos veía seguimos besándonos, me decía que le gustaban mis piernas, y al tocar mi trasero dijo que se me veían bien sexys y bonitas mis nalgas, que se le antojaban. Me encantaba lo que me decía, y que me acariciase, hacia tanto que nadie las tocaba que no podía resistirme, e igual porque me sentía importante al saber que yo le gustaba a Erick. Me sentía importante porque él era de ir a antros que tienen fama de ser muy fresas y que se supone que encuentras niñas lindísimas, y era como entrar en esa categoría al estar con él, besándome y acariciándome. Empezó a desabrochar mi blusa y a meter la mano, y al poco rato ya estaba con su boca pegada a mis pezones, delicioso, cambiándose de uno a otro, con mucho deseo, y yo dejando que disfrutara de mis senos. Al fin yo también lo disfrutaba muchísimo. No resistí mas, baje mi mano y empecé a acariciar su pene, igual hacia tanto que no tocaba uno, que me pareció riquísimo, desabroche su pantalón y metí mi mano, y cada vez era mas incontrolable, yo estaba con los ojos cerrados disfrutando, cuando sentí como con sus manos me tomaba por los hombros y me empujaba hacia abajo, sin forzarme, pero entendí que quería que me hincara, así que no pude resistirme, me hinque e igual con los ojos cerrados sentí como ponía su pene sobre mis labios, y lo deje entrar en mi boca. Mmmhhh aquella vez después de tantos meses me fue tan placentero, también por el bosque, el sol de la tarde, el silencio, y Erick, que incluso su ropa interior era de marca, y no es que sea interesada, pero vestido como tipo de revista, me parecía irresistible en ese momento. Y tener su pene dentro de mi boca, me encanto. El no decía mucho, solo –sigue sigue, métetela toda, ahhhh- luego me levanto y me hizo dar la vuelta, me recargue sobre un árbol, alzo mi falda, bajo mis bragas, y después de tanto tiempo, un pene entraba en mi cuerpo, entro sin mucho trabajo porque estaba sonadísima yo, casi no acaba de entrar cuando sentí que me venía, y con solo un poco de saca y mete lento termine, Erick incluso como que se sorprendió y lo hizo mas y mas rápido, con fuerza, haciéndome venir otra vez. Después le dije que terminase en mi boca, pero le gano y apenas se vino saliéndose, dejando su semen embarrado entre mi entrepierna y mi nalga, sentir esa descarga en mi piel también fue una cosa deliciosa. Me tuve que limpiar y me pareció un desperdicio, pero no podía llegar toda embarrada al camión. Llegamos y yo tenía las rodillas rojas, los compañeros nos miraban como adivinando que lo habíamos hecho. Se sentó junto a mí un rato, pero me empecé a quedar dormida y él se fue con los tipos para seguir tomando. Al llegar se fue casi sin despedirse, y aunque me sentía mal, sentí que al igual que Daniel, o Armando, nada más me había querido para coger.
En la uni las cosas se pusieron feas con Esteban, no falto quien le dijera que me estuve besando con Erick, no hice gran esfuerzo por justificarme o contentarlo, solo le dije que habían sido unos besitos por el vodka, pero dijo que mejor terminásemos mirándome muy feo. Martha y Liliana también como que se sacaron de onda porque no le había hecho caso a su hermano y resulta que me había besado con Erick, y andaban serias conmigo. Y Erick como si nada, en su ambiente, lejos de mí, sin intentar acercarse, solo me saludo un par de ocasiones poniendo cara de travieso, no sentí que con burla, solo como sonriendo por lo mal que nos habíamos portado. Los que me miraban diferente igual eran los de semestres superiores, los que me vieron besándome con Erick y que se imaginaban lo que había pasado, si es que Erick no les había dicho. Y yo tenía ganas de más, tenía o pensaba que sería más feliz si yo fuera Liliana, que si fuera yo ella no habría rechazado al papa de Cintia, y que andaría con Jaime, y que me la pasaría haciéndolo con él, o con los dos. No me podía sacar de la cabeza a ninguno de los dos, me imagine haciéndoles sexo oral, haciendo el amor, pensaba que lo disfrutaría tanto. Pero para peor, la posibilidad de que me invitasen otra vez a pasar unos días a su casa era más difícil. Busque un pretexto para ir a casa de Martha, un domingo en la tarde, pensando que la posibilidad de que estuviera el ingeniero en su casa y pudiera verme. Fui por unos apuntes y Martha me recibió medio cortante, fui con una mini a medio muslo y blusa pegadita, no tarde ni 5 minutos en casa de Martha y me fui por el lado de la casa de Cintia, tratando de fijarme si estuviera su papa o no. En otras ocasiones el hermano de Martha o su papa me llevaban hasta la parada del camión para tomar el transporte a la ciudad donde vivo, siempre con Martha acompañándonos, pero esta vez me dejaron ir sola. Estaba esperando cuando vi salir de la unidad la camioneta del ingeniero que se detuvo y me dijo que me llevaba, al verlo casi salto de gusto, de emoción, y de nervio, porque con esa personalidad me ponía muy nerviosa, siento que quede como tonta en el camino de no más de 15 min, medio queriendo reír por sus comentarios, aunque no dijera algo con intención de hacerme reír, o contestando cosas que no venían al caso cuando me preguntaba algo, él como que se daba cuenta que me ponía nerviosa y sonreía, me dejo en el transporte y me pidió que nos viéramos el siguiente martes para invitarme a comer diciendo que yo le caía muy bien, en la ciudad donde está la unidad, que es diferente de donde estaba la uni. Acepte, y nos despedimos de beso, de inicio en la mejilla, y después me beso en la boca, otra vez me deje, mientras ponía su manota en mi rodilla. Yo habría querido seguir, pero me dijo que no tenía mucho tiempo porque tenía que regresar a su casa pronto. Me fui feliz, yo misma me miraba las piernas de regreso, tratando de convencerme que se veían bonitas, porque este señor las veía aunque fuera de reojo cada que podía, y porque me las había acariciado la vez anterior, luego entonces, le gustaban mis piernas, y era algo que me hacía sentir muy bien, saber que me deseaba.
Para llegar el martes a la cita tenía que faltar a algunas clases, pero como ya había decidido que iba a dejar esa universidad pues supuse que no tenía importancia ya. Era casi 1 hora de viaje en transporte, igual me esmere en verme linda, no tenía idea de donde me quería llevar a comer, así que lleva ropa más o menos formal, con falda a la rodilla, la misma con la que Erick me había tomado. Sabía que estaba mal, casado con una hija que era un poco menor que yo, sabía que podía ser mi papa, y que era casi 30 anos mayor, pero sentí desearlo tanto, estaba emocionada pero también con un poquito de miedo, y con remordimiento por lo que sabía que iba a pasar. Pero igual pensé, una vez que ya no tenga contacto con Martha, nadie iba a saber de esto. Llego a recogerme en su camioneta, nos saludamos de beso en la mejilla normal, dijo tener mucha hambre y me llevo a un restaurancito que me decepciono un poco, pensé que me llevaría a un lugar más o menos bueno pero en fin, yo apenas comí, otra vez como que no encontraba yo de que platicarle, no quería que pensara que era una boba yo pero creo que pasaba justo lo contrario. Me platico que estuvo trabajando en el extranjero, que había estado casado antes y que tenía otro hijo con aquel matrimonio anterior a la mama de Cintia. Yo me sentía impresionada, estar con un hombre con esa experiencia. Casi toda la comida estuve embobada mirándolo, cada vez me parecía más atractivo. Y a cada momento me convencía de que se lo haría oral encantada.
No me pregunto adonde quería ir, solo me dijo que tenía libre como una hora y se metió a un motel medio feo, tampoco proteste, pensé que bueno, estaba casi segura de sus intenciones desde un inicio y finalmente ya estábamos ahí, pasamos a la habitación y me senté en la cama, el se hinco frente a mi diciéndome que no íbamos a hacer nada que yo no quisiera hacer, con sus manos acariciaba mis pantorrillas lentamente, y su mirada me hacía sentir que tenia control total sobre mí, al sentir su respiración cerca de mis muslos, de mis piernas sentí perder el control, y tampoco hice esfuerzo por controlarme, menos cuando se inclino para besar mis rodillas mientras sus manos subían por mis muslos, abrió un poco mis piernas y me besaba en la parte interna de los muslos, mientras sus manos subían hasta alcanzar mis bragas y empezar a jalarlas, yo no decía nada, solo lo dejaba hacer, sentía delicioso sus besos, me quito las bragas y quede con la falda hasta arriba, al tener mis bragas las hizo bolita y las olio aspirando profundamente diciendo que delicia de olor, me sentí irresistible también, pensando que debía desearme mucho, que le gustaba mucho yo, siguió besándome hasta arriba, hasta sentirlo sobre mi vello, me recosté y aquella fue la primera vez que alguien me hacia sexo oral, no me imaginaba que pudiera existir tantísimo placer, metió sus dedos en mi mientras besaba y lamia mi clítoris, yo me retorcía de gozo, incluso mis gemidos quedaban ahogados en mi garganta, estaba fuera de mi, súper excitada, gozando de su lengua y sus dedos, casi me hace venir nada mas con lo que me hacía con su boca, pero para eso se incorporo y se bajo los pantalones con todo y su ropa interior, pude ver sus muslos gruesos y velludos, y su pene erecto, tampoco muy grande pero grueso y de cabeza muy pronunciada, alzo mis piernas y las coloco sobre sus hombros y me penetro muy profundo, sus ojos dominantes me miraban a mi cara, mis senos y después miraba hacia abajo, como no queriendo perder detalle de las veces en que me metía y sacaba su pene, lo hacía lento, súper excitante, sus manos paseaban libremente por mis muslos, y cada que podía besaba mis rodillas o mis pantorrillas, aquello fue delicioso, riquísimo, mientras me lo hacía pensaba que no podía librarme de eso, me encantaba, como escribí antes, creo que todo me gusta más de de lo normal , como si mi piel fuera muy sensible, como si todo mi cuerpo se transformase en placer, en un placer total y absoluto, incontrolable, empecé a temblar, rápido e involuntariamente como siempre que estoy a punto de tener un orgasmo, luego se puso sobre mí y me aferre a su espalda, yo creo que por todo lo que fumaba respiraba fuertemente casi como bramando, y sentía su respiración en mi cuello, le dije que no se viniera adentro, como siempre les decía a los tipos que me habían cogido hasta ese momento, se incorporo y se paro sobre la cama diciendo que se venía, hice por meterme su pene en mi boca para recibir su semen pero se vino antes y me golpeo su chorro con cierta fuerza en mi cara, tuve que cerrar los ojos para que no me entrase y sentí como resbalaba casi por mi nariz y entre mis labios y mis mejillas, me dejo la cara totalmente embarrada, metí su pene en mi boca y todavía me dejo unas gotas sobre mi lengua, lo mire y me veía como con ternura, me decía que linda y graciosa me veía con su semen, me gustaba que lo hubiera complacido, me gustaba que yo le gustaba y que me deseara, fui a lavarme la cara, antes me mire en el espejo y vi los grumos blancos de semen resbalando por mi nariz, mis labios, mis mejillas, por un momento me pregunte como era posible que me encantara ese liquido viscoso, que me gustase tanto su olor, su sabor, incluso la viscosidad, en otro momento me pregunte que me moriría de vergüenza si alguien supiera cómo me veía en ese momento, pero finalmente con mi mano jale lo que pude y lo trague, no sé porque, pero desde el inicio siento una fascinación y pasión por ese liquido, en ocasiones pienso que son millones de inocentes espermatozoides los que me trago, pero me encanta, me encanta me encanta.
Me lave y el ya se había desnudado y estaba sobre la cama fumando, me pidió que me quitase la ropa y lo obedecí, mientras lo hacía me miraba también con fascinación en los ojos, y a mí me encantaba la forma en que me miraba las piernas, mis senos, mi cara, me recosté junto a el acurrándome a sus brazos, acariciaba su pecho velludo, me molestaba el olor a cigarro pero no le dije nada, así nos quedamos unos minutos, yo sintiéndome especial, encendió la tv y había un canal con películas porno, una tipa le hacía sexo oral a un negro de proporciones enormes y me pregunto el ingeniero si no se me antojaba, no conteste, pero me baje hasta su pene para hacérselo, pronto tuvo otra erección y me pidió que me subiera sobre él, recibí su pene dentro de mi otra vez mientras me acariciaba mis senos y yo sus brazos y antebrazos fuertes y velludos, me encanto estar encima de él, luego se incorporaba para lamer mis pezones y acariciar mis nalgas, yo estaba extasiada, casi involuntariamente me hice hacia atrás y sentí su pene moverse dentro de mí, cambiando el ángulo en que estaba dentro y sentí tanto placer, luego lo hice varias veces hasta que termine delicioso, al decir que él también se venía me lo saque rápidamente y sentí otra andanada de semen mojar mi trasero, resbalar por mi ano, calientito, pegajoso, delicioso. Me recosté sobre la cama boca abajo y me pregunto si no me iba a limpiar. Con un movimiento de cabeza le hice señas de que no. Luego me dijo que se tenía que ir y que luego me hablaba, que yo le gustaba mucho y quería volverme a ver. Me quede recostada sola en el motel, luego me puse boca arriba y sentí como su semen se me embarraba aun mas, seguí viendo la película porno y había otro negro musculoso y grande al que también le hacía sexo oral una rubia de esas clásicas de película porno, y se me antojo tanto, pensé en esa piel oscura, en ese pene como de chocolate, desde entonces ha sido parte de mis fantasías igual, estar con un negro, y es quizás de las pocas fantasías que no he realizado.
En los siguientes días me hablo por teléfono a la casa en la noche, diciéndome que la había pasado muy bien, que quería volver a estar conmigo, que le encantaban mis piernas y mis nalguitas y mi aroma y todo mi cuerpo, me gustaba escuchar eso, solo con las conversaciones aquellas me hacia calentarme toda. Yo también le decía que tenía muchas ganas de hacerle sexo oral durante un rato largo, y saborear su semen otra vez. Me preguntaba cómo estaba vestida, aunque no fuera así le decía que estaba solo con mis bragas o con el short de la pijama y me preguntaba si podía mirar mis piernas, que de quien eran esas piernas? yo le decía que de él y decía sentirse excitado, que ya tenía una erección, que moría de ganas por comerse mis piernas a besos y por sentir mis labios en la punta de su miembro, todas esas cosas que me decía me encantaban. Me dijo que iba a ir a la ciudad donde está la uni y que quería verme, que tenía unas 2 horas libres y me dijo exactamente como vestir, minifalda negra lo más corta que pudiera, playera de tirantes amarilla o blanca. Conseguí lo que me pidió, lleve una blusa amarilla porque blanca pensé que me iba a ver como mesera y llegue a la cita, en un restaurante de los tecolotitos. Me puse a hojear revistas cuando sentí que unas manos grandes me rodeaban y me besaban los hombros y el cuello, por el olor a cigarro me sentí entrar en la gloria. Me dijo que si quería comer pero pensé que debíamos mejor aprovechar las dos horas que tenía libres. Fuimos a un motel con su camioneta, todo el camino me acariciaba las piernas y las miraba cada que podía, yo incluso le bromeaba diciéndole que no se distrajese mientras manejaba, pero me decía que le gustaban tanto mis piernas que no podía dejar de verlas. Me hacía sentir tan deseada que me reía de lo que decía, como tonta y boba otra vez.
Aquella vez me pidió que me desnudase mientras él se desnudaba acostado en la cama, el me miraba toda y yo miraba su pene, me pidió que me sentara en su cara, lo obedecí, empezó a hacérmelo oral, luego delicadamente me inclino para que hiciéramos un 69, pero era tanto placer el que me hacía sentir con su boca que no se lo podía hacer bien, medio lo lamia y luego tenía que sacármelo para poder gemir a gusto, desde entonces no me gusta tanto el 69, prefiero que uno por uno haga lo que tiene que hacer. Me penetro poniéndome en 4, no lo hacía muy fuerte, tal vez por la edad y por el cigarro, pero me encantaba el ritmo sema lento, luego así me hizo acostar boca abajo y puso juntas mis piernas, se puso encima de mi mientras sus muslos tocaban cada parte de mis muslos y presionaba sobre mis nalgas, sentía su pene y sus testículos sobre la piel de mis piernas, todo su peso, su pecho velludo sobre mi espalda, sus besos en mi cuello, nuca y mis orejas y mejillas, y aquella posición me encanto también, me hizo venir al poco tiempo y el también se vino otra vez sobre mis nalgas y en la parte trasera de mis muslos, me encanto, de hecho, todas las posiciones me encantaban. Después estuve sobre el otra vez, pero esta vez dándole la espalda, el acariciaba mis nalgas y en ocasiones las abría, por el espejo me parecía que quería ver mi ano, y supongo que si porque luego me metía sus dedos, aquello era fascinante, delicioso, decía cosas que calientito se sentía adentro, me incline hacia adelante casi hasta sus pies, sentí como su pene cambiaba de ángulo en mi interior y fue una cosa increíblemente placentera, voltio a mirarlo y su cara estaba concentrada en mi trasero, me dijo que se veían riquísimas mis nalguitas y que mi ano se veía muy bonito, no tan oscuro y sonrosado en su interior, me hizo sentir bien, que le gustasen mis nalgas y que incluso se expresara tan bonito de mi ano, que para entonces me parecía difícil que pudiera ser admirado de esa forma, no sé cómo podía encontrarle lo bonito a esa parte. Nos vimos varias veces más, durante casi 2 meses, casi cada semana. En ocasiones me citaba a las 7 am en la ciudad cerca de la unidad, tenía que salir a la 6:30 para llegar a tiempo, aguantadme el frio cuando iba con short o faldita, pero siempre fui como borreguito al matadero llena de alegría, de expectativas, desde que me levantaba muy temprano y me depilaba y me daba un baño lento y caliente me sentía bien, como con una sensación de sensualidad sabiendo que todo ese arreglo era para gustarle mucho al ingeniero y que me tomase con mucha pasión, Tanya me decía que para tener las piernas más suaves había que exfoliarlas con azúcar, entonces me ponía azúcar y me tallaba y así las dejaba varios minutos, y al quitarme el azúcar con agua caliente si sentía que quedaban más suaves, luego me ponía crema humectante abundantemente y perfume, para cuando me las besara el ingeniero las encontrase con un aroma rico, aunque no usaba muy buenos perfumes en aquel entonces. Igual tenia cuidado de pintarme las uñas de los pies, de las manos, me depile el vello de los brazos y como al ingeniero le gustaba que tuviera poco vello en mi pubis me lo llegue a rasurar completamente, aunque cuando empezaba a crecer otra vez sentía comezón e incomodidad, pero al tener así mi sexo sus ojos se iluminaban y me lo hacía oral hasta hacerme alcanzar orgasmos solo con su boca y sus dedos. También tenía mucho cuidado en dejarme el ano bien limpio y con perfume también, porque en alguna ocasión note que mientras me besaba las nalgas y acercar su nariz cerca de mi ano se retiro repentinamente, como si le hubiese llegado un olor desagradable, pero desde que tuve mucho cuidado en dejarlo muy limpio no volvió a pasar eso. En el fondo deseaba que me besara ahí, fue hasta años después que me di cuenta lo que me había perdido. En cuanto podía en los moteles estaba hincada frente a el haciéndole sexo oral, durante 10 o 15 minutos continuos hasta que terminaba en mi boca, y es que me fascinaba, primero porque su pene era grueso, no tanto como el de Oscar pero si muy grueso, y porque tenía una mirada que dominaba, que me gustaba mirar sus ojos desde abajo, y su personalidad, siempre irradiando seguridad y confianza, siempre como con el control. Y obviamente, porque sabía que lo complacía con mi boca. Y es que en ocasiones apenas entrabamos al cuarto del motel y se me abalanzaba para penetrarme, luego casi sin quitarme la ropa. Decía estar fascinado conmigo y que me amaba. En una ocasión el fue al baño y me quede dormitando desnuda sobre la cama, después de unos minutos el estaba en el sillón mirándome, al medio despabilarme me dijo que me veía hermosa desnuda. Y me besaba toda, los pies, las pantorrillas, los muslos, mis nalgas, mi espalda, por supuesto mis pezones y mis labios. En ocasiones cuando me hacia sexo oral me metía los dedos en el ano también. Y sentir sus manos por todo mi cuerpo, me hacia estar en permanente estado de excitación, solo esperando o imaginando el momento para volver a estar con él. Me hizo olvidarme de Esteban, y de Erick, y bueno, tampoco los recordaba mucho. Varias veces el se tenía que ir y yo me quedaba un rato mas en el cuarto del motel, mirando las películas porno que pasaban. Vi como le hacían sexo anal a una chica, se veía tan fácil, entrando y saliendo sin gran dificultad ese pene en el ano de aquellas mujeres, me daba curiosidad y se me antojaba, hasta mucho tiempo después me di cuenta que no era así de fácil. También vi como penetraban dos tipos a una chica y un tipo más le metía el pene en la boca, pensé que sería fascinante eso, sentir la penetración en las dos vías y uno más por la boca, también vi como a una actriz le llenaban la cara de semen unos 7 tipos, uno tras otro, dejándola totalmente cubierta, empecé a sentir muchas ganas de estar con varios a la vez.
Le pregunte a Martha por su vecina y sus problemas con su papa, me dijo que estaba bien, que su papa andaba muy de buenas últimamente y que incluso sospechaba que tenía una amante nueva. Me sentí bien, porque en parte sentí que lo hacía para ayudar a Cintia.
Incluso cuando pasaron varios días sin verlo compre cigarros y los prendía para percibir el aroma a tabaco, pero por otra parte vivía con la culpa, no tenía cara para ver a mis papas así que me empecé a aislar y no salir de mi cuarto cuando estaba en la casa A ellos les parecía raro también que saliera en ocasiones tan temprano los sábados. Toda mi ropa sexy la tenía casi escondida debajo de la ropa normal en los cajones, y había acumulado varias minis y shorts, blusitas ajustadas de tirantes y harteras escotados, una blusa que me gustaba mucho era negra con un hombro descubierto, sentía verme bien, sexy, sensual. Incluso el ingeniero me compro lencería, medias con diseños, tangas, que de inicio se me hacia medio incomodo usarlas. Aunque luego se quedaba con las tangas que ya había usado y me mandaba de regreso sin ropa interior, decía que las guardaba para olerlas después y tener mi aroma también. En varias ocasiones me lo hizo con condón, pero le decía que prefería que se saliera y me echara su semen sobre mi cuerpo, aunque sabía que si se le escapaba algo adentro corría el riesgo de embarazarme. Pero me encanta su semen, todo, su olor, su sabor, su textura, su viscosidad, incluso su color blanco intenso. Me sentía bien con él, tenía fama de ser un tirano, déspota, prepotente, pero conmigo era casi tierno, sin perder su personalidad varonil y segura. Me sentía protegida, aunque casi siempre como nerviosa y es que cuando andaba muy serio con cara de palo también me daba miedo, pero bueno, incluso cuando descansábamos me acostaba yo de lado y él me acercaba a su cuerpo tomándome por la cintura, desnudos sentía en mi trasero su calor, y sus manos acariciaban lentamente mis muslos, mis caderas, haciéndome sentir muy rico, suave. En ocasiones dejaba caer su pierna gruesa y velluda sobre mis piernas y se sentía bien, su peso, su grosor, su calor sobre mis muslos. Aquello no era muy seguido porque casi terminábamos y tenía que irse, sabía que tenía que ser discreto por su esposa, y que no iba a andar contando detalles como Raúl, el profe Luis, o Armando, cualquiera de esos tipos que en ese momento me parecían ya remedos de hombre. Salvo por Oscar y Roberto, que me había encantado estar con ellos también. Sabía que me estaba volviendo medio loca, no puta, porque no les cobraba, sino loca, fácil, promiscua, bien comelona dirían después, o bien piras diría Ivonne, o bien puerca, como desde inicios decía Saúl. No me consideraba ninfómana, porque no lo hacía con cualquiera, pero sí de principios y moral muy cuestionable, y me sentía más mal por haber estudiado en aquella escuela de padres y monjas.
Una vez me grito feo y me hizo sentir mal, no se a quien vio en la ciudad que se detuvo y me grito –bájate! bájate!- yo dude porque me sorprendió y le dije algo como –que pasa?- y me volvió a gritar mas fuerte –No! No! bájate ya! bájate!- con un tono que casi me hizo salir corriendo de su camioneta y luego se arranco sin decirme más. Luego me explico que vio a alguno de sus vecinos, y por eso se desespero. Pero si me sentí mal aquel día, creo nunca antes alguien me había gritado tan feo, casi me hizo llorar, aunque no le conté eso.
Luego cuando estábamos empezó a recibir llamadas de su secretaria, que según me dijo tenía como 38 anos, y que había sido su novia, o amante mas bien, hasta hace algún tiempo. Sospeche que seguía acostándose con ella. El era unos 10 años mayor que su secretaria, y casi 30 mayor que yo, además de su esposa. Y nuestras citas se empezaron a hacer mas distanciadas, incluso unas 3 veces me quede plantada, con mi faldita en una esquina, me sentía como prostituta de verdad, solo que a las 7-8 de la mañana las prostitutas no salen a trabajar. Me enseno a fumar y pronto empecé a fumar uno tras otro, entre celosa, ansiosa, frustrada. Pensando que quizás estaba con su esposa o su secretaria. O quién sabe si con alguna otra. Incluso le empecé a tener manía a Liliana, pensando que quizás ella se le había insinuado y que igual se sentía atraída por él. Eran el tipo de celos que hacen doler el estomago, que me hacían imaginarlo teniendo sexo con otra y disfrutándolo y una andanada me recorría la nuca y la espina dorsal. Y empecé a reclamarle, y a hacerle involuntariamente chantajes sentimentales, pero no era mi intención, dentro de la ingenuidad de entonces le decía que no tenia novios por estar solo con él y él me ignoraba cada vez más, se me humedecieron los ojos y el permanecía bien serio, como fastidiado. Y me prometía que nos íbamos a ver más seguido y que no andaba con nadie. Yo no sabía que quería, no quería que dejara a su esposa por mí, pero tampoco quería que anduviera con otra. Hasta que en un momento el ya no aguanto y me grito diciéndome cosas muy feas, golpeaba el volante y temí que en su desesperación me golpeara a mi también –Ya sabias que soy casado! que quieres que haga ahora! que deje a mi familia por una mosca muerta como tú! ya estabas bien cogida cuando te conocí no me vengas con mamadas ni lagrimitas ahora!- me baje llorando de su camioneta, sabía que no me iba a volver a buscar y me fui con sentimientos de ser la víctima, que no era justo ya que le había entregado todo, y que porque otra vez tenía yo que sufrir.
Había faltado varias veces a clases, y a los pocos días el director me regano diciéndome que iba a perder la beca y que tenía que ayudarle al profesor Tomas que tampoco había visto, aunque no me alzo la voz casi me hizo llorar, andaba muy sensible. Y empecé a darme cuenta que era yo muy débil, y que estar en un ambiente laboral me iba a ser difícil, obviamente yo no era de iniciativas, ni tenía la fuerza para liderar o encabezar proyectos, pensé que tal vez por eso me atraía tanto el ingeniero, en ese sentido era todo lo contrario a mí. Aunque iba bien en las materias de la prepa y el 1er semestre de la carrera sabía que no tenía una vocación claramente definida, no había algo que realmente me apasionara, como Tanya que desde siempre sabía que iba a estudiar derecho, u otros compañeros que podían pasarse horas programando en la computadora, yo sacaba bien las materias pero no me imaginaba dedicándome a algo o entregándome realmente en algún tipo de trabajo, yo solo pensaba en sexo, en ser deseable, en ver quien me miraba para imaginar la forma en que quisiera cogerme. Pensé que lo mejor que podía hacer era encontrar alguien que me mantuviera y casarme. Y estaba dolida por la forma en que al final me trato el ingeniero, y quería como desquitarme, sentía que ya me habían lastimado mucho y que sería justo que yo también lastimase a alguien. Pensé que si el ingeniero se enteraba que me acostaba con alguien mas sufriría un poquito al menos por dejarme ir, por tratarme como me trato. Igual me empezó a caer mal Liliana, con sus pretendientes guapísimos y su actitud de ser muy estudiosa y santurrona.
Empecé a coquetear con el pretendiente que iba a visitar a Liliana a la universidad, Omar, con Carlos que era uno de los que habían estado en el colegio militar que era el mas simpático de aquel grupito de tres, con Erick, incluso con el profesor Tomas, con la lógica tonta de que quizás Martha o Liliana le platicasen a Cintia y Cintia le dijera al ingeniero, aunque si se enteraba Cintia no tendría porque platicarle a su papa. Omar casi me ignoraba, cuando iba a ver a Liliana y la tenía que esperar yo me pegaba a él tratando de hacerle plática pero no me hacía mucho caso. Sentí que la escena me hacia quedar como tonta. Carlos si me coqueteaba y Erick también, Tomas era como más serio, tal vez por su papel de profesor. Pero si note que me miraba las piernas aunque muy discretamente, al contrario de Carlos que incluso me las tocaba por debajo de la mesa en la biblioteca. O Erick, que me las piropeaba casi siempre. Pero el que se me metió más en la cabeza era Omar, no me gustaba que fuera como muy correcto y educado, pero tenía un cuerpo casi perfecto, aunque tampoco me gustaba mucho su color de piel, ni moreno ni blanco, pero a muchas les gustaba, incluyendo a Martha. Ya era casi el final del semestre, y definitivamente iba a perder la beca, pero como no pensaba continuar en esa universidad ya no me importo. Y otra vez tuve en la cabeza la lógica de que si ya no iba a volver a ninguno de los de la universidad, podía hacer lo que quisiera, y también deseando que se enterase el ingeniero para que se mortificase un poquito al menos. Cuando estuve con Carlos otra vez en la biblioteca me asegure de que Liliana se diera cuenta que me acariciaba las piernas, incluso tome la mano de Carlos y la lleve más arriba, mas allá del límite adonde siempre la llevaba el. Carlos se veía contento, me pidió que fuéramos a otra parte y salimos de la universidad, llegamos a un parquecito donde estuvimos besándonos un buen rato. A esos besos les faltaba algo, así que no llegamos a nada más. Le platique a Martha que me había estado besando con él, y como que se sorprendía diciendo que ya ni la hacía yo.
Otro día lleve minifalda, era una que me gustaba mucho, azul, stretch, se me ajustaba perfecto al trasero, y me quedaba a un poco menos de medio muslo, sentía que se me veía bien, y era muy cómoda. Sabiendo eso me senté sola en las escaleras, con las piernas juntas, haciéndome la inocente porque sabía que incluso los chavitos de la prepa pasaban y me miraban, estaba repasando algo en una libreta aunque más atenta a ver quién me miraba cuando sentí una presencia a un lado pero no me fije bien quién era, cuando levante la vista vi a Omar mirando fijamente mis piernas, se veía bien, con una camisa azul cielo y sus pantalones de mezclilla ajustados, se le veían unos muslos bien gruesos, como que se apeno cuando vio que me di cuenta que me miraba, lo fui a saludar y le dije que Liliana iba a tardar un poquito, le pedí que me llevara a dar una vuelta en su camioneta, y me dijo que si, sonriendo más o menos coquetamente, yo iba emocionada, aunque por la forma en que como que me ignoraba anteriormente pensé que no iba a querer hacer algo pero andar con él en su coche ya era un avance, pensé. Iba en una camioneta con asientos forrados de piel, se sentía frio cuando me senté y cruce las piernas, parte por el frio, parte para que me mirase Omar. Me pregunto que si tenía novio y le dije que había terminado con él hace unas semanas, quiso saber quién era y no le dije que el papa de Cintia, solo le dije que era un señor casado. Me dijo que entonces más que novios éramos amantes, le dije que si, como con pena, apenas como que sonrió. No pude aguantar y mire hacia sus muslos, y el bulto que se formaba en medio de ellos, el se dio cuenta y me dijo como incomodo que -Que!?- y le dije que se veía muy bien, con esos pantalones, casi sin pensar puse mi mano en su pierna, se sentía duro, le pregunte si iba al gimnasio y me dijo que sí, que hacia pesas y que desde chico practicaba karate. Me acomode de lado para mirarlo mejor, subí mis piernas al asiento encogiéndolas y dejando que la falda se me subiera, con la mano derecha seguí acariciando su pierna derecha, le dije que me gustaba mucho, que era un hombre guapísimo. Su camioneta tenia los vidrios polarizados y se estaciono, mi mano seguí acariciando y casi llegue a su bulto, ya tenía ganas de acariciarlo, pero antes le pregunte –puedo?- me dijo medio a secas, -si quieres- y claro que quería, empecé a acariciarlo, no lo tenía bien duro, pero tampoco lo tenía completamente flácido, sus testículos si se sentían suaves, y el calor, se sentía muy rico en mi mano, lo acaricie lentamente, y lo sentí endurecerse, no me decía nada, solo me miraba como sorprendido, incluso como si estuviera temeroso, o como si yo no le gustase mucho, me pregunto que si ya habría salido Liliana, me desespere que quien pensaba en Liliana en ese momento, me subí la falda casi hasta ensenarle mis bragas y le pregunte si yo no le gustaba, me dijo un -si- simplemente, le dije que nos quedásemos otro ratito, empecé a desabrochar su pantalón que tenia bragueta de botones, me dijo medio sonriendo medio inquieto –que haces?- le dije que quería ver y ya no me dijo nada, abrí su bragueta y metí la mano, lo acaricie por encima de su bóxer que era de una tela delgada, casi podía sentirlo directamente, se sentía muy pero muy bien, y luego lo saque, era un pene esplendido, un miembro que al mirarlo me sentí totalmente excitada, grueso, cabezón, de venas saltadas, tenía poco vello por lo que sus testículos los podía ver casi claramente, me dieron ganas de besarlos, de pasar mi lengua por esas venas, por esa cabeza, no le dije nada, ni lo voltio a ver, solo me incline y empecé a darle besitos en la cabeza, a pasarle la lengua suavecito, me baje mas y bese sus testículos, por su respiración me di cuenta que le estaba gustando, metí su glande en mi boca y mi lengua lo acariciaba más rápidamente, el decía cosas simples –Mmmhhh que rico.....- nada que ver con Armando o Daniel, Omar siempre fue muy educado. Cuando empecé a meter todo su pene en mi boca si ya sentí que lo disfrutaba mucho, me acariciaba el cabello, los hombros, su mano era grande y fuerte, habría querido que me acariciase el trasero o mis senos, pero no importaba mucho, estaba totalmente concentrada en su pene dentro de mi boca. Baje un poco mas sus pantalones para sentir y mirar sus muslos gruesos, eran puro musculo, unas columnas, sentí muchas ganas ya de que me metiera su miembro, levante mi falda y me baje las bragas, todo eso procurando no sacar su pene de mi boca, me levante e intente sentarme sobre sus piernas, tomando su pene y dirigiéndolo a mi entrada, lo vi incomodo otra vez y me dijo –que haces?- le dije que me la metiese, se lo pedí por favor, que no me hiciera sufrir más, que me gustaba mucho y que Liliana no se iba a enterar, y con esa erección que tenia le dije que como se iba a regresar así? y ya como que lo convencí y me dejo sentarme sobre él, lo sentí entrar, y casi me vengo al sentirlo deslizarse hacia mi interior, grueso, rico, hizo el asiento hacia atrás para no toparme con el volante y empecé a hacer sentadillas sobre él, mientras me lo hacía intente hacer la cuenta de cuantos tipos me la habían metido ya, pero perdía la cuenta porque en ocasiones me hacía sentir unos destellos de placer increíbles. Sus manos me tomaban por las caderas y en ocasiones me acariciaba los senos, por encima de la ropa. No me vine pero fue muy rico, sentí que se inflamaba y adivine que iba a terminar, me lo saque y casi me senté sobre su pene cuando eyaculo, todo su semen quedo encima de él, casi por su ombligo, él como que se molesto diciendo que le pasara los llenes de la guantera, pero preferí limpiarlo todo con mi lengua, el seguía sorprendido, me pregunto con cara de nausea–no te da asco?- le dije que para nada, que era delicioso, limpie casi todo, me trague todo lo que pude recuperar. Ya no dijo nada, se abrocho los pantalones y arranco, en dirección a la uni, en silencio los dos, un silencio incomodo, después de unas cuadras me pregunto que si así era yo siempre, le dije que solo con él porque me gustaba muchísimo, no dijo nada, unas cuadras antes me pidió que me bajase, para que no nos vieran llegar juntos. Seguí caminando hacia la uni y al llegar ya se iba con Liliana, me sentí un poquito mal, no me había dado ni un beso siquiera en la mejilla, ni una caricia en mi trasero o mis piernas al menos. Pero me consolaba pensando que al menos le debía gustar un poquito, por la erección que tuvo y el semen que saco. Eso no podía decírselo a Martha por Liliana, pero no hallaba la forma de que el ingeniero se enterase que andaba cogiendo con alguien más.
Antes de terminar la semana termine yendo con Carlos a su depto, me sentí mal cuando estaba encima de mi metiéndome y sacándome su pene, me sentí mal porque mis papas trabajando para mandarme a esa universidad particular y yo ahí con un tipo encima estrujando mis nalgas mientras yo le abría las piernas para que me cogiera. Me sentí infame, sentí ser una persona horrible. Cuando salimos de su cuarto ya estaban sus otros amigos, uno de ellos con una chica de la uni, besándose intensamente, ella era simpática a secas, con un apellido italiano chistoso. Me vieron y tenían una sonrisa como de complicidad. Obviamente no habíamos estado estudiando, obviamente tampoco viendo tv. Omar no hizo por buscarme otra vez, y Carlos me iba a ver solo cuando llevaba minifalda. En otra ocasión nos quedamos en un salón de la uni, casi a la hora de comer cuando casi no había nadie. Ese día lleve un vestido que me quedaba arriba de la rodilla, cómodamente solo alzo mi falda y me inclino sobre el escritorio, otra vez sentí su pene entrar en mi, mientras lo hacía deseaba que el ingeniero estuviera ahí para que viese como me cogía Carlos. O que al menos si es que alguna vez pudiera sentir celos, que imaginase escenas como en la que estaba en ese momento. Y por momentos también trate de imaginar que quien estaba detrás de mí penetrándome era Omar, o el ingeniero. En eso estaba cuando se salió y me pidió hincarme porque estaba a punto de venirse. Apenas me dio tiempo para llevarme su pene a la boca, aunque se me escapo algo de semen sobre mi mentón. El quedo satisfecho, pero yo empecé a sentir que me faltaba algo.
Pensé entonces que era un plan tonto, entregarme a tipos que medio me gustaban para ver si se enteraba el ingeniero para ver si se medio sentía mal, decidí que no iba a entregarme otra vez a cualquiera. Pero parecía que el mundo se configuraba de tal manera que no podía escapar. Deje de frecuentar a Carlos, y ya eran los últimos días que iba a ir a la uni, solo tenía que ir para ayudarle a Tomas a calificar exámenes y trabajos. No deje de pensar en el ingeniero, me seguía sintiendo tonta porque cuando veía una camioneta parecida a la suya trataba de ver si era él, como si anduviera por todas partes. Tenía que ir a ayudar a Tomas, realmente hacía mucho calor entonces escogí llevar el short azul claro que use cuando Raúl me quito la virginidad, y una playerita de tirantes blanca muy ajustada, incluso se me veía el ombligo. No salía así de la casa, siempre me ponía pants encima y me cambiaba en los vanos de la central de camiones. Aquella ocasión me di cuenta que el short me apretaba ya más, me quedaba muy ajustado al trasero y casi lo llenaba de las piernas, al sentarme en el autobús me di cuenta como mis piernas habían tomado mas forma, antes cuando pasaba mucho tiempo en mi cuarto con mis fantasías juntaba mis piernas y se hacia un espacio entre mis muslos, casi hasta arriba, ahora en el camión las vi y vi que ya no había ese espacio. Tengo un lunar unos 5 cm abajo de mi ingle, cuando se ve es cuando me doy cuenta que voy ensenando mucho y aquel día era muy visible, casi hasta 2 cm por debajo de la tela del short. También mire mis rodillas que se veían mas redondeadas ahora, y recordé que las rodillas de Liliana eran un poco huesudas y eso las hacia verse medio raras, me sentí bien porque al menos en eso tenía algo mas bonito que Liliana. Cerré los ojos para medio dormitar, sabía que los tipos que pasaban me miraban las piernas y me sentía bien, no me había quitado la chamarra del pants, sentí que me veía linda así. No mire pero sentí que un tipo grande se sentaba junto a mí. Después de un rato sentí como dejo caer su mano a un lado del, y tocaba un poco de mi muslo con los nudillos de su mano, y luego un poco mas con su palma, apenas me tocaba por lo que no hice nada por moverme, parecía que como que lo quería hacer parecer sin intención, pero obviamente le gustaron mis piernas. Y era un poquito rico sentir el contacto, luego extendió la mano como si se fuera deteniendo, y entonces si sentí mas el contacto de sus dedos, se ve que era un hombre grande, la mano era gruesa y la piel dura. Como que intento meter un poco más la mano entre mi pierna y el asiento y por reflejo me retire, y el retiro su mano también rápidamente. Cruce mi pierna para alejarla de él, pero después de un rato volvió a poner su mano como deteniéndose, pero ahora la subió más, casi tocando mi nalga, abrí los ojos y al mirar que lo miraba también retiro la mano y se hizo el dormido. Era un señor grande, con camiseta como si fuera mecánico o lavacoches, se veía sucio. Me levante para cambiarme de lugar y fui a sentarme junto a una señora. Ella como que se dio cuenta y medio –le quería meter mano ese tipo señorita?- le dije que sí y dijo que nunca falta un cabron mano larga. Pero también me dijo que también ya ni la hacía yo andando tan destapada. Me enoje y ya no hice por seguir platicando con ella. Al bajar tenía que caminar para tomar el siguiente transporte y sentí que el tipo me seguía, mire atrás y si, vi como me miraba el trasero fijamente, con cara de idiota, casi como si estuviera babeando. Gordo, feo y ya como de 50 anos me causo repugnancia, camine más aprisa y otro tipo que encontré de frente se me quedo viendo, primero las piernas y luego a mi cara, solo lo mire pero como que pensó que le coqueteaba. Como de 40, con gorra, con tipo de chofer de combi, feo. Y empezó a seguirme también. Al pasar frente a unos vidrios medio vi en el reflejo que el short estaba realmente apretado y cortó, mire atrás y venían los dos tipos uno delante de otro mirándome. Me sentí por un momento como esos grupos de perros que andan tras una perra en celo tratando de cruzarla. Pensé que querrían montarme los dos, pero pronto subí al transporte y se quedaron los dos, iba fijándome por la ventana cuando un tipo más o menos joven ya me estaba cediendo el asiento, y más bien bloqueándome el paso, diciéndome –siéntese señorita...- y bueno ya me senté ahí. El tipo se quedo ahí parado y acercándose mucho a mi, casi podía sentir el calor de su cuerpo cerca de mi cara, más bien el calor de su pene, intente no mirarlo, pero podía sentir que el calor crecía, como si estuviera teniendo una erección. Aunque se desocuparon más asientos él no se quito de ahí. Me sentí como si ahora si todos quisieran cogerme, metérmela. En parte me gustaba la idea, sentí que me veía irresistible, en parte me daba miedo porque eran tipos feos los que me miraban. Al levantarme ya para llegar a la parada el tipo me dijo un –adiós mamacita....- y toco mi muslo apenas rozándolo. El contacto de su mano me dejo como encendida esa parte de mi piel, no que me hubiera puesto caliente, sino como un calor que quisiera continuar, como si mis piernas me pidieran más caricias. Llegue a la uni y el profesor Tomas ya estaba ahí, había poca gente y ya empecé a calificar y a hacer lo que tenía que hacer. Medio le platique lo que había pasado y me dijo que me cuidase mucho, y que yo tenía la culpa por tener piernas tan lindas. Me hizo sentir halagada y calientita. Sentí que eran como señales, todo lo que había pasado, como si todo me quisiera indicar que ese día tenía que tener sexo, porque me veía muy sexy, deseable, muy linda, o así me sentía. Seguí calificando y cada que me daba cuenta Tomas me miraba, además que ya me había quitado la chamarra y también me miraba los hombros y el escote. Cuando estaba con ese atuendo en la casa mi mama me decía que parecía que andaba encueradita. Y cada que sentía la mirada del profesor sentía que como que me imaginaba desnuda. Me empecé a fijar en el, una camisa polo medio corriente que no me gustaba pero dejaba ver sus brazos, bien morenos, delgados pero se ve que estaba como correoso, bien duros, puro musculo, no tenía nada de panza, pero tampoco tenía buenas nalgas. No era guapo pero tenía buen tipo, con el calor la frente como que le brillaba de sudor, y me di cuenta que sentía mis muslos también como pegajositos, porque también estaba yo como sudando. Empecé a pensar tonterías, me imagine que su pene estaría saladito por el sudor. Trate de imaginarlo, es alto y me imagine que lo tendría grande, con lo moreno que estaba pensé que sería estar como con un negro de las películas. Mis labios, mi lengua, toda la parte interior de mi boca como que empezaron a desear su pene, y mis muslos casi me gritaban que querían ser acariciados, de ser posible besados como lo hacia el ingeniero. Los labios de Tomas eran medio gruesos, y tenía un bigote no tan tupido como el del ingeniero, pero me imagine sentirlo por mi pecho, me imagine esos labios apretando mis pezones, estaba pensando eso cuando se levanto y sin querer me fije en su zona púbica porque me pareció verle una erección, fue al baño y yo me quede pensando cómo hacer para insinuarme sin parecer demasiado fácil. Me baje uno de los tirantes de la blusa con todo y el tirante del brasier, como si estuviera medio desgarbada sentada, como si no me diera cuenta. Para entonces ya sabía que tengo una expresión en la cara como de timidez, como de inocencia, de pendeja dirían después, y mi voz delgada y medio lento me hacían parecer en ocasiones como muy inocente. Ya sabía que con eso podía encender a algunos tipos, sobre todo a los que son dominantes, que creo que les gustan las pasivas y sumisas como era yo, y que sigo siendo, pero entonces casi sin darme cuenta.
Tomas me ahorro el trabajo de insinuármele de alguna manera, cuando regreso se inclino casi sobre mi hombro y me pregunto qué en que iba, estaba tan cerca que podía sentir su respiración tibia sobre mi piel, casi en mi cuello, no me sentí incomoda, mis piernas estaban juntas y pensé que hacia eso para mirarlas mejor, desde arriba, se quedo ahí como pensando y luego me dijo –Ely, no te enojas? es que de verdad.....me encantan tus piernas.....- solté una risa espontanea, medio sorprendida, arrime la silla un poco y las cruce medio nerviosa y le dije –de verdad? están bonitas? no se ven muy delgadas?- se hinco y quedo son su cara muy cerca de mí, ahora sentí su respiración casi en mis muslos, y las miraba con ese brillo en los ojos como fascinado, me dijo que no, que estaban delgadas pero bien formadas y se veía que tenía mi piel muy suave, puso su mano en mi pantorrilla y me pregunto –te gusta que te las acaricien?- le dije ya sin mayor inhibición –me encanta....y que me las besen me mata.....- subió su mano por mi muslo lentamente, luego hacia abajo, su mano grande, delgada y morena se sentía muy bien, sentí un placer y un deseo ya incontrolables, se acerco a mi rodilla y empezó a besarla suavemente, casi por reflejo quite mi pierna y las deje juntas, le dije un –ay profesor.....- subió su mano por mi brazo mirándome como si fuera yo, no sé, una pieza de museo, con una mirada encantada, llena de deseo pero también de admiración, llevo su mano hasta mi nuca y la sostuvo firmemente sin forzarme, se acerco y empezó a besarme en la boca, yo le correspondí y nuestras lenguas se tocaban desesperadamente, con mucho intercambio de saliva, su mano me acariciaba mis muslos por la parte interna separándolos un poco, era irresistible, llego hasta arriba y uno de sus dedos se introdujo entre la tela del short y mi piel, y me empezó a rozar, para eso empezó a besarme el cuello y separe mis piernas completamente y empecé a temblar del placer, su mano se puso sobre mi pubis frotándome, tenía su erección recargada sobre mi muslo y se sentía totalmente excitante, siguió besándome hasta llegar a mis senos que los beso aun por encima de la blusa y el bar, me quite las dos cosas rápidamente quedándome con el short, se devoraba mis pezones a besos, uno y otro, una y otra vez, decía yo solamente-ay que delicia....ay profesor.....- su mano no la quitaba de en medio de mis piernas y siguió más hacia atrás, rozando mi ano, que me hizo estremecer totalmente, pero se levanto y fue a cerrar la oficina, que casi daba a la calle, me quede ahí sentada recuperando el aliento, sentada, con los pechos al aire, me levante me abrazo besándome otra vez, pasando sus manos por mi espalda, y luego acariciando mis nalgas, no resistía mas y empecé a bajarme el short, me levanto fácilmente por la cintura y me puso sobre la mesa, levanto mis piernas y empezó a desabrocharme el short, y a quitármelo con todo y mis bragas, se puso mis piernas en los hombros y bromeo un poco –parece que te voy a cambiar el panal....es que eres una nena....- e intente sonreír pero estaba ya ansiosa por mirar su pene y sentirlo, se bajo el pantalón rápidamente y pude mirarlo, de todos los que he visto, era uno de los más raros quizás, largo, delgado, con la cabeza no más ancha que el grosor de su tronco, medio cubierta por el prepucio, en lugar de verse hinchada se veía como pequeña, y oscuro, sus testículos no se veían grandes pero se diferenciaban bien las dos bolas, lo miraba fijamente, me dijo como con cariño –te gusta mi amor?- asentí con mi carita de tonta, me quede reclinada sobre mis codos porque quería ver cómo me entraba esa cosa oscura y delgada, se me figuro como una serpiente, y me lo empezó a meter sin ningún trabajo, estaba mojadisima ya, una delicia total, no me lastimaba como los penes gruesos de Oscar, Roberto o el Ingeniero, y llegaba muy profundamente, sentía su vello rozarme, luego puso mis piernas juntas y las puso las dos sobre su hombro derecho y me golpeaba más o menos fuerte contra el trasero, yo ya sentía tener un orgasmo en medio de gemidos más o menos escandalosos, pero se salió y me puso de pie, me giro y me hizo darle la espalda y me reclino sobre la mesa y empezó a penetrarme así, desde atrás, su piel era de una dureza como piedra, golpeaba contra mis nalgas ahora si fuertemente, había reglado hacia unos días entonces no me preocupe porque terminase adentro, de todas las veces que ya me habían cogido creo que esa fue la primera vez en que termine al mismo tiempo que el hombre que me poseía, lo hizo gimiendo casi guturalmente, nos quedamos así unos momentos, no quería que me la sacara y casi seguro que él tampoco quería salirse, pasaba sus manos una y otra vez por mis muslos, por mis caderas y mis nalgas, había sido totalmente genial, perdió la erección y se salió, el solo tenía los pantalones bajados y yo solo con los tenis puestos, al mirarlo sentí pena, se supone que era yo de las mejores estudiantes, al menos hasta casi medio semestre, pero se sentó en la silla y me jalo para que me sentara en sus piernas, estaba yo cubierta de sudor, me besaba los hombros y me decía que estaba yo saladita, me sentí apenada, y le pregunte que pensaba de mi, solo me dijo que era yo una mujercita preciosa. Me sentí bien y me acurruque sobre él, sentía su pene medio flácido recargado sobre mi cadera, me acariciaba los muslos, mis senos mis pezones, fue por mis nalgas hasta llegar a mi ano, que rozaba apenas con los dedos, me pregunto como con genuina curiosidad –te gusta que te acaricie ahí?- le dije que claro, empezó a meterme uno de sus dedos delgados y largos, empezó a meterlo y a sacarlo despacito, nada más le decía –que rico....sigue....- empecé a acariciar su pene, se veía como feo así flácido y delgado, pero sentí muchas ganas de metérmelo a la boca, no sabía si seguir disfrutando de sus dedos, o hincarme para hacérselo oral, como que adivino mis pensamientos y me cargo otra vez para ponerme sobre la mesa, se puso a un lado y acerco su pene a mi boca y con su brazo estirado me empezó a meter los dedos ahora en mi vagina, pensé en las películas, cuando penetraban a una chica y otro tipo se la metía en la boca también, pensé que eso sería lo más parecido, un placer indescriptible, sublime, se sentó cuando tuvo una erección en mi boca y me puso sobre él, me deje caer sobre su pene con las piernas abiertas y sus manos me acariciaban delicioso las nalgas, otra vez me empezó a meter un dedo en el ano, y pensé otra vez en las chicas de las películas cuando las penetran por las dos vías, pensé que sentir dos penes dentro debía ser increíble, besaba mis pezones apasionadamente, yo me levantaba y me dejaba caer lentamente, una y otra vez, luego dijo sentir que se venía otra vez y me puso sobre la mesa y empezó a hacerlo fuertemente, con mis piernas sobre sus hombros, no se había quitado la camisa y ya se veía mojada en las axilas y por el pecho, finalmente se la quito y me sentía fascinada, casi se hecha sobre mí y mis rodillas casi tocaban mi cara, me penetraba bien profundamente, veía las ventanas que daban a la calle y los vidrios era como blancos, no se veía hacia afuera ni hacia dentro, solo veía pasar sombras de gente caminando por la calle, indiferentes, pensé que ninguno de ellos se imaginaba lo que estaba pasando dentro de esas oficinas. Pensé también que los tipos que me habían tocado en el camión darían lo que fuera por estar en el lugar de Tomas, penetrándome, tomándome, cogiéndome. Cerré los ojos y me imagine esa como serpiente oscura que en ese momento entraba y salía de mi ansiosamente, como furiosa, como queriendo no salirse nunca. Con esas cosas en mi cabeza sentía terminar, sentía elevarme de placer. Entre el saca y mete rápido y fuerte en ocasiones se salía completamente y con la mano tenía que apuntar hacia mi entrada otra vez, en una ocasión se salió y al intentar metérmela lo hizo por mi ano, no lo metió todo porque salte y me separe por reflejo, pero lo hizo tan fuerte que sentí un dolor que me hizo gritar e inmediatamente se salió diciendo –perdón perdón, te lastime?- pero tome su pene y lo dirija a mi vagina. El dolor como que me desconcentro y no termine, pero el sí lo hizo dentro otra vez. Lo mire cerrar los ojos y gemir fuertemente, vanado en sudor, con gotas escurriendo por su frente y su mejilla. Lo vi varonil, un hombre que era pura fibra, puro musculo.
Ya no lo hicimos mas, estaba como adolorida e irritada detrás, se disculpo muchas veces, me dijo que no era su intención lastimarme. Me llevo al autobús en su coche y quedo de llamarme, me beso apasionadamente otra vez y me dijo que le gustaba mucho yo. Le sonreí y me fui casi corriendo, a saltitos, sabía que seguía mirándome mientras me alejaba, me gire para mirarlo y si seguía mirándome, le mande un beso de despedida. Tome el camión y no quise ponerme el pantalón del pants, seguía con el short, ahora me sentía como acalorada, como toda pegajosa por el sudor, y con molestia atrás, de verdad tenía que sentarme como de ladito. Pero había sido rico, no había disfrutado así desde que había estado con el ingeniero, porque ni Carlos ni Omar me lo habían hecho tan delicioso.
Empecé a dormitar por el calor y el cansancio, ni sentí cuando un hombre se sentó junto a mí, al pasar un bache o un tope ya ni supe que fue desperté y me di cuenta que ya iba yo sobre el hombro del señor, le deje un poco de saliva en su playera y me disculpe muy apenada, de inmediato el señor sonrió y me dijo que no había ningún problema, que siguiera durmiendo si quería, su sonrisa era amable y me dio unas palmaditas en apenas arriba de la rodilla que parecía que eran sin mala intención diciéndome –no hay problema linda, no hay problema....- y bueno, le dije que el calor me había provocado mucho sueno, me dijo que era uno de los veranos más calientes por la falta de lluvia y le dije que tenía mucha sed, se ofreció a invitarme un jugo cuando llegásemos y como me pareció muy atento y amable acepte, por eso y porque también me pareció atractivo, casi como de 40 anos, medio gordo, pero varonil y con personalidad, con bigote, de ojos bonitos, con cejas pobladas y el cabello negro medio quebrado, moreno pero no tanto. Pensé que era como el colmo, regresaba de coger con un tipo y ya estaba ligando con otro, aunque no era mi intención realmente ser coqueta. En una fondita tomamos un jugo y como tenía hambre me invito una torta, me platicaba que tenía un taller de tornos o algo así y que le iba bien, pensé que como que trataba de impresionarme, para eso ya me decía que me veía muy linda, que tenía unas piernas muy bonitas y que mi novio era un tipo muy afortunado, le dije que no tenia novio y me dijo que no me creía. Me hizo pensar si Tomas y yo éramos novios o me iba a tomar como casi todos me habían tomado, que me habían querido para coger nada más. Al despedirnos se acerco para darme un beso en la mejilla y lo hizo lentamente, me pidió que aceptara ir con él al cine o a cenar un día. Le dije que sí y le di el teléfono de la casa, me parecía muy atento el señor, y me parecía que yo le había gustado mucho.
Caminando a la casa dos señores en un coche se ofrecieron a llevarme pero no acepte, eran un par de gordos ya viejos, con pinta de nacos. Después que los rechace e insistieron seguí caminando ignorándolos, al ver eso ya se pusieron vulgares y uno me dijo –ándale súbete mamacita, con nosotros no vas a andar mal cogida.....- me metí en una tienda hasta que pasaron y seguí caminando cuando los perdí de vista. Pero me quede pensando que que onda? ese día realmente todos querían cogerme. En una banquita del parque me puse el pantalón del pants y la chamarra y llegue a la casa como si nada. Nadie sospecho que llevaba en mi vagina dos descargas de semen, seguro ni el señor que me había invitado, Manuel. En mi cuarto me quede con el short otra vez y la playerita y me miraba en el espejo otra vez, me sentía bien, quizás exagerando, al pensar que tantos hombres me habían puesto los ojos encima y que todos ellos estarían mas que dispuestos a besarme toda, a acariciarme y a cogerme, a cogerme hasta que doliese, hasta dejarme bien cogida, como me había dejado Tomas. Me calme un poco cuando en el baño deje puntitos de sangre en el papel higiénico, me espante y con ese miedo no deje que nadie que tuviera la intención me la metiese ahí, al menos un buen tiempo. Después pensé otra vez que quizás más de uno se estuviera masturbando pensando en mi, imaginándome desnuda o quizás con mis piernas en sus hombros, o tomándome en 4, o pensando en meter su pene en mi boca o quizás su lengua entre mis labios. Quizás alguno de esos tipos deseara metérmela en el ano. En aquel entonces Brizne Separes era muy popular, y me pregunte si ella era consciente de que muchos hombres la deseaban y se masturbaban pensando en ella, en todos los continentes, quizás miles de hombres derramaban su semen por ella, y en mi mente perversa pensaba que quisiera estar en su lugar y ser deseada por muchos, muchos hombres, haciéndome tonta, preguntándome si era yo bonita y sexy. Obviamente no se qué tanto, pero con los últimos acontecimientos más de uno me encontraban bonita y sexy.
Al siguiente día sábado me quede en la cama hasta tarde pensando, me había quedado con ganas de mamar la serpiente de Tomas durante más tiempo, me había quedado con ganas de saborear su semen. Y me preguntaba como tendría su pene el señor Manuel, me parecía que grueso, una cosa rica. No hacia más de 24 horas que me habían dado para adentro y ya estaba pensando otra vez en que quizás Manuel quisiera darme también. Antes de medio día me hablo para invitarme a cenar y a bailar. Me hice un poco la que no podía pero insistió mucho, me decía que me iba a llevar a un lugar muy bonito y todo. Acepte advirtiéndole que tenía que estar de vuelta por muy tarde a la 1 am. Y al poco rato Tomas me llamo para invitarme a ver el futbol en un bar al siguiente día, estaba el mundial de 98 en Francia. Acepte también, más que por el futbol por supuesto para ir con el después adonde quisiera. Me gusto que haya pensado en mí para salir a un lado, como si fuéramos novios. Ya también la insistencia de Manuel, muy interesado en querer quedar bien conmigo.
Quede de verme con Manuel en el parque, en la casa dije que iba con unas amigas y aceptaron medio de malas, andaban enojados porque dejaba la uni particular y me iba a inscribir en una pública, pero de verdad que no era porque no pudiera, es que no valía la pena pagar por no tener clases. Pero el dilema era que me iba a poner, por lo que entendí el lugar adonde quería llevarme Manuel era un salón donde se baila salsa y cumbias y sabía que había borrachos ahí como para andar en faldita. Pero pensaba que seguramente querría que fuera ensenando mis piernas porque le habían gustado. Pensé que yendo con el nadie se metería conmigo y salí de la casa a comprarme algo, no tan fino, pero encontré un mini vestido negro todo pegado, no muy escotado pero tipo alter y arriba de medio muslo, mostraba mis hombros y parte de mi espalda. Ya estaba Manuel muy puntual y se ve que se había esmerado, con loción, bien rasurado y una camisa abierta que mostraba algo de vello en su pecho, y con un ramo de rosas. Era un poco chistoso verlo así, con su ramo de rosas como si fuera un joven tras una chica, pero era un señor que casi seguro era casado, y que casi seguro lo único que quería es que yo le diera las nalgas, como decían después algunas amigas. De cualquier manera me gusto el detalle de las rosas y su muy expresiva forma de decirme que me veía preciosa, haciendo que me diera una vuelta para mirarme toda, cosa que me gusto.
Su idea de cena en un lugar bonito fue llevarme a comer tacos en su camioneta bien cuidada pero ya con varios anos, que me decía que había traído de Laredo y que era gabacha. Y luego a bailar un lugar medio feo, de cumbias y salsa, había varias parejas pero había más tipos tomando y algunas grupitos de chicas, con pinta de ser medio corriente y vulgar, me sentí fuera de lugar porque el vestidito que llevaba era como más formal. Lo que había para tomar era cerveza medio tibia que me supo feo, y no sabía bailar esa música así que no estaba a gusto. Manuel me llevo a la pista con la intención de ensenarme a bailar pero no coordinaba un paso yo, así que después de un poco rato nos sentamos otra vez, tenía mi mano en sus manos y me la besaba, diciéndome que le gustaba muchísimo, realmente muchísimo, que el recuerdo de mis piernas no lo habían dejado dormir. Ese tipo de halagos siempre me han puesto como erotizada, mas cuando de un grupo de borrachos a la distancia me miraban y uno de ellos me lanzo un beso dirigido a mis piernas, me recordó los que me mandaba Armando y Saúl en la prepa. Luego cuando el dj según mando saludos a la chica de vestido negro con las piernas mas lindas de la noche, y el lugar se lleno de chiflidos y –mamacita!- mientras Manuel como que se ponía serio y como que me bromeaba diciendo que era yo la más bonita del lugar. Para entonces ya me había tomado unas 3 cervezas que eran suficiente para ponerme mareada, y cariñosa, Manuel puso su mano en mi rodilla y empezó a besarme en la mejilla, diciéndome –me encantas Ely, de verdad me encantas, dame un beso....- y para cuando empezamos a besarnos su mano ya iba a medio muslo pero me sentía incomoda, entre los tacos y la cerveza sentía el estomago hinchado, y siempre he sentido mucha pena de tener accidentes sonoros. Ya era casi hora de irme y tuve que ir al baño del lugar, feo y sucio, tuve miedo de sentarme en la taza. Al salir el espejo estaba roto y una tipa paso casi empujándome y mirándose al espejo como haciendo burla de mi –quesque me siento muy bonita! quesque traigo faldita para que me miren las piernas de pollo! y con todo y eso le ando dando las nalgas a un viejo panzón!- y sus amigas se reían mirándome, ya todas medio tomadas y obviamente yo era el blanco de sus bromitas Me sentí un poquito mal y regrese con Manuel.
Ya en el coche empezamos a besarnos otra vez y el a acariciarme las piernas, pero no deje que llegase hasta mis nalgas, ni que me acariciase o besara los senos, le dije que era muy pronto y me pidió que fuera su novia, le dije que yo tenia novio pensando en Tomas, me señalo que el día anterior le había dicho que no tenia novio y que ahora si, pero que no importaba que el tenia su esposa pero que yo le gustaba realmente mucho. Le dije que lo iba a pensar y que me fuera a dejar a la casa, con lo que había cenado y todo me sentía bien incomoda. Quedo en llamarme. Llegue a la casa con mis rosas que tuve que esconder por ahí después.
Al otro día fui con el pants hasta donde quede de verme con Tomas, que no sabia que era realmente apasionado del futbol. Para llegar al bar me deje el short y una playera blanca, no sabia yo ni quien iba a jugar exactamente. Al ir caminando entre la multitud porque estaba llenisimo el lugar se escuchaban chiflidos y gritos –mamacita! llevala a un motel pendejo!- y Tomas como que se molestaba, los miraba feo y decía –bola de perros!- y yo, otra vez me sentía bien, halagada, pensando que mi cuerpo era admirado por muchos, aunque los del lugar eran casi puros feos y nacos. Estaba casi todo lleno, tuvimos que irnos metiendo entre la gente que ya estaba sentada y en algún momento que Tomas no vio un tipo me dijo abriendo las piernas y echando hacia delante su bulto en el pantalón –aquí siéntate mamacita....te va a gustar....- mire hacia su bulto y se sonrio el tipo –ves como si se te antoja?- era un tipo medio feo, naquillo, con pinta de taquero o carnicero, pero robusto y con un bultote bien marcado, si, si se me antojo, pero por supuesto no me iba a ir a sentar en sus piernas. Finalmente nos sentamos y tuve que alzar un poco las piernas abrazándolas casi para no tocar el metal bien frio de las sillas con mi piel, Tomas me explicaba que el lateral y el contención y no se que mientras yo me desesperaba y aburría, pensaba que porque Tomas tendría ganas de ir a ver ese partido mientras podríamos estar solos haciendo nuestras cositas, como que sentí que no me daba importancia, aun con todo y lo que había pasado el viernes pasado. Para eso un tipo sentado como a 7 lugares a la derecha note que entre jugada y jugada volteaba a mirarme las piernas, exclusivamente casi, sin mirarme a la cara o algo mas. Ya gordo y con varias cervezas de mas, con cara de borracho. Me gusto que hiciera eso, era como pensar que ese tipo de buena gana quisiera estar conmigo a solas en lugar de estar viendo ese juego aburrido. Cuando nuestras miradas coincidieron me mando unos besitos sin tronar, me cayo en gracia y yo le sonreí y le mande también un beso apenas dibujado. Por fin termino el partido y saliendo Tomas paso al baño yo me quede afuera esperando, empecé a notar que la gente como que se reia y me miraba con burla, mire hacia atrás y estaba ese tipo como acercando su pene a mi trasero poniendo cara de tonto, como si de verdad estuviera cogiéndome, me retire y algo iba a decir cuando se ve que vio a Tomas que ya venía y se dio media vuelta y se fue. Tomas miro mi expresión y me dijo –que pasa?- le dije que nada que ya nos fuéramos. El hecho fue un poquito como lo que paso en el camión, pero me seguía sintiendo bien, al ver que como que cada vez mas y mas tipos me veían linda y me deseaban.
Finalmente para desesperación mía fuimos a un motel, yo ya no aguantaba más, me hinque y saque su pene apenas entramos al cuarto, de cerca se veía más feo y raro, lo acaricie y lo mire durante un momento, además de lo delgado las venas eran una cosa muy marcada, se veía casi grotesco, tenía poco vello y sus testículos pasaban de su piel morena a ser casi negros, no espere mas, me lo metí a la boca y lo chupe con pasión, con desesperación, aun con el calor olía agradablemente a jabón, así que no hubo algo que me hiciera detenerme, de comerme la serpiente fea que era como se me figuraba, no lo saque de mi boca hasta que me dio su semen, era como más ligero, no tan espeso, y con un sabor menos fuerte, me gusto, muchísimo, hacia semanas que no me tragaba ese liquido, y ya lo necesitaba. Seguí chupándolo mientras quedaba flácido, colgando, si erecto era raro en estado flácido se veía más feo, pero no deje de darle besitos y de acariciarlo. Casi me olvide de Tomas, concentrada en su pene solamente, y es que no decía nada, ni cuando eyaculo, apenas un poco la respiración la contuvo. Cuando lo mire me acaricio el cabello, la cara, como con tristeza. No entendí exactamente porque. Me comí una pastilla y nos empezamos a desnudar, cada uno por su lado, lo hicimos muy rico, me encantaba su piel oscura, aferrarme a su espalda dura, sus besos en mi cuello, su pene raro dentro de mí, sus venas incluso de tan saltadas me hacían sentir como los condones texturizados que venden para sentir mas según, pero con un pene así, no necesitaba Tomas comprar eso. Aunque podía venirse dentro yo quería sentir su semen deslizándose por mi piel, le pedí que se viniera fuera pero no me escucho ya, estaba absorto, disfrutándome, gozándome, tanto que perdió el control y eyaculo dentro. Me gusto aun mas cuando me tomo en 4, lo hizo con mucha mucha fuerza, una cosa deliciosa. Platicamos después y me dijo que jugaba futbol y corría todos los días, por eso sus piernas eran unas piedras. Tomas era buen muchacho, no me decía vulgaridades ni me trataba mal, se quedaba encima de mi o abrazándome cuando terminábamos de hacerlo, dándome besitos en la mejilla o en mi piel, me decía muy decentemente que le gustaba yo mucho, que quería quedarse así junto a mí para siempre, sintiendo y besando mi piel, era riquísimo aquello, no solo el placer físico, me hacía sentir bien. Cuando me fue a dejar le pregunte si éramos novios, me llene de alegría cuando me contesto que le encantaría decir que sí, que era yo su novia. Me fui contenta y con esa alegría interior que se siente cuando estúpidamente una cree que la van a querer, proteger y cuidar para siempre.