Mi paracaídas II
Domingo 27 de marzo, 12 de la mañana. Salgo de la ducha y voy corriendo a mi habitación, abro el armario y empiezo a sacar ropa sin saber qué ponerme, empiezo a probarme cosas y después de media hora de intentos cojo el móvil y le pregunto a mi hermana, me aconseja y le hago caso.
Domingo 27 de marzo, 12 de la mañana. Salgo de la ducha y voy corriendo a mi habitación, abro el armario y empiezo a sacar ropa sin saber qué ponerme, empiezo a probarme cosas y después de media hora de intentos cojo el móvil y le pregunto a mi hermana, me aconseja y le hago caso. Al final llevo unos vaqueros rotos muy pegados, camiseta blanca de tirantes con escote y una chaqueta militar encima, me dejo el pelo suelto, como lo tengo muy rizado tampoco hace falta que me lo arregle mucho. Mi hermana me dijo que me pintase un poco la raya de los ojos de un color clarito porque al tener los ojos verdes me resaltaría mucho pero no tengo ni idea de maquillarme y como tampoco tenía mucho tiempo me puse solo un poco de rimmel y salí de mi casa.
Aparco donde había quedado con Sara, la chica de la app y como era un poco pronto me quedé en el coche hasta que me avisase por Whatsapp de que había llegado. A los 5 minutos una moto aparcó delante de mí, la conductora se bajó y se quitó el casco, era ella.
Me voy hacia Sara y la saludo con dos besos, nos vamos directamente a una pizzería que había cerca y se me pasaron los nervios en seguida, estuvimos hablando de tonterías desde el primer momento y aunque no tocamos temas muy personales me pareció una chica muy madura, acababa de volver a la ciudad después de haber estado viviendo 2 años en Canarias por trabajo, vivía sola desde que cumplió los 18 y actualmente trabajaba de camarera en un bar muy conocido del centro. Además tenía una filosofía de vida muy parecida a la mía, no le daba importancia a las cosas pequeñas, prefería disfrutar al máximo el momento con lo que tiene, siguiendo siempre sus impulsos y sin preocuparse por qué pasará después.
Sara: Me gustaría quedarme más tiempo contigo pero a lo tonto son ya las 5:30 y yo entro a trabajar a las 6
Yo: Lo entiendo, como te he gustado tanto se te ha pasado el tiempo volando
Sara: Es evidente, pero bueno nos volvemos a ver pronto ¿no?
Yo: claro, te haré hueco en mi agenda
Sara: más te vale, sino te secuestro
Fue a despedirse de mí y pensé que me iba a dar un beso pero al final me dio solo un abrazo y se subió en la moto.
Cuando se fue antes de arrancar miré el móvil y leí que mis amigas estaban en un bar de copas cerca de donde yo estaba así que decidí irme con ellas para contarles la noticia.
Nada más entrar en el bar no había duda de que ellas estaban allí por las risas y chillidos que se oían. Somos un grupo de 7, entre ellas está Irene, nos conocemos todas desde hace muchos años y las quiero mucho aunque la gran mayoría del tiempo no parecen muy normales.
Al final después de la tercera cerveza y cuando por fin Judith terminó de hablar de su carrera les conté que tal fue
la cita
la quedada con Sara.
Al estar todas ya un poco contentillas por el alcohol no me regañaron mucho e incluso empezamos con la coña de que querían verla, yo se lo conté todo a Sara por Whatsapp y me dijo que nos pasásemos todas por el bar donde trabajaba para cenar allí.
Una hora más tarde, mi grupo de intrépidas amigas y yo decidimos ir a verla. Definitivamente si esta chica no se asusta hoy de mis amigas es que vale la pena.
La noche estuvo bastante entretenida, el dueño del bar se enamoró
del escote
de Irene a primera vista, y aunque era un poco mayorcito, también era muy atractivo y ella le seguía el rollo, lo que además servía para que nos invitase a más cervezas, ¡Bien Irene! A las demás Sara les pareció muy guapa y simpática, me dijeron lo mismo que pensaba yo, pegaba mucho con mi estilo.
Sara no paraba de tontear por Whatsapp y de mirarme cada vez que pasaba por nuestra mesa. Yo terminé de beberme la decimoquinta cerveza del día y me levanté para ir al baño, formé bastante escándalo al levantarme pero no lo hice queriendo. Repito 15 cervezas. Estaba ya llegando a la puerta del baño y noto que me empujan hacia dentro y cierran la puerta.
Sara: ¿Has venido hasta aquí y vas a irte sin darme un beso?
Yo: No mujer, los que quieras te doy – y al decir esto le di un beso en cada mejilla.
Ella me miró fingiendo cara de enfadada y me entro la risa, era realmente muy guapa.
Sara: Vente conmigo esta noche a dormir a mi casa, mi turno termina en media hora
Yo: Vale pero me quedo para ver una peli o algo de tranquileo eh
Sara empezó a acercarse a mí, arrinconándome contra la pared, mirándome la boca y poniendo la sonrisa más sexy que he visto en mi vida. Bésame ya joder.
Sara: Por supuesto, una peli y a dormir.
Y a continuación salió del baño dejándome con el calentón del siglo.