Mi paracaídas

Sábado 26 de marzo, 9 de la mañana. Me despierta la insoportable e insistente vibración del móvil, lo cojo con los ojos aún pegados, es mi mejor amiga recordándome que hemos quedado para ir de compras en media hora. Genial.

Sábado 26 de marzo, 9 de la mañana. Me despierta la insoportable e insistente vibración del móvil, lo cojo con los ojos aún pegados, es mi mejor amiga recordándome que hemos quedado para ir de compras en media hora. Genial.

No soporto ir de compras, me aburre muchísimo y sin embargo ese sábado accedí a ir con Irene porque está muy desanimada desde que lo dejó con su ex, de modo que salgo de la cama y empiezo a vestirme con cualquier cosa del armario, voy a la cocina a desayunar y es entonces cuando empiezo a contestar todos los mensajes que tenía en el móvil. A parte de los mensajes amenazantes de Irene con que no llegase tarde no había nada interesante, lo mismo de siempre, unos cuantos grupos diciendo tonterías, mamá diciendo que fuese a verla pronto y un enorme mensaje de buenos días de Lucía recordándome lo mucho que me quiere.

Lucía es mi novia desde hace 3 meses, la verdad no puedo decir que la quiera pero realmente me gusta pasar el tiempo con ella, es una buena chica y me quiere mucho, quizá por eso a veces me siento mal cuando no consigo tener el mismo sentimiento hacia ella.

Cuando voy de camino a mi coche ya está Irene esperándome en la puerta, tengo que decir que somos vecinas desde hace 12 años y mejores amigas desde entonces, muchas veces no nos hace falta ni mandarnos mensajes para saber lo que queremos, podríamos llamarlo un sexto sentido de arpías que hemos desarrollado con el paso de los años.

Cuando llegan las 13:30 del mediodía Irene me ha hecho recorrer tienda por tienda todo el enorme centro comercial parándose en cada prenda que le llamaba la atención, probándose 500 cosas y sacándome de quicio.

Irene: Venga Marina anímate, te juro que cuando salgamos de esta tienda paramos para comer y luego seguimos

Yo: Pero Irene como vamos a seguir si ya no nos quedan más tiendas por ver

Irene: Aquí no, pero podemos ir al centro comercial que está cerca de la playa que seguro que encontramos cosas chulísimas allí

Increíble, esta mujer no tiene límite, pero bueno al menos ahora vamos a comer y la comida me hace feliz J

Cuando terminámos de comer Irene se apiadó de mí y me concedió algún tiempo más de descanso mientras iba a por unos cafés, así que mientras ella volvía revisé el móvil y tenía un mensaje de una aplicación para conocer chicas:

Chica de la app: Estás para comerte ;)

Antes de contestarle vi sus fotos y me pareció muy de mi estilo, tenía el pelo largo aunque con un lado rapado, un pendiente en medio del labio en forma de aro, una sonrisa preciosa y unos ojos marrones oscuros muy profundos. Tenía rollazo la chavala.

Le contesté y al momento me respondió ella, estuvimos tonteando un poco y justo llegó Irene

Irene: ya estás zorreando ¿Verdad? Se te nota en la cara tía.

Yo: Bueno pero en mi defensa diré que me ha hablado ella a mí primero, y yo para no ser maleducada le contesto.

Irene: Si a mí me parece perfecto que conozcas a gente Marina lo único es que deberías dejar a tu novia porque no creo que sea justo para ella.

Yo: a ver que no voy a quedar con esta chica ni nada, solo estoy hablando con ella, no son cuernos

Irene: cariño que ya nos conocemos… Al final sé que harás lo que te de la gana pero te doy el consejo de que dejes a Lucía si sabes que no la quieres.

En realidad ya llevaba algún tiempo pensando en dejarla, sinceramente soy muy cobarde para estas cosas y no quiero hacerle daño dejándola, pero sé que es lo mejor y tengo que hacerlo pronto.

A las 6 de la tarde por fin llegamos Irene y yo a mi casa, nos quedamos un rato viendo la tele y luego se fue. Yo no había dejado de hablar con la chica de la app desde el mediodía y ya nos habíamos dado el whatsapp. Me parecía muy interesante, tenía 24 años (4 años mayor que yo) teníamos gustos parecidos y era realmente muy graciosa.

Después de ducharme y cenar pensaba ponerme a ver alguna peli pero cuando me quise dar cuenta eran las 2 de la mañana y seguía hablando con la chica esta. Vale Marina para.

Chica de la app: Vente mañana a almorzar conmigo y nos conocemos

(Mi cabeza: no Marina, tienes novia…)

Chica de la app: Venga no te lo pienses más, ¿Pizza y cervezas?

(Mi cabeza: Bueno, a ver, podemos quedar en plan amigas (?))

Yo: Venga vale, mañana en el centro a las 14:00.