Mi papá me hizo su perra

No hay un minuto que no deje de pensar en él. Tanto que ir a su oficina y terminar en casa fue una linda y placentera experiencia.

Hace mucho que no he vuelto a publicar un relato. Tal vez porque no he tenido nuevamente una experiencia tan rica como la que les voy a contar. La relación entre mi papá y yo se ha fortalecido mucho. Aunque fue complicado al inicio, ahora todas las piezas están en su lugar. Aunque he cogido dos veces con mi papá no me he arrepentido para nada. Y sin tener sexo disfruto de su compañía. Este lunes  9 de enero, fue un día lleno de grandes emociones.

Todo empezó cuando en clase, vimos un video porno con mi mejor amiga. La verdad me excitó mucho y me hizo recordar a la primera vez que me lo hizo mi papá. El video era de una estudiante muy bonita. La chica seducía a su profesor hasta conseguir dominarlo. Su profesor la cargó y la sentó en su escritorio. Ella se quitó su suéter y él le desabrochó su camisa hasta dejarla en brasier. Hasta ese momento mi curiosidad empezaba a activarse por ver que más pasaría. Desnudo sus pechos y con sus manos tomó una de sus senos y le chupó la punta muy suavemente. Ver esa parte había generado un cosquilleo en mí. Pero más fue cuando a la mitad del video había desnudado a la chica y empezó a lamerle su rico coño. Dios, se la chupaba tan rico que se me antojó en ese momento. Lengüeteaba su clítoris, jalaba sus pliegues. Estaba muy abierta caliente la chica. Jadeaba con locura.

Al finalizar las clases, salí con Sara y al llegar a la esquina y le dije:

  • creo que me iré a casa en taxi, amiga.

  • ¿te sientes bien?, ¿el video te afecto?

  • jaja no tonta sólo que me duele el estómago.

  • está bien, nena. Avísame cuando llegues.

Se despidió y siguió caminando.

La verdad es que no me dolía nada pero se me había ocurrido una grandiosa idea. Ir al trabajo de mi papá. Sara siempre me acompaña hasta mi casa pero tenía que hacer algo para deshacerme de ella rápidamente.

Al llegar a su edificio no fue difícil entrar, ya que todos conocen a la familia, simplemente saludé a todos. Al llegar a su puerta, la abrí y ahí estaba. Sentado en su escritorio. No cabe duda que hasta trabajando se ve super sexy.

Levantó la cabeza sorprendida.

  • ¿Caro?

  • hola, lo saludé sonriendo levantando la mano y caminando hacia él.

Se paró rápidamente a recibirme.

  • ¿que haces aquí?, preguntó preocupado.

  • quería verte, contesté.

  • ¿tú mamá sabe que estás aquí?

  • No. ¿Tienes agua?

  • claro. Tomó un vaso y me sirvió de su garrafón.

Me miraba mientras tomaba agua.

  • ¿que?

  • nada, corazón.

Caminé a servirme más agua.

Lo miré de reojo. Vestía con una camisa muy ajustada que le hacía mostrar la forma de su pecho, las mangas dobladas, pantalón negro de vestir muy ajustado a sus nalgas. Desearía por tocárselas. No dudaba que las putas de su trabajo también lo desearían. No somos pendejas, cuando vemos a un hombre distinto al resto de los demás por una cualidad atractiva somos muy arrastradas, aunque lo controlamos para no vernos urgidas o muy interesadas.

  • ¿que pasa?, preguntó mirándose la camisa y el pantalón.

  • no, jeje

  • ¿a que se debe tu visita?

Deje el vaso y me acerque a él.

  • necesitaba verte, papá. Puse mis manos sobre su pecho y la resbalé por su abdomen. Su perfume me enloquecía. Me ponía estúpida, la verdad. Me tomó de los brazos. Resbaló sus yemas por mi blanca piel. Me acariciaba los brazos de arriba a abajo. No iba a esperar todo el tiempo para que adivinara a que fui a verlo. Así que sin pensarlo dos o las veces que fueran, pegué mis pechos a él y planté mis labios en los suyos. Probar su boca fue el inicio y el regreso de otra nueva experiencia. Me tomó de la cintura con sus grandes manos. Nos perdimos por unos segundos hasta que me apartó de él.

  • ¿estás loca?, preguntó exaltado

  • un poco, creo.

  • aquí no podemos hacer esto.

  • si se puede, ven.

Lo empujé pegando su trasero a la horilla de su escritorio.

Besé su cuello, sus mejillas, su boca. Jalé sus labios suavemente. Los succionaba.

  • quiero chupártela, dije.

Bajé mi mano a su cremallera. Se sentía un bulto duro.

  • la tienes dura. ¿Estás excitado, papi?

Desabroché su cinturón, su botón y bajé su cierre.

  • Caro...no. Me decía en voz baja. Impidiendo que siguiera mi trabajo pero lo Ignoré.

Me hinqué y pegué mi rostro a su miembro.

  • que bien huele.

  • levántate, ven.

  • no, suéltame, respondí enojada.

Toqué su bulto. La tenía ya erecta. Podía imaginarla dentro de mí. Me hizo excitarme más. Bajé su bóxer y vi salir su tremenda verga.

  • Dios, dije mordiendo mi labio inferior.

La cubrí con mi mano derecha. Estaba dura, caliente. Sus venas se marcaban de lo excitado que estaba.

  • me encanta como la tienes, le dije.

Sólo me miraba. Sin dejar de mirar lamí su punta suavemente.

  • Aaahhh, Caro!!

  • ¿te gusta?

  • sigue...mi amor.

Besé su punta. Envolví su punta con mis labios y al succioné como una paleta.

Lengüetear su glande era tan rico.

Puso sus manos sobre mi cabeza y me acercó más a él haciendo que su rica verga resbalara por mis labios y se metiera en mi boca. Su miembro pegó en mi paladar. Lengüeteaba todo lo que estaba dentro de mí.

  • eso, preciosa, chúpala. Que rico lo haces.

Ambos lo disfrutábamos. Me la sacó. Puso una de sus manos en mi nuca y me la metió nuevamente, llenándome toda la boca. La metió más haciendo que su punta tocara mi campana y bajara un poco por mi garganta.

  • que sabroso te entra, dijo excitado.

Me la empujaba. Me la sacaba y me la metía. Me cogía la boca muy rico. Mi saliva generaba un charco dentro de mi boca cada vez que me penetraba.

Su excitación y ganas de explotar su placer en mí lo incitó a meterla más hasta adentro de forma que sus testículos tocaran mis labios. Dios me estaba quedando sin aire. Sentía horrible y a la vez muy rico. Mis ojos lloraban de la falta de aire.

  • ssshhh...ssshhh...tranquila. Me decía mientras mis lágrimas resbalaban por mis mejillas y mi respiración aceleraba.

Me la sacó.

  • Aaahhh! Solté un alarido de libertad. Me dio una ligera cachetada.

  • eso era lo que querías, ¿no?

Respiraba rápido. Parecía estar cansada.

Solo di un gran respiro y nuevamente me tomó la cara para penetrarme nuevamente.

  • chúpala, trágatela, mi vida.

Cerré mis ojos. Sentir la boca llena de su trozo de carne era algo que me hacía ver como una completa zorra. Con tan solo 18 años estaba haciendo cosas que no creí hacer tan rápido. Saqué su verga de mi boca. La vi. Estaba llena de mi saliva. Le bailaba. La tenía larga y eso era algo que me excitaba mucho. Me peiné el cabello. Lo aparté de mi cara.

  • me gustas mucho, le dije con una voz cansada.

  • tú me encantas, corazón, se agachó y me besó.

  • ¿que pasará ahora?, le pregunté.

  • no lo sé... Miró mis ojos.

Me levanté y me limpié la boca con la mano.

  • debo llegar a casa, dije.

  • está bien, si.

Tomé mi mochila y caminé a la puerta.

Caminó detrás de mí acompañándome a la puerta de su oficina. Antes de abrir miré hacia atrás. Me besó. Mis manos acariciaron su rostro.

  • te veo en casa, le dije.

  • claro, preciosa.

Salí. Al llegar a casa vi a mamá.

  • ¿porque tardaste tanto?

  • platique con unos amigos sobre un trabajo.

  • ya comeremos. Tu hermano ya llegó, avísale que se venga.

Comimos los tres juntos. Papá siempre llega por la noche. Habían dado las 6 pm.

  • ¡Caro!, me llamaba mamá

  • ¡que pasó!

  • saldré con unas amigas. Cuando llegué tu papá dile que me llame.

  • de acuerdo.

Mi hermano veía una película. Así que como no había algo interesante que hacer, empecé a hacer mi tarea. Había pasada un rato. Y en ese pequeño instante papá llegó sorprendiéndome.

  • hola, me saludó por la espalda en voz baja.

No lo había escuchado entrar. Estaba en mi cuarto sola.

  • hola, le contesté alzando los brazos para rodearlos en su cuello.

Se acercó a mí dándome un beso en la boca.

  • espera nos verá...

  • tranquila, tú hermano está dormido, ya vi.

  • ¿estás seguro?

  • créeme, relájate, me decía acariciando mis hombros.

Bajó a mis manos.

Estar sentada no me dejaba hacer otra cosa más que dejar que continuara lo que habíamos dejado.

  • Me gustó tu visita.

  • a mi igual, lo necesitaba.

Besó mi cuello. Sus manos pasaron a mi estómago. Bajó a mi pelvis. Abrí mis piernas. No dudó en seguir bajando. Llegó a mi entrepierna. Sus dedos cubrían mi zona. Vestir con unos mallones hacía que disfrutara de sus caricias.

  • ¿te gusta?

  • ajá..., sus dedos me generaban tanto placer.

  • mete tu mano, le pedí con una voz cortada.

Tomó el resorte del pantalón y metió su mano tocando mi calzón.

  • estás caliente, que rico. Me dan ganas de chupártela.

  • si, que rico...

Tener su mano sobre mis bragas era sensacional.

Frotaba mi sexo circularmente.

  • Aaahhh...solté un jadeo.

  • ssshhh...ssshhh...nos escuchará.

Empezó a rascarme el clítoris. Dios, se sentía riquísimo. Me volvió loca.

  • Sii!!! Sigue!! Aaahhh!! Gemí, retorcía mis piernas. Cruzaba los dedos de los pies.

  • cállate, me dijo en voz baja.

  • no puedo, siento que me vendré.

Me dio un leve golpe en la vagina, que terminó gustándome.

  • ven acá, dijo sacando su mano. Me paré, apartó la silla de mi mesa. Me tomó del culo y me lo presionó.

  • que rica estás. Encanta tu culo. Lo tienes bien paradito.

Pegó su cuerpo a mi espada y a mi trasero.

  • siéntela, la tengo ya parada.

  • si, está dura otra vez, le dije presionando mi culo en su verga

Se apartó y me dio una fuerte nalgada.

  • Aaahhh, me gusta.

  • me dan ganas de metértela por el culo, estás muy buena.

  • hazlo, cógeme por ahí.

  • ¿si?, preguntó.

  • si.

Extendió sus dos manos y puso una sobre cada nalga. Me levantó el traserito.

  • me encanta tu culo, te daría unas ricas chupadas. Mordí mis labios imaginándome esa escena. La verdad me excitó que dijera eso. Tener un trasero tonificado hacía enloquecerlo. Y eso me enloquecía también.

  • me gusta cómo me tocas.

Me pellizcó mi nalga derecha y luego un rico azote, haciendo rebotar mi culito.

  • estás preciosa, mi amor. Me alagaba oliendo mi cuello.

Se agachó detrás de mí y pegó su cara en mi culo levantándolo. Hacerme eso me gustó mucho. Me calentó más.

  • hueles hermoso. Que rico sería comerte el culo, hermosa.

  • ajá...me gusta lo que dices, haces que me excite más.

Olfateaba mi culo como si fuera un perro. Y de verdad que lo hacía tal como le huelen el trasero a otros perros.

  • ven, déjame verte bien, dijo bajándome el mallón lentamente. La tela desnudaba mis nalgas. Se asomaban frente a su rostro. Giré mi cabeza hacia la derecha y miré hacia abajo de reojo para verlo. Su rostro reflejaba mucha excitación. Humedecía sus labios al ver mi blanco culo.

  • rayos, estás muy rica. Se me endurece la verga, y la boca se me hace agua de ver tu hermoso culo bien parado.

  • ¿si?, que rico. A mi me encanta que te excite.

Bajó mi pantalón hasta mis tobillos dejándome con solo mis braguitas blancas.

  • no cabe duda que te has vuelto toda una mujer, Caro. Has crecido maravillosamente.

Subió sus manos acariciándome mis pantorrillas, y mis muslos hasta llegar de nuevo a mi trasero. Quedaba con solo mi tela blanca que cubría la zona más íntima de mi cuerpo. Tomó el resorte de mis bragas y me la estiró hacia arriba haciendo que mi calzón se metiera entre mis nalgas. Sentía como si tuviera una tanga. El calzón rosaba mi ano y se metía entre mis pliegues húmedos. Le daba unas leves cachetadas a mi trasero haciéndolo bailar.

  • tienes un traserito bien rico, corazón.

  • se metió mi calzón a mi trasero, dije.

  • si, y te vez bien buena, me dijo mordiendo suavemente mi glúteo derecho.

Me bajó lentamente mi calzoncito resbalándolo por mis nalgas y desnudando mi culito parado. Masajeaba mis nalgas. Las separó.

  • huy! Que rico!, dijo excitado.

  • ¿que pasa?

  • tu culo se me antoja.

Sus palabras me excitaban mucho.

Abrió bien mi culo, acercó su cara a mi traserito y resbaló su lengua sobre la entrada de mi culo.

  • Aaahhh!! Dios!!, dije con los ojos cerrados, disfrutando de lo que había hecho.

  • me encantas, sabes muy rica.

  • me gusta, sigue.

Lo hizo de nuevo. Lengüeteo mi ano.

  • si, así. Se siente rico.

Se levantó. Abrió mi culo y pegó su bulto sobre mi culo abierto. Se sentía dura su verga. La tenía bien parada.

  • úntamela, esta dura.

  • siéntela, preciosa. Quiero meterte todo esto en tu hermoso ano. Quiero llenarte de mi larga verga.

  • si, métemela. Cógeme el culo.

  • claro, corazón.

Comenzó a besar mi cuello. Recosté mi cabeza a mi hombro izquierdo, y aparté mi cabello para que tuviera acceso a mi cuello. Olió mi piel blanca de mi nuca.

Sus besos me encantaban. Encendían en mi una chispa de deseo.

  • sus manos acariciaban mi ombligo, mis costillas. Bajó su mano derecha a mi pelvis hasta llegar a mi clítoris.

  • mientras no llegue tu mamá toda estará bien.

  • ajá...

Metió su índice entre mis pliegues.

  • estás un poco mojadita, hermosa. Me encantaría meterte la lengua en tu hermosa panocha. Resbalar mi lengua entre tus pliegues y probarte.

  • si, me gustaría que lo hicieras. Que me penetres con la lengua.

Sus dedos me daban un ligero masaje haciendo endurecer mi clítoris.

  • pega tu culo a mi verga. Quiero sentir como si te la metiera.

Levanté un poco la colita y la presioné  contra su dura polla. Esa sensación era tan agradable. Sentir su miembro en medio de mis nalgas. Sólo faltaba colocar su punta en mi ano y hundírmela.

Retiró su mano de mi sexo y la probó.

  • tu sabor tiene un ligero toque ácido pero muy sabroso. No cabe duda que entre más bonita son sabe más rica.

  • ¿te gusto?, pregunté

  • me encantas, contestó mientras lamía sus dedos.

Puso su mano detrás de mi espalda y empezó a bajar, resbalando sus dedos sobre mi espina dorsal. Llegó a mi cintura.

  • no quiero que hagas ningún ruido, me ordenó.

Bajo llegando a la línea que separaba mis glúteos. Siguió. Fue bajando adentrándose entre mis dos nalgas.

Pegó su pecho a mi espalda y su cara a mi cuello.

  • si gritas, haré que te duela.

  • ¿de que hablas?, pregunté desorientada.

Sus dedos tocaron esa parte. Acarició  con la yema de sus dedos la entrada de mi culo.

  • estás algo lubricada del ano, corazón.

  • no. Seguro me huele mal.

  • seguro que sabe rico.

  • no seas puerco. ¿Mamá qué pensaría de ti?

  • nada. Ya se ha dejado que se lo haga. Y le encanta. Es una puta zorra como tú.

Justo en ese momento me empujó sus dedos metiéndolos al ano.

  • Dios!!! Solté un desgarrador gemido.

Cerré mi mano, creando un puño. Apreté mis dientes sofocando el dolor.

  • ¿que sientes?, ¿te gusta?, me preguntó

  • me duele mucho. Sácalos, sácalos, por favor.

  • no lo haré, estúpida. Y cállate, sino haré que te arda.

  • no, por favor, le pedía.

  • quiero que se te abra bien tu culito, preciosa.

  • no, ya no.

  • ahora te aguantas, me dijo tomándome del cuello fuertemente como si quisiera ahorcarme.

Me enterró sus dedos más adentro.

  • que profundo lo tienes, mi vida.

Tener sus dos dedos dentro de mí, era un dolor interminable. Los tenía muy metidos.

  • sácalos, ¿si?.

  • espera, pequeña.

Giraba su mano de izquierda a derecha y viceversa. Mi ano se abría cada vez más.

Me los retiró muy despacio.

  • Aaahhh!, sentí un rico alivio.

Sin previo aviso los metió con rudeza.

  • Aaauuuu!!! Grité.

  • cállate!!

Sin soltarme del cuello, me apretó fuertemente. Me sacó sus dedos nuevamente y los acercó a mi cara.

  • chúpalos, me dijo enojado sin soltarme la garganta.

  • no!! No que asco!! Quítalos de mí!!

  • ábrelos, o te los meto a la fuerza.

  • no por favor, no seas así.

Me apretó el cuello haciendo que abriera la boca. Justo cuando lo hice, me metió sus dedos a mi boca.

  • eso, hermosa. Chúpalos, saboréalos.

No pensé que hiciera eso. A pesar que me obligó me gusto lo que hacía. Probé el sabor de mi culo. Era un poco ácido y a la vez dulce. No lo sé. Me agradó el sabor de mi trasero.

  • veo que lo disfrutas. ¿te gusta?

Sacó su mano.

  • sabe raro, contesté.

  • agarra tu culo, levántatelo otra vez.

Se agachó y me lamió el ano lentamente.

Mordí mi labio inferior al chuparme.

  • que rico te sabe.

Me penetraba mi hoyo con su larga lengua.

  • Aaahhh, sigue.

  • ¿te gusta mi lengua?

  • si, métemela. Se siente rico, dije.

Tomó mi culo. Separó mis glúteos y limpió mi culito con su lengua.

Se levantó. Tomó su verga. Se la frotó. Se la jaló consiguiendo que se endureciera.

  • ¿quieres que te la meta?

  • si, hazlo.

  • ¿aunque te duela?.

  • ya me haz lastimado mucho, ¿que otra cosa puedo esperar?.

  • bien, relájate.

Colocó su punta en mi ano. La resbaló en mi hoyito.

  • métela. Quiero que me cojas.

Presionó. Su cabeza estaba entrando.

  • ¿lista?, preguntó.

  • si, bebé. Lista.

Al contestarle, empujó su verga haciéndola entrar en mi culo.

  • Aaahhh!!!, di un jadeo.

  • ssshhh...ssshhh...ssshhh, me calmaba.

Cubrió mi estómago con sus manos. Me abrazó penetrándome más fuerte.

  • Aaahhh!! sii!! Me gusta!! Métela más!!

  • si, mi amor. Se siente muy rico.

  • si!! Así!!

Mi culo lo penetraba con fuerza que me volvía loca. La sentía toda hasta adentro.

  • que rico te entra!! Ahhhh!! Se siente bien rico!!

  • si, mi amor. Se siente sabroso.

Su verga me llenaba el culo completo. Sentía como se me agrandaba. Como resbalaba de adentro a afuera.

La retiró. Sentí el ano muy dilatado. De un golpe me metió nuevamente su miembro. Con rudeza y fuerza.

  • Aaahhh!!! Dios!!! Me fascinaba como me cogía.

Sus testículos chocaban mis nalgas cada vez que me la metía. Bajé mi mano a mi vagina y empecé a rasarme el clítoris. Me empecé a masturbar. Quería disfrutar al máximo lo que estaba pasando.

  • dios!!! Quiero venirme!!!

  • si papito, hazlo!! Lléname de su rico semen!!

  • ¿quieres eso?

  • si, lo quiero!! Báñame de tu pegajoso y rico liquido!!

  • que rico, te escuchas!!

  • vamos, dame tu verga!!! Métemela toda!!! Vente en mi culo!!! Hazlo!!! Déjame sentir como me expulsas tu semen!!

Su ritmo fue acelerándose y su fuerza descontrolarse.

  • me encanta tu culo, me dijo agarrándome del cuello. Me sostuvo de la mandíbula y me apretó.

  • siii!!! Aaahhh!!! Que sabroso te la meto!!

  • ajá!!!

Su apretón me estaba lastimando. Su excitación no lo dejaba soltarme.

  • me lastimas, suéltame.

  • cállate, puta, me dijo.

  • por favor!!

  • no lo haré, contestó metiéndome su verga más rápido. Me dio una cachetada.

  • nooo!! Espera!!

  • ¿que cosa?, preguntó excitado y enojado.

Metió su mano a mi blusa y fue directo a mis pechos. Al llegar a ellos me pellizcó la punta de mi teta derecha.

  • aaauuuu!!! Nooo!!! Duele, duele!!!

  • guarda silencia!!

Me dolía mucho su pellizco. Me ardía el pezón. Sentía como si me lo arrancara. Aunque solo me lo apretaba con la yema de su pulgar e índice. El dolor era interminable.

  • me soltó y empezó a masturbarme la vagina. Con su índice comenzó a frotarme el clítoris.

  • Aaahhh!!! Rayos!!!, dije.

  • ¿te excita esto?

  • sii!!! Aaahhh!!! Siento que me vendré!!!

  • si, que rico!!! Vamos!!!

  • a Aaahhh!!! Que rico!!! Me retorcía, cerraba mis piernas pero no conseguía que se detuviera. No aguantaba.

  • siii!!! Me vendré yo, bonita.

  • siii!!! Vamos!!! Expulsalo!!!

  • sii!! Aaahhh!!! Aquí voy!!! No aguanto!!! Dios!!! Siii!!!

En tan solo un segundo me llenó de su espeso y caliente semen.

  • Aaahhh!!! Puta madre, que rico!!! Siiii!!! Aaahhh!!! Que ricura!!! Siii!!!

  • Rayos!. Me sale mucho. Sentía dentro de mí como navegaba su semen.

Me retiró su verga. Churreaba mi culo de su semen. Sentía como escurría de mi entrada y resbalaba por mis muslos.

  • dios, cosita hermosa, me tienes loco.

  • tu igual me vuelves loca.

Me dio una nalgada haciendo menear mi culito.

  • debo ir al baño, cámbiate, me dijo.

Salió de mi cuarto. Entre a mi baño y me di un buen baño.