Mi padrino y yo

Esta es la historia de una muchacha provinciana que es abusada por su padrino y otros hombres mucho mayores que ella (incluye fotos).

MI PADRINO Y YO

Estaba yo tirada en el piso, totalmente encuerada y limpiando amorosamente con la lengua los pies de uno de mis amos. Eran tres mis amos y los tres se encontraban encuerados igual que yo y sentados en unos sillones descansando de la cogida que me acababan de poner los tres, ellos eran personas ya mayores, el mas joven tenia alrededor de 55 años y eran gordos y morenos, los tres estaban agotados pero yo seguía con lo mió mientras ellos descansaban, limpiaba yo un pie mientras ponía el otro en una de mis chiches para que descansara sobre algo suave. Le pasaba yo la lengua por toda la planta y luego le abría los deditos con mis manos y pasaba mi lengua por entre los dedos, y después me metía yo en la boca cada uno de los dedos y los chupaba como si se tratara de unos dulces, y en eso estaba yo cuando otro de mis amos trono los dedos y yo sabia exactamente lo que eso quería decir, de manera que puse los pies de mi amo sobre la alfombra y gateando me dirigí con el amo que me habían tronado los dedos y tomando su flácida vergota con mis manos le lamí un poco la enorme cabezota y me la metí en la boca, apenas si me cabía de lo grande que estaba, y eso que no estaba parada, este amo era el que tenia la verga mas grande de los tres, y con la cabeza en la boca me dispuse a esperar y en pocos segundos empezó a salir el liquido que tanto me gustaba, primero en chorros grandes y después en chorros pequeños que yo me trague sin ningún problema, se había convertido en un verdadero placer para mi el tomarme los miados de mis amos, al principio me costo trabajo pero pronto le tome el gusto y ahora hasta esperaba ansiosa el momento en que cualquiera de ellos quisiera miar en mi boca, total que cuando mi amo termino le limpie su verga con la boca, le di varios besitos en su cabezota y en sus huevos y en seguida regrese gateando a seguir con lo que estaba yo haciendo con los pies de mi otro amo.

Mi nombre es gloria, pero los amos ya casi nunca me llamaban por mi nombre, me tenían bien amaestrada como si fuera yo una perra, ellos solo tenían que tronar los dedos o dar una palmada o un chiflido o darme una nalgada y con eso yo ya sabía lo que tenia que hacer. No puedo decir si me gustaba o no esa vida que llevaba haciendo de puta de tres ancianos morbosos, pero era la única vida que conocía y además en honor a la verdad, diré que me gustaba mucho como esos viejos me trataban y abusaban de mi como querían.

¿Cómo había empezado todo esto?

Pues empezó mas o menos 4 años atrás, cuando yo solo tenía 18 añitos.

Yo soy de un pueblo pequeño cercano a la capital, soy blanca y bien formada y de 1.72 de estatura y cabello largo.

El amo francisco es mi padrino de bautizo y aunque yo solo lo había visto un par de veces en mi vida, si me acordaba muy bien de el, mi padre había trabajado muchos años en su empresa y el nos había hecho el favor de llevarme a bautizar aun cuando no éramos de su misma clase social, y cuando mis padres fallecieron y yo me quede sola en la vida, lo primero que se me ocurrió fue acudir con mi padrino francisco en busca de ayuda, de pura casualidad encontré su dirección en una tarjeta que tenia mi padre en su cartera, de manera que eche algo de ropa en una bolsa y me fui a buscar a mi padrino.

Era un sábado por la tarde y me costo un poco de trabajo dar con la casa, estaba en un barrio bonito comparado con el barrio feo y deprimente donde nosotros vivíamos. En fin que mi padrino me recibió con sorpresa y no me reconoció de inmediato, pero después de explicarle llorando quien era yo, lo que había sucedido con mis padres, y que me encontraba yo sola y no tenia a donde ir, se compadeció un poco de mi y me dijo que ya después veríamos que podíamos hacer conmigo y que por lo pronto me quedara yo en el cuarto de la servidumbre, en ese entonces mi padrino ya vivía solo y no tenia sirvientes, solo una señora que iba a hacer el aseo y lavar la ropa dos veces por semana.

El cuarto no era muy grande ni muy lujoso, solo tenia una cama pequeña, un ropero, una silla y un baño pequeño, pero eso para mi era bastante, sobre todo tomando en cuenta que yo no tenia nada.

Pasaron algunos días en que mi padrino no me dijo nada, solo me llamaba a la hora de comer y comíamos juntos, yo me acomedía a lavar los trastes y a limpiar lo que podía, hasta que un día por la tarde mi padrino me llamo a la sala para hablar conmigo, el estaba sentado en un sillón y yo me quede parada frente a el. Mi padrino francisco tenia en ese entonces mas de sesenta años y yo a mis 18 años, mi cuerpo aun no estaba totalmente desarrollado pero ya se me notaban las protuberancias en los pechos y en las nalgas que después vendrían a ser tan notorias.

Ya decidí lo que voy a hacer contigo si tu quieres –empezó por decirme mi padrino francisco.

Si padrino.

Te vas a quedar aquí en la casa y yo me voy a hacer cargo de ti, no serás una sirvienta pero si ayudaras con los quehaceres de la casa, con la comida y con la lavada de ropa para que ya no tenga que venir la señora que lo hace.

Si padrino –le conteste bajando la cabeza.

Pero tendrás que ser muy obediente en todo lo que yo te ordene pues no me gusta la gente que rebate mis órdenes, ¿estas de acuerdo?

Si padrino, haré todo lo que usted me ordene.

Esta bien, para empezar te he comprado alguna ropa que quiero que uses de hoy en adelante, esta en esta bolsa, ve a tu cuarto y cámbiate de ropa y esa que traes ya la tiras pues esta demasiado vieja.

Si padrino así lo haré.

Tome la bolsa y muy contenta porque mi padrino ya me había aceptado en su casa, me fui a mi cuarto a cambiarme, en la bolsa venían varias faldas, vestidos y blusas y unos zapatos, me puse una de las blusas y una de las faldas y con sorpresa vi. que la falda me quedaba muy chica pues me llegaba bastante arriba de la rodilla, pero no tenia yo el valor de decirle a mi padrino que se había equivocado en la talla de manera que me la deje puesta y pensé que cuando el la viera se daría cuenta de su error y me compraría otras faldas mas largas.

Así vestida fui a la sala y me pare enfrente de mi padrino y el me dijo:

Muy bien, te ves muy bien.

Si padrino –le conteste yo y empecé a llorar de agradecimiento por todo lo que el estaba haciendo por mi.

¿y ahora porque lloras gloria? –me pregunto mi padrino.

No me haga caso padrino, solo lloro por ver lo bueno que es usted conmigo.

No seas tonta, eres mi ahijada y yo tengo el deber de ayudarte, ven siéntate en mis piernas como cuando eras chiquita –me dijo a la vez que me tendía una de sus manos.

Yo toda avergonzada avance y me senté en sus piernas aunque yo no recordaba que nunca cuando era pequeña me hubiese sentado en sus piernas, pero en fin que lo hice y el me abrazo y me dijo que seriamos como una familia y que con el tiempo yo le querría mucho y algunas otras cosas mientras me abrazaba por la cintura y ponía una de sus manos en mis rodillas desnudas pues el parecía no haberse dado cuenta de que la falda me quedaba muy pequeña, y yo naturalmente que no me resistí a que el me tocara pues no tenia el valor de hacerlo y así continuamos durante un rato hasta que el se canso y dándome una nalgada me pidió que fuera a preparar la cena.

Y así pasamos algunas semanas en las que yo cumplía con mis obligaciones de la casa y el se complacía en tocarme las piernas y los muslos cuando estaba yo sirviéndole y en algunas ocasiones llego a subir su mano hasta mis nalgas y yo solo respingaba pero no le decía nada, y lo que mas le gustaba era sentarme en sus piernas y toquetearme las piernas y los pechos mientras me decía cosas como que me estaba poniendo yo muy bonita y cosas así.

Mi padrino ya no trabajaba en su empresa por la edad que tenia, pero si salía mucho a la calle a ver supongo que algunos otros asuntos personales y mientras yo me quedaba cumpliendo con mis deberes de la casa.

En una ocasión mientras me sobaba los muslos y subía su mano hasta mis nalgas, me dijo:

Voy a pedirte algo gloria, a ver si quieres complacer a este viejo.

Claro que si padrino, yo lo único que quiero es complacerlo a usted –le conteste pensando que me iba a pedir alguna comida especial o algo así, pero en vez de eso y apretando mis nalgas con su mano me dijo.

De hoy en adelante no quiero que uses calzones ni brasiere cuando estés en casa, solamente usaras calzones cuando tengas tu regla.

¿Regla?

Si tonta, el sangrado que tienen las mujeres cada mes, porque supongo que tu ya sangras.

Si padrino –le conteste bajando la cabeza ante semejante pregunta que yo no esperaba.

Esta bien, pues a partir de ahora vestirás de esa forma.

Su pedido sonó mas a una orden que a un pedido y yo confundida pero recordando que le había prometido obedecerle en todo, le conteste:

Si usted así lo quiere ya no los usare padrino.

Y así fue, nunca volví a usar ropa interior cuando estaba en la casa y sus toqueteos ya eran entonces al natural y cada vez más atrevidos.

Yo en ese entonces era muy niña y muy inocente, nunca ningún hombre me había tocado y aunque yo intuía que no estaba bien que mi padrino me manoseara, no podía negarme a dejarlo hacer lo que quisiera pues aparte de que no tenia yo ningún lugar a donde ir, la verdad es que también ya me estaba yo encariñando con el y me parecía que sus caricias eran las caricias inocentes de un anciano y yo como su ahijada tenia el deber de permitírselo pues el me mantenía y cuidaba de mi en todos los aspectos.

Y entonces después de un par de semanas más, sucedió algo totalmente inesperado.

Yo generalmente para dormir me ponía mis calzones y una bata, y una mañana al amanecer me di cuenta de que estaba yo totalmente desnuda, me dolía mi cuerpo, me dolían mis pechos y me dolía mi panochita, y lo que mas me asusto fue que había sangre en la sabana y en esos días no estaba yo con mi regla. Yo no recordaba nada y mi cabeza me daba vueltas tratando de pensar en que era lo que me había pasado y mis conocimientos sobre sexo en ese entonces eran prácticamente nulos, yo no sabia lo que era coger ni nunca en mi vida había visto una verga mas que en los dibujos de los libros de la escuela y mucho menos sabia que esa verga se podía meter en una panochita tan pequeña y frágil como la mía. En ese momento no pude imaginar cabalmente lo que me había pasado y anduve varios días entre avergonzada y confusa, aunque esto no impidió que mi padrino me siguiera manoseando cuando el quería.

Mas o menos diez días después volvió a suceder lo mismo, solo que ahora ya no hubo sangre, pero volví a amanecer desnuda y con el cuerpo adolorido solo que ahora también con un sabor especial en la boca como si hubiera yo comido algo y me hubiesen quedado restos sin limpiar en mi boca, y en la siguiente ocasión lo que me amaneció mas adolorido fue mi culito, asombrada y confundida no sabia yo que hacer y lo único que se me ocurrió fue dejarlo pasar sin comentarlo con nadie y mucho menos con mi padrino, pero ya estaba yo asustada y temerosa pues todas las noches me iba yo a dormir con el temor de que volviera yo a amanecer adolorida sin saber porque.

Estoy segura que ustedes ya habrán adivinado lo que me pasaba, efectivamente, mi padrino abusaba de mi algunas noches y me violaba. Para esto primero me ponía algún narcótico en la cena y luego esperaba a que me durmiera y entraba a mi cuarto para hacer conmigo todo lo que se le antojaba, todo esto me lo dijo el mismo después de un tiempo e inclusive me mostró videos pues el muy canijo todavía se daba el gusto de grabar algunas veces sus aventuras nocturnas en el cuarto de la sirvienta, y después a propósito me dejaba encuerada dizque para ver que caras ponía yo al otro día y el se divertía viéndome toda aturdida o caminando despacio por tener todo el culo adolorido e inflamado.

En ese entonces fue también cuando descubrí el placer de la masturbación solitaria, en una de esas mañanas me comencé a sobar mi panochita que estaba adolorida y sentí tan rico que ya no pude parar de tocarme hasta que me vino mi primer orgasmo de mi vida, y fue realmente tan placentero que después seguí haciéndolo casi todas las mañanas y a veces también por las noches después de que mi padrino me había calentado manoseándome toda, aun después de meses y cuando mi padrino ya me cogìa por todos lados, yo me masturbaba cuando el no estaba y yo veía los videos que había tomado de mis violaciones, aunque claro que la primera vez que vi. un video de esos fue en compañía de mi padrino.

Cuando vi el primero de esos videos me quede realmente asombrada, mi padrino ya me había quitado la bata y me quitaba lentamente los calzones a la vez que me besaba y me lamía las piernas, luego me las abría y el se recostaba para meter su cabeza entre mis piernas y ahí se pasaba un buen rato besando, mordiendo, lamiendo y saboreándose mi panochita a sus anchas, se veía que le gustaba mucho, luego me alzaba mas las piernas para poner su atención y sus mimos en mi culito y ahí se pasaba otro buen rato, después se hincaba ante mi y apuntaba su verga de buen tamaño en mi panochita y me la metía poco a poco, gozando cada centímetro de mi panocha y luego de un rato me daba vuelta y metía un cojín bajo mis ingles para que quedara yo con las nalgas paradas, me las abría con las manos, me escupía en mi hoyito trasero y me metía su vergota también poco a poco por lo apretado que tenia yo mi culito pero se afanaba bastante hasta que lograba metérmela por completo y ahí se estaba otro rato bombeándome el culo hasta que se venia en mi hoyito trasero. Luego descansaba un rato mientras me manoseaba todo el cuerpo, me amasaba y me chupaba las chiches y luego se hincaba junto a mi cara y me apretaba las narices con los dedos obligándome con esto a abrir la boca y en seguida me metía su pitote y se movía como cogièndome por la boca hasta que después de un buen rato se venia en mi boquita.

¡Con razón despertaba yo tan adolorida!

En fin que el tiempo fue pasando y gradualmente los avances de mi padrino fueron mas audaces y descarados, ahora ya me manoseaba a cualquier hora y en donde estuviéramos en cualquier lugar de la casa, si estaba yo haciendo la comida o si estaba yo lavando ropa o simplemente barriendo la casa, el llegaba por detrás y me alzaba la falda y me agarraba las nalgas descaradamente y yo ya me había acostumbrado a sus manoseos y claro que también me gustaban pues por entonces ya estaba yo en los 19 años y mi instinto sexual ya se había despertado por completo con las cogidas que mi padrino me ponía por las noches pues aunque yo no me diera cuenta naturalmente que mi cuerpo si las sentía.

Hasta que llego el día en que me cogio por primera vez estando yo despierta.

Fue una mañana después de haberme cogido por el culo la noche anterior, eso lo se porque esa mañana en especial mi culito estaba mas adolorido que de costumbre por lo que mi caminar era mas difícil y mas notoria la molestia que sentía.

Mi padrino lo noto y después de desayunar y mientras el se encontraba sentado en su sillón favorito, me pregunto:

¿Qué es lo que te pasa muchacha que caminas de esa forma?

Nada padrino -le conteste.

Como que nada, a ti te pasa algo, a ver ven para acá –me ordeno tendiéndome su mano.

Si padrino –le dije avanzando hacia el y tomando su mano.

Voy a tener que revisarte para saber que es lo que tienes, híncate aquí en el sillón y pon tu cabeza en el respaldo.

Yo me asuste un poco y no quería hacerlo pero como siempre se impuso la voluntad de mi padrino sobre mi débil carácter y mi deseo de no desobedecerlo, de manera que hice lo que me dijo, el se puso de pie y luego levanto mi vestido todo lo que pudo hasta prácticamente taparme la cara con el mismo. Y ordenándome:

Alza bien las nalgas muchacha que voy a revisarte a fondo.

Yo queriendo que no, levante mi culito lo más que pude. Por tener la cara tapada no alcanzaba a ver lo que el hacia pero si sentí que el se hinco en la alfombra detrás mió y me comenzó a sobar las nalgas muy despacio y después me las abrió con sus manos dejando a su vista el capullito de mi culo y yo respingue tratando sin lograrlo de alejar mi culito de su vista..

Pero… ¿Qué hace usted padrino?

No hables muchacha y no te muevas.

Con sus dedos comenzó a tocar mi anito suavemente y luego sentí como metía su cara entre mis nalgas y ponía su lengua sobre mi hoyito y nuevamente por instinto reflejo volví a tratar de alejar mi culo.

Te he ordenado que no te muevas muchacha, si vuelves a hacerlo me veré obligado a castigarte duramente.

Pero es que me da vergüenza padrino estar así ante usted.

No tienes porque sentir vergüenza conmigo pues somos como de la familia –fue su ladina respuesta y añadió- además de que veo que tienes tu culito lastimado y solo voy a tratar de aliviártelo un poco.

Esta bien padrino –dije resignadamente- ya no me moveré.

Mi padrino siguió con su labor de besarme y lamerme el culo e inclusive trato de meter su lengua en mi anito pero no lo logro por estar demasiado apretado, pero a la vez me metía dos dedos por mi panochita y me sobaba delicadamente mi clítoris haciendo que yo me estremeciera y comenzara a gemir pausadamente alcanzando rápidamente un orgasmo que me hizo estremecer de pies a cabeza aunque trate de controlarme y no moverme mucho para evitar que se disgustara mi padrino.

Al cabo de un rato, sentí como mi padrino se levantaba y se ponía detrás de mi y restregaba contra mis nalgas algo que yo no pude identificar en ese momento, y luego sentí como ese algo entraba lentamente en mi panochita que ya estaba totalmente húmeda y casi chorreando por la calentura que ya sentía yo, nuevamente volví a mover mis nalgas al sentir al intruso en mis entrañas y entonces recibí una fuerte nalgada de mi padrino seguida por otras dos aun mas fuertes que la primera.

Te he dicho que no te muevas muchacha ¿es que acaso no sabes obedecer mis ordenes?

Si padrino pero es que me duele, me lastima usted con eso que me esta metiendo.

Pues aguántate un poco, enseguida se te pasara ese dolor pues te estoy poniendo un bálsamo para mitigar tu ardor.

Y no me quedo otra que aguantar los embates del pitote de mi padrino. Y efectivamente, el dolor fue cediendo para darle paso al placer sexual, ese placer que yo nunca antes había experimentado y que ahora me parecía que no iba yo a poder soportarlo y me vinieron varios orgasmos seguidos, entonces me di cuenta aun sin comprenderlo que yo era multiorgasmica y que bastaba con tener una verga a la vista para que se me hiciera agua la boca y la panocha y saliera rápidamente la puta que vivía en mi.

Mi padrino siguió bombeando mi panochita hasta que se vino dentro de mi y cuando sentí en mis entrañas ese agradable calorcito de su leche en grandes cantidades, me vino mi ultimo orgasmo tan fuerte que estuve a punto de desmayarme, tuve que hacer un gran esfuerzo para no desfallecer por el placer recibido por esa vergota de mi padrino que hasta ese momento yo ni siquiera la había visto.

¿verdad que ya dejo de dolerte muchacha? –me pregunto mi padrino sin sacar su pito de mi cuevita.

Si padrino –le conteste casi sin voz.

Pues ahora ve a tu cuarto a asearte un poco y luego regresas aquí conmigo para que hablemos –me ordeno mi padrino sacándome al fin su gran verga.

Yo me levante toda mareada y sin voltear a verlo y medio tambaleándome me dirigí a mi cuarto.

Me lave mi panochita y me lave la cara y luego me tire en la cama por unos minutos para tratar de reponerme un poco. Mi cabeza era una olla de grillos, algo había pasado en mi mente y algo había pasado en mi cuerpo, parecía que en unos cuantos minutos había pasado de ser niña a ser mujer, claro que no comprendía yo bien lo sucedido pero si comprendía que me había gustado y que lo había gozado con un indescriptible gozo desconocido pero sumamente placentero. No sabia que pensar, así que simplemente decidí dejar que las cosas pasaran y que sucediera lo que tuviera que suceder.

Me levante de mi cama, me arregle la ropa y el cabello lo mejor que pude y me dirigí a la sala pues recordé que mi padrino me había ordenado que regresara.

Y al entrar en la sala me esperaba otra gran sorpresa, otra gran mayúscula sorpresa, mi padrino estaba sentado en el sillón, semirecostado en el respaldo con las piernas extendidas, pero la sorpresa fue que se encontraba totalmente desnudo y con su enorme verga bien parada.

No se si fue miedo o simplemente asombro pues nunca había visto a mi padrino desnudo y tampoco había imaginado que tuviera una verga tan grande y tan gruesa. Me quede parada con la boca abierta y sin saber que decir hasta que la voz de mi padrino me saco de mi ensoñación.

C O N T I N U A R A ...

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