Mi Padre y Yo

leanlo, espero les guste.

Hace ya un par de meses, en esos días en los que empezaba de nuevo a hacer calor, mis amigas y yo nos las arreglábamos para escaparnos del instituto a fumar por ahí. Siempre había alguna que se ponía remolona, pero ahí estaba Susana para incitarnos a todas a la mala vida. Lo pasábamos genial, y lo mejor de todo no era el fugarnos las clases, ni el fumar a escondidas ni nada de eso, lo mejor de todo era las risas que nos echábamos las cinco tumbadas en la hierba del parque mientras descansábamos de correr por el patio bordeando el instituto para que no nos viesen los profesores. Hablamos en nuestras escapadas de todo eso que nunca nos dejan decir en el instituto (es de monjas). Hablábamos de chicos, de sexo, de cómo estaban ya nuestros pechos, de si Marta había visto otra vez a su hermano en el baño mientras se duchaba, como aquella vez que entró y le pilló saliendo justo de la ducha con todo aquello tan grande. Porque Marta siempre decía que de todas las películas y de todas las revistas que había visto en la habitación de su hermano, no había ninguna polla tan grande como la de su hermano...eso solo conseguía que cada vez que veíamos a su hermano por el instituto o cada vez que íbamos a su casa a hacer los deberes nos quedásemos como tontas mirando ese bulto que sobresalía entre los pantalones de deporte grises que siempre llevaba Marcos....ay Marcos! Todas las chicas tenían que tener un Marcos en su vida, estábamos todas loquitas por él, y ya no solo era por lo que nos había contado Marta, que también, yo creo que todas fantaseábamos con ver lo que había visto Marta y ya en lo más profundo de nuestra imaginación hacer algo más que tan solo mirar con ese cuerpo que tiene....pero no es de Marcos de quién me propuse hablar hoy, es más bien de mi padre. Como decía (que me enrollo mucho) uno de esos días que nos escapábamos del Inst., el señor Luis nos vio salir por la puerta del gimnasio a las cinco. Ese día no dijo nada, pero al día siguiente cuando empezaba la clase de lengua, el señor Luis nos hizo quedarnos al final de la clase a las cinco. Cuando sonó el timbre y dijo que nos esperásemos las cinco bandidas de la parte de atrás, ya sabíamos lo que nos esperaba, y si llego a saber lo que desencadenaría no me habría puesto tan nerviosa. En ese momento la sangre se me subió de repente a la cabeza y a mi mente solo venía la cara de mi madre enfadándose de lo lindo por haberme pirado de las clases. El señor Luis nos dio una charla de 20 minutos explicándonos todas las cosas que ya sabíamos para terminar diciendo que no quedaba más remedio que avisar a nuestros padres de la faena que habíamos hecho. Le pedimos por favor que no dijese nada, que no volveríamos a hacerlo nunca más, y finalmente yo no se si fue por la cara de pena que poníamos todas o por la descanso y la llamada del señor Luis le pilló saliendo de la piscina, pues los Martes aprovecha para hacer un poco de deporte en el gimnasio del barrio. Mi padre tiene 38 años, creo que es de los padres más jóvenes que conozco, al menos de los de mis amigas. Siempre desde que yo recuerde ha sido un hombre atlético, no está mazado vamos, pero si que tiene músculos, así yo creo que está muy bien, de estatura es un poco más alto que yo (unos 1.80 m), y aunque cada vez lo hace menos suele aprovechar cada rato libre que tiene para echar una partida de fútbol con los amigos de toda la vida, así que desde luego que se cuida bien. Mi padre apartó la toalla y la mochila de deporte que estaba en la parte delante y me dijo que subiese. Monté en el coche después de haberme despedido de mis amigas diciendo que las llamaría por la noche. Mi padre condujo el coche a casa muy serio más de la mitad del camino sin decir ni una palabra. En el semáforo antes del puente me miró y me dijo: -Mira que eres bandida Lucía, como se entere tu madre que te estás escapando del instituto para andar por ahí con tus amigas nos la prepara en casa -Lo siento papá, no volveré a hacerlo, tan solo hemos salido alguna vez porque la clase del señor Luis es muy aburrida, pero de verdad que no lo hago más, no se lo digas a mamá. -¿Es aburrida la clase del señor Luis? -pues un poco papá, es que solo habla y habla y con ese tono de voz que tiene siempre nos adormecemos un poco.... -ja,ja,ja mira que eres LucíaSiguió conduciendo un rato sin volver a decir nada hasta que yo le pregunté: -¿se lo vas a contar a mamá? -ja,ja,ja ya veremos, depende de cómo te portas bandida... -¿sabes Lucía? Me hace mucha gracia, pero tu abuelo Manolo, lo recuerdo como si fuese hoy me dijo lo que voy a decirte yo a ti ahora: Aunque te parezca aburrido el señor Luis no es motivo para escaparte del instituto, más aburridas son otras cosas que tenemos que hacer los padres y no nos escapamos de nuestras obligaciones  -¿Tu también te escapabas de clase del señor Luis? - ja,ja,ja yo, y tu tío, y Javier (un amigo de mi padre),....¿sabes que tu abuelo me fue a buscar al mismo sitio que yo te he ido a buscar a ti hoy?, qué estabais haciendo? -Nada, solo hablábamos para pasar el ratoMi padre solo sonrió. Creo que no podía mentirle más, porque él había sido tan niño como lo era yo ahora y se acordaba perfectamente que se hacía en ese parque cuando te escapabas de clase del señor Luis...teníais que verlo! Es que es un tío más pesaoooo! Creo que no tenía que preguntar otra vez, aunque no había obtenido mi respuesta, sabía ya que mi padre no me delataría como tampoco lo hizo con él mi abuelo...podía dar gracias a que era martes el día que nos vio escaparnos el pesao del señor Luis, porque si llega a tener que ir mi madre a buscarme...todo habría sido muy diferente. Desde ese día mi padre y yo empezamos a tener una relación diferente, ahora iba más a menudo a buscarme a la salida de clase con el coche y nos pasábamos el viaje contándonos que tal el día. Yo le preguntaba cosas de cuando iba al instituto y él me contaba. Me preguntaba cosas de mis amigas, me contaba cosas de sus amigos...empecé a confiar mucho en él porque no había dicho ni una palabra a mi madre a pesar que habían llamado otro día a casa porque habíamos vuelto a reincidir. Incluso me firmaba los partes de faltas sin que mi madre se diese cuenta. Mi padre me peguntaba a menudo por Héctor. Héctor era mi novio y mi padre ya lo sabía. Era un chico de Héctor -pues...pues bien, no se! Ja,jaj,a Yo estaba poniéndome roja de vergüenza y mi padre parecía disfrutar con eso -cómo no sabes, tendrás que saber digo yo! -pues no se, ja,ja bien, está bien, nos lo pasamos bien - Pero tu disfrutas o no? - Claro que disfruto -La tiene grande Héctor? -ja,ja,ja papá! Para ya! -venga hombre, si solo es una pregunta! -pues yo creo que si, pero no lo se, nunca le he preguntado cuanto le medía! -pues un día le dices que se la mida, pero delante de ti que los chicos somos unos mentirosos y luego nunca decimos la verdad de lo que nos mide -a ti cuanto te mide? -ja, ja, ja ahora vas a ser tu el que me hagas poner rojo -anda y no puedo? -si, si preguntar puedes, otra cosa es que te responda, y baja anda que tienes que abrirme la puerta Así terminó nuestra conversación ese día Dos días después estaba en casa de Héctor. Sus padres e había ido al pueblo y Héctor me había invitado a cenar...y bueno yo no soy tonta, también me había invitado a hacer otras cosas aunque no lo había dicho. Esa noche me vestí un poco guarrilla como dice mi padre y cogí un taxi hasta su casa. Cenamos viendo una peli y después nos tumbamos en el sofá mientras comíamos unas gominolas. Héctor empezó a juguetear con un dedo (una gominola con forma de dedo) y empezó a pasarla por mis pechos. Yo me reía. Una cosa fue llevando a la otra hasta que ya no eran los dedos de gominola los que tocaban mis tetas. Héctor estaba emporrado, tenía un bulto enorme en el pantalón y yo me rozaba un poco contra él. Nos besábamos y tocábamos por todo el cuerpo. Nos fuimos desnudando y quedamos yo con el tanga solo y él con los calzoncillos. Su poya sobresalía del calzoncillo, yo miré hacia abajo y él me sonrió. -quieres que vayamos a la habitación de mis padres? -tienes condones Héctor, no vayas a dejarme con las ganas otra vez como el otro día -ja,ja,ja esta vez estoy más preparado nena -No vendrán tus padres verdad? -No vienen hasta el lunes Nos fuimos a la habitación de sus padres. Y allí seguimos con nuestros juegos, nuestros toqueteos, nuestros besos. Héctor besaba muy bien. Eso se lo tengo que reconocer, no lo hacía mal del todo. Nos desnudamos del todo y el me dijo que esperase, que iba a por los condones a la habitación de su hermano. Volvió con tres y me dijo sonriendo: -esta noche vamos a disfrutar tu y yo nena -ja,ja,ja anda fantasma! ,ja,ja,ja Se tiró de golpe a la cama y empezó a comerme las tetas. Entonces fue cuando no se por qué me vino de repente a la mente mi padre. Imaginé sin quererlo como si fuese un juego sucio de mi subconsciente que no era Héctor si no mi padre el que estaba encima de mi comiéndome las tetas, mordiéndome los pezones, acariciando mientras con su mano derecha mi coño y metiéndome su lengua en la boca mientras me decía de vez en cuando que estaba buenísima, que me iba a follar de gusto esta noche. No se que me estaba pasando, pero no quería seguir pensando en mi padre, pero no podía evitarlo. -¿pasa algo nena? -no, no pasa nada, solo que me preguntaba..... -te preguntabas que? Venga dime -es una tontería, me da un poco de vergüenza -venga! No seas tonta, dime -que... ¿cuánto te mide? -ja,jaj,a pero bueno! Y luego dicen que no os interesa el tamaño! Ja,jaj,a mira que sois las mujeres eh -que no! No es eso bobo! Es solo curiosidad, solo que me pregunté el otro día que cuanto te mediría -Ya vamos que entre las amigas comparáis quién de vuestros novios la tiene mejor no?¿ -ja,jaja anda no seas bobo! Si yo llega, es que con la regla no llega del todo ja,ja,ja -anda tonto, ven aquí que yo quiero ser el jurado Le medí la polla entre risas. Medía 17 cm. Para mí la más grande que había visto nunca -ja,jaj,a eres un mentiroso! Solo te mide 17 no 18 -será ese metro que está estropeado, se habrá dilatado por el calor -ja,jaj,a anda fantasma! -ven aquí te voy a enseñar lo que se hacer con estos simples 17 cm. Vas a disfrutar de lo lindo guarrilla! Esa noche follamos dos veces y otras dos al día siguiente (una por la mañana y otra vez más después de comer, antes de que llegasen sus padres). Al lunes siguiente mi padre vino a recogerme al colegio. Empezamos a hablar de cosas triviales y yo de repente le dije: -Ya se cuanto le mide a Héctor -A si?, y cuanto es eso?, ya sabes si es mucho o poco? -Pues la verdad es que no -pero no has dicho que ya sabes cuanto le mide? -Si, se la medí yo misma Le conté cómo lo hicimos tal cual lo he contado aquí. Mi padre reía de vez en cuando y me decía que estaba hecha una marrana. -y bien? Cuanto le medía? -Mejor no te lo digo -por qué? Mira que eres mala! -ja,jaj,a para qué lo quieres saber? -Pues para saber si a mi niña la están dejando satisfecha o no? -ja,jaja pues ya te digo yo que si -pero si has dicho antes que no sabes si es grande o pequeña, que solo sabes cuanto mide -claro pero eso es porque no tengo con qué compararlo De repente los dos nos quedamos callados sin decir nada. Mi padre siguió conduciendo mientras sonreía ligeramente. Yo me puse un poco colorada, no sabía como podía haber dicho eso. Miré hacia mi padre pero él no me miró, solo miraba al frente y seguía sonriendo. Bajé la mirada y me encontré con un bulto entre sus piernas. Quedé sorprendida. ¿Había conseguido que mi padre se excitase?...noté otra vez esa calentura como el día que nos pilló el señor Luis. Tenia que volver a mirar, tenía que confirmar que mi padre estaba excitado...porque ahora también lo estaba yo -qué miras! Ja,ja,ja estás intentando comparar conmigo o que? -que dices!.... no digas tonterías! Ahí quedó todo por el lunes. El martes era un día diferente. Mi padre descasaba como ya dije antes. Yo ese martes no tenía clase y pasaría la mañana en casa de Marta haciendo un trabajo. Mi madre si tenía que trabajar porque en el pueblo dónde ella trabaja como enfermera no había fiesta.

Continuará (SI LES GUSTO DEJENME UN COMENTARIO O ESCRIBANME A rlmc2500@hotmail.com , ESPECIALMENTE MUJERES QUE ESTEN PASANDO OUIERAN PASAR POR UNA EXPERIENCIA PARECIDA MI RELATO).