Mi padre no es un hombre fácil (1)

Un padre viudo es seducido por su única hija mujer, y la menor de sus hijos, luego de quedarse solos al independizarse todos sus otros hijos. Ella se convence al ver el historial de internet de su padre y descubrir sus fetiches intentará formar un vínculo más cercano con su papá.

Esta historia no empieza feliz, fui la última hija del matrimonio de mis padres, nací 10 años después del último de mis hermanos, no fui planeada y mis padres, en particular mi madre que era unos cuantos años más grande que mi padre, no estaban en edad de tener hijos, pero aún así, nací, mi parto fue difícil lo que hizo que mi madre perdiera la vida en él. Así que fui criada por mis 8 hermanos, y mi padre. Los más grandes de mis hermanos se fueron independizando cuando yo era chica pero durante mi infancia, siempre había alguno de ellos para cuidarme. Cuando llegué a la adolescencia, el último de mis hermanos mayores se fue, y me quedé sola con mi padre. Cómo vivíamos en un pueblo chico, para trabajar o estudiar era normal que se fueran a alguna ciudad más grande, varios vivían juntos pero bastante lejos de nosotros.

Para esta época, mi padre era un hombre ya grande, de unos 55 años, robusto, y bastante alto, con una barba de descuido, herrero y carpintero, un poco ignorante, hombre de antes, criado en el campo, con quien no tenía demasiado contacto más que el de saludarnos y hablar de alguna u otra cosa en las comidas. Pero ese año todo iba a cambiar.

Todo comenzó por el 2007 cuando uno de mis hermanos compró una PC para nosotros, así poder estar en contacto más fácilmente y con la llegada del internet al pueblo, hasta ese momento no había. Yo tenía Facebook y fotolog, y pasaba parte de mis días ahí. Y a la noche cuando me iba a dormir la usaba mi papá.

Un día mientras mi papá estaba en el taller, prendo la pc y dando vueltas encontré el historial de búsqueda de mi padre, entre otras cosas podía encontrar "videos porno" curiosa entre y lo primero que salió fueron varias páginas porno, me asusté, pero seguí buscando, mucho del porno del historial era de jovencitas, casi niñas, con viejos, al ver esas imágenes empecé a excitarme. Era una jovencita muy adelantada, siempre había visto a mis hermanos desnudos y de vez en cuando podía verlos masturbarse o  traer a alguna chica a casa, varias veces me bañé con ellos, y de muy chica ya me masturbaba. Apague la pc y fui directamente a masturbarme imaginando señores teniendo sexo conmigo. Así estuve varios días revisando los pasos de mi padre en internet, hasta que una de las páginas era de "incesto" no sabía que era, hasta que entre a la página y los vídeos decían cosas como "padre e hija tienen sexo" "mi padre maduro me hace sexo oral" "entrego mi cola virgen a mi padre" "amo tanto a mi hija que me la follo" solo los títulos me habían excitado, pero a la vez, confundido. ¿Era posible eso? Estaba bien? Mire unos cuantos videos cerré todo y fui a masturbarme, esta vez pensando en esa idea, una chica y su padre teniendo sexo. La sola idea me excitaba muchísimo así que comencé a estudiar, busque foros y redes que hablaran de eso, y encontré un foro donde llegue a consultar "soy una jovencita que quiere tener sexo con su padre, que recomiendan para convencerlo?" Y a los pocos días había más respuestas de las que podía leer. La mayoría de pajeros, pero que me dieron varios consejos, aunque me dijeron que era fácil, ya que pocos hombres podrían resistirse a su hija.

Comencé mi "operativo" de cachondeo con mi padre, empecé usando menos ropa, por ejemplo camisas largas que apenas cubrieran mi culo, y solo calzones, o remeras que dejarán ver parte de mis pequeños pechos, a rozarlo con mi cuerpo cuando podía, realmente, a diferencia de con mis hermanos, tanto él como yo no hablábamos mucho, así que empecé a hacer más interactiva s pregúntale cómo estaba, si me masturbaba dejaba la puerta semiabierta para que me vea o escuche, y lo que fue el máximo, me comencé a sentar en sus piernas, al principio respondió con un poco de incomodidad, pero poco a poco se fue acostumbrando, después de dos o tres meses, después de comer íbamos nos sentábamos en el sillón a "ver la tele" y siempre me sentaba en sus piernas, trataba de tener movimientos sutiles, y casi siempre podía notarlo erecto, todo este juego llevó a que él comenzará a tocarme, si estaba en sus piernas me agarraba el culo y lo manoseaba. Esos fueron nuestros primeros roces intencionados y correspondidos. Esto continuamente era supervisado por la gente del foro que me decía cómo continuar. Un domingo, se sentó a la mesa a leer el diario, y yo fui y me senté en sus piernas apoyando los codos sobre la mesa, de espaldas encorvada en cóncavo hacia él posando bien mi culo en su pene que poco a poco comenzó a ponerse erecto, disimule fingiendo que leía los cómics del diario, y esta vez no sólo me agarraba el culo si no que frotaba su pene, por mis nalgas (que recuerdo que solo estaba en bombachita y remera), se sentía rico, o al menos, morboso, pero frenó de repente.

_ ¿Qué estás haciendo hija? -pregunto serio, yo me asusté un poco y titubeando respondí-

_ Leo los cómics…

_ ¿Te molesta si sigo haciendo esto? -pregunto mientras me agarraba de las caderas.

_ No, se siente bien. -respondí.

Él siguió con el movimiento, la verdad es que no rozaba ningún lugar que me diera placer, pero el solo hecho de sentir que su pene estaba a milímetros de mi, me excitaba, y me empecé a mojar.

_ Te estás humedeciendo, y me vas a manchar el pantalón, ¿me lo puedo sacar?

_ Si querés me puedo sentar en otro lado.

_ No! -respondió rápido- No, ahí está bien, solo deja que papi se saque el pantalón…

Apoye mis pies en el suelo, y a penas me levanté dejando espacio para que el se saque el pantalón, no sabía que quería hacer pero era el mayor avance que había logrado, en cuanto se bajó el pantalón y quedó en boxers, y yo me volví a sentar, siempre con la vista en el diario y la espalda curvada, remarcando mi cola. El me agarró de las caderas y empezó a moverse, haciendo que su pene pase por el medio de mis nalgas, podía sentir su respiración agitada, y el movimiento, solo el morbo de sentir a mi padre erecto en mi colita me ponía a mil, pero no había ningún rozamiento que me satisfaga, de pronto aumentó la velocidad del movimiento, y sentí como una de sus manos me soltaba la cadera y se agarraba el pene, se estaba masturbando, y con la otra mano me agarraba una nalga, pronto acabó, se levantó sin siquiera decirme nada y se fue. Así que fui a mi pieza a masturbarme porque había quedado hecha un fuego, me gustaba masajear mi clítoris, pero hacía un tiempo que había empezado a meterme los dedos para estimular mi punto g, no se me daba del todo bien, al final siempre acababa cuando estimulaba mi clítoris.

Los días pasaron y nuestro mayor avance fue ese, era claro que se excitaba conmigo, y que estaba abierto a la idea, pero por alguna razón no daba el paso, se masturbaba cuando me sentaba en sus piernas pero nunca había visto su pene. Así que una noche típica después de comer, me fui a acostar mientras él se quedaba en la compu pajeandose, fui a su pieza y me acosté en su cama, lo sentí llegar al rato, estaba entre dormida, y primero estuvo unos segundos debatiendo si entrar a la cama, pero finalmente lo hizo. Durante la noche y entre dormida y despierta buscaba acercarme, pegar mi cuerpo a él y respondió de forma positiva. Me dormí y en medio de la noche me desperté mientras me estaba tocando, lo vi arrodillado al lado mío masturbándose viendo mi cuerpo casi desnudo mientras había levantado toda mi remera tapando mi cara, y yo estaba con mi torso desnudo y mi bombachita, fingí seguir dormida pero a través de la tela, podía ver como se masturbaba, por primera vez, vi su pene, no lo veía bien por la falta de luz, solo la luz de un farol de la calle y la luna iluminaba, pero al fín podía verlo un poco. Pronto acabó sobre mi cuerpo, me limpió y se volvió a acostar. Con mucho esfuerzo, seguí fingiendo hasta que me dormí. A la otra mañana me desperté y él ya estaba tomando sus mates.

_ ¿Por qué viniste a dormir a mi pieza anoche? -Me cuestionó-

_ Había una araña grande en mi pieza y me dió miedo, así que fui a tu pieza…

_ Bueno, por las dudas dormí en mi pieza por unos días si tenés miedo.

_ Gracias pa…

Ese día y los siguientes transcurrieron bajo nuestra nueva normalidad, durante la mañana él estaba en el taller, que era en la misma casa, pero una vez que se iba al taller estaba todo la mañana ahí trabajando, atendiendo clientes y eso, al medio día cortaba, y yo lo esperaba con la comida hecha, comíamos algo y nos íbamos a ver la televisión desde el sillón, donde me sentaba en sus piernas y él se rozaba contra mi cuerpo, y cuando él volvía al taller, iba y me masturbaba, supongo que él hacía lo mismo, por la noche cenábamos juntos, y yo me iba a dormir a su cama, mientras él se quedaba en la PC, durante la noche, la misma situación, el se masturbaba sobre mi cuerpo mientras yo fingía dormir y luego el se dormía. Pasamos varias semanas así con la calentura a mil, pero ambos insatisfechos, ya que el se reprimía y yo la mayoría del tiempo fingía que no entendía lo que pasaba, lo hacía en parte porque me daba vergüenza dar la iniciativa, y a él no se si vergüenza o total represión y negación. Los únicos días distintos eran los sábados y domingos porque uno trabajaba medio día y el otro no trabajaba. Y yo ya no daba más, ya no encontraba formas nuevas para masturbarme, había conseguido algo de satisfacción al improvisar un consolador, pero no era suficiente, sin decir que al estar de vacaciones pasaba todo el día en casa sin nada que hacer, tenía amigas, pero vivíamos muy lejos para ir a verlas sin vehículo, así que estaba todo el día sola, hablando con los pajeros del foro, quienes seguían la historia con mucho morbo, y siempre me alentaban, hasta que un día un usuario me recomendó bañarme con él, meterme en la ducha cuando él esté ahí, inventar una excusa, como había hecho ya tantas veces para acercarme a él. Lo pensé, lo debatí varias veces, no era que no quisiera, realmente me daba mucha vergüenza hacerlo, el entrar y verlo desnudo, no podía, se me subía el calor a la cara, así que después de mucho pensarlo, hice al revés. Mi papá era un hombre rutinario, siempre se levantaba a la misma hora aunque fuera fin de semana, siempre desayunaba, almorzaba y cenaba en el mismo horario, y hasta se bañaba en el mismo horario, a la tarde, después de cerrar el taller, así que ese mismo día, un martes, cuando escuché que cerraba el taller, me apresuré a desnudarme y meterme en la ducha, tiré toda mi ropa en el piso, para que sean mis bombachitas lo primero a la vista, deje la puerta totalmente abierta, y me metí, me mojé y enjabone lo más rápido que pude, y escuche como él entraba a la casa, como pasaba por el pasillo que conectaba las piezas y el baño con el resto de la casa, había dejado la cortina un poco abierta, para que cuando pasara por la puerta pudiera ver alguna parte de mi cuerpo asomarse. Y eso pasó, lo escuché quedarse en la puerta no podía ver que hacía solo sentir, se quedó un rato, yo a propósito dejaba que se asomara mi cola, o mi pierna por esa abertura de la cortina.

_ ¿Qué haces? -Me dijo él.

_ Me baño -Dije casi titubeando- ¿Por?

_ No es tu hora de bañarte, es la mía, me voy a quedar sin agua caliente.

_ Me dormí y me desperté recién… -Se quedó en silencio, y dude, repase las palabras en mi mente una infinidad de veces en ese segundo, pero se lo dije- Si tenés muchas ganas pasa y bañate, si re entramos los dos. -Estaba nerviosa, me cuestioné mil veces, no contestaba y cada segundo que pasaba era más difícil para mí, me empecé a sentir mal, y si me decía que no? cuánto tiempo más íbamos a estar con ese juego, ya no aguantaba más.

_ Bueno.. -Finalmente dijo, a regañadientes, estaba feliz, y nerviosa al mismo tiempo, casi que temblaba, era como cuando estudias mucho para un examen pero es oral y tenes que pasar frente a 50 personas a presentarlo, me nuble, ya no sabía qué hacer.

Oí como se quitaba la ropa, abrió la cortina y pasó, pude ver su cuerpo desnudo por primera vez frente a frente, con una mano se tapaba su pene, lo que me desilusionó, pero podía ver su pecho, era grande, y tenía panza, también podía ver como la recorría su vello y se hacía más espeso al llegar a la entrepierna, se enjuagó un poco y luego tapó la bañera para que empezara a llenarse, yo me seguí limpiando como si no estuviera ahí, y el agua empezó a subir, cuando llegó a cierta altura el se sentó en el agua, y dejó un espacio entre sus pierna, aún tapando su miembro, y yo me senté ahí, cerró la ducha y nos quedamos ambos desnudos sentados en la bañera, él recostado sobre uno de las paredes, con las piernas casi algo flexionadas, y yo sentada sobre ellas, el agua le llegaba bajo el pecho, y a mi a la cintura, ya que sentada sobre sus piernas tomaba altura, me había quedado todo el pecho al descubierto. Tomó el jabón y empezó a pasarmelo por el cuerpo, yo sentí como empezó por la espalda, con una mano pasaba el jabón, con la otra me tiraba agua, me hizo recostarme sobre él, y lo mismo al frente, me empezó a pasar jabón, con una mano, y agua con la otra, se detenía específicamente en mis tetitas, estuvo así un rato, eso me excitaba de sobremanera, siempre había tenido los pezones muy sensibles, aunque era más correcto decir que no tenía pezones, eran muy chatitos y casi que se podían confundir con la aréola, y mis tetas podrían compararse con unas ciruelas. Estaba tan excitada que sentía que no podía estar quieta, sin embargo, no movía ni un pelo, podía sentir como su pene se iba poniéndo más y más duro en mi espalda, y palpitaba, abrí las piernas mientras él seguía enjabonandome, y con su mano bajó a mi entrepierna, cuando llegó, se detuvo, tal vez dudó, pero luego siguió, me empezó a tocar y aunque no lo hacía muy bien, aplacaba mis necesidades en ese momento. Todos sus movimientos eran precavidos, como engañándose y poder creer que realmente le estaba limpiando, así que ya en un acto desesperado por al fin ser complacida, tomo su mano e indicó como tocarme.

_ ¿Segura?

_ Si

Fue todo lo que dijimos, no me preguntó si sabía que estaba pasando, si entendía las consecuencias, si era consciente de lo que iba a pasar, pero, supongo que él tampoco las sabía. Con mi respuesta, suspiró, y sentí como su cuerpo se relajaba, no había notado lo tenso que estaba, yo no miraba su cara por vergüenza, y supongo que él tampoco por la misma razón. Seguía recostada en su cuerpo, usando su torso como respaldo, dejó el jabón a un costado, y con esa mano empezó a tocarme los pechos, me rozaba con suavidad, y los apretaba ligeramente, haciendo que me estremezca cada vez que los apretaba, con la otra mano bajo el agua, y gracias a mis indicaciones, empezó a jugar con mi clítoris, lo movía al ritmo de su otra mano, empecé a gemir, lo que pude notar, que le excitaba más, por un segundo me soltó, me agarró con ambas manos por debajo de la axila me levantó y me sentó más arriba, un poco más abajo de su panza, y cuando me acomodó pude sentir como su pene pasaba por entre mis piernas rozando mi vagina, por primera vez lo estaba sintiendo, no lo podía ver bien porque estaba debajo del agua, pero lo sentía, me puso las manos sobre su pene, y al igual que yo le expliqué cómo tocarme, el me guió para poder masturbarlo, lo agarré con ambas manos, era más largo que ancho en proporción. Empecé a masturbarlo y con eso, empezó a gemir, mientras el siguió masturbandome a mi, en el calor del agua se sentía muy rico, aunque mis movimientos eran torpes bajo el agua, su respiración se iba haciendo más fuerte, y me soltó un segundo mientras lo tocaba, me cerró las piernas, las presionó entre ellas, y empezó a pasar su pene por ahí, se veía casi igual que el sexo, me excitaba aún más, yo tome su verga con mi mano, haciendo que se incline hacía mi vagina, eso hacía que me rozara el clítoris y empece a disfrutar yo también, podía sentir su respiración fuerte, mientras yo gemía suave, hasta que él acabó. Su semen se desvaneció en el agua y no pude verlo. El se quedó unos segundos quieto, y yo como seguía caliente, abrí las piernas, y empecé a masturbarme yo, supongo que se sorprendió, pero una vez recuperado, sacó el tapón de la bañera, y el agua comenzó a escurrir, me volvió a tomar como al principio y me volvió a masturbar, siguió estimulando mi clítoris, pero con sus gordos dedos bajaba y recorría toda mi vagina. Hasta que sin aviso, metió uno de sus dedos, me hizo temblar por unos segundos. Pero continuó haciéndolo, ahora con una mano me penetraba y con la otra me estimulaba el clítoris, mientras yo me tocaba las tetas. No aguanté mucho, y rápidamente llegué al orgasmo. Se quedó quieto pero luego sacó su dedo de mi interior, provocando un gemido de dolor placentero.


Hola! Este es una de las historias que me llegaron al mail luego de mi relato anterior "la leche de mi  mama"  la historia real no me pertenece, pero el relato y todos los sucesos son de mi imaginación inspirados en gran parte en lo que una chica me contó que hizo con su padre. Si alguien tiene comentarios por favor comenté y hábleme al mail urusai.sai@hotmail.com

Espero que lo hayan disfrutado.