Mi padre es el hombre de mis sueños

Desde hace años tengo un... fetiche, podríamos decir, por hombres maduros, mayores, de esos que me duplican la edad. Y es él quien encabeza la lista de mis fantasías.

¿Cuando cierras los ojos al darte placer, que te imaginas? ¿Con quién? Yo me imagino abierta de piernas, con las bragas alrededor de uno de mis tobillos, mientras mi padre me come el coño. A veces me imagino como aprovecha tenerme así para agarrar su polla y metérmela hasta el fondo, pero eso es algo más raro. Lo más habitual es que me corra mientras en mi imaginación me corro en su cara, salpicándole la barba.

Sé que es algo raro y algo indebido, quizás incluso piensas que soy una enferma, y no te culpo si lo piensas. Pero es el mejor “interruptor” para mí, no sabes lo que es estar seca ahí abajo como un desierto, irme con un chico que conocí en el bar esa noche y del que ni recuerdo el nombre y… seguir así. ¿Pero sabes que pasó cuando me imaginé que aquellos besos en el cuello eran de mi padre?

Podría decir que empecé a mojarme, pero sería mentira, me estaba empapando. Y no fue difícil, la barba rascaba como la de “mi viejo”. Estaba en el baño del bar con la falda levantada, el tanga por los tobillos y follando con el chaval, no era muy bueno moviéndose (de hecho si me hubiera dicho que había perdido la virginidad unos días antes me lo habría creído) y aún así me corrí como a los dos minutos.

Y como ese ejemplo, tengo otros tantos. Aunque creo que ya has entendido cuanto me pone la idea de hacerlo con mi padre. ¿Quieres otro ejemplo? Muy bien.

Esta mañana me he despertado empapada, con los pezones durísimos, y te aseguro que no eran por el frío. Había soñado con él. Había soñado con unas vacaciones de la familia que pasamos en la playa y en las que yo hice topless, y sé que mi padre estuvo mirándome las tetas un poco (esas cosas se notan). Pero en mis sueños me miraba mucho más, le pedía que me echara crema solar y me ayudaba a cubrirme todala piel, espalda, muslos, culo, tetas. Hasta me convence de que ya que estoy en topless debería quitarme la braguita del bañador para así tener un moreno uniforme.

En mis sueños mi padre me cubre de crema mientras elogia mi cuerpo, lo compara con el de mi madre y comenta como le gusta más el mío. Intento hacerle hablar y se va soltando, ya no habla de mi cuerpo como algo general, sino que habla específicamente de mis tetas; admite que le llaman la atención mis pezones, sobre todo las aureolas, pequeñas, a diferencia de las de mi madre; admite que le gusta como tengo depilado el coño; admite que le gusta mi culo, redondo y prieto como el de mi madre en su juventud, y se fija en el agujerito. Me pregunta si lo he hecho alguna vez por ahí. Que desvergonzado es. Y me encanta. Le respondo que sí, algunas veces lo he hecho, y lo disfruto, pero que no es algo habitual.

En mis sueños mi padre se ciega con esa respuesta y prueba a meterme un dedo por el culo aprovechando que yo estoy acostado boca abajo contra la toalla. Yo me sonrojo, pego un pequeño salto haciendo botar mis tetas y su dedo sale. Le pregunto que hace, que no he preparado para la acción. Me pide perdón, asegura que no debería haberlo hecho y se aleja de mí. Se ha atrevido por un momento. Puede volver a hacerlo.

En mis sueños me acerco a mi padre poco a poco gateando hasta él, abrazándole y asegurado que no tiene que preocuparse por lo que acaba de hacer, que no está mal, ¿qué hombre puede resistirse a un culo como el mío cuando lo tiene delante de esa forma y estoy hablando de que ya ha sido reventado? Le hago sonreír, como si mis labios formulando la pregunta le quitaran un peso de encima a él.

En mis sueños, abrazada a mi padre, empiezo a besarle el cuello con unos “muacks” sonoros, si llevara pintalabios le dejaría marca, voy subiendo hasta sus orejas y susurro que no tiene que sentirse mal por haber metido un dedo en el culo de su hija, que si alguien debería sentirse mal debería ser yo por haberme puesto cachonda no, cachondísima con eso. Vuelvo a bajar, lamiendo y besando el cuello de mi padre mientras él se tensa, intentando soportar la tentación pero incapaz de apartarme.

En mis sueños mi padre sucumbe a la excitación y no se contiene. Me pone una mano en el mentón para mirarme a los ojos unos momentos antes de lanzarse a mi boca. Es un beso guarro, en los que las lenguas dan círculos entre sí mientras las manos hacen cosas aún más guarras.

En mis sueños mis manos recorren la espalda de mi padre mientras nos besamos. Las suyas juegan con mis pezones antes de separar nuestros labios y que empiece a lamermelos, entonces sus manos me magrean bien el coño, el cabrón de mi padre sabe donde tocarme.

En mis sueños me da tanto placer que cuando bajo la mirada, por debajo de su boca llenando de saliva y placer mis pezones, veo mi coño mojando una de sus piernas. Le empujo débilmente la cabeza para separarle de mí y pongo una mano en su mentón, mirándole fijamente mientras me abro de piernas y me coloco encima de él pero asegurándome de que la cosa mojada choque con la cosa dura.

En mis sueños meto una mano dentro de su bañador y le agarro la polla, dura, palpitante y con unas buenas venas. La saco y me froto contra ella mientras le miro a los ojos con la boca bien abierta, gimiendo como una zorra cachonda y empapada, le pido por favor que lo haga, que quiero notarle dentro.

En mis sueños, a mi padre no le importa nuestra relación, ni su matrimonio, y por supuesto tampoco le importa estar en una playa, solo quiere lo mismo que yo. Disfrutar.

En mis sueños le ruego a mi padre que me la meta, y lo hace. Me concede el placer de notar su polla gorda dentro, llenándome como ningún novio o ligue lo ha hecho. Paso los brazos por detrás de su cuello, le abrazo y empujo su cara hacia la mía mientras muevo mis caderas, arriba y abajo, metiéndome y casi sacándome esa magnífica polla incestuosa (casi, por que lo que menos quiero en ese momento es perder esa sensación).

En mis sueños noto como mi padre me folla hasta casi correrse, y me propongo darle el mejor orgasmo de su vida. Noto sus huevos contrayéndose así que me decido. Tomo una de las manos de mi padre y la voy bajando por mi espalda hasta llegar a mi culo, estiro uno de sus dedos y lo pongo contra mi agujerito de atrás mientras estoy detenida en el tope, en lo alto de su polla con solo el capullo dentro mía.

En mis sueños mi padre me mete un dedo en el culo justo antes de que vuelva a montarlo, mientras le pido por favor que lo haga así, que quiero que acabe así. Abrazada a mi padre noto como se corre, como me llena el coño ya no como durante los últimos largos minutos, sino llenándome con su polla y también con su corrida.

En mis sueños ocurre todo eso, ¿pero que importancia tienen las fantasías incestuosas de una mujer cualquiera?


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